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Contenido
PRIMERA LECCIÓN ................................................................................................................................................. 2
LECCIÓN SEGUNDA ................................................................................................................................................. 5
LECCIÓN SIGUIENTE .............................................................................................................................................. 9
TERCERA LECCION .............................................................................................................................................. 13
LOS CRITERIOS DE EVALUACIÓN: DISTINTOS ELEMENTOS PARA TENER EN CUENTA. ..... 16
EL FACTOR HUMANO EN LA EVALUACION ............................................................................................... 19
MODELOS DE EVALUACION
PRIMERA LECCIÓN
Se presenta el programa.
Las bases cotidianas de la evaluación.
Antes que pensar en el vínculo que tiene la educación con la evaluación, debemos pensarla
como un fenómeno distinto a la educación; las educación es una de las muchas instituciones
sociales que responden a procesos evaluativos, desde el aula de clases hasta el nivel
institucional de las listas de evaluación institucional de todas las instituciones educativas y
las acreditaciones tan vigentes en la actualidad; podemos incluso afirmar, que parece
estarse educando en función de la evaluación. Es en últimas la evaluación la que valida o
rechaza al ciudadano en ciernes si se entiende –como ha pasado muchas veces–, la
educación como un proceso para la inclusión de unos individuos al sistema social. Pero no
solo encontramos una evaluación formal y evidente: nuestros controles sociales implican un
complejo sistema evaluativo que nos indica lo aprobado o reprobado socialmente.
Naturalmente, la evaluación está también implicada en los criterios que usamos para la
elección de productos y servicios, los cuales estamos valorando a través de diversos
criterios y juicios de valor.
Talvez sea necesario distinguir la evaluación en educación desde el sentido que adquiere la
evaluación en la relación enseñanza/aprendizaje: Nuestro sistema escolar parece poseer un
esquema evaluativo que podemos describir con alguna soltura en tanto todos pasamos por
él: existe un modelo de legislación interna o institucional donde el estudiante aprueba o
pierde las asignaturas de acuerdo a la relación establecida con una medida estadística en la
que se comparan los niveles de concordancia entre los contenidos tratados en un tiempo
determinado y los resultados de los estudiantes en los momentos de evaluación. Como se
puede ver, la intención de la evaluación en este sentido tradicional y corriente, no tiene
relación directa con el proceso de aprendizaje/enseñanza, al contrario, mantienen una gran
distancia.
Poco a poco veremos cómo los modelos de evaluación no son más que las formas como se
pretende verificar un modelo educativo, pedagógico o formativo en un esquema
institucional. En la medida en que la educación se ha convertido en una instancia de
características empresariales, los modelos evaluativos se extienden no sólo al aprendizaje,
también se hace un asunto didáctico y de contenidos, ello con el fin de mejorar la calidad de
la educación, convirtiéndose luego en un proceso dialéctico, que se retroalimenta
constantemente de los valores, saberes y demás elementos que componen el acto educativo.
Quisiera recalcar que hay un proceso judicial y financiero en esta concepción del evaluar:
se gana o se pierde la asignatura, y si la inversión no fue la correcta, entonces se puede
perder el curso completo y el tiempo usado para ese curso. No sobra pensar en todas las
cuestiones que encadena tal forma de evaluar, el condicionamiento social que trae consigo
este tipo de evaluación y el olvido que implica centrar en una evaluación punitiva todos los
esfuerzos de la educación. 1
1Al trasladarme al salón de clases, ¿Qué significa que les diga que ya tienen la más alta valoración, o que
perdió la materia? ¿Cuáles son las implicancias educativas o formativas que contiene este tipo de
afirmaciones?
