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C.I: 4607165-5
1. Resumen…………………………………………..…………………………..2
2. introducción………...…………………………….……………………………3
3. Discapacidad …………………………………………………………..……...4
4. Concepto de Familia…...……………..………………………………..…..12
8. Conclusiones.……………..………………………………………………….31
9. Bibliografia………………..……………………..……………………………35
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1. Resumen
Para ello se realiza una recopilación bibliográfica sobre la temática, que fue
trabajada y vista de cerca en la práctica de Abordajes en la Discapacidad, de la cual
se participo en el año 2015.
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2. Introducción
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3. Discapacidad
Abordar un tema tan complejo como lo es el rol que tiene la familia en cuanto a
la autonomía de una persona con discapacidad intelectual y reflexionar acerca de esto,
implica necesariamente profundizar en las concepciones más generales de este tema.
Por otro lado, se plantea un “Modelo Social”, que considera que la discapacidad
tiene un origen social, “(…) y principalmente como un asunto centrado en la completa
integración de las personas en la sociedad”. (OMS, 2001; pág. 22). Siguiendo el
planteo de este modelo, no se considera que las limitaciones individuales sean las
raíces del problema, sino que son las limitaciones que impone la propia sociedad para
que la persona pueda manejarse de manera autónoma, la que generan la
discapacidad.
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dar una visión de las diferentes dimensiones de la salud con una perspectiva biológica,
individual y social.
Las características principales de este modelo son dos: por un lado, la creencia
de que el origen de la discapacidad es por un motivo religioso, una venganza de los
dioses. Y por otro lado, se parte de la idea que las personas con discapacidad no
tienen nada que aportar a la sociedad, se los definía como un ser improductivo.
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modo rentable a la sociedad, pero dicha rentabilidad se encontrará
supeditada a la rehabilitación o normalización —y, esto significa, en
definitiva—, supeditarlo a que la persona logre asimilare a los demás
—válidos y capaces— en la mayor medida de lo posible. (Palacios,
2008, pág. 66).
Los dos grandes presupuestos fundamentales, son en primer lugar que el origen
de la discapacidad ya no es ni religioso ni científico como los modelos anteriores, sino
que es social. Y con el término “social” se hace referencia a que las causas no son
individuales, sino que corresponden a la sociedad por la forma en la que está
diseñada.
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mismos derechos que cualquier otro niño, por lo que se plantea una educación
inclusiva, adaptada para todos, y no una educación especial. De acuerdo a estos
principios del modelo social, es fundamental la búsqueda de la inclusión a través de la
igualdad de oportunidades. Este último modelo, fue consecuencia de una larga lucha
de las personas con discapacidad.
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evolucionado, enfatizando una perspectiva ecológica que se centra en la interacción
de la persona con su entorno.
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no limitaciones en el funcionamiento de la persona, no podemos dejar de
tomar en cuenta el contexto en donde funciona esa persona.
Como segunda premisa, plantea que además una evaluación tiene que
tener en cuenta la diferencia cultural, lingüística, de comunicación y
aspectos conductuales propios de cada cultura.
En tercer lugar, hace referencia a que varias veces las limitaciones que
tiene la persona con discapacidad, convive con las capacidades que tiene
el sujeto. Muchas veces se hace énfasis solo en las dificultades que tiene
la persona, y no en potenciar las capacidades o habilidades que tiene esa
persona.
Siempre teniendo muy presente el papel que juegan los apoyos, los cuales se
desempeñan en la mejora de este funcionamiento humano del que venimos hablando.
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dimensiones que se toman en cuanta en el momento de pensar o hacer un análisis del
funcionamiento de la persona.
Son esas cinco dimensiones que se nombraron anteriormente, son las que se
toman en cuenta para realizar una valoración de la discapacidad intelectual, clasificarla
en función de sus características y así planificar los apoyos individualizados que
necesita la persona para mejorar su funcionamiento, con una atención centrada en la
persona, teniendo en cuenta la relación con su familia, contexto y participación.
