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Escuela Politécnica Superior de Elche

GRADO EN INGENIERÍA DE TECNOLOGÍAS DE TELECOMUNICACIÓN

SISTEMAS ELECTRÓNICOS DE ALIMENTACIÓN

Unidad Didáctica 2: Instalaciones Fotovoltaicas

v.1.01
3.1.Clasificación de las instalaciones solares fotovoltáicas

• El principal objetivo de una instalación fotovoltáica es el de generar


electricidad, bien con el objetivo de alimentar cargas directas, o con la
idea de generera una red de generación distribuida que inyecte en la
energía producida en la red de distribución/transporte formando
parte como un generador del mercado eléctrico de un país o polo.
• De este modo, las instalaciones solares fotovoltáicas (ISF) pueden
clasificarse en instalaciones aisladas de la red de distribución, como
sistemas de potencia autónomos capaces de abastecer
energéticamente a un sistema. Y por otro lado en instalaciones
conectas a la red de distribución/transporte eléctrico, como
instalación productora, en la que se máximiza la producción con el
objeto de obtener un rendimiento económico por la venta de energía
eléctrica.
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3.1.1. Aplicaciones Aisladas. Sistemas de potencia autónomos.

• Un sistema fotovoltáico aislado o autónomo se trata de un sistema auto-


abastecedor, ya que aprovecha la irradiación solar para generar la energía
eléctrica necesaria para el funcionamiento de una instalación. Ejemplos de
estas las encontramos en aquellos servicios en los que, debido a la
ausencia de red eléctrica convencional (bien porque no existe o porque sus
costes de ampliación son muy elevados o debido a la singularidad del
sistema (móvil, distribuido, …), no es posible dotar a la instalación de
suministro convencional. Los sistemas más frecuentes que están sometidos
a estas características los encontramos en:
• Aplicaciones de telecomunicaciones: Telefonía rural, vía radio; repetidores
(telefonía, televisión, datos, …) redes privadas de comunicación.
• Electrificación de zonas rurales y aisladas: Viviendas aisladas, granjas, zonas de
regadío y cultivo, países y regiones en desarrollo, …
• Señalización: se aplica a señales de tráfico luminosas, parquímetros, estaciones de
alquiler de bicicletas y vehículos sostenibles.

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3.1.1. Aplicaciones Aisladas. Sistemas de potencia autónomos.

• Puntos de recarga aislados: cargadores solares móviles, estaciones de recarga de vehículos


eléctricos (fotolineras), …
• Alumbrado público: instalación de puntos aislados diseminados en zonas fuera de núcleos
urbanos consolidados que requieran de un alumbrado especifico (pasos de peatones,
glorietas, alumbrado de puntos de recogida RSU, …
• Otras aplicaciones: juguetes, alumbrado de jardines, industria aeroespacial, …
• Una característica esencial en este tipo de instalaciones radica en el hecho de que
la instalación generadora debe de garantizar el suministro eléctrico en todo
momento, por lo que está sujeta a la demanda de la instalación que pueden o no
coincidir con la producción, por lo que es necesario dotar a este tipo de
instalaciones de elementos reguladores y de almacenaje de la energía con el
objetivo de mantener el suministro en cualquier circunstancia (alta demanda
puntual, periodos de baja o nula irradiación, …). En este tipo de instalaciones, el
parámetro principal de diseño será garantizar el suministro, aunque esto
signifique realizar un diseño que no maximice la generación. Un ejemplo de este
tipo de instalaciones sería el diseño de un bombeo para riego solar, en el que se
prioriza la producción y autonomía en las épocas de sequía.

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3.1.2. Aplicaciones conectadas a la red.

• En este tipo de instalaciones, la generación de energía no está destinada a


abastecer las necesidades energéticas de un consumidor, sino que es
vendida al organismo encargado de la gestión del mercado eléctrico del
páis, en el caso de España y Portugal al MIBEL. A diferencia de las
instalaciones aisladas, en las que el parámetro de diseño es la autonomía
de la instalación, en las instalaciones conectadas a red el objetivo principal
radica en generar la mayor cantidad de energía. Dicho de otra forma, este
tipo de instalaciones buscarán maximizar la producción anual de energía,
por lo que la instalación se diseñará buscando aquella configuración que
implique una mayor generación total anual.
• En este sentido, en función del tamaño de la instalación (potencia nominal)
y del tipo de retribución de su venta, cabe distinguir entre dos tipos de
instalaciones generadoras conectadas a la red:

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3.1.2. Aplicaciones conectadas a la red.

