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En 1705, tras la firma del Pacto de Génova entre ingleses y catalanes, Barcelona
se sublevó contra Felipe V. Con el nombre de Carlos III proclamó como rey al
archiduque, que desembarcó en Barcelona. La rebelión catalana desató la guerra en
la Península. En 1706, las tropas que apoyaban archiduque entraron en Madrid y la
corte borbónica tuvo que abandonar la capital a toda prisa. Los reinos de Valencia y
Aragón se sumaron a la rebelión. La causa de Felipe V parecía perdida.
Los años siguientes resultaron difíciles para la causa borbónica, lo que llevó a Luis
XIV a pedir la paz. Se mostró dispuesto a abandonar a Felipe V a su suerte, pero sus
enemigos exigieron que se uniera a ellos para combatir contra su nieto. El monarca
francés se negó y reanudó la lucha.
Los austracistas volvieron a entrar en Madrid en 1710, pero el apoyo del ejército
francés a Felipe V permitió derrotarlos en Brihuega y Villaviciosa, lo que sentenció la
guerra. En 1711, con los aliados replegados en Cataluña, murió sin descendencia
José I, hermano mayor del archiduque Carlos, con lo que este se convirtió en
emperador de Alemania. Inglaterra, que no quería verlo también como rey de España,
buscó la paz; deseo compartido por Luis XIV, que se hizo realidad tras la batalla de
Denain (1712).
El reinado de Felipe V (1700/46) fue uno de los más largos de nuestra historia. En
1724 el rey abdicó en su hijo Luis I, que solo reinó 7 meses ya que murió de viruela,
por lo que Felipe V se vio forzado a volver a reinar hasta su muerte.
Los sucesores de Felipe V fueron sus hijos: Fernando VI (de su 1º matrimonio con
Luisa Gabriela de Saboya) y Carlos III (hijo de Isabel de Farnesio).
Con Fernando VI (1745/59) se firmó la Paz de Aquisgrán (1748), que puso fin a la
guerra de Sucesión Austriaca. En la corte madrileña se disputaron el poder los
partidarios de la alianza con Francia (marqués de la Ensenada) y los de la amistad
con Gran Bretaña (José de Carvajal y Láncaster). Sin embargo, se mantuvo la
neutralidad española en política exterior, mientras se llevaban a cabo importantes
programas de reconstrucción interna.
En política exterior Carlos III llegó a un acuerdo con Luis XV de Francia para poder
encarar el creciente contrabando y las agresiones que sufrían las colonias españolas
por parte de los ingleses: la firma de un Tercer Pacto de Familia (1761). Este
significó la entrada de España en la guerra de los Siete Años (1756/63), que
enfrentaba a británicos y franceses por el dominio colonial.
Gran parte de la contienda se desarrolló al otro lado del Atlántico, donde los
españoles atacaron las posesiones de Portugal, que eran aliados de los ingleses,
quienes a su vez ocuparon La Habana y Manila. La firma de la Paz de París (1763)
puso fin al conflicto, beneficiando los intereses británicos en América del Norte:
España entregó la Florida a Gran Bretaña, cuya pérdida fue compensada al cederle
Francia la Luisiana; y además, España devolvería a Portugal las conquistas
realizadas en la zona del río de la Plata. A cambio, los ingleses se retiraron de La
Habana y Manila.
En 1779, Carlos III y Luis XVI firmaron el Tratado de Aranjuez, que en realidad era
una renovación del Tercer Pacto de Familia. Debido a este pacto, España intervino en
la guerra de Independencia de las colonias británicas de América del Norte, conflicto
que daría lugar al nacimiento de EEUU. España recuperó Menorca pero no Gibraltar.
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a) ¿Con qué monarca comienza a reinar en España la Casa de Borbón a
comienzos del siglo XVIII?
Felipe V.
En 1700 muere sin descendencia Carlos II, último rey de la dinastía de los
Austrias, dejando como heredero al nieto del rey Luís XIV de Francia, Felipe de
Anjou. A ello se opone Carlos, archiduque de Austria, que es apoyado por
Inglaterra. Se inicia así la guerra de Sucesión entre ambos candidatos, que es a
la vez una guerra civil (Castilla frente a la Corona de Aragón) e internacional
(Francia y España frente a Austria, Inglaterra, Holanda y Portugal).
La dinastía borbónica.
Los Decretos de Nueva Planta, aprobados en 1707 para los reinos de Aragón y
Valencia y en 1716 para Cataluña y Mallorca, supusieron la supresión de los
fueros de esos territorios, es decir, de sus leyes e instituciones propias, siendo
sustituidas por las castellanas. Supusieron, por tanto, el fin de la monarquía
confederal establecida por los RRCC y el nacimiento de un estado unificado y
centralista, tanto en lo político-administrativo como en lo económico. Su
importancia histórica es que a partir de entonces nace España como entidad
política unificada y se dio origen a uno de los principales problemas políticos de
la España contemporánea: los movimientos nacionalistas periféricos.
a) ¿Qué rey firmó los Decretos de Nueva Planta?
Felipe V.
Los Decretos de Nueva Planta, aprobados en 1707 para los reinos de Aragón y
Valencia y en 1716 para Cataluña y Mallorca, supusieron la supresión de los fueros
de esos territorios, es decir, de sus leyes e instituciones propias, siendo sustituidas
por las castellanas. Supusieron, por tanto, el fin de la monarquía confederal
establecida por los Reyes Católicos y el nacimiento de un estado unificado y
centralista, tanto en lo político-administrativo como en lo económico.
b) Describa brevemente por qué se produjo dicha guerra, qué países estuvieron
implicados en ella y cuál fue su resultado.
En 1700 muere sin descendencia Carlos II, último rey de la dinastía de los
Austrias, dejando como heredero al nieto del rey Luís XIV de Francia, Felipe de
Anjou. A ello se opone Carlos, archiduque de Austria, que es apoyado por
Inglaterra. Se inicia así la Guerra de Sucesión entre ambos candidatos, que es a
la vez una guerra civil (Castilla frente a la Corona de Aragón) e internacional
(Francia y España frente a Austria, Inglaterra, Holanda y Portugal). En la guerra
civil vence Felipe de Anjou (conquista de Aragón y Valencia en 1707, ocupación
de Barcelona en 1714), mientras que en la internacional se llega a una solución
de compromiso en el Tratado de Utrecht (1713), por el cual se reconoce a Felipe
como rey de España (Felipe V) a cambio de la pérdida de los Países Bajos,
Milán, Nápoles y Cerdeña (para el Imperio Austro-Húngaro), Sicilia (para
Saboya) y Menorca y Gibraltar (para Gran Bretaña).
Carlos III llegó acompañado de varios ministros italianos como Esquilache, ligados al
espíritu de la Ilustración. Se acometieron importantes reformas urbanas en Madrid:
alumbrado público abastecimiento de agua, red de alcantarillado, la Puerta de Alcalá,
el Museo del Prado… Se le conocería como “el mejor alcalde de Madrid”. Los
cambios de usos y costumbres, que también afectaron a la indumentaria, provocó
tensiones. La capa larga y sombrero de ala ancha se pretendía sustituir por el un
pequeño capote y el tricornio. Esta fue la excusa que utilizaron los que no veían con
buenos ojos las reformas y provocó el motín de Esquilache. Al final el rey destituyó a
Esquilache y optó por ministros españoles como Campomanes, Aranda y
Floridablanca.