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Voces: ACCION DE NULIDAD ~ COMPUTO DE PLAZOS LEGALES ~ CONSERVACION DE LA

POSESION ~ DESALOJO ~ ESCRITURA PUBLICA ~ INTERRUPCION DE LA PRESCRIPCION ~


NULIDAD DE ESCRITURA PUBLICA ~ NULIDAD RELATIVA ~ PLAZO ~ POSESION ~ PRESCRIPCION
ADQUISITIVA ~ PRESCRIPCION DECENAL ~ PRESCRIPCION LIBERATORIA ~ REQUISITOS DE LA
INTERRUPCION DE LA PRESCRIPCION
Tribunal: Cámara 2a de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Paraná, sala I(C2aCivyComParana)(SalaI)
Fecha: 20/10/2015
Partes: Couri, José y otra c. Callejas María de los Ángeles s/ usucapión s/ reconvención
Publicado en: LLLitoral 2016 (marzo), 16/03/2016, 218
Cita Online: AR/JUR/39123/2015

Hechos:
Dos personas que manifestaron ser poseedores de un inmueble iniciaron acción de usucapión contra su titular
registral. La demandada reconvino por reivindicación. El juez rechazó la acción e hizo lugar a la reconvención.
Los actores apelaron y la Cámara confirmó la sentencia.

Sumarios:
1. La acción de usucapión intentada por el poseedor de un inmueble debe rechazarse, pues la titular dominial de
aquél inició juicio de desalojo mientras corría el plazo de posesión veinteañal la que resulta hábil para interrumpir
el curso de la prescripción adquisitiva, toda vez que demuestra que la titular no abandonó su derecho a recuperar el
inmueble sino que tenía por efecto, precisamente, lograr la restitución de la cosa, más allá que no se haya obtenido
–en el caso, se rechazó la demanda–pues la sentencia no es definitiva y deja a salvo la acción real correspondiente.

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de 6a Nominación de Córdoba, ―Renella, Héctor E. c.
Vázquez, Elsa A.‖, 03/03/2004 , La Ley Online AR/JUR/717/2004.
(*) Información a la época del fallo

2. Cuando existe una causal de interrupción de la prescripción adquisitiva puede comenzarse a usucapir
nuevamente pero todo el tiempo cumplido antes de ocurrida la causal quedará inutilizado, pues la prescripción
interrumpida desaparece como tal y el tiempo pasado queda perdido, como si no hubiera existido, de manera tal
que si se reanuda el curso, debe comenzarse un nuevo cómputo por el total del tiempo necesario para usucapir de
20 años.
3. El plazo de prescripción de la acción de nulidad de una escritura pública es el decenal previsto en el art. 4023
del Cód. Civil –vigente a la época del dictado de la sentencia– el cual comenzará a correr desde el momento en
que la incidentante tuvo conocimiento de la existencia de la escritura pública, pues aquél es el plazo genérico que
rige para interponer la acción de nulidad, tratándose de actos nulos o anulables, si no estuviere previsto un plazo
menor.

Texto Completo: 2ª Instancia.— Paraná, octubre 20 de 2015.


¿Es justa la sentencia apelada?
La doctora Pereyra dijo:
1. Que José Couri y María Esther Couri por medio de apoderado, promueven demanda de usucapión respecto
del inmueble que identifican contra María de los Angeles Callejas. Relatan que adquirieron el inmueble en
cuestión mediante boleto de compraventa de Margarita Vives, vendiéndolo posteriormente al Sr. Boretto quien
nunca tuvo la posesión del inmueble, lo que quedó plasmado en la cláusula cuarta de dicho boleto, no llevándose

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tampoco a cabo la escritura traslativa del dominio. Agregan que el Sr. Boretto habría vendido a su vez el inmueble
a la accionada -Callejas- quien les inició juicio de desalojo, el cual fue rechazado por haber hecho lugar el a quo a
la defensa de posesión interpuesta por su parte, esto es por haber acreditado seriamente que se encontraba en
posesión del inmueble. Añaden que por fuera de ello han ejercido la posesión del inmueble públicamente por más
de 20 años pagando impuestos y servicios del inmueble.
2. Corrido el traslado de la demanda comparece la accionada solicitando su rechazo, reconviniendo por
reivindicación del inmueble. Sostiene -en lo principal- que los actores reconvenidos jamás habitaron el inmueble
y que éstos cedieron los derechos hereditarios que tenían por la adquisición que efectuaron de los herederos de
Margarita Vives al Sr. Boretto, quien a su vez le vendió a ella el inmueble, señalando que los herederos
autorizaron a suscribir la escritura traslativa del dominio a su favor, lo que surge del juicio sucesorio caratulado:
"Vives María Margarita Aebi Juan Antonio s/ Sucesorios", que corre agregado como prueba a las presentes.
