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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .........................................................................
..... 13

LA BIBLIA Y EL PLAN ETERNO DE DIOS


Lección 1: La Biblia: origen, contenido y
funciones.............................. 15
I. El origen de la Biblia......................................................................... 15
II. El contenido de la Biblia: verdad y vida .............................................
16
III. Las funciones de la Biblia................................................................. 16
IV. Las secciones de la Biblia.............................................................. …16
V. Hechos sobre la Biblia ...................................................................... 17
VI. Cómo leer y estudiar la Biblia........................................................... 18
Lección 2: La economía de Dios: el hombre tripartito, sus partes
y
funciones..................................................................................
........... 19
I. Las partes del hombre .........................................................................
19
II. Las partes y las funciones del alma: .....................................................
19
III. Las partes y las funciones del espíritu:.................................................
20
IV. Las partes y funciones del corazón:.....................................................
20
V. Aplicación:....................................................................................... 20
Lección 3: La economía de Dios:
el dispensar del Dios
Triuno.................................................................. 23
I. La economía de Dios revelada en Mateo.................................................
23
II. El dispensar del Dios Triuno (el Padre, el Hijo y el Espíritu) en el
hombre
tripartito................................................................................................ 23
Lección 4: La economía de Dios: la administración, el arreglo de
Dios................................ ……………………………………………………25
I. La creación de Dios ............................................................................ 25
II. El propósito de Dios .......................................................................... 25
III. El arreglo de Dios: su dispensación a través de los
tiempos ................... 25
IV. El reino milenario ............................................................................ 26
V. La consumación final de la economía de Dios .......................................
27
Lección 5: La economía de Dios:La dispensación o mayordomía
del plan de Dios y los despenseros o
mayordomos .................................................................... 29

.
I. La mayordomía: el ministerio y la distribución de las riquezas de
Cristo:.... 29
II. Los mayordomos:la responsabilidad y el oficio de administrar y
distribuir las riquezas de Cristo y la persona de los
ministros:........................................................... 30
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS
Lección 6: La creación del hombre y el propósito eterno de
Dios.............. 33
I. El significado de los siete días de la creación en
Génesis............................ 33
II. La creación del hombre tripartito...........................................................
34
III. La intención de Dios en la creación del
hombre...................................... 34
IV. El río de la vida, los materiales de la
edificación.................................... 35
V. La formación de la ayudadora del hombre prefigurala formación de la
iglesia como resultado del aumentoy de la expansión de
Cristo........................................... 36
Lección 7: La caída y la condenación del
hombre....................................... 37
I. La estrategia de Satanás para engañar al
hombre.......................................... 37
II. El significado real de la caída del hombre y sus consecuencias:
…………….. 37
III. La caída del hombre y su relación con el
árbol de la ciencia del bien y del
mal............................................................. 38
IV. La condenación de la
humanidad............................................................. 40
Lección 8: El evangelio – Cristo en Sus dos aspectos: El hijo del
Hombre y el Hijo de Dios – Parte 1:
El Hijo del Hombre y la redención
judicial................................................ 41
I. La salvación de Dios:el evangelio como la Persona viva de
Cristo ................ 41
II. La humanidad de Jesucristo, el Hijo del
Hombre........................................ 42
III. La redención judicial por la sangre: la muerte toda-inclusiva y la
eficacia de la sangre preciosa de
Cristo........................................................................................ 43
IV. Los ocho aspectos de la redención
judicial:............................................... 43
Lección 9: El evangelio – Cristo en Sus dos aspectos: El Hijo del
Hombre y el Hijo de Dios – Parte 2: El Hijo de Dios y la salvación
orgánica............................. …45
I. La divinidad de Jesucristo: la designación del Hijo de
Dios............................ 45

.
II. La salvación por la vida: la resurrección de Cristo y la salvación
orgánica......................................................................................................
45
III. Las ocho etapas de la salvación
orgánica................................................... 46
Lección 10: La redención judicial – La reacción del hombre a la
obra redentora del Dios Triuno: Confesar los
pecados.............................................................. 49
I. Necesitamos ser iluminados por
Dios.......................................................... 49
II. Necesitamos ver que nuestra carne es
pecaminosa........................................ 49
III. Necesitamos confesar nuestros pecados y
tratarlos...................................... 50
Lección 11: La redención judicial –
La reacción del hombre a la obra redentora del Dios Triuno:
Arrepentirse..............................................................................
................ 51
I. El significado del
arrepentimiento:............................................................. 51
II. El resultado del
arrepentimiento:............................................................... 52
III. El arrepentimiento es un don concedido por el Cristo
exaltado……………... 52
IV. El arrepentimiento es una exigencia divina y el aspecto principal de la
economía neotestamentaria de
Dios............................................................................... 52
Lección 12: La redención judicial – La reacción del hombre a la
obra redentora del Dios Triuno:
Creer.....................................................................................
53
I. La relación con el
Espíritu:........................................................................ 53
II. La relación con el corazón y el espíritu
humano.......................................... 53
III. El significado de creer y su relación con la
fe............................................ 54
IV. El resultado de
creer:.............................................................................. 54
Lección 13: La redención judicial – El perdón de los pecados por
la sangre preciosa de
Cristo........................................................................................
.................55
I. La necesidad del perdón de los pecados por la aplicación de la
sangre.........................................................................................................
55
II. El significado del perdón de los
pecados.................................................... 56

.
III. La posición y la autoridad para perdonar
pecados....................................... 57.
IV. La base para el perdón de los pecados
(remisión) ........................................ 57
V. La manera de recibir el perdón de los
pecados.............................................. 58
VI. El límite del perdón de los pecados: todos nuestros pecados son
perdonados.................................................................................................
.. 58
II. El resultado del perdón de los
pecados........................................................ 58
Lección 14: La redención judicial – La purificación de los pecados
por el lavamiento del Espíritu
Santo.......................................................................................
59
I. La purificación de los
pecados..................................................................... 59
II. Su relación con el Espíritu
Santo ............................................................... 59
III. La aclaración de la
conciencia................................................................... 59
IV. El resultado de la purificación de los
pecados ............................................ 60
Lección 15: La redención judicial – La reconciliación con
Dios..................... 61
I. La necesidad de ser reconciliado con
Dios................................................... . 61
II. El significado de ser
reconciliado............................................................... 62
III. La reconciliación y la obra del Dios
Triuno.................................................63.
IV. Cómo fuimos
reconciliados...................................................................... 63
V. El resultado de ser
reconciliado ................................................................. 63
Lección 16: La redención judicial – La justificación
posicional..................... 65
I. La justicia de
Dios...................................................................................... 65
II. El significado de ser
justificado.................................................................. 66
III. La prueba de la justificación de
Dios.......................................................... 67.
IV. El resultado de ser justificado por
Dios...................................................... 67
Lección 17: La redención judicial – La santificación
posicional .................... 69

.
I. El significado de ser santo: ser
apartado........................................................ 69
II. La santificación ocurre en tres
etapas........................................................... 69
III. El traslado de Adán a
Cristo .................................................................... 70
IV. El cambio de posición por la identificación con
Cristo................................. 71
V. Ser santificado posicionalmente es estar unido a
Cristo.................................. 72
Lección 18: La salvación orgánica – La base de la salvación: La
regeneración.............................................................................
....................73
I. La salvación completa de Dios: las tres etapas de la salvación de Dios
para el hombre
tripartito……………………………………………………………………………. 73
II. La obra del Dios Triuno tiene como fin salvar al hombre
completamente, para conducirlo plenamente a la gloria de Dios, es
decir, hacerlo como Dios, en vida y naturaleza, pero sin la
Deidad………………………………………………………74
III. El significado de la
regeneración.............................................................. 74
IV. La necesidad de la
regeneración................................................................ 74
V. La experiencia de la
regeneración............................................................... 74
VI. El cumplimiento y los medios para la
regeneración..................................... 75
VII. Los resultados de la
regeneración............................................................. 75
VIII. Las características de los nacidos de
Dios................................................. 75
Lección 19: La salvación orgánica – La base de la salvación:
La reconciliación
orgánica........................................................................... 77..
I. La definición y el significado de la
reconciliación......................................... 77
II. El desarrollo de la
reconciliación............................................................... 78
III. El resultado de la reconciliación
orgánica.................................................. 78
IV. El ministerio de la
reconciliación............................................................. 78
Lección 20: La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La
justificación..............................................................................
.................... 81

.
I. La definición y el significado de la justificación orgánica o
subjetiva.....................................................................................................
... 81
II. Los medios y el cumplimiento de la justificación subjetiva u
orgánica......................................................................................................
... 82
III. El resultado de la justificación: el disfrute pleno de Dios en
Cristo..........................................................................................................
...82
Lección 21: La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La santificación subjetiva o
disposicional ............................................................................
...83
I. La definición y el significado de la
santificación ........................................... 83
II. El proceso y los medios de la santificación
disposicional............................... 84
III. El desarrollo y la búsqueda de la
santificación............................................. 84
IV. El resultado de la
santificación.................................................................. 84
V. Ilustración práctica de la santificación subjetiva o disposicional: la
bolsita de té en una taza de
agua.................................................................................................. 84
Lección 22: La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La
renovación................................................................................
.............. 87
I. La definición y significado de la
renovación ................................................. 87
II. Los medios y la realización de la
renovación................................................. 88
III. Los resultados de la
renovación.................................................................. 88
Lección 23: La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La
transformación..........................................................................
.................. 89
I. La definición y el significado de la
transformación........................................ 90
II. El proceso de la
transformación................................................................. 90
Lección 24: La salvación orgánica – El resultado de la salvación:
La
conformación............................................................................
.................. 91
I. La definición y significado de la
conformación.................................. .......... 92

.
II. El proceso de la
conformación................................................................... 92
Lección 25: La salvación orgánica – El resultado de la salvación:
La
glorificación..............................................................................
..................93
I. La definición y el significado de la
glorificación.......................................... 93
II. El proceso y la experiencia de la
glorificación............................................. 94
III. El resultado de la
glorificación................................................................. 94
DIOS, CRISTO Y EL ESPÍRITU
Lección 26: El Dios
Triuno........................................................................... 95
I. El Dios Triuno es un
misterio...................................................................... 96
II. Dios es Triuno
eternamente........................................................................ 96
III. El Hijo es la expresión corporal del Dios
Triuno......................................... 96
IV. El Espíritu es la consumación final y máxima del Dios
Triuno..................... 97
V. La Trinidad esencial y
económica............................................................... 97
VI. La co-inherencia del Dios Triuno con Sus
creyentes.................................... 98
VII. El Dios Triuno revelado en el Antiguo
Testamento..................................... 98
VIII. El Dios Triuno revelado en los evangelios y en
Hechos.............................. 99
IX. El Dios Triuno revelado en las
epístolas...................................................... 99
X. El Dios Triuno revelado en
Apocalipsis........................................................ 99
Lección 27: El Cristo todo
inclusivo............................................................. 101
I. El Hombre-Dios: sus naturalezas divina y
humana....................................... 102
II. El Hombre-Dios y Sus
ministerios............................................................ 103
III. Cristo y Sus inescrutables
riquezas........................................................... 104
Lección 28: El Espíritu
consumado............................................................. 107
I. El Espíritu todo-inclusivo: la revelación y el proceso del
Espíritu........................ 108

.
II. El Espíritu compuesto, Su tipología (el aceite de la santa
unción) ...................... 108
III. El Espíritu vivificante
y el Espíritu siete veces
intensificado............................................................. 109
IV. Los aspectos esencial y económico del Espíritu y la
experiencia............................ 110

LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO Y NOCIONES BÁSICAS


SOBRE LA VIDA DE LA IGLESIA
Lección 29: La santificación del Espíritu, los medios de
propagación del evangelio y una visión general de los tipos de
personas que podemos encontrar…………….. 114
II. Los medios de propagación del
evangelio................................................... 114
III. Como anunciar el
evangelio.................................................................... 114
Lección 30: El invocar el nombre del
Señor................................................. 127
I. El significado de invocar el nombre del
Señor.............................................. 127
II. El invocar el nombre del Señor en el Antiguo
Testamento………………………………………..............................................
128
III. El invocar el nombre del Señor en el Nuevo
Testamento.................................................................................................
.. 128
IV. El resultado............................................................................................
129
Lección 31: La importancia de la oración y de tomar la Palabra
con
oración.....................................................................................
................... 131
I. El significado de la
oración......................................................................... 131
II. El órgano de la
oración ............................................................................. 132
III. Los medios de la
oración........................................................................... 132
IV. Los beneficios de la
oración....................................................................... 133
V. El Señor Jesús como modelo de hombre de
oración....................................... 133
VI. La importancia de tomar la Palabra de Dios con oración
VII. La experiencia práctica de la oración y del leer-orar en la iglesia:
la vida de reuniones, la vida familiar y la vida
social.......................................... 134

.
Lección 32: La importancia de hablar-cantar los himnos para ser
llenos del
Espíritu.....................................................................................
.................... 135
I. Los salmos, los himnos y los cánticos
espirituales............................................. 136
II. La importancia de la letra de los
himnos......................................................... 136
III. La importancia de la melodía, la armonía y
el................................................ 136
IV. Los himnos y las reuniones de la
iglesia........................................................ 136
V. Hablar y cantar himnos en la vida de la iglesia (en las reuniones y en
el vivir familiar y
social).........................................................................................................
... 137
Lección 33: La importancia del rumiar y del
profetizar................................... 139
I. El ministerio de la Palabra y su
importancia ................................................... 140
II. Los niveles del
profetizar............................................................................. 141
III. El rumiar de la
Palabra............................................................................... 141
IV. Los ministros de la
Palabra....................................................................... 141
V. Aspectos
prácticos..................................................................................... 141
Lección 34: La seguridad y certeza de la
salvación......................................... 143
I. El significado de la salvación (del
espíritu).................................................... 144
II. Las pruebas de la
salvación.......................................................................... 144
III. La seguridad de la
salvación....................................................................... 145
Lección 35: El bautismo: su significado, importancia y
práctica..................... 147
I. La importancia del
bautismo......................................................................... 147
II. El significado del
bautismo.......................................................................... 148
III. El resultado del
bautismo............................................................................ 149
IV. La práctica del
bautismo.............................................................................. 149
11

.
Lección 36: La disciplina dispensacional y los enemigos del
hombre: Satanás, el pecado, el mundo y la
carne............................................................................ 151
I. La disciplina
dispensacional............................................................................ 152
II. Los enemigos del
hombre.............................................................................. 152
Lección 37: El galardón, el reino milenario y los
vencedores............................. 157
I. El
galardón...................................................................................................
158
II. El reino
milenario......................................................................................... 159
III. Los
vencedores............................................................................................
159
IV. La experiencia de una vida
vencedora............................................................. 159
Lección 38: El cuidado inicial y el apacentamiento de los recién
salvos…………..161
I. La comisión y el deseo del Señor para los
discípulos........................................... 162
II. El significado de
apacentar............................................................................. 162
III. Los objetivos del cuidado inicial y del apacentamiento de los
creyentes recién salvos o
inmaduros...................................................................................................
...... 162
IV. Principios espirituales a observar en el
apacentamiento..................................... 163
V. Aspectos
prácticos......................................................................................... 163
Lección 39: La vida de la iglesia y sus tres aspectos: La vida de
reuniones, la vida familiar y la vida
social....................................................................................
165
I. Lo que es la
iglesia......................................................................................... 166
II. La vida de
reuniones...................................................................................... 166
III. La vida
familiar........................................................................................... 168
IV. La vida
social.............................................................................................. 169

.
Lección 40: El Grupo Familiar de Multiplicación (GFM), para la
multiplicación, el cuidado mutuo y el perfeccionamiento de los
creyentes...................................... 171
I. ¿Qué es el
GFM?............................................................................................ 172
II. La importancia y las funciones del
GFM.......................................................... 172
III. Las reuniones del
GFM................................................................................. 173
IV. El liderazgo del GFM: las coyunturas de
ayuda .............................................. 174
V. Aumento, multiplicación y composición del GF (Grupo Familiar)
………………. 175
VI. Aspectos prácticos en cuanto al uso de libros espirituales en los
GFs.............................................................................................................
.....175
VII. Cómo contactar a las
personas...................................................................... 176

INTRODUCCIÓN
Este libro de lecciones fue preparado con mucho cariño y dedicación
para ayudar a afirmar los fundamentos de la fe de los hijos de Dios que
están sedientos de la Palabra. Consta de dos módulos, cada uno de 40
lecciones. Algunas incluyen diagramas, tablas, ilustraciones o bosquejos
explicativos. Estas lecciones pueden ser estudiadas de manera
individual o en grupo: en reuniones de estudio bíblico, reuniones de
casa, reuniones de jóvenes, etc. Si son estudiadas en grupo, sugerimos
que el texto inicial, que resume el contenido de la lección, sea leído en
voz alta por todos los participantes, uno tras otro, siguiendo una
secuencia y, a continuación, se puede explorar el bosquejo, leyendo los
pasajes bíblicos correspondientes y comentando el tema. Al final del
estudio, es bueno que uno o dos participantes hagan un resumen de la
lección para contribuir a que el contenido quede aclarado y constituido
en los miembros del grupo.

¡Buen disfrute!
Junio de 2016.

.
LA BIBLIA Y EL PLAN ETERNO DE DIOS
LECCIÓN 1
La Biblia: origen, contenido y funciones
Dios les dejó a los creyentes dos grandes herencias: el Espíritu,
interiormente, y la Biblia, exteriormente. Ambas se complementan y
necesitamos de las dos. Son como la locomotora y los rieles: un tren sin
locomotora no se puede mover de su lugar y sin los rieles puede causar
mucho daño. Sin el Espíritu, como la fuente de vida y vigor en nuestro
espíritu, no tenemos energía para proseguir en nuestra vida cristiana;
sin la Biblia depositada en nuestra mente y corazón, no tenemos los
rieles, los parámetros para seguir correctamente y alcanzar la meta.

Cada vez que nos acercamos a la Biblia, debemos hacerlo con oración, a
fin de disfrutar del Espíritu. Así, las palabras no sólo serán letras
impresas en un papel, sino también Espíritu y vida. Además, nos
iluminarán, alimentarán, enseñarán, instruirán, exhortarán, lavarán las
manchas, quitarán las arrugas, y serán como una espada que nos dará
el discernimiento para saber lo que es del alma y lo que es del Espíritu.
La Palabra nos hará sabios para la salvación por la fe y nos dará la
revelación acerca de Dios, Cristo, el Espíritu, el hombre, el diablo, el plan
de Dios, la caída del hombre, la redención de Cristo, la salvación
.
completa de Dios, la iglesia, el reino y la Nueva Jerusalén. Por ella
podemos tener el modelo de innumerables hombres que agradaron a
Dios e hicieron Su voluntad, así como también la advertencia de los que
fueron infieles y fueron juzgados por Él. La Biblia es la palabra de Dios
para nosotros. Estemos abiertos a ella, tengamos nuestros oídos atentos
a lo que Dios nos quiere hablar y alimentémonos de ella diariamente
para tener un vivir según Dios.
I. El origen de la Biblia:
A. Es soplada por Dios — 2 Ti 3:16.
B. Es el hablar de Dios a través de hombres que fueron movidos por el
Espíritu Santo — 2 P 1:21; 2 S 23:2.
C. Es el hablar de Dios en los profetas y en el Hijo — He 1:1-2.
D. Es la revelación del Espíritu Santo — Jn 16:13.
II. El contenido de la Biblia: verdad y vida — Jn 17:17; 6:63; Hch
5:20.
A. Aunque es usada como fuente de conocimiento y doctrina, la Biblia
tiene como contenido al mismísimo Dios como la verdad, la realidad de
todas las cosas, y la vida, la esencia divina que Él quiere que
disfrutemos.
B. Toda la Biblia se centra en un asunto: un matrimonio universal: la
Persona maravillosa de Cristo, y la iglesia, como Su complemento, y el
cumplimiento del propósito eterno de Dios:
1. En el Antiguo Testamento, Cristo y la iglesia son retratados por medio
de personajes, figuras y simbologías.
2. En el Nuevo Testamento son presentados en palabras claras y
enseñanzas.
C. La enseñanza del Nuevo Testamento es complementada por las
figuras del Antiguo Testamento: una figura vale más que mil palabras;
así como en un manual técnico tenemos la descripción de cierto
equipamiento y los diagramas para ilustrar y facilitar el entendimiento.
III. Las funciones de la Biblia:
A. Dar testimonio del Señor Jesús — Jn 5:39.
B. Hacer a los hombres sabios para la salvación — 2 Ti 3:15.
C. Llevar a los hombres a ser regenerados — 1 P 1:23.
D. Ser el alimento espiritual de los creyentes — 1 P 2:2; Mt 4:4; Jer
15:16a.
E. Ser el disfrute espiritual de los creyentes — Jer 15:16; Sal 119:103;
19:10.
F. Iluminar a los hombres — Sal 119:105.
G. Volver completos a los creyentes — Ro 15:4; 1 Co 10:11; 2 Ti 3:16-17.
IV. Las secciones de la Biblia:
A. El Antiguo Testamento: 39 libros:
1. Los libros de la ley (el Pentateuco): 5 libros (de Génesis a
Deuteronomio).
2. Los libros históricos: 12 libros (de Josué a Ester).
3. Los libros poéticos: 5 libros (de Job a Cantar de los Cantares).
4. Los libros proféticos: 17 libros.
a. Profetas mayores: 5 libros (de Isaías a Daniel).

.
b. Profetas menores: 12 libros (de Oseas a Malaquías).
B. El Nuevo Testamento: 27 libros:
1. Los Evangelios: 4 libros (de Mateo a Juan).
2. El libro histórico: Hechos de los apóstoles.
3. Las epístolas: 21 libros (de Romanos a Judas).
4. El libro profético: Apocalipsis.
V. Hechos sobre la Biblia:
A. Los primeros libros fueron escritos por Moisés alrededor del año 1.500
a.C. y los últimos, por el apóstol Juan alrededor del año 100 d.C. Por
tanto, toda la Biblia tomó cerca de 1600 años para ser completada.
B. El Antiguo Testamento fue escrito originalmente en hebreo y arameo,
y el Nuevo Testamento, en griego.
C. El Espírito Santo usó a decenas de hombres en varios lugares y siglos
a fin de dejar registradas Sus palabras en las Escrituras. De reyes a
labradores, de médicos a pescadores, innumerables personas fueron
inspiradas por Él en Su providencia.
VI. Cómo leer y estudiar la Biblia:
A. Con entendimiento — Lc 24:45.
B. Con sabiduría — Col 3:16; Ef 1:17.
C. Recibir la Palabra con el espíritu, leer-orar — Ef 6:17-18.
D. Alimentarnos de la Palabra — 1 Ti 4:6.
E. Rumiar la Palabra y meditar en ella de día y de noche — Sal 1:2.
F. Establecer un hábito saludable de lectura diaria de la Palabra — 1 Ti
4:12-13.

LECCIÓN 2
La economía de Dios: el hombre tripartito, sus partes y
funciones
El hombre se diferencia en toda la creación de Dios, se destaca entre
toda ella. Para crear cada cosa, Dios lo hizo por medio de la palabra:
“Dijo Dios” y “fue hecho”. No obstante, el hombre fue hecho por Dios
Triuno a Su imagen y conforme a Su semejanza. Este ser complejo que
es el hombre es el centro de la creación de Dios y tiene como objetivo
cumplir el propósito divino eterno: contener, expresar y representar a
Dios. Como la imagen de Dios, tenemos características semejantes a las

.
Suyas: mente, voluntad y emoción. Asimismo, tenemos un órgano en
nuestro interior que tiene a Dios mismo como origen: el espíritu. Dios es
Espíritu y nosotros tenemos un espíritu humano. Por medio de ese
órgano podemos relacionarnos con Dios. Así como el aceite no se mezcla
con el agua, sino con el mismo aceite, sólo podemos relacionarnos con
Dios por medio de nuestro espíritu, y no por el alma (nuestro ser
psicológico) o nuestro cuerpo (nuestro ser físico).

I. Las partes del hombre – 1 Ts 5:23; He 4:12:


A. El cuerpo, la parte exterior — 1 Co 6:18-20:
1. Sirve para contactar el mundo físico.
2. Está relacionado con la vida biológica (bíos).
B. El alma, la parte interior — Gn 2:7; Sal 42:2; Lc 1:46:
1. Sirve para contactar el mundo psicológico.
2. Está relacionada con la vida psicológica (psychê).
C. El espíritu, la parte más íntima — Job 32:8; Zac 12:1; Pr 20:27:
1. Sirve para contactar el mundo espiritual.
2. Está relacionado con la vida divina (zoé).
II. Las partes y las funciones del alma:
A. La mente, para conocer a Dios y Su plan — Sal 139:14; Pr 2:10.
B. La emoción, para amar a Dios y Su Palabra — Sal 42:1; 119:81; Is
61:10.
C. La voluntad, para escoger a Dios — 1 Cr 22:19; Sal 13:2.
III. Las partes y las funciones del espíritu:
A. La conciencia, para distinguir entre lo correcto y equivocado, para
condenar o justificar — Ro 9:1; 8:16; 1 Co 4:4; 5:3; Jn 8:9.
B. La comunión, para contactar, adorar y servir a Dios — 1 Co 6:17; Jn
4:24; Ro 1:9.
C. La intuición, para obtener un sentir o un conocimiento íntimo, que
viene directo de Dios — Mr 2:8; 1 Co 2:11; 1 Jn 2:27.
IV. Las partes y funciones del corazón:
A. Constituido por las tres partes del alma, más una parte del espíritu: la
conciencia — Ro 2:15; He 4:12; Jn 16:22.
B. Las funciones del corazón:
1. Amar — Mr 12:30.
2. Creer en Dios y en la Palabra — Ro 10:8-10.
V. Aplicación:
A. Debemos cuidar el cuerpo y glorificar a Dios con él — 1 Co 6:18-20:
1. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo; por tanto, debemos
santificarlo y no permitir que se contamine con las cosas de la carne.
2. Nuestro cuerpo también es nuestro tabernáculo terrestre, nuestra
morada en esta era. Debemos cuidarlo bien para tener una buena salud
a medida que envejecemos, de manera que, cuando seamos mayores y
experimentados, tengamos salud y disposición para servir al Señor y así
retribuirle toda la inversión que hizo en nosotros hasta entonces.
B. Debemos ser renovados y transformados en nuestra alma — 2 Co
3:18:

.
1. El alma es nuestra persona, nuestra personalidad. Con la caída,
nuestra alma se convirtió en nuestro ego, nuestro viejo hombre, nuestro
ser natural.
2. Después de nuestra regeneración en el espíritu, la obra
transformadora de Dios en nosotros consiste en expandir Su vida a cada
parte de nuestra alma a fin de conformarla a la Suya.
3. Cada día y cada momento debemos ejercitarnos en poner la mente (la
parte líder del alma) en el espíritu, para tener vida y paz. Al hacer eso,
somos renovados en la mente y el resultado es nuestra transformación
— Ro 8:6; 12:1-2.
4. En Romanos 8:6, el término traducido como ocuparse es mente en el
original griego. Así, tenemos la mente de la carne y la mente del
espíritu. Una posible traducción de ese versículo sería: “La mente puesta
en la carne es muerte, pero la mente puesta en el espíritu es vida y
paz”.
C. Debemos ejercitar el espíritu, vivir y andar por él — Ro 12:11; Gá
5:16, 25.
1. En nuestro espíritu es donde nacimos de nuevo, nacimos del Espíritu,
y en él es donde somos un sólo espíritu con el Señor — Jn 3:3, 5-7; 1 Co
6:17.
2. El espíritu es el lugar donde habita Cristo como el Espíritu vivificante.
A partir de allí, Él se expande a todas las partes de nuestro ser.
3. Debemos vaciar nuestro espíritu, constantemente; es decir, ser
pobres en espíritu (Mt 5:3), a fin de que el Espíritu del Señor nos llene
más y rebose hacia nuestra alma.
D. Debemos volver nuestro corazón al Señor y purificarlo:
1. Nuestro corazón es engañoso y de él proceden todo tipo de males —
Jer 17:9; Mt 15:18-19.
2. El Señor prometió darnos un corazón nuevo; por tanto, cuando
volvemos nuestro corazón a Él, Él quita todos los velos y podemos
contemplarlo y ser transformados — Ez 36:26; 2 Co 3:15-16.
3. Debemos orar pidiéndole al Señor que cree en nosotros un corazón
puro. Él es quien trae a la existencia lo que no existe; por tanto, Él es
capaz de crear en nosotros ese tipo de corazón — Sal 51:10; Mt 5:8; 2 Ti
2:22.

.
LECCIÓN 3
La economía de Dios: el dispensar del Dios Triuno
La palabra economía no se encuentra en la traducción de la Biblia en
español; en vez de eso, el vocablo griego es traducido como
dispensación, mayordomía o servicio. En griego, ese vocablo es
oikonomía (οικονομíα) - 1 Ti 1:4; Ef 3:9; 1:10; Col 1:25 -, compuesto por
oikós (οικóς – casa) y nómos (νóμος – lei), y quiere decir ley doméstica o
administración doméstica, lo que implica distribución (especialmente de
alimento). Denota una administración doméstica, un gobierno
doméstico, y, como derivado,
dispensación, plan o economía para la administración (distribución); de
allí también, economía doméstica. La economía de Dios consiste en que
Él se dispensa en Cristo a Sus escogidos para tener una casa que Lo
exprese, la cual es la iglesia, el Cuerpo de Cristo.
I. La economía de Dios revelada en Mateo — Mt 16:13-19:
A. El misterio de Dios es Cristo — v. 17; Col 2:2:
1. Revelado por el Padre.
2. Cristo en griego equivale a mesías en hebreo, y quiere decir ungido,
se refiere al aspecto económico, relacionado con la obra en su
realización y edificación.
3. Hijo del Dios viviente se refiere al aspecto esencial, relacionado con
Su persona, con la vida.
B. El misterio de Cristo es la iglesia — Mt 16:18:
1. Revelado por el Hijo.
2. Cristo es la roca, el fundamento sobre el cual la iglesia es edificada —
v. 19; 1 Co 3:11.
3. La roca también simboliza la revelación de la iglesia: una vez que
tenemos la visión de la iglesia, nos entregamos a su edificación.
II. El dispensar del Dios Triuno (el Padre, el Hijo y el Espíritu) en
el hombre tripartito — Ef 1:3-14, 22-23:
A. El dispensar del Padre, antes de la fundación del mundo, como el
manantial —vs. 3-6:
1. Nos escogió para ser santos y sin mancha.
2. Nos predestinó para la filiación.
B. El dispensar del Hijo, desde la fundación del mundo, como la fuente,
el fluir, el cumplimiento, la ejecución del plan del Padre — vs. 7-12; Ap
13:8:
1. Nos redimió por Su sangre.
2. Encabezará todas las cosas.
C. El dispensar del Espíritu, desde el día que creímos, como el fluir, el río
que nos alcanza, la aplicación del plan del Padre y la ejecución por parte
del Hijo — Ef 1:13-14:
1. Nos selló Consigo mismo – Él es el sello sobre nosotros.
2. El Espíritu es las arras, la garantía de nuestra herencia.
D. El resultado: el Cuerpo de Cristo, la iglesia — vs. 22-23.

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LECCIÓN 4
La economía de Dios: la administración, el arreglo de Dios
La economía de Dios es que Él se dispensa en Cristo a Sus escogidos
para tener una casa que Lo exprese, la cual es la iglesia, el Cuerpo de
Cristo, en esta era, que al final resultará y se consumará en la Nueva
Jerusalén, en la eternidad futura. Para realizar Su economía, Dios creó el
tiempo. Desde que extendió los cielos, fundó la tierra y formó al ser
humano, la intención divina nunca ha cambiado y todo lo que hizo a
través de las eras fue con el objetivo de realizar Su propósito eterno.
Satanás, Su enemigo, se interpuso innumerables veces para frustrar e
impedir el cumplimiento del plan de Dios, pero el Señor ha avanzado,
derrotó a Su enemigo y cumplirá Su propósito.

I. La creación de Dios — Gn 1:1—2:3; Zac 12:1:


A. Los cielos, la tierra y el hombre tripartito.
B. El espíritu humano como el centro de la creación de Dios.
II. El propósito de Dios — Gn 1:26-28; 2:15-25:
A. Dios llegó a ser el contenido del hombre para su aumento y
reproducción.
B. El hombre se volvió la ayuda idónea de Dios para expresarlo y
representar Su autoridad en la tierra.
C. La vida y edificación como puntos esenciales de toda la meta de Dios.
III. El arreglo de Dios: su dispensación a través de los tiempos —
Ef 1:10:
A. Los primeros dos mil años: la era de la caída, desde Adán hasta
Abraham:
1. El primer paso de la caída: Adán — Gn 3.
2. El segundo paso de la caída: Caín — Gn 4.
3. El tercer paso de la caída: la fornicación de los ángeles caídos con las
hijas de los hombres — Gn 6:1-7.
4. El cuarto paso de la caída: la rebelión en la ciudad y la torre de Babel
— Gn 11:1-9.
5. La característica del vivir humano en el primer período de dos mil
años: la carne.
B. Los segundos dos mil años: la era de la promesa, desde Abraham
hasta la primera venida de Cristo:
1. El llamamiento de Abraham — Gn 12:1-3.

.
2. La promesa de Dios de una descendencia para Abraham — Gn 15:1-6.
3. La prueba y el fracaso de Abraham, Isaac y Jacob con relación a la
sobrevivencia — Gn 12:10-20; 26:1-11; 46:1-7.
4. El cautiverio del pueblo de Dios — Ex 1:1-14.
5. La liberación del pueblo de Israel de Egipto — Ex 12:37-51.
6. La falla de Israel por no conocerse a sí mismo y la promulgación de la
ley — Ex 19:1-9; 31:18; 34:1-4.
7. La experiencia del pueblo de Israel y el cautiverio — Neh 9:1-37.
8. La restauración de Israel y la primera venida de Cristo — Esd 1:1-4; Is
7:14; 9:6.
9. La característica del vivir humano en el segundo período de dos mil
años: el alma.
C. Los terceros dos mil años: la era de la gracia, de la iglesia, del Espíritu
de realidad, desde la primera venida de Cristo hasta Su regreso:
1. Israel rechaza a Cristo, Su obra redentora y la promulgación del nuevo
pacto: Mt — Jn.
2. La iglesia es engendrada — Jn 19:34-35; 20:19-23; Hch 2:1-41; 10:23-
48.
3. La historia de la iglesia, la experiencia de los creyentes y la necesidad
de vivir en el espíritu — Hch—Jud; Ap 2—3.
4. La segunda venida de Cristo — Mt 24—25.
IV. El reino milenario:
A. El arrebatamiento de los vencedores y de la mayoría de los creyentes
— Ap 12:1-5; 14:1-5; 15:2-4; 1 Ts 4:13-17.
B. La gran tribulación, el Anticristo y el juicio de Babilonia (religiosa y
material) — Ap 8—18.
C. El tribunal de Cristo — 2 Co 5:10; Ro 14:10; 1 Co 3:10-15.
D. El juicio de las naciones — Mt 25:31-46.
E. El juicio del Anticristo, del falso profeta y el encarcelamiento de
Satanás — Ap 19:11—20:3.
F. La restauración del reino de Israel y el establecimiento de un reino de
justicia y paz por mil años — Is 65:17-25; Ap 20:4; 5:10; 11:15-18.
V. La consumación final de la economía de Dios — Ap 20—22:
A. La liberación de Satanás y la última rebelión de la humanidad.
B. El juicio en el gran trono blanco.
C. Nuevo cielo y nueva tierra.
D. La Nueva Jerusalén como la consumación final y máxima de la unión
de Dios con el hombre tripartito escogido, regenerado, renovado,
transformado y glorificado.
La mayoría de los cristianos no se da cuenta de que existe una
diferencia entre el reino de Dios y el reino de los cielos. Sin embargo, el
Nuevo Testamento los distingue claramente a los dos.
El reino de Dios es el gobierno divino de eternidad a eternidad. Incluye la
eternidad pasada; la era antes de la ley – los Patriarcas (desde Adán
hasta Jacob); la era de la ley – desde Moisés hasta la primera venida de
Cristo (Hch 1:6; 15:16); la era de la gracia, de la iglesia – desde la
primera hasta la segunda venida de Cristo; el milenio (Ap 20:4, 6), y la
eternidad futura – el nuevo cielo y la nueva tierra (Ap 21:1-2). Hechos

.
1:6 y 15:16 revelan que la nación restaurada de Israel es llamada el
tabernáculo de David. La nación de Israel será restaurada cuando el
Señor vuelva. Después, vendrá el milenio y finalmente, el nuevo cielo y
la nueva tierra. Por tanto, el reino de Dios comprende todas las
dispensaciones, de la eternidad pasada a la eternidad futura. En el
diagrama hay seis círculos y la totalidad de ellos es el reino de Dios.

