Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
PRESENTADO POR:
OMAR ANDRES LOPEZ MONTOYA.
TUTOR:
JUAN DIEGO ACOSTA OSPINA
INTRODUCCION
Dentro de la psicología social contemporánea ha tomado auge en los últimos años una
teoría que aparece como un intento de superación a los modelos conductistas y al enfoque
positivista de la ciencia psicológica. Aunque ha sido sometida a grandes críticas, la Teoría
de las representaciones sociales ha ganado seguidores que dedican su valioso tiempo a la
investigación en este campo de la Psicología. Resulta interesante ahondar en el estudio de
uno de los modelos más recientes en psicología social, que al decir de su principal
exponente Serge Moscovici, Nacido en Rumania y de origen judío, según él, es fácil captar
las representaciones sociales más no su concepto.
Moscovici publica su libro Psicología Social en Paris en 1984, sin embargo, sus trabajos de
investigación datan de mucho tiempo antes.
En la Introducción del documento en cuestión: el campo de la psicología social, Moscovici
pregunta ¿Qué es la psicología social?
Afirma que dentro de la red social existe una diversidad múltiple de individuos que
componen la sociedad del mismo modo que la materia está compuesta por una multitud de
átomos.
Es decir que sostiene la visión de que es imposible conocer lo uno, el individuo
(históricamente objeto de la Psicología) sin lo múltiple, la sociedad (históricamente objeto
de la Sociología o de la Economía) pues ambos no son dos mundos extraños entre sí. Sólo
existen separadamente como abstracción.
Dice Moscovici que toda ciencia intenta responder a algunas de las preguntas que se
formulan los hombres: “La física, a la pregunta ¿qué es la materia o el movimiento? La
biología, a la pregunta: ¿qué es la herencia? O bien ¿por qué existe la vida? La cosmología,
a la pregunta: ¿cuáles el origen del universo? Y así sucesivamente. De manera similar, la
psicología social – en mi opinión al menos - se ha ocupado y sigue haciéndolo de un solo y
único problema: ¿por qué se produce el conflicto entre individuo y sociedad?
Algunos estudios de Psicología Social en los Estados Unidos pierden su personalidad al
estudiar fenómenos de este tipo con independencia uno de otro.
Moscovici define así –preponderantemente- a la psicología social:
“La psicología social es la ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad” y
seguidamente hace una aclaración muy interesante: “de la sociedad externa y de la sociedad
que lleva adentro”, es decir que ha internalizado, que se representa en el escenario de su
subjetividad. Es decir, el modo en que yo, como docente me represento a mi clase de
alumnos, a esta microsociedad, es muy diferentes al modo en que cada alumno “la lleva
adentro”.
signos que circulan en la sociedad, con la semiología que, según el propio Saussure, forma
“parte de la psicología social y, por consiguiente, de la psicología general”.
Como ya he mencionado, los entornos culturales en los que nacemos y alcanzamos la
madurez influyen en nuestro comportamiento, pero eso no significa que los seres humanos
no podamos tener libre albedrío y elegir. Incluso se podría decir que simplemente nos
acoplamos a unos moldes preestablecidos que la sociedad tiene preparados para nosotros.
El hecho de que desde el nacimiento hasta la muerte interactuemos con otros condiciona,
sin ninguna duda, nuestra personalidad, los valores en los que creemos y el comportamiento
que desarrollamos.
Para terminar se puede concluir que la psicología social, aunque estudie los procesos
sociológicos y psicológicos independientemente uno del otro, también trata de explicar los
fenómenos que suceden simultáneamente. Y para que haya una reacción colectiva y una
misma visión del mundo se deben de reunir una variedad de aspectos que se obtienen
dependiendo del entorno en el cual se desarrolla y que se asemeje con los demás.
Se trata de una rama de la psicología que determina el modo en el que funciona la sociedad
y la manera en que tiene lugar la interacción social. Una definición general de la psicología
social afirma que esta es el estudio científico de los pensamientos de las personas, de sus
sentimientos, de sus acciones, y de la forma en que estos son afectados por otros
individuos. Fundamentados en esta afirmación, los psicólogos sociales buscan, entre otras
cosas, investigar y comprender la naturaleza y las causas del comportamiento de las
personas en situaciones sociales.
