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Como los niños de corta edad rara vez son capaces de definir y expresar sus emociones,
puede resultar difícil para los padres identificar la ansiedad en sus retoños ya que ésta se
manifiesta de diferentes maneras. Sin embargo, de acuerdo con Pelini, existen
algunas banderas rojas que facilitan la identificación.
Entre esas banderas están el llanto cada vez que tiene que ir a la escuela o justo antes de
su clase de natación o de béisbol; manifestarse extremadamente pegajoso al cuerpo de
papá o mamá cuando está a la expectativa de tener que realizar una actividad solo y no
querer que los padres desaparezcan de su vista.
Si alguna de las anteriores señales se manifiestan, el primer paso para ayudar al niño(a)
a manejar la ansiedad es “enseñarle a identificar que está sintiendo y dejarle saber que
es normal estar ansioso(a)”.
En esta estrategia, el punto clave es estar seguros que el hijo o la hija comprenda que la
ansiedad es una emoción normal que puede manejarse y que cuando éste(a) se sienta
ansioso(a) debe realizar alguna de las actividades que lo calman.
3. No proteger ni menos sobre proteger
La sobre protección puede empeorar las cosas. Así que en lugar de proteger o sobre
proteger al menor de situaciones que le provocan ansiedad, Pelini dice que hay que
ayudarlo a enfrentar todo lo que desencadena su estado emocional.
“Con pequeños pasos se puede motivar al hijo a salir de su zona de confort hablando de
las situaciones que provocan su ansiedad, repasando los peores escenarios posibles y
haciendo una exprese varias ideas sobre las reacciones apropiadas a estos escenarios:
‘¿qué es lo peor que puede pasar?’, ‘¿qué crees que harías?’, ‘¿qué pasar si …? ‘,’¿qué
puedes hacer si …?‘, son algunas de las pregunta a hacerle al menor para que el mismo
se conteste y aprenda cómo calmarse”, dice Pelini.
Pisa con cuidado cuando empujes a tu hijo fuera de su zona de confort. No ayuda a un
niño ansioso que necesita su presencia dejándola sola en una fiesta. Sin embargo, usted
la tranquiliza al reducir gradualmente el tiempo que pasa con ella durante sus eventos
sociales.
Los estudios evidencian que los padres propensos a la ansiedad son más propensos a
criar niños con trastornos relacionados con ésta. Es así que, de acuerdo con la experta, el
mayor problema que enfrentan los padres con este tipo de disposición es usar estrategias
ineficaces en el intento de proteger a su hijo de la ansiedad. Y para prevenir esto, los
psicoterapeutas recomiendan que los padres sanen sus traumas de infancia y lidien con
sus miedos.
Otro punto importante es saber cuándo deberían alejarse de la vista del hijo cuando
están ansiosos, ya que, los menores adoptan comportamientos de padres, al ser estos sus
primeros educadores.
“Se debe recordar que la forma como un hijo reacciona ante las situaciones depende en
gran medida de cómo los padres reaccionan ante éstas”, asegura Pelini. “Elegir ser más
optimista sobre cómo se perciben los eventos de la vida diaria y no calificarlos siempre
como situaciones peligrosas o irresolubles ayudará a disminuir la ansiedad en los hijos”.
5. Buscar ayuda
La ansiedad infantil, lamentablemente, puede ser señal de problemas más serios. Así
que de notar que un hijo manifiesta este comportamiento, la experta recomienda buscar
ayuda profesional si: