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En primera instancia, aborda una cuestión importante que es el tema del ahorro.

Sin importar
la suma monetaria que percibamos, el ahorro deberá ser una constante. Arkad sugiere que se
destine el 10 por ciento de las ganancias para este fin, mientras que el 90% restante podría
ser utilizado para satisfacer las necesidades primarias. Arkad afirma que el 90% de nuestras
ganancias nos darán los bienes que requerimos en nuestra vida diaria mientras que las
segundas, las que guardamos, son las que pueden florecer en bienes sustanciales como el Oro
y las tierras.

El segundo tema que trata es el control de los gastos, afirmando que algunas de las
necesidades que consideramos básicas pueden no serlo al final de cuentas y, por tanto,
podríamos dispensar de ellas. Fijar un presupuesto nos ayuda a identificar aquellos gastos
que son inevitables y reducir los que son caprichos fútiles, gastando de manera más sensata
y haciendo rendir el dinero, para finalmente destinarlo a lo que verdaderamente importa.

El Oro guardado dentro de una bolsa contenta al que lo posee y satisface el alma del avaro,
pero no produce nada, así comienza la tercera lección de Arkad, quien considera que hay que
poner a trabajar el dinero, invirtiéndolo en negocios que puedan generar beneficios a largo
plazo y que generen más ganancias. Es muy importante también que se aseguren los tesoros
aun siendo pequeños, de cualquier pérdida, trampa o negocio arriesgado, invirtiendo en
aquellos lugares en los que nuestro capital esté seguro.
Arkad retoma el tema del ahorro en el punto seis con el fin de exponer una cuestión
importante y que nos lleva a la reflexión: ahorrar para asegurar un futuro a nuestros seres
queridos para cuando nos volvamos viejos de una manera sensata y meditada, y prever los
ingresos que nuestra familia tendrá si algún día nosotros llegamos a faltar. Anticiparnos al
futuro es la mejor manera de asegurar el bienestar de nuestros seres queridos.
La riqueza no se limita únicamente a la posesión de bienes materiales, sino que también
abarca los recursos inmateriales que a final de cuentas hacen de la existencia humana una
experiencia integral. Arkad sugiere como última manera de hacer fortuna el cultivar las
habilidades intelectuales, fortalecer los conocimientos, desarrollar las capacidades, estudiar
e instruirse. Esto nos ayuda a saber qué es lo que realmente buscamos en la vida, los objetivos
que perseguimos y a evitar sobre esfuerzos para lograr la prosperidad financiera y humana.

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