La mayoría coincide en señalar a Comte entre los antecesores de la Psicología Social. Muy
pocos mencionan a Marx, y casi ninguno reconoce la influencia de Saint-Simons (Siglo
XVIII-XIX), señala Torregrosa (1974), que en Saint-Simons se da una concepción de la
realidad social y de la perspectiva que debe adoptarse para su estudio que son socio –
psicológicos. De los postulados de S. Simons se origina una bifurcación en sociología que
va a consistir en el desarrollo por un lado del positivismo y por el otro del marxismo.
Marx recoge de S. Simons la línea que interpreta la realidad social en función del progreso
(totalidad social, antagonismo de clases).
Tanto A. Comte como K. Marx ambos herederos de S. Simons sientan las bases de la
Psicología Social, uno reconocido e identificado como tal otro prácticamente desconocido o
conocido y no identificado como parte de ella.
Antecesores sociológicos del S.XIX en Europa. John Stuart Mill (1806-1873), planteó la
necesidad de crear una nueva ciencia (etología), que pusiera en relación los postulados de la
sociología y la psicología. Hebert Spencer (1820-1903), incide a través de su doctrina
evolucionista y de los planteamientos derivados de ella, sobre la relación individuo – medio
ambiente.
Tres sociólogos europeos del S.XIX aparecen como claves: Gabriel Tarde, Gustavo Le Bon
y Emilio Durkheim. Tarde trabajo con los fenómenos de imitación y sugestión sobre la
interacción social. Le Bon desarrollo una psicología de las multitudes describiendo
fenómenos particulares que se dan en las muchedumbres. Durkheim planteó la necesidad de
crear una ciencia que se ocupara de estudiar la distinción entre consciencia individual y
consciencia colectiva.
Los aportes de estos tres autores han dado origen a la escuela francesa de una psicología
social con enfoque sociológico. Moscovici los aborda y reformula la idea de las
representaciones colectivas de Durkheim en términos de representaciones sociales que
revive la psicología de las masas a partir de los planteamientos de Tarde y de Le Bon.
Se identifica a William James, fundador del Pragmatismo y fundador, junto a Dewey del
funcionalismo Americano. James aporta la concepción de hábito, unidad de estudio de la
Psicología Social.
Los tres escenarios económico, político y cultural, plantean enormes retos para la
psicología social - política y en especial para una psicología comprometida con la
emancipación y la construcción de un mundo más justo. En lo económico, en lo político y
en lo cultural, “a no ser que sea reprimida y domesticada, la globalización negativa
convierte a la catástrofe en algo inevitable. …nosotros podemos hacer lo inevitable evitable
y quizá así lo inevitable terminará por no acontecer” (Baumann 2006, entrevista).
Desde el punto de vista estrictamente prospectivo, uno de los temas más importantes hacia
el futuro es configurar algunas formas de realización internacional que nos permitan
conocer y establecer de qué manera los principios de la psicología pueden tener algunas
dimensiones de carácter universal (etc), lo cual pienso que tendría que ver con la dimensión
científica académica. Por otra parte, en el plano de la formación profesional es donde muy
probablemente tienen mucha importancia los fenómenos de la realidad propia. Creo que
tenemos que buscar el desarrollo de la psicología en estas dos dimensiones intentando que
de una y otra forma podamos establecer una serie de acuerdos universales para el desarrollo
académico y científico de la psicología, respetando al mismo tiempo las diferencias
socioculturales que deberían marcar la formación profesional (Villegas, Julio (2002).
En los tiempos que corren, albores del Siglo XXI, y pasadas cronológicamente hablando un
promedio de tres décadas desde la época de mayor producción de trabajos por Martín Baró
(1983), mantiene vigencia una sencilla expresión suya: “perspectiva latinoamericana”.
