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RESUMEN
En el presente trabajo, se intentan abordan los diferentes temas que pueden afectar el
desarrollo del ciclo vital de la familia llevándolos a una crisis. Así como también, el papel
que la familia juega en la sociedad y por qué ésta es tan importante para el buen
funcionamiento de la familia. Se pone de manifiesto que tanto los eventos propios del
desarrollo, como los accidentales, dan lugar a la aparición de crisis en la familia.
Durante las diferentes etapas del desarrollo familiar, la familia enfrenta diferentes
momentos críticos del ciclo evolutivo, que implican cambios tanto individuales como
familiares, los que pueden constituir un período de crisis. En estos períodos de transición de
una etapa del ciclo vital a otra hay indefinición de las funciones, porque los miembros de la
familia están asumiendo un nuevo rol. El querer conciliar ambos funcionamientos produce,
en ocasiones, fluctuaciones, inestabilidades, transformaciones, que se expresan en ciertos
niveles de desorganización de la familia, y es lo que se denomina como crisis evolutiva
(González, 2000).
No es posible hacer una clasificación clara de los factores que afectan el desarrollo de la
familia y de la sociedad en general, pues el entorno del niño en crecimiento consta de
muchas situaciones y cambia con el tiempo. Así, en la adolescencia el entorno rebasa el
ámbito familiar y pasa al barrio, a la escuela y a un mundo de influencias que va mucho
más allá, habitado por amigos y personas, en cambio continuo. El ambiente también está
conformado por libros, la televisión, y cada vez más, por la tecnología y el internet (Craig y
Baucum, 2009, pág. 104).
DESARROLLO
La familia es en esencia un sistema vivo de tipo “abierto”, tal como lo describió Bertalanffy
en 1968. Al conceptualizarlo así, vemos que dicho sistema se encuentra ligado e
intercomunicado con otros sistemas, como el biológico, el psicológico, el social y el
ecológico. Además, la familia pasa por un ciclo donde despliega sus funciones: nacer,
crecer, reproducirse y morir, las cuales pueden encontrarse dentro de un marco de salud y
normalidad o bien adquirir ciertas características de enfermedad o patología (Estrada, 2012,
pág. 17).
Al enfocar el “sistema familiar” atravesando por un ciclo vital, podemos hacer algunas
consideraciones, ya sea de tipo práctico, teórico o clínico, para su mejor comprensión y
entendimiento. De tal suerte que, dado el caso, tengamos la posibilidad y la oportunidad de
tomar medidas (ya sea preventivas, o de tratamiento), que contribuyan a salvaguardar este
“sistema”, tanto de la enfermedad, como de su destrucción total (Estrada, 2012, pág. 17).
Existe una relación recíproca entre un sistema familiar saludable y la salud física y mental
de sus miembros. Un entendimiento del ciclo vital familiar y del ciclo individual, puede
ayudar al proveedor a hacer una hipótesis acerca de los problemas que está experimentando
esa familia (McWhinney y Freeman, 2009, pág. 217).
Algunos autores hablan de una cierta estabilidad en lo que se denomina el Ciclo Vital de la
Familia, que marca su rumbo evolutivo. Con algunas pequeñas variaciones se han
planteado como etapas del ciclo vital familiar las siguientes:
La manera en que la familia aborda las distintas etapas del ciclo vital, los eventos o tareas
de desarrollo que se presentan en cada una de ellas, estará ligada con sus recursos, sus
mecanismos de afrontamiento y sus estilos de funcionamiento familiar, lo que puede
provocar estados transitorios de crisis, con un mayor o menor riesgo de surgimiento de
trastornos emocionales en uno o más de sus miembros.
Durante las diferentes etapas del desarrollo familiar, la familia enfrenta diferentes
momentos críticos del ciclo evolutivo, que implican cambios tanto individuales como
familiares, los que pueden constituir un período de crisis. En estos períodos de transición de
una etapa del ciclo vital a otra hay indefinición de las funciones, porque los miembros de la
familia están asumiendo un nuevo rol (Hernández, 2005).
Crisis para-normativas o no transitorias
Ahora bien, existen las crisis para-normativas, que no son más que aquellos cambios o
transformaciones que experimenta la familia en cualquiera de sus etapas de desarrollo, que
no están relacionadas con los períodos del ciclo vital, sino con hechos situacionales o
accidentales; por ejemplo, divorcio, separación, abandono, muerte. Estas crisis suelen tener
un impacto más desfavorable en la familia y un costo mayor para la salud (Hernández,
2005).
2. Eventos de incremento: Son aquellos, que provocan crisis por incremento a causa
de la incorporación de miembros en la familia (adopciones, llegadas de familiares).
3. Eventos de desmoralización: Son los que ocasionan crisis de este tipo por
constituir hechos que rompen con las normas y valores de la familia (alcoholismo,
infidelidad, farmacodependencia, delincuencia, encarcelamiento, actos
deshonrosos).
La crisis implica una trasformación, por eso debemos tomar en cuenta que una crisis
siempre producirá cambios y no se puede esperar que se vuelva al anterior equilibrio, se
debe buscar un nuevo estado de equilibrio que permita a la persona desenvolverse
adecuadamente.
