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EL BEL CANTO

Desarrollo[editar]
En el bel canto se buscaba la perfecta producción del legato a lo largo de todo el registro
vocal, como también el desarrollo de elementos virtuosísticos como la coloratura, el trino, la
brillantez de los agudos y sobreagudos y el manejo perfecto de la respiración.
El bel canto floreció y se desarrolló en Italia en la época del Barroco, sin embargo su influencia
en las otras escuelas y estilos fue notable sobre todo hacia finales del siglo XVIII en donde se
pueden encontrar ejemplos en óperas francesas y en el estilo mozartiano de bel
canto adaptado. En Italia el estilo desembocó en una verdadera escuela que tuvo su era de
oro con las composiciones de Rossini, Bellini, Donizetti y los primeros triunfos de Verdi en las
primeras décadas del siglo XIX.

Nota escrita a mano por la célebre contralto Marietta Alboni sobre el declive del bel canto.
El texto francés dice:
"El arte del canto se va, y estará de regreso sólo con la única música verdadera del futuro: la música de
Rossini."
París, 8 de febrero de 1881."
(Tras la firma)

Declive[editar]
Con el pasar de los años el estilo fue pasando de moda y los compositores comenzaron a
privilegiar el uso de cantantes con un entrenamiento distinto. Verdi, en sus obras de madurez
y Wagner privilegiaron a cantantes que supieran declamar más que cantar virtuosísticamente.
Con la llegada de Puccini y la nueva oleada de compositores del verismo italiano
como Mascagni, Leoncavallo, Giordano o Cilea se privilegió un estilo vocal que se acercaba
mucho más a la voz hablada, ya no se requería el uso de la coloratura, ni del trino ni alardes
de control del fiato ni agudos o sobreagudos.
Si bien el estilo siguió siendo enseñado por algunos célebres maestros a lo largo del siglo XIX
como Manuel Vicente García, Francesco Lamperti o Mathilde Marquesi con el correr de los
años se fueron perdiendo las bases del estilo hasta llegar al periodo de 1930-1950 en que casi
se perdió tanto el estilo como la técnica.
Con el triunfo en el gusto del público de las óperas de Richard Wagner, Giuseppe
Verdi, Richard Strauss y Giacomo Puccini los cantantes comenzaron a usar un estilo vocal
que poco tenía que ver con el bel canto. Si bien se conservaban ciertos elementos
fundamentales del canto como el manejo de la respiración y el legato, otros como el uso de la
coloratura perdieron validez y se volvieron anacrónicos.
El repertorio belcantista pasó de moda y sólo seguían en carteleras algunos títulos que
prontamente se convirtieron en meras curiosidades que en manos de cantantes sin verdadero
entrenamiento estilístico se ganaron la fama de ser óperas insulsas, inverosímiles y ridículas.

Renacimiento del Bel canto[editar]


Con la llegada de Maria Callas cambió la suerte del bel canto. Callas, con su talento vocal,
educada por una virtuosa belcantista como fue su maestra Elvira de Hidalgo y su talento
dramático eligió títulos que en la época casi no eran representados y le dio nuevos aires a
heroínas que para muchos eran poco creíbles o ridículas.
Así títulos como Norma, Lucia di Lammermoor o La Sonnambula fueron redescubiertos en su
verdadera magnitud y naturaleza vocal y estilística. Otros como Medea de Cherubini, Anna
Bolena de Gaetano Donizetti, Il pirata de Bellini, Armida de Rossini o La
Vestale de Spontini volvieron a los teatros después de décadas de ausencia no solamente
como eventos musicológicos sino también como grandes éxitos de público.
La senda abierta por Maria Callas fue seguida en los años posteriores por otros cantantes
como Joan Sutherland, Leyla Gencer, Teresa Berganza, Luigi Alva, Marilyn Horne, Alfredo
Kraus, Luciano Pavarotti o Montserrat Caballé educados en la tradición del bel canto y que
comenzaron un verdadero renacimiento del estilo que se extiende hasta nuestros días.

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