¿Qué puede hoy significarse desde tal perspectiva y qué implicaciones tiene? Hace
referencia también a una “psicología social en uso” para someter a crítica “el enfoque
global que adopta (la Psicología Social más tradicional) sobre el objeto de su estudio”; su
crítica central se dirige al tipo de problemas estudiados y a los sujetos que definen estos
temas como problemas, es decir, para quiénes son problemas, y al tipo de respuestas que los
psicólogos sociales dan a ellos.
Luego de examinar algunos escritos que se dieron entre los años 80 y 90 entre Moscovici y
el grupo de psicología social, presta especial atención a los de este grupo de defensa de los
enfoques discursivos. Luego de esbozar brevemente su historia presenta la idea de que es
espacio conceptual de la psicología social que define en dos ejes los cuatro cuadrantes
resultantes. El primer eje está relacionado con la importancia otorgada a la representación
mental. La segunda está relacionada con las diferentes hipótesis sobre el origen del
significado - social o individual.
En los años setenta en Europa la idea de una Psicología social era distinta; la psicología
social europeo se mantuvo viva en Bristol y algunos esperaba en París. En América del
Norte el credo oficial de una psicología social experimental ya tenía simultáneamente
sustituido variables de comportamiento de los cognitivos y había dado lugar a los primeros
críticos (Gergen, 1973), de encontrar un lugar dentro de la psicología social de los años
setenta significaba que había que tener en cuenta tanto a Europa y América. Por lo tanto, es
absolutamente claro que la teoría de la Representación Social es conveniente tanto para
aquellos que no hablan francés y para los que viven en América del Norte y también está
claro que en ese momento preveía la Teoría de la Representación Social, (SRT), como
compatible con la cognición social, y tenía como objetivo la conciliación de la teoría de la
evolución de investigación y la Teoría de la Representación Social. Él por lo tanto, pone de
relieve el eje que comparte SRT con la cognición social – y la importancia otorgado a la
representación mental. Los esfuerzos realizados en el área de influencia social son
obviamente, reconocidos, en el hecho de que Moscovici es el autor del capítulo sobre la
influencia social. Reconoce que para emitir "una psicología social” coherente es
precisamente uno de los objetivos propugnados de teoría de las representaciones
sociales. Sin embargo, es el análisis del discurso, que ofrece una psicología social
sistemática no cognitivo como una alternativa a la cada vez más variedad omnipresente
cognitiva.
manera errónea.se puede presentar en cualquier familia, de cualquier clase social, una
forma de prevenirla, es alentando a toda la comunidad a que hay que tenerse respeto, que
tenerse respeto, que todos somos iguales y que a pesar de todos nuestros problemas, nuestra
familia es la única que siempre nos apoyará y ayudará en todo, por eso hay que respetarla y
protegerla, aunque seamos los menores de esta, todos somos elementos importantes, y si
sufrimos de violencia, hay mucha gente que nos ayudará a pasar el mal rato y salir de este
problema.
La Influencia Social: Tiene que ver con el bienestar social, en la que interviene los
procesos económicos, políticos, sociales, culturales, pero fundamentalmente en cuanto a
servicios de allí la influencia en nosotros las estadísticas. La violencia intrafamiliar, este
tipo de violencia está basado en las reacciones inequitativas entre el hombre y la mujer, o
sea que se influencian de generación en generación según su cultura, por lo que se hace
necesario enfocarla desde la perspectiva de género, que nos permita identificar claramente
la diferencia entre sexo como una función biológica natural que diferencia al hombre y a la
mujer y el género concebido como el comportamiento social del hombre y la mujer, es
decir lo femenino y masculino, y es justamente aquí donde estos patrones de
comportamiento social transforman la diferencia sexual en una desventaja social, ya que
posesiona a los géneros en asientos diferentes en donde el poder se enfatiza hacia uno de
los géneros, usualmente el masculino, y donde la negociación en la resolución de los
conflictos de la vida diaria parece no tener cabida
Con frecuencia se hace mención de los efectos psicológicos a los que se ven expuestas las
víctimas directas de violencia intrafamiliar, especialmente las más vulnerables sin embargo
poco se habla acerca de las consecuencias que trae para un niño el ser espectador de un
evento de este tipo y en este sentido se comprende que el niño es una víctima indirecta de
las dinámicas de violencia intrafamiliar, (Patró y Limiñana, 2005).
Se trata de hacer notoria la necesidad de crear un proyecto a gran escala desde las escuelas
porque es muy seguro que el castigador de hoy sea el verdugo del mañana. Para persuadir
desde la infancia que la violencia es el mal más agudo que daña la sociedad desde su
estructura como lo es la familia, Es desde ahí que se debe trabajar en esta población que es
la más vulnerable y la menos escuchada, tanto como por el cuidado del menor, como por el
futuro de un potencial adulto castigador y abusador. Víctimas directas e indirectas (testigo)
cuentan con características personales y contextuales que les permiten afrontar la situación
y continuar con el curso normal de su vida (efecto primario), dichas características son los
mecanismos de defensa que tienen como efecto secundario mantener la perpetuación del
ciclo de la violencia en la familia.
Las interacciones familiares están influenciadas por factores sociales, culturales,
emocionales, comportamentales y de la organización familiar que han favorecido el
mantenimiento del fenómeno de la violencia como protagonista, (Rubiano y otros, 2003)
especialmente en las creencias acerca de algunas características dadas culturalmente al rol
que debe ser asumido por cada uno de los miembros de la familia: Hombre (dominante),
Mujeres y niños (sumiso); y por la normalización y justificación de la violencia al interior
de la familia como forma de solución de problemas (Patró y Limiñana, 2005).
Violencia y trauma
Expresiones de poder o dominio hacia cualquier miembro de la familia, por lo general se
manifiestan con el maltrato físico, sexual o psicológico, mediante fuertes golpes, patadas,
castigos excesivos, abuso sexual, gritos, expresiones que comunican menosprecio,
exposición a conflictos graves, de igual forma la falta de atención, aceptación y cuidado
hacen parte del repertorio de actos de violencia intrafamiliar teniendo efectos en el
desarrollo emocional y social de los niños (Amar y otros, 2004). Esas manifestaciones de
violencia por lo general son percibidas como una amenaza para la vida, se presentan por
largos períodos de tiempo, tienen una alta frecuencia e intensidad en el ambiente familiar y
constituyen escenas en las que el niño reacciona con altos niveles de miedo e indefensión;
una vez tienen lugar estos eventos se producen cambios psicológicos facilitando la
emergencia del trauma infantil. (Trauma tipo II según la clasificación propuesta por Terr,
1991 o trauma complejo, según clasificaciones derivadas del Trastorno de estrés
postraumático del DSM-IV).
En principio, los niños son víctimas frente a los actos violentos. Se consideran como
víctimas directas en el caso en que ellos han sido receptores directos de dichos actos; o
víctimas indirectas (testigos) cuando los han presenciado entre sus padres u otros miembros
de la familia (Sepúlveda, 2006). Ambos tipos de víctima pueden desarrollar traumas.
2. Social: Es probable que haya dificultad para comunicarse y establecer vínculos más
estrechos, expresando miedo y desconfianza y de esta forma evitar reexperimentar algún
sentimiento asociado al evento violento.
Las características personales en desarrollo que tienen niños con trauma psicológico pueden
tener consecuencias a largo plazo, manteniendo de forma no deliberada o consciente1
dinámicas de violencia intrafamiliar, debido a que es culturalmente construida. Y tienen
como efecto secundario la perpetuación de la violencia en el núcleo familiar.
Hay otras características personales y contextuales que permiten a estos niños adaptarse de
forma satisfactoria a los ambientes familiares inseguros (Henry, 1999 citado en Amar, J y
otros, 2004):
1. Lealtad hacia los padres, 2. Normalización del ambiente abusivo, 3. La invisibilidad del
abusador, 4. La autovaloración y la visión de futuro. Sin embargo, algunos de estos
mecanismos ubican a los niños en situaciones que permiten perpetuar la violencia en el
sistema familiar, ya que suponen una asunción sumisa y pasiva de su rol de hijo; pasiva en
cuanto a las creencias culturales acerca del rol con respecto a los adultos y especialmente
frente al hombre que ejerce con dominancia y agresividad (Amar, J y otros, 2004).
