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UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTÓNOMA DE MÉXICO

Facultad de Estudios Superiores Acatlán

División de Humanidades

Licenciatura en Filosofía

“La educación del hombre como consecuencia de la


imitación y su relación con la formación de un Estado”

Ensayo final presentado por:

Karen Osiris Maldonado Espinoza

Materia: Seminario de Investigación II: Filosofía Política

Profesor: Marino López Antonio Luis

Junio del 2019


De la filosofía política clásica me sitúo en la República de Platón, particularmente
en la concepción de educación, desarrollada en el libro III de la ya mencionada obra.
Y a partir de esta concepción me dirijo al esclarecimiento de la siguiente
problemática: ¿Por qué las imitaciones que se emplean desde edades tempranas y
durante mucho tiempo se instauran en los hábitos y en la naturaleza de una
persona? Y ante la cual señalo a manera de hipótesis, que la formación, social,
cultural y hasta natural de una persona es posible gracias a la educación, porque
se construye en gran medida gracias al ejercicio de hábitos, que a su vez son
posibles a través de la imitación por parte de la persona a la que se desea educar
en relación a lo que imita y/o a quien le enseña.

Con el objetivo general de recuperar la importancia en la relación entre la educación


y la formación de un Estado de acuerdo con Platón, primero explicaré la relación
entre hábitos e imitación en la formación educativa de la persona. Segundo,
analizaré el vínculo entre la formación educativa de la persona y la formación de un
Estado, cada una por separado. Tercero, mostraré el proceso de relación entre la
educación y el Estado.

Esta empresa deseo realizarla con el objetivo personal que me suscitó en la clase
de Seminario de Filosofía Política de retomar el papel de la educación y la
importancia que tiene en la consolidación de un Estado, aunque a diferencia de una
fiel lectura a la República, este escrito no rescata la idea platónica de un Estado
ideal, sino únicamente la relación entre la consolidación de uno (Estado) y la
educación en él implementada.

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Hábitos e imitación en la formación educativa de una persona

Hablar de hábitos, en un primer momento, desde una noción común implicaría la


idea de que al ser “hábitos” se habla entonces de rutinas generalmente “buenas”
para la persona que las lleva acabo. Pensar que un hábito es la ejecución de
acciones repetidas con el propósito de beneficiar a quien las practica, es una noción
bastante superficial, ya que un hábito es mucho más que la rutina que promete
beneficio alguno.
En cambio, un hábito puede entenderse de otra manera menos superficial: como
una convicción, es decir, como el convencimiento personal de que se está llevando
a cabo, o no, tal o cual acción. El hábito como convicción en este sentido es una
justificación personal que impulsa a quien en repetidas ocasiones lleva a cabo una
acción, aunque como ya se dijo, puede también ser una justificación personal para
no ejecutar constantemente una acción. En cualquiera que sea el caso, un hábito
entendido como convicción, es la repetida justificación que trae consigo la
recompensa de tener conciencia de que se lleva acabo para beneficio y no maleficio
propio.
La imitación por su parte ayuda en la construcción de hábitos en la vida de una
persona, ya que gran parte de éstos surge a partir del acto de imitar, es decir, un
hábito puede nacer a partir de la observación en las diversas acciones entre los
hombres. Piénsese por ejemplo en un mercader, que rodeado de mercaderes en
una plaza, comienza por observar que uno de sus vecinos se comporta amable en
el trato con los clientes, y a partir de lo que él observa intenta imitar la táctica. El
mercader ahora es mucho más amable con los clientes y ha notado que adoptar
esa táctica (imitando el comportamiento de su vecino) le benefició económicamente.
El ejemplo anterior resulta ilustrativo ya que a partir de la observación una
persona puede imitar y aprender, siempre que se halle en tal disposición. Y una
persona que se halla en constante disposición de aprender está formándose cultural
y socialmente, y en muchos casos hasta físicamente (biológicamente hablando). Lo
anterior es a grandes rasgos la formación educativa de una persona.

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Mucha o gran parte de la formación educativa de una persona depende de la
ejecución de hábitos. Pero desde la noción de éste entendido como una justificación
personal repetida con miras a un bien propio. Una persona que se preocupa por
aprender y busca darle sentido a sus acciones, a partir de una justificación propia
que le sea benéfica, está educándose.

