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INTRODUCCIÓN

El concepto de prueba deriva del latín probe que puede traducirse como
buenamente, rectamente u honradamente, por lo que podríamos decir que prueba
es demostrar o comprobar la verdad de una proposición, cualquiera fuera su
naturaleza.
Así mismo, como enseña DEVIS ECHANDÍA, sin la prueba del derecho estaríamos
expuestos a su irreparable violación por los demás, y el Estado no podría ejercer su
función jurisdiccional para amparar la armonía social y secundariamente
restablecer el derecho conculcado; también relaciona lo presente con el viejo adagio:
“tanto vale no probar un derecho, cuanto no poder probarlo”.

Es así que luego de poder apreciar los diversos conceptos que la palabra “prueba”
puede originar, nos arribamos a conceptuar la prueba de oficio, otorgarle un
concepto que se aproxime, sabiendo que el derecho es una ciencia inagotable.
CAPITULO I
GENERALIDADES

1.1. CONCEPTO

Las pruebas de oficio son aquellas actuaciones realizadas por parte del juez,
quien al encontrarse ante un acopio de pruebas deficientes, y advertir además
que resulta necesario incorporar otros medios de prueba no ofrecidos por las
partes, pero que resultasen necesarias, fundamentales para la resolución de un
caso, ordenando su incorporación y actuación en el proceso. Hasta aquí, se ha
esbozado algunas ideas en torno a la prueba en general y a la prueba de
oficio, en particular, con lo cual, el tema de la prueba de oficio, no debe
entenderse como la implicancia en la búsqueda de la verdad a cualquier
medio, dado que el sistema adversarial es el medio adoptado, y el rol del juez
de dicho sistema es mantener el balance entre las partes en contienda sin
tomar él mismo parte en su disputa.
A la vez, El Código Procesal Penal nos da a conocer la aplicación de la prueba de
oficio en el proceso judicial penal peruano es así que menciona en el Art. 385,
Inc. 2: “El Juez penal, EXCEPCIONALMENTE, una vez culminada la realización
de las pruebas, podrá disponer, de oficio o a pedido de parte, la actuación de
nuevos medios probatorios, si en el curso del debaten resultasen
indispensables o manifiestamente útiles para esclarecer la verdad. El juez
cuidará de no reemplazar por este medio la actuación propia de las partes”.
La prueba de oficio, interviene en el proceso como especie de agente
coadyuvante, para que el Juez, en aras de la obtención de la verdad, pueda
ordenar su actuación, y tras ello, clarificar la decisión a adoptar.

1.2. CARACTERÍSTICAS
El reconocido Jurista y Director del centro de investigaciones y Editorial
de la Universidad San Martín de Porres ROBERTO KEIL ROJAS, establece
ciertas características que le ha otorgado la normatividad peruana a la prueba
de oficio en el proceso laboral, veamos las siguientes:
1.2.1. Inimpugnabilidad: Uno de los primeros excesos que ha puesto la norma
respecto de la prueba de oficio es el tema de que las partes no pueden
impugnar que el juez llame a la prueba de oficio.

1.2.2. Cuestiones probatorias: Otro punto que resulta imprescindible tratar


es respecto a si las partes pueden interpones tachas u oposiciones contra
medios probatorios ordenados de oficio por el juzgador. Es el caso de una
prueba planteada de oficio por el juez, la cual una vez notificada a la
parte, esta procede a oponerse o tacharla en el sentido que no puede o
debe actuarse por diversos motivos. Sobre este punto, la idea
fundamental radica en determinar si resulta permisible que las partes
puedan interponer cuestiones probatorias a las llamadas pruebas de
oficio por el Juez.

1.3. CLASIFICACIÓN DE PRUEBAS Y PRUEBA DE OFICIO

Los medios de prueba pueden clasificarse, atendiendo a la relación de hecho


objeto de la misma, en prueba directa e indirecta.

1.3.1. En la prueba directa, el hecho percibido coincide con el hecho objeto o


fuente de la prueba; así, por ejemplo, en el reconocimiento judicial para
constatar la existencia de ruidos molestos, el hecho percibido (el ruido
molesto) es el mismo hecho llamado a ser materia de la prueba. En otras
palabras se trataría de la percepción inmediata del hecho principal de la
pretensión o la defensa, sin ningún otro hecho (cosa o persona) que
“intermedie” o se interponga para su representación en el proceso.

1.3.2. En la prueba indirecta, el hecho percibido, latu sensu, no coincide con


el hecho objeto de la prueba; el hecho objeto de la percepción es diferente
del hecho objeto de la prueba. Se explica en este sentido “son pruebas
indirectas la confesión, los testimonios, los dictámenes de peritos, los
documentos e indicios, pues el juez sólo percibe la narración de la parte
o el testigo, la relación del perito, el escrito o los hechos indiciarios y de
esa percepción induce la existencia o inexistencia de hecho por probar
(…) la relación entre la percepción del juez y el objeto por probar es
mediata; entre aquél y éste se interpone el hecho que prueba”.

1.4. LOS PRINCIPIOS PROCESALES EN MATERIA DE PRUEBA

En el derecho procesal existen dos sistemas que tratan el tema del impulso
procesal de la prueba: el sistema dispositivo y el inquisitivo, los cuales
pasamos a analizar:

1.4.1. EL PRINCIPIO DISPOSITIVO:


El Principio Dispositivo se fundamenta en la naturaleza privada del
derecho subjetivo deducido en el proceso y su titularidad particular, en
la autonomía de la voluntad y en el derecho a la libertad7; lo que
demuestra efectivamente el sustento jurídico ideológico de los
defensores del sistema dispositivo y que ha motivado su aplicación en el
proceso civil bajo el argumento del derecho irrestricto de las partes.
Juan MONTERO AROCA ha descrito con mucha precisión los elementos
que caracterizan al Principio Dispositivo y que son:
a) La actividad jurisdiccional sólo puede iniciarse ante petición de parte.
b) La determinación concreta del interés es facultad exclusiva de las
partes.
c) Los órganos jurisdiccionales deben ser congruentes con la pretensión
y la resistencia formuladas.
d) Las partes libremente pueden poner fin a la actividad jurisdiccional8.
Según este sistema, las partes tienen en su poder la iniciativa del proceso
y su correspondiente actividad probatoria, por lo que al juez solamente
le está reservado el juzgamiento, y dentro de la controversia delimitada
por las partes.
Sin embargo dentro del mismo sistema inquisitivo la doctrina ha
diferenciado entre el principio dispositivo estricto y el principio de
aportación de parte, consistiendo el primero en la disponibilidad de las
partes sobre el interés privado y la decisión de acudir al órgano
jurisdiccional, en tanto el Principio de Aportación de Parte puede
dividirse en dos elementos: la aportación de los hechos y la aportación
de la prueba9. En primer lugar la aportación de los hechos comprende la
determinación del objeto del proceso, del objeto de debate y el tema de
prueba, siendo que el objeto del proceso implica la individualización de
la pretensión en lo referente a las partes del proceso (elemento
subjetivo), el bien concreto que se pide, la clase de tutela jurisdiccional
solicitada y los hechos que sirven de supuesto a la norma jurídica
(elemento subjetivo); mientras que el objeto de debate son aquellos
hechos aportados por el demandado al sustentar su resistencia, y por
último el tema de prueba que abarca los hechos afirmados por ambas
partes y los hechos controvertidos. En segundo lugar la aportación de la
prueba significa que la iniciativa de la apertura a prueba del proceso
corresponde a las partes y que los únicos medios probatorios a actuarse
serán los propuestos por las partes.
Esta distinción es de sustancial importancia, por cuanto de la
delimitación de la estructura del principio de aportación de parte,
depende a su vez la demarcación de la actuación probatoria de oficio, ya
que el entrecruzamiento de ambos principios proporciona la base de los
sistemas mixtos actuales.

