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Paul Ekman es un psicólogo norteamericano mayormente conocido por ser pionero del

estudio de las expresiones faciales con relación a las emociones que sentimos. Una de las

razones la cual motivó a Paul Ekman a realizar este estudio, fue la gran controversia que ha

fallado en demostrar si las expresiones faciales son universales para el hombre, o si son

específicas de cada cultura. Ekman, se unió con Wallace Friesen y ambos argumentaron que la

evidencia de que el comportamiento facial aprendido en base a la cultura es débil, y que la

expresión de emociones básicas es la misma en todas las culturas.

Para comprobar su hipótesis sobre la universalidad de las emociones, en el año 1969

realizaron un estudio donde eligieron un grupo cultural iletrado, el cual no había sido expuesto

a las culturas occidentales y orientales ni a los medios de comunicación internacionales. Los

ejemplares seleccionados para participar en este estudio fueron de la tribu South Fore, una

comunidad de nueva Guinea que vivía aislada de la modernidad, que nunca habían visto una

película, no hablaban inglés, nunca habían trabajado para un occidental y nunca habían vivido

en asentamientos occidentales.

Se reunieron 189 adultos y 130 niños que se ofrecieron para participar en el estudio,

donde se elaboraron dos experimentos diferentes, uno para los adultos y otro para los niños. El

experimento de los adultos consistía narrar una historia para que el adulto escogiera entre tres

fotos la expresión correspondiente a la emoción que fue expuesta en la historia, mientras que

el experimento de los niños era el mismo, pero ellos solo debían de escoger entre dos

fotografías. Adicional a esto, se eligió un grupo de adultos que sí habían sido expuestos a la

cultura occidental para así comparar los resultados entre el grupo de personas sin ningún

contacto con otras culturas, y el grupo de personas que sí han tenido contacto con la cultura

occidental.
Las 40 fotografías elegidas que mostraban 24 personas diferentes incluyendo hombres,

mujeres, niños y niñas fueron usadas como ejemplo de las seis emociones básicas. Además,

fueron previamente juzgadas por al menos 70% de observadores en dos culturas alfabetas para

que realmente fueran representativas de la emoción que estaba siendo expresada. Por otra parte,

se les dio un entrenamiento especial a los traductores para que no influenciaran a los sujetos, y

para que tradujeran las historias exactamente de la misma manera para evitar cambiarlas o

embellecerlas.

Los resultados del experimento, mostraron que no hubo ninguna diferencia significativa

en la habilidad de reconocer y diferenciar correctamente las emociones entre todos los grupos

estudiados. Igualmente, todos los porcentajes fueron estadísticamente significativos excepto

cuando se le pidió a los sujetos diferenciar entre miedo y asombro. Cuando está situación

existía, la emoción de asombro era seleccionada significativamente un 67% de las veces cuando

realmente la historia narrada describía miedo. Las comparaciones que se hicieron entre los

adultos occidentalizados y los no occidentalizados no mostraron ninguna diferencia, y también

no se encontró ninguna diferencia entre los niños mayores y menores. Por último, los niños

tuvieron un mejor desempeño que los adultos, pero Ekman y Friesen atribuyen esto a que los

niños solo debían de escoger entre dos fotografías.

Finalmente, se concluyó que las expresiones faciales particulares están universalmente

asociadas con emociones particulares, basándose en que la comunidad South Fore no tenía

cómo identificar las expresiones a no ser que estas fueran universales. Igualmente, respecto a

la confusión entre miedo y asombro, se explicó que dentro de está cultura los eventos miedosos

también generaban sorpresa, por lo cual no generaba diferencia en los resultados, debido a que

la mayoría de las expresiones si habían sido elegidas correctamente.

Respecto al estudio realizado por Paul Ekman y Wallace Friesen sobre la universalidad

de las expresiones faciales, puedo decir que estoy de acuerdo con que existen seis emociones
básicas universales las cuales son alegría, ira, tristeza, miedo, disgusto y asombro. Esto, debido

a que se ha comprobado que todos los recién nacidos expresan una especie de sonrisa a partir

de las cinco semanas de vida, incluso si son ciegos, y adicionalmente los niños ciegos de

nacimiento también ríen, lloran, fruncen el ceño y adoptan expresiones típicas de ira, temor o

tristeza, lo cual ratifica que estas emociones si son universales.

Pero, por otra parte en base al estudio publicado en la revista Proceedings of the

National Academy of Sciences, investigadores del Instituto de Neurociencias y Psicología de la

Universidad de Glasgow (Reino Unido) señalan que la comunicación de las emociones ha

evolucionado y mejorado, en el contexto de la interacción social. En el trabajo contaron con

participantes occidentales y orientales. Los primeros distinguían las seis emociones básicas,

mientras que los orientales superponían algunas de ellas. Los orientales confundieron sobre

todo la sorpresa, el miedo, el asco y la ira.

Esto se debe a que estos tienden a fijarse en los ojos para reconocer el grado cierta

emoción en una persona. Los occidentales, en cambio, deducen la magnitud de la emoción por

otros músculos faciales, principalmente de la boca.

En conclusión, estoy de acuerdo con que las emociones básicas son universales, ya que

el ser humano nace con ellas, pero aunque estas sean universales la comunicación de las

emociones ha evolucionado en la interacción social, por lo cual cada cultura ha desarrollado

una forma de reconocer las expresiones faciales en base a una emoción. Es decir, no siempre

van a acertar en la emoción que está siendo expresada debido a los diferentes rasgos o músculos

faciales que tienen mayor relevancia para así identificar la expresión facial y descifrar la

emoción transmitida.

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