Sin embargo, la enseñanza como labor del maestro (además de la propia cualificación),
exige de éste la voluntad de hacer una práctica consciente y metódica de sus procesos de
enseñanza y la verificación del aprendizaje de sus estudiantes, con los recursos y
condiciones disponibles, lo cual no es igual a hacer un trabajo pobre o incompleto. Es
entonces obligatorio pensar en lo que estamos haciendo en función de la evaluación y en
todas aquellas implicaciones que estamos pasando por alto, especialmente en lo que se
refiere a la enseñanza de la filosofía. Podemos poner algunas preguntas para la discusión
sobre este último punto:
Esta medida se hace en función de lo que el maestro quiere saber sobre su estudiante: desea
saber cuánto sabe de algo, en tanto haya respondido las preguntas con aparente suficiencia;
no importa, mientras no sea descubierto, si hizo fraude o si tuvo suerte, si lo que respondió
concuerda con lo que sabe o si tuvo un mal día en el que no pudo estudiar o no logró hacer
encajar lo estudiado con el examen. Se mide algo que el maestro considera manifiesta que
el estudiante está en condiciones de dominar un conjunto de saberes y habilidades y para
ello el maestro ubica dentro de una escala al estudiante, quien sabe que estar en
determinado lugar implica un estado en el conocimiento y un prestigio frente al grupo y al
maestro. Está entonces en un lugar en el que se lo pone como mejor o peor, pero en el que
no se sabe realmente si sabe… muchos quedan estigmatizados por sus resultados en las
pruebas, pero no por lo que realmente saben pues no hay posibilidad de saber qué ha
aprendido realmente el estudiante.
Aquí podríamos afirmar casi con indignación que la valoración así establecida es producto
y responsabilidad del maestro, quien hace así las veces de juez de los estudiantes: es quien
tiene potestad para dar o quitar el triunfo o el fracaso, la fama o el status de un estudiante.
También podríamos achacar al estudiante una posición similar, en tanto está interesado en
la posibilidad de la aprobación por encima de su aprendizaje, a veces sin tener en cuenta los
medios para lograr tal fin. No sobra decir que estamos ante un complejo organizativo social
en el jugamos nuestros papeles con el fin de adquirir o mantener el status ideal dentro de
una institución: el maestro que califica por lo bajo y reprueba a todo el mundo, es un tirano,
y quien no evalúa y aprueba a todos, es un gran maestro. Concluimos que estamos en una
situación de particular juego de roles en la evaluación. Discutir esto y ampliar las estampas.
Relaciones de:
Evaluación y el conocimiento, ¿es posible enseñar o hacer aprender el conocimiento
científico?
Evaluación y aprendizaje, ¿la ciencia se aprende?, ¿se aprende ética?,
Evaluación y aprendizaje
Evaluación y formación.
En ese sentido, la evaluación es ante todo un proceso de carácter educativo, esto es, se
espera que tanto el estudiante como el maestro aprendan de la evaluación, cuál es su
situación respecto al proceso de enseñanza/aprendizaje.
Evaluación diagnóstica.
¿Cómo sabemos el nivel de un estudiante en un contenido curricular? Nuestra primera
indicación es hacer evaluación inicial o diagnóstica2. ¿Qué es establecer un diagnostico? Se
trata de conocer las condiciones en las cuales el estudiante comienza un proceso, cuáles son
sus conocimientos previos necesarios para el curso, en qué nivel de desarrollo de
competencia está, lo que le hace falta para iniciar tal o cual proceso. ¿Qué preguntar? ¿qué
debe hacer? ¿qué indica lo que entrega el estudiante en la hoja de respuestas?
Obsérvese que lo primero que surge son preguntas sobre al menos tres elementos
necesarios para poder hacer el diagnóstico: en primer lugar, debe haberse un nivel básico de
saberes y competencias demostrables por el estudiante para adelantar el curso, lo que se
debería certificar con la aprobación de cursos precedentes. En segundo lugar, se supone que
es absolutamente claro lo que se espera lograr con el curso, esto es, se ha establecido el
cuerpo de contenidos y las competencias que se espera alcanzar, no solo con los contenidos,
sino a través de las actividades propuestas, tanto para el aprendizaje como para la
evaluación. En otras palabras, nos encontramos ante el proceso previo de la planeación del
curso y la preparación de las clases. En tercer lugar, es necesario tener en cuenta el sistema
de evaluación, tanto en lo institucional como en la generalidad del sistema educativo
estatal.3
Discutir esto.
2 Es importante aclarar que la evaluación diagnostica es tan solo una herramienta indicativa de las
condiciones iniciales del estudiante y, por tanto, es un instrumento para iniciar el proceso evaluativo.