1.4.2. EL PRINCIPIO INQUISITIVO


En opinión de Hernando DEVIS ECHANDÍA el Principio Inquisitivo otorga
al juez facultades amplias en cuanto a la dirección del proceso y la
realización de la actividad probatoria como:
a) La función de investigar la verdad por todos los medios legales a su
alcance.
b) La facultad para iniciar de oficio el proceso.
c) La dirección con iniciativas personales, siendo que estas
características estuvieron presentes históricamente en todo tipo de
procesos, incluyendo por supuesto en el proceso civil.
De la misma manera, aunque con distinto tono, Beatriz QUINTERO y
Eugenio PRIETO reconoce que el sistema procesal inquisitivo permite al
juez ¨promover de oficio el proceso, le corresponde el impulso procesal
subsiguiente y le confiere amplias facultades de investigación y
dirección¨5. Sin embargo la existencia de un proceso inquisitivo puro
funciona mejor en tanto modelo teórico que como un sistema realmente
existente, ya que en contraparte a este sistema se ha desarrollado el
principio dispositivo que pregona el protagonismo de las partes
procesales.
En este sentido el principio inquisitivo en lo que atañe a materia de
prueba implica que el juzgador resulta el directo encargado de la
actividad probatoria, para lo cual goza de todas las atribuciones
necesarias de disponer la actuación de medios probatorios con el fin de
alcanzar la plena convicción del juzgador. Esta situación ha dado lugar a
profundas críticas desde otro sector de la doctrina que considera que el
sistema inquisitivo tiene como figura central al propio Estado y revela
por sí solo un carácter “totalitario”.
Particularmente consideramos que las objeciones al sistema inquisitivo
son sobre todo de índole ideológico y corresponden en cierta medida a
una forma de concebir el proceso dentro de un modelo de sociedad
determinada.
CAPITULO II
LA PRUEBA DE OFICIO EN LAS DIFERENTES RAMAS DEL DERECHO

2.1. LA PRUEBA DE OFICIO EN EL DERECHO PROCESAL PENAL PERUANO


Código Procesal Penal Art. 385, Inc. 2: “El Juez penal, EXCEPCIONALMENTE,
culminada la realización de las pruebas, podrá disponer, de oficio o a
pedido de parte, la actuación de nuevos medios probatorios, si en el curso
del debaten resultasen indispensables o manifiestamente útiles para
esclarecer la verdad. El juez cuidará de no reemplazar por este medio la
actuación propia de las partes”.
Algunos autores, con notable proclividad al sistema inquisitorial consideran
que la carga de la prueba le corresponde al Juez, quien debe dirigir sus
esfuerzos a establecer la verdad sustancial, que es el fin último de todo
proceso judicial, por lo que hasta es impropio decir que corresponde al
acusador/demandante o al acusado/demandado.
Si la carga de la prueba le corresponde Al juez, estamos frente a un juez
investigador, inquisidor, y no frente a un juez juzgador e imparcial. La idea
del juez recolector de pruebas corresponde sin lugar a dudas al sistema
inquisitorial. En nuestra opinión el juez debe permanecer en una actitud
imparcial, para descubrir la verdad objetiva dentro del procedimiento, pero
sin tomar parte en el mismo sino para cubrir con su iniciativa las áreas
dudosas, oscuras o no esclarecidas, y necesarias para el juzgamiento, sobre
la base del aporte probatorio de las partes. En todo caso el juez es un
evaluador de los medios de prueba ofrecidos y de la prueba ya producida.
Frente a este contexto e inclinación sobre su significado y uso de la prueba
de oficio, se expresa el ilustre autor jurista PERCY CHOCANO NUÑEZ, que:
“Las pruebas de oficio no deberían emplearse cuando los medios
probatorios ofrecidos por las partes sean insuficientes, para formar
convicción en el juez, porque la no probanza de lo alegado tiene como
consecuencia la declaración de la pretensión como infundada, los
medios probatorios de oficio deberían estar destinadas a esclarecer los
hechos cuando los medios probatorios actuados generen
incertidumbre por conclusiones contradictorias”.
Es obvio que en el Perú el proceso civil y el penal han seguido un camino
inverso, en el primero el juez ha adquirido un poder inquisitivo y el segundo
parece orientarse por el principio dispositivo.
La facultad oficiosa del Juez de Juicio, está directamente relacionado con la
garantía de imparcialidad del juzgador, garantía que si bien no se encuentra
de manera expresa en nuestra Constitución, se deduce implícitamente del
derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva, reconocido en el
artículo 139 inciso 3 de la Constitución, dentro de la cual se reconoce el
derecho a un Juez independiente e imparcial. El Tribunal Constitucional, ha
dicho que “El derecho a ser juzgado por un Juez imparcial constituye un
elemento del debido proceso reconocido expresamente en el artículo 8 inciso
1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como el artículo
14, inciso 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos…”. Una
manifestación de la imparcialidad objetiva del juez en el proceso penal
acusatorio es, precisamente, la separación de las funciones de instrucción y
juzgamiento.

En otras palabras, en el sistema acusatorio la garantía de imparcialidad


judicial no sólo consiste en la adopción de instrumentos externos al proceso,
sino también en el diseño de reglas al interior del proceso, así lo ha
manifestado la Corte Constitucional de Colombia, señalando que los
instrumentos legales para garantizar la imparcialidad objetiva del juez se
encuentran en:

i) el funcionario que instruye no juzga,


ii) la pérdida de la iniciativa probatoria del juez, pues se entiende
como un tercero imparcial que busca la justicia material y,
iii) la carga de la prueba de la responsabilidad penal corresponde a la
Fiscalía.

Nótese que estos tres instrumentos para garantizar la neutralidad del juez
están referidos al manejo de la prueba en el sistema penal acusatorio.
Siguiendo esta perspectiva en todo sistema que se precie de acusatorio, el
Juez no se encuentra facultado para disponer pruebas de oficio, como la
actuación de pruebas que el Fiscal dentro de su teoría del caso no lo considere
necesario o las que se le pasen por alto a las partes, pues implicaría aún
mantener facultades acordes a un sistema inquisitivo. La clara distribución
de roles, básica característica del sistema acusatorio, ha hecho que en nuestro
nuevo proceso, se le haya privado al Juez del ejercicio de la gran mayoría de
facultades autónomas de investigación, reconocidas por el Código de
Procedimientos Penales. Es decir, de aquellas facultades que el órgano
jurisdiccional puede ejercer de oficio, cuando ninguna de las partes se lo
hubiese requerido e incluso aún, en contra de la voluntad de las mismas. La
realización de tareas investigadoras de corte inquisitivo, a cargo de un juez,
pone en crisis el principio de imparcialidad, porque quiebra la igualdad de
las partes, toda vez que el Juez desciende del estrado a desempeñar un papel
propio de las partes, ajeno por completo a su función de administrar justicia
con imparcialidad.

