OBSTÁCULOS EPISTEMOLÓGICOS.

BACHELARD
Bachelard identifica elementos psicológicos, como errores de razonamientos, prejuicios o
pre-concepciones, que impiden o dificultan la apropiación del conocimiento objetivo en la
percepción de la realidad, por la insuficiencia de los órganos sensoriales o el uso inapropiado
de instrumentos en la investigación de fenómenos naturales.

Hay que tener en cuenta que cuando se está frente a una situación desconocida o nueva, hay
una serie de prejuicios de experiencias directas con las que se tiende a relacionar con el nuevo
fenómeno. Es por ello que como Bachelard lo afirma: “Cuando se presenta ante la cultura
científica, el espíritu jamás es joven. Tener acceso a la ciencia es rejuvenecer espiritualmente,
es aceptar una mutación brusca que ha de contradecir a un pasado”.

Los obstáculos epistemológicos que el autor describe están relacionados con la experiencia
primera, conformada por la información alojada en los primeros años de la vida intelectual
que se alojan de manera inconsciente sin sufrir ninguna crítica y por tanto es muy difícil crear
nuevos conocimientos que vayan en contra de las mismas. Por otra parte, el obstáculo verbal
se refiere a los hábitos verbales cotidianos del investigador y al facilismo con el que realiza
la definición de conceptos.

El espíritu científico tiene tres etapas de maduración en los que se va definiendo su capacidad
para comprender y hacer ciencia. A cada una de estas etapas de maduración del espíritu
científico, le corresponde un estado del alma según sus intereses. La primera es la etapa
concreta, a esta le corresponde un estado “pueril” del alma, como la de un niño; toma al
pensamiento como una distracción o pasatiempo. Se caracteriza por glorificar la naturaleza
y darle mayor peso al conocimiento que se adquiere a través de ella. La segunda etapa es la
concreta-abstracta, y le corresponde un estado del alma (mal) llamado “profesoral”, porque
combina sus experiencias físicas con abstracciones. La última etapa es la abstracta, en la que
el ejercicio del pensamiento es un deber científico.

Así pues, en el dominio científico se reclama la paciencia del lector para apreciar la dificultad
de una tarea que se propone analizar lo complejo. Lo complejo son los misterios que en la
incoherencia de una mala voluntad intelectual se maquilla la realidad. Es por ello que debe
haber un despertar del espíritu en formación por aquellos misterios prohibidos. Como el autor
lo expone, “ya que el libido es misterioso, todo lo misterioso despierta al libido. En seguida,
se ama el misterio, el misterio se hace necesario”. La lectura exige pues temas de misterio y
forjar una atmosfera de lo desconocido.