ponencia

Recibido: 20/02/2019

Hacia una teología narrativa

encarnada: Aproximación
desde la teología de la acción
Edgar E. Velásquez Camelo
https://orcid.org/0000-0003-1359-3848

Licenciado en Filosofía y Letras, Universidad Pontificia

Bolivariana; estudiante de Teología, modalidad Bachi-
llerato Canónico, Pontificia Universidad Javeriana.
evelasquez@sdbcob.org

FOTO: ELIZABETH WINTERBOURNE (SHUTTERSTOCK)

l objetivo de este escrito1 es presentar tesis que se defiende es la siguiente:

Resumen
cómo hoy en día es cada vez más prepon- una teología narrativa encarnada
La teología, para responder
derante la idea de la teología narrativa orientada al seguimiento de Cristo
a los retos del mundo de hoy,
encarnada como fundamento esencial afecta todos los aspectos esencia- tiene que ser menos discurso
para el desarrollo de una teología de la acción. les de la vida humana en la tierra, sobre Dios y más narrativa en-
esto es, la relación del hombre con carnada testimonial de Dios.
Esta debe dirigirse tanto a la intelección como a
Al reivindicarse el papel de la
la praxis2 que permita, en primer lugar, la apro- el mundo social, político, cultural
narrativa biográfica de cada
piación sistemática de la identidad del creyente3 y económico. creyente, inevitablemente se
y, en segundo lugar, configurar plenamente el Para desarrollar esta tesis, se crea un vínculo con el mundo
y sus dinámicas sociales, po-
seguimiento de Cristo, cuya opción implica, de pro­­pone el siguiente esquema ar- líticas y económicas. En otras
cualquier forma, algunas consecuencias no solo gumentativo: el primer apartado palabras: profesar la fe cris-
espirituales sino sociales, políticas y económicas4. presenta la manera como una teo- tiana, seguir a Jesús, base fun-
logía de corte narrativo responde damental de la espiritualidad,
Las preguntas que orientan esta reflexión son: debe notarse en el actuar del
¿Qué se entiende por teología narrativa en- a las exigencias del mundo actual, creyente en las dinámicas so-
carnada? ¿Qué elementos de la teología de la en que es necesaria la inserción real ciales. El testimonio, como la
acción y de la teología sistemática permiten en el contexto del creyente. El se- mejor forma de decir a Dios,
gundo aborda lo concerniente a las se convierte en el modo privi-
comprender el dinamismo intersubjetivo entre legiado en que se comunica y
teoría y praxis? ¿Cómo el seguimiento de Cristo, implicaciones religiosas, políticas, cultiva la vida espiritual.
en la narrativa existencial de cada creyente, se culturales, económicas y sociales
Palabras clave: teología narrati-
convierte en el punto de partida para una elabo- que tiene un creyente como conse- va, teología de la acción, segui-
ración teológica que se inserta en la realidad? La cuencia del seguimiento del Señor miento de Cristo, testimonio.
 Jesús. El apartado final presenta algunos desafíos
tendientes a hacer efectiva la teología narrativa
encarnada, centrada en el seguimiento de Cristo.
TEOLOGÍA NARRATIVA:
¿UN NUEVO PARADIGMA?
La teología desde su origen fue prevalentemente
narrativa5; es decir, el quehacer teológico, como
lo podemos constatar tanto en el Antiguo como
en el Nuevo Testamento aborda los problemas
centrales de la fe del pueblo judío y del cristia-
nismo naciente, por medio de la narración6. Las
formas literarias7 del texto bíblico, a saber, el
mito, la historia, las leyes, la forma sapiencial,
la hímnica, las epístolas, y el evangelio como gé-
neros, entre otros, son básicamente narraciones
que quieren ser testimonio intemporal de fe del
presente para las futuras generaciones8.