DISCUSIÓN
Uno de los problemas principales que se encuentra al revisar los problemas psicosociales,
es la variabilidad para su clasificación y por lo tanto la dificultad para comparar estudios,
así, mientras unos autores utilizan lo que denominan acontecimientos vitales estresantes y
meten en el mismo saco vacaciones y muerte de un familiar (Holmes y Rae), otros utilizan
escalas donde agrupan esos posibles acontecimientos en áreas: casa, ocupación, finanzas
etc. (Social Problem Cuestionary), por otro lado la clasificación del DSM IV entiende los
problemas psicosociales no como verdaderos trastornos mentales y si como
acontecimientos vitales negativos, o una dificultad o deficiencia ambiental, un estrés
familiar o personal, una insuficiencia en el apoyo social o en los recursos personales u otro
problema relacionado con el contexto en que se desarrollan alteraciones por una persona
que necesitan atención clínica (Bellon, 2002, pág. 267). Como se ha observado, es algo
demasiado grande y demasiado variable como para poder ser definido con precisión, por lo
que los estudios relacionados con problemas psicosociales se centran sobre todo en medir el
impacto que estos problemas ocasionan en la persona: estrés, ansiedad, depresión, síntomas
somáticos, etc.
Así, los acontecimientos vitales estresantes, las transiciones, los cambios y las
dislocaciones de las etapas del ciclo vital familiar, son los que en el ámbito individual
producen un conjunto de respuestas motoras, cognitivas y psicofisiológicas en un intento de
adaptarse a la nueva situación causada por el factor estresante; esto puede originar cambios
en la salud, la aparición de enfermedades o el agravamiento de las preexistentes. Pero al
mismo tiempo, estos factores repercuten en la familia, lo que da lugar a una reacción más o
menos intensa que ocasiona crisis o disfunciones familiares. En estos últimos años ha
aumentado el número de investigaciones que han puesto de manifiesto que la red y el apoyo
social tienen un efecto protector sobre los procesos de salud y enfermedad (De la Revilla,
de los Ríos y de Dios, 2007, pág. 305-311).
La familia, por ser el grupo social en el cual se reproduce y desarrolla el ser humano, es, al
mismo tiempo, el agente que cumple con el papel de proporcionar nuevos miembros a la
sociedad; esto es, individuos socializados, capaces de participar activamente en ella. Es
pues, gracias a la familia, que la sociedad se renueva, y al mismo tiempo, gracias a ella se
transmite la cultura específica de cada sociedad, de generación en generación.
Todos necesitamos el proceso de socialización, para así poder aprender e integrar los
elementos socioculturales que nos rodean (las creencias, los valores, las normas, etc), como
experiencias y/o agentes sociales. Considero que los agentes sociales más importantes son
la familia, pues es el primer contacto social que tenemos, y en segundo punto, la escuela.
Hay diversos tipos de familia y cambian con el paso del tiempo, pues la
dinámica familiar depende mucho de factores como la tecnología, la economía y los nuevos
conocimientos. “La influencia de la tecnología en la dinámica familiar es notable: afecta las
relaciones con los hijos y resto de los miembros”, destaca Daniel Zalazar Romero,
especialista en psicología de masas. Pero se debe aclarar que los dispositivos y aparatos
electrónicos no hacen más que resaltar los valores familiares. Es decir, si en una familia
existe un buen nivel de comunicación, la tecnología servirá para potenciar ese aspecto
positivo de la familia. En cambio, si no hay una buena relación entre los miembros, la
tecnología puede distanciarlos, ya que suele favorecer el aislamiento y el individualismo.
CONCLUSIONES
La importancia que tiene la familia en la sociedad como pilar es fundamental, por ejemplo
si la familia se encuentra sumida en cumulo de violencia, es muy probable que esto se
expanda y cree un circulo “vicioso” en donde la violencia solamente de vuelta entre
familia, escuela, trabajo y regrese a casa. Sobre todo, cuando todo esto es enseñado desde
que somos pequeños, pues aprendemos un mundo que consideramos “normal”, y eso es lo
que enseñamos a los demás. El apoyo social es un recurso que se puede referir al propio
sistema cuando es la familia la que actúa como sistema de apoyo, brindando ayuda a todos
sus miembros, o cuando la recibe de otras personas, grupos o de algunas instituciones.
Durante la crisis existe una organización inestable y transitoria que puede ocasionar
angustia. Pueden aflojarse los límites y confundirse los papeles y las reglas, los valores y
las metas pierden importancia y es posible que se revivan conflictos irresueltos, sin
embargo, aunque se considere a la crisis como un trance peligroso, no necesariamente debe
evitarse, ya que es un proceso que puede promover la reestructuración de los sistemas
(individual, familiar, social) y ayudar a comprender sus cambios.
REFERENCIAS
De la Revilla, L., de los Ríos, A., de Dios, J. (2007). Factores que intervienen en la
producción de los problemas psicosociales. Atención Primaria, 39(6), 305-311.
Feldman, M., Christensen, J. (2008). Behavioral medicine: A guide for clinical practice.
New York: The McGraw Hill Companies.
González I., (2000). Las crisis familiares. Revista Cubana de medicina general integral,
16(3), versión Online, s/pág.
Goslin, D. (1969). Handbook of socialization theory and research. Chicago: Rand McNally.
McDaniel, S., Campbell, T., Hepworth, J., Lorenz, A. (1990). How Families affect illness:
research on the family´s influence in health. In: Family Oriented Primary care. New
York: Springer.
McWhinney, I., Freeman, T. (2009). The Family in health and disease. New York: Oxford
University Press, Inc.