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Capítulo 4: El impacto de la práctica psicoterapéutica

David Alejandro Tremillo Sánchez

Este capítulo lo percibí bastante ambiguo, quizás por un agente externo a la lectura, o porque
estoy convencido de que varios aspectos de los que se tocan son circunstancias que ya he
ido superando, aún y sin haber practicado la profesión, o que, desde mucho antes de
siquiera haberme planteado estudiar psicología, ciertos aspectos que aparecen en el texto,
como casarme o tener hijos, son circunstancias que ya había pensado que no quiero en mi
vida. Lo anterior puede llegar a sonar un tanto arrogante, y puede haber quienes puedan
hacer comentarios cliché como “todos dicen lo mismo, y al final lo hacen”, o “ya veremos si
después sigues pensando así”, sin embargo, mi convicción ante estos aspectos esta
marcada por una serie de eventos que me llevaron a esas conclusiones a lo largo de la vida,
y no por un simple capricho de “no querer”, o de “querer ir contra corriente”.
Por esta razón, que el capítulo hable de esos temas me parece inverosímil para mí y poco
útil, al menos en cuanto al aspecto personal, porque puede ser que necesite esta información
en un futuro, si, por ejemplo, debo tratar con un psicólogo casado y con hijos, o con la pareja
de un psicólogo. Aquí si es más útil la lectura, para tener el contexto de que puede ocurrir en
una pareja en donde ambos o uno de ellos es psicólogo.
Además de lo anterior, tanto en aspectos positivos como en los negativos, se repiten
ciertos aspectos una y otra vez. La familia, la pareja, los hijos, los amigos o cualquier
persona “significativa” tienen un impacto sobre el psicoterapeuta y él sobre ellos, esto es
claro y creo que en cualquier profesión se repite, no de la misma forma, esta influencia
mutua. El hecho de que la psicoterapia sea un trabajo ético y muy serio, como lo es la
medicina, la fisioterapia, o cualquier otra profesión en la que el profesional intervenga o trate
con otra persona, que, a diferencia de algunos otras profesiones, debe ser confidencial entre
el psicoterapueta y el paciente. provoca que haya una semi-comunicación entre todos los
miembros de las diversas relaciones del terapeuta, al menos en cuanto a lo profesional. El
texto menciona que esto puede provocar alienación entre las personas que se relacionen
estrechamente con el psicoterapeuta por sentirse asilados o fuera del conocimiento de la
profesión de su familiar. Esta semi-comunicación se ve potenciada por la vida que el propio
psicoterapeuta debe llevar, aunque, en un principio quizás lo que pueda generar estrés y un
poco de ansiedad en un psicoterapeuta es no tener pacientes, o suficientes pacientes para
mantenerse, de manera casi irónica, tener muchos pacientes, un horario continuo y poco
tiempo para “respirar”, provoca ahora estrés y leve ansiedad en el terapeuta, de aquí se lleva
a la relación con la familia, porque en los momentos en los que el terapeuta tiene espacio
para sí mismo quizá haya alguien esperando atención de él o ella, y por la falta de
comunicación, en cuanto a lo profesional, puede generar que la pareja o familia se sienta
más alienada y separada de la familia.
Como ya dije, en el texto ciertos aspectos se repiten una y otra vez, otro de los aspectos
que más se repite es el aislamiento, cosa de la que trata enteramente el capítulo anterior a
este, pero aquí, se deja ver como afecta a los miembros cercanos al terapeuta, y en la
mayoría de los casos, o el terapeuta deseará no saber ni escuchar de más problemas de los
que ya estuvo enfrentando en su trabajo, y esto provocará que sus allegados se sientan no
escuchados, apartados y, puede llegar a ser que hasta se ofendan por el trato de indiferencia
que puede parecer que el terapeuta tiene hacia ellos. El texto da algunos consejos para
combatir estos problemas y circunstancias difíciles en la vida del profesional, que se puede
resumir en construir relaciones fuertes, estables y reciprocas, con comunicación efectiva y
experiencias fuera del ámbito profesional.
Capítulo 4: El impacto de la práctica psicoterapéutica
David Alejandro Tremillo Sánchez