El diálogo de la teología con la cultura tuvo un
desarrollo sistemático de gran envergadura,
luego de que el cristianismo fuera aceptado
como religión pública del Imperio romano9: sur-
gieron conceptos, formulaciones dogmáticas,
elaboraciones de corte abstracto que, por un
lado, defendían la ortodoxia de la fe, y por otro
lado buscaban consolidar la unidad del Imperio.
Por otra parte, aunque los
grandes desarrollos de los Reivindicar la forma
Padres de la Iglesia ocu-
rrieron en el ámbito de la
original del quehacer
teología sistemática, no teológico
dejaron de lado su interés
por la narrativa; San Agustín, por ejemplo, con
las Confesiones reivindicó el papel de la teología
narrativa en diálogo con la teología sistemáti-
ca que se gestaba en los primeros siglos10. Con
lo dicho hasta este punto y sin hacer mención
exhaustiva del desarrollo teológico desde los
Padres hasta hoy, cabe preguntar: ¿Una teología
de tipo narrativo se presenta hoy como nuevo
paradigma?
50
No es un nuevo paradigma porque su novedad
no estriba en su invención, sino en la prevalencia
que tiene hoy en día sobre otras formas de hacer
teología. De hecho, si la teología está en crisis,
como lo afirma Küng, es porque los paradigmas
heredados del saber teológico no responden
a los retos que demanda actualmente el cris-
tianismo11. Si estamos atentos a los “signos de
los tiempos”12, como reclama la constitución
pastoral Gaudium et spes, no es posible seguir
haciendo teología de corte transcendental,
metafísica, cuyas elucubraciones se quedan en
simples teologúmenos que no afectan la vida
del creyente.
Como señala Metz, es importante recuperar la
dimensión narrativa de la teología, que está orien-
tada a rescatar en cada persona la dimensión
mistérica de la revelación de Dios. La narrativa
existencial del seguidor de Cristo se identifica
por su carácter performativo13, práctico y expe-
riencial, cuya utilidad pastoral-liberadora hace
que la biografía se convierta en escenario privi-
legiado de la acción de Dios.
Para Michael Schneider, es necesario pensar la
teología como biografía, reconocer en la narra-
tiva existencial de cada creyente la revelación
de Dios, el acontecer histó-
rico de Dios14. No se trata
de un nuevo paradigma; se
trata de reivindicar la forma
original del quehacer teoló-
gico para que la teología
salga de la crisis y responda de forma acertada a
los retos que le depara el mundo de hoy.
TEOLOGÍA NARRATIVA Y SEGUIMIENTO
DE CRISTO: IMPLICACIONES
El seguimiento de Cristo es el rasgo esencial de
la espiritualidad cristiana. Tiene como objetivo
la plena configuración con el Señor Jesús, de tal
forma que la vida del creyente sea testimonio
creíble de la fe que profesa. Esto tiene algunas
implicaciones religiosas, políticas, sociales y
hasta económicas15.
De nada serviría profesar la fe cristiana si sigue
alimentando un sistema social desigual, una
política corrupta, una economía en contra del
medio ambiente y un
sistema social excluyen- La narrativa implica no
te. Entender la teología
desde la narrativa impli-
hacer incisiones entre
ca no hacer incisiones fe, cultura y vida
entre fe, cultura y vida;
por el contrario, seguir al Señor Jesús debe con-
figurar una narrativa existencial biográfica que
dé cuenta de los principios de fe que rigen la
vida del creyente.
Entre las implicaciones religiosas que atañen a
quien sigue a Cristo está la vivencia de una fuer-
te experiencia de Dios que, lejos de apelar a una
realidad intimista, busca conectar con la realidad
del mundo, o sea, con los signos de los tiempos.
Otro tanto tiene que ver con el cultivo de la vida
espiritual trinitaria, en la que ser hijo en el Hijo de
Dios, por la acción santificante de su Espíritu, le
signifique al creyente ser en el mundo testimo-
nio creíble del amor. Junto a ello está el ejercicio
de contagiar a los demás de la experiencia de
Dios, no por medio de palabras, sino a través del
testimonio, que es la mejor forma de decir a Dios
en un mundo cansado de palabras16.