La imparcialidad está íntimamente relacionada con la calidad de actividad


que desarrolle el Juez. Cuando se conceden facultades de disposición de
pruebas de oficio, se están menoscabando los derechos de las partes de
someterse a un proceso en igualdad de condiciones, surge así una situación
de desigualdad, tanto para la parte acusadora, pero de más desventaja, para
el acusado, que no solo deberá enfrentar al Fiscal, sino también al Juez.
Siguiendo esta línea debemos hacer hincapié referente al Jurista Cafferata
Nores, respecto a la función del Juez, en el proceso penal acusatorio,
manifiesta: "La exigencia expresa de "imparcialidad" ha permitido
redescubrir que su verdadera misión no es la de investigar ni la de perseguir
el delito, sino la de juzgar acerca de él, por lo que no se admiten (o no deben
admitirse) como funciones del juez penal de juicio las de investigar de oficio,
intervenir en la preparación o formulación de la acusación, o procurar por su
propia iniciativa los datos probatorios sobre el caso a fin de obtener el
conocimiento necesario para basar su decisión sobre el fundamento de
aquella".
Por su parte el gran jurista argentino doctor Víctor Vélez, dice al respecto: "el
juez simplemente tiene que decidir, porque en este aspecto es un árbitro de
la regularidad del proceso, cuida que las reglas se cumplan ¿Qué pasa cuando
un juez, durante el juicio, hace una pregunta que se le escapó al Fiscal? Dejó
de ser imparcial e impartial, se puso del lado de una de las partes, hizo un gol
que otro no supo hacer. El contradictorio se asegura cuando se garantiza la
igualdad entre las partes”. Añadiendo a esto es necesario añadir que el
tratadista argentino Eduardo M. Jauchen, destaca que en un sistema procesal
con tendencia acusatoria no está permitido al Juez inmiscuirse en la materia
probatoria decretando pruebas de oficio, para ello recurre a la jurisprudencia
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y manifiesta: “Ya el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, al resolver el caso “De Cubber” se pronunció
en el sentido de que las funciones investigadoras del órgano juzgador en
cuanto a los hechos y datos que puedan servir para averiguar el delito y sus
posibles responsables, puede provocar en su ánimo, incluso a pesar de sus
mejores deseos, prejuicios o impresiones a favor o en contra del acusado que
influyan a la hora de sentenciar. Y aunque ello no suceda, es difícil evitar la
impresión de que el juez no acomete la función de juzgar sin la plena
imparcialidad que requiere el ejercicio de tal actividad. Siguiendo estos
lineamientos el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha declarado en el
caso “Piersack” que desde el punto de vista objetivo el juez o tribunal debe
ofrecer garantías suficientes para excluir cualquier duda legítima sobre la
imparcialidad de su actuación. No basta que el juez actúe imparcialmente,
sino que resulta menester que no exista siquiera apariencia de parcialidad,
ya que lo que está en juego es la confianza que los tribunales deben inspirar
a los ciudadanos en una sociedad democrática”. Cafferata Nores señala que
"la imparcialidad de cualquier juez o tribunal se verá afectada cuando se le
permita (o se le imponga la obligación de) investigar para procurar el
fundamento de la acusación (vgr. La instrucción jurisdiccional) u ordenar o
receptar por propia iniciativa pruebas enderezadas a resolver luego sobre
aquellas en forma definitiva (vgr. incorporación de oficio de nuevas pruebas
al juicio"). "La imparcialidad es la condición de "tercero" del juzgador, es
decir, la de no ser parte, ni estar involucrado con los intereses de éstas, ni
comprometido con sus posiciones ni tener prejuicios a favor o en contra de
ellos; y la actitud de mantener durante el proceso la misma distancia de las
hipótesis acusatoria que de la hipótesis defensiva (indiferencia, neutralidad),
hasta el acto mismo de la sentencia. No es casual que el triángulo con que se
grafica esta situación siempre sea equilátero; tampoco que la justicia se
simbolice con una balanza, cuyos dos platillos están equilibrados a la
distancia del fiel. Implica, a su vez, la igualdad de posibilidades entre
acusación y defensa para procurar mediante afirmaciones y negociaciones,
ofrecimiento y control de pruebas de cargo y de descargo, y alegaciones sobre
la eficacia conviccional de todas ellas, desequilibrar los platillos de la balanza
a favor de los intereses que cada una representa o encarna (verdadero
"control de calidad" de la decisión final)".
En términos prácticos las pruebas de oficio en materia penal nos presentan
una serie de circunstancias que hacen que sea la jurisprudencia la que
module adecuadamente su actuación, por ejemplo, los principios de
presunción de inocencia y adversalidad que priman en el proceso penal en
concordancia con un sistema acusatorio, imponen la obligación del Juez de
absolver cuando surja duda razonable sobre la responsabilidad penal del
imputado o insuficiencia probatoria, no estando obligado a realizar una
actividad probatoria para lograr una condena. Si el Juez en vez de aplicar el
principio rector de presunción de inocencia, dispone practicar actividad
probatoria, en realidad lo que sucede es que se abandona la concepción
adversarial del proceso penal. Por el principio de aportación de parte
(característica del modelo acusatorio) es poco probable hasta imposible
pensar en un supuesto en el que la actividad de las partes deba ser
completada por el Juez, precisamente porque el funcionamiento de la
presunción de inocencia responde a cualquiera de las dudas que al órgano
jurisdiccional se le pueda plantear acerca de la existencia de algún hecho: si
la culpabilidad o la circunstancia agravante no está suficientemente probada
el Juez no tiene que suplir actividad probatoria alguna, sino aplicar la regla
anunciada y declarar la inocencia o la inexistencia de la circunstancia
agravante.
2.2. LA PRUEBA DE OFICIO EN EL DERECHO PROCESAL LABORAL PERUANO

Una de las discrepancias doctrinales que a lo largo de la historia se ha


mantenido en el derecho procesal laboral es la capacidad otorgada al
magistrado de ordenar prueba de oficio. Algunos autores han considerado que
puede existir en medio de esta facultad legal del juzgador una especie de
suplantación de parte, dado que en cierta medida el juez estaría en capacidad
de “auxiliar” a la parte que no ha podido demostrar sus afirmaciones en el
proceso.