Sostiene que por motivos ajenos a su parte, se demoró la celebración de la escritura la que se llevó a cabo en fecha
5/6/96 y en donde los herederos de Margarita Vives por medio de tracto abreviado y la correspondiente
autorización de venta por parte del juzgado donde tramitaba el sucesorio, le vendieron el inmueble.
3. En la instancia de origen se rechaza la demanda de usucapión, desestimándose asimismo las excepciones de
falta de legitimación activa y prescripción opuestas por los actores reconvenidos y en consecuencia se hace lugar
a la reconvención condenando a los accionados para que en el plazo de 10 días restituyan a la reconviniente la
posesión del inmueble objeto de autos. Se imponen las costas a los vencidos y se difiere la regulación de los
honorarios.
4. Contra dicho decisorio se alza la accionante reconvenida deduciendo recurso de apelación, el que es
concedido a fs. 506 expresándose agravios a fs. 516/528, los que son contestados a fs. 531/549 y vta.
5. Obran agregados por cuerda los autos: "Couri José y otra c. Callejas María de los Angeles -Usucapión s/
Incidente de Redargución de Falsedad (iniciado por la actora reconvenida) y en el cual se dictó resolución a fs.
145/147 haciéndose lugar a la excepción de prescripción interpuesta por la demandada Callejas, rechazándose en
consecuencia el incidente, con costas a los actores vencidos.
6. Contra dicho decisorio interponen los actores recurso de apelación el que es concedido a fs. 156 expresando
agravios a fs. 161/163, los que son contestados 166/169.
7. Liminarmente corresponde señalar que ambos recursos serán tratados en forma conjunta de conformidad a
lo preceptuado por el art. 381 del CPCC. Que si bien la sentenciante de origen resolvió en la misma fecha el
incidente de redargución y la sentencia de fondo, lo hizo en forma separada, lo que dió motivo a la interposición
de dos recursos, cuando en rigor debió hacerlo en forma conjunta en una sola sentencia, circunstancia que fue
advertida por ésta Alzada en el citado incidente, poniéndoselo a resolver conjuntamente con la sentencia de fondo
(cfr. fs. 174/175 del incidente que corre por cuerda).
Conforme a lo expuesto se hace saber a la Sra. Juez a quo, que en lo sucesivo deberá darse cumplimiento con
lo preceptuado por el art. 381 del CPCC.
8. Dicho lo cual y a los fines de dar tratamiento a los agravios de la recurrente, deberá tratarse en primer lugar
la queja dirigida a cuestionar el rechazo del incidente de redargución de falsedad, toda vez que la suerte del mismo
será de importancia los fines del tratamiento de los agravios respecto del rechazo de la acción de usucapión y
admisión de la acción de reivindicación.
8 a). La Sra. Juez a quo hace lugar a la excepción de prescripción opuesta por la demandada, Sra. María de los
Angeles Callejas, rechazándose en consecuencia el incidente de redargución de falsedad de la Escritura Pública
Nº 39 realizada en fecha 05/06/1996 ante el Escribano C. C.
Para así decidir señaló que era de aplicación a la mentada defensa el plazo regulado por el art. 4030 del Cód.
Civil -el que hoy tiene su correlato en los artículos 2562 y 2563 del Cód. Civil y Comercial de la Nación- en virtud
de que entiende éste es el que regula el supuesto de prescripción de la acción de nulidad de los actos jurídicos que,
considera en definitiva es lo que se busca por medio de la acción intentada. Sostiene que dicho plazo comenzará a

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correr para el tercero que intenta la acción - no partícipe de la celebración de la escritura -, desde el momento en
que se tuvo conocimiento de la existencia del documento ya que, a su entender, éste es el punto de partida para el
cómputo del plazo para la interposición de la acción. Seguidamente señala que aquel plazo se circunscribe al
momento que la propia accionante reconoce como el de la presentación del documento en el juicio de desalojo
tramitado por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 2, Secretaría N°2, caratulado
"Callejas Maria de los Angeles c. Schilling de Couri Dominga y Otro s/ Desalojo y Cobro de Alquileres", Expte.
N° 300, iniciado en fecha 06 de Abril de 1998, y del cual surge la presentación por parte de la Sra. Callejas de la
Escritura Nº 39, así como también el conocimiento que de ésta tenían los allí demandados, siendo ese el punto de
partida para la interposición de la acción respectiva y no, como pretende la actora, desde que la misma les fue
opuesta y les generó perjuicio. Finalmente, concluye que la acción de redargución de falsedad se encuentra
prescripta por aplicación de lo dispuesto por el art. 4030 del Cód. Civil [actuales artículos 2562 y 2563 del Cód.
