FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
Miler Enrique López Hernández
Código: 2018260037 – Semestre II Escrito sobre el texto: PAULO FREIRE. “PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO” CAPITULOS I, II Y III.
El pensamiento pedagógico de Freire busca reformar la pedagogía como práctica
de la libertad, una pedagogía en la que el oprimido tenga condiciones de descubrirse y conquistarse reflexivamente a sí mismo rompiendo la relación opresor-oprimido, educador-educando. Freire habla de una pedagogía libertadora en donde el método deja de ser el instrumento del educador con el cual manipula a los educandos, una pedagogía en la que los individuos tomen conciencia de la realidad que viven y de esta manera aprendan a cultivarse a través de situaciones de su vida cotidiana, construyendo su realidad a partir de circunstancias que generan el devenir cotidiano. Existen dos momentos distintos de manera progresiva que son determinantes para el oprimido en la búsqueda de esta libertad y es tomar conciencia de la realidad en que él vive como ser oprimido y se quede sujeto a las determinaciones de los opresores o por otra parte acogerse a la iniciativa de los oprimidos para luchar frente a los opresores y liberarse, por eso la frase de Freire “Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo, los hombres se liberan en comunión. Esta relación opresor-oprimido se manifiesta exactamente en la escuela con la relación educador-educando. El educador aparece y es implantado frente a los educandos como un ser indiscutible, cuya tarea principal es llenarlos con los contenidos de su narración, contenidos inertes compuestos de palabras vacías que son más sonido que significado, contenidos alejados de la realidad social y cotidiana que viven los educandos. Se convierte la educación en un acto de depositar, lo que llamaría Freire educación bancaria, donde el educando recibe estos depósitos por parte del educador, los guarda y los archiva, esta educación tiene una visión bancaria donde aquellos que se creen sabios donan sus saberes y conocimientos a quienes ellos mismo juzgan ignorantes, así mismo esta visión trae una concepción bancaria donde la conciencia del individuo es determinante ya que la conciencia es la relación del sujeto con el mundo, siendo el papel principal del educador disciplinar esta conciencia, dificultando al máximo el pensamiento autentico del individuo, controlando su pensamiento y su acción para que finalmente se adapte al mundo y a la manera impuesta de como este funciona, porque el opresor no soportaría que el oprimido preguntara ¿Por qué?. Para esto Freire propone y sustenta lo que el llamaría una educación problematizadora que sirve a la liberación y superación de esta sistematización educador-educando. Aquí aparecería el educador problematizador el cual debe proporcionar condiciones para que se de la superación de la opresión y se pueda acceder al conocimiento verdadero, ese conocimiento que le aporte a la vida cotidiana del individuo y le permita desarrollar un pensamiento crítico. La dialogicidad es una parte muy importante en la educación ya que es un acto de reflexión y un encuentro de los hombres mediatizados por el mundo. Por esta razón se hace imposible el dialogo entre aquellos que quieren pronunciar el mundo y aquellos a los que se les niega esta pronunciación. Los negados de este derecho primordial de pronunciar la palabra, deben reconquistar este derecho ya que el dialogo es una exigencia existencial en las relaciones sociales. Para Freire el dialogo está compuesto por varios fundamentos, uno de ellos es el amor, el acto del amor significa comprometerse con su causa, en este caso la causa de su liberación, de igual manera no hay dialogo si no hay humildad, porque la pronunciación del mundo no puede ser un acto arrogante. Tampoco hay dialogo si no existe una fe entre los hombres, sin esta fe el dialogo solo sería una hipótesis, igualmente la confianza ya que es una parte importante del dialogo porque va haciendo que los sujetos dialógicos se vayan sintiendo más compañeros en su pronunciación del mundo y por ultimo no hay dialogo sin esperanza, porque a partir de ella se mueve una permanente búsqueda que no puede darse de forma aislada si no en comunión con los demás hombres. Para el educador bancario en su antidialogicidad, el dialogo y el cuestionamiento no hacen parte de su práctica educativa, él solo funciona respecto al programa sobre el cual manipulara a sus alumnos, mientras que para el educador dialógico, problematizador, el contenido programático de la educación no es un imposición, al contrario, mediante el dialogo se busca que el individuo desarrolle su pensar crítico, el cual es una permanente transformación de la realidad con una visión de humanización de los hombres que solo el dialogo critico es capaz de generarlo, sin este dialogo no hay una verdadera educación. Desde la educación libertadora, problematizadora, los hombres deben sentirse sujetos y seguros de su propio pensar, discutiéndolo con su visión del mundo a los demás individuos a través del dialogo constructivo, porque la educación no puede presentar e imponer su programa ni su sistematización, al contrario, debe buscarlo dialógicamente con el pueblo.