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La OMS definió la salud como un estado integral de bienestar físico,
mental y social. Es un elemento de la comprensión integrada del
funcionamiento individual, ya que por la condición de salud de un
individuo puede afectar directa o indirectamente a su funcionamiento
en todas o cada una de las cuatro dimensiones del funcionamiento
humano. (2010; pág 45)
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4. Concepto de Familia
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modelo de comportamiento a imitar para con los demás, al igual que lo va a ser la
forma de afrontar los conflictos que se generan en el medio familiar.
Toda familia enfrenta determinados retos en la crianza de sus hijos, uno de ellos
es lograr que ellos puedan ser independientes y autónomos, que se puedan defender
en las diferentes circunstancias de la vida, y el poder tomar decisiones para su futuro.
En el caso de las familias en las que algún integrante tiene alguna discapacidad,
la situación se puede volver un poco más compleja, aunque algunos padres
manifiestan que quisieran que sus hijos tuvieran una vida independiente, en los
hechos no siempre se da de esta manera. Esto puede ser por varias razones, por una
realidad estatal en donde haya falta de servicios para brindar oportunidades en donde
la persona pueda tener una vida más independiente, o por falta de apoyo en las
familias. Muchas veces se prioriza el asistencialismo que el poder brindar las
herramientas a la persona para que pueda valerse por sí misma.
Es de suma importancia que surjan espacios para analizar sobre cómo vive la
familia el proceso del diagnostico de la discapacidad de un integrante, como afronta
esa situación y como va desarrollando las herramientas necesarias, promoviendo una
mejora en el funcionamiento de la persona, y por lo tanto en cada ámbito en donde la
misma se desarrolle.
Cabe aclarar que en este apartado, que no es el objetivo plantearlos como dos
conceptos opuestos, sino poder analizarlos desde un punto de vista dinámico, no
considerándolos como situaciones únicas sin fluctuaciones. Podemos encontrar
matices entre ellos, dependiendo de las circunstancias que se den en lo familiar y de la
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situación puntual que estén viviendo, y como desde el rol del profesional, se puede
acompañar, y efectuar estrategias de trabajo con la familia.
Sin embargo, así como no es adecuado privar de esa libertad de decidir y actuar,
tampoco es adecuado no establecer ningún tipo de control, cuidado o atención de
necesidades. Como alternativa a este tipo de conducta, nos encontramos con el
desarrollo de la autonomía.
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Una conducta autónoma: refiriéndose si la persona actúa según sus
preferencias y sus propios intereses y de forma independiente, sin ser
influido por otra persona o por interferencias no deseadas.
Un comportamiento autorregulado: tener cierto control personal sobre
nuestras acciones, pudiendo analizar el entorno que nos rodea para ser
capaces de dar una respuesta adecuada.
Desarrollo o Capacitación psicológica: sentirse capaz y actuar como tal,
respondiendo a los acontecimientos de manera que sintamos cierto poder
(empoderamiento).
Autorrealización: actuar a partir del conocimiento de sí mismo, de lo
positivo y negativo de uno mismo y así poder sacar el máximo provecho.
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la propia vida y tomar decisiones sobre temas que afecten a la vida de la persona,
siempre contando con los apoyos necesarios para poder hacerlo, así como la familia
cuenta como uno de los apoyos naturales y más importantes para el sujeto.
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5. Familia como Apoyo
Hablar de autonomía e independencia en las personas con discapacidad, lleva a
trabajar conceptos como calidad de vida y destacar la autodeterminación como eje
rector de la formación de sujetos autónomos.
De este modo, Luckasson (2002), citado por AAIDD (2010), define los apoyos
como “recursos y estrategias cuyo propósito es promover el desarrollo, la educación,
los intereses y el bienestar personal, y que mejoran el funcionamiento individual” (pág.
167). En este sentido, se entiende que los apoyos actúan como una herramienta para
poder lograr el equilibrio entre las propias limitaciones del funcionamiento que tiene la
persona con Discapacidad Intelectual, y la relación negativa con el entorno, logrando
una disminución de la situación de discapacidad y así mejorando el funcionamiento de
la persona. Para esto es necesario determinar cuáles son los apoyos que necesita la
persona, destacando que cada persona tiene necesidades diferentes y particulares,
por esto es que el sistema de apoyos tiene como principal característica la
individualidad, singularidad y particularidad con cada persona.
