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MUJERES EN LA HISTORIA

TRABAJO DE FILOSOFIA

ISABELLA MENA

VALENTINA CARDONA

CBM

2019
(Alejandría, c. 370 - id., 415) Matemática y filósofa griega. Era hija del matemático Teón, profesor
del Museo de Alejandría. Fundado por Ptolomeo I, rey de Egipto, el Museo de Alejandría era en la
época una auténtica universidad a la que asistían alumnos ansiosos de instruirse en las ciencias y la
filosofía.

Hipatia nació en Alejandría, capital de la diócesis romana de Egipto, a mediados del siglo IV, en 370,
según algunas referencias, y en 355, al decir de otras. Pero dado que su discípulo Sinesio de Cirene
nació en torno a 375, esta última fecha parece la más correcta. Su padre fue Teón de Alejandría, un
célebre matemático y astrónomo, muy apreciado por sus contemporáneos, que probablemente
debió trabajar y dar clases en la Biblioteca del Serapeo, sucesora de la legendaria Gran Biblioteca
ptolemaica. Hipatia, por su parte, se educó en un ambiente académico y culto, dominado por la
escuela neoplatónica alejandrina, y aprendió matemáticas y astronomía de su padre, quien además
le transmitió su pasión por la búsqueda de lo desconocido.

Aunque no existe mucha documentación sobre Hipatia, es una de las primeras mujeres matemáticas
sobre la que hallamos fuentes fiables. Trabajó junto a su padre en la preparación de textos para los
alumnos (entre otros el de los Elementos de Euclides, que reeditó críticamente) y escribió
comentarios sobre la Aritmética de Diofanto, el Almagesto de Tolomeo y las Cónicas de Apolonio.

Hipatia de Alejandría se interesó también por los instrumentos prácticos que se usaban en las
investigaciones astronómicas, y elaboró tablas de los movimientos de los cuerpos celestes; sin
embargo, se consagró principalmente al estudio y a la enseñanza de las matemáticas. Entre sus
discípulos más destacados estuvieron el obispo Sinesio de Cirene y Orestes, que llegó a ser prefecto
romano de Egipto.

Su proceder tolerante, no discriminatorio con sus discípulos, y sus enseñanzas fomentadoras de la


racionalidad (imprescindible para la ciencia) le fueron creando en la ciudad envidias y odios. Entre
sus principales detractores se encontraban, al parecer, el obispo San Cirilo de Alejandría y sus
seguidores cristianos. Acusada por Cirilo de que su influencia en el ánimo del gobernador de aquella
ciudad había motivado las persecuciones contra los cristianos, Hipatia de Alejandría fue asesinada
en un motín popular (al parecer, un grupo de exaltados asaltó su carruaje, la torturó y la quemó), y
sus obras perecieron juntamente con toda la Biblioteca de Alejandría.

Las causas de la muerte de Hipatia, sin embargo, distan de ser claras. Estudios recientes han puesto
en duda las motivaciones religiosas, objetando que Hipatia no era contraria al cristianismo (tenía
discípulos de todas las religiones) e intentando enmarcar su muerte en el cúmulo de tensiones
políticas que existía en la Alejandría de la época como consecuencia de la decadencia del Imperio
Romano y de las luchas internas que la provocaron. Su asesinato tendría según estas hipótesis
motivaciones políticas, dentro de la lucha que mantenían el patriarca Cirilo y el prefecto romano
Orestes por la hegemonía política en Alejandría
San Cayetano (Magdalena). Su primer grupo musical fue su familia. Desde niña, Petrona Martínez
vivió inmersa en el folclor de origen africano de la costa Atlántica, oyendo cantos de su abuela y de
sus tías, quienes la criaron después de que su madre enfermara. Así aprendió a cantar bullerengue,
una danza musical campesina proveniente de África, mezclada con la cadencia del mar Caribe.
Entonando melodías durante el trabajo, sembrando yuca, ñame, arroz, plátano, guandul o maíz,
cantando por la tierra y los animales, y cantando también con lamento por los trabajos desmedidos
de su gente para poder ganarse la vida. Los saberes cotidianos y la sabiduría heredada por sus
ancestros le dieron palabras a su voz, formada en fiestas patronales y celebraciones familiares
mucho antes de que aprendiera a leer y escribir, ya adulta, con la lista de mercado.

Así nació Petrona Martínez como intérprete y compositora, una de las últimas y más destacadas
embajadoras de la música afroamericana en Colombia. Después de oírse su voz por décadas en el
barrio Palenquito y de colaborar con Los Tambores de Malagana, empieza a grabar con su grupo
musical desde la década de 1980. Su nombre deja de reconocerse únicamente entre círculos
especializados y se populariza en la década de 1990 después de triunfar en el exterior. En Europa su
trabajo se difunde entre públicos de música étnica y se escucha a través de Radio France
Internacional. Sus giras llevan la cultura colombiana de la costa Atlántica a países como España,
Dinamarca o Inglaterra. En el año 2003 fue candidata a un premio Grammy latino por mejor álbum
de música folclórica.

Características de sus composiciones

Petrona Martínez se alegra de dar a conocer la música de origen africano de su tierra, buscando
mantener viva su tradición. El tambor alegre, la tambora, la gaita, maracas y totumas, el llamador y
los coros, son parte de su grupo musical en el cual nuevos miembros de la familia participan ahora.
Ha efectuado recitales para apoyar los derechos de las mujeres trabajadoras, recordando su
humilde origen de mujer campesina y sus manos marcadas por tantos años dedicados a la labranza.
Vestida con blusa blanca y polleras de flores, sentada en una mecedora, canta, como siempre lo ha
hecho, aunque ahora caliente su voz con sopas caseras en vez del ron de antes. Canta por la alegría
y por la tristeza, como en Palma de Tamarindo, canción dedicada a Luis Enrique, su hijo fallecido
antes de tiempo, con la que cierra sus conciertos. La voz de Petrona Martínez retumba desde el
alma mientras sacude los cuerpos.

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