El que sigue a Cristo y
hace teología con su
narrativa existencial, e
identifica la acción de
Dios en su propia histo-
ria, se siente llamado a
responder a ciertas implicaciones políticas y so-
ciales: en primer lugar, a tener un compromiso
real y contundente con la transformación social
y política del mundo a favor de los oprimidos,
de los pobres, cuya miseria se acrecienta por
la permanencia de un sistema en desmedro de
la dignidad de las personas. En segundo lugar,
siente el llamado a participar activamente como
ciudadano responsable de la política17, no como
un acto meramente orientado a fines particula-
res, sino orientado al bien común. Y, finalmente,
a ser testimonio creíble de la fuerza vital del
51
 Evangelio en la sociedad actual regida por un sis-
tema excluyente, alienador y opresor.
Un creyente en la sociedad
está llamado a ser signo
de contradicción, para
que su vida misma se
convierta en inter-
pelación eficaz a
otros que andan
por el mundo
adormecidos.
Respecto de las
implicaciones
económicas que
atañen al se­
guidor de Cristo,
el papa Francis-
co, con la encíclica
verde, Laudato si´, ex-
presa que un creyente
no puede seguir mantenien-
do un sistema económico que,
por un lado, va en contra del ser humano,
y por el otro daña el entorno natural, la tierra, la
casa común donde compartimos la existencia18.
Quien sigue a Cristo y hace de su narrativa exis-
tencial la forma del quehacer teológico se siente
incitado a ser una persona crítica y a la vez pro-
positiva frente al sistema económico imperante:
el capitalismo salvaje que exprime hasta sus úl-
timas consecuencias la vida misma de la tierra.
De otro lado, tal seguidor se siente convocado
a cultivar una vida simple y a gozar sin obsesio-
narse con el consumo19. Hoy en día, el sistema
social y económico se ha creado con el fin de
dirigir toda la atención al consumo. Cristo, que
libera de la opresión, llama para que en el ejerci-
cio de esa libertad se pueda gozar de la creación
dada por Dios. Así mismo, el creyente se siente
llamado a luchar contra las causas estructurales
de la pobreza que no permiten la promoción
52
integral de todos los seres humanos, sobre todo
cuando el beneficio económico es acaparado
por la minoría20.
Pueden mencionarse otras im-
plicaciones; sin embargo,
las mencionadas bastan
para comprender que
la teología de corte
narrativo, en el se-
guimiento de Cristo,
involucra una in-
serción real en
la situación del
mundo actual,
y puede respon-
der de manera
eficaz a los sig-
nos de los tiempos
para provocar la
irrupción, en este tiem-
po, del Reino de Dios21.
DESAFÍOS DE LA TEOLOGÍA
NARRATIVA: UNA APUESTA EFECTIVA
POR EL SEGUIMIENTO DE CRISTO
La teología narrativa encarnada conlleva a algu-
nos desafíos que, distintos de las implicaciones
mencionadas en el anterior apartado, hacen que
en verdad la narrativa existencial de cada cre-
yente sea un lugar de la revelación de Dios. La
teología tiene por objeto entender de qué ma-
nera Dios se hace inteligible al ser humano, de
qué forma la autoluminosidad de Dios se hace
concreta en la vida de cada ser humano22.
Siendo el ser humano el lugar de la revelación
de Dios, se desprende la preponderante nece-
sidad del testimonio como la mejor forma de
decir a Dios en el mundo actual. No basta la elu-
cubración erudita sobre Dios, porque se corre
el riesgo de que la teología se convierta en un
discurso vacío carente de sentido, que consolida
una persona estancada por la falta de referentes
que soporten la idealidad del texto.
