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Nureya Abarca
Profesora
Escuela de Administración
Pontificia Universidad Católica de Chile
Clase 1
LA INFLUENCIA DE LAS EMOCIONES EN EL LIDERAZGO
Las organizaciones son comunidades de seres humanos, y como tales tienen por
definición en su esencia las relaciones interpersonales.
El concepto de liderazgo ha evolucionado desde modelos que han enfatizado los
rasgos de personalidad del líder hasta modelos que se basan en la relación entre un
líder y su equipo. Actualmente, podemos considerar el liderazgo como la capacidad
de una comunidad humana para crear su futuro (Peter Senge, 2004). Básicamente
esto nos dice que el liderazgo no lo podemos centrar en los talentos y atributos de una
persona en particular sino en una relación entre personas. Es por lo tanto un proceso
social, en el que el líder interviene para establecer conexiones entre personas y lograr
objetivos y metas. Por lo mismo se debe invertir en lazos que unan a las personas
positivamente y en profundidad. Esto significa que las habilidades que se requieren
para dirigir personas tienen un polo de desarrollo muy diferente al que
tradicionalmente se ha asociado con el liderazgo. En la literatura se ha planteado la
disyuntiva que tiene el líder entre ser temido o querido. Evidentemente ninguna de
estas opciones responde a las nuevas formas de liderazgo que requieren las
organizaciones, sin embargo nos recuerda lo importante que pueden ser las
emociones. Podemos apreciar que una visión moderna del liderazgo debe considerar
como elemento sobresaliente la inteligencia emocional.
El líder emocionalmente inteligente cuenta con las competencias para influir en otros por
medio de la gestión de las relaciones, comunicándoles de manera efectiva el beneficio y
las ventajas que se obtendrán al encaminarse a la visión planteada. También es capaz de
inspirar y convencer a otros. Pone en práctica su creatividad al alinear la visión común con
la posibilidad de desarrollo y crecimiento de cada uno de los miembros del equipo.
El problema con ser solamente exigente y matón con las personas es que se producen
al menos tres costos: el primero es sustentabilidad a largo plazo. Cuando las personas
no quieren trabajar con Ud. y lo hacen sólo por necesidad, se irán apenas puedan
hacerlo. Entonces va a tener un problema en la retención de sus colaboradores. Pero
aun si logra retenerlos, ellos no trabajarán al máximo de su capacidad por mucho
tiempo. Este es un costo visible.
Otros costos son menos visibles, estos son la calidad y el compromiso. Si las
personas no son felices, ellos no se comprometerán. Si no se comprometen entonces
la calidad va a sufrir. Esto se puede reflejar por ejemplo, en un pobre servicio al
cliente, lo que va a significar una pérdida de clientes y por lo mismo un mayor gasto en
“marketing”.
Un tercer aspecto que es aun menos visible afecta a aquellas firmas que dependen de
la creatividad, si los gerentes lo único que hacen es acosar a las personas, éstas no
podrán resolver problemas con originalidad. Entonces se estará perdiendo la energía
creadora, ¿Se imagina ser creativo cuando la emoción que lo inunda es el miedo?
Si los costos son tan altos, ¿por qué habrá tantos gerentes que siguen este estilo
matonesco? Una de las razones puede ser que con este estilo se obtienen ganancias
visibles a corto plazo, se logran cifras altas de desempeño en el siguiente período, y lo
que se pierde solo se verá a largo plazo.
Con este tipo de gerentes a lo más se llega a ser una buena empresa nunca una
superior.
Es muy frecuente tenerle miedo a las emociones que experimentamos y por lo mismo
nos asilamos en aquello que nos es más conocido y manejable, lo racional. Esto a
pesar de entender que las emociones juegan un papel muy importante en nuestras
relaciones interpersonales y que afectan la mayor parte de las decisiones que
tomamos. Esta contradicción afecta en mayor medida a los que tienen un rol de
autoridad o jefatura, por lo mismo se teme emprender un camino de aprendizaje de las
emociones y se piensa que no es posible mejorar en este campo.
En este curso los invitamos a descubrir lo que la inteligencia emocional le puede
aportar no solo en su estilo de liderazgo sino que también en su calidad de vida.
Para lograr este objetivo seguiremos un plan de desarrollo de algunas de las
habilidades de la inteligencia emocional, empezando por identificar y evaluar aquellos
componentes que le son más necesarios de entrenar.
La inteligencia emocional (IE) es medible y, aún más, se puede entrenar, como se
verá en las próximas clases. A los alumnos participantes se les invita a someterse a la
prueba de autoevaluación de la IE, disponible para estos efectos en la página Web del
curso, y desarrollar más adelante un plan de trabajo, basado en esta evaluación