Civil y Comercial de la Nación] correspondiendo el rechazo del incidente de redargución de falsedad opuesto por
los actores.
8 b). La parte apelante plantea la nulidad de la sentencia. Expresa que la misma no constituye un acto
jurisdiccional válido, y que carece de una adecuada fundamentación, así como que en ella se omitió considerar las
cuestiones articuladas a fs. 86/87. Asimismo afirma que formalmente no se le dio curso a la excepción de
prescripción opuesta por la incidentada, ya que no se le corrió traslado de la misma, vulnerándose su derecho de
defensa. Se agravia además señalando que la sentencia resulta errónea respecto de la admisión de la excepción de
prescripción sosteniendo la imprescriptibilidad de la acción. Agrega que en el supuesto de que fuere prescriptible,
el plazo a su entender, comenzaría a correr desde el momento en que el beneficiario de la escritura pretenda
ejercer los derechos que la misma contenga.
8 c). A los fines de resolver cabe expresar que tanto la jurisprudencia como la doctrina son contestes en
considerar que el recurso de nulidad contra la sentencia de primera instancia es de aplicación restrictiva y
solamente procede cuando los agravios invocados no tienen remedio a través del recurso de apelación. Para que
proceda el recurso de nulidad es menester la existencia de un interés jurídico y la invocación del perjuicio
derivado del acto irregular, no procediendo la nulidad cuando no exista un serio interés jurídico comprometido
que no pueda solucionarse a través del recurso de apelación (cfr. Loutayf Ranea, Roberto G., "El recurso ordinario
de apelación en el proceso civil", T. 2, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1989, Nota 71, ps. 440/441).
En este orden de ideas, esta Sala ha sostenido reiteradamente que si el vicio en la construcción de la sentencia,
-lo que podría descalificarla como acto jurisdiccional- puede ser reparado por la Cámara por la vía del agravio,
corresponde modificar el decisorio antes que decretar su nulidad. Ello así pues debe estarse por el principio de
validez del acto jurisdiccional (cfr. esta Sala I in re: "Reynoso Rodolfo Leopoldo c. Zapata Carlos Horacio s/
Sumario", Expte. Nº 8-1174, 26/10/2000, "Consorcio de Propietarios Edificio Panorama c. Construcciones
Electromecánicas y Civiles -CEMYC- S.R.L. s/ Ordinario" Expte.Nº 8-6990, 21/03/2011; "Aldana, Miguel Angel
c. Salles, Olga Mabel y Otras s/ Ordinario (Civil)", Nº 8-4888, 06/07/2012, entre otros).
Siendo que la recurrente ha expresado agravios señalando cuáles son a su entender los defectos de la sentencia
y no ha especificado cuál es el perjuicio derivado del acto irregular que no pueda ser subsanado por vía del recurso
de apelación, cabe estarse al criterio supra señalado y tratar el recurso de apelación sin declarar la nulidad del
decisorio impugnado.
8 d). Ya abordando el recurso de apelación interpuesto, es de señalar en primer lugar que el agravio dirigido a
cuestionar la omisión del traslado de la excepción de prescripción opuesta por la incidentada, lo que vulnera su
derecho de defensa no pude prosperar; ello así toda vez que atento constancia de autos a fs. 86/87 obra escrito de
la parte incidentante en el cual se procede a evacuar traslado de lo ordenado a fs. 85,oportunidad en que contesta la
excepción de prescripción planteada, lo que evidencia que tuvo la oportunidad de hacer efectivo su derecho de
defensa, no existiendo en consecuencia agravio alguno que atender.
8 e). En punto a la admisión de la excepción de prescripción opuesta por la incidentada, se agravia la
recurrente sosteniendo la imprescriptibilidad de la misma, ya que considera que la acción de nulidad, al tratarse de
una escritura pública se corresponde con la nulidad absoluta prevista en el art. 1047 del Cód. civil -el que hoy tiene
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su correlato en el artículo 387 del Cód. Civil y Comercial de la Nación-. Asimismo señala que en el supuesto de
que fuere prescriptible, el plazo a su entender, comenzará a correr desde el momento en que el beneficiario de la
escritura pretenda ejercer los derechos que la misma contenga.
Al respecto, liminarmente es de recordar que la nulidad absoluta procede cuando el interés inmediatamente
vulnerado es el interés general, esto es, el orden público, la moral y las buenas costumbres. La nulidad relativa en
cambio está instituida en beneficio de las personas que resultan perjudicadas por un acto viciado y es viable en los
casos en que el defecto afecte el interés individual.