El reino de los cielos es el gobierno celestial desde el inicio de la iglesia


hasta el final del milenio. En el diagrama hay dos círculos que
representan al reino de los cielos. El reino de los cielos es una parte del
reino de Dios, así como los Estados de un país forman parte de ese país.
Tomemos el ejemplo de Brasil: Sergipe (un estado brasileño) es Brasil,
pero no es correcto afirmar que Brasil es Sergipe. De la misma manera
podemos decir que el reino de los cielos es el reino de Dios, porque éste
forma parte del reino de Dios, pero no podemos decir que el reino de
Dios es el reino de los cielos. El reino de los cielos, a pesar de ser un
periodo crucial, incluye sólo dos partes del reino de Dios: la dispensación
de la gracia y el milenio.

La realidad del reino de los cielos, como la realidad de la vida de la


iglesia (Ro 14:17), es revelada en Mateo 5 — 7. Juan 3:5 muestra que la
regeneración es nuestra entrada al reino de Dios. Entrar en el reino de
Dios requiere de la regeneración como un nuevo comienzo de nuestra
vida (Jn 3:3, 5), pero entrar en el reino de los cielos exige una justicia
excedente en nuestro vivir, después de haber sido regenerados (Mt
5:20). La apariencia del reino de los cielos es revelada en las parábolas
de la cizaña, del grano de mostaza y de la levadura en Mateo 13:24-42.
Tales cosas dan la impresión de que son reales, consistentes, pero no
pasan de ser una simple apariencia.

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LECCIÓN 5
La economía de Dios: La dispensación o mayordomía del plan de
Dios y los despenseros o mayordomos.
Para ejecutar Su economía, Dios necesita “ecónomos”(oikonómos –
οικονομós), despenseros, mayordomos, que reciben el dispensar de Dios
y lo transmiten a los demás, como el apóstol Pablo, que dijo: “Si es que
habéis oído de la administración (oikonomía – οικονομíα) de la gracia de
Dios que me fue dada para con vosotros” (Ef 3:2) y “la administración
(oikonomía – οικονομíα) de Dios que me fue dada para con vosotros”
(Col 1:25). Al respecto, él también alentó a Timoteo: “Lo que has oído de
mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar también a otros” (2 Ti 2:2). Y además, en su
primera carta a los corintios escribió: “Ahora bien, se requiere de los
administradores (oikonómos– οικονομós), que cada uno sea hallado fiel”
(1 Co 4:2).

I. La mayordomía: el ministerio y la distribución de las riquezas


de Cristo:
A. El ministerio como el gobierno y la administración de Dios, de acuerdo
con el plan divino de dispensarse al hombre — la edificación del Cuerpo
de Cristo — 1 Co 12:4-11, 28-31; Ef 4:7-16.

.
B. Los tres aspectos del ministerio: palabra, servicios y ofrenda de
riquezas materiales — Hch 6:1-5; Ro 16:23; 1 Co 4:1; 12:8; 14:1, 3-4, 19,
24-25, 31; 16:15-19; 2 Co 8:1-5, 7-15; 9:6-15:
1. La palabra ministerio en griego es diakonía (διακονíα) y la palabra
ministro es é diakonós (διακονós).
2. En Hechos 6:1-4 tenemos el ministerio de los servicios y el
ministerio de la palabra. En esa porción leemos lo siguiente: “Como
creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos
contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en
la distribución (diakonía – διακονíα) diaria. Entonces los doce convocaron
a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros
dejemos la palabra de Dios, para servir (diakonéo – διακονεω) a las
mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de
buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y
en el ministerio (diakonía – διακονíα) de la palabra”.
3. En Segunda de Corintios 8:3-4 tenemos el ministerio de la ofrenda de
riquezas materiales: “Pues doy testimonio de que con agrado han dado
conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con
muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este
servicio (diakonía – διακονíα) para los santos”.
II. Los mayordomos: la responsabilidad y el oficio de administrar
y distribuir las riquezas de Cristo y la persona de los ministros:
A. La responsabilidad y el oficio de los ministros:
1. En el Antiguo Testamento: el ejemplo de José — Gn 41:38-49, 53-57.
2. En el Nuevo Testamento:
a. El apóstol Pedro:
(1) El inicio de la vida de la iglesia con el bautismo de los judíos en
Pentecostés y de los gentiles en la casa de Cornelio — Hch 2; 10.
(2) La persecución de la iglesia y la expansión a otras regiones — Hch
8:1; 9:31.
(3) El vivir de la iglesia en Jerusalén: perseveraban unánimes en la
doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones — Hch 2:42.
(4) Las iglesias eran establecidas en cada ciudad: la iglesia en Jerusalén,
la iglesia en Antioquía — Hch 8:1; 13:1.
b. El apóstol Pablo:
(1) La predicación del evangelio y el establecimiento de las iglesias — 1
Co 9:17; Hch 26:16-18.
(2) El dispensar de la gracia de Dios y el encargo de llevar a las iglesias
a vivir en el espíritu — Ef 3:1-11; 1 Co 1:2; Ef 5:18-19; 6:17-18; Gá 5:16,
25.
(3) Se completa la revelación de la palabra concerniente a Cristo para la
producción de la iglesia como Su Cuerpo, los misterios de Dios, de Cristo
y de la piedad — Col 1:25; 2:2; Ef 3:8-11; 1 Ti 3:16.
c. El ministerio de “remendar las redes” del apóstol Juan:
(1) El evangelio: Cristo es Dios, el Espíritu y la vida.

.
(2) Las epístolas: Jesucristo vino en carne, la comunión de la vida divina
y el amor como el fluir de la vida.
(3) El Apocalipsis: las visiones del Espíritu acerca de Cristo, de la iglesia
y del fin de los tiempos.
d. Los creyentes — 1 P 4:10.
B. Los ministros de Cristo — Ef 3:1-2:
1. Deben ser apartados — 1 Co 1:2.
2. Deben ser fidedignos, fieles — 1 Co 4:1; 2 Co 1:12; 4:2; 6:3:
a. Con el testimonio de una conciencia limpia.
b. En la palabra, en los servicios y en las ofrendas de bienes materiales.
c. Deben soportar las presiones, las críticas, las calumnias y las
mentiras.
d. Deben ser aprobados en las pruebas de su fidelidad.
3. Deben ser capacitados — 2 Co 3:4-6.
4. Deben ser experimentados — 2 Co 4:1; 1:3-10; 6:4-10; 11:23—12:13:
a. Para conocerse a sí mismo, humillarse y jamás justificarse.
b. Para aprender a disfrutar al Señor en las dificultades.
c. Para aprender a ser firmes, no rendirse y no retroceder.
5. Deben ser colaboradores de Dios — 2 Co 6:1; 1 Co 3:5-9; 15:58;
16:10-20:
a. Deben ser ejemplos para los hermanos en el vivir de la iglesia y en los
encargos del mover de Dios.
b. Deben cuidar a los creyentes como hijos, con autoridad y amor:
(1) Servir como padre y madre a los hermanos.
(2) No enorgullecerse entre los hermanos.
(3) Tratan a los hermanos con amor y espíritu de mansedumbre.
(4) Usan la disciplina con amor y quitan la levadura de la masa.
(5) No se asocian con los impuros, sino que les anuncian el evangelio.
(6) Están dispuestos a sufrir pérdida cuando hay litigio entre los
hermanos.
(7) Llevan todos los problemas a la comunión con Dios.
(8) Siempre dan gracias a Dios y se consagran constantemente.
6. Deben ser propagadores — 2 Co 2:14-16; 3:1-3; 5:18-20.
7. Deben ser voluntarios — 1 Co 9:1-23.

LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS


LECCIÓN 6
La creación del hombre y el propósito eterno de Dios
El registro de la creación en Génesis 1 no trata el asunto desde el punto
de vista histórico, geográfico o biológico, sino bajo la perspectiva de la
vida.
Cada aspecto de la creación y cada acción de Dios tienen un significado
espiritual con relación a la vida y pueden ser aplicados a nosotros en
nuestra experiencia espiritual.
En los tres primeros días de la creación vemos tres separaciones: entre
la luz y las tinieblas; entre las aguas de arriba y las aguas de abajo;
entre el mar y la porción seca. Cuando la porción seca surgió, la vida
pudo comenzar, y empezó por la vida vegetal, la vida más elemental,

.
luego los peces, las aves, los reptiles, los animales salvajes y
domésticos, hasta llegar a la vida creada más elevada: la vida humana.
Por tanto, podemos ver los diversos tipos de vida.
Entre todo lo creado, el ser humano es lo más elevado. De hecho, fue
creado de una manera diferente a todo lo demás. Todas las cosas de la
creación fueron hechas por la palabra de Dios: “Y dijo Dios… y fue
hecho”. El hombre fue creado por el Dios Triuno (hagamos) a la imagen
de Dios, conforme a Su semejanza. El hombre es la obra maestra de
Dios.
I. El significado de los siete días de la creación en Génesis:
A. El primer día: la separación entre la luz y las tinieblas — Gn 1:1-5; 1 Jn
1:5; Jn 8:12; Col 1:13; Ef 5:8; Fil 2:15; 2 Co 4:6.
B. El segundo día: la separación entre lo celestial y lo terrenal — Gn 1:6-
8; Col 3:1-2; 2 Co 4:18; Mt 6:33; Mt 6:19-21; Fil 3:7-8.
C. El tercer día: la separación entre la vida y la muerte y la propagación
de la vida más elemental en tres etapas progresivas (hierba verde,
hierba que da semilla y árboles) — Gn 1:9-13; 1 Co 15:3-4.
D. El cuarto día: las lumbreras — Gn 1:14-19:
1. El sol prefigura a Cristo —Ml 4:2; Mt 4:13-16; Lc 1:78-79; Jn 8:12.
2. La luna, que no tiene luz propia, simboliza a la iglesia, al reflejar la luz
del sol — Mt 16:16, 18.
3. Los astros y las estrellas representan a los santos, que brillan en la
noche oscura, especialmente cuando la luz de la luna no es tan intensa
— Mt 5:14; Fil 2:15.
E. El quinto día: la propagación y la multiplicación de la vida — Gn 1:20-
23.
F. El sexto día: la imagen (para expresión) y el señorío (para
representación, autoridad) de Dios — Gn 1:24-31; 2:7; Mt 28:18-19; Hch
1:8.
G. El séptimo día: el descanso de Dios con el hombre — Gn 2:1-3; Mt
11:28-30; He 3:7-11; 4:4, 9.
II. La creación del hombre tripartito:
A. El Dios Triuno es el creador del hombre (hagamos) — Gn 1:26.
B. A la imagen de Dios (interior) — Gn 1:26; Col 1:15; 2 Co 4:4.
C. Conforme a la semejanza de Dios (exterior) — Gn 1:26.
D. Con un cuerpo formado del polvo de la tierra, para la existencia física
— Gn 2:7.
E. Con un espíritu formado por el aliento de vida, para recibir a Dios —
Gn 2:7; Pr 20:27.
F. Con un alma, producida por la entrada del aliento de vida en el
cuerpo, para que el hombre pudiera entender, amar y escoger a Dios y
Su plan — Gn 2:7; 1 Ts 5:23; Sal 139:14; Is 61:10; 1 Cr 22:19.
III. La intención de Dios en la creación del hombre:
A. Como vaso, para recibir y contener a Dios — Ro 9:21, 23; 2 Co 4:7; Jn
4:24; Ef 3:17a.
B. Con un alma para entender, amar y escoger a Dios — Lc 24:45;
Ro 12:2; Mt 22:37; Gn 2:8-9, 16-17.

.
C. Los dos árboles en el huerto del Edén representan dos voluntades,
dos fuentes y dos posibilidades para que el hombre escoja.
1. El árbol de la vida representa a Dios como vida para el hombre y
comer de su fruto resulta en una vida dependiente de Dios — Jn 15:5.
2. El árbol de la ciencia representa a Satanás como el mal dentro del
hombre y comer de su fruto resulta en una vida independiente de Dios.
D. El hecho de que Dios le prohibiera al hombre comer del árbol de la
ciencia del bien y del mal significa que Dios quería que el hombre : Lo
recibiera como vida para su disfrute — Gn 2:16-17; Jn 1:11-12; Col 2:6.
E. Dios desea que el hombre Lo reciba como vida, por alimentarse del
árbol de la vida — Ap 2:7; 22:14:
1. Comer es la única manera de alimentarse orgánicamente.
2. Dios es la verdadera comida del hombre — Col 2:16-17; Jn 6:48, 55,
57.
3. Recibir a Dios, alimentándonos de Él, es lo mismo que asimilarlo
metabólicamente en nuestro ser interior — Jn 6:35, 57.
IV. El río de la vida, los materiales de la edificación:
A. Los cuatro brazos del río representan la gracia divina que alcanza al
hombre — Gn 2:10-11, 13-14; Ap 22:17:
1. El río simboliza al Espíritu como el fluir de la vida, que procede de
Padre (el manantial) y brota por el Hijo (la fuente) — Jn 7:37-39.
2. El número cuatro aquí indica comprensión – los cuatro rincones de la
tierra. La vida divina y la gracia salvadora transmitidas por el Espíritu
Santo (el río) alcanzan a las personas donde quiera que estén — Is 55:1.
B. Los materiales en el río son para la edificación de Dios — Gn 2:11-12:
C. En Génesis 2 estos elementos aún están separados, esparcidos, pero
en el Nuevo Testamento son el material para la edificación de la iglesia,
que culminará en una ciudad edificada, la Nueva Jerusalén, por toda la
eternidad — 1 Co 3:10-15; Ap 21:9-11, 18-21.

V. La formación de la ayudadora del hombre prefigura la


formación de la iglesia como resultado del aumento y de la
expansión de Cristo — Gn 2:18-25:
A. Eva fue formada del mismo elemento que Adán y salió de Adán. De la
misma manera, la iglesia está formada del mismo elemento que es
Cristo (el Espíritu vivificante que entra en el espíritu humano,
regenerándolo) y que procede de Cristo — Jn 19:33-34; 20:22.
B. El resultado es que la iglesia es el Cuerpo de Cristo, Su aumento,
expansión, expresión y Su novia, esposa y ayuda idónea — Ef 5:31-32; 2
Co 11:2.
C. En esta era la iglesia, como la novia de Cristo, está siendo preparada
para desposar al Señor cuando Él vuelva, para ser Su esposa por toda la
eternidad — Ap 21:2.

.
LECCIÓN 7
La caída y la condenación del hombre
Dios tiene plan y propósito eternos, y jamás podrá ser impedido o
derrotado. Él tiene un enemigo que hace de todo para frustrar y estorbar
el cumplimiento de ese propósito. Ese enemigo siempre se anticipa a los
pasos de Dios y hace una imitación de las acciones de Dios: Dios quería
entrar en el espíritu del hombre, pero el enemigo se anticipó para
inyectar el pecado en el hombre. Inmediatamente después de la
creación del hombre, Satanás vino para tentarlo y desviarlo del camino
determinado por Dios. Por el engaño de la serpiente, el hombre
desobedeció a Dios, pecó y cayó, perdiendo así la presencia de Dios. Esa
caída tuvo cuatro pasos, hasta que el ser humano se volvió carne y cayó
en una rebelión abierta contra Dios.
I. La estrategia de Satanás para engañar al hombre — Gn 3:1-7:
A. Satanás es el adversario de Dios — Mt 13:28a; Job 1:6.
B. Se escondió en la sutil serpiente — Gn 3:1a; 2 Co 11:3; Ap 12:9a.
C. Se anticipó a Dios al contactar al hombre.
D. Se acercó a la mujer y tocó su mente — Gn 3:1b.
E. La llevó a dudar de la Palabra de Dios — Gn 3:4.
F. Sedujo la voluntad humana para escoger el árbol de la ciencia — Gn
3:6a.
G. Corrompió completamente el alma del hombre — Ef 4:17-18.
H. Entró en el cuerpo del hombre para ser el pecado que mora en la
carne del hombre — Ro 7:17-18a, 21, 23.
I. Capturó al hombre por medio de la mujer — Gn 3:6b; 1 Ti 2:14.
J. Se volvió uno con el hombre y lo alejó de Dios al amortecer su espíritu
— Ef 2:1, 12; 4:18.
K. Usurpó al hombre para impedir el cumplimiento del propósito de Dios
— Ef 2:2-3; 4:17-18.
II. El significado real de la caída del hombre y sus
consecuencias:
A. El hombre transgredió el mandamiento de Dios — Ro 5:14b; Gn 2:8-9,
16-17; 3:1-7.
B. El hombre cayó bajo la condenación de Dios — Ro 5:16b.
C. La caída llevó al hombre lejos de Dios — Gn 3:8; Ef 4:18.
D. La caída le impidió al hombre cumplir el propósito de Dios: Gn 1:26
1. Expresar a Dios como Su imagen.
2. Representar a Dios con Su señorío.
E. El hombre recibió en su alma el pensamiento maligno, el sentimiento
y la voluntad de Satanás — Gn 3:1-6.
F. El hombre tomó el fruto del árbol de la ciencia como miembro de su
cuerpo — Gn 3:6:
1. 1. El cuerpo del hombre se convirtió en carne — Ro 7:18a.
2. Satanás se convirtió en el pecado dentro del hombre — Ro 7:14b, 17,
20.
3. El pecado actúa como el mal en el hombre — Ro 7:21.
G. El espíritu humano fue amortecido — Ef 2:1, 5a.

.
H. El pecado entró en el hombre — Ro 5:12a.
I. La muerte pasó a reinar en el hombre — Ro 5:12b, 14a; 1 Co 15:22a.
III. La caída del hombre y su relación con el árbol de la ciencia
del bien y del mal:
A. El primer pasó de la caída, con Adán, por el ataque a partir del
exterior del hombre — Gn 3:1-19:
1. La desobediencia del hombre.
2. El hombre se esconde de Dios.
3. Las consecuencias:
a. Sobre la tierra: produciría espinos y cardos.
b. Sobre el hombre: con sudor ganaría el pan.
c. Sobre la mujer: los dolores de parto se multiplicarían.
4. La expulsión del huerto del Edén y el impedimento a acceder al árbol
de la vida, por medio de un querubín (la gloria de Dios) y una espada (la
justicia de Dios) encendida (la santidad de Dios) que bloqueaban el
paso.
5. Después del primer paso de la caída, el hombre pasó a ser gobernado
por su conciencia, que le decía lo que era correcto o equivocado, bueno
o malo, lo que agradaba y lo que no agradaba a Dios.
B. El segundo paso de la caída, con Caín, por medio de la naturaleza
pecaminosa en el interior del hombre:
1. El servicio a Dios fuera de Su voluntad: la manera propia del hombre
— Gn 4:1-16:
a. Abel ofreció a Dios un animal que derramó su sangre (Cristo, el
Cordero de Dios).
b. Caín intentó agradar a Dios sin Cristo, con el esfuerzo de su carne,
con su trabajo y el sudor natural de su rostro – esa es la manera como
obra el hombre.
c. Como resultado, Caín no fue aceptado por Dios, tampoco su ofrenda, y
eso resultó en ira y asesinato.
d. Ese paso de la caída comenzó con el lado bueno del árbol de la
ciencia del bien y del mal, por intentar agradar a Dios, y terminó con el
lado malo de ese mismo árbol, con ira y asesinato.
e. El bien y el mal provienen de la misma fuente.
f. Caín no escuchó a su propia conciencia y permitió que el pecado que
moraba en él se apoderara de sus acciones; siguió a su naturaleza
pecaminosa, y resultó en iniquidad.
2. La vida fuera de la presencia de Dios: el mundo (el sustento, el placer
y la seguridad) — Gn 4:17-24:
a. a. Una vez que Caín y su descendencia perdieron la presencia de Dios,
a Aquel que les podía suplir todas sus necesidades, tuvieron que
inventar una cultura humana, sin Dios, a fin de satisfacer sus
necesidades.
b. Caín tuvo un hijo llamado Enoc y edificó una ciudad con el nombre de
su hijo. Esa fue una imitación de la voluntad de Dios de tener una ciudad
edificada: la Nueva Jerusalén.
c. Jabal, descendiente de Caín, fue el padre de los que habitan en tienda
y poseen ganado. Dios debía ser la fuente de la provisión del hombre,

.
pero, sin Dios, el hombre tuvo que inventar algo para obtener su propio
sustento.
d. Jubal, su hermano, fue el padre de todos los que tocan harpa y flauta.
Dios debía ser la fuente de alegría y placer del hombre, pero, sin Dios, el
hombre tuvo que inventar algo para divertirse y entretenerse.
e. Tubal-caín, su otro hermano, fue artífice de toda obra de bronce y de
hierro. Sin Dios, el hombre perdió la seguridad, por eso tuvo que
inventar medios para defenderse.
C. El tercer paso de la caída, la mezcla de los ángeles caídos con las
hijas de los hombres, relacionado con el lado del mal — Gn 6:1-8:
1. La mezcla de la raza humana: los ángeles no conservaron su estado
original, sino que abandonaron su domicilio y cohabitaron con las hijas
de los hombres, en una unión anormal, contraria a la naturaleza humana
creada por Dios, cuyo resultado fueron los gigantes – Jud 6.
2. La violencia y el sexo – Gn 6:11-12.
3. El diluvio – vs. 13-17.
4. Después del diluvio, Dios estableció el gobierno humano: puesto que
la conciencia individual no podía impedir que el hombre cayera en
pecado, Dios permitió que un hombre señoreara sobre otros hombres a
fin de guardar a la humanidad de caer más hondo en la corrupción – Gn
9:6.
D. El cuarto paso de la caída, con la ciudad y la torre de Babel — Gn
11:1-9:
1. Una rebelión colectiva: el ser humano usurpó la autoridad dada por
Dios sobre otros hombres (que tenía como propósito evitar que la
humanidad cayera en una corrupción peor) y la usó para exaltarse a sí
mismo – vs. 3-4.
2. El rechazo al nombre del Señor: querían exaltar su propio nombre en
abierta rebelión contra Dios.
IV. La condenación de la humanidad — Ro 1:18—3:20:
A. Sobre la humanidad, en general — Ro 1:18-32.
B. Sobre los que se justifican a sí mismos, en particular — Ro 2:1-16.
C. Sobre los religiosos, en particular — Ro 2:17—3:8.
D. Sobre el mundo, en su totalidad — Ro 3:9-20.
LA ERA ANTES DE LA LEY – DE ADÁN A JACOB

.
LECCIÓN 8
El evangelio – Cristo en Sus dos aspectos: El hijo del Hombre y el
Hijo de Dios – Parte 1: El Hijo del Hombre y la redención judicial
Una vez que Dios determinó que si el hombre pecaba, moriría, Él no
podía dejar de cumplir Su determinación, de lo contrario, iría en contra
de Su propia justicia. Puesto que la justicia es la base de Su trono, de Su
autoridad, ir en contra de Su propia justicia sería perder toda la base de
Su autoridad. Dios tenía que cumplir la justicia. El ser humano pecador
jamás podría cumplir la justicia divina, por eso Dios mismo se encarnó,
se hizo hombre en Jesús para cumplirla; fue a la cruz y murió por todos
los pecadores. Así como el cordero era inmolado en lugar del oferente en
el Antiguo Testamento, Cristo, el Cordero de Dios, murió por todos los
hombres a fin de quitar el pecado del mundo. Esa es la redención
judicial: toda la obra exterior y objetiva que el Señor realizó por nosotros
para calificarnos para ser salvos.
I. La salvación de Dios: el evangelio como la Persona viva de
Cristo — Ro 1:1-4:
A. La necesidad de un Redentor para el hombre caído:
1. El problema objetivo (exterior) – el hombre está:
a. Bajo la condenación de Dios — Ro 5:18a.
b. Bajo la ira de Dios — Jn 3:36b.
c. A la espera del juicio de Dios — He 9:27; Mt 25:41; Ap 21:8; 22:15.
2. El problema subjetivo – el hombre está:
a. Muerto en el espíritu (dentro del hombre) — Ef 2:1.
b. Con el alma arruinada — Ef 4:17-18a; 2 Ti 3:2-4.
c. Con el cuerpo corrompido — Ro 7:17-18a; 6:6b; 7:24.
d. Bajo la esclavitud del pecado — Ro 6:17a, 20; 7:23; Ap 1:5b.
e. Bajo la acusación de Satanás — Ap 12:10.
B. El amor de Dios como la fuente de la salvación:
1. La condición sin esperanza del hombre — Ef 2:12.
2. El amor y la misericordia de Dios por el hombre — Ef 2:4-5; Tit

.
3:4-7; Jn 3:16; 1 Jn 4:10; Ro 5:8; 1 Jn 3:1.
3. El amor de Dios es eterno — Lc 15.
C. La justicia de Dios como la base de la salvación:
1. La justicia de Dios es Dios mismo — Ro 3:21-22; 1:17; 10:3; Fil 3:9.
2. El hombre fue condenado por la justicia de Dios — Gn 2:17; 3:24.
3. Cristo murió para cumplir los justos requisitos de Dios — 2 P 1:1;Ro
8:3.
D. La salvación de Dios prometida por medio de los profetas en las
Sagradas Escrituras — Gn 3:15; 22:18; Is 7:14; 9:6; 42:1; 53:1-12; 61:1;
Mi 5:2.
E. La persona del Salvador Jesucristo, el Hombre perfecto y el Dios
completo — 1 Ti 2:5; Col 1:19; 2:9.
F. Las tres etapas de la salvación (espíritu, alma y cuerpo) — 1 Ts 5:23; 2
Co 1:10; Ef 2:1-5; 1 P 1:9; 2:2; 1 Co 15:50-54.
II. La humanidad de Jesucristo, el Hijo del Hombre — Mt 1:1;
22:42-45:
A. La encarnación del Señor — Jn 1:1, 14:
1. En las profecías:
a. Como el descendiente de la mujer — Gn 3:15; Is 7:14; Mt 1:23.
b. Como el descendiente de Abraham — Gn 22:18; Mt 1:1b, 2; Gá 3:8,
14, 16.
c. Como el descendiente de David — Mt 1:1a; Ro 1:3; 2 S 7:13.
d. Como el renuevo de Isaí, padre de David — Is 11:1-2.
e. Como Hombre — Gn 18; 32; Jos 5:13-15; Jue 13.
f. Como el Hijo del Hombre — Sal 80:15, 17; Dn 7:13-14.
2. En el cumplimiento:
a. Como Dios, se hizo carne — Jn 1:1, 14.
b. Se volvió un hombre, participó de carne y sangre humanos, con la
naturaleza humana — He 2:14.
c. Tomó la semejanza de la carne pecaminosa, pero sin pecado — Ro 8:3;
Jn 3:14; 2 Co 5:21.
d. Participó de la vieja creación — Ro 6:6; Col 1:15b, 22.
e. Manifestó a Dios — 1 Ti 3:16.
B. El vivir humano:
1. Obediente a Dios — Ro 5:19; Fil 2:8; Jn 6:38.
2. Por medio de la muerte, murió para vivir — Fil 2:8; Mt 16:24-25.
3. De justicia delante de Dios — Ro 5:18.
4. Lo califica para ser el redentor de los injustos — Ro 3:23-24; 1 P 3:18.
C. La crucifixión — Mt 27:45-56; Jn 19:28-30.
III. La redención judicial por la sangre: la muerte toda-inclusiva
y la eficacia de la sangre preciosa de Cristo — Ro 3:24-25; 1 P
2:24a:
A. Eliminó el pecado — 2 Co 5:21.
B. Eliminó los pecados — 1 P 2:24; 3:18; 1 Co 15:3.
C. Eliminó el viejo hombre — Ro 6:6; Gá 2:20a.
D. Eliminó la carne — Gá 5:24.
E. Eliminó a Satanás — Jn 3:14; He 2:14.
F. Eliminó el mundo — Jn 12:31-33.

.
G. Eliminó la muerte — He 2:9, 14; Ro 6:8-9.
H. Puso fin a la vieja creación — 2 Co 5:17.
I. Liberó la vida divina — Jn 19:34; 1 Co 15:45.
IV. Los ocho aspectos de la redención judicial:
A. La reacción del hombre con relación a la obra redentora del Dios
Triuno:
1. Confesar los pecados — 1 Jn 1:5; Mt 4:16; 1 Jn 1:9.
2. Arrepentirse — Mt 3:2; 4:17; Ro 2:4; Hch 2:38.
3. Creer — Jn 3:36; 5:24; 20:31; Hch 10:43; 16:31.
B. La obra redentora del Dios Triuno:
1. El perdón de los pecados por la sangre preciosa de Cristo — Ef 1:7; He
9:22; 1 Jn 1:8-9.
2. La purificación de los pecados por el lavamiento del Espíritu Santo —
1 Co 6:11.
3. La reconciliación con Dios — Ro 5:1, 10a; Col 1:20-22.
C. El resultado de la reacción a la obra redentora del Dios Triuno:
1. Justificado posicionalmente — 1 Co 6:11; Ro 3:24.
2. Santificado posicionalmente — 1 Co 6:11; Mt 23:16-19; 1 Co 1:2; He
10:10, 14, 13:12.

LECCIÓN 9
El evangelio – Cristo en Sus dos aspectos: El Hijo del Hombre y el
Hijo de Dios – Parte 2: El Hijo de Dios y la salvación orgánica
Al ser redimidos judicialmente, podemos recibir la vida divina y disfrutar
de la salvación orgánica. Llamamos salvación orgánica a la obra de vida
que el Señor realiza en nuestro interior a partir de nuestro espíritu,
donde Su vida rebosa y alcanza a cada parte de nuestro ser. La palabra
orgánico está relacionada con la vida; por tanto, la salvación orgánica es
ser salvo por la vida (o en vida – Ro 5:10, lit.). A medida que la vida y la
naturaleza divina crece en nosotros, somos más conformados a Cristo, el
Primogénito de Dios, y así tenemos más de la expresión de Dios.
I. La divinidad de Jesucristo: la designación del Hijo de Dios —
Ro 1:3-4:
A. Jesús, en Su humanidad, fue declarado Hijo de Dios, con poder, según
el Espíritu de santidad — Ro 1:4; Hechos 13:33.
B. En Su resurrección, Jesús, el Hijo unigénito de Dios, es engendrado
como el Primogénito de entre los muertos — Jn 1:18; Hch 13:33; Ro 8:29;
Col 1:18; He 1:5-6.

.
C. Después de la resurrección, Jesucristo llegó a ser el prototipo, el
formato, el molde para que los creyentes sean conformados a Su imagen
— 1 P 1:3; Ro 8:29.
II. La salvación por la vida: la resurrección de Cristo y la
salvación orgánica — Jn 19:34-35; Ro 5:10:
A. Como el grano de trigo, el Señor liberó la vida divina que estaba
dentro de la cáscara de Su humanidad — Jn 12:24.
B. Como el postrer Adán, Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante — 1 Co
15:45; Ro 8:2.
C. Como el Primogénito de Dios, Su humanidad fue engendrada en
resurrección para ser el primer hombre introducido en la gloria de Dios
— Hch 13:33; Ro 8:29; He 1:5-6; 2:9-10.
D. Como el Cristo resurrecto, regeneró a Sus creyentes con Él, en un
nacimiento corporativo, para ser Sus muchos hermanos, que, como hijos
de Dios, están siendo conformados a Su imagen, como el Primogénito
del Padre — 1 P 1:3; He 2:10-12; Jn 20:17; Mt 27:50-53; Ro 8:29.
E. Como el Espíritu vivificante, está germinando con vida el Cuerpo de
Cristo como la nueva creación de Dios — 2 Co 5:17; Ef 4:24; Gá 6:15.
F. Como el Primogénito del Padre es la Cabeza del Cuerpo, Cristo es el
elemento, la esencia, y los creyentes, como Sus muchos hermanos, son
los miembros para la edificación de Dios — el Cuerpo de Cristo — a fin
de que ese Cuerpo sea la nueva creación de Dios, que será consumada
en la Nueva Jerusalén — Col 1:18; 3:4; 1 Co 3:9b; Ap 21:1-2.
III. Las ocho etapas de la salvación orgánica:
A. La base de la salvación orgánica: la regeneración y la reconciliación
(la vida y la presencia de Dios) — Jn 3:1-7; Ro 5:9-11; 2 Co 5:17-20.
B. El desarrollo de la salvación orgánica: la justificación y la
santificación; la renovación y la transformación — Sal 45:13-14; Ap 19:7-
8; 1 P 1:15-16; Ro 12:2; 2 Co 3:18.
C. El resultado de la salvación orgánica: la conformación y la
glorificación — Ro 8:29-30; Gá 4:19; 1 Jn 3:2; He 2:10.
D. La manera práctica para desarrollar la salvación orgánica:
1. 1. Invocar el nombre del Señor — Ro 10:12-13.
2. Hablar y cantar los himnos — Ef 5:18-19; Col 3:16.
3. Leer-orar la Palabra de Dios — Ef 6:17-18.
4. Rumiar la Palabra de Dios — Jn 6:55, 57, 63.
5. Profetizar — 1 Co 14:31.
6. Tomar la cruz, negarse a sí mismo y perder la vida del alma — Mt
16:24-25.
7. Andar en el espíritu — Gá 5:16, 25.
LA REDENCIÓN JUDICIAL Y LA SALVACIÓN
ORGÁNICA

.
ASPECTOS DE LA SALVACIÓN JUDICIAL
LECCIÓN 10
La redención judicial – La reacción del hombre a la obra
redentora del Dios Triuno:
Confesar los pecados
Cuando la Palabra llega a nosotros con su luz, vemos que somos
pecadores y que necesitamos la salvación. Esa iluminación es la base de
nuestra confesión de pecados. No los confesamos simplemente según lo
correcto o equivocado, sino porque fuimos iluminados y vimos nuestra
condición real. Confesar los pecados es una reacción normal de alguien
que ha visto la luz del Señor. Después de creer en el Señor, necesitamos
desarrollar el hábito de confesar los pecados. La confesión tiene dos
objetivos: Dios y los hombres. Por una parte, tenemos que confesarlos a
Dios; por otra, tenemos que confesar y pedir perdón a los hombres que
hemos ofendido. Sin esa práctica, nuestra conciencia se endurecerá
fácilmente y la luz de Dios tendrá dificultad para iluminarnos. Si no
cuidamos nuestra conciencia, podemos llegar a naufragar en la fe. Al
hacer la confesión, debemos considerar el hecho o acción pecaminosa:
si nuestro pecado no tiene nada que ver con los hombres, basta que lo
confesemos a Dios. Pero si nuestro pecado incluye sólo a una persona,
debemos confesarlo a Dios y pedir perdón a esa persona. Si involucra a
más personas, debemos disculparnos con todas. No podemos confundir
las cosas, confesando a los hombres lo que deberíamos confesar sólo a
Dios, o no considerar el daño que causamos a los hombres.
I. Necesitamos ser iluminados por Dios:
A. Dios es luz — 1 Jn 1:5.
B. Dios vino en Cristo para ser la luz de los hombres — Jn 1:4-9.
C. El ministerio del Señor Jesús iluminó a la humanidad que estaba
asentada en tinieblas — Mt 4:16.
II. Necesitamos ver que nuestra carne es pecaminosa:
A. El hombre tripartito cayó y se convirtió en carne — Gn 3:1-13; 4:1- 16;
6:1-7, 11-13; 11:1-9.
B. En la carne no mora ningún bien — Ro 7:7-24; Gá 5:16-21.
III. Necesitamos confesar nuestros pecados y tratarlos:
A. Los problemas con nuestro vivir en el pasado — Lc 19:1-10; Hch
19:18-19:
• Tratar con las acciones injustas.
• Tratar con las cosas inadecuadas o inapropiadas.
• Tratar con las cosas malignas e impuras.
• Tratar con la vieja manera de vivir — 1 P 1:18; Ef 4:17—5:14.
• Tratar con el pecado de acuerdo con el sentimiento interior de vida y
paz, conforme a la luz y la gracia obtenidas — Ro 8:5-6; Col 3:15.
B. Los problemas con nuestro vivir presente — 2 Ti 2:21; Mt 5:23-26; 2
Co 7:1; 1 Jn 1:9; Pr 28:13:
1. La diferencia entre el pecado y los pecados — Ro 5:12; 7:20; 4:7.
2. La base para tratar con los pecados está determinada por la
conciencia — Ro 2:14-15; Mt 5:23; 1 Jn 1:7; 1 Ti 1:19.
.
3. El límite del tratamiento de los pecados — Ro 8:5-6; Col 3:15.
4. Solucionar la deuda con Dios:
a. Antes de ser regenerado: creyendo — Hch 10:43.
b. Después de ser regenerado: confesando — 1 Jn 1:9.
5. Solucionar los problemas con los hombres:
a. Tratar con las discordias en las que estemos involucrados.
b. Tener una conciencia libre de ofensas.
c. Testificar de la salvación de Dios.
d. Beneficiar a los otros.
C. Observaciones:
1. 1. Se debe prestar atención para no sobrepasar la esfera de las
personas involucradas.
2. Si pecamos abiertamente, debemos tratarlo abiertamente con los
ofendidos, pero si lo hicimos secretamente, debemos tratar el asunto en
secreto.
3. Tratar solamente con lo que somos responsables, sin involucrar a
otras personas.
4. Reparar cualquier daño causado — Lv 5:16; Lc 19:8; Nm 5:7-8.