De manera superficial, y por como esta estructurado el capítulo, pareciera ser que hay
más cosas negativas que positivas de ser psicoterapéuta, aunque esto no tiene porque ser
así, la manera en la que se describen y se profundiza en los aspectos negativos de la
práctica psicoterapéutica, más que en los positivos, da a entender como si de hecho, habrán
más problemas, y circunstancias complicadas. Esto responde básicamente a que el capítulo
trata de enfatizar en lo negativo para que se tenga una mejor visión de lo que puede pasar en
la práctica, y no como comparación entre si hay más cosas negativas que positivas.
En mi caso personal, la mayoría de circunstancias que se mencionan en el texto, mi familia
y amigos ya tienen claro algunos aspectos de mi futura profesión, como que yo no soy un
agente de cambio en la familia para los problemas que se puedan suscitar, aunque puedo
actuar como una opinión más “racional” por mi actual y futura formación, esto no significa que
se deban o que deseen apoyarse en mi para la búsqueda de resolución de problemas
familiares, ni personales, esto me ayuda y ayudará a no tener esa presión de mi familia de
esperar a que por mi formación se busque que yo “ayude” o “arregle” los problemas
familiares. En algunas ocasiones se llegó a bromear con que yo “ayudaría” a “arreglar” a mis
familiares, sin embargo, esto solo fueron bromas teniendo claro cual será mi papel como
psicólogo, y que de ninguna manera yo puedo ser el “psicólogo” familiar, más que por el
hecho de que estudio esa profesión.
En cuanto a mis amigos, casi nunca se ha hablado de mi profesión y mis futuras
obligaciones, sin embargo, mi relación con ellos es lo suficientemente estable para que los
problemas de los que se habla en el texto no me afecten, como que ellos se sientan
alienados cuando me hablen de sus problemas, o que no quieran salir conmigo porque
estaré en “fiestas profesionales” en donde ellos no tienen mucha cabida. Quiero mantener
mis amistades fuera del ámbito profesional para tener ese “escape” y espacio para hablar de
cosas que nada tengan que ver con la psicología o la psicoterapia, aunque, por el otro lado
también busco tener amistades “profesionales” para mantener un balance entre mi vida
social y mi vida profesional.
Por último, y dejando de lado el echo de que no tendré hijos, y tampoco me casaré, queda
la parte de mi relación más significativa (como lo menciona el texto), en este caso, ella
también tiene claro como funcionará mi profesión, por un lado, porque ella misma tuvo algún
acercamiento a la psicología, y porque, por otro lado, con ella es con quién más he
conversado acerca de mis estudios. Con ella he enfrentado ya algunas circunstancias que el
texto menciona, como la semi-comunicación, esto por las ocasiones en las que, hasta la
fecha, he llevado en practica algunas pruebas y procesos psicológicos, aunque esto no es
para nada tratar con un paciente en terapia, ya puedo hablar de que con relación más
significativa se ha hablado y se entiende como funciona y como será esta parte esencial de
la practica psicológica.
Con todo lo anterior, solo me queda decir que no estoy con una idea fantasiosa de que mi
futuro como profesionista no estará con ciertos baches y dificultades, para nada, entiendo
que a pesar de todo siempre me enfrentaré a problemas de diversas índoles, sin embargo,
creo tener una base solida para que el aislamiento de la psicoterapia, y los problemas que
esto puede suscitar en mis relaciones cercanas no me afecte y no afecte tanto a mis
cercanos como podría llegar a ocurrir, como el texto lo analiza. Además, ahora mismo estoy
teniendo más claro en donde quiero estar como futuro profesional, y de ninguna manera
deseo dedicarme el resto de mi vida a la psicología, esto también me ayudara a poder
enfrentar los problemas que la práctica psicológica conlleva.

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