En tal sentido se ha sostenido que para discernir si se trata de una nulidad absoluta deben tenerse en cuenta no
solo las disposiciones que conciernen al orden público, sino también la lesión causada a los intereses generales
cuya violación de igual modo pulverizará de nulidad al acto. De modo que el negocio jurídico será nulo de nulidad
absoluta cuando inmediatamente se afecten intereses generales. Para determinar si la nulidad es absoluta o
relativa, será preciso entonces examinar hacia dónde apunta la potencialidad destructora del vicio congénito y
cuál es el bien jurídico que lesiona, hiere o infringe. (cfr. Herrera M., Caramelo G., Picasso S., Cód. Civil y
Comercial de la Nación comentado, Buenos Aires: Infojus, 2: 601/603).
En base a lo expuesto, en el subjudice debe desestimarse la categorización de absoluta que el recurrente otorga
a la nulidad que plantea, debiendo analizarse y encuadrarse la cuestión dentro del campo de las nulidades
relativas.
8 f). Por fuera de ello también es de señalar que es de aplicación a la defensa de prescripción opuesta por la
incidentada, el plazo regulado por el art. 4023 del Cód. Civil, es decir el plazo decenal, ya que es el plazo genérico
que rige para interponer la acción de nulidad, tratándose de actos nulos o anulables, si no estuviere previsto un
plazo menor.
En tal sentido se ha sostenido que en lo que respecta a la prescripción de la acción de nulidad, el plazo
ordinario [de diez años] se presenta como un plazo que rige supletoriamente a falta de previsión especial.
Justamente, los art. 954, 4030, 4031, 4033 y otros del Cód. Civil prevén plazos específicos para distintos
supuestos de nulidades de actos jurídicos, los cuales no resultan aplicables al subjudice (cfr. Bueres, A. J. y
Highton, E. I. (1999), Cód. Civil y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Buenos Aires:
Hammurabi, 6B: 808).
Conforme a todo lo expuesto, es de aplicación al subexamine el plazo regulado por el art. 4023 del Cód. Civil,
es decir el plazo decenal, advirtiéndose que dicho plazo comenzará a correr desde el momento en que la
incidentante tuvo conocimiento de la existencia de la escritura pública, el cual tal como fue mencionado ut supra
se circunscribe al momento en que dicha parte reconoce como el de la presentación del documento en el juicio de
desalojo tramitado por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 2, Secretaría N° 2,
caratulado "Callejas María de los Angeles c. Schilling de Couri Dominga y Otro s/ Desalojo y Cobro de
Alquileres", Expte. N° 300, iniciado en fecha 06 de Abril de 1998, y del cual surge la presentación de la Escritura
Pública Nº 39 por parte de la Sra. Callejas, así como también el conocimiento que de ésta tenían los allí
demandados a quienes se corrió traslado de la demanda y documental en fecha 18/06/1996 conforme se desprende
de las cédulas de notificación obrantes en el expediente que corre por cuerda.
De lo dicho se infiere que hasta la iniciación del incidente nº 8-9587, en fecha 07/02/2012, ha trascurrido
holgadamente el plazo de prescripción mencionado, por lo que cabe confirmar la sentencia apelada.
8 g). Finalmente es menester resaltar que si bien en el subjudice la cuestión fue analizada conforme el plazo de
prescripción decenal previsto en el art. 4023 del Cód. Civil vigente al momento del dictado de la sentencia, ya que
de procederse en contrario se verían afectadas garantías constitucionales fundamentales, las que inclusive se
encuentran salvaguardadas para el supuesto de aplicación retroactiva de las leyes (art. 7 CCyC); no puede dejar de
mencionarse que el Cód. Civil y Comercial de la Nación vigente actualmente, si bien mantiene la metodología del
Cód. Civil anterior, estableciendo un plazo de prescripción genérico y regulando casos específicos, reduce los
plazos de prescripción previstos anteriormente.

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En este sentido, el plazo genérico de prescripción, regulado actualmente en el art. 2560 CCyC se reduce a
cinco años, y asimismo en el art. 2562 inc. a) se establece expresamente que prescribe a los dos años el pedido de
declaración de la nulidad relativa y de revisión de los actos jurídicos.
Adviértase que tal como surge expresamente de los fundamentos de la comisión redactora, el Cód. Civil y
Comercial de la Nación, en lo relativo a los plazos de prescripción ha procurado la actualización de los mismos,
intentando la unificación y la reducción de los plazos regulados en cuanto resulte conveniente y ajustándolos al
valor de seguridad jurídica y a la realidad actual. (cfr. Zannoni E.A., Mariani de Vidal M., Zunio J.O. y Ramos G.
(2015), Cód. Civil y Comercial. Concordado con el régimen derogado y referenciado con legislación vigente,
Buenos Aires: Astrea, 658).
9. Llegado a éste punto deberá darse tratamiento al recurso de la actora referido al rechazo de la acción de
usucapión iniciada por su parte.