Una persona estancada es, a la vez, alguien que
no cree en el discurso y su poder creador: tal vez
es consciente de su contenido; sin embargo, la
no-credibilidad del discurso anula la creación
lingüística que en él opera. No se cree en el
discurso en cuanto realidad potencialmente po-
sible, sino que se cree en quien lo profiere, y si no
es respaldado por el testimonio, lo dicho pierde
fuerza y efectividad. Un discurso es respaldado
cuando la vida de quien lo profiere da cuenta de
los múltiples escenarios semánticos que operan,
como facilitadores de la vinculación semántica
existencial en su forma lata y concreta23.
Una teología que parte desde lo humano, es
decir, desde abajo, corre el riesgo de perder de
vista el cultivo de la vida espiritual; por esto es
necesario no fragmentar la teología, sino inte-
grarla de tal forma que la narrativa no quede
fraccionada entre lo secular y lo espiritual. La
narrativa de cada creyente es el ámbito donde
acontecen, en toda su complejidad, los dinamis-
mos intersubjetivos de la existencia humana.
Ahora bien, si la teología reivindica el papel de
la narración, esto conlleva que no haya fragmen-
tación entre lo espiritual y lo secular, esto es: la
superación del dualismo platónico.
Otro de los desafíos de la teología narrativa es el
cultivo de un pro-
fundo sentido de Que no haya fragmetación
fe que sea capaz
de leer, aún en entre lo espiritual y lo secular
las contrarieda-
des de la vida, la acción de Dios en la historia.
El ser humano es el responsable de sus actos,
desde la libertad que Dios mismo le ha dado, y
como seguidor de Cristo tiene que aprender a
leer la acción de Dios, la revelación de Dios que
reclama ser atendida en la voz del miserable, del
pobre, del excluido, del que es rechazado24.
En última instancia, la teología narrativa en el
seguimiento de Cristo debe devolver a su lugar
el papel que ocupa la historia personal de vida,
la biografía, como acontecimiento revelador
de Dios. La vida es el principal y primer esce-
nario donde Dios se revela; el seguimiento de
Cristo le permite a la persona reconocer en
su propia narrativa la acción, la revelación de
Dios que se encarna continuamente, para que,
desde su libertad humana y desde el bien que
haga, sea posible la realización del Reinado
de Dios.
CONCLUSIÓN
Una teología narrativa en el seguimiento de Cris-
to reivindica la forma original de hacer teología,
como se puede constatar tanto en el Antiguo
como en el Nuevo Testamento. No es un nuevo
paradigma, sino, por el contrario, la forma ori-
ginal de la reflexión teológica que reclama,
absolutamente, involucrar a todo lo que es el
ser humano. En este sentido, se reconocen algu-
nas implicaciones religiosas, políticas, sociales
y económicas que irrumpen para hacer efecti-
vo el Reinado de Dios en la historia; y ese es el
objeto principal de la evangelización. Sin lugar a
duda, es el mismo Señor Jesús quien hace de la
historia del ser humano la revelación plena de lo
que debe ser cada uno como hijo de Dios en el
mundo.
El seguimiento de
Cristo, base fun-
damental de la
espiritualidad cris-
tiana, es “un estilo
de vida”. No se puede seguir a Cristo sin vincular,
en todo su sentido, la existencia, lo cual implica
que la vida de la persona, su narrativa existencial
y la complejidad que encierra su biografía sea un
claro testimonio de la fe. El testimonio, en efec-
to, es la mejor forma de decir a Dios, porque no
agota la revelación en un “discurso sobre Dios,”
53
 sino que la extiende integralmente a todas las
dimensiones del ser humano.
La teología, para responder a los retos que de-
manda el mundo de hoy, debe apuntar hacia una
teología narrativa encarnada. Esto implica que la
identidad de ser cristianos no sea simplemente
de “nombre” sino que la identidad trinitaria per-
mee la acción del creyente en el mundo, y aquel
sea protagonista de la transformación política;
que vele porque las estructuras sociales sean
justas en el ámbito económico, social y cultural;
que además busque el cultivo de la vida espiri-
tual como factor integrante para hacer de la
narrativa existencial el lugar primordial donde
acontece Dios.