Uno de los principales principios que inspiran el contenido de la Ley 29497, es


el de veracidad, el cual exige que los jueces laborales privilegien el fondo sobre
la forma, debiendo primar siempre la verdad real sobre la formal. En otras
palabras, es la traducción del principio de primacía de la realidad en el proceso,
como bien menciona el profesor Plá Rodríguez. No obstante, la búsqueda de la
verdad material en el proceso laboral resulta una labor bastante complicada,
ya que no es poco usual que una vez agotada la etapa de actuación probatoria,
las partes aporten nuevos documentos relevantes para la emisión de una
sentencia que refleje la realidad de los hechos.

Ante esta situación, el artículo 22º de la Nueva Ley Procesal de Trabajo,


concede una facultad especial a los juzgadores y es la de incorporar medios
probatorios de oficio. Se suspende la audiencia de juzgamiento para ser
continuada en un plazo no mayor a treinta días hábiles, en la que se actuará la
prueba recientemente admitida. Pero, ¿qué sucede si se presentan nuevos
medios probatorios una vez emitida la sentencia de primera instancia? Al
respecto, es relevante hacer referencia a lo resuelto por la Corte Suprema en
la Casación Laboral 10815-2015, Lima. En el referido proceso, la parte
demandante adjuntó a su escrito de apelación, correos electrónicos que
acreditaban la existencia de una relación laboral sin solución de continuidad,
logrando que la Cuarta Sala Laboral de la Corte de Justicia de Lima revoque la
sentencia de primera instancia.
Ahora, si bien los documentos eran conducentes a la verdad material, fueron
incorporados sin cumplir las formalidades exigidas por la ley procesal, por lo
que la Segunda Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema,
declaró la nulidad de la sentencia de vista, al considerar que existió una lesión
al debido proceso. En este contexto, es común cuestionarnos hasta qué punto
debe prevalecer la verdad material sobre la formalidad que regula el proceso
laboral, ya que la aplicación de esta última en más de una ocasión implicaría
dejar de lado medios probatorios relevantes para el proceso, generando la
emisión de sentencias que no reflejan la realidad de los hechos.

Al respecto, no considero que la veracidad y formalidad sean principios


reñidos en la Nueva Ley Procesal de Trabajo, existiendo solo una
flexibilización, más no ausencia de este último, siendo posible la admisión de
medios probatorios de oficio en primera y segunda instancia, a excepción de la
sede casatoria, ya que en esta, por su naturaleza, no se revisan nuevamente los
medios probatorios. Dicho esto, si de la prueba aportada en el proceso los
juzgadores advierten la existencia de otros medios probatorios relevantes,
deben incorporarlos de oficio, respetando las formalidades para su admisión,
permitiendo que la otra parte pueda pronunciarse sobre los documentos
admitidos y teniendo cuidado que dicha incorporación no implique la
subrogación de la defensa de una de las partes.

2.3. LA PRUEBA DE OFICIO EN EL DERECHO PROCESAL CIVIL PERUANO

El sistema publicista del Código Procesal Peruano se sustenta en el artículo II


y VI del Título Preliminar referidos al Principio de Dirección y el Principio de
Socialización del Proceso, los que a su vez nos remiten a los deberes de los
jueces consagrados en el artículo 50 incisos 1) y 2) que consisten en: “dirigir
el proceso, velar por su rápida solución, adoptar las medidas convenientes
para impedir su paralización y procurar la economía procesal”, y; “hacer
efectiva la igualdad de las partes del proceso, empleando las facultades que este
Código les otorga”.
Precisamente una de esas facultades para hacer efectiva la igualdad de las
partes es la Prueba de Oficio contemplada en el artículo 194 del mismo texto
legal, en esta norma el legislador ha señalado en su primer párrafo que:
“Cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean insuficientes para
tomar convicción, el Juez, en decisión motivada e inimpugnable, puede ordenar
la actuación de medios probatorios adicionales que considere convenientes”.
Esta fórmula, en criterio de José TARAMONA, permite ordenar las pruebas de
oficio en todo tiempo desde la iniciación de la fase probatoria hasta la
sentencia, y también permite ordenar la ampliación de la prueba ya propuesta
y practicada por las partes, además de la práctica de pruebas no ofrecidas por
las partes, siempre y cuando conciernan a los hechos debatidos y en su
actuación se respeten los derechos de las partes.

En cuanto a la prueba de oficio el profesor Hernando DEVIS ECHANDÍA ha


señalado que el juez en tanto sujeto principal de la relación jurídico procesal y
del proceso, le corresponde decretar oficiosamente toda clase de pruebas, que
estime convenientes para el esclarecimiento de los hechos que interesen al
proceso.
Las palabras del maestro colombiano guardan una sutil diferencia con el
Código Procesal Civil vigente, puesto que mientras en el código peruano los
medios probatorios “deben ser insuficientes” para tomar convicción, de
acuerdo a DEVIS ECHANDÍA las pruebas se actúan para el “esclarecimiento de
los hechos”; de otro lado el código peruano se refiere a “medios probatorios
adicionales que considere convenientes”, en tanto que el citado autor aclara que
se trata de “pruebas para el esclarecimiento de hechos que interesen al proceso”.
Por lo que según esta última parte el tenor del código peruano no habría
establecido ninguna limitación normativa sobre la actuación oficiosa dispuesta
por el juzgador. En cuanto a este tema merece comentarse que esta omisión
puede ser subsanada mediante una interpretación sistemática con el artículo
188 y 190 del código comentado, donde se regula la finalidad, pertinencia e
improcedencia de los medios probatorios y que es plenamente aplicable a la
prueba de oficio, aparte del artículo 196 sobre carga de la prueba.

No obstante la simple regulación de la actividad probatoria del juez ha


merecido irónicos comentarios por parte Eugenia ARIANO DEHO, quien a
propósito de la prueba de oficio ha manifestado que: “De allí que mientras las
partes tienen que “vaciar el saco”, en sus “actos postulatorios (y luego tienen que
callar) y “enseñar todas sus cartas” ofreciendo en ellos todas sus pruebas, el juez,
si quiere –y cuando quiera–, puede ordenar “los actos procesales necesarios al
esclarecimiento de los hechos controvertidos”, pero ciertamente, “respetando el
derecho de defensa de las partes (o sea defenderse del juez no de la
contraparte)”22. La subsistencia de un sistema que combina la prueba de oficio
con el principio de aportación de parte es susceptible efectivamente de este
tipo de críticas, pero no descalifica su tendencia hacia una finalidad concreta
cual es la resolución del conflicto de intereses. Así también lo considera Joan
PICÓ Y JUNOY cuando agrega que actualmente en la búsqueda del
convencimiento judicial acerca de lo discutido en el proceso, tanto las partes
como el juez deben mutuamente colaborar, lo que no supone sustituir a la
parte, sino tan sólo afirmar su compatibilidad23.
Personalmente consideramos que las opiniones de la citada autora sobre la
constitucionalidad del proceso civil y la prueba de oficio tiene un claro
ingrediente ideológico, puesto que parten de una clara concepción del Derecho
que nada tiene que ver con un Estado Democrático con plena vigencia de los
derechos constitucionales, y donde se efectúa una adecuada ponderación de
los intereses en juego. Es por ello que creemos indispensable en el sistema
peruano la actividad probatoria del juez vía prueba de oficio, la que debe ser
utilizada excepcionalmente de manera razonable y respetando el derecho de
defensa de las partes.
CAPITULO III

