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DESARROLLO MORAL EN EL PERÚ

Haciendo una retrospectiva de cómo ha ido evolucionando el aspecto social,

político, educativo y económico en el Perú en las últimas décadas, caemos en cuenta de

una situación bastante delicada, la cual no solo nos lleva a reflexionar, sino también

invita a tomar acciones inmediatas con el fin de (a corto o largo plazo), menguar las

consecuencias de un Estado y sociedad embargados en la corrupción y en la

transgresión corrosiva; la cual altera las relaciones sociales, deviniendo en cambios de

los códigos de conducta y demás vejaciones propias de una institucionalidad y sociedad

significativamente deterioradas. Entonces, ¿Qué sabemos desde la psicología y otras

disciplinas, sobre el desarrollo moral? ¿Cómo contribuyen dichas disciplinas, en

especial la psicología, en el contexto peruano?

Todo esto forma parte de la cultura, específicamente en su acepción que explica

la disposición del ser humano a la creación libre de sí mismo y de su entorno, siendo

esto último, el elemento constitutivo de lo que denominamos moral (Bacigalupo, 2017).

Cabe hacer una distinción en la terminología que emplea la filosofía a las palabras ética

y moral, siendo necesarias tener expresiones diferentes para explicarlas

independientemente, una de la otra. Es así que: uno que forma parte de la vida cotidiana,

que viene a ser la moral y, por otro lado, uno que reflexiona filosóficamente sobre este

saber moral, que es la ética (Cortina, 1997, p. 116-117). Se entiende a la moral como

un conjunto de principios, prohibiciones, mandatos, patrones de conducta, ideales y

valores que conjuntamente son parte de un sistema relativamente coherente (Cortina &

Martínez, 2008). Es decir, un estilo de vida, que no afecta solo a la individualidad de la

persona, sino también a toda su comunidad.


La psicología ha sido gestora de conocimientos sobre el desarrollo del ámbito

moral. Trabajos como los del psicólogo suizo Jean Piaget, quien entiende a la moral

como aquella dinámica e interrelación de las demandas de la vida social con las

estructuras cognitivas y afectivas de la persona (Piaget, 1972, 1968), en contraposición

a Freud, quien pensaba que el pensamiento moral no era un proceso autónomo racional,

sino el resultado de fuerzas inconscientes (Sampson, 1998). Sobre la base de los

principios de Piaget, es Lawrence Kohlberg, quien afirma que el acto moral “deriva

principalmente de un proceso de razonamiento y juicio moral basado en el principio

universal de justicia” (Kohlberg, 1984, citando en Delgado & Frisancho, 2015, p. 60).

Kohlberg establece seis estadios por los que toda persona va ascendiendo en el proceso

de desarrollo del juicio moral. Dependerá en el estadio en el que la persona se

encuentre, para entender distintas maneras de razonamiento (Kohlberg, 1992).

En este sentido, una persona se convierte en agente moral

solamente cuando puede elaborar juicios morales con pretensiones de

objetividad y cuando rige sus acciones a partir de normas que reconoce

como valiosas y que autónomamente elige seguir y respetar. (Delgado

& Frisancho, 2015, p. 60)

Si enfocamos el desarrollo moral en el contexto peruano, es inherente hablar del

contexto educativo y político. Éste último, es el que mayor notoriedad ha tenido,

especialmente en los últimos años, comprendidos por al menos 5 gobiernos de turno, los

cuales, uno tras otro, se han visto inmersos en casos de corrupción. Al respecto,

Gonzales (2005), describe:

La vigilancia de los gobernantes de Estados modernos se basa en

el contrapeso entre los poderes del Estado, donde el ejecutivo es


vigilado por el Congreso y ambos son vigilados por el Poder Judicial, a

través de un ordenamiento jurídico y una organización institucional

instrumental, todo lo cual parece tener el Perú. Sin embargo, la clave

para que este complejo sistema funcione es que las autoridades y los

funcionarios del Estado se comporten sobre la base de un código ético y

una moral ciudadana que los hagan cumplir sus funciones, que ejecuten

fielmente lo que dicen las normas y utilicen los recursos del Estado de

manera proba, es decir, que tengan una moral pública que no solo les

otorgue legitimidad y reputación, sino que además generen una cultura

cívica que promueva oportunidades para todos de manera abierta y

democrática, y aliente con el ejemplo comportamientos éticos. Esto no

existe en el Perú. (p.9).

Esta problemática, se encuentra adherida al sistema político de hoy en día, a

consecuencia de los determinantes de desigualdad.