LECCIÓN 11
La redención judicial – La reacción del hombre a la obra
redentora del Dios Triuno:
Arrepentirse
En la etapa inicial de la plena salvación de Dios, inmediatamente
después de que Él nos llama, el Espíritu Santo viene para apartarnos,
santificarnos, de manera que nos arrepintamos y nos volvamos a Dios.
Esta santificación, que ocurre antes de la fe en Cristo y antes de nuestra
justificación mediante la redención de Cristo, nos aparta del mundo para
obedecer a la fe en la redención de Cristo. El Espíritu Santo hace tal obra
santificadora iluminándonos, buscándonos, convenciéndonos del

.
pecado, de la justicia y del juicio, llevándonos así a arrepentirnos y
volvernos a Dios. Nuestro arrepentimiento, que es resultado de esa obra
santificadora, nos lleva a tener un cambio de manera de pensar, de
parecer, que nos hace volver de todo lo que no es Dios al reino divino, a
Dios mismo. Primero, necesitamos tener un cambio de manera de
pensar y luego nuestra conducta y comportamiento también cambiarán.
Por último, todo nuestro ser se volverá a Dios. Como resultado,
recibiremos tres cosas: (1) el perdón de pecados, (2) la vida divina y (3)
el don del Espíritu Santo y la herencia divina. El arrepentimiento es un
don concedido por el Cristo que fue exaltado a los cielos, pues Él es
quien nos conduce al arrepentimiento. Además, la benignidad del Dios
longánimo y paciente es la que nos guía al arrepentimiento (Ro 2:4).
Arrepentirse también es la exigencia divina de la economía
neotestamentaria de Dios, pues Él ordenó a todos los hombres en todas
partes que se arrepientan y se vuelvan a Él. Por tanto, el
arrepentimiento debe ser el asunto principal cuando los creyentes
proclaman la economía divina.

I. El significado del arrepentimiento:


A. La palabra griega para arrepentimiento es metanoía (μετανóια),
formada por la preposición metá (μετα),que quiere decir entre otras
cosas cambio de lugar o de condición; y por la palabra nous (νους), que
significa mente, pensamiento.
B. Arrepentirse, por tanto, es tener un cambio en la manera de
pensar, cambiar de parecer, tener un cambio de propósito.
C. Dejar las cosas que no son Dios y volverse al reino de Dios, el reino de
los cielos — Mt 3:2; 4:17.
D. Dejar todo y volverse a Dios — Hch 26:20; 14:15b; 1 Ts 1:9b.
II. El resultado del arrepentimiento:
A. Recibir el perdón de los pecados — Lc 24:47; 3:3; Hch 2:38; 5:31.
B. Recibir vida — Col 2:13; Hch 11:18.
C. Recibir el don del Espíritu Santo y la herencia divina — Hch 2:38;
26:18.
III. El arrepentimiento es un don concedido por el Cristo
exaltado —Hch 5:31.
IV. El arrepentimiento es una exigencia divina y el aspecto
principal de la economía neotestamentaria de Dios — Hch 17:30;
Lc 24:47:
A. El arrepentimiento para perdón de pecados fue lo primero que predicó
Juan el Bautista, el precursor del Rey del reino de los cielos — Mt 3:2.
B. El mismo Señor Jesús también predicó ese arrepentimiento desde el
comienzo de Su ministerio terrenal — Mt 4:17; Mr 1:15.
C. El arrepentimiento fue lo primero que Pedro y los 11 predicaron a los
millares de judíos el día de Pentecostés, en el inicio de la vida de la
iglesia en Jerusalén — Hch 2:38.
D. El arrepentimiento fue lo que caracterizó la predicación del evangelio
de los primeros apóstoles en todas partes, tanto a judíos como a gentiles
— Hch 20:21; 26:20.

.
LECCIÓN 12
La redención judicial – La reacción del hombre a la obra
redentora del Dios Triuno:
Creer
Creer es recibir y ocurre al oír la Palabra. Cuando nos predicaron la
palabra de fe y la oímos, sentimos que el evangelio es maravilloso y que

.
el Señor Jesús es deseable; así surgió en nosotros el deseo de creer en Él
y recibirlo. Ese deseo no lo teníamos antes, pero entró en nosotros junto
con la palabra de fe. Por tanto, ese deseo es la fe, que es producida por
el Espíritu y la Palabra. El resultado es que somos salvos por la fe. Ahora
esa palabra de fe está en nuestra boca y en nuestro corazón.

El corazón es el órgano espiritual que usamos para creer. Con el corazón


creemos. Cuando la palabra toca nuestro corazón, produce en él el
deseo de creer. Por eso, es necesario tener un corazón blando, no
endurecido, a fin de que la palabra entre en él y dé fruto, así como la
semilla en la parábola del sembrador en Mateo 13.
I. La relación con el Espíritu:
A. El Espíritu convence al hombre de pecado, de justicia y de juicio — Jn
16:7-8.
B. El Espíritu escudriña el interior del hombre y lo lleva a percibir su
condición, a fin de conducirlo al arrepentimiento para creer, así como la
mujer que enciende una lámpara para buscar la dracma perdida — Lc
15:8-10; Mr 1:15.
C. El Espíritu busca a los escogidos de Dios y los santifica, para que
crean y reciban la aplicación de la sangre — 1 P 1:2.
D. El Espíritu trae la salvación — Hch 2:17-21.
II. La relación con el corazón y el espíritu humano:
A. El corazón (que incluye la conciencia, una parte del espíritu humano)
es el órgano que usamos para creer — Ro 2:15; 10:9-10.
B. El espíritu es el órgano que usamos para contactar y recibir al Dios
Espíritu como la Palabra — Jn 6:63; 4:24; 1:12; Ef 6:17-18.
III. El significado de creer y su relación con la fe — He 11:1:
A. La fe en su aspecto subjetivo corresponde a la acción de creer, que es
lo mismo que recibir — Jn 1:12.
B. La fe es la certeza (sustantificación) de lo que se espera — He 11:1a.
1. La fe hace real el hecho espiritual.
2. Todo lo que Cristo realizó es un hecho espiritual, que se vuelve real
cuando creemos.
3. Las cosas que se esperan se refieren a nuestra esperanza de gloria en
Cristo — Ef 1:18; Col 1:27; Ro 8:23-25.
4. Los incrédulos no tienen esperanza — Ef 2:12; 1 Ts 4:13.
C. La fe es la convicción de lo que no se ve — He 11:1b:
1. La expresión “lo que se espera” corresponde a “lo que no se ve” — Ro
8:24-25.
2. Las cosas que no se ven son eternas y espirituales — 2 Co 4:18.
3. Debemos andar por fe — 2 Co 5:7.
D. La fe y la acción de creer están relacionadas con la Palabra de Dios —
Ro 10:4-17; 2 Co 4:13:
1. La fe viene por oír la Palabra de Dios — Ro 10:17.
2. Confirmamos el hecho espiritual hablando/confesando la Palabra de
Dios — Ro 10:8-10; 2 Co 4:13.
E. La fe salvadora está relacionada con invocar el nombre del Señor Hch
2:17-21; Ro 10:12-13.

.
IV. El resultado de creer:
A. Somos salvos por la fe — Ef 2:8.
B. Experimentamos la redención judicial como base para el desarrollo de
la salvación orgánica:
1. Somos perdonados por la sangre de Cristo — Ef 1:7; He 9:22; 1 Jn 1:8-
9.
2. Los registros de los pecados son lavados por el Espíritu — 1 Co 6:11.
3. Somos reconciliados con Dios — Ro 5:1, 10a; Col 1:20-22.
4. Somos justificados y santificados posicionalmente — 1 Co 6:11.

LECCIÓN 13
La redención judicial – El perdón de los pecados por la sangre
preciosa de Cristo
Después de pecar contra Dios, el hombre necesita el perdón divino y la
purificación de sus pecados. Puesto que hemos ofendido a Dios,
necesitamos de Su perdón; no obstante, no podemos ser perdonados
antes de que la justicia divina sea cumplida. Como la paga del pecado es
la muerte, debíamos morir para satisfacer tal justicia. Pero, si morimos,
Dios no tendría a nadie para poder recibir Su vida a fin de cumplir Su
propósito eterno. La solución perfecta para ese inconveniente fue que
Cristo se encarnó y murió en la cruz por nosotros. Por Su muerte, la justa
exigencia de Dios fue satisfecha y ahora podemos ser perdonados.
La redención que el Hijo efectuó por medio de Su sangre es el perdón de
nuestros pecados (Mt 26:28; He 9:22). La redención es lo que Cristo
realizó por nuestros pecados en la cruz hace casi dos mil años y el
perdón es lo que Él aplica a nuestros pecados en el momento que
creemos en Él. Son dos aspectos de un mismo hecho, en momentos
distintos. Lo que fue realizado en la cruz sólo es aplicado a nosotros por
el Espíritu de Dios en el preciso momento en el que creemos en Cristo y
confesamos los pecados a Dios. De esa manera, la redención es la
realización y el perdón es la aplicación.
I. La necesidad del perdón de los pecados por la aplicación de la
sangre:
A. El problema del sentimiento de separación entre nosotros y Dios:
1. La experiencia de la caída de Adán y su separación de Dios — Gn 3:9.
2. Los pecados hacen una separación entre Dios y el hombre — Is 59:1-
2.
3. Sólo la sangre de Jesús puede quitar los pecados — He 9:22:
a. a. No es un asunto de comportamiento o de obras — Ex 12:13.
b. Cristo es la realidad del cordero pascual — Jn 1:29.
c. La sangre es aplicada mediante la confesión de los pecados — 1 Jn
1:9.
B. El problema del sentimiento de culpa en nuestra conciencia y la
pérdida de la comunión con Dios:
1. Los pecados y delitos nos matan espiritualmente — Ef 2:1.
2. La acusación en la conciencia es como una carga, una opresión y
angustia — Sal 38:1-10.

.
3. La culpa es como una mancha en la conciencia, que necesita ser
limpiada; de lo contrario, va impedir que la luz de Dios penetre en
nuestro corazón — 1 Ti 4:2.
4. Sólo la sangre de Jesús puede solucionar el problema de nuestra
conciencia acusada, pues lanza el pecado lejos y la purifica — He 9:14;
10:22; Sal 103:12; Jer 31:34.
5. El resultado es descanso, paz, seguridad y alegría espirituales en la
conciencia, por el perdón de los pecados — Sal 51.
C. El problema de las acusaciones de Satanás, después de que
confesamos el pecado:
1. Satanás es nuestro acusador, que actúa día y noche — Ap 12:10; Job
1:9-11; Zac 3:1-3.
2. Las razones más comunes que causan las acusaciones de Satanás
son:
a. Frustraciones espirituales.
b. Debilidad espiritual debido a las muchas actividades.
c. Falta de comunión con Dios y con los hermanos.
d. Sentimiento de iniquidad, que no deja a alguien acercarse a Dios.
3. Diferencias entre la verdadera luz de Dios y las acusaciones de
Satanás:
a. La luz de Dios nos suple y alienta, pero las acusaciones de
Satanás nos secan y nos hacen sentir vacíos.
b. La luz de Dios es específica, pero las acusaciones de Satanás,
normalmente, son generales.
c. La luz de Dios nos calma, pero las acusaciones de Satanás
nos dejan inquietos. No necesitamos confesar varias veces los
pecados; necesitamos usar la palabra del testimonio — Ap
12:10-12.
4. La vida cristiana es una guerra — 1 P 5:8.
II. El significado del perdón de los pecados:
A. Librar a los perdonados de la condenación de la justicia de Dios —
Jn 3:18; 5:24.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 13 – 57
B. Quitar los pecados de aquellos que son perdonados:
1. La palabra griega en el Nuevo Testamento para perdón es afiemi
y significa dejar ir o abandonar— Mt 12:31; Ro 4:7; Hch 5:31;
Hch 13:38.
2. Dios puso todos nuestros pecados sobre el Señor Jesús, a fin de que
Él los llevara en Su cuerpo por nosotros — Jn 1:29; Is 53:6; 1 P 2:24.
3. Dios hizo que todos nuestros pecados fueran puestos sobre Satanás,
a fin de que los llevara para siempre — Lv 16:7-10; 15-22.
4. Dios aleja los pecados de nosotros mediante el perdón — Sal 103:12.
C. Olvidar los pecados de aquellos que son perdonados — He 8:12.
D. El perdón de los pecados es un don dado por el Cristo exaltado —
Hch 5:31.
E. El perdón de los pecados es un asunto esencial de la proclamación de
la economía de Dios en el Nuevo Testamento — Lc 24:47; Hch 2:38.
III. La posición y la autoridad para perdonar pecados:
A. Dios — Lc 5:21.
.
B. El Hijo del Hombre (el Señor Jesús) — Lc 5:24.
IV. La base para el perdón de los pecados (remisión):
A. Mediante el derramamiento de la sangre — He 9:22; Mt 26:28.
B. La expiación en el Antiguo Testamento — Lv 16:34; 25:9:
1. La expiación significa apaciguar a Dios con relación a nosotros,
conciliarlo, satisfaciendo Sus justas exigencias; en resumen, es
hacer que dos partes separadas se vuelvan una.
2. El propiciatorio del arca — Ex 25:17-22; He 9:15; Lv 16:14.
3. La sangre de la expiación rociada sobre el propiciatorio del
arca satisfacía los justos requisitos de la ley de Dios y cumplía
las exigencias de la gloria de Dios.
C. La redención en el Nuevo Testamento:
1. La propiciación:
a. Significa hacernos uno con Dios, porque había una separación
entre nosotros y Él. La expiación era un tipo de propiciación.
b. Cristo como la realidad del propiciatorio (el lugar de la
propiciación — Ex 25:17; Ro 3:25; He 9:5); de la propiciación
(sacrificio propiciatorio — 1 Jn 2:2; 4:10) y del propiciador
(pacificador, aquel que reconcilia — He 2:17).
58 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
2. La redención:
a. Significa comprar para recuperar algo que Le pertenecía, y
que antes se perdió, es decir, adquirirlo nuevamente por el
pago de un precio.
b. Cristo murió en la cruz para redimirnos eternamente,
derramando Su sangre, para rescatarnos de nuestros
problemas con Dios con relación a nuestros pecados y a
Sus exigencias en cuanto a la justicia, santidad y gloria
— Gá 3:13; 1 P 1:18-19; 2:24; 3:18; 2 Co 5:21; He 9:12,
14, 28; 10:12.
V. La manera de recibir el perdón de los pecados:
A. Por la confesión — 1 Jn 1:9.
B. Por el arrepentimiento — Lc 24:27; Hch 2:38; 5:31; Is 55:6-7.
C. Por la fe (creer) — Hch 10:43; 26:18.
VI. El límite del perdón de los pecados: todos nuestros pecados
son
perdonados — Mt 12:31; Col 2:13.
VII. El resultado del perdón de los pecados:
A. Temer a Dios — Sal 130:4.
B. Amar a Dios — Lc 7:47.

LECCIÓN 14
La redención judicial – La purificación de los pecados
por el lavamiento del Espíritu Santo
¿Cuál es la diferencia entre perdonar y purificar? Para saber eso,
debemos
conocer la diferencia entre los pecados y la injusticia. Los pecados se
refieren a las
.
ofensas y la injusticia es la marca, la mancha en nuestro
comportamiento, causada
por una ofensa. Cada vez que pecamos cometemos una ofensa, y ésta
se convierte
en una mancha en nuestro comportamiento, esta mancha es la
injusticia. Por
ejemplo: si usted compra dos productos en una tienda, pero el vendedor
sólo le
cobra uno, eso es un pecado contra la tienda. Para la persona que le
vendió las
cosas, es una ofensa; para su carácter, es una mancha de injusticia.
Quizá nadie le
diga que pecó, sin embargo, usted reconoce que fue injusto.
También es así cuando pecamos delante de Dios. Para con Él, los
pecados
son ofensas, pero para nosotros son manchas de injusticia. Necesitamos
confesar
nuestros pecados, para que, por una parte, Dios perdone los pecados,
las ofensas
y, por otra, lave y quite la mancha de la injusticia. Es por eso que
Primera de
Juan 1:9 habla tanto de perdón como de lavamiento de los pecados. El
perdón
es en realidad la purificación, el lavamiento de la mancha de nuestra
injusticia.
I. La purificación de los pecados:
A. Acompaña al perdón de los pecados — 1 Jn 1:9.
B. La diferencia con relación al perdón de los pecados:
1. Al perdonar los pecados, Dios exime al hombre de su culpabilidad,
es decir, es un procedimiento legal.
2. Al purificar o lavar los pecados, Dios borra sus rastros, es decir,
es una aclaración real.
C. El acta de nuestras deudas provenientes de los pecados es borrada
— Sal 51:7; Is 1:18; Col 2:13-14.
II. Su relación con el Espíritu Santo — 1 Co 6:11; Tit 3:5.
III. La aclaración de la conciencia — 1 Ti 4:2; Ef 4:19:
60 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
A. Los sentimientos de la conciencia provienen de alguna condenación:
1. Con relación a los pecados.
2. Con relación al mundo.
3. Con relación a las cosas más profundas, que no son propiamente
pecados ni pertenecen al mundo.
B. Los motivos de las acusaciones:
1. Ofender a Dios, Su voluntad o ley.
2. Ofender al hombre, en intención, motivo, palabra o acción.
C. Como tratar con la conciencia — 1 Ti 1:19; 1:5; Hch 24:16; 23:1:
1. De acuerdo con el crecimiento de vida y la iluminación del
Espíritu:
a. Algunos no tienen el crecimiento de vida suficiente para
.
reconocer ciertas cosas como pecados, pero, a medida que
crecen, comienzan a reconocerlos.
b. La iluminación del Espíritu no es simplemente el conocimiento
de lo correcto y lo incorrecto; es más profunda, en nuestro
espíritu, y es irrefutable.
2. De acuerdo con el conocimiento espiritual.
3. De acuerdo con la provisión de la gracia.
4. No permitir brechas en la conciencia para la acusación y el ataque
del enemigo.
IV. El resultado de la purificación de los pecados:
A. Estar limpio para ser reconciliado con el Padre — 2 Co 5:19.
B. Estar libre para servir a Dios, sin reservas — Ro 6:6-13.
C. Poder testificar con osadía — 2 Co 1:12; 4:2; 1 Co 4:1.
D. Mantener la conciencia limpia para tener comunión con Dios, libre
de cualquier acusación de Satanás — He 9:14.
E. Tener amor, que es el fluir de la vida — 1 Ti 1:5.
F. Mantener la fe, sin naufragar — 1 Ti 1:19.

LECCIÓN 15
La redención judicial – La reconciliación con Dios
La enemistad causa separación y constreñimiento. Cuando dos amigos
se
pelean, uno evita al otro, y cuando se encuentran, no se miran
directamente. Si un
tercer amigo en común interviene como mediador para que se
reconcilien, ambos
pueden hacer las paces y ser amigos nuevamente. Por tanto, la
reconciliación es
la acción de juntar dos partes nuevamente en unidad y armonía.
Cuando el hombre cayó, no sólo se volvió pecador contra Dios, sino
también Su enemigo. Para los pecados, es suficiente el perdón, pero, por
haberse
convertido en enemigo de Dios, el hombre necesita reconciliarse con Él.
La reconciliación es el último aspecto objetivo de la plena salvación de
Dios. Mediante la muerte redentora de Cristo en la cruz, Dios justificó a
los
pecadores y reconcilió a Sus enemigos consigo mismo. Eso ocurrió
cuando
creímos en el Señor Jesús: por la fe recibimos la justificación y la
reconciliación.
Así se abrió para nosotros el camino por el cual entramos en la esfera de
la
gracia a fin de disfrutar de Dios sin impedimento.
I. La necesidad de ser reconciliado con Dios:
A. Por causa de la caída y de la entrada de la naturaleza de pecado en
el hombre, éste se rebeló contra Dios y se convirtió en Su enemigo
— Gn 3:1-10; Col 1:21; Ro 5:10; Ro 3:9-18.

.
B. El hombre cayó bajo la autoridad de Satanás y llegó a ser hijo
del diablo, andando conforme al príncipe de la potestad del
aire — 1 Jn 5:19; 3:8a, 10; Ef 2:2.
C. La mente humana está en enemistad con Dios y vive en su contra,
vuelta a la carne maligna — Col 1:21; Ro 8:5, 7.
D. El hombre pasó a reprobar el conocimiento de Dios y a alienarse con
relación a Su propósito — Ro 1:28a.
E. El hombre comenzó a odiar a Dios y a blasfemar contra Él —
Ro 1:30; 1 Ti 1:13.
F. El hombre se volvió hijo de desobediencia y de ira — Ef 2:2-3.
62 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
II. El significado de ser reconciliado:
A. La figura de la reconciliación en Levítico: cuando el holocausto
era ofrecido, había muerte y sangre derramada sobre el altar
(parte legal); después la ofrenda era cortada en pedazos,
desollada, puesta en orden sobre el altar y quemada, lo que
producía un aroma suave que subía y era agradable a Dios (parte
afectiva) — Lv 1:1-9; Gn 8:20, 21:
1. La sangre derramada solucionaba el aspecto legal, relacionado
con la justicia de Dios: la confesión, el arrepentimiento y el creer.
2. El quemar el holocausto como aroma agradable a Dios tenía
como fin satisfacer los sentimientos de Dios: la consagración.
B. La reconciliación judicial y orgánica — Ro 5:1, 10-11:
1. Cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con
Él por medio de la muerte de Cristo en la cruz, eso cumplió la
justicia de Dios.
2. Cuando creemos en el Señor, somos salvos y la vida divina entra
en nosotros; desde ese momento comienza una salvación por la
vida, es decir, una salvación orgánica, hasta que alcancemos la
madurez espiritual.
3. Como parte de esa salvación orgánica, somos reconciliados muchas
y muchas veces, pues aún tenemos carne y cometemos pecados que
nos alejan de Dios y Lo ofenden. Por eso, no sólo debemos aplicar
la sangre para perdón y purificación, sino que también debemos
consagrarnos al Señor para reconciliarnos con Él.
C. La relación entre la reconciliación y la propiciación:
1. Un pecador necesita la propiciación y un enemigo la
reconciliación.
2. La palabra griega usada para propiciación significa conciliar dos
partes para hacerlas una. Nuestros pecados hacían separación
entre nosotros y Dios, por tanto, la propiciación tiene como
objetivo satisfacer la exigencia de Dios:
a. Cristo como sacrificio propiciatorio, la propiciación en sí
(hilasmós) — 1 Jn 2:2; 4:10.
b. Cristo como el propiciatorio (la tapa que cubría el arca del
pacto en el Lugar Santísimo), el lugar de la propiciación
(hilastérion) — Ro 3:25; Ex 25:17; Lv 16:2.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 15 – 63
c. Cristo como nuestro Sumo Sacerdote que hace la propiciación
.
a nuestro favor, la acción de propiciación (hiláskomai) — He
2:17.
3. La propiciación trata con los pecados; la reconciliación, con los
pecados y con la enemistad; por tanto, incluye la propiciación
— 1 Jn 2:2; 4:10; 2 Co 5:19; Ro 5:10.
III. La reconciliación y la obra del Dios Triuno:
A. El perdón de los pecados por la sangre del Hijo.
B. La remoción de los pecados por el lavamiento del Espíritu.
C. La reconciliación con el Padre.
IV. Cómo fuimos reconciliados:
A. Dios nos reconcilió por medio de Cristo — 2 Co 5:18-19.
B. Mediante Cristo, que derramó Su sangre en la cruz — Col 1:20-22.
V. El resultado de ser reconciliado:
A. Tener paz con Dios — Ro 5:1.
B. Tener paz con los hermanos, destruyendo la enemistad — Ef 2:13-17.
C. Gloriarse en Dios — Ro 5:11.
D. Tener acceso a Dios — Ef 2:11-18.
E. Todas las cosas son reconciliadas, sea sobre la tierra o en los cielos
— Col 1:20.
F. Ser salvo por la vida de Dios — Ro 5:10.

LECCIÓN 16
La redención judicial – La justificación posicional
La justificación es la acción que Dios hace para aprobar a una persona
según
el patrón de la justicia divina, que es el patrón validado por Dios y no
nuestra
propia justicia. A pesar de considerar que somos justos en ciertos
aspectos,
nuestra justicia es una fracción milimétrica comparada con la ilimitada
justicia
de Dios. Es imposible ser aprobado por Dios según nuestra justicia.
La justicia divina exigía la muerte del pecador: basada en esa justicia,
Dios
mismo se encarnó en el hombre Jesús, quien era justo y sin pecado, a fin
de
cumplir por nosotros la justicia divina. Sólo cuando la redención de Cristo
es aplicada a nosotros, somos justificados. Sin ella, eso sería imposible.
La
redención es la base de la justificación.
Por una sola acción injusta cometida por Adán, todos nosotros pecamos
y
nos volvimos injustos delante de Dios. Igualmente, por una sola acción
justa
realizada por Cristo en la cruz, todos podemos ser justificados delante de
Dios
por la fe. No somos justificados por hacer algo que agrade a Dios, sino
por

.
creer en la redención realizada por Cristo. Esa es la justificación por la
fe.
I. La justicia de Dios:
A. La estructura de la salvación de Dios en Romanos — Ro 1:17:
1. La justicia de Dios: el aspecto legal.
2. La vida de Cristo: el aspecto orgánico.
3. La fe de los creyentes: el aspecto práctico.
B. Corresponde a la manera como Dios actúa y se relaciona con las
leyes de Dios, sus preceptos y principios — Sal 97:2, 8; 103:6, 7.
C. Indica que el evangelio de Dios es legal y poderoso, pues está de
acuerdo con el patrón de la justicia divina — Ro 1:16-17.
D. Los dos aspectos de Cristo como la justicia de Dios para los que creen
en Él:
1. Objetivamente: Cristo llegó a ser la justicia de los creyentes para
que éstos sean justificados delante de Dios, cuando se arrepienten
66 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
delante de Dios y creen por el Espíritu — Ro 3:24-26; Hch 13:39;
Gá 3:24b, 27.
2. Subjetivamente: Cristo llegó a ser la justicia de los creyentes para
vivir en ellos como la manifestación de Dios, que es la justicia
en Cristo dada a los creyentes para ser justificados por Dios en
la experiencia — Ro 4:25; 2 Co 5:21; 1 P 2:24a; Stg 2:24; Mt
5:20; Ap 19:8.
E. La tipología de los dos aspectos:
1. En Lucas 15:15-23: tipificados por el mejor vestido (justicia
objetiva) y por el becerro gordo (justicia subjetiva).
2. En Salmos 45:13-14: tipificados por los dos vestidos de la hija
del rey — El primero es para nuestra justificación objetiva y el
segundo corresponde a la justicia subjetiva, como la vestidura
nupcial en Mateo 22:11-12.
II. El significado de ser justificado — Ro 3:21-31:
A. Ser justificado por Dios es la acción que Dios hace para aprobar a
una persona conforme a Su norma o patrón de justicia.
B. La justicia de las acciones de Dios es Su manera de justificar a los
pecadores legalmente.
C. Ser justificado significa que la justicia divina fue manifestada:
1. Sin ley — Ro 3:21, 20; Gá 2:16.
2. Mediante la fe en Jesucristo y de Jesucristo — Ro 1:17; 3:22,
27-28; He 12:2; Gá 2:20; 3:8; 2:16; Hch 13:39.
3. Satisfacer las exigencias de la justa ley de Dios y de la gloria de
Dios — Ro 3:23-25.
4. Por la gracia de Dios — Ro 3:21-24.
5. Por la redención en Cristo:
a. a. Cristo es el fin de la ley, por haber cumplido todos los
requisitos de la justicia, santidad y gloria de Dios, con
lo que se convirtió legalmente en la justicia divina para
los creyentes en Cristo — Ro 10:4; 1 Co 1:30; Fil 3:9.
b. La justicia divina fue demostrada a los santos del Antiguo
Testamento en el hecho de que Dios no tomara en cuenta sus
.
pecados. En aquella época, sus pecados eran cubiertos por la sangre
expiatoria (una garantía), hasta que Cristo vino como el Cordero
de Dios para quitar el pecado del mundo — Ro 3:25; Jn 1:29.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 16 – 67
c. La justicia divina fue demostrada a los santos del Nuevo
Testamento por el hecho de que Dios los justificó gratuitamente
por Su gracia, por medio de la redención en Cristo y por medio
de la fe en Jesús — Ro 3:24, 26.
6. Para exhibir la justicia divina que es Cristo — Ro 3:22; 1:17;
Fil 3:9; 1 Co 1:30.
7. Para el cumplimiento del propósito eterno de Dios — Ro 3:29-30.
III. La prueba de la justificación de Dios — Ro 4:25:
A. La muerte de Cristo satisfizo la justicia de Dios; así que, en Cristo
somos aceptados por Él.
B. Como el Cristo resurrecto, Él puede entrar en nosotros a fin de vivir
en nosotros una vida justa y aceptable a Dios.
C. La ascensión de Cristo después de Su muerte y resurrección
indica que Dios aceptó Su obra redentora como base de nuestra
justificación; así, juntamente con Cristo, recibimos el resultado y
las promesas del Dios justo — Jn 16:10.
IV. El resultado de ser justificado por Dios — Ro 5:1-11:
A. Manifiesta la persona del Dios Triuno: Dios, Cristo y el Espíritu
Santo.
B. Nos introduce en el disfrute pleno del Dios Triuno: Su amor, gracia,
paz, esperanza, vida y gloria.
C. Nos da la base para ser salvos por la vida de Cristo, que es el
principal
disfrute que tenemos en Dios (la salvación orgánica) — Ro 5:10.
D. La experiencia de la justificación nos introduce en la esfera del
disfrute, en la cual permanecemos en la gracia, andamos en la paz,
sufrimos en la esperanza y disfrutamos a Dios en las tribulaciones.
Mientras sufrimos y disfrutamos, somos salvos por la vida divina.

LECCIÓN 17
La redención judicial – La santificación posicional
Tanto en el griego (Nuevo Testamento) como en el hebreo (Antiguo
Testamento), la palabra santo significa apartado, es decir, ser apartado
de las
cosas ordinarias o comunes. En todo el universo, sólo Dios es santo, sólo
Él no es
común. Él es apartado, distinto, único, y no hay nadie como Él. La
santidad es
el estado de la naturaleza divina que además de ser diferente a todo y
distinto
a lo común, no tiene pecado ni mal. Cualquier persona, cosa o asunto
que no
sea para Dios o no Le pertenezca a Él es común. Sin embargo, una vez
que es
presentada a Dios y que pertenece a Él, es santificada, apartada.
.
Dios es santo, Cristo es santo y la naturaleza divina es santa. Cristo es la
vida
santificadora en los creyentes, que infunde en todo nuestro ser los
elementos de
Su vida divina a fin de santificarnos. Esa santificación no se obtiene de
una sola
vez (exterior, posicional y objetivamente), sino que crece de manera
gradual
(interior y subjetivamente) y a partir de una unión orgánica con Dios.
I. El significado de ser santo: ser apartado — Lv 10:10; Mt 23:16-
20;
1 Ts 5:23.
II. La santificación ocurre en tres etapas:
A. Arrepentimiento — Jn 16:8; Lc 15:17; Hch 26:20.
1. Cambio de posición, a fin de recibir el dispensar de Dios:
2. Es un hecho y una posición que recibimos cuando creímos en
Cristo — Hch 26:18.
B. Es realizada mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, obtenida
por Su sangre y llevada a los santificados en Cristo Jesús — He 10:10;
13:12; 1 Co 1:2; 6:11.
C. Santificación en nuestra disposición interior, a fin de volvernos
totalmente aceptables a Dios, mediante la santificación que es
realizada por el Espíritu santificador, cuando vivimos y andamos en
el espíritu mezclado — He 2:11; 1 Co 1:2; 1 Ts 5:23.
70 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
III. El traslado de Adán a Cristo — Ro 5:12-21:
A. La caída en Adán y la redención en Cristo:
1. La transgresión de Adán, el primer hombre, en el huerto de
Edén: rechazó el árbol de la vida y escogió el árbol de la ciencia
— 1 Co 15:47, 45; Ro 5:14; Gn 2:8-9, 17; 3:1-7.
2. La obediencia de Cristo, el segundo hombre y el último Adán, en
la cruz: puso fin al hombre del conocimiento, al hombre caído, y
nos restauró a la vida – 1 Co 15:47, 45; Fil 2:8; Ro 6:6; 1 P 2:24;
Jn 3:14-15.
B. Las consecuencias de la caída de Adán:
1. El pecado entró en el hombre — Ro 5:12, 21; 6:14; 7:9, 11, 14,
17, 20.
2. Muchos fueron constituidos pecadores — Ro 5:19.
3. Todos los hombres fueron condenados a muerte — Ro 5:18.
4. La muerte reinó sobre todos los hombres — Ro 5:14, 21.
5. En Adán todos mueren — 1 Co 15:22.
C. Las consecuencias de la obediencia de Cristo:
1. La gracia vino — Jn 1:17; Ro 5:15.
2. Muchos fueron constituidos justos — Ro 5:19.
3. Muchos fueron justificados para vida — Ro 5:18.
4. La gracia reina por la justicia para la vida eterna — Ro 5:21.
5. En Cristo todos serán vivificados – 1 Co 15:22.
D. La acción del pecado:
1. Entró en la humanidad por el primer hombre, Adán — Ro 5:12.
.
2. Habita en el cuerpo caído del hombre — Ro 7:17-18, 21, 23.
3. Tiene la ley como su poder, lo que nos vuelve incapaces de
cumplirla — 1 Co 15:56; Ro 7:11.
4. Introduce el reino de la muerte, por la autoridad del pecado como
la personificación del mal (Satanás), que entró en el hombre, el
cual fue creado bueno y recto por Dios — Ro 5:21; 6:12; 7:21;
Gn 1:31; Ec 7:29.
E. El problema de la muerte:
1. Vino por el pecado, que es su aguijón — Ro 5:12; 1 Co 15:56.
2. Está reinando sobre todos los hombres, por medio de un hombre,
pues el pecado de Adán introdujo la muerte, que reina bajo el
poder de Satanás — Ro 5:17, 14; He 2:14.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 17 – 71
F. La venida de la gracia (trae la base para la salvación orgánica):
1. Vino por medio del segundo hombre, Cristo, en Su encarnación,
como la expresión corpórea de Dios, para ser nuestro disfrute —
Jn 1:17; 1 Co 15:10; Gá 2:20; 2 Co 13:13.
2. Llegó a ser abundante y reina por la justicia para la vida
eterna, pues mientras más gracia disfrutamos, más vida
tenemos — Ro 5:15, 20-21.
3. La abundancia de la gracia con el don de la justicia lleva a los
creyentes a reinar en vida — Ro 5:10, 17; 6:4; 2 Co 12:7-9.
G. El resultado: ser trasladado:
1. 1. De las tinieblas a la luz — Hch 26:18; 1 P 2:9; Mt 4:16.
2. De la autoridad de Satanás a Dios — Hch 26:18; 1 Jn 3:8a, 10;
Jn 8:44; 1 Jn 5:19.
3. De la autoridad de las tinieblas al reino del Hijo amado de Dios
(autoridad de Cristo) — Col 1:13; Ef 6:12; Mt 12:26; Ap 11:15; 12:10.
4. De la ley a la gracia — Ro 6:14; Gá 3:23-24; Jn 1:17; Gá 2:20;
1 Co 15:10.
5. De la era maligna y del judaísmo a Cristo y la iglesia — Gá 1:4;
6:14-15; Jn 10:1; Hch 2:36, 40.
IV. El cambio de posición por la identificación con Cristo — Ro
6:1-23:
A. La dádiva en Cristo: Cristo, obediencia (acción justa), gracia, don
de la justicia, justificación y vida.
B. La paga en Adán: Adán, transgresión (ofensa o desobediencia),
pecado, juicio, condenación y muerte.
C. Bautizados en Cristo: hacer morir los miembros de Adán y
trasladarnos de Adán a Cristo.
D. Bautizados en la muerte de Cristo: unidos con Él en la semejanza
de Su muerte y en la semejanza de Su resurrección.
E. Andar en novedad de vida.
F. Después de tener la visión y creer que fuimos crucificados con Cristo y
que resucitamos con Él, consecuentemente, estamos muertos al pecado
y vivos para Él, y podemos cooperar con Dios, presentándonos como
esclavos y nuestros miembros como armas de justicia, al mismo tiempo
que rechazamos el pecado, al no dejar que se enseñoree de nosotros.
G. El resultado de permanecer en esa posición santa es recibir la
.
vida eterna.
72 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
V. Ser santificado posicionalmente es estar unido a Cristo:
A. Cristo vino para unirse a nosotros:
1. Se hizo carne — Jn 1:14.
2. Nos hizo pasar por la muerte y la resurrección, para entrar en la
ascensión — Gá 2:20; Ro 6:6; Col 2:20; Col 3:1; Ef 2:6.
3. Vive en nosotros; hace morada en nosotros — Ro 8:10; Gá 2:20;
Ef 3:17.
B. La experiencia de unirse a Cristo:
1. Arrepentirse y creer en Cristo, por el Espíritu — Hch 10:43.
2. Ser bautizado — Gá 3:27.
3. Por medio de la unción, el sellar de Dios — 2 Co 1:21.
4. Convertirse en una nueva creación de Dios — 2 Co 5:17.
5. Permanecer en Cristo — Jn 15:4; 1 Jn 2:27.
6. Vivir con Cristo — Jn 14:19-20; Ro 6:8.
7. Ser manifestado con Él en gloria — Col 3:4.