ANALISIS DE CASO PRÁCTICO

Principio de aportación de parte y prueba de oficio [Casación 1552-2017,


Lambayeque]

Sumilla. La prueba de oficio, como tal y según el Código Procesal Penal, es


discrecional para el órgano jurisdiccional, por tanto, su no utilización no constituye
infracción normativa alguna. Sólo será casacionalmente relevante si éste se inadmite
pese a su pertinencia y utilidad, o si no se llega a ejecutar por una razón no
legalmente justificada o por un motivo no imputable a la parte que lo propuso. En
estos casos, la infracción del principio de aportación de parte es lo relevante, no la
falta de actuación de la prueba de oficio.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA PENAL PERMANENTE

Casación 1552-2017, Lambayeque

Lima, dos de marzo de dos mil dieciocho

AUTOS y VISTOS: el recurso de casación interpuesto por el encausado ERNESTO


VLADIMIR SALDAÑA FLORES contra la sentencia de vista de fojas setenta, de
diecinueve de octubre de dos mil diecisiete, que confirmando la sentencia de
primera instancia de fojas veintitrés, de veintiuno de junio de dos mil diecisiete, lo
condenó como autor del delito de actos contra el pudor agravado de menor de edad
en agravio de S.A.P.M. a diez años de pena privativa de libertad y tratamiento
terapéutico, así como al pago de mil soles por concepto de reparación civil; con lo
demás que al respecto contiene.

Intervino como ponente el señor SAN MARTÍN CASTRO.

FUNDAMENTOS
PRIMERO. Que, conforme al artículo 430, numeral 6 del Código Procesal Penal,
corresponde a este Supremo Tribunal decidir si el auto concesorio del recurso de
casación está arreglado a derecho; y, por tanto, si procede conocer el fondo del
asunto.

SEGUNDO. Que, en el presente caso, (i) si bien se trata de una acusación y condena
por el delito de actos contra el pudor de menor agravado con circunstancias
agravantes, de suerte que se cumple con el principio rector de summa poena o
gravedad de la pena en su extremo mínimo –privación de libertad no menor de diez
ni mayor de doce años (artículo 176-A, numeral 3 y último párrafo del Código Penal,
según la Ley número 28704, de cinco de abril de dos mil seis)–, y (ii) se está ante una
sentencia definitiva que ocasiona un gravamen al impugnante (artículo 427,
apartados 1 y 2, del Código Procesal Penal), es de rigor establecer si se incumple lo
dispuesto en el artículo 428 del referido Código y si el recurso tiene efectivo
contenido casacional.

TERCERO. Que el encausado Saldaña Flores en su recurso de casación de fojas


ochenta y dos invocó los motivos de casación referidos a la inobservancia de
precepto constitucional, al quebrantamiento de precepto procesal, a la violación de
precepto material, a la infracción de la garantía de motivación y a la vulneración de
doctrina jurisprudencial: artículo 429, incisos 1, 2, 3, 4 y 5, del Código Procesal Penal.
Alegó que se infringió la presunción de inocencia y la motivación; que se aplicó
erróneamente el artículo 385 del Código Procesal Penal referido a la prueba de oficio
(se debió realizar una constatación del lugar donde ocurrieron los hechos); que no
concurre lo estipulado en el Acuerdo Plenario número 2-2005/CJ-116; que no se
realizó una corroboración en el lugar de los hechos, la declaración del menor
presentó graves incoherencias y no constan elementos periféricos que corroboren
su versión.

CUARTO. Que, en principio, respecto a la causa de pedir asentada en el numeral 3


del artículo 429 del Código Procesal Penal, no se incorporó argumentos específicos
que contrarresten lo señalado en la sentencia de vista. Luego, su inadmisibilidad,
por falta de razonamientos justificativos, es patente. De otro lado, en cuanto a la
indicada en el numeral 5 del mencionado artículo del aludido Código, el punto que
se plantea no es un problema de inadecuada valoración del Acuerdo Plenario, sino
de violación de las reglas consagradas en él. La sentencia de vista no negó sus
premisas y lineamientos, sino que entendió que la prueba actuada cumplía sus
regulaciones, por lo que este motivo debe rechazarse de plano.

QUINTO. Que, ahora bien, la prueba de oficio, como tal y según el artículo 385,
numeral 2 del Código Procesal Penal, es discrecional para el órgano jurisdiccional,
por tanto, su no utilización no constituye infracción normativa alguna. Sobre la
omisión de actuación de un medio de prueba concreto, es de acotar que sólo será
casacionalmente relevante si éste se inadmite pese a su pertinencia y utilidad, o si
no se llega a ejecutar por una razón no legalmente justificada o por un motivo no
imputable a la parte que lo propuso. En estos casos, la infracción del principio de
aportación de parte es lo relevante, no la falta de actuación de la prueba de oficio.

SEXTO. Que, finalmente, es evidente, de la sola lectura de la sentencia de vista, que


el Tribunal Superior mencionó los agravios del recurso defensivo de apelación y les
dio respuesta, desestimándolos. Se hizo mención tanto a la prueba pericial como a
la prueba personal –del agraviado y de su padre–, de las que no advirtió razones de
incredibilidad subjetiva, incoherencias o vacíos significativos que perjudican el
relato incriminador, así como desde la pluralidad de medios de prueba, fiables,
relacionados entre sí y suficientes, concluyó por la validez de los cargos y la
culpabilidad del imputado.

SÉPTIMO. Que, por tanto, el recurso defensivo carece de contenido casacional. El


núcleo central de la impugnación examinada, que correlaciona la sindicación con los
criterios de seguridad fijados en el Acuerdo Plenario número 2-2005/CJ-116, no
tiene el menor sustento argumental. Por lo expuesto, es de calificarse que el recurso
examinado es manifiestamente infundado, por lo que es de aplicación el artículo 428
numeral 2, literal a), del Código Procesal Penal.
OCTAVO. Que, en función a la conclusión precedente, corresponde aplicar lo
dispuesto por el artículo 504, numeral 2 Código Procesal Penal, por lo que las costas
debe abonarlas el imputado recurrente.

DECISIÓN

Por estas razones:

I. Declararon NULO el auto de fojas noventa y tres, de nueve de noviembre de dos


mil diecisiete; e INADMISIBLE el recurso de casación interpuesto por el encausado
ERNESTO VLADIMIR SALDAÑA FLORES contra la sentencia de vista de fojas setenta,
de diecinueve de octubre de dos mil diecisiete, que confirmando la sentencia de
primera instancia de fojas veintitrés, de veintiuno de junio de dos mil diecisiete, lo
condenó como autor del delito de actos contra el pudor agravado de menor de edad
en agravio de S.A.P.M. a diez años de pena privativa de libertad y tratamiento
terapéutico, así como al pago de mil soles por concepto de reparación civil; con lo
demás que al respecto contiene.

II. CONDENARON al imputado recurrente al pago de las costas del recurso


desestimado de plano y ORDENARON su liquidación al Secretario del Juzgado de
Investigación Preparatoria competente.