De acuerdo con lo anterior, 1. La habilidad de los niños de separar las conductas abusivas
de sus padres de las del rol de “buen padre” se hace evidente cuando defienden sus acciones
y creen firmemente que éstos los aman (por medio de disociaciones, y de la asunción de
culpabilidad e inferioridad en la interacción); 2. Tienden a normalizar el ambiente abusivo
de la casa, permitiéndoles mantener un equilibrio en un ambiente inseguro y poco confiable
(apoyado por la facilidad para imaginar que hay situaciones bellas mientras ocurren actos
de violencia); 3. Se ausentan y tratan de permanecer en lugares distantes al del agresor
(Henry, 1999, citado en Amar y otros, 2004); 4. También hacen autovaloraciones, teniendo
una actitud de esperanza, visualizando un futuro positivo, teniendo sueños, metas e
iniciativas. Dichas expectativas pueden reducir el grado en el que un menor percibe un
evento como amenazante o aversivo logrando sobreponerse (Amar, J y otros, 2004).
CONCLUSIONES
La violencia intrafamiliar es entendida en términos de dinámicas en las cuales cada rol tiene
una función y una responsabilidad.
Es necesario identificar y caracterizar la responsabilidad que cada rol tiene o asume;
teniendo en cuenta que éste tiene implícito aspectos culturales y personales.
Los niños que son víctimas directas e indirectas de violencia intrafamiliar tienen
alteraciones en su funcionamiento y desarrollo psicológico, las cuales se manifiestan al
constituir características personales que permiten la protección de la integridad propia,
permitiendo, de forma indirecta, que se mantenga una dinámica de violencia en el entorno
familiar.
Es necesario generar conciencia acerca de las interacciones familiares conflictivas cuyo
sistema de resolución de problemas es la violencia.
[1] En no decide mantener las características de su rol en función de la perpetuación de la
violencia intrafamiliar.
Referencias bibliográficas
Amar, J., Abello, R. y Kotliarenco, M. (2004) Ensayos en Desarrollo Humano. Vol. 5.
Centro de investigaciones en desarrollo humano CIDHUM. Ediciones Uninorte.
Barranquilla.
Aracena, M., Castillo, R., Haz, A.M., Cumsille, F., Muñoz, S., Bustos, L, Román, F.(2006).
Resiliencia al maltrato físico infantil: variables que diferencian a los sujetos que maltratan y
no maltratan físicamente a sus hijos en el presente y que tienen una historia de maltrato
físico en la infancia. Revista Latinoamericana de Psicología. Vol. 38 No. 2. May/Ago.
Bogotá.
Kelly, M. e Indart, G. (1997). Impacto emocional de los niños testigos de violencia En
Maltrato infantil: prevención y atención. Campaña por el buen trato. Asociación Afecto
contra el maltrato infantil. Editado por Fundación Fondo de Publicaciones Universidad
Sergio Arboleda. Pág. 138-153.
Limiñana, R. M., Patró R. (2005) Víctimas de violencia familiar: Consecuencias
psicológicas en hijos de mujeres maltratadas. Anales de psicología. Vol. 21, nº 1 (junio), 11-
17
OPS (2003). Informe general sobre la violencia y la salud. Tomado de http://www.mex.ops-
oms.org/contenido/cd_violencia/documentos/informemundial_completo.pdf en marzo del
2009
Perrone, R y Nannini, M (1997). Violencia y abusos sexuales en la familia. Editorial
Paidós, México
Rubiano, N., Hernández, A., Molina C y Gutiérrez M. (2003). Conflicto y violencia
intrafamiliar. Universidad Externado de Colombia. Bogotá.
Sepúlveda, A. (2006). La Violencia de Género como causa de Maltrato Infantil. En Cuad
Med Forense. Vol. 12(43-44). Pág. 149-164.
Terr. L. (1991).Childhood Traumas: An Outline and Overview. En Horowitz, M (1999).
Essential Papers on Posttraumatic Stress Disorder. New York University Press. Pág. 61– 81.