LECCIÓN 18
La salvación orgánica – La base de la salvación:
La regeneración
Todos los hombres quieren hacer el bien, pues consideran que, para ser
aceptados por Dios, es suficiente practicar buenas obras y tener una
moral alta.
Nadie piensa que lo primero que se necesita es nacer de nuevo para
recibir una
vida nueva. Nacer de nuevo es ser regenerado. El hombre necesita eso
porque
es nacido de la carne y es carne, concebido en pecado (Sal 51:5).
Lo que es nacido de la carne, carne es, o es carnal. La carne no se sujeta
a
la ley de Dios, tampoco puede ni agrada a Dios. Además de ser
concebido en
pecado, el hombre está vendido a la esclavitud del pecado (Ro 7:14),
pertenece
al pecado, vive ajeno a la vida divina (Ef 4:18) y no tiene nada que ver
con Dios.
Esa es la herencia de Adán. Todo lo que el hombre carnal hace, sea
bueno o
malo, es humano y caído, proviene de la carne y no de la vida divina. Por
eso, el
hombre necesita ser regenerado para obtener la vida de Dios.
El hombre también necesita ser regenerado para entrar en el reino de
Dios. A
menos que eso suceda, no puede ver ni entrar en el reino. Ese reino es
espiritual y
verlo es entrar en él. Nacer de nuevo es la única puerta por la cual el
hombre puede

.
entrar en el reino de Dios. Así como existe el reino animal y el reino
vegetal, y para
formar parte de esos reinos es necesario nacer en ellos, de la misma
manera existe el
reino divino, y para entrar en él es necesario nacer de Dios, obtener la
vida divina.
I. La salvación completa de Dios: las tres etapas de la salvación
de Dios
para el hombre tripartito:
A. La regeneración del espíritu (en el momento en que creímos en el
Señor) — Jn 3:6.
B. La transformación del alma (en el transcurso de nuestra vida, por
el trabajar del Espíritu en nosotros) — Ro 5:10; 2 Co 3:18; Fil 2:12;
Mt 16:24-25; Ef 4:13-16.
C. La glorificación del cuerpo (en un abrir y cerrar de ojos, cuando el
Señor vuelva) — 1 Co 15:50-54; Ro 8:18-21.
74 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
II. La obra del Dios Triuno tiene como fin salvar al hombre
completamente, para conducirlo plenamente a la gloria de Dios,
es
decir, hacerlo como Dios, en vida y naturaleza, pero sin la
Deidad:
A. La obra del Hijo del Hombre en Su encarnación — Jn 1:1, 14.
B. La obra del Hijo de Dios como el Espíritu — 1 Co 15:45; 2 Co
3:17-18.
C. La obra del Hijo de Dios como los siete Espíritus — Ap 1:4; 5:6;
Zac 3:9; 4:10.
III. El significado de la regeneración:
A. El Dios Triuno busca a los pecadores perdidos y los convence por
medio del Espíritu de realidad, que los santifica y los conduce al
arrepentimiento — Jn 16:8-11.
B. Al experimentar la redención judicial por creer en el Señor Jesús, los
pecadores son redimidos, es decir, perdonados, lavados, reconciliados,
justificados y santificados. Todo esto establece una base legal para que
Dios dispense Su vida divina a ellos, regenerándolos y volviéndolos
parte de la nueva creación de Dios — 2 Co 5:17.
C. La definición de la regeneración:
1. Ser regenerado es nacer de nuevo, nacer de Dios, recibir Su vida y
convertirse en Su hijo, a fin de vivir en el reino de Dios de acuerdo
con la naturaleza divina — Jn 1:13.
2. Nacer de nuevo no es algo de la vida humana natural, sino
experimentar el nacimiento de la vida divina, eterna e increada
de Dios — Jn 3:3-6; 36.
3. La regeneración es un asunto vital porque proporciona la base
para la salvación orgánica.
4. En la regeneración somos lavados por el Espíritu Santo — Tit 3:5.
IV. La necesidad de la regeneración:
A. Lo que es nacido de la carne, carne es — Jn 3:6.
B. Es un requisito previo para entrar en el reino de Dios — Jn 3:3-7.
.
V. La experiencia de la regeneración:
A. Nacer de Dios — Jn 1:12-13.
B. Nacer de nuevo, nacer de lo alto — Jn 3:3.
C. Nacer del agua y del Espíritu — Jn 3:5, 6; 19:34.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 18 – 75
VI. El cumplimiento y los medios para la regeneración:
A. Según el propósito y la misericordia de Dios — Stg 1:18; 1 P 1:3.
B. Por medio de la resurrección de Cristo de entre los muertos — 1 P
1:3; Jn 12:24; Ef 2:6.
C. Por medio de la obra del Espíritu Santo — Jn 3:5, 8.
D. Por medio de la Palabra de Dios — 1 P 1:23.
E. Por el creer del hombre — Jn 1:12-13; 3:15.
VII. Los resultados de la regeneración:
A. Recibir la vida eterna de Dios — Jn 3:15-16; 1 Jn 5:11-13.
B. Convertirse en hijo de Dios — Jn 1:12-13.
C. Llegar a ser una nueva creación de Dios — 2 Co 5:17.
D. Obtener una esperanza viva — 1 P 1:3-4.
E. Le es dado beber de un solo Espíritu — 1 Co 12:13.
F. Aprender a vivir, adorar y servir a Dios por medio del espíritu humano
regenerado y mezclado con el Espíritu de Dios, en un solo espíritu
— Jn 4:24; 1 Co 6:17; Ro 1:9.
G. Llegar a ser parte de la novia de Cristo, que es el aumento y
complemento de Cristo, el Novio — Jn 29-30; Ap 19:7-8; 21:2.
VIII. Las características de los nacidos de Dios:
A. Aman a los que también fueron engendrados por Dios — 1 Jn 5:1.
B. Vencen al mundo — 1 Jn 5:4.
C. No practican el pecado — 1 Jn 5:18.
D. Guardan la Palabra de Dios — 1 Jn 2:3.

LECCIÓN 19
La salvación orgánica – La base de la salvación:
La reconciliación orgánica
La salvación en el aspecto judicial sólo necesitó de 33 años y medio
para ser realizada (mediante la encarnación, el vivir humano, la muerte
y la
resurrección del Señor Jesús); sin embargo, el aspecto orgánico no tiene
fin.
El aspecto judicial consiste en el perdón y el lavamiento de los pecados,
la
reconciliación con Dios y la santificación posicional. Entretanto, el
aspecto
orgánico comprende la regeneración, el apacentamiento, la santificación
interior o subjetiva, la renovación, la transformación, la edificación, la
conformación y la glorificación, y eso dura toda la vida del cristiano.
Cuando fuimos salvos, pasamos por los procesos de la salvación judicial,
los cuales ya mencionamos. Ahora, una vez que somos regenerados,
este
proceso necesita repetirse todo el tiempo, hasta que lleguemos a la
redención
.
de nuestro cuerpo. Cada día necesitamos ser perdonados, purificados,
santificados, justificados y reconciliados con Dios. Este es el aspecto
subjetivo
y orgánico de la salvación de Dios.
Después de ser salvos, los cristianos necesitan dar un segundo paso en
la reconciliación con Dios. El primer paso es ser liberado del pecado, que
es
realizado en el aspecto objetivo de la muerte de Cristo. El segundo es
que
los cristianos que viven en la vida natural sean liberados de la carne
para ser
reconciliados con Dios por medio del aspecto subjetivo de la muerte de
Cristo.
No se trata de la muerte de Cristo por los pecados de los cristianos, sino
por
los mismos cristianos, esto es, por la persona de ellos, y además, el
ruego que
Dios les hace a ellos por medio de los apóstoles como embajadores de
Cristo, a
fin de que se conviertan en la justicia de Dios en su unión orgánica con
Cristo.
Una vez que experimentamos la reconciliación, podemos llevar a otros a
tener la misma experiencia.
I. La definición y el significado de la reconciliación:
A. Incluso después de ser reconciliados judicialmente con Dios, todavía
tenemos la vida del alma, la cual vive en enemistad constante con
78 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
Dios, pues es un impedimento para el propósito del Señor, por pensar
siempre en las cosas del hombre caído — Mt 16:21-23.
B. La reconciliación orgánica implica experimentar un cambio con
relación a Dios en la esfera del alma (mente, voluntad y emoción),
por medio del dispensar de la vida divina, a partir de nuestro espíritu
regenerado.
II. El desarrollo de la reconciliación — 2 Co 5:18-20:
A. La tipología de la reconciliación conforme a la visión del tabernáculo:
1. La primera etapa, en el atrio (la carne).
2. La segunda etapa, en el Lugar santo (el alma).
3. La tercera etapa, en el Lugar Santísimo (el espíritu).
B. La experiencia de la reconciliación y el hombre tripartito.
C. La reconciliación es desarrollada cuando estamos en el espíritu, y hay
por lo menos cinco instrumentos que pueden ayudarnos a ejercitar
el espíritu y permanecer en él:
1. Invocar el nombre del Señor — 1 Co 12:3; Ro 10:9-13.
2. Hablar y cantar himnos — Ef 5:18-19.
3. Tomar la Palabra de Dios con oración — Ef 6:17-18.
4. Rumiar la Palabra de Dios — Lv 11; Sal 1:2; 1 Ti 4:15.
5. Profetizar — 1 Co 14:1, 3-4, 31.
III. El resultado de la reconciliación orgánica:
A. Al creer en el Señor Jesús, por un lado, Dios hace que Su Espíritu
.
dispense Su vida a nuestro espíritu para vivificarlo; por otro, Él pone
Su Espíritu en nuestro espíritu, es decir, hace que Su Espíritu habite
en nuestro nuevo espíritu vivificado.
B. Recibimos el Espíritu Santo — 1 Co 15:45; Jn 20:22.
C. Vivimos en la comunión de la vida — 1 Jn 1:2-3.
IV. El ministerio de la reconciliación — 2 Co 5:17-20:
A. Después de ser reconciliados, también recibimos un ministerio de
parte
de Dios: el ministerio de la reconciliación, que consiste en traer a las
personas del mundo a la presencia de Dios para ser reconciliadas con
Él y conducir a los que ya son salvos a reconciliarse día a día con Dios.
B. Sólo quien experimentó la reconciliación en esos dos aspectos puede
transmitirla a los demás.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 19 – 79

LECCIÓN 20
La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La justificación
Fuimos justificados objetivamente (cambiamos de posición) por la gracia
de Dios, mediante la redención de Cristo Jesús y por la fe. Por tanto,
podemos
ser justificados para vida (Ro 5:18), subjetivamente, por la vida divina. El
resultado de esa justificación es que tenemos la posición para recibir la
vida
divina. A partir de allí, esa vida trabaja en nosotros para hacernos justos
en
todo. La justificación objetiva altera nuestra posición exterior para que
seamos
justificados por Dios y reconciliados con Él. La justificación subjetiva
cambia
nuestra naturaleza interior para que nuestro vivir sea justificado por
Dios.
La Biblia ejemplifica nuestra justicia con vestiduras (Ap 19:8). En
nosotros
mismos, nuestra justicia no es más que trapos de inmundicia (Is 64:6).
Cuando
se dieron cuenta de que estaban desnudos, Adán y Eva cosieron
delantales
de hojas de higuera. Esto simboliza nuestro intento natural de
justificarnos
delante de Dios (Gn 3:7). Sin embargo, el Señor los vistió con piel de
animales,
lo cual indica que un animal fue inmolado para justificarlos, como una
sombra
de Cristo, el Cordero que quita el pecado del mundo (Jn 1:27).
Una vez que creímos en el Señor, Él quitó nuestras vestiduras inmundas
de injusticia, nos libró de nuestro intento de justificarnos naturalmente y
nos concedió vestiduras limpias, que son Él mismo como nuestra
justicia. A
.
medida que proseguimos en la caminata espiritual, Él comienza a
trabajar en
nosotros, como si estuviera bordando nuestras vestiduras, es decir,
trabaja en
nosotros un procedimiento justo, conforme a Su vida justa en nosotros.
Este
es el trabajar subjetivo de la justicia, como la preparación de las
vestiduras
nupciales de la novia, con miras a ser adornados para el encuentro con
el
Novio, Cristo.
I. La definición y el significado de la justificación orgánica o
subjetiva:
A. Por la sabiduría de Dios, Cristo se convirtió en nuestra justicia,
santificación y redención — 1 Co 1:30.
82 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
B. En la salvación orgánica, la justificación subjetiva es el resultado
de Cristo, como nuestra justicia, creciendo en nosotros, o lo que es
lo mismo, de recibir más de la vida y naturaleza justa de Cristo, que
se manifiesta cuando practicamos acciones justas.
C. Cuando actuamos en el espíritu, nuestras acciones están de acuerdo
con
la justicia de Dios, que es Cristo en nosotros; por eso, somos sellados
por el Espíritu, porque recibimos la aprobación de Dios — Ef 1:13.
D. La justicia en la Biblia está tipificada por las vestiduras:
1. Después de ser redimidos y regenerados, pasamos a formar parte
de la novia de Cristo, la iglesia, que necesita ser ataviada para
el Novio, prepararse para las bodas — 2 Co 11:2; Ef 5:25-27;
Ap 19:7-8; 21:2.
2. La justicia objetiva es representada por el vestido de oro con el
cual la hija del rey entra en el palacio, y la subjetiva u orgánica
es representada por el vestido bordado (nupcial) con el cual es
conducida a la presencia del rey — Sal 45:13-14, Mt 22:10-14.
E. La experiencia subjetiva de la justificación: el ejemplo de Abraham
— Ro 4:1-25.
II. Los medios y el cumplimiento de la justificación subjetiva u
orgánica:
A. Preparar las vestiduras nupciales mediante el bordado de los
sufrimientos — 1 P 1:6-7; Ro 8:17-18; 2 Co 12:7-10.
B. Preparar las vestiduras nupciales mediante el negar la vida del
alma — Mt 16:24-25.
C. Por la vida de Dios — Ro 5:18.
D. Mediante el Cristo resurrecto — Ro 4:25.
E. En el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro
Dios — 1 Co 6:11.
III. El resultado de la justificación: el disfrute pleno de Dios en
Cristo
— Ro 5:1-11:
A. El amor de Dios derramado en nuestros corazones — v. 5.
.
B. Permanecer en la esfera de la gracia — v. 2.
C. Tener paz con Dios — v. 1.
D. Gloriarse en la esperanza de la gloria de Dios, en las tribulaciones y
en Dios mismo — vs. 2-3, 11.
E. Ser salvo en la vida de Cristo — v. 10.
LECCIÓN 21
La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La santificación subjetiva o disposicional
Podemos ejemplificar los dos aspectos de la santificación con una taza
de
té sucia en un canal o zanja de desagüe. En esa situación y posición, la
taza
no sólo está sucia y en un lugar inadecuado, tampoco cumple su
propósito de
contener el té. Para limpiarla y darle su debido uso, tenemos que sacarla
de
ese canal o zanja y ponerla debajo de un grifo con un chorro fuerte de
agua. A
medida que el agua fluye sobre y dentro de ella, la taza es purificada de
toda
suciedad y, además, se llena de agua. Ahora necesitamos poner en ella
una
bolsita de té para que el elemento del té se infunda y se mezcle con el
agua.
De igual manera, nosotros estábamos en una “zanja” espiritual, lejos de
Dios,
en el mundo, inmundos por la naturaleza pecaminosa que hay en
nosotros. Una
vez que creímos en el Señor, Él nos justificó y nos santificó
posicionalmente,
esto es, cambió nuestra posición, nos sacó de la zanja y nos puso bajo el
fluir
purificador de la Palabra y del Espíritu. A medida que permitimos que la
Palabra
nos lave y el Espíritu nos llene, las impurezas de nuestra naturaleza
caída son
quitadas. Así, la vida y la naturaleza divina nos llenan y se mezclan con
nosotros,
santificándonos subjetivamente y transformándonos desde nuestro
interior. La
santificación disposicional, subjetiva e interior es el dispensar de la
naturaleza
divina, que es santa, a nuestro ser.
I. La definición y el significado de la santificación — Ro 6:19, 22:
A. Las palabras griegas hagios (αγιος), hagiosune (αγιωσυνη), hagiazo
(αγιαζω) y hagiasmos (αγιασμος), usadas en el libro de Romanos, tienen
el mismo radical, que significa fundamentalmente apartado, separado.
Hagios es traducida como santo (adjetivo) en 1:2; 5:5; 7:12; 9:1; 11:16;

.
12:1; 14:17; 15:13, 16; 16:16, y como santos (sustantivo) en 1:7; 8:27;
12:13; 15:25, 26, 31; 16:15. Hagiosune es traducida como santidad en
1:4. Hagiazo es el verbo y es usado como participio y traducido como
santificado en 15:16. Hagiasmos es traducida como santificación en
84 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
Romanos 6:19, 22. Por tanto, ser santo es ser apartado, separado
(para Dios). Los santos son los que fueron apartados (para Dios).
Santidad es la naturaleza y la calidad de ser santo. Santificación (para
Dios) es el efecto práctico, el carácter en actividad y el estado final
producidos por el proceso de ser santificado.
B. La santificación no involucra sólo un cambio de posición, es decir, la
separación de una posición común y mundana a la posición junto a
Dios, como lo ilustran Mateo 23:17, 19 y Primera de Timoteo 4:3-5;
también involucra una transformación interior, una transformación
de la disposición natural a la espiritual, mediante Cristo como el
Espíritu vivificante que satura todas las partes interiores de nuestro
ser con la naturaleza santa de Dios, como lo mencionan Romanos
12:2 y Segunda de Corintios 3:18.
II. El proceso y los medios de la santificación disposicional:
A. Por medio de lo que santifica — He 2:11.
B. En el nombre del Señor Jesucristo — 1 Co 6:11.
C. En el Espíritu y por el Espíritu — 1 Co 6:11; Ro 15:16; 2 Ts 2:13.
D. Por la Palabra — Jn 17:17, 19; Ef 5:26.
E. En vida — Ro 5:12.
F. Por la fe en Cristo — Hch 26:18.
G. Por medio de Cristo, que nos fue hecho por Dios santificación
— 1 Co 1:30.
III. El desarrollo y la búsqueda de la santificación:
A. Someternos a la disciplina del Padre a fin de ser participantes de Su
santidad — He 12:5b-10.
B. Purificarnos para perfeccionar nuestra santidad — 2 Co 7:1.
C. Buscar la santificación — He 12:14.
IV. El resultado de la santificación — 1 Ts 5:23:
A. Transformación.
B. La plena filiación — Ef 1:3-4.
C. La unidad — Jn 17:17, 21.
V. Ilustración práctica de la santificación subjetiva o
disposicional: la
bolsita de té en una taza de agua.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 21 – 85

LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 22 – 87


LECCIÓN 22
La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La renovación
Cuando recibimos la vida de Cristo por medio de la regeneración, Él nace
en nosotros, lo que quiere decir que Él es completo orgánicamente, mas
no
en forma. Luego, a medida que la vida divina trabaja en nuestro interior,
el
.
elemento de esa vida va creciendo poco a poco hasta alcanzar cada
parte
de nuestro ser y así Cristo crece en nuestro interior hasta que Su vida
sea
formada en nosotros, plenamente.
A medida que Cristo es formado en nuestro ser, también somos
transformados. La formación de Cristo en nosotros produce nuestra
transformación por dentro y por fuera. Que Cristo se forme en nosotros
es el aumento de Su elemento en varias partes de nuestro ser, y eso es
la
transformación de esas mismas partes, desde adentro hacia afuera,
hasta que
lleguemos a ser semejantes a Él.
Cuando nuestro espíritu es vivificado por la regeneración, entramos en
el proceso de la transformación por la renovación. A continuación, por la
obra de la ley de vida, el entendimiento en el alma también es
transformado
por la renovación. Después, por el resplandor de la luz de la vida de
Dios,
reconocemos a nuestro ego, nos resistimos a él y, por el Espíritu Santo,
lo
crucificamos, y dejamos que sólo la vida divina se manifieste en
nosotros. Esa
es la experiencia de despojarse del viejo hombre y revestirse del nuevo
hombre
en nuestra conducta. Por consiguiente, nuestra conducta es renovada
poco a
poco y transformada a la semejanza del Señor.
I. La definición y significado de la renovación:
A. Todos los regenerados fueron creados como un solo y nuevo hombre
en Cristo y son la nueva creación de Dios — Ef 2:15; Col 3:10; 2
Co 5:17; Gá 6:15.
B. En realidad, la creación del nuevo hombre fue consumada por
Cristo en la cruz, pero, en la aplicación, los creyentes, los miembros
88 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
del nuevo hombre, deben aplicar a sí mismos lo que Cristo realizó,
renovándose en la práctica, en su vivir — Ef 2:15.
C. La renovación es la continuación del lavamiento de la
regeneración: la regeneración pone el fundamento de la vida
divina, sobre el cual la renovación continúa edificando esa vida
en los cristianos — Tit 3:5.
D. La renovación del Espíritu Santo tiene como fin la reconstitución de
nuestro ser por el lado positivo: algo nuevo, real y sólido de la vida
divina es trabajado en nosotros a fin de renovar nuestra vida — 2
Co 5:17; 2 P 1:4; Ez 36:26.
E. La mente humana es la fuente de todo tipo de problemas y
ciertamente necesita ser renovada. En la renovación, el espíritu
mezclado la penetra, transformándola en la mente de Cristo —
Fil 2:5; 1 Co 2:16.
.
II. Los medios y la realización de la renovación:
A. Por el Espíritu renovador — Tit 3:5.
B. Por la novedad de la vida de Dios — Ro 6:4.
C. Por un corazón nuevo y un espíritu nuevo — Ez 36:26.
D. En el espíritu de nuestra mente — Ef 4:23; Ro 12:2.
E. En nuestro hombre interior — 2 Co 4:16.
III. Los resultados de la renovación:
A. Ser la nueva creación — 2 Co 5:17; Ef 4:22, 24; Jn 3:6; 2 P 1:4;
Col 3:10-11.
B. Ser heredero de Dios — Ro 8:17; Gá 3:29; 4:7; Tit 3:7.
C. Ser el nuevo hombre — Ef 2:15; 4:24; Col 3:10.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 23 – 89
LECCIÓN 23
La salvación orgánica – El desarrollo de la salvación:
La transformación
La transformación es el resultado de la santificación y está relacionada
con el
alma humana. Esto significa cambios sustanciales en naturaleza y
forma, es decir,
ocurre un cambio interior en la naturaleza que causa un cambio exterior
en la forma.
Este cambio metabólico no es sólo en la apariencia, sino también en la
esencia. En
ese metabolismo, un elemento orgánico entra en nuestro ser y produce
un cambio
químico que da a nuestra constitución otra forma. Eso es la
transformación.
En el proceso del metabolismo, un elemento nuevo entra en un
organismo
y sustituye el elemento antiguo, desechándolo. Son tres etapas: insertar
un
elemento nuevo, sustituir el antiguo y eliminarlo para producir algo
nuevo.
Por el proceso de la santificación, el elemento nuevo de la vida divina es
añadido a nuestro ser y sustituye a nuestro viejo ser, pecaminoso y
muerto. Esa
es la continuación de la salvación de Dios en nuestro interior a partir del
día
en que creímos en el Señor Jesús.
Una vez que nuestro espíritu
es regenerado, el Señor quiere
que ese cambio de vida continúe
propagándose hacia nuestra alma a
fin de transformar nuestra mente,
voluntad y emoción. Nuestro espíritu
fue regenerado y cambiado, pero
nuestra alma, con sus tres partes, sigue
siendo la misma. Tenemos a Cristo
como vida en el espíritu, pero no en el
.
alma. Es necesario que Él Se expanda
continuamente del espíritu al alma hasta que cada parte de ella sea
transformada
a Su imagen (2 Co 3:18). Entonces pensaremos como Él piensa,
amaremos como
Él ama y haremos las elecciones como Él las hace. Esa es la semejanza
del Señor
en la práctica, por tener la mente saturada con Sus elementos divinos.
CRISTO
Cuerpo
Alma
Espíritu
90 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
I. La definición y el significado de la transformación — Ro 12:2; 2
Co 3:18:
A. El verbo transformarse (metamorphoo (μεταμορφοω), en el original
griego, de donde viene el término metamorfosis) se menciona sólo
cuatro veces en el Nuevo Testamento: dos veces en los evangelios
es traducido como transfigurarse (Mt 17:2; Mr 9:2) y dos veces
en las epístolas es traducido como transformarse (Ro 12:2; 2 Co
3:18); en estos dos últimos casos se refiere al cambio de elemento
y esencia interior.
B. La transformación de vida que disfrutamos es el aumento del
elemento de la vida divina de Cristo en nuestro elemento humano, lo
que produce un efecto metabólico, que causa un cambio de esencia,
transformación de nuestro ser a la imagen del Señor.
C. En la salvación orgánica, a medida que experimentamos el
crecimiento de la vida divina en nosotros, nuestro ser va siendo
transformado, en un proceso gradual y continuo.
D. El proceso de transformación puede ser ilustrado por la metamorfosis
que ocurre en el capullo, donde una fea oruga se transforma en una
linda mariposa.
II. El proceso de la transformación — Ro 12:2; 2 Co 3:16-18:
A. Quitar el velo.
B. Ser liberado.
C. Contemplar y reflejar al Señor como en un espejo.
D. Ser transformado a la imagen del Señor.
E. Ser transformado de gloria en gloria.
F. Ser transformado por el Espíritu del Señor.
G. Ser transformado por la renovación de la mente.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 24 – 91
LECCIÓN 24
La salvación orgánica – El resultado de la salvación:
La conformación
Cada vida tiene su forma: un clavel tiene forma de clavel, un perro tiene
la forma
de un perro, un pollo tiene la forma de un pollo. Por el crecimiento, cada
vida expresa
su forma plenamente. Hoy, somos hijos de Dios, pero aún no de una
forma plena, en

.
el formato completo. Por eso, por el crecimiento y la transformación,
necesitamos ser
conformados a la imagen de Cristo. Finalmente, seremos conformados a
Su imagen,
totalmente. Entonces, tendremos la forma plena de la vida divina, que
viene con su
poder y esencia. Un clavel, un pollo y un perro tienen formas diferentes,
conforme
a la esencia de cada uno. La forma proviene de la esencia. La esencia de
una vida
crece y se desarrolla hasta alcanzar la forma plena. Los que creemos en
el Señor
tenemos la esencia y el poder de la vida divina en nosotros. Ese poder
vital está
moldeándonos a la imagen del Hijo de Dios.
Fuimos predestinados por Dios para ser conformados a la imagen de
Cristo.
Un día seremos semejantes a Él por dentro y por fuera. Primero, Él murió
para
solucionar nuestro problema objetivo delante de Dios. Segundo, nos
regeneró
con la vida divina por medio del Espíritu vivificante. Tercero, Él nos está
santificando en Su naturaleza santa. Cuarto, Él nos está transformando
de
la vieja persona en la nueva persona. Estamos experimentando un
cambio en
vida y naturaleza, y no sólo en la forma. Quinto, Él nos está
conformando a
Su imagen. ¡Qué salvación!
La vida divina crece en nosotros. A medida que crece, nos santifica y
transforma, y así somos conformados a la imagen de Cristo,
interiormente.
Exteriormente, tenemos sufrimientos, pero por dentro el Espíritu está
operando. Cuando oramos o invocamos Su nombre, Lo tocamos y Él nos
conforma un poco más a Su imagen.
Cuando el Señor vuelva, nuestro cuerpo será transfigurado: esa será la
etapa final de nuestra conformación al Señor. Ahora somos hijos de Dios,
pero
aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero, cuando Él se
manifieste,
seremos semejantes a Él, porque Le veremos tal como Él es (1 Jn 3:2).
92 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
I. La definición y significado de la conformación — Ro 8:29:
A. Conformación significa ser moldeado a, para adquirir la forma de: por
ejemplo, después de que la masa del pastel es horneada, adquiere la
forma del molde del pastel.
B. La conformación no es realizada por seguir exteriormente algún
modelo; antes bien, es efectuada por el crecimiento de la vida
de Cristo en nosotros. Por tanto, la conformación viene como
.
consecuencia de la vida de Cristo en nosotros, y se convierte en
nuestra experiencia y disfrute en Su vida.
C. Es la consumación de la transformación de los creyentes en la vida
divina.
D. Es la madurez en la vida divina.
II. El proceso de la conformación:
A. Dios creó al hombre con la intención de que fuera como Él y tuviera
Su imagen interior y Su semejanza exterior — Gn 1:26.
B. Cristo es la imagen de Dios — 2 Co 4:4; Col 1:15; Jn 1:18; Ro 5:14.
C. Cristo tomó la forma de hombre — Fil 2:6-7.
D. Cristo, como hombre, fue engendrado como el Hijo primogénito de
Dios — Hch 13:33.
E. Los creyentes son regenerados para ser los muchos hijos de Dios
— 1 P 1:3; Ro 8:29.
F. Los creyentes son transformados a la misma imagen de Cristo
— 2 Co 3:18.
G. Los muchos hijos son conformados a la imagen del Primogénito de
Dios — Ro 8:29.
H. Cristo es el molde y nosotros, como la masa, fuimos puestos en Él
para amoldarnos a Él.
I. Cristo es el prototipo y nosotros somos la producción en serie
de ese modelo.
J. Finalmente, seremos la expresión corporativa y colectiva de Cristo.
LA SALVACIÓN COMPLETA DE DIOS – LECCIÓN 25 – 93
LECCIÓN 25
La salvación orgánica – El resultado de la salvación:
La glorificación
La glorificación es el último paso de nuestra salvación. Cuando la
alcancemos, estaremos en la cumbre de la salvación plena de Dios y
entraremos
en el disfrute máximo y sublime, eternamente. Este es el momento que
los
cristianos de todos los tiempos anhelan ver. Es nuestra esperanza de
gloria.
La glorificación es el proceso de introducir algo o a alguien en la gloria.
Según la Biblia, la gloria es sencillamente Dios expresado o la expresión
de
Dios. Cuando Dios está oculto, no hay gloria, cuando Él Se ve o Se
expresa,
hay gloria. El hombre fue creado para contener la vida divina y expresar
a Dios
con ella. Por eso, podemos decir que fue creado para la gloria. No
obstante,
el hombre pecó y perdió el derecho de recibir la vida divina. Así, no
puede
expresar a Dios. Por eso la Biblia dice que está destituido de la gloria de
Dios.
La glorificación es la acción divina de introducirnos en la expresión de
Dios.
.
Él hace eso de manera viva.
La semilla del clavel es pequeña, redonda y sin belleza; no obstante,
tiene el potencial de florecer. La flor es la expresión plena de todo lo que
esa semillita contiene, es su gloria. Después de que es plantada y
regada,
germina; esa semilla se convierte en una planta y poco después florece.
La flor
es sencillamente la semilla, cuando la semilla crece plenamente, se ve la
flor.
La semilla y la flor son dos extremos de una misma cosa.
I. La definición y el significado de la glorificación:
A. En la salvación orgánica, los creyentes serán glorificados hasta llegar
a ser como el Señor es — Ro 8:29; 1 Jn 3:2.
B. La glorificación significa participar plenamente — espíritu, alma y
cuerpo — de la expresión de Dios en Cristo.
C. La glorificación es la última etapa de la salvación orgánica, que
se consumará con la segunda venida de Cristo, mediante la
transfiguración de nuestro cuerpo — 1 Co 15:50-54.
94 – 40 LECCIONES ESENCIALES PARA LA VIDA CRISTIANA
D. La glorificación corresponde a la consumación de la filiación divina
en la humanidad — Ro 8:14-19; 29-30.
II. El proceso y la experiencia de la glorificación:
A. El propósito de Dios es que seamos glorificados:
1. Dios nos llamó en Cristo para Su gloria eterna — 1 P 5:10.
2. Dios nos predestinó y llamó para ser glorificados — Ro 8:29-30.
3. Cuando Cristo Se manifieste, seremos manifestados con Él en
gloria — Col 3:4.
4. Disfrutaremos de la libertad gloriosa de los hijos de Dios —
Ro 8:21.
5. Las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse — Ro 8:18.
6. Dios nos llama a Su reino y gloria — 1 Ts 2:12.
B. Dios nos está conduciendo a la gloria y hace que todas las cosas
cooperen para ese fin — He 2:10; Ro 8:28-30.
C. Somos perfeccionados por Dios para disfrutar Su gloria incomparable
— 2 Co 4:17.
D. Nuestro disfrute en el tiempo presente:
1. La esperanza de gloria — Col 1:27.
2. Cristo como nuestra vida — Col 3:4.
III. El resultado de la glorificación:
A. Nos introduce en el disfrute pleno de la filiación divina, en la
manifestación del reino de los cielos cuando el reino milenario venga,
y en la consumación eterna de la economía de Dios en la Nueva
Jerusalén — Ap 20:6; 22:3-5.
B. Nos introduce en una unión completa e indisoluble con Dios, de la
cual nada ni nadie nos podrá apartar — Ro 8:31-39.
C. Consuma la expresión de Dios por medio de la humanidad redimida,
totalmente mezclada con Su vida divina — Ap 22:17.
DIOS, CRISTO Y EL ESPÍRITU – LECCIÓN 26 – 95

.
DIOS, CRISTO Y EL ESPÍRITU
LECCIÓN 26
El Dios Triuno
Dios es el tema más importante revelado en la Biblia, porque Él es el
principio de todo. Todo lo que existe en el universo tiene su origen en Él
y comenzó con Él. Él también es el contenido principal de la Biblia desde
el primer hasta el último libro. Dios nos creó, nos regeneró y tiene que
ver con todo en nuestra vida y en nuestro ser. Por tanto, debemos
conocerlo.