III. DISPUSIERON se transcriba la presente Ejecutoria al Tribunal


Superior. HÁGASE saber a las partes procesales personadas en esta sede suprema.
Interviene la señora jueza suprema Zavina Chávez Mella por vacaciones del señor
juez supremo Víctor Prado Saldarriaga.

S.S.

SAN MARTÍN CASTRO


PRÍNCIPE TRUJILLO
NEYRA FLORES
SEQUEIROS VARGAS
CHÁVEZ MELLA
Correcta actuación de prueba de oficio en proceso de divorcio [Casación 22-
2016, Lima]

La potestad de actuar pruebas de oficio se ejerce discrecionalmente por el


magistrado, cuando considera que los medios probatorios ofrecidos por las partes
son insuficientes.

Sumilla: Pruebas de oficio: La potestad de actuar pruebas de oficio se ejerce


discrecionalmente por el magistrado, cuando considera que los medios probatorios
ofrecidos por las partes son insuficientes. Al comprobar el A Quo que no existían
elementos suficientes que permitan establecer fehacientemente el requisito de
temporalidad para determinar el divorcio por causal de separación de hecho,
admitió como pruebas de oficio las fotocopias de la demanda de divorcio
anteriormente interpuesta por el demandante recaída en el Expediente N° 692-
2008, que data de setiembre de dos mil ocho, según se aprecia de la resolución
número dieciséis del diecinueve de diciembre de dos mil catorce que obra a folios
ciento noventa y ocho, la que incluso fue apelada por la parte demandada, por tanto
no se vulnera su derecho de defensa y contradicción como alega.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA SALA CIVIL TRANSITORIA

CASACIÓN 22-2016, LIMA

DIVORCIO POR CAUSAL DE SEPARACIÓN DE HECHO

Lima, veinticuatro de octubre de dos mil dieciséis.

Vista; la causa número veintidós – dos mil dieciséis, y producida la votación con
arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

I. MATERIA DEL RECURSO:


Se trata del recurso de casación interpuesto por Maritza Carrillo Andrade (fojas
315), contra la sentencia de vista contenida en la Resolución número nueve, de fecha
seis de noviembre de dos mil quince (fojas 304) expedida por la Segunda Sala
Especializada de Familia de la Corte Superior de Justicia de Lima, la cual confirmó la
sentencia apelada contenida en la resolución número diecisiete de fecha tres de
marzo de dos mil quince (fojas 199) que declaró fundada la demanda de divorcio
por causal de separación de hecho.

II. FUNDAMENTOS DEL RECURSO:

Esta Sala Suprema mediante la Resolución de fecha quince de marzo de dos mil
dieciséis (folios 42 del cuadernillo de casación) ha declarado procedente el recurso
de casación por la causal de: infracción normativa del inciso 3 del artículo 122 y
artículo 194 del Código Procesal Civil y de las que garantizan el derecho al debido
proceso, sosteniendo que:

1) El Juzgado de primera instancia emitió la resolución número dieciséis (fojas 198),


incorporando al causal probatorio las copias (fojas 176), la cual incidió directamente
en las sentencias expedidas en autos, contraviniendo y desnaturalizando lo previsto
por el artículo 194 del Código Procesal Civil, al no motivar la jueza de la causa dicha
decisión, infringiendo claramente lo dispuesto por el inciso 3 del artículo 122 del
mismo código, sin tener en cuenta que la precitada norma fue dictada para la
actuación de medios probatorios adicionales y no sobre los actuados con el fin de
tergiversar lo expuesto en la demanda;

2) La mencionada resolución no fue puesta en conocimiento de las partes, razón por


la cual se encontró impedida de ejercer el derecho de defensa o de contradicción de
la prueba;

3) Se debió cotejar el contenido de las dos demandas de divorcio que se mencionan


a lo largo del proceso, para advertir que se interpusieron sobre los mismos hechos,
con el mismo medio probatorio y señalando los últimos domicilios conyugales.
Específicamente en la demanda de divorcio tramitada bajo el expediente número
12210-2012 (setiembre 2012) se consigna como último domicilio conyugal la calle
Los Cipreses Manzana E Lote 14 Asentamiento Humano Tacalá, distrito de
Chorrillos, y en la demanda de divorcio tramitada bajo el expediente número 692-
2008 (setiembre 2008) se señala como último domicilio conyugal el ubicado en la
avenida Los Naranjos Lote 24, Tacalá, distrito de Chorrillos, adjuntándose en ambas
el medio probatorio consistente en la constatación policial de dos mil cuatro;

4) Se ha dado orientación destinada a favorecer a la parte accionante, a pesar que la


recurrente ha acreditado con ambas demandas los últimos domicilios conyugales
fijados por el propio demandante, que por motivo de trabajo eran de rotación
periódica, al ser militar, por lo que el último domicilio conyugal no ha podido ser
establecido con precisión en las sentencias dictadas;

5) En la sentencia de vista se ha tergiversado lo declarado por la recurrente en la


audiencia (fojas 153), añadiéndose a su respuesta en relación a la pregunta desde
cuándo se encuentra separada de su esposo, contestó desde la demanda
de divorcio de setiembre de dos mil ocho, lo cual no es cierto;

6) En aplicación de la causal excepcional prevista en el artículo 392-A del Código


Procesal Civil, debe concederse el recurso.

III. CONSIDERANDO:

PRIMERO.- DE LA DEMANDA:

De los presentes actuados Víctor De Los Santos Flores Paz, (fojas 21) subsanada
(fojas 32) interpuso demanda de divorcio por la causal de separación de hecho,
dirigiéndola contra Maritza Carrillo Andrade, manifestando que contrajo
matrimonio civil ante el concejo distrital de Sullana – Piura, el treinta de junio de mil
novecientos ochenta y tres, siendo su último domicilio conyugal en la calle Los
Cipreses, manzana E, lote 14, asentamiento humano Tacalá, La Campiña, distrito de
chorrillos, procreando dos hijos en la actualidad mayores de edad.
Al inicio de su unión marital han convivido aparentemente en armonía, hasta que
después comenzaron las primeras fricciones internas, teniendo que soportar todo
tipo de atropellos, ya sea en forma verbal como por vías de hecho, por celos
enfermizos y carácter violento de su cónyuge, llegando a agredirla en varias
oportunidades, por evitar traumas a sus hijos y por el amor que profesaba a su
cónyuge tuvo que soportar creyendo que todo ese comportamiento era por las
necesidades que venían pasando, ya que era el único que asumía los gastos del hogar
con el bajo sueldo que percibía un técnico del ejército peruano, agravándose con el
nacimiento de sus hijos.