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Por lo expuesto, se hace necesario definir el concepto de “necesidades de
Apoyo”, el cual según Thompson (2009), citado por AAIDD (2010) seria “un constructo
psicológico que hace referencia al patrón e intensidad de apoyos que son necesarios
para que una persona participe en actividades relacionadas con un funcionamiento
humano estándar” (pág. 167).
De acuerdo con esto, según las necesidades propias de cada persona para
mejorar su funcionamiento, es que se piensan los apoyos que cada persona
individualmente necesita. Siguiendo con los planteos de la AAIDD (2010) las personas
con discapacidad intelectual se diferencian del resto de la población por la intensidad
de apoyos que necesitan, “los aspectos básicos para identificar a las personas con
Discapacidad Intelectual se basa en la forma en que el bajo nivel intelectual y las
limitaciones en la conducta adaptativa se manifiestan en la vida cotidiana”. (pág.168).
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6. Las necesidades de las familias.
Se debe tener en cuenta que las necesidades de las familias, varían en función
de algunos factores, como es la edad, condiciones personales, económicas, sociales y
culturales que afectan al contexto familiar. (Giné, C; 2005).
Siguiendo los planteos de Giné, C (2005), el autor expone que el profesional que
trabaja con la familia en una intervención, debe evitar considerar a la familia de la
persona con discapacidad como parte de la problemática de los hijos, ya que “… crea
una barrera importante para la comunicación, una distancia personal que dificulta
cualquier intento de colaboración.” (pág. 11).
Dicho autor prosigue, “aceptar a las familias supone acercarse a ellas sin
prejuicios, ponerse en la piel y valorar los esfuerzos que sin dudas todos llevan a cabo
para enfrentarse a las dificultades en las que se encuentran.” (pag 11). En este sentido
es de suma importancia brindarle a la familia todo el apoyo y la información necesaria
para enriquecer en la crianza de los hijos con discapacidad intelectual, de igual modo
tener presente que hay que aceptar que tanto el padre como la madre pueden diferir
en sus necesidades y en sus opiniones, los padres necesitan también que se les
respete su intimidad sin ser evadidos con preguntas que ellos no deseen.
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estrategias de interacción en las rutinas diarias. Así como también es de suma
importancia estimular y facilitar la participación de su hijo en los contextos sociales.
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7. ¿Qué debería hacer la familia para generar
un proceso inclusivo?
Uno de los retos más importante que se enfrentan las familias es el de formar a
sus hijos para que logren ser independientes y autónomos. En el caso de las familias
en las que algún integrante tiene alguna discapacidad, la situación se puede volver un
poco más compleja, aunque algunos padres manifiestan que quisieran que sus hijos
tuvieran una vida independiente, en los hechos no siempre se da de esta manera. Esto
se debe a diversos factores, ya sea por la falta de servicios y apoyos tanto a las
familias como a las personas que tienen algún tipo de discapacidad, como la visión de
la sobreprotección que tienen tanto en algunas familias como en los distintos servicios
que brinda la sociedad misma, en donde se prioriza mas el asistencialismo que
brindarles las herramientas a la persona para que pueda valerse por sí misma.
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que la persona que tiene alguna discapacidad pueda manejarse de forma más
independiente como fue planteado anteriormente, se puede empezar incluyéndolo en
los aspectos y decisiones familiares.
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por parte de sus padres/madres como compensación a la discapacidad de su
otro/a hijo/a. La adaptación por la que pasan estos/as hermanos/as provocará
en ellos consecuencias negativas (altos grados de ansiedad, sociabilidad más
baja, conflictos con los padres, etc.), pero también positivas (mayor tolerancia y
comprensión hacia los demás, metas en la vida que supongan una contribución
a la humanidad…).
Escasa relación con la familia extensa. La discapacidad de la
persona no suele provoca en la familia extensa un impacto directo, pues la
relación que existe entre la misma y la persona con discapacidad intelectual es
limitada.