3 Quedan pendientes algunas cuestiones como por ejemplo, la unicidad de criterios entre maestros para
¿La evaluación es sobre el rendimiento del estudiante? (ojo con esta afirmación ¿el
estudiante rinde? Es relación a la exigencia de una educación donde hay un ritmo específico
de enseñanza y el estudiante debe adaptarse al proceso). Se debe dar en función del alcance
que tiene el aprendizaje del estudiante al relacionarse con la asignatura. “Para esto hace
falta multiplicar las fuentes de información, sea cual sea el recurso que se emplee (pag
68)” la idea es ampliar el panorama que nos permita conocer el lugar, la forma, los modos
como puede expresarse tal o cuál saber ha alcanzado, las habilidades, las competencias… la
información en un solo formato de evaluación apenas recoge algunos indicios acerca del
modo en que está aprendiendo el estudiante y la mayoría delas veces no refleja ningún
saber.
¿Que decisiones se toman respecto de esa situación de la evaluación? Recordar las formas y
modelos de evaluación.
“Una evaluación que pretenda ser formativa en la escuela debe estar mas próxima a la
búsqueda de conocimiento (sobre la enseñanza y el aprendizaje, e indirectamente sobre el
centro escolar) y mas próxima a la interpretación y al análisis critico y constructivo bien
informado que al juicio que se supone conlleva cualquier acto de evaluación y que
habitualmente suele descansar, de cara a la evaluación de los alumnos, en la información
detallada que dan los exámenes” (70)
¡Ojo con la situación de la causalidad! La idea de la evaluación es que existe
correspondencia entre los conocimientos que se evalúan y los formas en que estos son
evaluados.
¿Qué tan objetiva puede ser la evaluación si existe la diferencia entre el aprendizaje y la
enseñanza y, sobre todo, si de hecho lo enseñado no es objetivo?. Ni las pruebas tipo test, ni
las orales, o las preguntas de tipo abierto están propuestas para recoger información
objetiva sobre el conocimiento con el que se está tratando.
¿Evaluamos en función de un ánimo formativo? ¿Cuáles son esos principios que alimentan
nuestra actividad educadora? ¿Queremos formar, instruir, educar?
La evaluación es para aprender, debería ser un modo de aplicación del aprendizaje. Difiero
de la posición romántica del autor, que no define sino que engloba en muchas cosas
ninguna cuestión. Considero que en ese sentido de hacer parte del aprendizaje la educación,
es necesario entonces que el currículo, los contenidos y las estrategias didácticas sean
evaluables, o estrategias de evaluación o posean articulaciones para la evaluación. Esto nos
orienta necesariamente hacia la evaluación por competencias y hacia la enseñanza mediante
problemas.
Evaluación inicial.
Es la evaluación que se hace para reconocer el estado de los conocimientos de los
estudiantes, frente al proceso que deberían llevar respecto del programa general de la
materia.
Ev. Diagnostica
Evalúa las condiciones iniciales de los estudiantes, en términos de habilidades para el
desempeño académico.
indicadores
El indicador es un parámetro que informa sobre un estado, pero no indica las causas que lo
provocan, pues el indicador es un punto del resultado
Evaluación
LOS CRITERIOS DE EVALUACIÓN: DISTINTOS ELEMENTOS PARA TENER EN
CUENTA.
En la medida en que la planeación de las clases se haga de manera consciente y orientada
hacia el cumplimiento de los objetivos de la enseñanza, es importante que se haga una
cuidadosa formulación de los criterios de evaluación necesarios para la verificación del
proceso de aprendizaje.
Aunque la anterior afirmación parece obvia, no siempre se tiene en cuenta que cada una de
las actividades establecidas para la enseñanza cumple un objeto. Las actividades tienen
algún objetivo, por ejemplo: promover el desarrollo de las habilidades de los estudiantes,
exponer un tema, problematizar el aprendizaje, recoger información del aprendizaje, etc., y
este objetivo debería ser medible en términos del éxito de la actividad, en el caso de los
profesores, o en el alcance que tales estrategias han tenido para el proceso de aprendizaje.
Es muy común que los profesores pasen por alto sincronizar las actividades a la evaluación
y ello produce problemas como por ejemplo, generar procesos de aprendizaje divorciados
de los procesos de evaluación, el que el maestro no sepa que va a evaluar o que los
estudiantes no respondan a las expectativas y los objetivos propuestos para el aprendizaje.
