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sismos inexplicables
Se quitan apresuradamente los micrófonos y abandonan el set de la televisión surcoreana que transmite en
vivo al tiempo que las ondas sísmicas de un terremoto de magnitud 5,5 estremecen Pohang.
Fue una sacudida poderosa. Imágenes de otros lugares muestran a personas que salen corriendo de edificios
mientras las paredes se derrumban.
Una ciudad entera de medio millón de habitantes quedó conmocionada. Pero este terremoto no fue un
fenómeno natural, fue desencadenado por actividades humanas.
Esa es la conclusión de un informe publicado en marzo por un equipo de expertos que intentaron averiguar
qué causó el evento en Pohang el 15 de noviembre de 2017, con un saldo de 135 personas heridas.
Para averiguar si la actividad industrial había provocado el terremoto, los surcoreanos recurrieron a una
nueva generación de sismólogos: los detectives de terremotos.
Ellos son los encargados de analizar los registros sísmicos y los datos de la industria para ver si el temblor
fue natural o no.
Las perforaciones
Con cada vez más perforaciones y operaciones de fracking en todo el mundo, los terremotos provocados por
el hombre (o antropogénicos) se han convertido en una creciente preocupación.
Cada año se perforan alrededor de 100.000 pozos petroleros y el uso de energía geotérmica, que a veces
implica inyectar fluido en una roca caliente para generar vapor, podría aumentar seis veces para 2050.
Al eliminar grandes cantidades de combustibles fósiles o al inundar la roca fracturada con líquido, es posible
alterar el equilibrio de las tensiones subterráneas y causar un t emblor.
Si bien "en tierra firme" es un dicho muy conocido, en una escala geológica las cosas debajo de nuestros
pies nunca están quietas.
Está lleno de niveles cambiantes de material con densidades variables. Hay fallas y fracturas, a menudo con
franjas de líquido corriendo a través de ellas. Hay sedimentos, arcillas y roca de fondo.
Los habitantes sentirían un terremoto de magnitud cercana al 3 en la escala de Richter, y uno de 4 sería
suficiente para derribar objetos de los estantes.
Un evento de magnitud 5,5 o mayor causado por la actividad humana es muy raro, y aunque todavía se
considera moderado, sería suficiente para dañar edificios.
Pero a medida que Ellsworth y su equipo comenzaron a rastrear la evidencia, se supo algo diferente. Él y
sus colegas evaluaron los datos sísmicos del área, así como la información de NexGeo, que cooperó con la
investigación, sobre la actividad de perforación.
Las plantas geotérmicas funcionan utilizando calor del suelo para generar electricidad.
Hay varias formas de hacer esto. Algunas, por ejemplo, hacen uso del vapor liberado directamente de los
depósitos geotérmicos. En otros casos, la roca puede estar caliente pero no hay suficiente líqu ido para llevar
el calor a la superficie en forma de vapor. Para fracturar la roca y liberar ese calor, NexGeo planeaba inyectar
fluido en el suelo.
"Desencadenó algunos eventos muy pequeños, eventos que fueron tan pequeños que no se notaron en
ese momento", dice Ellsworth.
La perforación en realidad había cruzado una línea de falla, un límite subterráneo donde se encuentran dos
planos de tierra. El movimiento de la tierra puede ocurrir a lo largo de estas fallas. Eso es lo que causa los
terremotos.
Idealmente, las líneas de falla en áreas sujetas a perforación o inyección de fluido son conocidas y
generalmente se evitan.
En este caso, en parte porque no había indicios de una línea de falla en la superficie, el equipo de Corea
del Sur no tenía idea de en qué habían perforado. Como señala Ellsworth: "Eso fue muy desafortunado".
Si bien ha habido cierto debate sobre los resultados, sus conclusiones ya han sido aceptadas por el
gobierno de Corea del Sur, que dice que ahora desmantelará la planta geotér mica.
¿Pudo el equipo de perforación haber notado la sismicidad inicial y haber detenido la perforación justo a
tiempo?
Es posible, apunta Ellsworth, pero confiaban en un sistema de semáforo relativamente simple para
ayudarles a juzgar si la perforación era segura.
Esto implica monitorear la sismicidad y solo dejar de perforar si se alcanza una cierta magnitud de
terremoto.
Escuchar el suelo e interpretar los diversos crujidos que se producen no es una tarea fácil.
¿Cómo se hace?
A 5.500 km de distancia, en el sur de Inglaterra, un científico se vio envuelto en otro caso para detectives
sísmicos, esta vez con una operación de perforación petrolera ubicada en el campo de Surrey.
Stephen Hicks muestra una gran caja negra cerca de un enorme panel solar instal ado en un campo.
"Tenemos cinco de estos en el área", dice.
Hicks es sismólogo en el Colegio Imperial de Londres. Ha estado al frente de una investigación local que
busca encontrar la causa de una serie de pequeños sismos en el área. No es algo a lo que Su rrey esté
acostumbrado.
Pero el 27 de febrero pasado, la localidad fue sacudida por un temblor de magnitud 3,1 en las primeras
horas de la mañana.
Ese fue el más fuerte hasta el momento y, si bien no fue muy grave, sí fue un evento inusual. Reino Unido
solo tiene dos o tres de esos temblores al año.
Debido a que una empresa llamada UK Oil and Gas (UKOG) ha estado extrayendo petróleo cerca, muchos
están preocupados de que la actividad esté perturbando las antiguas fallas y causando los sismos.
Ha habido una serie de protestas en el sitio de perforación. Muchos se han dirigido a los científicos para
ver si pueden probar lo que realmente está sucediendo, lo cual es trabajo de Hicks.
"Eso es lo que llamamos el digitalizador", dice, señalando con entusiasmo una pequeña caja dentro del
cajón negro.
"Eso solo convierte la señal analógica en digital y luego podemos convertirla en velocidad, metros por
segundo o aceleración".
Tras golpear el suelo, me muestra los enormes picos que aparecen unos minutos más tarde en la gráfica
de temblores casi en tiempo real que puede consultarse en línea.
Tener múltiples instrumentos en el campo significa que el ruido incidental, por ejemplo, de los vehículos
que pasan (o del golpeteo de los científicos), puede ser descartado.
Solo cuando los temblores aparecen uniformemente en varios monitores sísmicos indica que hay un
temblor.
Desde el verano de 2018, Hicks y sus colegas han estado monitoreando las señales. Pero a diferencia de
Pohang, no parece haber algo inusual aquí.
Casi todos los 90 o más temblores que Hicks ha detectado en los últimos ocho meses son pequeños, de
una magnitud inferior a 1.
Y se están produciendo a una profundidad relativamente baja, aproximadamente 2.5 km, p ero no tan
superficial como una perforación a unos 700 u 800 metros.
No solo eso, los terremotos se han producido alrededor del área, conocida como la cuenca Weald, no de
manera agrupada cerca del sitio de perforación.
Y aunque no cree que sean inducidos por el hombre, siguen siendo interesantes, porque los terremotos
como este, a tan poca profundidad, no suelen registrarse con una resolución tan alta en Reino Unido.
Hicks ha conversado con la gente sobre lo que está sucediendo, pero por ahora se apega a su conclusión
de que los terremotos son naturales.
La preocupación pública de que los temblores puedan ser causados por el hombre se está convirtiendo en
una historia más común en todo el mundo. Especialmente cuando la actividad geotérmica o de perforación
ocurre en el mismo lugar que los temblores.
La gente se está acostumbrando claramente al concepto de sismicidad antropogénica, que puede ser
inducida por el hombre o activada.
Esta última es una condición ligeramente diferente en la que los terremotos son causados principalmente
por la actividad tectónica, pero la actividad humana tiene un rol en la forma en que ocurren.
El experto ha estudiado qué herramientas están disponibles para los detectives de terremotos cuando
intentan descubrir la causa de los disturbios sísmicos.
"No existe una receta estándar ni para identificar ningún evento, ni para descartar cualquier evento",
explica.
Él y sus colegas estudiaron el terremoto de Pohang. Señala que más datos abiertos pueden marcar una
gran diferencia a la hora de decidir si un terremoto fue antropogénico o no.
Si están motivadas para hacerlo, las compañías de perforación pueden usar hoy en día equipos de
escucha altamente sensibles que identificar "hasta el último crac", dice James Verdon en la Universidad de
Bristol.
"Esto nos da miles, o incluso cientos de miles, de puntos de datos con los que realizar una evaluación
mucho más detallada de la amenaza sísmica", explica.
Los detectives del terremoto pueden, en teoría, ayudar a evaluar la situación mientras se realiza la
perforación, no solo después del hecho, y prender la alarma si la perforación se vuelve peligrosa.
Al escuchar con atención lo que dice el terreno, las empresas y los gobiernos pueden estar mejor
equipados para reaccionar, antes de que sea demasiado tarde.