Se agravia la quejosa señalando que el a quo ha efectuado una errónea valoración de la prueba producida en
autos y una disvaliosa apreciación de los hechos, desde el momento que no tuvo presente cuestiones
trascendentales tales como el juicio sucesorio de "Vives.." que corre agregado por cuerda a las presentes. Señala
que del mismo surge que la autorización de venta del inmueble en cuestión se hizo a favor de José Couri y
Dominga Schilling de Couri (fs. 58 vta.), solicitándose a fs. 65, por no haberse concretado la escritura anterior,
que se modifique la providencia autorizándose a los herederos a escriturar a nombre de la Sra. Calleja, lo que
entiende resulta incorrecto toda vez que en primer lugar el inmueble ya había sido vendido a los Sres. Couri y
porque además los herederos ya no eran más dueños del inmueble por habérselo vendido anteriormente a los
recurrentes (8/8//87), lo que agrega debió ser advertido también por el escribano que intervino en la escritura
pública a favor de Calleja.
Cuestiona asimismo lo afirmado por la sentenciante de origen en punto a que no ha sido acreditado por parte
de los actores el inicio de la posesión, ya que considera que con la prueba testimonial de los Sres.Tentor, Maidana
y Raffo surge en forma clara que comenzaron a poseer desde hace más de 20 años, lo que fue admitido también
por la propia reconviniente en el juicio de desalojo que obra agregado por cuerda como prueba a las presentes, en
donde reconoció a fs. 46 al agregar el pliego de posiciones que los Sres. Couri compraron en 1986 el inmueble
objeto de usucapión y que los actores siempre cobraron alquiler.
Agrega que la actora viene cancelando los impuestos y tasas municipales conforme surge de la documental
obrante en autos, y que del informe de la Cooperativa de Agua potable, el servicio figura desde el año 1980 a
nombre de la Sra. Schilling y fue abonado hasta el año 2006. Añade que del informe de la Cooperativa 25 de mayo
que brinda el servicio eléctrico surge que desde el año 1997 el servicio figuraba a nombre de Couri. Expresa que
del boleto de compraventa celebrado con el Sr. Boretto en 1988 surge -cláusula cuarta-, que los vendedores se
reservaron la posesión. Sostiene que la Sra. Calleja jamás detentó la posesión del inmueble como así tampoco los
que escrituraron a su favor. Critica además lo afirmado por el a quo respecto a que los recurrentes no habrían
acreditado la percepción de los alquileres, por no haber acompañado prueba documental al respecto, ya que
entiende dicho extremo fue acreditado con la testimonial rendida en autos y reconocido por la propia Sra. Callejas
en el juicio de desalojo (fs. 47).
Expresa que yerra el juez de grado al considerar que la acción fue iniciada invocando una coposesión y que
luego la misma se convirtió en exclusiva de los actores, ya que sostiene que con la agregación del juicio sucesorio
de la Sra. Schilling de Couri se acreditó quienes son sus herederos, siendo éstos los que promovieron el juicio de
usucapión, agregando que la posesión es una sola iniciada por el causante y continuada por los herederos.
9 a). Como previo es dable señalar que esta Sala I tiene reiteradamente dicho que el órgano ad quem en virtud
del principio iura novit curia no está limitado en su razonamiento por la argumentación del recurrente. Si bien
debe ceñirse a los puntos objetados, al abordarlos tiene amplias facultades iguales a las que sobre la materia tenía
el a quo, pudiendo inclusive el juez de la apelación utilizar distintos fundamentos de derecho de los invocados por
las partes y el juez de primera instancia (cfr. CNCiv. Sala C 12/4/71, LA LEY, 143-322; Sala E 19/10/1976, LA
LEY, 1977-D, 708, citados en Louftay Ranea, Roberto G. "El recurso ordinario de apelación en el proceso civil"

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T. 1. Ed. Astrea, Buenos Aires 1989, p. 118, Nota Nº 20; esta Sala I in re: "Ulrich Benildo Daniel c. Hasenauer
Miguel Angel Revisión de contrato" 10/04/2007, entre otros).
Asimismo en nuestro sistema procesal, el ámbito de conocimiento del tribunal de apelación tiene un doble
orden de limitaciones: en primer lugar las cuestiones planteadas en los escritos introductorios del proceso y, en
segundo lugar, y siempre dentro de aquel marco de pretensiones, el alcance que las partes mediante sus agravios,
han dado al recurso de apelación interpuesto -arts. 257, 258, 269, 270 y concordantes del CPCyC- límites que se
fundan, sin perjuicio de las facultades del órgano jurisdiccional, en los principios dispositivo y de congruencia que
inspiran nuestro sistema procesal.