Las familias de personas con discapacidad, relegan sus espacios familiares para
atender a las persona con DI, tornando la vida cotidiana familiar centrada en las
necesidades médicas, educativas y de vida diaria de la persona con DI.
Esto se entiende como rasgos en general que suelen pasar en estas familias, no
siendo una característica inmutable, para que una persona pueda comportarse de
manera autodeterminada es necesario que adquiera una serie de habilidades, como
por ejemplo hacer sus propias elecciones, resolver problemas, autoconciencia y
autoconocimiento, es decir conocer lo que puede hacer bien y en lo que puede
necesitar ayuda.
Algunas de las estrategias de acciones que puede realizar la familia para poder
generar un proceso inclusivo son las siguientes:
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Dar apoyo a tener expectativas para ciertas actividades que promueven
el comportamiento autónomo.
Promocionando la interacción con la sociedad, promoviendo actividades
que impliquen relacionamiento con grupo de pares.
En lo que tiene que ver con el proceso de transición a la vida adulta y activa, es
común a todos los individuos que se ubique un poco antes de la finalización del ciclo
educativo. Esta transición no solo implica el ámbito escolar y laboral, sino que incluye
aspecto tales como los sociales, familiares, vivienda y tiempo libre. Este es un proceso
que implica dificultades para todos los jóvenes, pero para los jóvenes con algún tipo de
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discapacidad, en particular la discapacidad intelectual, son aún mayores debido a
múltiples factores, como las limitaciones funcionales, una preparación académica
insuficiente, no coordinación entre los sistemas escolar y laboral y al mismo tiempo la
oferta laboral es inferior a la de la población sin discapacidad, pero si las familias
pueden adaptarse a la situación de discapacidad, brindan apoyo a sus miembros y
generan una seguridad emocional para la vida diaria de estas personas.
Tanto el empleo, como así también las capacitaciones previas forman parte
importante de la transición a la vida adulta de la persona y estas tienen repercusión en
la calidad de vida de los individuos, pero muchas veces las personas con discapacidad
no tienen a su alcance la posibilidad de acceder a estas instancias. Esto se puede dar
por muchas razones, siguiendo a Sarto (2001) se destacan la falta de recursos
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materiales y profesionales de algunos centros educativos, la formación insuficiente y
fallas entre el ámbito educativo y el ámbito laboral, las bajas expectativas por parte de
la familia con respecto a las habilidades y potencialidades por parte de sus hijos o
familiares con discapacidad.
Rodríguez Franco (2007) toma a Freixa (1992) para hacer referencia a las
actitudes familiares en lo que refiere a la formación y la inserción laboral, la autora
señala cuatro actitudes principales, por un lado los padres con edad avanzada que
comienzan a tener preocupaciones relacionadas a su muerte y no brindan importancia
a la inserción al mercado laboral de su hijo/a; en segundo lugar encontramos familias
que infantilizan a su integrante con discapacidad y por este motivo no consideran que
pueda posicionarse como trabajador; otras familias ven en el trabajo de su familiar
beneficios económicos sin contemplar la realización personal del mismo y por último
están aquellas familias que acompasan las etapas del ciclo vital de su hijo con las
aspiraciones laborales.
7.1 Psicoeducación.
Posible intervención con las familias de las
personas con discapacidad.
Para que las familias adquieran las herramientas necesarias para poder
transformar la sobreprotección en autonomía, es necesario intervenir con ellas en
conjunto con la persona con discapacidad. Un posible modelo de intervención es el de
la psicoeducacion.
Citando a Bulacio J.M. y Vieyra, M.C (2003) “Se entiende por psicoeducación al
proceso que permite brindar a los pacientes la posibilidad de desarrollar, y fortalecer
sus capacidades para afrontar las diversas situaciones de un modo más adaptativo”
(pág 2)
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Este modelo de abordaje hace referencia a la educación que se le ofrece a las
personas con discapacidad así como también a sus familias sobre la discapacidad.
