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Introducción al realismo español

Cuando hablamos de Realismo en la literatura española debemos tener en


cuenta que el carácter realista siempre estuvo presente en sus textos, desde
“El cantar de mio Cid”, pasando por el “Lazarrillo de Tormes” hasta “El
Quijote”.
La corriente del Realismo se distingue por la intención que tienen los autores
de los textos realistas de dar a conocer y resaltar la realidad, algo que en los
textos antes mencionados era producto de la construcción textual y no se
contemplaba en los motivos del autor, en el Realismo se propondrá retratar la
realidad.
El realismo aparece en España en la segunda mitad del S.XIX y para su
desarrollo resultaron esenciales las influencias de: Balzac, Dostoievski y
Flaubert.

Contexto histórico.

Situaremos históricamente el período literario: entre la lucha, desde los


primeros años del siglo XIX, contra los franceses hasta el derrocamiento de la
monarquía borbónica. Desde 1868 hasta 1875, España ensaya varios
regímenes hasta una República que dura dos años, finalmente se da la
restauración de la monarquía.
Se da la lucha entre los partidarios de la tradición católica y los defensores de
la nueva moral del positivismo filosófico.
La época isabelina acentúa la nota moralizadora, prejuiciosa y conservadora.
La revolución liberal proponía: el sufragio universal, la libertad religiosa y de
prensa.
Se trata de una época de cambios bruscos donde no nos asombrará que en la
literatura repercuta la desestabilidad del poder y el descalabro social que esto
implica.
El estado moral del país les obligaba a crear una literatura crítica del
conformismo, la ignorancia y la corrupción de los partidos, proponiendo una
España ajena a la abulia y la pasividad y que se acerque a los ideales de la
Europa libre y abierta.

El Realismo.

El Realismo pretende la reproducción del ambiente social del momento en que


se desarrolla, la reproducción debe ser sencilla para que todos puedan acceder
a su comprensión.
La novela se beneficia de la revolución burguesa: al multiplicarse las relaciones
sociales se multiplican las relaciones entre los personajes, se crea un universo
actual correlativo con la sociedad que se vive.
Hay una pérdida de los ideales románticos en pro de un concepto más práctico
y real de las cosas, he aquí las ideas de la burguesía. Los rasgos
característicos de la novela realista serán: la verosimilitud; las historias son
fragmentos de la realidad; estructura lineal de los hechos en el tiempo
narrativo; aproximación al lenguaje coloquial; narrador omnisciente; ubicación
próxima de los hechos; observación sobre lo cotidiano; estilo sobrio y sencillo.
Debido a los problemas estructurales de la época se había generado un gusto
por la literatura escapista, el analfabetismo había bajado, se daba un
incremento demográfico. Se suministraban folletines con los periódicos y
novelas por entrega para satisfacer a un nuevo público lector: las clases bajas
de la sociedad.
La literatura realista intenta generar opinión y sus características se fundan en
respuesta a la situación socio-política en que se genera, sus rasgos son más
semejantes a los textos periodísticos.
El público burgués pide que se le hable de lo inmediato, lo cotidiano, lo real, el
escritor trabaja para una empresa (editorial o periódico) depende de la
aceptación de sus obras publicadas, tiene en cuenta los intereses de su público
lector.
El artista desea dar testimonio directo de la realidad en que vive, el tono
intimista deja lugar al interés por la descripción de la realidad de modo
impersonal, es una labor cronista.
Se preocuparon por explicar las líneas de la historia humana, derivando en los
tres estadios planteados por Augusto Comte. Los escritores comenzaron a dar
relevancia a los detalles materiales, la observación de la realidad fue
adquiriendo preponderancia sobre la imaginación, el escritor pasa a ser un
observador, es un testigo de vista.
El darvinismo con su carácter laico se mezcla con el evolucionismo
spenceriano.

El krausismo y su influencia en la nueva literatura.