9 b). La procedencia de la declaración judicial de la adquisición de dominio por usucapión de inmuebles se
encuentra supeditada a la demostración de la posesión continua, pacífica y pública, durante el lapso que prescribe
el art. 4015 del C.C. actual art. 1899 del CCyC-, indicando el art. 2384 del C.C. -actual 1928 del CCyC- aquellos
actos que pueden reputarse como posesorios de inmuebles: su cultura, percepción de frutos, deslinde, la
construcción o reparación que en ellos se haga, y, en general, su ocupación, de cualquier modo que se tenga,
bastando hacerlos en alguna de sus partes (Confr. esta Sala I, L.S. 1995, de fecha 31/7/95, in re "Vivas, Julio
Ricardo y otras -Usucapión"; entre otros; L.S. 2000, in re "Luna María Luisa c. Arnau Francisco Tomás y otro
-Usucapión", Expte. Nº 8-790, del 29/02/00; Sala II, L.A. y S. 2000, in re "Bernal Noemi Raquel -Usucapión",
Expte. Nº 7-272, de fecha 30/8/00; idem, "Saluzzo, Florentino Cipriano s/ Usucapión", Expte. Nº 6-2200, de fecha
7/9/00; entre otros).
9 c). Que si bien asiste razón al recurrente en punto a que, al contrario de lo afirmado por la sentenciante de
origen, el inicio de plazo de prescripción se encuentra probado en autos, como así también la percepción de frutos
-alquileres- por parte de los Sres. Couri, no habiendo su parte tampoco debido probar actos posesorios por sí solos
(interversión del título) durante el plazo legal de prescripción atento su calidad de herederos de la Sra. Schilling de
Couri (pués no se demanda a un coposeedor) lo cierto es que la sentencia deberá ser confirmada pero con otro
fundamento.
En efecto, no se encuentra en discusión en autos que los Sres. Couri en el año 1987 adquirieron mediante
boleto de compraventa de los herederos del Sr. Vives el inmueble objeto de usucapión, toda vez que si bien no
obra agregado el citado boleto el mismo ha sido admitido por ambas partes, habiendo sido reconocido también el
boleto con firma certificada de la venta de los Sres. Couri al Sr. Boretto. Dicha circunstancia también fue admitida
en el juicio de desalojo que obra agregado por cuerda. Tampoco se encuentra en discusión que en fecha 13/2/1998
la Sra. Calleja inició juicio de desalojo, es decir que el mismo se interpuso mientras corría el plazo de prescripción
veinteañal alegado.
9 d). Conforme lo expuesto, en el caso bajo examen, se produjo la interrupción del curso de la prescripción
adquisitiva, a raíz de la demanda de desalojo promovida por la accionada reconviniente -Sra. Calleja- en contra de
los ahora actores reconvenidos con fecha 13/2/98.
El art. 3986, el que tiene su correlato en los arts. 2546 y 2547 del CCyC vigente, establece en su primera parte
que "La prescripción se interrumpe por demanda contra el poseedor o deudor, aunque sea interpuesta ante juez
incompetente o fuera defectuosa y aunque el demandante no haya tenido capacidad legal para presentarse en
juicio". En este sentido la Doctrina entiende que dos son los requisitos esenciales para que esta pretensión
accionable interrumpa la prescripción: 1) debe ser deducida ante los órganos jurisdiccionales; 2) debe demostrar
inequívocamente la voluntad de lograr la restitución de la cosa (Moisset de Espanés, Luis; ED, 67-659).
La demanda de desalojo incoada por la Sra. Calleja, cumplimentaba dichos recaudos toda vez que, la acción
tenía por efecto, precisamente, lograr la restitución de la cosa, más allá que no se haya obtenido por haberse
rechazado la demanda, toda vez que dicha resolución no es definitiva y deja a salvo la acción real correspondiente.
Lo importante aquí es que la Sra. Calleja no abandonó su derecho a recuperar el inmueble.
Por lo demás si bien el art. 3987 del CCyC -vigente al momento del dictado de la sentencia de origen-
establecía que la interrupción de la prescripción causada por la demanda se tendría por no sucedida si "el
demandado es absuelto definitivamente" la doctrina mayoritaria entendía que dicha expresión hacía referencia a la
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sentencia que ponía fin al fondo del asunto, fundando su opinión en que la palabra "definitiva" solo tenía sentido
frente a la decisión que se ha pronunciado sobre el fondo del asunto con los alcances de cosa juzgada. El desalojo
iniciado por la Sra. Calleja si bien fue rechazado -como supra se expresó- no se pronunció sobre el fondo del
asunto -mejor derecho a poseer- dejando abierta las acciones reales correspondientes.