Lo primero que debe quedar bien claro es que hay un solo Dios. Dios es
uno y no hay otro. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se
manifiesta esto claramente. Isaías 45:5 dice: “Yo soy Jehová, y ninguno
más hay; no hay Dios fuera de mí”. Primera de Corintios 8:4 dice: “No
hay más que un Dios”. En todo el universo hay solamente un Dios
verdadero, que tiene un buen placer, una voluntad y un propósito
eterno, es decir, Su economía divina.

El Dios que nos escogió y predestinó, que creó los cielos, la tierra y al
hombre para Su propósito; el Dios que ama al hombre, que se encarnó
para morir por nosotros para poder ser regenerados, perdonados,
lavados, justificados y reconciliados con Él; el Dios que resucitó para ser
nuestra vida a fin de regenerarnos, santificarnos, transformarnos,
conformarnos y glorificarnos es uno solo. Tenemos únicamente un Dios,
y no dos, tres o muchos, sólo uno.

A pesar de que Dios es uno solo, hay algo misterioso sobre Él. Él es
Triuno (en latín, tri quiere decir tres y uno significa uno). Es por eso que
Lo llamamos el Dios Triuno. En Mateo 28:19, el Señor Jesús dijo: “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Aquí el Señor habla
de tres (el Padre, el Hijo y el Espíritu). Pero note que la palabra nombre
está en singular. Usted incluso puede decir que el nombre de nuestro
Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por causa de estos versículos,
podemos ver que Dios es uno, pero también tres; es tres, sin embargo es
uno.

Ciertamente no podemos entender el misterio de la Trinidad Divina, pero


podemos recibir y disfrutar a ese Dios misterioso. En el pasado no se
conocían las vitaminas, pero los hombres siempre experimentaron los
beneficios que proporcionan. Asimismo, el Dios Triuno no puede ser
entendido, pero podemos experimentarlo y disfrutarlo. Eso es lo que las
Escrituras nos revelan.

De acuerdo con todo lo que está en la Biblia, podemos recibir lo que dice
y disfrutar de Dios en Su plenitud.

.
I. El Dios Triuno es un misterio:
A. Hay un solo Dios — Dt 4:39; Sal 86:10; Is 44:6, 8; 45:5, 6, 21, 22;
46:9; 1 Co 8:4; Ef 4:6; 1 Ti 1:17; 2:5.
B. Dios es Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu — Mt 3:16-17; 28:19; 2 Co
13:13.
C. El misterio de los misterios — Gn 1:26; Is 6:8; 9:6; Jn 1:1; 2 Co 3:17;
He 1:8-9; Ap 1:4; 4:5; 5:6.
D. No podemos entenderlo, pero podemos disfrutarlo.
II. Dios es Triuno eternamente:
A. Los tres — Padre, Hijo y Espíritu — son Dios:
1. El Padre es Dios — 1 P 1:2; Ef 1:17.
2. El Hijo es Dios — He 1:8; Jn 1:1; Ro 9:5.
3. El Espíritu es Dios — Hch 5:3-4.
B. Los tres son eternos:
1. El Padre es eterno — Is 9:6.
2. El Hijo es eterno — He 1:12; 7:3.
3. El Espíritu es eterno — He 9:14.
C. Todos, los tres, coexisten, es decir, existen al mismo tiempo y no en
modos (etapas) — Gn 1:26; Mt 3:16-17; Jn 1:1; 14:16-17; 17:5; 1 Co
12:4-6; 2 Co 13:13; Ef 3:14-17; He 9:14; Ap 1:4-5.
D. Todos, los tres, son co-inherentes, es decir, viven uno dentro del otro,
y no son tres seres separados — Jn 1:1; 10:30; 14:10-11; 17:21; 1 Co
15:45b; Col 2:9.
III. El Hijo es la expresión corporal del Dios Triuno:
A. El Hijo es Dios — Is 9:6; Mt 1:21, 23; Jn 1:1; 20:28; Ro 9:5; Fil 2:6; He
1:8.
B. El Hijo es el Padre — Is 9:6; Jn 10:30; 14:7-11; 1 Jn 2:22-23.
C. La encarnación del Hijo es del Espíritu Santo — Mt 1:18, 20; Lc 1:35.
D. El Hijo vino de parte de, con el Padre — Jn 1:14; 6:46; 8:16, 29; 16:27,
32; 1 Jn 2:23.
En Juan 1:14 y 16:32, se encuentra la preposición griega para (junto de),
que es traducida al español como de, de parte de. El término aquí
significa de parte de/con, es decir, el Señor no vino sólo de parte de
Dios, sino también con Dios. Por un lado, Él vino de parte de Dios;
por otro, Él aún está con Dios (8:16, 29; 16:32).
E. El Hijo es el Espíritu — Jn 14:16-20; 1 Co 15:45; 2 Co 3:17-18.
F. En Él habita toda la plenitud de la Deidad — Col 1:19; 2:9.
IV. El Espíritu es la consumación final y máxima del Dios Triuno:
A. Dios es Espíritu — Jn 4:24.
B. El Espíritu es enviado por el Padre y por el Hijo, y viene de parte de,
con el Padre — Jn 14:16-17, 26; 15:26.
C. El Espíritu viene en el nombre del Hijo — Jn 14:26; cfr. 1 Co 12:3; Jn
5:43; 10:30; 2 Co 3:17.
D. El Espíritu es la consumación (expresión) final y máxima del Dios
Triuno — Jn 7:37-39; Hch 16:6-7; Ro 8:9; Fil 1:19.
V. La Trinidad esencial y económica:
A. La Biblia revela dos aspectos de Dios: Su unicidad y Su trinidad.

.
B. El Dios Triuno en Su esencia es uno; en Su vida y en Su ser Él es uno,
siempre uno, eternamente uno.
C. El Dios Triuno en Su economía: para ejecutar Su economía, Dios es
triuno. Para ello, el Padre, el Hijo y el Espíritu tiene, cada uno, una
función distinta (Ef 1:3-14). El Padre planificó, el Hijo cumplió y el
Espíritu aplica todo a nosotros.
1. La elección y la predestinación del Padre — el propósito eterno de
Dios — Ef 1:3-6.
2. La redención del Hijo y el encabezamiento — la realización de ese
propósito eterno — Ef 1:7-12.
3. El sellar y las arras del Espíritu — la aplicación de ese propósito — Ef
1:13-14.
D. La economía de Dios consiste en dispensar Su esencia (vida y ser) a
nosotros:
1. El Padre es el manantial profundo, que nadie ve, el originador — Jn
5:30; 7:29; 16:27.
2. El Hijo es la fuente que brota y expresa el manantial profundo, el
realizador — Jn 1:18; Col 1:15; He 1:3.
3. El Espíritu, como el río, nos alcanza y entra en nosotros como el
aplicador — Jn 14:17, 22.
VI. La co-inherencia del Dios Triuno con Sus creyentes:
A. El Dios Triuno está en nosotros — Ef 4:6; 2 Co 13:5; Gá 2:20; Ro 8:9-
11; 1 Co 3:16; 6:19; Col 1:27; Jn 14:17; 1 Jn 2:23.
B. Nosotros estamos en el Dios Triuno — Mt 28:19; Jn 14:3, 10, 20; Jn
17:21; Ro 8:1; 1 Co 1:30; 1 Co 12:13; 2 Co 5:17; Ro 6:3; Gá 3:27; 1 Jn
5:20.
C. Vivir en esa co-inherencia — Jn 15:4; 1 Jn 2:24; 3:24; 4:13, 16; Ef 4:30.
VII. El Dios Triuno revelado en el Antiguo Testamento:
A. El Dios Triuno en la creación — Gn 1:1 (en hebreo, la palabra Elohim
(Dios) está en plural, pero el verbo creó está en singular).
B. Dios es Triuno en Su relación con el hombre — Gn 1:26; 3:22; 11:7.
C. El Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob — Ex 3:6.
D. El candelero de oro simboliza al Dios Triuno — Ex 25:31, 36-37, 39-40;
Col 2:9; Ap 4:5.
E. El Dios Triuno revelado por la roca herida — Ex 17:1-6; 1 Co 10:4; Jn
19:34; 7:37-39; 1 Co 12:13.
F. La triple bendición en Números 6:24-26 y la triple alabanza de los
serafines en Isaías 6:3 indican que Dios es triuno.
G. Los arroyos, las fuentes y los manantiales profundos de Deuteronomio
8:7 representan al Dios Triuno.
VIII. El Dios Triuno revelado en los evangelios y en Hechos:
A. En los evangelios en general — Mt 28:19; Jn 14:7-11; 16-18; 15:1, 26;
16:13-15; 17:1, 11, 22-23.
B. Lucas 15: el amor del Dios Triuno para con los pecadores.
C. En Hechos:
1. Invocar el nombre del Señor — Hch 2:21; 7:59; 9:14, 21; 22:16.
2. Ser bautizado para dentro del nombre del Señor — Hch 8:16; 19:5.
IX. El Dios Triuno revelado en las epístolas:

.
A. El Dios Triuno en Sus creyentes — Ro 8:9-11.
B. El disfrute del Dios Triuno — 2 Co 13:13.
C. El tráfico en ambas direcciones del Dios Triuno — Ef 2:1-18.
D. El habitar interior del Dios Triuno — Ef 3:14-19.
X. El Dios Triuno revelado en Apocalipsis:
A. Gracia y paz de parte del Dios Triuno — 1:4-5.
B. El Señor que habla (2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14) es el Espíritu que habla
(2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22).
C. El Dios Triuno en la Nueva Jerusalén — La Trinidad divina es la
estructura básica de la Nueva Jerusalén:
1. El Dios Triuno como nuestra entrada — 21:12-13, 21, 25.
2. El Dios Triuno como nuestra existencia — 22:1.

LECCIÓN 27
El Cristo todo inclusivo
Ante todo, necesitamos percibir que, según las Escrituras, todas las
cosas físicas y materiales que vemos, tocamos y disfrutamos no son
reales; antes bien, son sólo sombras, figuras de lo que es verdadero. Día
a día contactamos muchos objetos: nos alimentamos, bebemos agua,
vestimos ropa, vivimos en casas, conducimos vehículos, etc. Sin
embargo, tenemos que darnos cuenta y recordar que todas esas cosas
no son reales, son sólo sombras y figuras.

¿Entonces, qué es real? Lo real y verdadero es sencillamente Cristo


mismo. Él es la verdadera comida, el agua verdadera, la verdadera luz.
Él es la realidad de todo para nosotros. Incluso nuestra vida física no es
la verdadera vida; es una figura que apunta a Cristo. Cristo es la
verdadera vida para nosotros. Si no tenemos a Cristo, no tenemos vida.
Aunque tengamos la vida biológica en el cuerpo, debemos percibir que
esa no es la vida de verdad, sino una sombra que apunta a la verdadera
vida, que es Cristo.

Efesios 1:23 dice que Cristo es Aquel que todo lo llena en todo. Como el
Dios infinito, Él no tiene ninguna limitación y es tan grandioso que todo
lo llena en todo. Ese Cristo todo inclusivo que llena todas las cosas tiene
riquezas inescrutables e incalculables (3:8), que son sencillamente lo
que Él es, tiene, realizó, alcanzó y obtuvo para nosotros. Como Dios, Él
es el Padre, el Hijo, el Espíritu, el Señor y el Cristo. Como hombre, Él es
el Apóstol, el Pastor, el Precursor, el Guía de nuestra salvación. Él es la
realidad de todo lo que es positivo en el universo. Por tanto, cuando
estaba en la tierra, Él podía usar muchas ilustraciones de Sí mismo,
como la puerta (Jn 10:9) y el camino (14:6). Para nosotros Él también es
la verdadera luz, vida, vestidura, habitación, el agua verdadera, el
verdadero alimento y muchas cosas más.

Una buena figura del Cristo todo inclusivo es la buena tierra de Canaán.
Cada cosa, cada aspecto, cada descripción, cada detalle de la tierra es

.
una figura de Cristo. Él es la tierra sobre la cual andamos, en la cual
estamos arraigados y somos edificados, por eso Pablo afirma: “Por tanto,
de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como
habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias” (Col 2:6-7).
Puesto que Él es la tierra en la cual estamos
arraigados, debemos crecer en Él, así como una planta crece y extrae
del suelo los nutrientes necesarios para tener vida y fructificar. El fruto
de la buena tierra retrata las inescrutables riquezas de Cristo. Como
Aquel que es todo inclusivo, Cristo es la verdadera buena tierra para los
cristianos. Todas sus inescrutables riquezas nos fueron dadas como la
porción que jamás podremos agotar. Debemos esforzarnos al máximo
para experimentar, disfrutar y aplicar a Cristo, a fin de obtener todas
Sus inescrutables riquezas.

I. El Hombre-Dios: sus naturalezas divina y humana:


A. La naturaleza divina, el Hijo unigénito — Jn 1:18; 3:16:
1. En la eternidad pasada, Cristo estaba con Dios y era Dios, y todas las
cosas fueron creadas por medio de Él — Jn 1:1-3.
2. En el tiempo, Cristo se hizo hombre, pero aún era Dios, pues en Él
habita toda la plenitud de la Deidad — Mt 1:23; Col 1:19; 2:9.
B. La naturaleza humana, la declaración del Hijo primogénito de Dios —
Ro 1:1-4:
1. 1. El Verbo (la Palabra) se hizo carne — Jn 1:14.
2. Cristo como el Primogénito de toda la creación fue declarado Hijo de
Dios — Col 1:13-19:
a. La participación de carne y sangre — He 2:14.
b. La semejanza de carne pecaminosa, pero sin pecado — Ro 8:3; 2 Co
5:21; He 4:15.
c. La declaración del Hijo de Dios — Ro 1:3-4; Hch 13:33; Ro 8:29:
(1) De la descendencia de David;
(2) Elevó las virtudes humanas;
(3) Su vivir divino en la humanidad;
(4) La terminación de la humanidad caída; y
(5) La deificación de la humanidad por la resurrección.
d. El prototipo de la nueva creación.
e. El Primogénito entre muchos hermanos.
3. Cristo como hombre en la gloria:
a. La ascensión del Señor: oculta (Jn 20:14-17) y visible (Hch 1:9-11).
b. La entronización y coronación como Señor y Cristo — Hch 2:32-36,
5:31; 10:36; Ap 1:5.
II. El Hombre-Dios y Sus ministerios:
A. El ministerio terrenal: encarnación, vivir humano, muerte,resurrección
y ascensión:
1. Llegó a ser la expresión corpórea de Dios por medio de la
encarnación: introdujo la divinidad en la humanidad — 1 Ti 3:16; Jn 2:19-
21.

.
2. Hizo la voluntad del Padre: se negó a Sí mismo y tomó la cruz — Jn
5:19, 30; Mt 16:21; Jn 3:14-15.
3. Experimentó una muerte todo-inclusiva: eliminó todos los elementos
negativos del universo:
a. Satanás — He 2:14;
b. El pecado — Ro 8:3; Jn 1:29;
c. El mundo — Jn 12:31;
d. La carne caída, con el yo — Ro 6:6; Gá 2:20;
e. La ley con sus ordenanzas — Ro 10:4; Col 2:14; Ef 2:15;
f. Y liberó la vida divina — Jn 12:24; 3:15.
4. Resucitó de entre los muertos — Mt 28:6-7; 1 Co 15:4:
a. Fue declarado el Primogénito de Dios — Ro 1:4; 8:29;
b. Se hizo el Espíritu vivificante — 1 Co 15:45;
c. Introdujo la humanidad en la divinidad y regeneró a los creyentes
escogidos por Dios — 1 P 1:2-3; Ef 1:4.
B. El ministerio celestial: derramamiento y dispensar:
1. Ascendió a los cielos:
a. Asumió el primer lugar en toda la creación (se hizo Señor) para
gobernar todo el universo — Hch 10:36;
b. Dios le hizo el Cristo para el cumplimiento de la economía eterna de
Dios — Hch 2:36;
c. Llegó a ser el Soberano de los reyes de la tierra para conducir la
situación y el ambiente del mundo, a fin de salvar a Su pueblo escogido;
se convirtió en el Salvador de todos los creyentes que Lo reciben — Hch
5:31;
d. Es la Cabeza de la iglesia para cuidarla como Su Cuerpo — Ef 1:22-23;
5:29-30.
2. Se derramó como el Espíritu, bautizando a judíos y gentiles en el
mismo Cuerpo — 1 Co 12:12-13.
3. Como Sumo Sacerdote: intercede a favor del pueblo de Dios y
ministra para su salvación; anda entre los candeleros (las iglesias),
limpiándolos y supliéndolos — He 4:14-15; 5:25-27; Ap 1:9-20.
4. Como Abogado/Consolador (paracleto): defiende los intereses del
pueblo de acuerdo con los preceptos legales — 1 Jn 2:1; Jn 14:16-20.
5. Como Mediador, Ejecutor y la Garantía del nuevo pacto: garantiza la
eficacia del nuevo pacto de Dios con el hombre — He 8:6; 9:15; 7:22.
6. Como Soberano de los reyes de la tierra: gobierna en la tierra a fin de
conducir la situación y el ambiente del mundo de acuerdo con la
economía eterna de Dios — Ap 1:5; 5:9-10, 13; 11:15-18.
7. Como Ministro celestial: dispensa la vida divina para la producción del
reino de los cielos en la tierra — He 8:2; Fil 3:20.
C. La consumación del ministerio de Cristo:
1. En Su segunda venida y en el milenio:
a. Transfigurará a Sus creyentes y los juzgará — Fil 3:21; 2 Co 5:21.
b. Desposará a Sus vencedores como Su Novia en el milenio — Ap 19:7.
c. Derrotará al anticristo y sus ejércitos; será recibido por los judíos
remanentes y juzgará a las naciones — Ap 19:19-21; Zac 12:10; Ro
11:26; Hch 10:42; Mt 25:31.

.
d. Reinará sobre la tierra mil años con los vencedores — Ap 20:4, 6.
e. Juzgará a los muertos en el juicio del gran trono blanco — Ap 20:11,
12.
2. En la Nueva Jerusalén:
a. Será el Marido del pueblo redimido de Dios por la eternidad — Ap
21:2.
b. Será el templo como habitación y la lámpara como luz — Ap 21:22,
23.
c. Será el Cordero-Dios en el trono para gobernar el nuevo cielo y la
nueva tierra — Ap 22:1.
d. Será el árbol de la vida para nutrir la Nueva Jerusalén — Ap 22:2.
III. Cristo y Sus inescrutables riquezas:
A. El centro y la expansión del plan divino:
1. El aspecto objetivo:
a. Cristo es el centro en la Deidad — Jn 16:13-15; Col 1:15; 2:9; He 1:3.
b. Cristo en el plan de Dios — Ef 1:10.
c. Cristo es el origen de la creación de Dios y en ella Él tiene la
preeminencia — Col 1:15-17.
d. Cristo tiene la preeminencia en la nueva creación — Col 1:18; 3:11; 1
Co 12:12.
e. Cristo en la vida cristiana y los desvíos (las formas y reglamentos; las
doctrinas y el simple conocimiento; los dones):
(1) Hebreos (Cristo x figuras del Antiguo Testamento);
(2) Gálatas (Cristo x el judaísmo, la ley, el buen comportamiento);
(3) 1 Corintios (Cristo x dones, hablar en lenguas y milagros);
(4) Colosenses (Cristo x filosofía, culturas e invenciones humanas).
2. El aspecto subjetivo:
a. Cristo está en nosotros — Jn 14:16-20; 15:4-5; Ro 8:8-10; Gá 1:15-16;
2:20; 4:19; Ef 3:17; Col 1:27; 3:4.
b. Contactar al Señor por medio del Espíritu — 1 Co 6:17; He 4:12; 2 Ti
4:22; Ro 8:16; 2 Co 3:6, 17-18; 4:7.
B. La realidad de todas las cosas (la tipología de la buena tierra):
1. La tipología de las riquezas de Cristo — Dt 8:7-11.
2. La experiencia de Cristo — Ef 3:8, 14-19.
C. La plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (el Cuerpo de Cristo):
1. Los miembros del Cuerpo son Cristo — 1 Co 12:12; Col 3:11.
2. El aumento de Cristo en Sus miembros — Col 2:19; Ef 1:22-23; 4:13,
16.

LECCIÓN 28
El Espíritu consumado
Puesto que Dios es Espíritu, puede alcanzar al hombre y entrar en él. No
obstante, para entrar en el ser humano, el Dios Triuno pasó por un
proceso grandioso a fin de llegar a ser el Espíritu y dispensar Su ser, Su
vida y Su naturaleza a nosotros. Para tener una revelación completa
sobre el Espíritu, necesitamos de toda la Biblia, desde Génesis hasta
Apocalipsis.

.
La primera mención del Espíritu en las Escrituras está en Génesis 1:2, en
la expresión el Espíritu de Dios. Es así como el Espíritu es llamado
especialmente con relación a la creación de Dios. A continuación
tenemos la expresión el Espíritu de Jehová (Jue 3:10; Ez 11:5). Jehová
quiere decir YO SOY y es el título de Dios cuando se relaciona con el
hombre. Al llegar al Nuevo Testamento tenemos el Espíritu Santo (Mt
1:18, 20; Lc 1:35). Santo es lo contrario a común. El Señor Jesús fue
concebido del Espíritu Santo, es decir, el Espíritu entró en un ser
humano común a fin de concebir algo no común, santo. Por eso, en
Lucas 1:35 tenemos la expresión “Santo Ser”, que se refiriere a lo que
fue engendrado en María.
En Juan 7:37-38, leemos que el Espíritu aún no había venido (lit.: no era).
Esto no se refiere al Espíritu de manera general, pues Él ya estaba en
Génesis 1:2, sino específicamente al Espíritu que habían de recibir los
que creyesen en el Señor, ese es el Espíritu consumado del cual trata
esta lección. El Espíritu no “era” porque Jesús aún no había sido
glorificado. Hasta ese momento, el Espíritu tenía sólo la esencia divina.
Sin embargo, después de la encarnación, muerte y resurrección del
Señor Jesús, llegó a ser el Espíritu, con la esencia divina añadida a la
esencia humana.

Por tener tanto la esencia divina como la humana, surgen las


expresiones el Espíritu de Jesús, que se refiere a Su encarnación y
especialmente a Su vivir humano, Su sufrimiento en la carne y
crucifixión; el Espíritu de Cristo, refiriéndose a la unción del Señor como
el Cristo de Dios, e implica Su resurrección, Su poder de resurrección y la
vida divina; y el Espíritu de Jesucristo, que se refiere a la provisión
abundante que Él nos proporciona (Fil 1:1-21).
El Espíritu puede ser ilustrado por el té. Cuando el agua está hirviendo y
se le añade cierta hierba, ésta infunde en el agua sus elementos y se
convierte en té; así también en el Espíritu Santo fueron infundidas la
encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección, la ascensión y
la glorificación de Cristo, convirtiéndose de este modo en el Espíritu. Una
figura de ese Espíritu compuesto es el aceite de la santa unción descrito
en el Antiguo Testamento.

Ese es el Espíritu compuesto y consumado que, en Apocalipsis, llegó a


ser siete veces intensificado (Ap 1:4-5).

I. El Espíritu todo-inclusivo: la revelación y el proceso del


Espíritu:
A. El Espíritu de Dios — Gn 1:2.
B. El Espíritu de Jehová — Jue 3:10; Ez 11:5.
C. El Espíritu Santo:
1. El primer título divino dado al Espíritu en el Nuevo Testamento — Mt
1:18, 20; Lc 1:35.
2. El término empleado en el Antiguo Testamento debe ser traducido
como Espíritu de santidad — Sal 51:11; Is 63:10, 11.
.
D. El Espíritu (que aún no era) — Jn 7:37-39.
E. El Espíritu de Jesús — Hch 16:7.
F. El Espíritu de Cristo — Ro 8:9.
G. El Espíritu de Jesucristo — Fil 1:19.
H. El Espíritu:
1. En las epístolas — Ro 8:16, 23, 26-27; Gá 3:14; 5:16-18, 22, 25; 1 P
1:2.
2. En Apocalipsis — Ap 2:7; 14:13; 22:17.
II. El Espíritu compuesto, Su tipología (el aceite de la santa
unción) — Ex 30:22-25:
A. El significado de Sus ingredientes:
1. Aceite de olivo: simboliza el Espíritu de Dios — Sal 45:7; Is 61:1.
2. Mirra excelente: de aroma agradable, pero de sabor amargo (la
palabra mirra en griego quiere decir amargo), era usada en los
preparativos para sepulturas. Simboliza la muerte preciosa de Cristo.
3. Canela aromática (canela): simboliza el dulzor y la eficacia de la
muerte de Cristo.
4. Cálamo aromático: especie de caña que crece en pantanos. Simboliza
la preciosa resurrección de Cristo.
5. Casia: especia aromática usada en la antigüedad como repelente para
insectos y serpientes. Simboliza el poder y la eficacia de la resurrección
de Cristo.
B. El significado de los números y de las medidas:
1. Un hin de aceite con cuatro especias:
a. El número 1 representa al Dios único.
b. El número 4 representa a las criaturas — Ez 1 y Ap 4.
c. El número 5 (1+4) representa a Dios más Su criatura (el hombre), y
tipifica la capacidad de asumir responsabilidades, dada por el suministro
del Espíritu todo-inclusivo. Ejemplo: con los cinco (5) dedos de la mano
se pueden tomar las cosas firmemente.
2. Tres unidades de 500 siclos:
a. El número 3 representa al Dios Triuno.
b. La primera unidad, de 500 siclos de mirra, representa al Padre.
c. La segunda unidad, dividida en dos mitades de 250 siclos (canela y
cálamo), representa al Hijo, que fue partido por nosotros en la crucifixión
y por medio de quien podemos entrar a tener comunión con Dios en el
Lugar Santísimo — Mt 27:51.
d. La tercera unidad, de 500 siclos de casia, representa al Espíritu.
III. El Espíritu vivificante y el Espíritu siete veces intensificado:
A. Relacionado con la economía de Dios: regenerar, reconciliar, renovar,
transformar, conformar y glorificar al hombre tripartito.
EL ACEITE DE LA SANTA UNCIÓN – Ex 30:22-25
Un hin de aceite (que prefigura al Espíritu Santo) añadidos a:
B. El Espíritu vivificante: el Dios procesado llega a ser el Espíritu
vivificante para entrar en el hombre, para habitar en él y jamás dejarlo
— 1 Co 15:45; 2 Co 3:6, 1, 18; Jn 20:19-29.
C. El Espíritu siete veces intensificado (septuplicado):
1. Los siete Espíritus de Dios: no son siete Espíritus diferentes, pero
representan el Espíritu de Dios intensificado para el mover de Dios en
.
una época de degradación, incluso dentro de la misma iglesia — Ap 1:4,
5.
2. Los siete Espíritus significan la intensificación del dispensar de vida
por parte del Espíritu a fin de suplir la gracia suficiente que nos capacita
para superar toda y cualquier degradación.
3. Las siete lámparas de fuego que arden delante del trono (Ap 4:5; Ex
25:37; Zac 4:2) y los siete ojos del Cordero (Ap 5:6) son los siete
Espíritus para la edificación de Dios:
a. No están separados de Cristo.
b. Las lámparas (Zac 3—4) y la piedra con los siete ojos (Zac 3:9; Ap 5:6;
Mt 16:18; 21:42) se relacionan con la edificación y están presentes
desde la muerte redentora del Señor.
c. Como las siete lámparas de fuego, el Señor nos está juzgando y
purificando.
d. Como los siete ojos del Cordero, el Señor está infundiendo Su vida
para transformarnos — 1 P 2:4-5.
IV. Los aspectos esencial y económico del Espíritu y la
experiencia:
A. Aspecto esencial:
1. Como el soplo para la vida (interior) — Jn 20:22.
2. En la vida del Señor Jesús — Lc 1:35; Mt 1:18, 20.
B. Aspecto económico:
1. Como viento para poder (exterior) — Hch 1:5, 8; 2:1-4.
2. En el ministerio del Señor Jesús — Mt 3:13-17; Lc 3:21-22.
C. La experiencia:
1. Un solo Espíritu.
2. El aspecto vital es el objetivo, el económico es el medio — 1 Co 12:13.
3. El bautismo en el Espíritu Santo (económico o exterior) y sus
evidencias (el hablar en lenguas no es la evidencia única o necesaria) —
Hch 10:46; 19:6; 8:15-17; 9:17.
a. Los casos especiales (cinco casos registrados en Hechos):
(1) Hechos 2 (para los creyentes judíos) y Hechos 10 (para los creyentes
gentiles) caracterizaron el bautismo en el Espíritu Santo, donde Cristo,
como la Cabeza, introdujo en Su Cuerpo, de hecho y de una vez por
todas, a los creyentes judíos (Hch 1:5) y gentiles (Hch 11:15-17).
(2) Los creyentes samaritanos (Hch 8); Saulo de Tarso (Hch 9) y los 12
creyentes de Éfeso (Hch 19) fueron casos extraordinarios, con miras a
suplir la necesidad de identificarse con esos miembros en el Cuerpo de
Cristo, por medio de la imposición de manos.
b. Los casos normales:
(1) Los tres mil (Hch 2:41); los cinco mil (4:4); el eunuco (8:36-39); otros
casos (11:20-24; 16:14-15, 33; 17:4, 10-12, 34; 18:8; 19:18-19).
(2) Cuando recibieron el Espíritu, no se menciona el aspecto económico,
por no haber necesidad de imposición de manos para la identificación
con el Cuerpo de Cristo.
(3) Los creyentes simplemente creyeron y recibieron el Espíritu esencial
como vida y el económico como poder.

.
4. La experiencia del hecho consumado en sus dos aspectos (esencial y
económico), mediante el invocar el nombre del Señor — Hch 2:41; 4:4;
11:20-24.

LECCIÓN 29
La santificación del Espíritu, los medios de propagación del
evangelio y una visión general de los tipos de personas que
podemos encontrarnos

Cuando creímos en el Señor Jesús, el Espíritu todo-inclusivo entró en


nuestro espíritu y nos regeneró. Así, se inició la obra del Espíritu en
nuestro interior, pero este no fue el comienzo de Su obra en nuestra
vida. Aun antes de creer en el Señor, Él ya estaba trabajando para
conducirnos al arrepentimiento y la confesión, que abren las puertas
para recibir la salvación. A ese trabajar del Espíritu antes de nuestra
salvación lo llamamos la santificación objetiva del Espíritu: cuando Él
comienza a apartarnos para la salvación.

En principio, eso fue lo que ocurrió en Génesis 1:2: “El Espíritu de Dios
se movía sobre la faz de las aguas”. Antes de comenzar Su obra de
creación, en el versículo 3, que resultó en la producción de la vida, el
Espíritu Santo se movía sobre las aguas de muerte. Después vino la
Palabra, el hablar de Dios, y se dio la separación de la luz y las tinieblas,
de las aguas de arriba y las de abajo, y de los mares y la tierra. A partir
de entonces surgió la vida en la tierra.

En las tres parábolas mencionadas por el Señor Jesús en Lucas 15,


vemos un cuadro completo de la obra del Dios Triuno: el Espíritu, por
medio del Hijo, conduce a los pecadores de regreso al Padre. El Hijo
entró en la humanidad como el Pastor que busca a la oveja que se
perdió y la conduce de regreso a casa. El Espíritu busca al pecador, así
como la mujer busca diligentemente la moneda perdida hasta
encontrarla. Por último, el Padre recibe al pecador que se arrepiente y
vuelve a casa, así como cierto hombre que recibe de regreso al hijo
pródigo.

Los tres de la Trinidad se ocupan en la salvación de los pecadores,


porque los aman y los quieren tener de regreso. Dios mismo es quien
prepara y realiza nuestra salvación y la completará en nosotros.

La obra santificadora del Espíritu antes de nuestra salvación es descrita


por el mismo Señor Jesús en Juan 16:8: “Y cuando él venga, convencerá
al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Es así como el Espíritu
trabaja en los incrédulos para que se arrepientan, se vuelvan a Dios,
crean en el Señor Jesús y sean regenerados.

I. La santificación del Espíritu:

.
A. Se refiere a la obra de santificación y preparación que el Espíritu hace
antes de que una persona crea en Cristo — 1 P 1:2; Gn 1:1-2.
B. El Espíritu Santo opera para alcanzar al hombre pecador, con el
objetivo de iluminarlo, para que reconozca su condición de pecador, se
arrepienta y crea en Dios — Lc 15:8-10; Sal 119:130; Hch 26:18.
C. El Espíritu Santo actúa para convencer a los pecadores del pecado de
no creer en Cristo; de la justicia de Dios en Cristo debido a la
condenación del hombre en Adán; y del juicio de Satanás, que se opone
a Dios, está en enemistad con Él y fue juzgado en la cruz de Cristo — Jn
16:8-11; Jn 8:24; 3:18; 2 Co 5:21; Ro 4:25; He 2:14; Mt 25:41.

