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MARIANA BOTERO SAMPER

A00346054
PROCESOS PSICOLÓGICOS II.

Análisis “El señalamiento con el dedo”

La etología humana (“estudio de las costumbres, caracteres y conductas de un organismo en su


medio habitual” [Cyrulnik 2004, p. 126]) es el campo donde esa reformulación se está
desarrollando de manera sistemática. Para ello es importante analizar la relación que se da entre
las funciones biológicas (del cerebro) y las emociones ejecutadas en la acción representativa y
psicomotriz de los niños. Esto nos lleva a cuestionar la adquisición del lenguaje, y cómo este
influye en la construcción del conocimiento en el ser humano y su constitución como sujeto
inmerso en una sociedad.

Como lo plantea el texto de (Cyrulnik, 2004), el niño está en la capacidad de aprender reglas
gramaticales, acentos, y excepciones de estos sin la instrucción de un adulto. Este también
resalta que, en el proceso de desarrollo del infante, la palabra puede remitir no a la cosa
directamente sino a otra palabra que a su vez remite a la cosa; en medio de esto, el niño puede
experimentar placer. Gracias a los estudios del señalamiento con el dedo desde su ontogénesis
permite ver que las conclusiones de este se sitúan alrededor de comportamientos significativos
para el niño, partiendo de allí con adquisición del lenguaje.

A los 9 o 10 meses de edad el bebé extiende todos los dedos hacia el objeto que desea, al ver
que no puede conseguirlo este puede recurrir a la autoagresión. Por otro lado, al mes #11 en el
sexo femenino y el mes #13 en el sexo masculino, se comienza a presenciar el señalamiento con
el dedo. La importancia radica en su significación, pues el niño para poder realizarlo necesita un
pensamiento organizado y la capacidad de representación; esto le permite comprender que
cualquier objeto que se encuentre lejos lo podrá obtener por medio de su madre.

En el video de la pequeña Noeliah podemos observar que esta señala el libro mientras su madre
le habla y se lo enseña. El infante observa el libro, mira a su madre y continúa señalándolo; luego
de esto, lo cierra mirándola a ella nuevamente. Por consiguiente, se da una doble referencia
afectiva al objeto (que puede convertirse en su objeto de designación) y a su madre mediante
la mirada (la cual es su figura de apego). De igual modo, lo anterior sucede en el ejemplo que
expone Cyrulnik acerca de la prueba del vaso de agua en una niña “familiarizada” y otra
“salvaje”; la niña familiarizada (en este caso acompañada por su madre y con una relación
afectiva con el vaso) dirige la mirada hacia su madre en el proceso, mientras que la niña salvaje
accede a este como utensilio más no como un objeto con sentido. Esto nos lleva a entender que
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el acceso al lenguaje no solo precisa requisitos neurológicos y etológicos, sino también afectivos
(Cyrulnik 2004, p. 126).

Los bebes desde su nacimiento constituyen un mundo donde los colores y olores, pero también
los sonidos sobre todo de las PALABRAS intervienen como elementos esenciales, pues
introducen el él cierto orden (Cyrulnik 2004, p. 126). En el cerebro de los infantes suceden
procesos realmente complejos, y el idioma tiene un papel importante en su funcionamiento.
Cuando los bebés se encuentran en su primer periodo crítico del desarrollo aprenden a dominar
los sonidos usados en su idioma (ilustrado en la videoconferencia TED: the linguistic genius of
babies), del cual se esperaría que estudiando el aprendizaje de los sonidos se halle un modelo
del resto del idioma y de los demás posibles periodos críticos en la niñez para el desarrollo
emocional, social y cognitivo. Cerrando esta idea, el idioma tiene un periodo crítico de
aprendizaje en el que los bebés, mediante estadísticas, pueden discriminar todos los sonidos de
todos los idiomas que nosotros no al estar en cultura-dependencia; sin embargo, también se
demostró que para que haya aprendizaje en ellos se requiere de una mirada y de la presencia
del otro que lo signifique.

A partir de lo anteriormente mencionado, cabe analizar cómo estos procesos de desarrollo del
niño traen consigo un alto grado de subjetividad y un aumento progresivo de su aprendizaje. El
infante con el señalamiento tiene la capacidad de una mirada compartida con otro, hay una
intencionalidad y organización mental en donde sabe que él como un YO (en proceso de
configuración y que luego va a ser interpretado como un tú) requiere de un objeto que el otro
(en este caso que él identifica como TÚ) puede darle; esta diada va a permitir la configuración
de ambas figuras como sujetos inmersos en una cultura (sociedades).

Una manera clara para comprender el proceso de construcción del mundo del bebé mediante
los signos, se puede desarrollar con base a la teoría ofrecida por Sanders Pierce, en la cual: El
bebé comienza a comprender signos los cuales no tienen un significado en sí, sino que dependen
de la relación de este con su objeto para un intérprete. Según Pierce "El hombre hace la palabra,
y la palabra no significa nada que el hombre no haya hecho que signifique", refiriéndose al
significado con el uso (la función que este cumple); no tenemos ninguna capacidad de pensar
sin signos. Podríamos ubicar entonces en el caso de Noeliah que: el libro es el objeto, el
señalamiento es el representamen y finalmente, el interpretamen es la respuesta de su madre,
lo cual es generado por el gesto de la niña.
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Finalmente, en palabras de Pierce “el pensamiento está hecho de signos”. Las cosas están en la
realidad, pero para que estas se conviertan en signos se necesita de la mente, y para que haya
semiosis se necesita una mente que la interprete.
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Referencias:

CYRULNIK, Boris (2002), Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la
vida, Barcelona, Gedisa.

https://www.youtube.com/watch?v=yLBuoOWdOdE

https://www.ted.com/talks/patricia_kuhl_the_linguistic_genius_of_babies/up-next#t-598378

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