La educación del individuo

La educación para Platón es un elemento importante en la formación natural, social


y cultural del individuo, y prueba de ello es el hecho de haberle dedicado todo un
libro en la República. Y aunque puntualmente no señala en este libro qué es la
educación, lo hace indirectamente y a partir de la imitación:

¿Acaso no has advertido que, cuando las imitaciones se llevan a cabo desde la
juventud y durante mucho tiempo, se instauran en los hábitos y en la naturaleza
misma de la persona, en cuanto al cuerpo, a la voz y al pensamiento? (Platón,
2011; 92, 395d)

En la cita anterior Platón señala a la imitación como un elemento importante en la


formación educativa del individuo, la cual de acuerdo con él, va desde la formación
y desarrollo del plano corpóreo hasta el pensamiento de un individuo. Pero
especialmente, a lo que debe ponerse atención en la noción de educación que
puede rastrearse en Platón, es al moldeamiento de la conducta en el hombre a partir
de una específica forma de educación: la imitación.
El hombre al recibir la educación correspondiente se moldea y adapta física y
mentalmente. ¿Pero cuál es la educación correspondiente a cada individuo? Platón
divide a la sociedad en grandes estratos y uno de los más importantes es el de los
nominados guardianes. Los guardianes son aquellos encargados de mantener la
prudencia y el orden del Estado en el que viven; por lo tanto es menester suponer
que éstos han sido educados de la manera que así les correspondiera y beneficiara,
no ignorando que la educación surge en gran medida a partir de hábitos y gracias a
la imitación.

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Los métodos pedagógicos específicos Platón no los señala, pero en cambio muestra
el camino que debe ser considerado para la formación educativa de éstos, aquello
que es deseable aprendan por imitación y moldee su conducta desde niños y
jóvenes, a saber: “Pero si imitan, correspondería que imiten ya desde niños los tipos
que le son apropiados: valientes, moderados, piadosos, libres y todos lo de esa
índole.” (Platón, 2011: 92, 395c)
Aceptar que la educación depende del rol social al que cada individuo le ha sido
dado, es darle muchísimo peso al azar de haber nacido con cualidades que no se
eligieron, y en esta y no en otra sociedad. Es decir, que la educación depende de la
adopción de hábitos y gracias a la imitación, pero que en esencia, realmente
depende de las circunstancias azarosas que le fueron otorgadas al individuo al
momento de nacer y formar parte de una sociedad tal. Aceptar lo anterior resulta
sumamente problemático, ya que suprime la posibilidad de elección en la formación
educativa de una persona.
El azar en la formación educativa del hombre tiene una estrecha relación, pero
debe mantenerse separada de una noción de educación a partir de la naturaleza
humana, con la de una educación social y cultural en la persona.

La formación del Estado

De acuerdo con Platón, la formación de un estado inicia cuando: “[…] el Estado


nace cuando cada uno de nosotros no se autoabastece, sino que necesita de
muchas cosas.” (Platón, 2011; 59, 369b) Así, la formación de un Estado es la
necesidad que cada individuo tiene de otros, es decir, que una sola persona no es
capaz de hacerlo ni de conocerlo todo. Incluso con el ejemplo anteriormente
señalado del mercader, el hombre necesita de otros para formarse educativamente
y adoptar hábitos, imitando a sus semejantes.
Pero además, la formación de un Estado es la construcción y mantenimiento de
la cultura y los roles sociales que le son asignados al individuo. Es decir, mientras
haya Estado hay unidad social y cultural; además hay aprendizaje y satisfacción de

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necesidades en reciprocidad. La formación de un Estado surge, de acuerdo con
Platón, primero por necesidad y se mantiene con la educación de sus integrantes.
En otras palabras, se mantiene con la educación adecuada para cada estrato de la
población, moldeando al individuo no por el azar de su naturaleza, sino por la
educación social y cultural que se requiere para su adaptación y permanencia en el
Estado. Así, educar a una persona es el esfuerzo del Estado por asegurar su
permanencia, es decir, entre más interés haya por parte de la organización social y
política por moldear a sus integrantes, mayor es la posibilidad de mantener el orden
y asegurar su permanencia.
Además, la formación del Estado es menester para educar a los individuos en una
línea de organización que simultáneamente garantice la supervivencia de ambos,
del individuo y del Estado. Y del Estado entendido como esta organización social,
política y cultural que se mantiene por y para el hombre.