II. Los medios de propagación del evangelio:


A. La palabra hablada:
1. Constituirse con la Palabra de Dios para propagarla — He 2:1-4.
2. Ejercitar el don de hablar por el Señor — 1 Co 12:1-3; 14:1-4, 31.
3. Ejercitar el espíritu y el amor por las personas — 1 Ti 2:1-4; 2 Ti 4:1-2.
B. La palabra escrita:
1. Ser un colportor — Jer 36:2; Jn 22:25; Ex 28:3-30; Jue 7:13-14; Hch
8:26-31, 35; Mt 13:1-9.
2. Utilizar material impreso.
III. Como anunciar el evangelio:
A. Puntos importantes al contactar a las personas por medio de la
predicación del evangelio:
1. Propósito: contactar a diversas personas y ayudarlas a recibir al Señor
Jesús como su Salvador y su vida.
2. Aspectos importantes al contactar a las personas:
a. Crear la necesidad: ayudar a la persona a tener un sentir definido de
que necesita recibir al Señor.
b. Mostrar claramente la salvación de Cristo: ayudarla a saber
definitivamente que el Señor Jesús es el único Salvador.
c. Mostrar el camino de la salvación: ayudarlas a entender cómo
arrepentirse y creer, cómo recibir y confesar al Señor Jesús como su
Salvador.
3. El contacto debe ser breve, pero se debe observar la reacción y la
actitud de la persona.
4. Cuando percibe que la persona tiene la intención de creer, detenga la
conversación y ayúdela a orar. También es bueno orientarla y motivarla
a orar por sí misma, después dejarla (en algunos casos será la única
alternativa).
B. Puntos principales del contenido del evangelio: la conversación del
evangelio debe ser dirigida a la necesidad de las personas; sin embargo,
es importante hacer algunas aclaraciones sobre el plan de Dios:
1. Dios tiene un propósito (plan, economía, voluntad) — Ef 1:9-11; 3:11.
2. Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, como un vaso, con tres
partes (cuerpo, alma y espíritu), a fin de entrar en él como vida y ser su
contenido — Gn 1:26; Ro 9:23-24; 1 Ts 5:23.
3. El hombre cayó y el pecado entró en él, corrompiéndolo e
impidiéndole hacer el bien que le gustaría hacer: sus tres partes (cuerpo,

.
alma y espíritu) fueron dañadas, esto le impidió recibir y cumplir el plan
de Dios; por lo tanto, el hombre no puede salvarse — Ro 7:18-20.
4. La redención de Cristo quita el pecado del hombre, aplasta a Satanás
y libera la vida divina para que el hombre la reciba — Jn 1:29; 3:14;
12:24.
5. Para cumplir Su plan, Dios se hizo hombre, vivió una vida humana
perfecta durante 33 años y medio, murió crucificado por nuestros
pecados, fue sepultado, resucitó y llegó a ser el Espíritu vivificante para
entrar en el hombre y unirse con el espíritu humano — Jn 1:14; 1 Co
15:45; 6:17.
6. A partir del espíritu humano, Dios quiere expandirse al alma del
hombre; como resultado, llenará y saturará de Él mismo el espíritu, el
alma y el cuerpo del hombre — Ro 8:29-30.
7. Para recibir a Dios, el hombre necesita confesar sus pecados,
arrepentirse, creer e invocar — Mt 4:17; Mr 1:15; Hch 16:31; Jn 1:12; Ro
10:13.
C. Diferentes tipos de personas y sus características. Principios para
predicarles el evangelio y bases bíblicas:
1. Esclavo del pecado:
a. Perfil:
(1) Se trata de una persona que vive en la práctica del pecado
(especialmente los más groseros e inmorales).
(2) Algunas no tienen conciencia de los pecados y otras están
conscientes, pero no logran liberarse o salvarse.
b. Principios:
(1) Tenga sabiduría para que la persona no sienta que usted la está
condenando.
(2) Ayúdela de tal manera que su conciencia sea tocada.
(3) Ayúdela a ver los dolores y consecuencias del pecado.
(4) Llévela a sentirse incomoda con el pecado y, entonces, muéstrele la
salvación del Señor Jesús.
(5) Llévela a arrepentirse, a creer e invocar abriendo su boca (sea
sencillo y no sugiera muchas maneras de ser salva).
c. Base bíblica — Jn 4:7-18; Ef 2:4-5; 4:19; Hch 4:12; Jn 8:1- 11; Mt 4:17;
Lc 5:32; Ro 3:23; 8:34; Ro 5:12; He 9:27; Lc 19:10; 1 P 2:24; Ro 7:15-24;
Ro 6:23; Jn 3:16; 1 Ti 1:15; 1 P 3:18; Is 53:4-6.
2. Racional:
a. Perfil:
(1) Persona interesada en obtener conocimiento y hablar al respecto.
(2) Es filosófica, cuestionadora, desea comprender la vida y a Dios.
(3) Muchas veces le gusta más hablar que oír.
b. Principios:
(1) No condene su búsqueda ni su conocimiento.
(2) No utilice la expresión “conocimiento” de forma despectiva.
(3) Llévela a cuestionar el sentido de la existencia humana.
(4) Muéstrele que el hombre fue hecho para recibir a Dios.
c. Base bíblica — Gn 1:26; 1 Ts 5:23; Ro 9:23-24; 1 Co 15:45; Jn 1:14.
3. Sufrido:

.
a. Perfil:
(1) Persona angustiada, triste y que se siente desconsolada.
(2) Normalmente vive ansiosa, abierta para recibir ayuda y tener una
solución.
b. Principios:
(1) No prometer solucionar su problema, no prometa nada.
(2) Háblele del amor del Señor: que sólo Él conforta y libera a los que
sufren.
(3) Dígale que el Señor sabe lo que es sufrir, pues Él experimentó todo lo
que un hombre puede experimentar.
(4) Cuente testimonios personales de sufrimientos y su experiencia con
el Señor.
(5) Llévela a ejercitar su espíritu para tocar al Señor.
c. Base bíblica — Is 56:3; Mt 9:36; 11:28; Lc 7:13; 8:40-56; 10:33; He
4:15.
4. Moral:
a. Perfil: se considera una persona buena, justa, humilde y, a los ojos
humanos, tiene un elevado patrón moral de vida.
b. Principios:
(1) Elogie su patrón de moralidad.
(2) Muéstrele que las virtudes humanas, por más elevadas que sean,
sólo satisfacen el patrón moral humano, que está muy por debajo del
patrón de Dios (Mt 5—7).
(3) Muéstrele que sólo la vida de Dios es capaz de vivir un patrón
elevado, y para ello podemos y debemos recibir tal vida para vivir el
patrón de Dios.
(4) Muéstrele que la muerte es la paga del pecado y, como todos
pecaron, todos necesitan de la vida de Dios.
c. Base bíblica — Jn 3:1-15; 1 Jn 1:10; Ro 7; 5:12, 14, 18a; Mt 5—7; Ro
6:23; Jn 10:10.
5. Aquel que se considera justo:
a. Perfil:
(1) Es una persona que piensa que siempre está en lo correcto, todas
sus actitudes tienen una razón y siempre encuentra fallas en los demás.
(2) Tiene la conciencia tranquila, sin preocupación y prefiere hacer cosas
para Dios en vez de recibir algo de Él.
(3) Normalmente está cegada por la religión tradicional y no ve el plan
de Dios.
b. Principios:
(1) Hacer una comparación entre la justicia de Dios y la justicia del
hombre.
(2) Muéstrele cómo la justicia del hombre estorba el plan de Dios (Job
38:2); presente la experiencia de Job antes y después de conocer/ver a
Dios.
(3) Muéstrele que, a los ojos de Dios, no hay justo. Además, sólo la
justicia que procede de Dios, que es el Señor Jesús, puede satisfacer a
Dios.

.
(4) Llévela a darse cuenta de que sólo los que han nacido de la vida de
Dios pueden entrar en el reino de Dios y así obtienen un vivir justo y no
de acciones esporádicas.
Ayúdela a recibir esta vida.
c. Base bíblica — Gn 3:12-13; Job 1; 42; Jn 3:1-15; 1 Jn 2:29; Ro 3:10.
6. Ateo:
a. Perfil:
(1) Se trata de una persona que no cree en la existencia de Dios.
(2) Generalmente lee muchos libros científicos.
(3) Podemos decir que, en lo íntimo, tal persona tiene dudas sobre si
Dios realmente no existe.
b. Principios:
(1) Evite hablar inmediatamente de Dios y de la Biblia.
(2) Muéstrele la existencia de Dios por medio de las evidencias de la
creación, visibles e invisibles.
(3) Evite discusiones y temas polémicos.
(4) Toque su sentimiento, por el cual Dios es conocido al hombre (Ro
1:19-20).
(5) Toque su conciencia, pues el sentir de la conciencia es la moralidad,
y la fuente de la moralidad es Dios.
(6) Llévela a tocar al Espíritu por medio de su conciencia. Aunque no se
convierta en el momento, deje la semilla de la vida que podrá crecer y
fructificar.
c. Base bíblica — Ro 1:19-20; 2 Ti 2:24-25; Sal 19:1; Ro 2:14-16.
7. Panteísta:
a. Perfil:
(1) Adora a Dios por medio de las cosas creadas por Él y cree que todo
es Dios y Dios es todo.
(2) No cree que exista un Creador-criatura, pero sí, que todo es Dios.
(3) Aparentemente se conduce con calma, dice que es feliz en su vivir y
es firme en sus convicciones.
b. Principios:
(1) Elogie que, en todas las cosas, está buscando a Dios.
(2) Muéstrele que Dios usa el principio del número 1 (un padre, una
madre, un sol) como señal de que en todo el universo hay un único Dios.
(3) Enfatice que Dios es el Creador y el único digno de ser adorado y, por
otro lado, que la creación proviene de Dios y no puede ser adorada.
(4) Si la persona no se deja convencer y no es tocada interiormente,
aliéntela a razonar sus ideas con Dios y a confiar que el Espíritu la
convencerá.
c. Base bíblica — Hch 17:23-27; Gn 1:1, 11-12, 21-26; Ex 20:3-5; Ro
1:20, 25; 1 Ti 1:17; 2:5; Is 45:5, 9, 18-22; Jud 25; Jn 16:8.
8. Alguien que vive en los placeres y la vanagloria de la vida:
a. Perfil:
(1) Persona que se involucra en todos los placeres mundanos.
(2) Aparentemente alegre y que “disfruta de la vida”.
b. Principios:

.
(1) Considere su situación y manifiéstele estar de acuerdo que el ser
humano necesita de alegría. Propicie la oportunidad para hablarle.
(2) Muéstrele que Dios es nuestro mayor gozo y alegría, y sólo Él puede
llenar el vacío que hay en el ser humano. Sin Dios, el hombre busca
llenarse de placeres que siempre terminan, pero en Dios existe el placer
inagotable.
(3) Muéstrele que Dios es lo mejor y todo lo demás es secundario.
(4) Muéstrele que este Dios rico desea darse a los hombres.
c. Base bíblica — Ec 2:1-11; Jn 2:1-12; 7:37-39; Mt 16:26; 1 P 1:24-25; Jn
4:13-14.
9. Ambicioso:
a. Perfil:
(1) Busca posición, riqueza y poder, aunque esto perjudique a otros.
(2) Es una persona insatisfecha, ansiosa e individualista.
(3) Ama demasiado el dinero, quiere disfrutar de una tranquilidad
financiera y siempre piensa en el día de mañana.
b. Principios:
(1) Muestre que todo lo que el hombre tiene es don de Dios y, por medio
de esas cosas, debe acordarse de Él, pues hasta el aire que respiramos
Él nos lo da gratuitamente.
(2) Aproveche el hecho de tener ambición, para decirle que sólo Dios
puede hacerle cumplir sus metas.
(3) Otra salida es hacerle percibir que la ambición en el interior del
hombre es una consecuencia del vacío interior y, aunque logre todo, aún
habrá otro vacío por llenar.
(4) Toque su conciencia: “¿De qué vale ganar todo el mundo y perder su
alma?”.
(5) Evite dar la impresión de que no se debe progresar o de que las
riquezas son algo malo.
c. Base bíblica — Fil 2:13; Dt 8:11-20; 1 Ti 6:9-10; Lc 12:17-21; Jn 4:13-
14; 1 Jn 2:16; 1 P 1:24-25.
10. Rico (amante del dinero):
a. Perfil:
(1) Piensa poder lograr todo lo que desea.
(2) Se siente un semidiós, pero, a pesar de ser personas que parecen
seguras de sí mismas, son solitarias y se sienten vacías.
(3) Algunas personas con este perfil son orgullosas, avaras, ambiciosas,
bondadosas, quebrantadas (enfermas, en sufrimientos, etc.).
b. Principios:
(1) No condene sus riquezas; antes bien, llévelas a ver que todo lo que
posee le fue dado por Dios.
(2) Concientícela de que las riquezas no pueden comprar la paz, la vida,
la tranquilidad, etc.
(3) Muestre que las riquezas no pueden satisfacerla, pero Cristo, como el
verdadero tesoro, puede satisfacerla, y así llevarla a poner el corazón en
ese tesoro que es Cristo.
c. Base bíblica — Ec 5:18-19; 2:4-11; 5:10, 12, 15-16; Mt 13:45- 46;
16:26; 6:19-20; Mr 10:17-22; 1 P 1:24-25; Lc 12:15b.

.
11. Intelectual:
a. Perfil:
(1) Persona inteligente, culta, ávida por la lectura.
(2) Algunas buscan el conocimiento para tener una vida mejor.
(3) Otras buscan el conocimiento como placer.
b. Principios:
(1) Elogiar el hecho de ser estudioso.
(2) Para quien estudia por placer, muéstrele que hay un conocimiento
más sublime y agradable, que es conocer a Dios.
(3) Para quien estudia a fin de tener una vida mejor, mostrar que la
mejor manera de vida está en Dios y la vida divina es la más elevada.
c. Base bíblica — Ro 11:13-36; Fil 3:7-8; Os 6:3a; 2 Co 2:14.
12. Pesimista:
a. Perfil:
(1) Sólo ve el lado negativo de las cosas.
(2) Está muy atenta a las fallas de los otros.
(3) Espera lo peor de todo.
(4) No tiene paz y es insegura.
b. Principios:
(1) Mostrarle la seguridad y la confianza en el Señor.
(2) Para tales personas es necesario conocer las virtudes elevadas del
Señor (paciencia, mansedumbre, longanimidad...).
(3) Presentarle al Señor, mostrándole que todos los problemas humanos
provienen por la falta de Dios.
(4) Mostrarle que sólo el Señor puede solucionar los problemas
humanos, incluyendo los suyos.
c. Base bíblica — Pr 3:5; Is 40:30-31; He 13:5b, 6; Ro 8:28; Sal 125:1.
13. Alguien que no se siente preparado para recibir al Señor:
a. Perfil:
(1) Peca, desea aprovechar la vida y quiere dejar el convertirse para
cuando sea anciano.
(2) También puede considerarse una persona indigna e incapaz de vivir
la vida cristiana.
b. Principios:
(1) En el primer caso, muéstrele que el mañana no está en nuestras
manos y hoy es el tiempo más oportuno.
(2) En el segundo caso, muéstrele que la vida cristiana no depende de lo
que podemos o no hacer, sino que Cristo es quien opera en nosotros
tanto el querer como el hacer.
(3) Tales personas piensan que, al tomar una decisión, pueden perder,
pero debemos mostrarles que no hay nada que perder con el Señor, sino
que tienen todo por ganar.
c. Base bíblica — Is 55:6; 2 Co 6:2; Gn 17:1; Lc 19:9-10; Stg 4:14; Pr
27:1; He 3:7b, 8.
14. Católico:
a. Perfil:
(1) Persona que respeta y defiende los dogmas de la iglesia católica.
(2) Va a misa los domingos para estar en paz con su conciencia.

.
(3) No tiene la costumbre de leer la Biblia.
(4) Se opone al fanatismo religioso.
b. Principios:
(1) Enfatizar que la Biblia es la Palabra de Dios y, todo lo que se hable, o
se intente mostrar, debe estar en la Biblia.
(2) Elogiar el hecho de ir “a la iglesia” semanalmente, como una actitud
de búsqueda de Dios.
(3) Hacer que compare sus medios de búsqueda de Dios con sus
satisfacciones.
(4) Muestre que existe un camino mejor y ayúdela a encontrar ese
camino en la Biblia. Incentívela a leer la Biblia.
(5) Evite hablar sobre los ídolos y temas parecidos.
c. Base bíblica — Jn 5:39; 2 Ti 3:16-17; 1 Ts 5:23; 1 Co 6:19; Hch 17:24-
25; Jn 14:6; Ro 10:13; 1 Ts 1:9.
15. Espiritista:
a. Perfil:
(1) De la línea kardecista:
(a) Persona que cree en Dios, conoce la Palabra y tiene el Nuevo
Testamento, según el espiritismo.
(b) Es moral, practica el bien, con miras a la autojustificación.
(c) Cree que es salva, pues Dios es justo; por tanto, será recompensado
por su buena conducta.
(d) Cree en la reencarnación.
(e) Cree que Jesús es un espíritu altamente evolucionado (espíritu de
luz), sin tenerlo como
su Salvador.
(f) Cree que Jesús es el Hijo de Dios, pero que está en un plano inferior
en la Deidad con relación a Dios Padre.
(g) Tiene una elevada auto-confianza y considera que está en un plano
espiritual superior a las personas en general.
(h) Tiene como mediadores entre Dios y los hombres a los guías, los
cuales llaman “espíritus de luz”.
(i) Cree en las cosas espirituales por medio de sus manifestaciones.
(j) Cree que los acontecimientos diarios son el resultado de la lucha
constante entre los espíritus de luz y de las tinieblas.
(k) Es alguien oprimido y que necesita liberación.
(2) De la línea del candomblé; macumba, umbanda y quimbanda:
(a) Persona que cree en Dios, pero desconoce las Escrituras.
(b) Cree en la reencarnación, pero no de manera profunda.
(c) Mantiene una calma aparente, pero por dentro está altamente
perturbada y sobresaltada por el miedo.
(d) Obstinada, idólatra y arrogante.
(e) Tiene como mediadores entre Dios y los hombres a los guías, los
cuales llaman “espíritus de luz y poder”.
(f) Cree en las cosas espirituales por medio de sus manifestaciones.
(g) Cree que los acontecimientos diarios son el resultado de la lucha
constante entre los espíritus de luz y de las tinieblas.
(h) Es materialista, totalmente ávida de la búsqueda de beneficios.

.
b. Principios:
(1) Estar revestido del Espíritu.
(2) Trátela sutilmente, no discuta ni use argumentos que puedan hacer
que la persona se obstine aún más.
(3) Muéstrele que el amor de Dios es tierno, poderoso y capaz de suplir
todas sus necesidades.
(4) Llévela a conocer la verdad por medio de la Biblia.
(5) Ayúdela a ver que consultar a los muertos es en realidad contactar a
espíritus malignos (Hch 19:13-15).
(6) Muestre que sólo hay un camino y un sólo mediador entre Dios y los
hombres.
(7) Dígale que el miedo es la ausencia de Dios.
(8) Ayúdela a percibir que la vida del Señor es una realidad y no una
simple doctrina o práctica de buenas obras.
(9) Enfatice que la salvación del Señor es la única realidad capaz de
darle el verdadero sentido de la vida.
(10) Condúzcala a entrar en contacto directo con el Señor y a recibirlo
con el corazón y el espíritu humano.
c. Base bíblica — 2 Ti 2:24-26; Tit 3:9; Cnt 8:7; Mt 22:29; Sal 119:105; Jn
14:6; 1 Ti 2:5; 1 Jn 4:18; 2Ti 1:7; Dt 18:11; He 9:27; Jn 11:25; Lc 16:19-
31; Hch 19:13-15.
16. Adepto a la teología de la liberación:
a. Perfil:
(1) Cree en Dios.
(2) Por lo general es una persona católica con formación humanista, pero
no lee la Biblia con profundidad.
(3) Trabaja activamente en obras sociales de la iglesia católica o
parroquia.
(4) Es firme en sus convicciones.
(5) Se identifica profundamente con los pobres y necesitados.
(6) Explica con filosofía (Kant, Hegel, Marx y Engels) la situación que nos
rodea.
(7) Cree que los cristianos (evangélicos y pentecostales) son pasivos y
los adeptos de la teología de la liberación son los que actúan.
b. Principios:
(1) Se debe estar completamente en el Espíritu.
(2) Se debe tener en cuenta que nuestra paciencia, tolerancia y
humildad serán probadas al máximo.
(3) Déjela exponer primero todos sus argumentos, sin interrumpirla;
después, llévela a tocar al Espíritu.
(4) Evite crear una discusión netamente filosófica.
(5) Enfatice que la justificación es por la fe y no por obras.
(6) Haga que perciba que el problema del hombre es el pecado y no las
necesidades humanas.
(7) Muestre que la justicia y la libertad provienen de Dios y sólo Él las da.
(8) Llévela a percibir que, para que haya cambios en las estructuras
sociales, es necesario que haya cambios en el interior del hombre.
(9) Muestre el verdadero sentido del vivir cristiano en Hechos 4:32-35.

.
(10) Llévela a tener un contacto personal con el Señor.
c. Base bíblica — Ro 1:17; 4:1-5; 7:17; Ez 36:26-27; Is 45:21; Jn 8:32, 34,
36; 6:26-27, 33, 45, 63; Mr 7:20-23.

LECCIÓN 30
El invocar el nombre del Señor
La práctica de invocar el nombre del Señor surgió con la tercera
generación de la humanidad. Después de la muerte de Abel de manos
de Caín, su hermano, el ser humano percibió su propia fragilidad. Adán y
Eva tuvieron otro hijo, al que llamaron Set, quien también tuvo un hijo al
que le pusieron por nombre Enós, que quiere decir débil, frágil y mortal.
Al percibir su condición tan limitada, el ser humano comenzó a invocar a
Jehová, el
Yo Soy. Él es todo lo que no somos, Él es todo lo que necesitamos, Él es
todo lo que no tenemos. Invocarlo nos hace participar de las
inescrutables riquezas de Su maravilloso ser divino.

Invocar es clamar en voz alta, como alguien que grita para ser socorrido.
Pero también puede ser un susurro, como el de alguien que no tiene
fuerzas ni para hablar. De cualquier manera, invocar el nombre del
Señor quiere decir que reconocemos quién y qué somos, y que
recurrimos a Aquel que puede suplir todas nuestras carencias. Asimismo,
cuando invocamos el nombre del Señor, es el mismo Señor quien nos
escucha y socorre. El nombre es la persona. En el Antiguo Testamento,
Su nombre era Jehová (Yo Soy); en el Nuevo Testamento, Su nombre es
Jesús, que es la unión de dos palabras: Jehová + salvación/salvador. Por
tanto, en Jesús, Jehová se convierte en nuestra salvación, pues “en
ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado
a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch 4:12).
I. El significado de invocar el nombre del Señor — Gn 4:26:
A. Significa que el hombre reconoce su condición frágil, caída y mortal.
B. Significa que el hombre depende del Señor, el Yo Soy, para vivir.
C. Es como respirar: “Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel
profunda; oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros”
(Lm 3:55-56).
II. El invocar el nombre del Señor en el Antiguo Testamento:
A. En los primeros dos mil años:
1. Podemos inferir que Adán, Enoc y Noé invocaban el nombre del Señor.
2. Con la construcción de la torre de Babel, los hombres rechazaron a
Dios y perdieron el invocar el nombre del Señor — Gn 11:4.
B. En los segundos dos mil años:
1. Abraham recobró el invocar el nombre del Señor — Gn 12:8.
2. En la degradación y en el cautiverio de Israel, algunos siervos del
Señor permanecieron fieles en invocar el nombre del Señor, como
Ezequiel y Daniel — Lm 3:55-57; Dn 9:4-19.
3. En la reconstrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén, el invocar
el nombre del Señor tuvo continuidad — Ne 9:4.

.
C. Practicado por los patriarcas, salmistas y profetas — Gn 12:8; Sal
116:2, 4, 13, 17; Is 12.
III. El invocar el nombre del Señor en el Nuevo Testamento:
A. La relación entre el invocar el nombre del Señor, el establecimiento de
la iglesia y el ministerio del apóstol Pablo:
1. Saulo era perseguidor de la iglesia, la cual tenía como característica
principal el invocar el nombre del Señor — Hch 9:1-2, 13-14.
2. Cuando fue bautizado, Pablo invocó el nombre del Señor — Hch 22:16.
3. En sus epístolas, Pablo enseñaba a los creyentes a invocar el nombre
del Señor — 1 Co 1:2; 2 Ti 2:22.
B. La degradación de la iglesia y la pérdida del invocar del nombre del
Señor:
1. En medio de la degradación de la iglesia, Pablo orientó al joven
Timoteo a estar junto con los que de corazón puro invocan al Señor — 2
Ti 2:22.
2. Las cartas a las siete iglesias en Apocalipsis describen la evolución de
la historia de la iglesia y su condición espiritual — Ap 2—3.
3. A partir de Pérgamo (donde Antipas fue muerto), que representa el
periodo cuando la iglesia se unió al estado romano y la convirtió en la
religión oficial del imperio, se perdió el invocar el nombre del Señor —
Ap 2:13.
C. La restauración del invocar el nombre del Señor — Ap 3: 1. En el
periodo de Sardis, que significa restauración y representa la época de la
reforma a partir del 1500, muchas verdades fueron restauradas en la
iglesia, pero no estaba la realidad de todas ellas — vs. 1-6.
2. En Filadelfia, que significa amor fraternal, el nombre del Señor y Su
Palabra son restaurados — vs. 7-13.
3. Necesitamos experimentar la realidad del nombre del Señor,
invocándolo en el día a día: vida familiar, vida de reuniones y vida social.
IV. El resultado:
A. Lava nuestros pecados — Hch 22:16.
B. Nos lleva al Espíritu, nos trae al Señor y nos introduce en una relación
íntima con Dios — 1 Co 12:3; Dt 4:7; Sal 145:18.
C. Nos trae salvación: de vasos de ira nos convertimos en vasos de
misericórdia — Ro 9:21-23; 10:8-13.
D. Nos trae transformación: de vasos de deshonra nos convertimos en
vasos de honra — 2 Ti 2:20-22.
E. Nos trae la unidad, pues Él es Señor de todos los que Lo invocan — Ro
10:12.
F. Nos trae las riquezas de Dios — Ro 10:12-13
Obs.: En hebreo hay cuatro palabras para hombre:
La primera palabra es ’adam – que corresponde al nombre Adán; indica
el hombre hecho del barro (’adamah, en hebreo). La expresión “hijo del
hombre”, usada tantas veces en el Antiguo Testamento, es ben ’adam.

La segunda palabra es ‘enowsh – que corresponde al nombre Enós; tiene


la misma raíz que ’anash = débil, enfermo, frágil, incurable, doloroso,
desesperado. En Salmos 8:4 está escrito: “¿Qué es el hombre (’enowsh),

.
para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre (ben ’adam), para
que lo visites?

La tercera palabra es geber (hombre fuerte, guerrero); junto con la


palabra ’el (Dios), forma el nombre Gabriel (guerrero de Dios).

La cuarta palabra es ’iysh (hombre, varón, macho, marido, ser humano);


es usada en Éxodo 2:1: “Un varón (’iysh) de la familia de Leví fue y tomó
por mujer a una hija de Leví”.

LECCIÓN 31
La importancia de la oración y de tomar la Palabra con oración
Lo más importante para un bebé es respirar. En nuestra vida espiritual,
orar es respirar y es crucial para un recién convertido. Por eso, después
de que creemos en el Señor e invocamos Su nombre para ser salvos,
necesitamos continuar orando e invocando al Señor. Es así como
recibimos el aire espiritual, que es el Espíritu de vida, para crecer y ser
fortalecidos en la vida espiritual.

Todo cristiano tiene un derecho básico en la tierra hoy: que sus oraciones
sean respondidas. En cuanto es regenerado, Dios le da el derecho básico
de recurrir a Él y de escucharlo. En Juan 16, el Señor dice que Dios
responde cuando Le pedimos en el nombre del Señor para que nuestro
gozo sea cumplido. Si oramos sin cesar, tenemos una vida cristiana llena
de gozo.

Orar no es una lección fácil de aprender. Una persona puede ser


cristiana por más de 30 o 50 años y aún no haber aprendido a orar bien.
Por una parte, orar no es sencillo; por otra, es tan fácil que una persona
puede orar cuando cree en el Señor.

El verdadero significado de la oración es contactar a Dios en nuestro


espíritu y absorberlo. Así que, el énfasis de la oración no consiste en
pedirle cosas a Dios, sino en contactarlo y absorberlo. Además, orar no
tiene nada que ver con nuestros sentimientos, pues, basadas en ellos,
nuestras oraciones son inestables. Tampoco es simplemente según
nuestra necesidad, pues no siempre sabemos lo que necesitamos ni
conocemos cuál es la voluntad del Señor para nosotros. Por tanto,
debemos orar conforme al sentir del Señor.

Debemos abrirnos a Él y preguntarle cuál es el sentir de Su corazón para


orar conforme a Su voluntad.
I. El significado de la oración — Lc 11:1; Mt 6:6; Hch 10:9; Col
4:2:
A. La oración es un medio para el contacto mutuo entre el hombre y
Dios:
1. El hombre contacta a Dios y Dios contacta al hombre.
2. Es el fluir, la comunión, entre el hombre y Dios.

.
B. Mediante la oración, el hombre respira a Dios, disfruta a Dios y es
conquistado por Dios:
1. La oración real lleva al hombre a inhalar a Dios.
2. La oración real es un exhalar e inhalar delante de Dios; hace que el
hombre y Dios se contacten el uno al otro y se reciban el uno al otro.
3. Mientras más oramos, más nos llenamos de Dios, más nos rendimos a
Él y más somos conquistados por Él.
C. Por medio de la oración, el hombre coopera con Dios y permite que Él
Se exprese a fin de cumplir Su propósito — Ro 8:26-27; Stg 5:17:
1. Una persona de oración coopera con Dios, trabaja junto con Él y
permite que Dios Se exprese a Sí mismo y haga Su voluntad a partir de
ella y por medio de ella.
2. Las personas que realmente oran están completamente mezcladas
con Dios.
D. La oración es tener comunión con Dios en nuestro espíritu; el énfasis
no está en pedirle cosas a Dios, sino en contactarlo y absorberlo — 1 Ts
5:17, 23-24.
II. El órgano de la oración — Jud 20; Jn 4:24; Ef 6:18:
A. Una persona necesita usar el órgano adecuado en todo lo que hace.
Dios es Espíritu y debemos contactarlo con nuestro espíritu, orando en
todo momento en el espíritu.
B. En la Biblia, el Espíritu está unido a nuestra oración.
C. La oración y el Espíritu son uno.
D. Si una persona deja de orar, se queda sin el Espíritu.
E. La única manera de tocar al Espíritu es por medio de la oración (los
cinco puntos que nos llevan a ejercitar el espíritu están relacionados con
la oración y deben ser realizados en el principio de la oración: invocar,
hablar-cantar, orar-leer, rumiar, profetizar).
III. Los medios de la oración:
A. Por la sangre de Jesús — He 10:19.
B. En el nombre de Jesús — Jn 15:16.
C. No es en nuestra justicia propia que llegamos a la presencia de Dios,
pues aunque sea buena, nuestra conducta es como trapos de inmundicia
ante Sus ojos — Is 64:6; Lc 18:9-14.
D. Tolerar el pecado en nuestra vida nos impide orar, pues los pecados
ofenden a Dios, obstruyen Su gracia para nosotros y manchan nuestra
conciencia, impidiendo nuestro acceso a Dios; por eso, necesitamos de
la sangre preciosa de Cristo — He 10:22.
IV. Los beneficios de la oración:
A. Nos hace permanecer vivos, libres en el espíritu.
B. Es el medio más eficaz para negar la vida del alma — Mr 8:34; 9:29;
Jn 5:30:
1. Al orar, nos negamos a nosotros mismos, pues percibimos que no
somos nada y no podemos hacer nada.
2. Orar es como declarar: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” — Gá
2:20.
C. Velar en oración nos guarda de entrar en tentación — Mt 26:41a.

.
D. La oración que contacta a Dios nos hace hallar misericordia y gracia
para el oportuno socorro — He 4:16.
E. La oración con súplicas nos da paz con Dios, esa paz que excede todo
conocimiento, y guarda nuestro corazón y mente de toda ansiedad— Fil
4:6-7.
F. La oración nos trae la respuesta de Dios — Mt 21:22; 1 Jn 3:21-22.
V. El Señor Jesús como modelo de hombre de oración:
A. Por causa de Su bautismo, hizo que el cielo se abriera y el Espíritu
viniera — Lc 3:21-22.
B. Antes de empezar Su ministerio, permaneció 40 días en oración, fue
tentado por el diablo y lo derrotó con la Palabra — Lc 4:1-2.
C. En el cumplimiento de Su ministerio, oraba, hablaba con las personas,
hacía una obra de liberación y después se apartaba para orar
nuevamente — Lc 4:42-44; Mr 1:35-39; Lc 5:12-16.
D. Antes de elegir a Sus apóstoles y hablar sobre la constitución del
reino de los cielos (Mt 5—7), el Señor Jesús pasó toda la noche orando —
Lc 6:12-16; 17-19; 20-49.
E. En la oportunidad que reveló los misterios de la economía divina, el
Señor Jesús estuvo orando — Lc 9:18-27.
F. Después de la revelación de la economía divina a los discípulos, el
Señor Jesús subió al monte para orar, y, mientras oraba, se transfiguró
— Lc 9:28-29.
G. Luego, cuando Jesús terminó de orar, uno de los discípulos Le pidió
que les enseñara a orar y fue así que les dio varios principios de oración
(propósito, perseverancia y la dádiva del Espíritu Santo) — Lc 11:1-11.
H. Después de hablar acerca de la venida del reino, el Señor Jesús alentó
a los discípulos a orar con perseverancia y con un corazón puro — Lc
18:1-14.
I. En la inminencia de Su muerte, el Señor instó a los discípulos a velar
orando, en todo tiempo, a fin de no caer en tentación, porque la carne es
débil — Lc 21:36; 22:39-46.
J. En la crucifixión, el Señor Jesús oró tres veces: para perdonar a
aquellos que Lo estaban crucificando, para preguntarle al Padre porqué
Lo había abandonado y para entregar Su espíritu — Lc 23:34; Mt 27:46;
Lc 23:46.
VI. La importancia de tomar la Palabra de Dios con oración — Ef
6:17-18:
A. Ejercitar el espíritu para alimentarse de las palabras de la fe — 1 Ti
4:6-7.
B. Infundir y guardar la Palabra en el espíritu — 2 Ti 1:13-14.
C. Permitir que el Espíritu nos enseñe todas las cosas, nos recuerde la
Palabra y nos guíe a toda la verdad — Jn 14:25-26; 16:13.
VII. La experiencia práctica de la oración y del leer-orar en la
iglesia: la vida de reuniones, la vida familiar y la vida social:
A. Orar con el espíritu, pero también con el entendimiento —1 Co 14:14-
16.
B. Orar de acuerdo con el encargo espiritual hasta ser liberado
completamente — Jer 33:2-3; 1 Ts 5:19.

.
C. Orar de manera individual y colectiva, observando el ambiente
(horarios de descanso, los nuevos convertidos, los muchos hermanos, el
tamaño de los locales, el tiempo de la reunión) — Hch 1:14; 2:42; 4:31;
6:4; Hch 10:1-2, 9; 12:12; Sal 88:13; 119:62, 147.
D. Orar de acuerdo con el Espíritu — Sal 27:4; Ro 8:26-27.
LECCIÓN 32
La importancia de hablar-cantar los himnos para ser llenos del
Espíritu

En Efesios 5:19, Pablo dice que podemos ser llenos del Espíritu hablando
entre nosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, y en
Colosenses 3:16 dice que podemos hacer que la Palabra habite
ricamente en nosotros hablando entre nosotros con salmos, himnos y
cánticos espirituales. No dice sólo cantar, sino también hablar. Por tanto,
los salmos, los himnos y los cánticos espirituales deben ser hablados
entre nosotros, y no sólo cantados.

Los salmos son poemas largos, los himnos son más cortos y los cánticos
espirituales son más cortos aún. El salmo más largo de la Biblia es el
119, con 22 secciones según las 22 letras del alfabeto hebreo. Cada
letra tiene ocho versículos, con lo que totalizan 176 versículos. Cantar
los salmos es salmodiar. Eso es algo que necesitamos aprender.

En las reuniones de la iglesia debemos tener himnos no sólo para


cantarlos, sino también para hablarlos. Esa es una excelente manera de
aprender a hablar en las reuniones. Al hablar un himno, necesitamos
aprender a hacerlo de manera viva y llena de frescor, que inspire a otros
a hacer lo mismo. No es simplemente leer el texto de las estrofas,
tampoco sólo proclamarlo, sino hablar cada frase con énfasis para
alentar e inspirar a cada uno de los que están en la reunión. Después de
hablar el himno los unos a los otros, podemos cantarlo
y el disfrute será mucho mayor, pues ya habremos rumiado su
contenido. Así, las riquezas de Cristo contenidas en él serán bien
extraídas.