Sucede a menudo, que el maestro pase por alto su planeación inicial (objetivos, metas de
aprendizaje, competencias, etc.) y proponga evaluaciones que no guardan relación con sus
metas iniciales. La dificultad de esta situación está dada sobre todo en el caso del proceso
de evaluación institucional donde se puede evidenciar las discrepancias entre la evaluación
y la planeación. De otro lado, es posible que no se logren los objetivos o no sea posible
verificarlos. No hay que olvidar que la enseñanza es un proceso claramente pedagógico, por
tanto, en parte burocrático y en parte cultural.
Es importante entonces que se tengan claros los criterios de evaluación para que el proceso
de evaluación tenga la mayor transparencia posible, además de permitir tener transparencia
en el proceso educativo.
En la evaluación del proceso de aprendizaje, los criterios de evaluación cumplen las
siguientes funciones:
1. Función personalizadora: ya que permiten evaluar los aprendizajes que se
consideran básicos para todos y cada uno de los estudiantes, personalizando la
evaluación de su proceso de aprendizaje.
2. Función formativa: ya que proporcionan información que le sirve al profesorado
para reconducir, orientar y regular cada proceso de aprendizaje
3. Función formadora para el alumno, en la medida en que le sirven como
referente para sus aprendizajes.
4. Función sumativa: porque constituyen los referentes del aprendizaje de una
materia que permiten determinar una calificación al final de un periodo de estudio.
(Pág. 137)
COMPETENCIAS
Las competencias básicas en el seno de la sociedad del conocimiento según el
Decreto74/2007 son aquellas que debe haber desarrollado un joven o una joven al
finalizar la enseñanza obligatoria para poder lograr su realización personal, ejercer
la ciudadanía activa y fomentar el espíritu crítico, incorporarse a la vida adulta de
manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo
de la vida». Por lo tanto, las competencias básicas van a «orientar la enseñanza, al
permitir identificar los contenidos y los criterios de evaluación que tienen carácter
imprescindible, e inspirar las distintas decisiones relativas al proceso de enseñanza y
de aprendizaje». (Ibíd. pág. 70)
4 Castillo & Cabrerizo (2010) Evaluación educativa de aprendizajes y competencias. UNED. Madrid.
Han de entenderse las competencias básicas como la capacidad de poner en acción,
de manera integrada aquellos conocimientos adquiridos y rasgos de personalidad
que permiten resolver situaciones diversas, incluyendo, tanto los saberes o
conocimientos técnicos como las habilidades o conocimientos prácticos o
aplicativos; y también las actitudes o compromisos personales. Van más allá del
saber y saber hacer o aplicar; incluyen también el saber ser o estar y suponen la
capacidad de usar funcionalmente los conocimientos y habilidades en contextos
diferentes e implican comprensión, reflexión y discernimiento. (pág.77)
Los criterios de evaluación pueden y deben jugar el papel de interrelación entre las
competencias básicas que se definen, los objetivos que se persiguen y los contenidos
que se han seleccionado, organizado y planificado. Deben suponer para el
profesorado otra oportunidad de acceso a procesos de reflexión. Para ello se han de
cumplir tres condiciones esenciales:
1. Por un lado, los criterios de evaluación no pueden ser el único referente de
aquello que hay que evaluar.
2. Por otro, los criterios de evaluación no deben ser traducidos en exámenes o
pruebas que evalúen básicamente la adquisición, en muchos casos memorística, de
determinados contenidos.
3. En tercer lugar, y como consecuencia de todo lo anterior, los criterios de
evaluación deben ser tenidos en cuenta de manera integrada en los procesos de
aprendizaje y de enseñanza desde una visión global e interrelacionada de los
diferentes elementos del currículo. (págs. 77-78)
Tales procesos de evaluación se deben hacer de manera tal que sean susceptibles de ser
comunicables, verificables, discutibles, debe ser posible establecer compromisos y procesos
alternos de alcance de las competencias, entre otras tantas cosas. Se supone que el
estudiante podrá, a partir de la valoración y de los criterios de evaluación, hacerse una idea
de cual es su proceso de aprendizaje y como puede responder a ello.