El krausismo fue un movimiento de renovación espiritual, entendiendo el arte
como forma de la actividad espiritual, más que una filosofía estricta es un modo
ético e intelectual.
Lo que propone esta filosofía es llegar a la unidad del Espíritu y la Naturaleza
en la Humanidad. Pattison explica que para los krausistas todas las religiones
tenían “algo de bueno y algo de verdad”. El hombre haciendo uso de su razón,
de su espíritu crítico, debe saber tomar lo bueno y lo verdadero. Este libre
examen no se restringe a la religión sino que se extiende a otras
manifestaciones de la vida. La tolerancia que promovía el krausismo estimuló al
estudio de otros sistemas filosóficos, principalmente del positivismo. De esta
forma se centran en las leyes naturales y penetran en el terreno de la ciencia.

El costumbrismo.
El costumbrismo da lugar al Realismo.
Juan Ignacio Ferreras explica que el costumbrismo no evolucionó sino que
surgió como algo perfecto, pero de todas formas se pueden distinguir tres
aspectos distintos: costumbrismo tradicional, costumbrismo político y por
último, simplemente, costumbrismo.
El primero se trata de un costumbrismo moral y satírico que va en contra de
todo lo que sea una exageración, que va desde las costumbres, la apariencia
hasta el pensar.
El costumbrismo político surge con el romanticismo y con la tendencia
politizante de la época. Las obras toman posición política, ya sea en contra o a
favor del régimen.
El último tipo de costumbrismo lo clasifican como “puro”, es aquel que ya no
tiene interés por las luchas políticas. Lo que mantienen es cierta tendencia
moralizante y satírica. Este costumbrismo se funde con el periodismo, mientras
que a la novela le sirve de inspiración.
Juan Ignacio Ferreras explica que el costumbrismo no evolucionó sino que
surgió como algo perfecto, pero de todas formas se pueden distinguir tres
aspectos distintos.

El Naturalismo.
En España no se había tomado conciencia del naturalismo literario hasta los
años 1879 y 1880.
Si bien se hablaba de Naturalismo mucho antes del siglo XIX (designaba una
escuela filosófica medieval), es a partir ese siglo que utilizada con tres
acepciones diferentes. La primera de ellas, según Pattison, tiene que ver con
una actitud religiosa ante la Naturaleza (hay una tendencia hacia lo pagano), la
segunda con la imitación del artística de la Naturaleza y la tercera con el
estudio científico de la Naturaleza (tiene que ver con la filosofía positivista y
materialista).
El Naturalismo es un movimiento estético que lleva al extremo los postulados
del Realismo, consideran al hombre sin libertad de actuación pues está
determinado genéticamente (Mendel y Darwin) y por las circunstancias
sociales. Por esto fija su interés en sectores sociales y rasgos individuales no
valorados estéticamente en la época anterior el Romanticismo que exaltaba la
belleza. En cambio destacará como personajes a alcohólicos, retardados
mentales, psicópatas, protagonistas con deterioro físico y moral.
Para los naturalistas españoles, según Pattison, la verdad no podría ser solo
crudezas y es por ello que establecen un punto medio entre el idealismo y
naturalismo.
Se pude decir que el medio ambiente y el momento histórico determinan a los
personajes de las novelas, son producto de estos factores. Esto se ve traducido
en el protagonista que ya no es un héroe sino un hombre común.
Los naturalistas reproducen de manera fiel el lenguaje del pueblo.
El estilo impersonal no es el elegido de los naturalistas ya que el autor suele
hacer comentarios que apuntan al lector guiándolo a la moraleja de la obra.
A partir de que las leyes naturales comienzan a explicar al hombre se da una
fuerte reacción de los tradicionalistas contra los liberales.
Los tradicionalistas atacan a los librepensadores catalogándolos como ateos y
por otra parte negando la validez de las leyes de la Naturaleza.
Los liberales sostenían que en la medida que aumentan los descubrimientos
científicos disminuye la “imaginación creadora” en la literatura.

Bibliografía.
Diez Borque, J. M. Historia de la literatura española.
Pattison, W. ​El naturalismo español. ​Editorial Gredos.

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