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Aromaterapiaen el gabinete

La capacidad sanadora de los aceites esenciales

El reino vegetal nos ofrece una sorprendente posibilidad de armonización y sensación


a partir de la aplicación de los aceites, en nuestra vida cotidiana y en nuestras
prácticas profesionales.

La historia terapéutica de los vegetales es casi imposible de rastrear hasta sus orígenes,
y quizá fueron las primeras ramitas arrojadas al primer fuego las que iniciaron este
proceso que transcurrió, a través de los siglos, por la magia, la religión, el perfume, la
cosmética, la moda, la medicina.

Podríamos decir que ellos son la “sangre” de las plantas; son sustancias
hiperconcentradas, muy volátiles, sensibles a las condiciones de luz, temperatura y a
los sonidos de muy alto volumen.

Si bien el término aceite nos lleva a imaginarnos una sustancia oleosa y pesada, los
aceites esenciales, por el contrario, son livianos, livianos, ligeros y no son grasos. Son
insolubles en agua, solubles en alcohol, y se mezclan muy bien en ceras, grasas y
aceites vegetales.

Su extracción exige determinados conocimientos técnicos y el método de mayor


empleo en la actualidad es el de destilación.

Su aplicación exige de nosotros responsabilidad y respeto por las enseñanzas recibidas


y las dosis recomendadas. En general los aceites esenciales tienen mayor efecto
terapéutico cuando se emplea en cantidades infinitesimales.

Pero, ¿cómo acceden a nuestro ser estos amigos vegetales? A través del olfato y de la
piel, cuando utilizamos el hornillo o el vaporizador, y también el nebulizador y el
dispersor o cuando los utilizamos en masajes, baños, y cosmetología.

El uso interno de los aceites esenciales está totalmente excluido de nuestra práctica
profesional.

Los aceites correctamente envasados, y la calidad garantizada, conservan sus


cualidades hasta por tres años. Deben mantenerse es sitios oscuros, con una
temperatura ambiente estable y fresca, en frascos oscuros de vidrio oscuros y bien
cerrados.

Existen preocupaciones básicas para la aplicación de aceites esenciales en


cosmetología, y creemos que conviene recordarlas:

- No se aplican sobre heridas abiertas.

- Se evita que la preparación penetre en los ojos o en la boca.

- Se evitan zonas enfermas o alteradas.

- No se aplican puros sobre la piel.

Su aplicación, a través de la preparación de cremas o geles, exige una capacitación


adecuada y responsable por parte del profesional que deberá conocer
perfectamente la acción de cada aceite, los tipos de piel, su dosificación, frecuencia,
manipulaciones...

La utilización a través del hornillo representa la forma más común de imprimir y


mantener el tenor energético del ambiente.

Suelen utilizarse aceites de acción armonizadora y estabilizadora, aptos para el


ambiente de trabajo, oficinas, gabinetes de estética, consultorios médicos, salas de
estudio, aulas, salones de yoga, artes marciales, danza armonizadora, meditación,
control mental.

Una breve sugerencia:

Albahaca, en tensión nerviosa, fatiga mental, cansancio intelectual.


Enebro, como estimulante y revitalizante.
Bergamota, en estados de tensión nerviosa, ansiedad y/o miedos.
Cedro, de marcado efecto sedante, indicado en tensión nerviosa y ansiedad.
Lavanda, el supresor de tensiones, indicado para todo tipo de problemas nerviosos.
Sándalo, favorece los estados de devoción y meditación.
Geranio, es el aceite a la de la mayoría de aceites esenciales.

Sus formas producirán significativos efectos sobre nuestra psique y contribuirán a


nuestra armonización integral.
Confiemos en la acción terapéutica de estos hermanos de la naturaleza y de sus
manos abramos nuestros niveles más profundos de conciencia en aras de una vida
más plena.

Adela Sanz. Terapeuta corporal, Cosmetóloga. Titular de Adela Sanz Formación de


Profesionales en Estética y Belleza.

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