NOTAS
1 sucesos de su vida que para él fueran poco dignos
Revisión y adaptación de la ponencia “Hacia
una teología narrativa encarnada: Aproxima-
ción desde la teología de la acción”, presentada
en el segundo Coloquio de Estudiantes de Teo-
logía, de la Pontificia Universidad Javeriana, el
17 de octubre del 2018; trabajo acompañado por
el profesor Daniel de Jesús Garavito Villarreal.
2 simbólico oculto. No podía entender su propia
Ver el artículo de Ellacuría “La teología como
momento ideológico de la praxis eclesial”.
3
Ver Metz, La fe, en la historia y la sociedad, 164-
177.
4
Para Juan Luis Segundo, el seguimiento
de Cristo en América Latina tiene una fuerte
conexión con el compromiso político de trans-
formación social. Se entiende aquí política no
simplemente como quehacer gubernamental
sino, sobre todo, la acción comprometida de los
ciudadanos que propende a la construcción de
un mundo más justo y solidario. Ver Segundo,
Liberación de la teología, 81-110.
5
Ver Metz, La fe, en la historia y la sociedad, 164-
177.
54
6
Paul Ricoeur resalta la importancia de la na-
rrativa y su papel conmemorador en la reflexión
teológica judía y cristiana. La polifonía de la
revelación del texto bíblico expresa, en las múl-
tiples formas literarias, la revelación de Dios que
se hace Palabra en la palabra. Ver Ricoeur, Fe y
filosofía. Problemas del lenguaje religioso.
7
Ibíd.
8
Ibíd.
9
Ver Aguirre, Ensayo sobre los orígenes del
cristianismo. De la religión política de Jesús a la
religión doméstica de Pablo.
10
Al respecto, Cassirer afirma que “el primer
gran ejemplo de lo que es y significa una auto-
biografía nos lo ofrecen las Confesiones de San
Agustín; aquí tropezamos con un tipo bien dis-
tinto de examen propio. Agustín no relata los
de recordación; el drama que nos comunica es el
drama religioso de la humanidad. Su conversión
no es sino la repetición y el reflejo del proceso
religioso universal, de la caída y la redención del
hombre. Cada línea del libro de Agustín posee
además de un sentido meramente histórico otro
vida o hablar de ella más que con el lenguaje sim-
bólico de la fe cristiana; con este procedimiento
se convirtió en un gran pensador religioso y
en el fundador de una nueva psicología, de un
nuevo método de introspección y autoexamen”
(Cassirer, Antropología filosófica: introducción a
una filosofía de la cultura, 49).
11
Küng, Teología para la posmodernidad: funda-
mentación ecuménica, 109-139.
12
Ver Schickendantz, “Una elipse con dos focos.
Hacia un nuevo método teológico a partir de
Gaudium et spes”.
13
Ver Ladrière, La articulación de sentido, 279-
296.
14
Ver Schneider, Teología como biografía: una
fundamentación dogmática.
15
Se podrían mencionar más aspectos, pero por
efectos de la delimitación nos dedicaremos a los
aspectos mencionados.
16
Ver Velásquez, “Discursos vacíos para oídos
estancados. Hacia una hermenéutica de la ac-
ción”.
17
Ver Segundo, Liberación de la teología, 81-110.
18
Ver Francisco. Carta encíclica Laudato si’ sobre
el cuidado de la casa común.
19
Ibíd., 222.
20
Ver Segundo, Liberación de la teología, 81-110.
21
Ver Aguirre, Ensayo sobre los orígenes del cris-
tianismo.
22
Ver Rahner, Oyente de la palabra: fundamen-
tos para una filosofía de la religión.
23
Ver Velásquez, “Discursos vacíos para oídos
estancados”.
24
Quiroz, Eclesiología en la teología de la libera-
ción, 269-284.
BIBLIOGRAFÍA
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cristianismo. De la religión política de Jesús
a la religión doméstica de Pablo. Estella
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Cassirer, Ernst. Antropología filosófica: introduc-
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estancados. Hacia una hermenéutica de
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55