Incluye el apoyo emocional, información sobre su discapacidad, y resolución de
problemas; la principal meta es que el paciente entienda la discapacidad que presenta
y cómo a partir de eso adquirir ciertas herramientas que lo ayuden a desenvolverse
mejor en la vida. Sus principales objetivos son desarrollar en la familia expectativas
realistas, reducir la vulnerabilidad de la persona con discapacidad intelectual, mejorar
la comunicación familiar y también evitar el aislamiento social de la familia.
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valorado por sus miembros y en el que interactúan las necesidades a nivel individual y
familiar” (pag 29)
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Como se desarrollo al principio del trabajo, la discapacidad intelectual se
diagnostica antes de los 18 años. Cuando llega la etapa de adolescencia, aparece la
conocida actitud rebelde y desafiante. Los padres de las personas con DI se suma a
los conflictos habituales, la sobreprotección y el miedo al abuso por parte de otras
personas.
Es aquí en esta etapa del ciclo vital que los padres se enfrentan al problema de
la sobreprotección y la autonomía, a muchas familias les resulta difícil separarse
emocionalmente de su hijo y animarlo a que tome sus propias decisiones.
Varios aspectos pueden llegar a dificultarse en esta etapa, por ejemplo las
interacciones con grupo de pares de la persona con discapacidad, la preocupación del
físico, el aspecto educativo comienza a ser a veces un problema, por todo esto se
comienza a incrementar la intensidad de los apoyos tanto en lo educativo como en lo
social.
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intelectual y su familia van a partir para alcanzar las metas terapéuticas, o para poder
guiar mejor el camino para una mejor calidad de vida, de la persona con discapacidad
como su familia.
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8. Conclusiones
Cuando una familia tiene algún integrante con discapacidad intelectual, como ya
se expuso anteriormente, esto se vuelve más difícil de realizar, ya que hablamos de
personas en donde su bajo nivel intelectual y sus limitaciones en la conducta
adaptativa se ven reflejadas en la vida cotidiana, y diariamente se enfrentan a retos
importantes en su desarrollo. Todo esto, sumado a varios factores culturales y
económicos pueden influir en que la crianza de los hijos se encuentre bajo la mirada
proteccionista, en donde se prioriza muchas veces el asistencialismo, que brindarles
las herramientas a la persona para que pueda valerse por sí misma.
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Siguiendo los planteos de Montes Aguilar, M. E y Hernandez sanchez, E (2011),
manifiestan que:
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pertenencia a ese grupo, identificándose con otras personas, esto generalmente les da
un poder para actuar de forma autónoma. Por todo esto planteado podemos destacar
la importancia del impacto que tiene el participar en grupos comunitarios o sociales,
intercediendo de forma positiva en la calidad de vida de las personas con
discapacidad, así como también en sus familias.
Desde nuestro lugar, como actores sociales pienso firmemente que también
podemos ayudar simplemente con el boca a boca, informar a personas conocidas
sobre ciertos beneficios que mucha gente no saben que existen en Uruguay, tanto en
la capacitación laboral o educacional como en oportunidades de trabajo, y por qué no
también poder dar apoyo a familias que conozcamos para que ellos también puedan
ayudar a otras personas.
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que tenga alguna discapacidad intelectual, para así colaborar con la autonomía de esa
persona y evitar la dependencia. La estrategia de apoyos no es algo universal sino que
se elabora individualizada para el sujeto según la intensidad de apoyos que necesite.
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9. Bibliografía
35
Freixa, M. (1990). Familia y deficiencia mental. Realidad, necesidades y
recursos de los hermanos. Depósito digital de la UB. Extraído el día 16 de
enero de 2014 de: file:///C:/Users/giselle/Downloads/01.MFN_1de8.pdf
36
Rojas, M. (1998). Realidad psíquica, vincular y social. Funciones del lazo
familiar. En Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares. (pp. 117-130).
Buenos Aires: (S. n).
37
Verdugo, M. A. y Rodríguez, A. (2009). Guía F. Guía de intervención y apoyo a
familias de personas con discapacidad. Consejería para la igualdad y el
bienestar. Junta de Andalucía. Trama Gestión. (168-169). Recuperado de:
http://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Guia_de_intervencion_y_apoy
o_a_las_fa milias_de_personas_con_discapacidad.pdf
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