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Discernimiento en Caliente

Tomar decisiones acertadamente cristianas en corto plazo (casi siempre inmediatamente


después de un acontecimiento o situación que pide una elección sobre algo o alguien)

PASOS BÁSICOS

1. AGRADECER – PEDIR TIEMPO


Agradecer siempre ser tomado/a en cuenta, pero nunca decir inmediatamente sí o no.
Ofrecer pensarlo un poco y luego dar la respuesta.

En el caso que estés delante de una decisión que nadie te ha pedido pero que tu sientes
debes cotejar con el Señor. Es exactamente igual. San Ignacio decía que agradecer era el
primer paso para discernir bien, porque todo se reconocía como don.

2. INVOCAR EL ESPÍRITU SANTO


Pedir al Espíritu la gracia de elegir o acoger lo que lleva más a Jesús y al Reino de Dios,
para el bien de mis hermanos/as y de mi mismo.

3. IDENTIFICAR LO QUE SE EXPERIMENTA Y DE DONDE VIENE


- Analizar lo que se experimenta poniéndole nombre.
Por ejemplo, emociones, pensamientos, dudas, sensaciones en el cuerpo.

Luego de hacer esa reflexión preguntarse, esto me conecta con el espíritu de Dios o con el
Espíritu del mal (recuerda que ya tienes la guía)

4. VER A ¿DONDE LLEVA?


La pregunta clave es ¿A dónde me lleva esto?
 ¿Me hace ser plenamente seguidora de Jesús?
 ¿Me lleva a proyecto del Reino de Dios?
 ¿Me hace solidario con las personas?
 ¿Me hace también solidario contigo misma?

Aquí hay que dar un tiempo prudencial, observando lo que va pasando internamente.

5. DECIDIR Y REAFIRMAR
Tomar la decisión
Preguntarse
¿Qué hay detrás de esta decisión…¿Libertad o miedo, sed de poder o deseo desinteresado
de servir? ¿Hay un deseo de vivir todas las áreas de mi vida en Dios?

6. EVALUAR
¡Ver los frutos que produce!!! Si dan paz profunda, si está en clave de servicio, de amor
por el Señor o si más bien conducen al pensar solo en sí mismo.

Las buenas decisiones se confirman con el tiempo


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Los frutos del Espíritu según San Pablo y San Ignacio de
Loyola son:
La caridad, paz, alegría, longanimidad, Así vemos en los Apóstoles que eran
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, pobres e ignorantes y con gran fortaleza
continencia. Gal. 5 llevaron a todas las partes la "Buena
Nueva".
- Los dones del espíritu son los que edifican la
Iglesia (1 Cor 14,4) Un signo del Espíritu Bueno es la luz y la
paz PROFUNDA, aunque haya algo d
- La fuerza en la debilidad es otro de los dolor según 2 Cor. 7,10
signos de discernimiento del Espíritu según 1
Tes. 1,4 y 2 Cor 2,4...) Otro, la comunión fraterna 1Cor. 12, 13,
que hace respetar y amar a los
miembros de la comunidad, desde un
sentido de cuerpo.
Formas en que el Mal Espíritu nos ataca.

- Miedo.
San Ignacio dice que el Mal se presenta a través del miedo como un perro rugiente que nos paraliza.

Él dice que si nosotros lo enfrentamos, este huirá como un perrito chiguagua. Mientras más miedo
experimentemos más tenemos que ENFRENTARLO. Sólo así nos daremos cuenta de que es un espejismo.

El miedo nos hace sentir desde la perspectiva del mal que no podemos hacer algo. Es un espejismo. Un
antídoto es confiar en lo mejor de nosotros mismos y en Dios, que su gracia nos acompaña y que Él nos
ayudará.

- Nuestro punto más débil


San Ignacio también nos recuerda que el mal utiliza nuestro punto más débil, es decir nuestros traumas y
heridas, agrandándolo, atormentándonos con el pasado o el futuro y en cierta forma imposibilitándonos a
vivir el presente en la realidad TAL CUAL ES, sin agrandarla ni disminuirla.

El mal trata de ponernos en una perspectiva de alerta sobre lo que acontece, pero no viviendo el presente
sino el pasado y el futuro.

Un antídoto es mirar la realidad presente, sin ver lo que paso alguna vez en mi historia o lo que podría
pasar. Centrándonos en el presente aquí y ahora vemos la situación tal cual, buscamos dentro de los
recursos que AHORA como adultos tenemos y la enfrentamos.

- El Silencio.
El mal espíritu dice San Ignacio es como un hombre que quiere cortejar una mujer ajena, engañándola con
halagos pero diciéndole que es necesario estar en secreto.
En nosotros el Mal se presenta como quien a pesar de sentir que algo le incomoda o le pone triste no lo
deja salir, sino que se enreda en sus propias elucubraciones de una situación X.

Cuando hablamos otras personas y especialmente el acompañante espiritual, puede ponernos alerta en
sentido positivo de la forma engañosa del mal a través de nuestras propias elucubraciones, que nos hace ver
sólo una parte de nuestra realidad y no el conjunto.
Un antídoto, es dejarse acompañar con humildad y transparencia, nombrando tal cual sin quitar, ni poner
nada a lo que vamos viviendo.

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