Es por eso, que buscaba ser cambiado de colocación a Provincia, para agenciarse
viáticos y solventar sus necesidades, hecho que no era comprendido por la
demandada, que además viene gozando puntualmente de una pensión de alimentos
que se descuenta de sus haberes mensuales por intermedio de la caja de pensiones
militar – policial a la fecha, así como utiliza sin restricciones todo los servicios de
salud y farmacia que brinda el Hospital Militar Central, como el bazar central del
ejército; pese a ello continuo siendo víctima de maltrato y agresiones verbales que
hicieron insoportable seguir haciendo vida en común, motivo por el cual optó por
retirarse del hogar. Señala además que está separado más de dos años que acredita
con la demanda de alimentos interpuesta ante el Cuarto Juzgado de Paz Letrado de
chorrillos, donde la demandante afirma la fecha de separación del hogar.

SEGUNDO.- CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA

Admitida a trámite la demanda, mediante la resolución número dos de fecha


diecinueve de noviembre de dos mil doce (fojas 33), Maritza Carrillo Andrade,
mediante escrito (fojas 74) sostiene que el cambio del domicilio fue por motivos
laborales para agenciarse viáticos, así también el demandante los dejó en total
desamparo, y el realizar viajes con el demandante se deterioró su salud.

TERCERO.- SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA


Tramitada la litis conforme a su naturaleza, la jueza del Décimo Cuarto Juzgado de
Familia de la Corte Superior de Justicia de Lima expide sentencia, contenida en la
resolución número diecisiete de fecha tres de marzo de dos mil quince, declarando
fundada la demanda, al considerar que, se encuentra acreditado que los cónyuges se
encuentran separados de hecho desde setiembre de dos mil ocho, por lo que a la
fecha de interposición de demanda el veintisiete de setiembre de dos mil doce, se
aprecia que ha concurrido el requisito de temporalidad de la causal invocada.
Acreditándose que ambos cónyuges se encuentran viviendo separados de hecho, y
con la interposición de la demanda se manifiesta la falta de intención de querer
retomar la vida en común con su cónyuge, máxime si la demandada ha señalado
(fojas 154) en la declaración de parte que tiene nueva relación sentimental,
acreditándose el elemento subjetivo de la causal invocada. Asimismo, indica que no
se acredita la existencia de un cónyuge perjudicado con la separación de hecho,
por lo que no procede a señalar la indemnización por daños.

Lea también: Casación 4310-2014, Lima: Procede divorcio por separación de


hecho pese a proceso de alimentos

CUARTO.- SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Apelada la sentencia de primera instancia, la Segunda Sala Especializada de Familia


de la Corte Superior de Justicia de Lima expide la sentencia de vista contenida en la
resolución número nueve de fecha seis de noviembre de dos mil quince,
confirmando la resolución de primera instancia que declara fundada la demanda,
sosteniendo que, no encontrándose acreditado que con posterioridad al año dos mil
ocho, los cónyuges hayan reanudado vida en común, quedan configurados los
elementos objetivo, subjetivo y temporal de la causal, el elemento temporal por
haberse superado ampliamente los dos años ininterrumpidos de
encontrarse separado de hecho, teniendo hijos mayores de edad.

Por lo que, los elementos objetivo, temporal y subjetivo de la causal invocada se


encuentran acreditados, en tanto la vida en común o cohabitación entre cónyuges
no se ha reanudado con posterioridad a la separación. Refiere además que el actor
acredita estar al día en el pago de sus obligaciones alimentarias. Respecto a la
indemnización por la causal de separación de hecho no se ha podido determinar
la existencia de un cónyuge más perjudicado con la separación, por el contrario, la
demandada mediante escrito subsanatorio de fecha diecisiete de mayo de dos mil
trece (fojas 92) en forma expresa se desiste de la indemnización solicitada.

QUINTO.- LA CAUSAL POR INFRACCIÓN NORMATIVA PROCESAL

El texto del artículo 384 del Código Procesal Civil, modificado por la Ley número
29364, establece los fines esenciales del recurso de casación civil: velar por la
correcta aplicación del derecho objetivo al caso concreto y unificar la jurisprudencia
nacional. Ahora bien, velar por la correcta aplicación de la ley significa controlar que
en las decisiones judiciales se haya interpretado o aplicado correctamente la norma
jurídica.

SEXTO.- En cuanto se refiere al recurso de casación por la causal de infracción


normativa procesal, es necesario señalar, en principio, que la impugnante denuncia
la infracción del inciso 3 del artículo 122 y artículo 194 del Código Procesal Civil y
las normas que garantizan el derecho al debido proceso que se encuentra
consagrado por el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú.

Lea también: Indemnización por separación de hecho solo procede cuando es


invocada en proceso de divorcio por causal

SÉTIMO.- El debido proceso regulado como garantía constitucional consagrada en


el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú es un derecho
complejo, cuya función está dirigida a asegurar los derechos fundamentales
consagrados en la Constitución Política del Perú, otorgándole a toda persona la
posibilidad de recurrir a la Justicia para obtener la tutela jurisdiccional de los
derechos individuales, a través de un procedimiento legal en que se dé oportunidad
razonable y suficiente de ser oído, ejercer el derecho de defensa, producir prueba y
de obtener una sentencia que decida la causa dentro del plazo establecido por Ley.
OCTAVO.- El principio de motivación de las decisiones judiciales constituye una
exigencia que está regulada como garantía constitucional, constitucional,
consagrada en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, el cual
asegura la publicidad de las razones que tuvieron en cuenta los jueces para
pronunciar sus sentencias, ello resguarda a los particulares y a la colectividad de las
decisiones arbitrarias de los jueces, quienes de este modo no pueden ampararse en
imprecisiones subjetivas ni decidir las causas a capricho, sino que están obligados a
enunciar las pruebas en que sostienen sus juicios y a valorarlas racionalmente, en
tal sentido, la falta de motivación no puede consistir simplemente, en que el juzgador
no exponga la línea de razonamiento que lo determina a decidir la controversia, sino
también en no ponderar los elementos introductorios en el proceso de acuerdo con
el sistema legal, es decir, no justifica suficientemente la parte resolutiva de la
sentencia a fin de legitimarla, esta norma constitucional ha sido recogida en los
incisos 3 y 4 del artículo 122; inciso 6 del artículo 50 del Código Procesal Civil; y
artículo 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; siendo
que su contravención acarrea la nulidad de la resolución.

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incluso después del divorcio

NOVENO. – Bajo dicho contexto, la motivación escrita de las resoluciones judiciales


constituye un principio y un derecho de la función jurisdiccional y debe ser el
resultado del razonamiento jurídico que efectúa el juzgador sobre la base de los
hechos acreditados en el proceso (los que forman convicción sobre la verdad de
ellos) y la aplicación del derecho objetivo. Sin embargo, cuando dicho razonamiento
jurídico viola las reglas de la lógica en su estructura se incurre en lo que se denomina
como «error in cogitando» o de incoherencia.

DÉCIMO. – En materia probatoria el derecho a la utilización y valoración de los


medios de prueba, se encuentra íntimamente conectado con el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva, que entre sus vertientes engloba el derecho a obtener una
resolución razonable, motivada y fundada en derecho, además de congruente con
las pretensiones deducidas por las partes en el interior del proceso, como también
con el derecho de defensa del que es realmente inseparable. Así, el contenido
esencial de este derecho se respeta siempre que una vez admitidas las pruebas
declaradas pertinentes, sean valoradas por los órganos judiciales conforme a las
reglas de la lógica y de la sana crítica, según lo alegado y probado.