El aspecto educativo, se puede decir con certeza, que es el tejido institucional y

futuro social y potencial peruano. El mismo que se halla debilitado en nuestro país. Los

factores son muchos, entre ellos; los índices de pobreza, condiciones de desventaja o

falencias en la inclusión educativa, así también como el eterno problema de las

infraestructuras. Sin embargo, ¿qué hay con el sentido o el desarrollo de la ética y

moral en este sector?. Pues según el Currículo Nacional para la Educación Básica

Regular del Ministerio de Educación (2017), existe una prioridad de los valores y la

práctica de la ciudadanía de los estudiantes con el fin de plasmar en la realidad el

ejercicio de sus derechos y deberes. Marcando así una pauta en cuanto a los

lineamientos generales de la educación, donde el desarrollo de la moral se encuentra


presente. Ya anteriormente, en el año 2005, se creó el Plan de Emergencia Educativa, el

cual implementó el programa: Propuesta Pedagógica para la Formación Ética, el cual

revelaba el contexto poco alentador en cuanto a la formación moral, principalmente

(Ministerio de Educación, 2005, citado en Frisancho, 2005). Han pasado más de 10 años

de dicho suceso y aunque se habla de tener mesura en cuanto a resultados objetivos,

existen ciertas evidencias de un programa que empieza a generar cambios notorios,

como una mejor percepción de la corrupción y sus consecuencias negativas en los

estratos sociales (Cotrina & Cahuata, 2017). Al respecto, Lind (2007), citado en Cotrina

& Cahuata, (2017), señala:

La importancia de la educación moral nos muestra que las personas

deben aprender a juzgar la realidad adecuadamente y no solo desde un

punto de vista técnico. Es así, que tanto la educación básica como la

superior, vienen desde hace algunos años, sobrevalorando la formación

técnica o intelectual de los alumnos. (p.34).

Es entonces necesario buscar un equilibrio entre al abordaje y enseñanza de la

formación intelectual, con los principios para educar desarrollando competencias

morales y ciudadanas.

Así mismo, se entiende que la actual realidad social, en este caso; la peruana,

tiene una repercusión en el desarrollo moral de los ciudadanos en general; niños,

jóvenes y adultos. Está claro que, en el aspecto político actual, las doctrinas con

componentes éticos, prácticamente han desaparecido, y poco o nada se puede hacer al

respecto. Pensar, por ejemplo, en la administración pública, la cual debe existir para

servir al interés general de sus habitantes, como cosa de todos, cuando en realidad se

gestiona como “cosa nostra”. Es por eso necesario que estos funcionarios y
administradores públicos, se formen bajo un razonamiento ético y moral. Generando

una cultura alterna en las condiciones económicas y políticas.

Finalmente, si bien es cierto, la familia es el eje y responsable de los primeros

pasos en la sociabilización de un individuo y su principal transmisor de valores, es la

escuela el principal gestor de los mismos, cuya función (entre otras) es incorporarlos a

los educandos, influyendo de manera activa en su desarrollo moral. Bronfernbrenner

(1977, 1979, 2001) y Elias y Dilworth (2003), citado en Frisancho (2011), señalan:

Los programas de educación moral y ciudadanía requieren una

aproximación ecológica, y que las investigaciones señalan a esta la

única manera de lograr el desarrollo y bienestar de los niños, así como

el avance en sus competencias sociales, morales y ciudadanas. (p.8).

Esto quiere decir, que la escuela ha dejado de ser un simple campo de aplicación

de conceptos y metodologías para convertirse en un hecho fundamental al propio

desarrollo moral y humano.


REFERENCIAS

Bacigalupo, L. (2017). Un vistazo a la cultura moral del Perú contemporáneo.


Recuperado de https://www.adeprin.org/un-vistazo-a-la-cultura-moral-del-peru-
contemporaneo/

Cortina, A. (1997). El mundo de los valores: “Ética mínima” y educación. Bogotá:


Editorial Códice.

Cortina, A. & Martínez, E. (2008). Ética. Madrid: Ediciones AKAL

Cotrina, M. & Cachuata, B. (2017). Desarrollo del juicio moral según el plan de
estudios de dos universidades de Arequipa. Revista Psicológica de la Universidad
Católica San Pablo, 7 (1), 33-47. Recuperado de http://ucsp.edu.pe/investigacion/
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Delgado, E. & Frisancho, S. (2015). Capacidades, derechos humanos y diversidad


cultural: una aproximación desde la psicología del desarrollo moral. Fronteras, 2(1),
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Frisancho, S. (2005). La Educación Ética en el Perú. Aportes de la psicología evolutiva.


Recuperado de http://repositorio.pucp.edu.pe/index//handle/123456789/11868

Frisancho, S. (Octubre de 2011). Formación moral y ciudadana en la educación básica.


En P. Morgan (Presidencia). III Foro Nacional, ¿Qué aprender en ciencia y
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Lima. Recuperado de
https://www.academia.edu/3620092/Formaci%C3%B3n_moral_y_ciudadana_en_la
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(1), 5-10. Recuperado de http://revistaargumentos.iep.org.pe/ articulos/distribucion-
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Kohlberg, L. (1992) Psicología del desarrollo moral. Bilbao, España: Editorial Descleé
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Ministerio de Educación. (2005). Propuesta pedagógica de formación ética. Lima:


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