El actual CCyC eliminó dicha expresión, señalando que la interrupción del curso de la prescripción se tiene
por no sucedida si se desiste del proceso o caduca la instancia.
Ergo, en virtud de la interposición de la demanda referida, queda como no sucedida la posesión que le ha
precedido y la prescripción no puede adquirirse sino en virtud de una nueva posesión (conf. art. 3998, C.C.). En
efecto, la interrupción del curso de la prescripción borra toda posesión anterior y hace que la propiedad no pueda
adquirirse sino iniciando una nueva posesión. La prescripción interrumpida desaparece como tal, ya que el tiempo
pasado queda perdido como si no hubiera existido, de manera tal que si se reanuda el curso, debe comenzarse un
nuevo cómputo por el total del tiempo necesario para usucapir (20 años). Es decir que cuando existe una causal de
interrupción de la prescripción, puede comenzarse a usucapir nuevamente pero quedará inutilizado todo el tiempo
cumplido antes de ocurrida la causal (conf. Highton, Elena I., Derechos Reales - Dominio y Usucapión - 2ª Parte,
p. 172). El CCyC actualmente vigente en el art. 2547 establece que los efectos interruptivos del curso de la
prescripción permanecen hasta que deviene firme la resolución que pone fin a la cuestión con autoridad de cosa
juzgada-
9 e). Si bien puede decirse que la acción de desalojo fue incoada contra la Sra. Dominga Schilling de Couri y
José Couri siendo la reivindicación dirigida contra éste último y su hija María Ester Couri, debe tenerse en cuenta
que, conforme lo tiene dicho destacada doctrina "... por la misma parte, se entiende no solamente las mismas
personas físicas o jurídicas que intervinieron en los dos procesos, sino también los sucesores de aquéllas a título
universal o singular; es el mismo criterio que la cosa juzgada..." (Devis Echandía; Compendio de pruebas
judiciales; vol. 2 ptos. 88 y 89, ps. 205/206).
9 f). Finalmente, no debe olvidarse que, la usucapión, es un medio excepcional de adquisición del dominio y la
comprobación de los extremos exigidos por la ley debe efectuarse de manera insospechable, clara y convincente y
conjugarse con las exigencias que se desprenden del texto de la ley.
9 g). En base a todo lo expuesto, examinada la concreta situación de autos, habiéndose interrumpido el curso
de la prescripción adquisitiva con la interposición de la demanda de desalojo por parte de la titular registral
-6/4/98 - se advierte que al inicio de la acción de usucapión en fecha 04/11/10, no se ha cumplido el plazo exigido
por la ley para la procedencia de la acción (independientemente de cuál sea la fecha de reinicio del cómputo del
término), debiéndose en consecuencia confirmar el rechazo de la usucapión incoada por los Sres. Couri.
10. Respecto de la admisión de la acción de reivindicación se agravia la recurrente en punto al rechazo de la
excepción de falta de legitimación interpuesta por su parte señalando que se promovió el incidente de redargución
de falsedad respectivo en donde se demostró que la reivindicante nunca tuvo la posesión del inmueble, no
habiendo tampoco podido los herederos de Vives de Aebi transmitirle la misma ya que no la tenían por haberle
vendido primero el inmueble a los Sres. Couri, y si bien éstos cedieron los derechos al Sr. Boretto se reservaron al
posesión del inmueble hasta tanto se escriturara el inmueble lo que nunca ocurrió. Se agravia asimismo por el
rechazo de la excepción de prescripción opuesta por su parte ya que el dominio se pierde cuando la posesión ha
sido ejercida por otra persona por más de 20 años. Se agravia finalmente por la admisión de la acción de
reivindicación.
10 a). En punto al rechazo de la excepción de falta de legitimación activa interpuesta por la quejosa, resulta
relevante examinar si la reconviniente ha demostrado tener título suficiente para promover la acción de
reivindicación, no solo porque constituye un presupuesto para su procedencia, esto es que quien ejercite tal acción
aporte la prueba de su derecho, sino porque además en el subexamen ha sido cuestionado por la quejosa
precisamente, que se tenga derecho a accionar por reivindicación al no habérsele hecho la tradición del inmueble
y no resultar titular del dominio.
Que es condición para la procedencia de la acción reivindicatoria que la misma sea ejercida por quien detenta
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la propiedad de la cosa cuya reivindicación se pretende (art. 2758 de C.C. el que tiene su correlato en el art. 2248
del CCyC) Es una acción que nace de todo derecho real, que se ejerce por la posesión, cuando su titular ha sido
privado absolutamente de ella, por lo que exige de aquel que se encuentra en la posesión de la cosa, se la restituya
con todos sus accesorios (Cfr. Bueres-Highton "Cód. Civil y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial", Tomo 5, p. 811) Para que se adquiera la propiedad de la cosa son necesarios título y tradición
(arts. 2505 y 2602 del C.C. art. 1886, 1893 y 1892 del CCC).