La relación entre educación y formación del Estado

Como previamente se ha ido mencionando, la formación educativa del individuo


desde una noción Platónica es de carácter moldeador, de un moldeamiento de la
conducta en el hombre a partir de una específica forma de educación (mímesis). Y
una de las más importantes por señalar es el momento clave para lograr penetrar
en la conducta del individuo: la niñez o juventud. A propósito:

¿Y no sabes que el comienzo es en toda tarea de suma importancia, sobre todo


para alguien que sea joven y tierno? Porque, más que en cualquier otro momento,
es entonces moldeado y marcado con el sello con que se quiere estampar a cada
uno. (Platón, 2011: 69, 377b)

Con la cita previa queda mejor dicho lo anterior, pues para Platón es de suma
importancia que el comienzo de tal tarea, y no sólo la de educar moldeando sino de
casi toda la que se proponga, sea en un momento de auténtico aprendizaje y
moldeamiento; así, educar requiere de un proceso que debe dar inicio en los primero
años de vida del individuo al que desea formarse.

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La relación entre la formación de un Estado y la formación educativa de los
individuos radica básicamente en el seguimiento de un proceso que debe ser lo
suficientemente oportuno y sólido para marcar al individuo de forma auténtica. Tal
relación es mutuamente incluyente, pues sin individuos no existiría Estado alguno,
y sin Estado no sería posible la unidad cultural y social de la colectividad humana
que posibilite la educación y moldeamiento de individuos en lo particular así como
en la convivencia en sociedad.
La existencia de un Estado entendido como unidad social y cultural representa
en el individuo la oportunidad de desarrollo a partir de aprendizaje y educación. Un
individuo que pertenece a una organización social, política y cultural (Estado) es
quien logra aprehender a través del ejemplo y la imitación los hábitos que le
ayudaran a mantenerse dentro del mismo, y a mantener en su estructura general la
existencia del Estado.
Moldear el comportamiento del individuo para asegurar su permanencia dentro
del Estado es la vía más sólida para que pueda mantenerse el mismo. Ya que un
Estado debe corresponder con el comportamiento y las demandas de la mayoría de
sus integrantes, es decir, como se mencionó anteriormente, un Estado nace
principalmente por la necesidad de abastecimiento que tiene el hombre.
Abastecimiento que no sería posible sin ayuda de otros hombres. La educación
como proceso es una vía que debe ser tomada con la seriedad necesaria, pues
como todo proceso requiere de orden y momentos para realizarse: la niñez y la
juventud son el inicio de tal proceso.
La educación dentro del Estado es de carácter transformador, es decir, se
enseña con el ejemplo (e imitación) y se incita a las circunstancias idóneas para la
imitación a través de hábitos; gracias al condicionamiento se transforma la visión
del individuo, pero no a una visión cualquiera, sino a una que le orienta en miras a
un comportamiento que le beneficie a él y al mismo tiempo beneficie al Estado como
estructura. La estructura del Estado corresponde a las demandas de cada estrato
de la sociedad a la que se desea educar o moldear, permitiéndole a la vez adaptarse
y desarrollarse en él.

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Conclusión

Si bien Platón no otorga una definición puntual a lo largo del tercer libro de la
República la cual ayude como punto de partida con el objetivo general del presente
escrito, en cambio puede rastrearse en su lectura un camino de formación educativa
para el individuo. La adopción de hábitos y reglas de conducta en el individuo como
una consecuencia de formación mimética, es el resultado de un proyecto educativo
que tiene como principal tarea la formación individual y la formación colectiva en los
integrantes de un grupo social establecido. El camino educativo señalado por Platón
consta de la adopción de hábitos a partir de imitación en un momento clave de su
vida y en un entorno social específico.
Es otras palabras, el individuo adopta las convicciones personales necesarias en
miras a un beneficio, gracias al ejemplo y el aprendizaje que se impregna en él a
través del ejemplo y la imitación. Todo ello ocurre además en un momento clave: la
niñez y juventud; por ser etapas de mayor receptividad en el aprendizaje humano.
Pero incluso sabiendo la anterior, conociendo el desarrollo del proceso educativo
de una persona, el orden y sus momentos, así como sus métodos, ello necesita de
un entorno que le posibilite las herramientas y fortalezca tal formación; es por ello
que la formación de un Estado es tan relevante como la ejecución de un modelo
educativo sólido.
La formación de un Estado y su relación con la educación es de suma
importancia, pues como ya se dijo en el desarrollo, la formación de un Estado
corresponde a las demandas de cada estrato de la sociedad a la que se desea
educar o moldear, permitiéndole a la vez adaptarse y desarrollarse en él y con ayuda
de otros integrantes. El estado y la educación se mantienen en una línea de
reciprocidad y beneficio mutuo, aunque al menos eso es lo que la idea platónica
señala y en la que deseé dirigir mi interés.

Bibliografía

-Platón. 2011. República/ Platón; trad. y notas de Conrado Eggers Lan. Madrid:
Gredos. Pp. 525.

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