No es adecuado tener reuniones en las que cantamos muchos himnos


sin disfrutar su contenido. Se vuelven monótonos y, después de la
reunión, tenemos la impresión de que no asimilamos mucho lo que
cantamos. Sin embargo, cuando hablamos los himnos los unos a los
otros, añadiendo también algunos versículos bíblicos en los cuales los
himnos han sido inspirados o que se relacionan con la poesía, tenemos
un rico disfrute de los himnos, somos
llenos del Espíritu y también llenamos a otros.
I. Los salmos, los himnos y los cánticos espirituales — Ef 5:15-
21; Col 3:16; Ex 15:1-19; 2 S 22:1-51:
A. Dependen del nivel y del contenido de la revelación divina: los salmos
y los himnos son más profundos y completos que los cánticos.
.
B. Están compuestos de la inspiración del Espíritu, proveniente de la
Palabra de Dios, de su revelación y de sus aplicaciones y experiencias.
C. Cooperan para que la Palabra habite ricamente en nosotros,
volviéndose Espíritu, mediante nuestro hablar y cantar en el espíritu.
II. La importancia de la letra de los himnos:
A. Los himnos y canciones cristianas son la expresión de los
sentimientos espirituales y sagrados de los santos.
B. La letra de los himnos es el resultado de la experiencia en Cristo del
autor, de su conocimiento subjetivo de Dios y de las verdades divinas.
C. Por medio de los himnos, el autor expresa aprecio, alabanza y
acciones de gracias a Dios Padre y al Señor Jesús.
D. Se necesitan tres cosas para un himno:
1. Estar basado en la verdad y en la enseñanza saludable.
2. Tener un espíritu poético, aunque no sea una poesía propiamente
dicha.
3. Tener un entendimiento experimental de la verdad en el área afectiva.
III. La importancia de la melodía, la armonía y el ritmo — Ex
15:20-21; 1 S 18:6-9; 2 S 6:20-23:
A. Coopera para que la alabanza a Dios sea unánime y corporativa.
B. Facilita la coordinación entre los diversos miembros del Cuerpo, a fin
de que su resultado exprese la riqueza colectiva, sin exponer a ningún
miembro en especial.
C. Manifiesta los diversos dones dados al Cuerpo, por el Espíritu, con
miras a la glorificación del Hijo con el Padre — Jn 16:13-15; 1 Co 12:4-6.
D. Permite que todos los miembros del Cuerpo funcionen con la misma
disposición y meta — Fil 2:1-2; Hch 4:23-31; Mt 26:30; Ap 5:9-14.
IV. Los himnos y las reuniones de la iglesia — 1 Co 14:26; He
2:12; Ef 5:18-21:
A. Permiten el funcionamiento de los miembros por medio del ejercicio
de los dones — Ef 5:18-21; Col 3:16.
B. Manifiestan el sentir del Espíritu para la iglesia — 1 Ts 5:16.
C. Alientan a los santos para la batalla espiritual y para amar al Señor —
2 Cr 20:13-23.
D. Liberan a los cautivos del pecado o de las tribulaciones — Hch 16:19-
26.
V. Hablar y cantar himnos en la vida de la iglesia (en las
reuniones y en el vivir familiar y social):
A. Las reuniones de la iglesia constituyen el mejor ambiente para
ejercitar el espíritu, aprender y perfeccionar los talentos — Ro 12:3-8.
B. En la vida familiar debemos introducir la alabanza al Señor para
aprender a vivir contentos en toda y cualquier situación — Fil 4:10-13; Lc
15:25.
C. Si somos llenos del Espíritu en la vida de reuniones y en la vida
familiar, podremos expresar un vivir victorioso y lleno de gracia en
cualquier ambiente social que estemos, a fin de que el evangelio sea
anunciado — Mt 11:16-17; Lc 15:32; Gn 49:22-26; Ro 4:19-20.
Obs.: En la actualidad, dada la influencia de la modernidad, existe la
tendencia de componer un estilo de cánticos espirituales más rítmicos,
.
especialmente entre los jóvenes. Debemos tener cuidado con el ritmo
escogido para estos cánticos. Algunos estilos de música son mundanos y
carnales en su esencia, y no pueden ser usados como cánticos para el
Señor. Ritmos como el rock, la samba, el axé, el hip hop, entre otros,
están llenos de sensualidad y esencialmente destinados a estimular
físicamente a las personas para llevarlas a bailar y satisfacer sus deseos
carnales. Por más santa que sea la letra de un cántico (incluso citas
directas de la Biblia), esos ritmos no lograrán santificar y el resultado
será que los hermanos, al oírlos y cantarlos, en vez de ser llevados al
Espíritu, serán conducidos a la carne. De ese modo, ellos serán
motivados a amar el mundo y habrá una brecha enorme para que el
mundo entre en la iglesia.

Los salmos, los himnos y los cánticos espirituales deben ser santos, pues
son usados para alabar, adorar y exaltar al Señor, que es el Santo, y no
pueden seguir la cultura mundana y libertina de los tiempos actuales.
Eso sería convertir la alabanza a Dios en algo común y no santificar al
Señor.

LECCIÓN 33
La importancia del rumiar y del profetizar
Cuando el Nuevo Testamento habla sobre las reuniones cristianas,
siempre resalta un asunto: hablar. En Primera de Corintios 14:26 leemos:
“¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros
tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene
interpretación. Hágase todo para edificación”.

Considerando que los salmos pueden ser hablados (Ef 5:19), todos los
asuntos que Pablo menciona aquí se refieren a hablar. Las reuniones
cristianas en el Nuevo Testamento están llenas de hablar. La Palabra
siempre es el centro de las reuniones.

Muchas veces nuestras reuniones no son muy ricas, porque falta la


Palabra, el hablar. Eso nos lleva a preguntarnos: ¿Quién debe hablar?
¿Qué se debe hablar? Pablo afirma que todos pueden hablar cuando la
iglesia se reúne (1 Co 14:31). Y el Señor Jesús afirma que de la
abundancia del corazón habla la boca (Lc 6:45). Por tanto, todos pueden
hablar, y hablar la palabra de Dios. No obstante, no podemos reunirnos
para hablar cualquier cosa, sino lo que produce edificación.

Para eso necesitamos tener contenido, debemos tener un buen depósito


de la Palabra en nuestro interior. Por consiguiente, debemos conocer la
Biblia y los libros espirituales que nos ayudan a entender y absorber las
Escrituras.

Para tener contenido, debemos rumiar la Palabra. La Biblia compara al


pueblo de Dios con un rebaño, e individualmente somos ovejas. Las
ovejas son animales rumiantes: ingieren el alimento y después lo

.
devuelven a la boca para masticarlo aún más y digerirlo. Así debemos
hacerlo nosotros también. Después de que oímos un mensaje o leemos
alguna porción de las Escrituras o de los libros espirituales, debemos
“rumiar” esa palabra, es decir, debemos traerla de nuevo a nuestra boca
y hablarla a los demás para que todos aprendamos, seamos alimentados
y edificados.

En Hechos 2:42 leemos que los primeros cristianos en Jerusalén


perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión unos
con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Ellos oían lo que
los apóstoles hablaban y luego compartían entre ellos la enseñanza
recibida, esto es, rumiaban la palabra en el templo y de casa en casa.
Esa también debe ser la práctica cristiana hoy. En las reuniones en las
casas o en los pequeños grupos podemos tener la práctica mencionada
por Pablo en Primera de Corintios 14:“Si, pues, toda la iglesia se reúne
en un solo lugar, y [...] todos profetizan, y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, […] declarando que verdaderamente
Dios está entre vosotros. [...] Porque podéis profetizar todos uno por
uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados” (vs. 23-25, 31).

Profetizar no necesariamente tiene el sentido de predecir o de decir algo


que va a suceder, sino sencillamente es hablar por Dios, expresar a Dios
al hablar y dispensar Dios a las personas por medio de la palabra. Ese
debe ser el deseo de todo cristiano normal. No es necesario ser un
predicador o un ministro ordenado para hacer eso; lo importante es
tener un depósito con la palabra en nuestro interior y de ese “tesoro”
sacar riquezas espirituales y bendiciones para suplir a las personas.

I. El ministerio de la Palabra y su importancia:


A. Dios es la Palabra — Jn 1:1.
B. El hablar de Dios en la creación — Gn 1:1-26.
C. El hablar de Dios en el Antiguo Testamento:
1. El Ángel de Jehová como la expresión corpórea de Dios para hablar
con el hombre — Gn 14:18-20; 18:1-3, 17-22; Jos 5:13-15; Jue 6:19-24;
13:2-20.
2. El hablar por medio de los profetas — Gn 20:7; Dt 34:10; 2 Cr 20:20.
D. El hablar de Dios en el Nuevo Testamento:
1. El hablar del Señor Jesús — Mt 5—7; 13:1-52; 16:13-28; 24—25 y Jn 14
—17.
2. Los apóstoles y profetas:
a. La enseñanza de los apóstoles — Hch 2:42:
(1) El hablar de Dios en la Biblia.
(2) La revelación de la economía de Dios.
(3) La interpretación presente de la Biblia.
b. La comunión de la enseñanza de los apóstoles — Hch 2:42; 1 Jn 1:1-4:
(1) La comunión en la vida divina.
(2) La transmisión de la enseñanza.
(3) La aplicación de la enseñanza.

.
E. El ministerio de la Palabra como lo más importante y su relación con
el ministerio de los servicios y las ofrendas — Hch 5:1-11; 6:1-4.
II. Los niveles del profetizar:
A. Hablar por Dios — 1 Co 12:1-3; 14:31.
B. Hablar exteriorizando a Dios — 1 Co 14:29; Ef 4:11.
C. Hablar dispensando Dios a las personas — Ef 4:11; Hch 2:37-41;
20:32; 26:16-18.
III. El rumiar de la Palabra — Lv 11:1-8, 26; Fil 3:1-2:
A. Somos comparados con las ovejas, que son animales limpios y
rumiantes — Sal 23:1-3; Cnt 1:7-8.
B. Rumiar es un proceso metabólico de los animales rumiantes, que
consiste en la absorción del alimento. Así como ellos asimilan los
nutrientes de lo que comen, nosotros también debemos compenetrarnos
con la Palabra, de tal manera que seamos constituidos de ella,
plenamente — Col 3:16; 1 Ti 4:6, 13; Jn 6:63.
IV. Los ministros de la Palabra:
A. Conocen la revelación divina:
1. Conservan el misterio de la fe, que es la economía de Dios — 1 Ti 3:9.
2. Saben diferenciar los dos Testamentos — 2 Ti 3:14-15.
3. Conocen los principios de interpretación de la Biblia — 2 Ti 2:15.
a. La Biblia se explica con la Biblia — 2 P 1:19-21.
b. La interpretación debe ser de acuerdo con la línea central de la
revelación bíblica — 1 Ti 1:3-7.
4. Reconocen los principales temas, tipos, verdades y aplicaciones de la
Biblia — Lc 24:27, 44-46; 2 Ti 3:14-17; Tit 1:9; 2 P 3:15-16.
B. Aman la Palabra — Sal 119:92, 97, 103, 159.
C. Ejercitan el espíritu — 1 Ti 4:6-8.
D. Están dispuestos a ser perfeccionados — 1 Co 16:10-12.
E. Tienen un carácter firme y decidido — Fil 2:19-30.
V. Aspectos prácticos:
A. Leer la Palabra — Col 3:16; 2 Ti 3:15; Sal 119:11, 130.
B. Leer-orar las principales referencias y porciones — Ef 6:17-19; 1 P 2:2;
1 Ti 4:6; 1 Jn 1:3, 9.
C. Rumiar (estudiar la Palabra con oración) — Hch 18:5; 1 Ti 5:17b; 2 Ti
2:15.
1. Procurar conocer los principales hechos de la Biblia y el contenido de
los libros espirituales más importantes.
2. Material de apoyo: libros espirituales, anotaciones de mensajes y
mensajes en audio.
3. Cómo estudiar un tema: lectura de los títulos y subtítulos; leer orar los
principales versículos; identificar los puntos principales; subrayar o
marcar los aspectos a investigar; orar sobre los puntos principales y
buscar aplicarlos al vivir diario; sintetizar o cristalizar cada sección y
relacionarlas entre sí; buscar la palabra clave o frase; rumiar, orando y
hablando el encargo recibido — Sal 119:97-105; Dn 9:2-3; 20-21; 1 Jn
1:1-3.
D. Estudiar en grupo — 2 Ti 2:22.
E. Ser definido y firme — los ejemplos de Daniel, Pablo y Timoteo.

.
F. Guardar la Palabra — Dt 11:18; Ro 12:2; Col 3:16; 2 Ti 1:14.
G. Hablar la Palabra (aprovechar las oportunidades):
1. En el vivir diario (progresiva y constantemente) — Is 59:21; Jer 1:4-10.
2. A tiempo y fuera de tiempo — 2 Ti 4:2-3; 3:15-17.
3. En las reuniones de la iglesia — 1 Co 14:1-4.
4. Con espíritu de osadía y fe — Ef 5:18-19; Hch 4:31; 2 Co 4:13; Ef 6:19.
H. Hablar y cantar la Palabra — Ef 5:19; Dt 31:30.
I. La eficacia de la Palabra en la batalla espiritual— Ap 12:15; 2 Co 10:4-
5; Ef 6:16; Stg 4:7.
J. Presentación exterior: postura, gestos, vestimenta, limpieza,
sobriedad.
K. Actitud interior: dependencia, sumisión, sensibilidad.
L. Observaciones generales: observar el tiempo, utilizar un lenguaje
apropiado para los oyentes; modular el tono de voz de acuerdo con el
énfasis deseado e intentar mantener la atención de los oyentes.
M. Los enemigos de la verdad (falsedad, verosimilitud, verdades a
medias, plausibilidad, posibilidad, probabilidad) — 2 Co 13:8; 1 Ti 3:15:
1. Evitar las generalizaciones (todo el mundo sabe, se está diciendo...).
2. Tener cuidado con dar juicios anticipados; conocer las diferencias de
indicio, síntoma, hecho y verdad.
3. No dejarse llevar por los prejuicios (sutilezas, críticas e inferencias sin
fundamento).
4. No basar las decisiones en la emoción o pretender transmitir encargos
que están fuera de contexto.
5. No restringir al Espíritu Santo (obedecer el sentir de hablar, de
callarse, de basarse o no en el bosquejo...).
LECCIÓN 34
La seguridad y certeza de la salvación
Las palabras de la Biblia son confiables y jamás pueden ser cambiadas o
anuladas. Los sentimientos humanos fluctúan de acuerdo con el humor y
la situación; por tanto, no son confiables. Puesto que la Biblia declara
rotundamente que una persona es salva cuando cree en el Señor Jesús,
ese hecho es entonces establecido, independientemente del sentimiento
humano.

Debemos afirmarnos en las confiables palabras de la Biblia y no tomar


en cuenta nuestros sentimientos inestables; debemos creer firmemente
y saber con certeza que somos salvos.Basados en Marcos 16:16 que
dice: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo”, y en Romanos
10:13, que dice: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor,
será salvo”, podemos afirmar que una vez que una persona cree y es
bautizada, invocando el nombre del Señor, es salva. Este hecho debe ser
reconocido y sabido, independientemente de los sentimientos humanos.

Juan 5:24 dice: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y
cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas
ha pasado de muerte a vida”. Este versículo prueba que cuando una
persona cree en el Padre celestial y cree en el nombre del Hijo de Dios
.
(el Señor Jesucristo), tiene la vida eterna, es decir, la vida divina, y ya no
vendrá a condenación ni perecerá, pues ya pasó de muerte a vida. Esto
es algo irreversible.

La vida eterna que recibimos al creer en el Señor no sólo se relaciona


con recibir las bendiciones eternas en el futuro, sino también con ser
nuestra vida hoy, guiándonos en nuestro vivir y obra. Una vez que
somos salvos, la vida eterna “vive” en nosotros y nos capacita para vivir
en la tierra por la vida divina que está en el cielo. Esto es algo real y
sucede hoy. No tengamos miedo de decirlo con osadía, porque, mientras
más afirmamos este asunto, mejor será. Todos los creyentes deben ser
impresionados con el hecho de que el Dios Triuno en nosotros es glorioso
y grandioso; Él es grandísimo, fuerte y vivo. Él es grandioso porque es
Dios, es fuerte porque es Cristo y es viviente porque es el Espíritu Santo.
Él es grandeza, fuerza, vivir y está en nosotros como nuestra vida,
viviendo por nosotros y capacitándonos para vivir en la tierra la vida de
Dios que está en el cielo. Eso es un gran misterio, el misterio de la
piedad. Esto es ser un cristiano.

I. El significado de la salvación (del espíritu):


A. La Biblia nos dice que la salvación es algo que puede ser confirmado
con certeza y que podemos saber con toda la confianza.
B. La salvación es segura. Una vez que la tenemos, la tenemos
eternamente. Ella jamás puede ser removida o cambiada.
C. La salvación ocurre en el momento en que la persona cree, sin que
haya ningún tiempo entre creer y ser salvo — Hch 16:31; Ro 10:10.
D. La salvación se refiere a que una persona es salva delante de Dios y
además incluye:
1. Ser redimida judicialmente:
a. Perdonada de sus pecados y limpiada de sus registros — Hch 10:43;
Ro 6:22; Col 2:13-14.
b. Reconciliada con Dios — Ro 5:1; Ef 2:11-16.
c. Justificada y santificada posicionalmente — 1 Co 6:11.
2. Ser salva de la perdición eterna — Jn 5:24.
3. Ser regenerada — 1 P 1:3, 23.
4. Tener la vida eterna de Dios — 1 Jn 5:12-13.
5. Convertirse en un hijo de Dios — Jn 1:12.
II. Las pruebas de la salvación:
A. La Palabra de Dios como prueba exterior:
1. Las palabras de la Biblia son el título de propiedad de nuestra
salvación eterna; por ellas tenemos la seguridad y la garantía de la
salvación.
2. Las palabras de la Biblia son inspiradas por Dios y, por tanto, dignas
de confianza, jamás pueden ser cambiadas o anuladas.
3. Los sentimientos humanos cambian o varían según el estado de
ánimo y según el ambiente, y no son dignos de confianza.
4. La Biblia dice que:
a. El que creyere y fuere bautizado será salvo — Mr 16:16.

.
b. Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo —Ro 10:13.
c. Aquel que tiene al Hijo de Dios tiene la vida eterna — 1 Jn 5:12-13.
5. Ya que la Biblia afirma que una persona es salva en el momento en
que cree en el Señor Jesús, ese hecho queda establecido, cualquiera que
sea el sentimiento humano.
6. Debemos permanecer firmes en las palabras de la Biblia y no ser
llevados por nuestros sentimientos oscilantes. Debemos creer
firmemente y tener la certeza de que nosotros ya somos salvos.
B. El testimonio del Espíritu Santo como prueba interior:
1. El Espíritu Santo que está en nosotros testifica a nuestro espíritu que
somos hijos de Dios, nacidos de Dios — Ro 8:16.
2. Como salvos, cuando llamamos a Dios “Padre”, tenemos en nuestro
interior un sentimiento dulce, agradable y reconfortante, dado por el
Espíritu, como confirmación de que somos hijos de Dios — Ro 8:15.
C. La evidencia de la experiencia de vida como la prueba del amor:
1. Todo aquel que es engendrado por Dios ama a Dios y ama a los hijos
de Dios, los cuales son sus hermanos en el Señor — 1 Jn 5:1.
2. Sabemos que pasamos de muerte a vida, porque amamos a los
hermanos. Hay una alegría y un sentimiento de ternura inexplicables
cuando encontramos a un hermano en el Señor — 1 Jn 3:14.
III. La seguridad de la salvación:
A. Por el Dios inmutable — Stg 1:17.
B. Por la voluntad inmutable de Dios — He 6:17; Ef 1:4-5, 11.
C. Por el amor inseparable de Dios — 1 Jn 4:10; Ro 8:39.
D. Por el llamamiento irrevocable de Dios — Ro 11:29.
E. Por la justificación indiscutible de Dios — Ro 3:26; 8:33.
F. Por la mano todo-poderosa de Dios — Jn 10:29.
G. Por la vida eterna de Dios — Jn 10:28.
H. Por el nuevo pacto de Dios — He 8:8-12; 13:20.
I. Por la redención perfecta, completa y eterna de Cristo — He 9:12;
10:10-14.
J. Por la salvación eterna de Cristo — He 5:9.
K. Por la promesa infalible de Cristo — Jn 6:37

LECCIÓN 35
El bautismo: su significado, importancia y práctica
La salvación que obtuvimos en Cristo tiene varios aspectos: algunos los
recibimos por creer; otros, por participar del bautismo. Creer es ejercitar
la fe interior para recibir; ser bautizado es una acción, un acto exterior
para participar. Si creemos, pero no somos bautizados, recibimos un solo
aspecto de la salvación del Señor y, por lo tanto, sólo obtenemos una
salvación parcial; no podremos participar de todos sus aspectos. Por eso,
necesitamos creer y ser bautizados (Mr 16:16), a fin de participar de
todos los aspectos de la salvación y recibirla de manera completa.

Vemos la importancia del bautismo en el hecho de que el mismo Señor


Jesús fue bautizado. A pesar de ser el Hijo de Dios, que vino como
Salvador de la humanidad, una vez que se hizo hombre, necesitaba

.
cumplir la ordenanza de Dios para con todos los hombres en la
dispensación del Nuevo Testamento: ser bautizado a fin de cumplir la
justicia de Dios (Mt 3:13-16). En el Antiguo Testamento, la justicia era
guardar la ley; en el Nuevo Testamento Dios envió a Juan el Bautista
para bautizar a las personas. Si hasta el mismo Señor Jesús debía ser
bautizado para cumplir la justicia divina, esto nos muestra la
importancia del bautismo. Además, no sólo el Señor fue bautizado; Él
también bautizó a las personas por medio de los discípulos (Jn 3:22; 4:2),
lo que también demuestra la importancia del bautismo.

La palabra bautismo viene del griego baptismós, que significa inmersión,


sumergir. Martín Lutero afirmó: “Me gustaría que todos los que vayan a
ser bautizados sean sumergidos en el agua completamente, pues eso es
lo correcto de acuerdo con el significado de la palabra bautismo”.
I. La importancia del bautismo:
A. Es el inicio de la dispensación del Nuevo Testamento — Hch 10:37; Lc
3:3.
B. Es el cumplimiento de la justicia delante de Dios — Mt 3:13-16; Jn
3:22; 4:2.
C. Rehusarse a ser bautizado es anular el designio de Dios — Lc 7:30.
D. Es la orden del Señor antes de Su ascensión — Mt 28:19.
E. Es la enseñanza de los apóstoles (la primera vez que ocurre algo en
las Escrituras se convierte en un patrón) — Hch 2:37-38.
II. El significado del bautismo:
A. La palabra bautismo:
1. La palabra bautismo en griego es baptimós (βαπτισμóς), que significa
inmersión o sumergirse en el agua.
2. Bautizar, por tanto, es sumergir en el agua y es mejor que el bautismo
sea por inmersión.
B. Con relación a la salvación de Dios:
1. Creer es ejercitar la fe interior para recibir un aspecto de la salvación;
ser bautizado es actuar exteriormente para participar de otro aspecto de
ella.
2. Al creer y ser bautizados, participamos de todos los aspectos de la
salvación del Señor y recibimos Su salvación completa — Mr 16:16.
a. El bautismo es el complemento de la fe: creer es la actitud interior
con relación a la obra de Cristo, y el bautismo es la expresión exterior de
la fe.
b. Quien cree tiene que ser bautizado y quien no cree de nada le sirve el
ser bautizado.
3. El bautismo es una apelación a Dios por parte de los bautizados, a fin
de tener buena conciencia para con Él — 1 P 3:21; Mt 28:19.
C. Unión orgánica con el Dios Triuno:
1. Ser bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo —
Mt 28:19.
2. Ser bautizado en el nombre del Señor Jesús — Hch 8:16; 19:5.
3. Ser bautizado en el nombre de Jesucristo— Hch 2:38a.
4. Ser bautizado en Cristo — Gá 3:27; Ro 6:3b.

.
5. Ser bautizado en la muerte de Cristo (ser sepultado y resucitado
juntamente con Él) — Ro 6:3-4; Col 2:12.
6. Ser bautizado en el Cuerpo de Cristo — 1 Co 12:13.
7. Ser bautizado en el agua y en el Espíritu Santo:
a. El agua es símbolo del bautismo y el Espíritu Santo es la realidad —
Hch 1:5; 10:47; 9:17-18; Jn 3:5.
b. Ambos son tipificados por el mar y la nube en los cuales los hijos de
Israel fueron bautizados — 1 Co 10:2.
c. Por un lado, el bautismo nos libra de Satanás y del mundo; por otro,
nos introduce en Cristo y en Su reino, en resurrección.
8. Ser bautizado en el agua:
a. El agua es el medio de la salvación.
b. El bautismo es tipificado por las aguas del diluvio a través de la cual
pasaron Noé y su familia.
III. El resultado del bautismo:
A. Ser regenerado y entrar en el reino de Dios — Jn 3:5b.
B. Ser perdonado de los pecados y recibir el Espíritu Santo — Hch 2:38.
C. Ser introducido en Cristo — Gá 3:27; Ro 6:3; Col 2:12.
D. Ser salvo — Mr 16:16; 1 P 3:21.
IV. La práctica del bautismo:
A. Las personas que serán bautizadas:
1. Cualquiera que crea en el Señor Jesús está calificado para ser
bautizado — Mr 16:16; Hch 8:12; 18:8.
2. El creer debe ser de todo corazón — Hch 8:37.
B. Las personas que bautizan:
1. Los discípulos del Señor — Jn 4:2; 9:10, 17-18.
2. Los que tienen autoridad para predicar el evangelio tienen autoridad
para bautizar — Mt 28:16, 19; 1 Co 1:14-17.
C. La hora del bautismo — Hch 2:41; 8:12, 37-38; 16:33; 9:9; 22:16.
D. El lugar del bautismo — Hch 8:36-38; Jn 3:23.
E. La corrección del bautismo — Hch 19:3-5.
F. Constituye una generalidad de la fe:
1. No debemos discutir sobre la doctrina y la forma del bautismo — Ro
14:1; He 6:1-2.
2. Debe quedar bien aclarado este asunto en cada uno, en su
conciencia, sobre la práctica del bautismo — Ro 14:5, 22.

LECCIÓN 36
La disciplina dispensacional y los enemigos del hombre:
Satanás, el pecado, el mundo y la carne
Dios disciplina a Sus hijos en esta era. Entonces, como hijos de Dios,
necesitamos saber qué es la disciplina, lo que la motiva y cuál es su
propósito. Primero necesita quedar claro que la disciplina no es un
castigo. Incluso cuando Dios castiga a Sus hijos, eso no es un castigo,
sino una disciplina. Dios castiga y condena a los enemigos, pero a Sus
hijos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, los disciplina.

.
¿Qué lleva a Dios a disciplinar a Sus hijos? El amor (cfr. Ap 3:19). Somos
disciplinados por amor. Hebreos 12:5-6 deja eso bien claro: “Y habéis ya
olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío,
no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres
reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo
el que recibe por hijo”. Hebreos 12:7-8 muestra claramente que quienes
reciben la disciplina son los hijos, y no los incrédulos, y el versículo 10
revela el objetivo de la disciplina: “Pero éste para lo que nos es
provechoso, para que participemos de su santidad”. Dios no nos
disciplina porque le gusta o nos quiere hacer sufrir.

Él lo hace para que seamos participantes de Su santidad. Si un hijo de


Dios vive de modo descuidado en la tierra, sin expresar la vida y
naturaleza santas del Padre, la mano de Dios vendrá sobre él. A Dios no
le gusta castigarnos; Su propósito es que Su santidad sea manifestada
en nosotros. Además, la disciplina tiene como objetivo hacernos volver
al Señor. Dios no quiere intimidarnos con el fuego del infierno para que
busquemos la santidad. No, ser salvo es netamente un asunto de gracia,
pero Él tiene Sus caminos para conducirnos a la santidad. Las
dificultades y los problemas que enfrentamos en la familia, en la
profesión, en la salud y en las circunstancias tienen como objetivo
hacernos volver a Él.

Otro propósito de la disciplina es salvarnos de la condenación futura. En


Primera de Corintios 11:32, leemos: “Más siendo juzgados, somos
castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el
mundo”. Dios nos disciplina para que no caigamos en la condenación
que sufrirá el mundo. En otras palabras, la disciplina prueba que somos
salvos. Asimismo, sólo somos disciplinados por un tiempo determinado
(es dispensacional) y eso no tiene nada que ver con perder la salvación.
Cuando recibimos la salvación, la recibimos para siempre, somos salvos
para siempre, y es justamente por eso que Dios nos disciplina: porque
somos salvos.

I. La disciplina dispensacional:
A. La salvación completa y el hombre tripartito — 1 Ts 5:23; 2 Co 1:10.
B. Los creyentes serán juzgados por el Señor Jesús en Su segunda
venida, de acuerdo con las obras que hayan hecho — Ro 14:10-12; 1 Co
3:10-15; 2 Co 5:10.
C. Los creyentes vencedores serán reyes juntamente con Cristo, en Su
reino, por mil años (las bodas del Cordero) — Ap 5:8-10; 12:5; 14:1-5;
15:2-4; 20:1-6.
D. Los creyentes no vencedores quedarán fuera del reino milenario, en
las tinieblas, en el lloro y el crujir de dientes, donde serán disciplinados
— Mt 22:1-14; 24:37-42, 45-51; 25:24-30; 1 Co 3:15; 5:3-5.
E. Todos los creyentes, vencedores (que habrán reinado mil años) y no
vencedores (que habrán sido transformados y madurados en los mil

.
años), estarán en la Nueva Jerusalén, por la eternidad — Jn 6:50, 51, 58;
8:51-52; 10:28-29; 11:25-27; Ap 20:15; 21:27; 22:14.
II. Los enemigos del hombre:
A. El pecado:
1. La diferencia entre el pecado y los pecados — Ro 4:7; 5:12; 7:17:
a. El pecado, en singular, es la naturaleza pecaminosa que heredamos
de Adán, que nos lleva a pecar, incluso cuando no queremos.
b. Los pecados, en plural, son las transgresiones, las acciones
pecaminosas que cometemos cuando somos llevados por la naturaleza
pecaminosa en nosotros.
2. Habita en el cuerpo caído del hombre: aunque Dios creó bueno
nuestro cuerpo, éste se volvió carne, por causa del pecado que entró en
la humanidad por el primer hombre,
Adán — Ro 5:12; 7:17-23.
3. Tiene la ley como su poder, lo que nos vuelve incapaces de cumplirla
— 1 Co 15:56; Ro 7:11.
4. Introduce el reinado de la muerte, por la autoridad del pecado como la
personificación del mal (Satanás), que entró en el hombre, creado bueno
y recto por Dios — Ro 5:21; 6:12; 7:21; Gn 1:31; Ec 7:29.
B. Satanás:
1. El origen de Satanás:
a. Era originalmente el arcángel más honrado y el querubín creado por
Dios, tenía el reinado y el sacerdocio — Job 38:4- 7; Ez 28:12-14; Jn
12:31; Ef 2:2; Lc 4:5-6; Jud 9; Dn 10:13.
b. Era originalmente el ángel de luz creado por Dios y estaba desde el
principio de la creación, en el alba del universo — Is 14:12.
2. La rebelión de Satanás — Ez 28:15:
a. La causa de la rebelión — Ez 28:17, 12; 2 Co 12:7; 1 P 5:8,
5; Fil 2:8; Jn 14:30:
b. Su corazón se enalteció.
c. Quería ser semejante al Altísimo.
d. El propósito de la rebelión — Ez 28:15-18; Is 14:13-14; Ap 12:4-9; Mt
25:41; 12:43-45; 8:23-32.
3. El resultado de la rebelión:
a. El reino de las tinieblas, con los ángeles caídos en los aires y los
demonios en los mares — Mt 8:23-27, 28-32; Ef 2:2; 6:12; Jud 6; Ap 9:1-
4; Col 1:13; Hch 26:18.
b. Satanás fue juzgado por Dios — Ez 28:15-18; Is 14:15.
c. Los cielos y la tierra (la primera creación) fueron juzgados — Job 9:5-7;
Gn 1:1-2; Is 45:18; Job 38:4-7; Jer 4:23; Is 34:8-11; Ex 10:21-22; Ap
16:10.
d. Los ángeles rebeldes y los demonios fueron juzgados — Ef 6:12-13;
Mr 16:14-18; Mt 28:18; He 2:8.
4. La ejecución del juicio de Dios sobre Satanás — Job 1:6-12; Ap 12:10;
1 P 5:8; 2 Co 4:4; 11:14; 2:11; 1 P 5:8-9; Ef 6:11-17; 1 Jn 3:8; Lc 10:19;
10:17-20; He 2:14; Ap 12:9; 20:2-3, 10.
C. El mundo (kósmos)— 2 Ti 4:10; Stg 4:4; 1 Jn 2:15; Mt 10:37; 19:29; Mr
10:29; Lc 18:29; 1 Jn 5:4:

.
1. Diferencias entre el pecado y el mundo — 2 Ti 4:10; Stg 4:4; 1 Jn 2:15;
Mt 10:37; 19:29; Mr 10:29; Lc 18:29; 1 Jn 5:4:
a. El pecado contamina al hombre, mientras que el mundo lo contamina
y también lo usurpa.
b. El pecado se refiere a todos los asuntos que son inmorales y que se
oponen a la ley moral de Dios, mientras que el mundo incluye a los
hombres, las actividades y las cosas que están fuera de Dios.
c. El pecado es contrario a la ley de Dios y a Su justicia, entretanto que
el mundo es contrario a Dios mismo y a Su naturaleza divina, a Su
santidad. Las cosas que hay en el mundo son contrarias a la voluntad
del Padre.
d. Un hombre que no conoce a Dios puede tener algún sentimiento con
relación al pecado, pero ignora la usurpación de Satanás por el mundo.
2. La formación del mundo — Gn 4:
a. El hombre perdió la presencia de Dios.
b. El hombre temió y se desesperó con relación a sus necesidades
básicas de sustento, placer y seguridad.
c. El hombre estableció una civilización sin Dios.
d. Satanás aprovechó y organizó las provisiones para suplir las
necesidades humanas en un sistema, con el objetivo de usurpar al
hombre.
3. La definición de mundo:
a. Consiste en todo lo que sustituye a Dios y en todo lo que usurpa al
hombre, siendo también aquello que hace que el hombre ponga a Dios
al margen y se aparte o sea independiente de Él.
b. Todo lo que no viene del Padre, todo lo que se origina fuera de Dios y
todo lo que viene del mundo son las cosas del mundo y están en contra
de la voluntad de Dios — 1 Jn 2:15-17.
c. El mundo está en oposición a Dios y las cosas que están en el mundo
están en oposición a la voluntad de Dios — Ef 2:2; Ro 12:2; 1 Jn 2:17.
d. El mundo es la combinación de todas las personas, actividades y
cosas que están fuera de Dios, y la corriente (el curso) de este mundo,
también conocido como este siglo, se refiere a la parte del mundo con la
cual tenemos contacto en el presente (de acuerdo con el original griego,
el término siglo en Romanos 12:2 es el mismo que corriente en Efesios
2:2).
e. El mundo está compuesto por eras, siglos o corrientes: cada era es el
segmento del mundo que alcanza a las personas que viven en una
época, tiempo o momento. La era de hoy es diferente al de la de
nuestros padres, que por su parte fue diferente al de la era de los padres
de ellos; no obstante, todas las eras del mundo son malignas, son como
una corriente que arrastra a las personas a ir contra la voluntad de Dios.
4. La necesidad de tratar con el mundo — Stg 4:4; Ro 12:2; 1 Jn 2:15-17:
a. El mundo en nuestro vivir diario corresponde a personas, actividades
y cosas que usurpan el lugar de Dios en nosotros.
b. El mundo comienza a ejercer control sobre nosotros cuando sus cosas
nos usurpan más allá de nuestras necesidades básicas de existencia,

.
impiden que la voluntad de Dios sea hecha por medio de nosotros, no
permiten el control total de Dios sobre nuestra vida y nos alejan de Él.
c. El mundo debe ser tratado de acuerdo con el sentir de la vida, que
proviene de la comunión con Dios — Ro 8:6; Col 3:15:
(1) Este trato no debe exceder nuestro sentir interior;
(2) Gradualmente debemos ampliar la comunión, de modo que nuestro
sentir interior alcance todos los aspectos y áreas de nuestra vida;
(3) Nuestro trato para con el mundo depende de nuestro amor a Dios y
al crecimiento espiritual;
(4) El pecado mora en nosotros, pero el mundo es exterior; por tanto, los
pensamientos pueden ser aislados con relación al mundo — Ro 7:17-23;
8:6; 1 Jn 2:13-14.
D. La carne — Mt 16:21-23; Jn 13:36-38:
1. La vida humana creada fue dañada por la transgresión de Adán, que
culminó con la entrada del pecado en la humanidad y dio origen a la
vida del alma (también llamada carne, hombre natural, viejo hombre) —
Ro 5:12.
2. La carne, por contener el elemento maligno de la vida de Satanás, es
independiente y rebelde con relación a Dios y su ley — Ro 7:13-25; 8:5-
8; Gá 5:19-21.
3. La carne es una piedra de tropiezo que les impide a los creyentes ser
edificados. Por tanto, debe ser negada y repudiada totalmente, a fin de
que la vida divina pueda crecer — Mt 16:21-23; Ap 12:11.