• Centrales fotovoltaicas y huertos solares:


• Este tipo de instalaciones suelen tener una potencia superior a los 100kWp siendo la
producción destinada exclusivamente para venta, al igual que otros productores de
energía como pueden ser las centrales de ciclo combinado, las centrales hidráulicas, las
centrales nucleares, … Normalmente están operadas por empresas y su conexión
siempre se realiza en alta tensión (>1000V) en las redes de distribución o transporte
según sea la potencia a evacuar en la red.
• Instalaciones fotovoltaicas para autoconsumo y venta:
• Normalmente son instalaciones con una potencia inferior a los 100kWp, en las que parte
de la energía producida es autoconsumida por otras instalaciones que pertenecen al
productor y otra parte es vertida a la red con o sin retribución, según normativa
específica del país. En el caso de España, este tipo de instalaciones están sujetas al RD
900/2015. Un ejemplo típico de este tipo de instalaciones puede variar desde una
pequeña instalación de una vivienda unifamiliar que complementa el consumo que hace
de la red con la que le proporciona su ISF, hasta una industria con una instalación que
sirva para reducir costes de energía y proporcionar un beneficio en periodos de baja
producción.

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3.2. Componentes de una ISF.

• En función del tipo de instalación, aislada o conectada a la red, está contendrá más o
menos elementos que permitan un correcto funcionamiento de la misma. No obstante,
ambos tipos de instalaciones comparten elementos comunes que son básicos para la
producción de energía, diferenciándose exclusivamente en la forma de operar de algunos
de estos elementos y en la necesidad o no de almacenar la energía producida, caso de
una instalación aislada.
• De manera general, una instalación solar fotovoltaica (ISF) estaría formada por los
siguientes elementos:
• Módulo fotovoltaico: Es el elemento primordial de la instalación. Convierte la energía del sol en
energía eléctrica (corriente continua). Está formado por la unión de diversos paneles, para dotar a
la instalación de la potencia necesaria. En las entradas siguientes trataremos los tipos de módulos
que existen.
• Regulador de carga: Es el nexo de unión entre los paneles solares y los elementos de consumo de
la instalación. Se encarga también de proteger a los acumuladores ante sobrecargas. Proporciona
a su salida la tensión continua para la instalación. Fija el valor de la tensión nominal a la que
trabaja la instalación.
• Batería: La batería está solo presente en instalaciones autónomas. Proporciona energía a la
instalación durante los periodos sin luz solar o sin suficiente luminosidad. Acumula energía para la
instalación.
• Inversor: Convierte la corriente continua del sistema en corriente alterna, a 220V de valor eficaz y
frecuencia de 50 Hz, igual a la de la red eléctrica. Alimenta los aparatos que trabajan con corriente
alterna.
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3.2. Componentes de una ISF.

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3.2. Componentes de una ISF.

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3.2.1. El panel fotovoltáico.

• La célula solar fotovoltaica es el dispositivo capaz de capturar la energía del


sol y convertir parte de esa energía en electricidad. Existen diversas
tecnologías de células fotovoltaicas con sus particulares características y en
distintas fases de desarrollo. Hay tecnologías muy maduras, como las
células mono- y poli-cristalinas utilizadas ampliamente desde hace tiempo
en aplicaciones terrestres, mientras que otras son de reciente desarrollo y
se dispone de menor experiencia con ellas.

• Exceptuando algunas aplicaciones de muy baja potencia (calculadoras,


relojes, etc.), las células solares fotovoltaicas se asocian y encapsulan en
módulos fotovoltaicos que será el elemento constructivo utilizado para la
implementación de los sistemas solares fotovoltaicos. La potencia, tensión
y corriente de un módulo fotovoltaico dependerá del número de células
solares asociadas y de las condiciones de trabajo (radiación, viento,
inclinación, etc.). La radiación incidente y la temperatura de trabajo de las
células fotovoltaicas determinan mayoritariamente los parámetros
eléctricos de operación de un módulo fotovoltaico.
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3.2.1. El panel fotovoltáico.

• Para incrementar la energía generada es habitual la utilización de más de un módulo fotovoltaico