DÉCIMO PRIMERO.- Precisamente, regulando éste derecho fundamental, el


legislador ha optado por imponer al juez, en los términos que señala los artículos
188 y 197 del Código Procesal Civil, la obligación en atención a la finalidad de la
prueba, valorar en forma conjunta y razonada todos los medios de prueba, dado que,
las pruebas en el proceso, sea cual fuera su naturaleza, están mezcladas formando
una secuencia integral; por lo que, es responsabilidad del juzgador reconstruir, en
base a los medios probatorios, los hechos que den origen al conflicto, por lo tanto,
ninguna prueba deberá ser tomada en forma aislada, tampoco en forma exclusiva,
sino en su conjunto, toda vez, que solo teniendo una visión integral de los medios
probatorios se puede sacar conclusiones en busca de la verdad que es el fin del
proceso.

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visitas si perjudica vínculo paterno filial

DÉCIMO SEGUNDO. – La demandada en su recurso de casación señala que el juez


ha incorporado caudal probatorio de oficio que incidió directamente en las
sentencias expedidas en auto, resolución que no fue puesta en conocimiento de las
partes, encontrándose impedida de ejercer el derecho de defensa y contradicción. Al
respecto corresponde señalar que la facultad de actuar medios probatorios de oficio,
previsto por el artículo 194 del Código Procesal Civil (texto primigenio, vigente a la
fecha que se incorporó las pruebas de oficio) se ejerce discrecionalmente por el
magistrado, en tanto considera que los medios probatorios ofrecidos por las partes
son insuficientes, debiendo justificar su decisión en forma motivada la que será
ininmpugnable. Siendo así, al comprobar el Ad Quo la falta de elementos probatorios
suficientes que permitan establecer fehacientemente el requisito de temporalidad
del divorcio demandado, admitió como pruebas de oficio las fotocopias de la
demanda de divorcio anteriormente interpuesta por el demandante recaída en el
expediente número 692-2008, que data de setiembre de dos mil ocho, según se
aprecia de la resolución número dieciséis de fecha diecinueve de diciembre de dos
mil catorce (folios 198), la que incluso fue apelada por la parte demandada, esto es,
tuvo conocimiento de su contenido en forma oportuna, lo que desvirtúa su agravio
en el sentido que se vulneró su derecho de defensa y contradicción, consideraciones
por las cuales no se configura la infracción procesal que alega, más aún si la finalidad
de incorporar pruebas de oficio es resolver un conflicto de intereses o una
incertidumbre jurídica conforme lo señala el artículo III del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, que no hubiese sido posible alcanzar con las pruebas
presentadas por las partes.

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DÉCIMO TERCERO. – La demandada en su recurso casatorio también indica que no


se ha podido fijar el último domicilio conyugal, dado que en ambas demandas de
divorcio señala dos domicilios distintos. Sin embargo, debe precisarse que el Ad
Quem en virtud al caudal probatorio aportado al proceso determinó que desde el
año dos mil ocho ambos cónyuges no han reanudado su vida en común, así se tiene
de:

i) La copia certificada de la denuncia de abandono de hogar ante la comisaría de


mujeres de Puno de fecha seis de enero de dos mil cuatro (fojas 06) donde la
demandada precisó que el demandante dejó el hogar con fecha diecisiete de julio de
dos mil tres;

ii) La fotocopia de la demanda de divorcio recaída en el expediente número 692-


2008 (fojas 176), ambos cónyuges señalan domicilios distintos y acreditan
la separación desde setiembre de dos mi ocho;

iii) La declaración de la demandada quien al ser preguntada por la fiscal sobre el


tiempo de separación con su esposo, responde que después de la demanda
de divorcio haciendo alusión a la primera demanda interpuesta por el actor el año
dos mil ocho, quien incluso reconoce tener una nueva pareja. Por tanto en virtud a
estas instrumentales se acreditó el elemento objetivo y subjetivo para que se
constituya el divorcio por la causal de separación de hecho, así mismo al haber
interpuesto la presente demanda el veintisiete de setiembre de dos mil doce,
también se acredita el elemento de temporalidad, razón por la cual insistir que no
se prueba cual fue el último domicilio conyugal únicamente tiene por objeto dilatar
la solución de la presente controversia, en tanto está probado que ambos cónyuges
no tienen intención de retomar su vida conyugal.

DÉCIMO CUARTO.- En el recurso de casación declarado procedente la emplazada


sostiene que se ha tergiversado lo declarado en la audiencia de pruebas (fojas 153),
añadiéndose a su respuesta en relación a la pregunta desde cuando se
encontraba separada de su esposo contestó desde la demanda de divorcio de
setiembre de dos mil ocho lo cual no es cierto; sin embargo, debe tenerse en cuenta
que de conformidad con lo señalado por el artículo 204 del Código Procesal Civil
(texto primigenio) la actora suscribió el acta de audiencia sin que haya manifestado
su disconformidad sobre el contenido de la misma, encontrándose facultada a
negarse a firmar sobre algún punto que en el que no se encuentre de acuerdo, por lo
que no resulta válido que ahora pretenda cuestionar la validez de dicha audiencia,
razón por la cual este agravio también debe ser desestimado.

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al proceso de divorcio

Finalmente, en cuanto a la aplicación del artículo 392-A del Código Procesal Civil, el
mismo no fue necesario que sea aplicado dado que el recurso de casación fue
declarado procedente por las causales propuestas por la emplazada.

DÉCIMO QUINTO.- Estando a lo señalado, este Supremo Tribunal considera que al


expedirse la sentencia de vista impugnada se ha respetado el derecho de las partes
al debido proceso, la motivación de las resoluciones judiciales y la valoración
adecuada de la prueba, apreciándose de la misma expresa las razones de hecho y de
derecho mínimas que apoyan la decisión adoptada y además responde a las
alegaciones formuladas por las partes dentro del proceso, consideraciones por las
cuales debe desestimarse el recurso de casación propuesto.

IV. DECISIÓN:

Por tales consideraciones y en aplicación de lo dispuesto en el artículo 397 del


Código Procesal Civil.

4.1. Declararon INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Maritza


Carrillo Andrade (fojas 315); en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista
contenida en la Resolución número nueve, de fecha seis de noviembre de dos mil
quince (fojas 304) expedida por la Segunda Sala Especializada de Familia de la Corte
Superior de Justicia de Lima.

4.2. DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial «El


Peruano», bajo responsabilidad, en los seguidos por Víctor De los Santos Flores Paz
con Maritza Carrillo Andrade, sobre divorcio por causal de separación de hecho;
y los devolvieron. Integra esta Sala el Juez Supremo Señor De La Barra Barrera por
licencia del Juez Supremo Señor Mendoza Ramírez. Ponente Señor Romero Díaz,
Juez Supremo.

S.S.
ROMERO DÍAZ
CABELLO MATAMALA
MIRANDA MOLINA
YAYA ZUMAETA
DE LA BARRA BARRERA

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