LECCIÓN 37
El galardón, el reino milenario y los vencedores
Para entender el asunto del galardón y del reino, necesitamos conocer la
diferencia entre el galardón y el don, y entre el reino y la vida eterna.
Para muchos, el reino de los cielos y la vida eterna son la misma cosa,
por eso piensan que perder el reino es perder la vida eterna. Eso es un
gran error. El galardón es dispensacional (temporal) y la salvación es
eterna. Podemos perder el galardón de entrar en el reino sin perder el
don de la vida eterna.

Fuimos salvos por causa del don: Dios nos concedió el don
gratuitamente, por Su gracia; por tanto, somos salvos y recibimos la vida
eterna. Ser salvo se refiere a nuestra relación con Cristo, que nos
permite obtener el don a nosotros, que éramos totalmente indignos de
recibirlo. El galardón se refiere a la relación entre nosotros y el Espíritu
Santo después de que fuimos salvos, que nos permite recibir el galardón
que no podíamos obtener por nosotros mismos. La salvación es el primer
paso y el galardón es el último. Sólo los que son salvos (salvos por la
gracia, por el don) pueden obtener el galardón, la recompensa por sus
obras. El don (o dádiva, obsequio) es para los incrédulos (se recibe sin
dinero y sin precio, es totalmente gratuito); el galardón es para los que
han creído. El don se recibe por la fe; el galardón se obtiene por ser fiel y
practicar buenas obras.

.
Un galardón debe corresponderse con el sufrimiento. Si un hombre baja
a la posición más baja, su galardón será mayor. Dios galardonará a
Cristo en el milenio por el sufrimiento que Él soportó cuando estuvo en
la tierra como hombre. El reino será el tiempo en el que Cristo y los
cristianos recibirán la gloria, juntos. El que seamos considerados dignos
de recibir la gloria del Señor dependerá totalmente de los resultados de
nuestro andar y obra personal después de ser salvos.

Para el nuevo cielo y la nueva tierra, no se discute el asunto de ser digno


o no, pues es un don recibido gratuitamente por aquellos que no lo
merecían. Sin embargo, en el reino, sólo los que son dignos recibirán la
gloria. El Señor sufrió persecuciones, dificultades y vergüenza. Si
sufrimos de la misma manera hoy, participaremos del reino junto con Él.

El reino será el momento en el que Dios galardonará a los creyentes


conforme a sus obras: los que hayan sido fieles serán galardonados y los
que hayan sido infieles serán disciplinados. Muchos piensan que un
cristiano infiel puede entrar en el reino para ocupar una posición inferior.
Es cierto que habrá posiciones superiores e inferiores, gloria mayor y
gloria menor (así como los astros difieren en grandeza). Pero eso no es
todo. También habrá distinción entre los que podrán entrar y los que ni
siquiera podrán entrar, pues el reino es un asunto de ser digno y es un
galardón conforme a las obras.

Cuando creemos con el corazón y confesamos con la boca, somos


salvos. Eso es un don y se refiere a la vida eterna (Ro 10:10, 13). Pero
Mateo 7:21 dice que no todos los que invocan al Señor entrarán en el
reino de los cielos, sino aquellos que hacen la voluntad del Padre que
está en los cielos. Por tanto, una de las condiciones para entrar en la
manifestación del reino es hacer la voluntad de Dios, y no sólo invocar el
nombre del Señor. En aquel día, delante del tribunal de Cristo, muchos
(no sólo uno o dos) no habrán hecho la voluntad de Dios, aunque hayan
hecho muchas obras. Hoy, muchos trabajan para Dios sin tener luz en
sus vidas. Piensan que están haciendo la voluntad de Dios cuando, en
realidad, hacen su propia voluntad. Cuando el juicio venga, ellos verán la
luz por primera vez y sólo allí percibirán cuán equivocados estaban.
Todas esas obras no sustituyen la voluntad de Dios. Quien no sabe cómo
dejar de hacer su propia obra, ciertamente no sabe nada acerca de la
voluntad de Dios. Dios quiere que primero obedezcamos Su voluntad y
que después hagamos la obra. Mientras más conocemos la voluntad de
Dios, más aprendemos a no hacer la obra de manera descuidada.

I. El galardón:
A. Constituye un premio para los creyentes vencedores — 1 Co 3:10-15;
Lc 19:11-27.
B. Depende de cuánto niega su vida del alma cada creyente, a fin de
que la vida divina pueda crecer hasta alcanzar la madurez — Ef 4:13; Mt
16:25; 10:39; Lc 17:33; Jn 12:25.

.
C. Será concedido en la segunda venida de Cristo, cuando ocurra el
juicio en el tribunal de Cristo — 2 Ti 4:6-8; 2 Co 5:10; Ap 11:15-18.
II. El reino milenario:
A. Tiene dos aspectos o partes: la parte celestial, que tendrá a los
creyentes vencedores como reyes, juntamente con Cristo, y la parte
terrenal, que corresponde a la restauración del reino de Israel, donde los
judíos restaurados servirán a Dios como sacerdotes — Dn 2:44; Ap 19:4-
6; 2:26-27; Hch 1:6; Zac 8:1-25; 10:6-12; 12:10-14; 14:16-21.
B. Cristo reinará por mil años, en una esfera de justicia y de paz — Is
65:17-25; 11:1-9; Mal 4:1-2.
C. Satanás será aprisionado, pero, al final de los mil años, será liberado y
conducirá la última rebelión de la humanidad — Ap 20:1-3, 7-10.
III. Los vencedores:
A. El hijo varón: lo constituye la parte fuerte de la mujer (la iglesia) y
representa a los creyentes maduros que hayan muerto antes de la gran
tribulación — Ap 12:1-6; Is 66:7.
B. Las primicias: la constituyen los creyentes que maduraron antes que
los demás, que serán arrebatados vivos antes de la gran tribulación —
Ap 14:1-5.
C. Los vencedores tardíos: lo constituyen los creyentes que madurarán
durante la gran tribulación, quienes sufrirán persecuciones, no recibirán
la marca de la bestia y serán martirizados — Ap 15:2-4; 20:4.
IV. La experiencia de una vida vencedora:
A. Sin importar la condición de la iglesia, el Señor Jesús hace un llamado
a los creyentes vencedores, lo que indica que en toda la historia de la
iglesia y en todos los lugares ha habido vencedores — Ap 2:7, 11, 16-17,
24-29; 3:4-6, 10-13, 19-22.
B. En la iglesia en Filadelfia, la del amor fraternal, los creyentes normales
son vencedores y son exhortados a guardar lo que ya poseen: el nombre
del Señor y Su Palabra — Ap 3:7-13.
C. Lo que un creyente necesita para ser un vencedor: la sangre, la
Palabra y el Espíritu — Ap 12:10-12.
D. Un vencedor es un creyente que en su experiencia derrota el pecado,
el mundo, la vida del alma y también a Satanás — 2 Ti 4:18; 2 P 1:10-11;
Jud 24-25; 1 Co 15:24-28.

LECCIÓN 38
El cuidado inicial y el apacentamiento de los recién salvos
En uno de Sus últimos momentos con los discípulos, antes de ascender
al cielo, el Señor estableció un principio muy importante tanto para el
individuo como para el grupo: apacentar y pastorear a Su rebaño. En
Juan 21:15-17, le preguntó a Pedro tres veces si Lo amaba y, las tres
veces, Pedro respondió que sí. Entonces, después de cada respuesta el
Señor le dijo: “Apacienta mis corderos” (v. 15), “Pastorea mis ovejas” (v.
16) y “Apacienta mis ovejas (v. 17). Pastorear es cuidar guiando,
enseñando, exhortando y corrigiendo. Apacentar es alimentar. Los
pastores cuidan a las ovejas protegiéndolas de los peligros, evitan que
se pierdan o se desvíen, sanan sus heridas, las conducen a buenos

.
pastos y a aguas de reposo, y las esquilan. El Señor es el buen Pastor,
que dio Su vida por las ovejas (Jn 10:11), y el Príncipe de los pastores,
que orienta a los demás pastores (1 P 5:4), y nosotros somos Su rebaño,
que Él cuida personal y amorosamente. Para eso, además de Su
pastoreo, Él estableció en la iglesia pastores para cuidar a los hijos de
Dios: “Y él mismo constituyó [...], pastores y maestros” (Ef 4:11). Esa
función les corresponde especialmente a los ancianos y diáconos, pero
también a todos los hermanos de manera general. Siempre hay alguien
que podemos cuidar, a quien podemos apacentar y pastorear. Eso
resulta siempre en salvación para ellos y para nosotros.

La vida de la iglesia es un vivir de rebaño: nos reunimos regularmente,


tenemos comunión los unos con los otros, nos preocupamos y oramos
los unos por los otros, cuidamos los unos de los otros. Estos son
sentimientos espontáneos en alguien que recibió la vida divina: amar a
los demás es una demostración de que hemos sido salvos (1 Jn 4:7b).

Nadie avanza en la vida cristiana sin recibir el cuidado de los demás; por
eso, es natural que quien avance también quiera ayudar a los demás a
avanzar. Quizá algunos se sientan descalificados para ser pastores y
apacentadores, pero todos tienen algo para dar: lo que recibieron, y de
eso que recibieron siempre hay alguien que lo necesita. Así como en una
familia siempre hay miembros nuevos, en la iglesia también siempre hay
hermanos nuevos, “recién nacidos” en la vida divina, que necesitan del
cuidado de los mayores. Un vivir adecuado de la iglesia incluye el
cuidado mutuo mediante el pastoreo y el apacentamiento en amor. ¡Qué
bello escenario!

I. La comisión y el deseo del Señor para los discípulos:


A. Apacentar a los corderos — Jn 21:15b.
B. Enseñar a guardar lo que el Señor ordenó — Mt 28:20a.
C. Que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento
de la verdad — 1 Ti 2:4.
II. El significado de apacentar:
A. La palabra apacentar significa dar pasto o pastaje, nutrir, alimentar —
Jn 21:15.
B. El apacentamiento de los creyentes forma parte de la obra del
ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo; por tanto,
necesitamos ser perfeccionados en el don de pastor y maestro — Ef
4:11-12; 2 Ti 2:1-2.
C. Apacentar a los santos es tipificado por el regado de la labranza de
Dios — 1 Co 3:6-7.
D. Cuando apacentamos a los santos, somos colaboradores de Dios — 1
Co 3:8-9.
E. Al apacentar a los santos, expresamos nuestro amor por el Señor y
somos confirmados como hijos de Dios — Jn 21:15; 1 Jn 4:7-12.
III. Los objetivos del cuidado inicial y del apacentamiento de los
creyentes recién salvos o inmaduros:

.
A. Presentar a todo hombre perfecto (maduro) en Cristo — Col 1:28.
B. Llegar a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo —
Ef 4:13.
C. Crecer en la vida divina — 1 P 2:2; 1 Co 3:6-7.
D. Introducirlos en el servicio a Dios y en la comunión íntima con Dios,
llevándolos a entrar en el Lugar Santo (vida de reuniones de la iglesia) y
avanzar al Lugar Santísimo (andar y permanecer en el espíritu) — 2 Co
5:18-20.
E. Introducir a los nuevos convertidos en las reuniones pequeñas, ya sea
de estudios bíblicos o en reuniones de grupos familiares de
multiplicación, a fin de que sean ayudados a usar el espíritu y a recibir el
suministro de la Palabra viva de Dios, de modo que sean alimentados,
cuidados y edificados, para que crezcan de manera saludable y práctica
como miembros activos del Cuerpo de Cristo — 1 Co 12:12-14, 18-20;
Hch 2:46; Ro 16:3-16.
IV. Principios espirituales a observar en el apacentamiento:
A. Ser humilde, manso, longánimo y tolerante, en amor — Ef 4:1-2.
B. Ser dócil, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos —
1 Ts 2:7b.
C. Dar la vida (del alma) por los hermanos — 1 Jn 3:16; 1 Ts 2:8.
D. Amarlos — 1 Ts 2:8b; 1 Jn 3:14; 4:7-12.
E. Alimentarlos — Jn 21:15b.
F. Alimentarlos con leche — 1 P 2:2; 1 Co 3:2a; He 5:13.
G. Darles el alimento a tiempo — Mt 24:45.
H. Exhortarlos, consolarlos y amonestarlos, como un padre a sus hijos —
1 Ts 2:11-12a.
I. Enseñarlos — Mt 28:20a; Col 1:28.
J. Confirmarlos — Hch 14:22a; 15:32; 18:23; Ro 1:11.
K. Servir de ejemplo a ellos — 1 Ts 2:10; 1 Co 4:16; 11:1; Fil 3:1, 7; 1Ts
1:6a, 7a.
L. Orar por ellos — Ro 1:9-10a; Fil 1:4; Col 1:3, 9-12; 1 Ts 1:2; 2 Ti 1:3b;
Flm 1:4.
M. Interesarse por ellos, cuidarlos y preocuparse por ellos — Fil 2:19-20.
N. Fatigarse por ellos — Col 1:28-29; 1 Ts 2:9; Hch 20:31.
O. Visitarlos en sus casas — Hch 20:20.
P. Sufrir por ellos “dolores de parto”, hasta que Cristo sea formado en
ellos — Gá 4:19.
V. Aspectos prácticos:
A. Visitar a los hermanos nuevos e inmaduros, por lo menos una vez por
semana.
B. Hacer las visitas en equipo (de por lo menos dos hermanos).
C. Llevar la Biblia, el himnario y libros cristianos para la lectura y
disfrute.
D. Llevar también algunos folletos y libros para el colportaje.
E. Estar atento a los siguientes aspectos antes de la visita:
1. Estar en íntima y plena comunión con el Señor.

.
2. Tener una completa confesión de las fallas, defectos, prácticas y
pecados cometidos, a fin de estar totalmente despojado delante del
Señor.
3. Orar por las personas que serán visitadas y por las que están
haciendo la visita.
4. Llenarse del Espíritu y de la Palabra, por medio de invocar el nombre
del Señor, leer-orar la Palabra, hablar-cantar himnos, rumiar y profetizar.
5. Estar constituido con las lecciones básicas de vida y de la Verdad, a
fin de suplir a las personas de acuerdo con sus necesidades y con la
dirección del Espíritu.
F. Estar atento a los siguientes aspectos durante la visita — Ef 5:29:
1. Contactar a las personas, buscando cuidarlas por medio de la
humanidad elevada de Cristo, a fin de que sean llevadas al espíritu:
a. Prestar atención a lo que dicen, interesándose en sus problemas, y
demostrar preocupación por solucionarlos.
b. Permanecer en el espíritu para identificar sus necesidades reales y ver
cómo ayudarlas.
c. Aprovechar las oportunidades para orar o hablar por el Señor y
llevarlas a ejercitar el espíritu.
2. Contactar a las personas, procurando alimentarlas por medio de la
divinidad de Cristo, a fin de que sean suplidas por el Espíritu y por la
vida divina:
a. Leer algún artículo o texto de un libro espiritual, de acuerdo con la
necesidad de las personas.
b. Llevarlas a ejercitar el espíritu por invocar el nombre del Señor y leer-
orar los versículos de la Biblia.
c. Ayudarlas a aplicar la Palabra leída a su experiencia diaria.
d. Orar por ellas y llevarlas a orar.
e. Enseñar y cantar con ellas algún himno.
f. Intentar agendar un contacto regular, ya sea por haberse abierto un
estudio bíblico en casa o por la participación en algún grupo familiar de
multiplicación.
G. Estar atento a los siguientes aspectos después de la visita:
1. Orar por las personas.
2. Desarrollar un programa o una línea a utilizar en los estudios bíblicos,
mezclando experiencias de vida con la verdad.
3. Buscar introducirlas en la comunión con el Cuerpo de Cristo, llevando
a otros hermanos saludables a las visitas (considerar si están dispuestas
a recibir a otros hermanos).
4. Hacer un seguimiento de los resultados.

LECCIÓN 39
La vida de la iglesia y sus tres aspectos: La vida de reuniones, la
vida familiar y la vida social
La iglesia es el punto central de la economía de Dios. Es el resultado de
la obra redentora de Cristo en la cruz, que culminará en la manifestación
del reino milenario en la era venidera, y en la Nueva Jerusalén, en el
nuevo cielo y la nueva tierra, en la eternidad.

.
No es simplemente un grupo de personas, sino, más bien, un organismo
vivo: el Cuerpo de Cristo. Como tal, depende de la vida divina, así como
un cuerpo depende de la vida física para existir. La vida del Cuerpo de
Cristo es la vida divina, que fluye entre los miembros a través de la
comunión. La comunión es como la corriente sanguínea del cuerpo
humano que lleva oxígeno a cada miembro y los llena de energía. Como
Cuerpo de Cristo, nuestra comunión también nos llena de vida y energía,
a fin de expresar y representar al Señor en santidad en la tierra, hoy.

La comunión de los miembros del Cuerpo de Cristo ocurre


principalmente en las reuniones de la iglesia. En ese ambiente lleno de
vida y frescor, los miembros pueden tener mutualidad y suministrarse
vida los unos a los otros, así como también cuidarse, perfeccionarse y
edificarse los unos a los otros. En este Cuerpo, cada miembro funciona a
fin de que el mismo Cuerpo vaya desarrollándose y creciendo en amor.
Las reuniones de la iglesia son el mejor lugar para que se dé este
proceso y para lograr este objetivo.

No obstante, la vida de la iglesia no se limita sólo a las reuniones;


también incluye la vida familiar y la vida social. No debemos vivir a
Cristo solamente cuando nos reunimos con los hermanos, sino también
en nuestra convivencia en el hogar. No podemos tener un vivir con los
santos en el local de reuniones y otro con los miembros de la familia en
el hogar. La atmósfera santa que buscamos tener en las reuniones de la
iglesia debe trasladarse al ambiente familiar, para que toda la familia
sea salva, el Señor tenga dominio en nuestro hogar y nuestra familia Lo
exprese. Lo mismo debe ocurrir en nuestro ambiente de trabajo, en el
colegio y en nuestra convivencia con todas las personas. Ese es el
aspecto social de la vida de la iglesia.
I. Lo que es la iglesia:
A. La asamblea de los que fueron llamados — Mt 16:28.
B. El Cuerpo de Cristo — Ef 1:22-23.
C. El complemento (novia/esposa) de Cristo — Ef 5:25.
D. La casa de Dios — 1 Ti 3:15.
E. El nuevo hombre — Col 3:10-11; Ef 2:14-15.
F. Los elementos constituyentes de la iglesia — 1 Co 1:2.
G. Los dos aspectos de la iglesia:
1. El aspecto universal — Mt 16:18.
2. El aspecto local — Mt 18:17.
H. La designación de la iglesia:
1. No tiene ningún nombre especial.
2. Puede ser identificada por el nombre de la ciudad donde está— Hch
8:1; 13:1; Ap 1:4, 11.
II. La vida de reuniones:
A. Es la determinación de Dios para los creyentes — He 10:25.
B. Un requisito de la vida espiritual — Jn 10:3, 16; Hch 20:28; 1 P 5:2.

.
C. La importancia de las reuniones de los creyentes — Mt 18:20; Lc
24:33-36; Hch 2:1-4; He 10:24-25.
D. Los diferentes tipos de reuniones de los creyentes:
1. Para el partimiento del pan — Hch 20:7; 1 Co 11:20, 20-25: En Su
última noche en la tierra, el Señor Jesús instituyó Su mesa
inmediatamente después de haber participado de la última pascua; allí
les encargó a Sus discípulos partir el pan (que simboliza Su cuerpo
partido por nosotros en la cruz) y beber de la copa (que prefigura Su
sangre vertida por nosotros en la cruz, para redimirnos) a fin de
recordarlo. Él tomó la copa de ira para que hoy nosotros tomemos la
copa de bendición. Esa es una reunión en la que nos concentramos en el
Señor (Él mismo es nuestra porción), no Le pedimos nada, sino más bien
Lo alabamos por lo que Él es, hizo, obtuvo y realizó (Su encarnación,
vivir humano, muerte, resurrección, ascensión y entronización), y
adoramos al Padre por Su infinito amor en habernos concedido al Hijo
unigénito para nuestra redención. Al reunirnos para partir el pan y tomar
la copa, declaramos que somos un solo Cuerpo y damos testimonio de
que vivimos comiendo, bebiendo y disfrutando al Señor, hasta que Él
venga.
2. Para oración — Mt 18:19-20; Hch 1:14; 4:24-31; 12:5, 12: Todo
cristiano tiene el derecho de pedir cosas a Dios y de que sus oraciones
sean respondidas. Las oraciones pueden ser individuales o colectivas.
Las oraciones colectivas son mucho más poderosas que las individuales.
Cuando los cristianos se reúnen para orar, algo tremendamente
poderoso ocurre: el brazo de Dios se mueve.

Como miembros del Cuerpo encabezados en Cristo, podemos hacer


peticiones a la Cabeza, que actuará conforme a Su voluntad y plan. Por
medio de la oración, podemos atar en la tierra lo que ha sido atado en el
cielo y desatar en la tierra lo que ha sido desatado en el cielo. Las
reuniones de oración son el lugar donde batallamos la lucha espiritual y,
justamente por eso, es la reunión con menos participantes, pues el
enemigo y la carne siempre actúan para impedir que los creyentes se
reúnan para orar.
3. Para el ejercicio de los dones espirituales y edificación mutua — 1 Co
14:26: Como miembros del Cuerpo de Cristo, todos nosotros, los
regenerados, tenemos una función, un don, que ejercer. Cuando nos
reunimos, podemos ejercitarnos para desempeñar nuestro don y cumplir
nuestra función. No todos tienen el mismo don o la misma función, pero
todos son importantes y dependen los unos de los otros para la
edificación de la iglesia. Las reuniones de mutualidad son la esfera
donde esa edificación ocurre; en ellas no hay un solo miembro que habla
y los demás sólo escuchan, sino que todos pueden hablar. El principal
desafío es conducir a los hermanos que se consideran miembros de sólo
un talento a vencer su timidez y que ejerzan su función, sin tener ese
pensamiento engañoso de que no son importantes en el Cuerpo. Para
ello, las reuniones de casa son el mejor lugar. Debemos intentar

.
involucrar a todos los hermanos en esas reuniones a fin de que sean
perfeccionados
y ejerzan su función.
4. Para leer la Palabra y oír mensajes — Hch 15:30-31; 20:7: Lo que da el
“norte” a la vida de la iglesia es la Palabra; ésta es el centro de todas las
reuniones, pues la Palabra es el mismo Señor. Por la Palabra tenemos
luz, alimento, dirección, exhortación, aliento, conocimiento y vida. Para
eso es necesario que haya reuniones donde sea leída o ministrada a
todos los santos, de manera que todos aprendan y sean edificados.
Podemos reunirnos específicamente para leer la Biblia. También
podemos tener reuniones donde un miembro que es más
experimentado, crecido y preparado, ministra la Palabra, siempre según
la voluntad de Dios y en sintonía con Él, sin mezclar sus conceptos
personales y opiniones, sino siendo un “canal” fiel para que el Señor les
hable a todos los santos.
E. Cómo reunirse — Mt 18:20; Hch 2:46; 1 Co 14:23.
III. La vida familiar:
A. Corresponde a la aplicación de la Palabra de Dios en la relación entre
los cónyuges y entre padres e hijos, a fin de que el Señor tenga Su
expresión y dominio en nuestro hogar — Ef 5:22—6:4; Col 3:18-21; 1 Ti
2:8-15; 1 P 3:1-7.
B. Tiene como meta el crecimiento espiritual, el perfeccionamiento de
los dones y la salvación de toda la familia:
1. La familia es la unidad de la salvación de Dios — Lc 19:9; Hch 16:30-
31.
2. Casos de salvación por familias en el Antiguo Testamento:
a. La casa de Noé — Gn 7:1, 13.
b. Las casas de los israelitas — Ex 12:3-4.
c. La casa de la prostituta Rahab — Jos 2:12-13; 6:24-25.
3. Casos de salvación por familias en el Nuevo Testamento:
a. La casa de Zaqueo, el cobrador de impuestos — Lc 19:5-9.
b. La casa de Cornelio, centurión romano — Hch 11:13-14; 10:24, 44, 48.
c. La casa de Lídia, vendedora de púrpura — Hch 16:14-15.
d. La casa del carcelero de Filipos — Hch 16:32-33.
e. Otros casos — Jn 4:46, 53; Hch 18:8; 1 Co 1:16.
4. El resultado de la salvación — Jos 24:15.

IV. La vida social:


A. Corresponde a la aplicación de la Palabra de Dios en la relación del
creyente con el ambiente social: escolar, profesional, etc., de manera
que exprese a Dios en santidad y virtud al vivir y relacionarse con las
personas de su entorno — Ef 4:17—5:14; 6:5-9; Col 3:12-17; 22-25; 1 Ts
5:12-22.
B. Tiene como meta el cumplimiento del propósito de Dios, mediante el
crecimiento en vida y la adecuada visión espiritual del creyente en sus
experiencias en su relación con el mundo:
a. Hacer discípulos, bautizar y enseñar — Mt 28:18-20.
b. Velar y orar — Lc 21:29-36.

.
c. Alimentar a los consiervos — Mt 24:45-51.
d. Advertir y enseñar a todo hombre — Col 1:24-29.
e. Predicar la Palabra de Dios a tiempo y fuera de tiempo — 2 Ti 4:1-5.
f. Esperar y apresurar la venida del día de Dios — 2 P 3:8-13, 14-18.

LECCIÓN 40
El Grupo Familiar de Multiplicación (GFM), para la multiplicación,
el cuidado mutuo y el perfeccionamiento de los creyentes
Cuando surgió la iglesia en Jerusalén, después de la ascensión del Señor
y la predicación del evangelio por parte de los apóstoles, hubo un gran
número de personas que creyeron y fueron bautizadas. Por no haber un
lugar específico con capacidad para congregar a tanta gente, los
creyentes se reunían en el templo, pues su espacio era muy amplio. Sin
embargo,además de tener una reunión grande para muchas personas, la
forma más sencilla de reunirse era de casa en casa. En Hechos 2:46
leemos: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el
pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”. Las
reuniones en las casas son un excelente medio para edificar a los
santos, cuidar los unos a los otros y multiplicar el número de miembros.
En ese ambiente íntimo y familiar, las personas sienten más confianza
para abrirse y compartir experiencias y dificultades, lo que permite que
puedan tener un cuidado más personal, que no se obtiene en una
reunión con muchas personas en el local de reuniones.

Al terminar la carta a los santos de la iglesia en Roma, Pablo escribe:


“Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, [...].
Saludad también a la iglesia de su casa” (vs. 3-5) y “Saludad a Asíncrito,
a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están
con ellos. Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas
y a todos los santos que están con ellos” (vs. 14-15). Por esos versículos
vemos que la iglesia en Roma también tenía la práctica de reunirse de
casa en casa.

Debemos motivar a todos los hermanos a participar de un grupo


familiar, para que reciban cuidado, aprendan a cuidar a los demás y
cooperen con el avance del evangelio, llevando invitados. De esta
manera, la iglesia será edificada por medio de sus muchos miembros, la
vida crecerá en cada uno y se multiplicará el número de hijos de Dios.

I. ¿Qué es el GFM? — 1 Co 12:14; Hch 2:41, 44, 46; 5:42:


A. Es la comunión en la vida divina y el cuidado mutuo proporcionado
por la relación establecida entre un grupo de creyentes, normalmente
12, de una misma ciudad, barrio, colegio, trabajo, universidad, etc.
B. Es el instrumento por el cual los creyentes pueden ser cuidados y
perfeccionados de manera orgánica, personal y permanente.
C. Es la esfera y el ambiente que facilita la comunión de la enseñanza de
los apóstoles, donde los miembros del Cuerpo de Cristo pueden recibir el

.
suministro de vida adecuado, así como también pueden ser estimulados
a funcionar, de tal manera que todos se vuelvan activos.
D. Es el ambiente adecuado para traer visitas, predicar el evangelio, a
fin de ser incluidos en el cuidado mutuo.
II. La importancia y las funciones del GFM:
A. De acuerdo con el libro de Hechos, el funcionamiento de los pequeños
grupos dio inicio al testimonio de la iglesia en una ciudad — Hch 16:15,
40, 34.
B. Suple a sus integrantes, como miembros del Cuerpo de Cristo, en sus
necesidades básicas, por ejemplo, en el suministro de vida relacionado
con el sistema sanguíneo y los estímulos nerviosos relacionados con el
sistema motor, los cuales tipifican el ministerio de la palabra y los
encargos que la iglesia promueve.
C. Permite que los miembros con un solo talento puedan funcionar, para
que no entierren el don que recibieron — Mt 25:14-18, 24-27.
D. Estimula y desarrolla la habilidad de profetizar de los miembros del
grupo, lo cual coopera con la edificación de la iglesia, mediante el hablar
de todos los creyentes — 1 Co 12:1-3, 15-16, 21; 14:1-3, 31.
E. Facilita la expansión de la vida divina para las personas que están
alrededor del GFM, donde los parientes, los amigos, los vecinos y los
compañeros de trabajo, del colegio, etc., pueden ser ganados para
Cristo — Hch 10:24.
F. Permite que las funciones de los santos sean ejercitadas con miras a la
edificación del Cuerpo de Cristo, tales como — Ef 4:11-12, 15-16; Hch
2:42, 46; Jn 21:15-17:
1. Visitar a los hermanos para apacentarlos, cuidarlos y perfeccionarlos.
2. Reunirse para tener comunión en la enseñanza de los apóstoles.
3. Ejercitar el amor fraternal y el vivir genuino de la iglesia, mediante
la cooperación en las tareas domésticas, trabajos, servicios de la iglesia,
comidas, recreación, entre otras.
4. Promover la palabra actual y los encargos del mover del Señor
(colportaje, charlas, ofrendas, predicación del evangelio, conferencias,
hospitalidad...).
5. Abrir nuevos contactos, teniendo como propósito la expansión del
testimonio de la iglesia.
6. Recuperar a los hermanos que están alejados de la comunión o se han
debilitado.
III. Las reuniones del GFM:
A. Deben tener una naturaleza familiar, informal, de mutualidad y amor.
B. No tienen un programa fijo o protocolar para comenzar o terminar.
C. Deben transcurrir de manera espontánea, viva y siempre en el
espíritu, sin importar las formas fijas o formatos.
D. No hay alguien que dirige ni deben ser direccionadas hacia
determinada persona o invitado.
E. Los himnos no sólo deben ser cantados, sino también hablados; así
también, las estrofas pueden ser disfrutadas con diferentes secuencias,
de acuerdo con el sentir del Espíritu — Ef 5:18, 19.

.
F. Se debe evitar criticar a grupos cristianos o a cualquier tipo de
palabras negativas. Intentar enfocarse en los puntos positivos de la
Palabra y ejercitar el espíritu de sabiduría — Ef 1:17; Col 4:5-6.
G. Observaciones útiles en cuanto a la lectura de la Biblia, de libros y a
la comunión en la Palabra:
1. Usar el espíritu, leyendo los textos con repetición o con énfasis en
ciertas frases o palabras.
2. Aprovechar para leer-orar algún versículo o texto importante.
3. Al final de algún tema o incluso de una frase, se puede expresar algún
sentimiento, experiencia, enseñanza o luz recibida en la lectura.
4. Las intervenciones en la reunión no deben perderse en detalles que
desvíen del encargo y de la línea central que sustenta la comunión, ni
deben extenderse para no enfriar el espíritu y el interés de los demás.
5. Se debe evitar que algún hermano con más conocimiento funcione
demasiado, al punto de inhibir la actuación o funcionamiento de los
demás.
6. Al final de la lectura, se debe buscar la aplicación práctica para el
encargo que la Palabra transmitió, considerando la necesidad de los
participantes y los asuntos que la iglesia esté promoviendo.
7. El material a ser utilizado debe estar disponible para todos los
participantes: himnario, Biblia, publicaciones, mensajes, entre otros.
8. Intentar ayudar, en amor, a las personas a nuestro lado,
estimulándolas a funcionar, proporcionando un material o hablando
juntos.
IV. . El liderazgo del GFM: las coyunturas de ayuda — Ef 4:16:
A. El liderazgo en el GFM es ejercido mediante la función de los
hermanos que actúan como coyunturas de ayuda, es decir, que actúan
suministrando a Cristo y cooperando de manera oculta para que cada
miembro coopere.
B. Verificar si los participantes saben de las reuniones, si tienen el
material o alguna dificultad.
C. Intentar identificar a los que están más débiles y ayudarlos con la
oración y la comunión (visitas, envío de mensajes o llamadas
telefónicas).
D. Sustentar las reuniones, ser fervientes en espíritu. Además, corregir
los eventuales desvíos, aclarar los puntos dudosos y evitar que los
hermanos se distraigan e involucren en asuntos que no edifican,
conduciéndolos a volverse al espíritu y a la línea del encargo de la
Palabra.
E. La condición para ser una coyuntura de ayuda es tener vida. Así que,
los que desean cooperar deberán hacerlo de manera discreta, con las
personas que están a su alrededor, para que sean vinculadas al Cuerpo
y ejerciten sus dones, principalmente el de profetizar.
F. Alentar a los hermanos a predicar el evangelio y a introducir a las
personas nuevas en las reuniones y actividades del GFM.
G. Establecer reuniones de estudio bíblico, en la misma casa, en la casa
de los interesados o en el lugar que haya más acceso para los

.
participantes (un salón de clases de un colegio, un jardín, un auditorio,
etc.).
H. Utilizar un material que facilite la participación de los nuevos
convertidos e incluso de los incrédulos visitantes (artículos o porciones
de libros espirituales).
I. Cooperar en el orden del ambiente de las reuniones, en las actividades
domésticas y en el cuidado de los niños, a fin de desocupar a los
miembros que están siendo introducidos en el GFM y facilitarles el
disfrute de la comunión.
V. Aumento, multiplicación y composición del GF (Grupo
Familiar):
A. El número ideal de participantes de un GF es de 12 personas. Cuando
se excede ese número es conveniente que haya una multiplicación en
dos o más grupos.
B. El criterio para la composición del GFM depende de las circunstancias
y de las características del ambiente donde está siendo establecido.
En principio, se debe obedecer al aspecto geográfico (por distritos,
barrios, sectores, cuadras, etc.), a fin de facilitar la participación y la
comunión entre los integrantes. En algunos casos, pueden ser
establecidos GFMs para jóvenes, considerando la mayor identificación
entre los grupos etarios y la mayor posibilidad de que haya expansión
entre sus pares.
C. Además de su GFM, cada hermano puede integrar otros GFMs con
carácter especial, tales como: en el colegio, en el trabajo, en la
universidad, o alguno que sea en un determinado idioma (inglés,
alemán...), etc.
VI. Aspectos prácticos en cuanto al uso de libros espirituales en
los GFs:
A. La lectura de libros espirituales es un excelente recurso para que
pequeños grupos familiares se reúnan, a fin de estudiar la Biblia.
B. Puede ser utilizado por grupos formados por familiares, vecinos o
amigos que vivan cerca, o por compañeros de facultad, de colegio o de
trabajo.
C. Reunirse periódicamente para leer los libros con su GFM.
D. Leer en conjunto pequeñas porciones y leer con oración algunos
textos bíblicos.
E. Compartir lo que más llamó la atención de cada uno e intentar
aplicarlo a lo cotidiano, a las dificultades, a la vida familiar y profesional.
Hacer práctica la Palabra de Dios; así, todos participarán activamente y
serán edificados mutuamente.
F. Aprovechar la oportunidad para orar juntos por necesidades o
problemas personales.
G. Siempre que sea posible, traer invitados a la reunión de GFM. De esa
manera, más personas podrán ser suplidas por la Palabra de Dios.
VII. Cómo contactar a las personas:
A. Estar en una íntima y total comunión con el Señor; no tener nada
entre usted y Él — 1 Co 6:17; 2 Co 3:18.

.
B. Tener una confesión completa de todas las fallas, defectos, errores y
prácticas de la carne y del hombre natural, ofensas contra Dios, los
hombres y los pecados — Fil 3:10; 1 Jn 1:8-10.
C. Orar intensamente por la visitación de las personas y orar de manera
específica por las que usted visitará — Jn 15:8, 16; Ef 6:18-19; Ro 1:8-15.
D. Estar constituido de las palabras de la tan grande salvación de Dios
para el hombre — He 2:1-4; 2 Co 5:19.

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