formando lo que habitualmente se denomina “el campo solar fotovoltaico”. Mediante la conexión
eléctrica adecuada de los módulos fotovoltaicos se pueden alcanzar los niveles de potencia
necesarios para cualquier aplicación, existiendo sistemas desde los pocos de vatios (como en
algunas señales de tráfico) hasta del orden de los megavatios (grandes parques fotovoltaicos o
huertas fotovoltaicas). Las características eléctricas de un campo solar fotovoltaico se determinan
a partir de las características del módulo solar fotovoltaico utilizado en su construcción y teniendo
en cuenta cómo se han efectuado las conexiones eléctricas entre los módulos.
• Las características eléctricas de un campo solar fotovoltaico deben ajustarse a las características
eléctricas de la entrada de corriente continua (entrada DC) del convertidor electrónico que
controla el punto de trabajo del campo solar fotovoltaico. En el caso más habitual de un sistema
de conexión a la red de suministro eléctrico de alterna (AC o alternate current), el convertidor
electrónico utilizado se denomina inversor o convertidor DC/AC.
• De todos los posibles puntos de trabajo del campo solar fotovoltaico, el punto de máxima
potencia o PMP es un punto singular dado que en ese punto de trabajo el campo solar
fotovoltaico genera la máxima energía para unas condiciones de operación determinadas
(radiación solar, temperatura, viento, etc.). Es por ello que para optimizar la generación de
energía del sistema fotovoltaico resulta necesaria la inclusión de sistemas de seguimiento del
punto de máxima potencia (MPPT o maximum power point tracking) en los convertidores
electrónicos que controlan el punto de trabajo eléctrico del campo solar.

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3.2.1.1. La Celúla Fotovoltáica. Efecto Fotoeléctrico.

• Las células más utilizadas para generación de electricidad son las de silicio
cristalino. El silicio es un material semiconductor, con lo que sus propiedades de
conductividad eléctrica están entre los conductores y los aislantes.

El modelo atómico de Bohr representa los electrones en orbitales de


creciente energía; cuando proporcionamos energía al átomo un electrón
puede pasar de un orbital a un orbital superior; cuando el electrón <<cae>> a
un orbital inferior, se libera energía en forma de fotón con una determinada
longitud de onda.
El material más utilizado en la fabricación de células solares es el silicio
(Si), que posee cuatro electrones de valencia. Para crear un campo eléctrico
en este tipo de semiconductores se unen dos regiones de silicio tratadas
químicamente, llamada unión “p-n”.

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3.2.1.1. La Celúla Fotovoltáica. Efecto Fotoeléctrico.

• Como quiera que la zona N era en principio neutra y al colocarla junto


a la zona P pierde electrones libres, hace que cada vez vaya siendo
más positiva, mientras que la zona P, al perder huecos, se hace cada
vez más negativa. Así aparece una diferencia de potencial entre las
zonas N y P, separadas por la zona de unión que es neutra.

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3.2.1.1. La Celúla Fotovoltáica. Efecto Fotoeléctrico.

• Si una unión PN, de características especificas, está expuesta a la luz


del sol, los electrones de la red absorben los fotones. La energía que
aportan estos fotones (hv) rompe enlaces y forma pares electrón-
hueco; el campo eléctrico de la unión hace que los electrones migren
hacia la región N y los huecos hacia la P.

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3.2.1.1. La Celúla Fotovoltáica. Efecto Fotoeléctrico.

• Si en el borde exterior de la región N y de la P situamos sendas


conexiones eléctricas y las conectamos a través de una resistencia,
por dicho circuito fluye corriente eléctrica.

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3.2.1.1. La Celúla Fotovoltáica. Efecto Fotoeléctrico.

• Mediante este proceso, según la energía del fotón que incide sobre la célula pueden plantearse
tres situaciones:
• La energía del fotón es inferior a la energía necesaria para pasar un
electrón a la banda de conducción: el fotón interacciona débilmente
con la célula fotovoltaica, atravesándola como si fuera transparente.
• La energía del fotón es igual a la energía necesaria para pasar un
electrón a la banda de conducción y el fotón interacciona con un
electrón: se absorberá toda la energía del fotón y se producirá un
electrón libre, porque hay posibilidad de establecer una corriente
eléctrica.
• La energía del fotón es superior a la energía necesaria para pasar un
electrón a la banda de conducción y el fotón interacciona con un
electrón: se absorberá parte de la energía del fotón para producir un
electrón libre y el resto se transforma en calor, por lo que el sistema es
menos eficiente. Al igual que en el caso anterior, hay posibilidad de
establecer una corriente eléctrica.

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3.2.1.2. Estructura de una célula fotovoltáica.

• La célula fotovoltaica suele estar formada por dos capas de


semiconductores con dopados diferentes. La capa sobre la que incide la luz
solar es de tipo N, dopada generalmente con fósforo; la capa inferior es de
tipo P, dopada con boro.
• Para poder extraer energía es necesario conectarla eléctricamente. En la
capa inferior se introduce una capa conductora de plata o de aluminio. La
conexión de la capa superior se realiza en forma de peine para dejar pasar
la luz solar.
• Una célula convencional se fabrica mediante una capa P con un espesor de
entre 100 y 500 micras, sobre la que se difunde una fina capa N con un
espesor de entre 0,2 y 0,5 micras para obtener una unión PN. Esta
estructura evita una rápida recombinación de los pares electrón-hueco
generados en el interior.
• La superficie de la célula se termina con un acabado de texturización, a
forma de pequeñas pirámides, para mejorar su rendimiento óptico.
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3.2.1.3. Tipos de células.