Ahora bien frente al supuesto de que solamente una parte presente título -caso de autos- rigen los arts. 2789 y
2790 -vigentes al dictado de la sentencia art. 7 del CCyC- , el primero de dichos dispositivos legales refiere a la
hipótesis de que se haya presentado un título de fecha posterior a la posesión del reivindicado y el segundo
referido a títulos de propiedad de fecha anterior a la posesión de éste.
En relación al supuesto del art. 2.789 del C.Civil es decir cuando el accionante presenta título posterior a la
posesión del demandado, Mariani de Vidal se encarga de señalar que en tal caso el actor no pierde
irremisiblemente el pleito sino tan solo que su título "no es suficiente para fundar su demanda" agregando con cita
de Pothier que el reivindicante perderá el juicio si invoca sólo su título pero si agrega los títulos de los sucesivos
antecesores hasta llegar a alguno que sea anterior a la posesión del demandado, el supuesto caerá en la previsión
del art. 2790 del C.C. Sostiene tal tesitura a la luz de la fuente de la norma y de la cesibilidad de la acción
reivindicatoria según la cual el actor hace suyo el derecho a reivindicar que competía a su antecesor y por lo tanto,
en la hipótesis del art. 2.790 no se requiere que el actor pruebe su posesión (cfr. autora citada "D. REales" T. III p.
215/217 con cita de S.C. Bs.As. 15/10/71)
Que con fundamento en dicha inteligencia se entiende que de conformidad al art. 2790 del C.C. el
reivindicante está facultado para ejercer la acción reivindicatoria por más que su título sea posterior a la posesión
ya que ha presentado el título del autor, sin necesidad de que pruebe su propia posesión (cfr. Sala Civil del STJ
local in re "Cura c. Torlaschi" sent. del 7/4/97)
10 b). La aplicación del mencionado criterio al subexamine permite arribar a la conclusión que el
reconviniente ha demostrado suficientemente su derecho a reivindicar.
Se ha probado en autos que el bien en cuestión fue inventariado en el expediente "Vives- Aebi s/ Sucesorio" el
que corre agregado por cuerda a las presentes acompañándose la respectiva escritura la que conforme surge de fs.
86 del citado expediente fue desglosada y integrada al apoderado de los herederos (cfr. fs. 89 y vta.).
Esta escritura se relaciona como antecedente inmediato del dominio, en la escritura de venta obrante a fs. 5/7
del expediente de desalojo que también se encuentra agregado por cuerda, en el que se indica que el inmueble
pertenece a los vendedores por acreditación invocada y acreditada en el juicio sucesorio de María Margarita Vives
en donde fueron declarados herederos y se practicó inventario y avalúo "y cuyo testimonio del inmueble que por
este acto se vende se halla inscripto en el Registro Público Local bajo matrícula 105.420 de fecha 10/8/70 que he
tenido a la vista"(cfr. fs. 6 del expediente desalojo).
En base a ello la relación dominial que surge de la escritura Nº 39 del 5/6/96 se remonta hasta su antecedente,
de fecha 10/8/70, la que es anterior a la fecha de la toma de posesión denunciada por la accionada -1986-. En tales
condiciones la acción de reivindicación ha sido correctamente admitida en tanto la ley civil -art. 2790 C.C.-
presume la posesión y propiedad del bien en favor del reivindicante.
11. Con referencia al rechazo de la prescripción de la acción de reivindicación articulada atento a la
desestimación de la acción de prescripción adquisitiva, los agravios tampoco pueden prosperar.
En base a lo precedentemente expuesto voto por la afirmativa.
La doctora Olalla adhiere al voto precedente por iguales consideraciones.
A su turno, existiendo mayoría, la Sra. Vocal Dra. Gabriela T. Mastaglia manifiesta que hace uso de la
facultad de abstenerse de emitir su voto en los términos del art. 47 de la L.O.P.J. (texto según ley 9234).
Por los fundamentos del acuerdo que antecede se resuelve: 1. Rechazar el recurso de apelación deducido por la

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actora reconviniente contra la sentencia obrante a fs. 481/491 y vta. la que se confirma. 2. Costas a la apelante
vencida (art. 65 CPCyC). 3. Hacer saber a la Sra. Juez a quo lo dispuesto en el considerando 7 de la presente. 4.
Diferir la regulación de honorarios hasta tanto se establezcan los de primera instancia. Regístrese, notifíquese y,
oportunamente, bajen sirviendo la presente de atenta nota de remisión.— María A. Pereyra.— Alicia C. Olalla.—
Gabriela T. Mastaglia (en abstención).

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