• Debido al auge de la tecnología fotovoltáica, existe distintos tipos de


células basadas en el empleo de materiales semicosnductores. No
obstante, las basadas en silicio son las más utilizadas, estando
relegadas el resto a aplicaciones de investigación o su uso en industria
aeroespacial. De este modo las células, principalmente, pueden ser:
• De Silicio monocristalinas (c-Si)
• De Silicio policristalinas (mc-Si)
• De capa delgada:
• Silicio amorfo
• CuInSe2/CdS
• CdTe/CdS
• De AsGa / AsGaAl
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3.2.1.3. Tipos de células.

• La tecnología del Silicio monocristalino (m-Si) ha ocupado durante años el primer


lugar en porcentaje de implantación en el mercado. Su principal ventaja es la
eficiencia (15 al 21%), muy superior al resto en las aplicaciones terrestres más
comunes. Su proceso de fabricación, igual al seguido para obtener las obleas de Si
de otros dispositivos semiconductores (fabricación por zona flotante o por el
método de Czochralski) resulta costoso debido a la alta pureza y la gran cantidad
de material activo empleado, con un elevado gasto energético en su fabricación.

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3.2.1.3. Tipos de células.

• Las células policristalinas se producen al verter silicio líquido a una


temperatura elevada en moldes o recipientes de forma cuadrangular.
El silício se enfría hasta formar bloques sólidos, que aparecen como
trozos de silicio monocristalino. La masa que se obtiene se corta en
barras rectangulares que se trocean en finas placas, para formar una
“colcha de retales” de moléculas de silicio monocristalino. Ya que esta
tecnología es la mejor de las que se conocen y es relativamente
asequible, las células policristalinas siguen siendo las más utilizadas.
• La tecnología del Silicio policristalino (p-Si) ha permitido en los
últimos años el despegue del sector económico de la energía solar
fotovoltaica de conexión a red de suministro como elementos de
generación de energía eléctrica distribuida. El coste de fabricación es
algo inferior al del monocristalino y la eficiencia obtenida es similar
(del orden del 16%).
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3.2.1.3. Tipos de células.

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3.2.1.3. Tipos de células.

• Las células con tecnología de película fina se imprimen en el vidrio en


muchas capas delgadas, para así formar los módulos deseados.
Fabricarlos requiere menos material que producir las células
cristalinas porque no es necesario cortar. Además, basta con laminar
uno de los lados porque están “pegados” a un cristal por el otro lado
durante el proceso de producción.

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3.2.1.3. Tipos de células.

• El Silicio amorfo (a-Si) resulta económico de fabricar pero la alta


degradación que sufre este material respecto a la potencia eléctrica
generada han impedido su comercialización masiva hasta el momento
actual. Recientes tecnologías de “lámina delgada” que están en
distintas fases de desarrollo presentan eficiencias entre el 6% y el
10%. Su coste por vatio-pico de módulo es inferior al del Silicio
policristalino pero su coste de instalación es superior puesto que hay
que montar más módulos y precisan de más superficie para una
misma potencia instalada. Pueden ser útiles en grandes zonas donde
el coste del terreno sea reducido (huertas solares) y puede ayudar a
presionar a la baja el precio del Silicio policristalino. Con unos costes
similares a los del silicio amorfo encontramos otras tecnologías como
las que usan otros materiales semiconductores (Cd, Te, C, I, Se,…), con
eficiencias que pueden llegar a valores cercanos al 15% en algunos
casos.
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3.2.1.3. Tipos de células.

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3.2.1.3. Tipos de células.

• El arseniuro de galio(AsGa) es el elemento idóneo para la fabricación


de células fotovoltaicas, debido a que presenta un alto coeficiente de
absorción. En su forma monocristalina, puede llegar a alcanzar un
rendimiento práctico de hasta un 25%. El mayor problema, para su
utilización, es su poca abundancia en la naturaleza, por lo cual la
relación costo - rendimiento de estas células es muy alta.

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3.2.1.3. Tipos de células.

• Las células de Sulfuro de Cadmio y Cobre son células compuestas por


una capa de sulfuro de cadmio (SCd) y otra de sulfuro de cobre
(SCu2). No presentan un buen rendimiento, pero sí una alternativa
económica, debido a su facilidad de fabricación y a sus bajísimos
costes de producción. Estas células están en proceso de investigación,
para solucionar los problemas de envejecimiento.

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