Después del Concilio de Trento, comenzó una fuerte discusión
sobre el tema de la gracia, ya que el Concilio no se había detenido a explicar la relación entre la gracia y la libertad. Para explicar este tema, surgió en Francia Michel Du Bay, que exageró la importancia y el papel de la gracia en desmedro del rol que juega la libertad en los actos humanos. Su doctrina fue quemada en 1.576, y su autor se sometió a la condenación.
Du Bay había enseñado en la Universidad de Lovaina, y allí tuvo
como discípulo a Cornelio Jansen, (1.585 – 1.638). Este también enseñó en ´Lovaina, y desarrolló algunas tesis de Bayo. A ´su muerte se publicó una obra llamada “Augustinus”, donde exponía su doctrina sobre la relación entre la gracia y la libertad.
Cornelio Jansen(o Jansenio), se acercaba a la postura
protestante, sobre todo, en la afirmación de la maldad de la naturaleza humana y la necesidad de la gracia. El Jansenismo es entonces, una herejía contra la gracia. El planteaba una moral rigorista, y explicaba mal el papel de la justicia divina y el castigo eterno. Sus doctrinas se desarrollaron después de su muerte, y el centro de difusión fue la abadía de Port Royal. El Augustinus de Jansenio fue prohibido en el año 1.641, y en el 1.643, fueron condenadas las tesis jansenistas. A pesar de esta condena, los jansenistas continuaron difundiendo sus doctrinas y crearon una secta.
Los principales enemigos de los jansenistas fueron los Jesuitas,
porque ellos fueron los encargados de refutar sus errores difundiendo los mensajes del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque en el Convento de la Visitación, en la localidad de Paray Le Monial en el sudeste de Francia. En estas apariciones el Señor dio doce promesas, y mostró la inmensidad de su misericordia. Todos coinciden en afirmar que estas revelaciones fueron como una refutación sobrenatural al Jansenismo. Las doce promesas fueron:
1 – Les daré todas las gracias en sus estados.
2 – Pondré paz en sus familias.
3 – Los consolaré en todas sus penas.
4 – Seré su refugio durante la vida y en la hora de la muerte.
5 – Derramaré abundantes bendiciones en todas sus obras.
6 – Los pecadores encontrarán en mi corazón la fuente y el
océano de la misericordia.
7 – Las almas tibias se harán fervorosas
8 – Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
9 – Bendeciré las casas en que mi imagen sea expuesta.
10 – Daré a los sacerdotes el llegar a los corazones más duros.
11 – Los que propaguen esta Devoción tendrán su nombre
escrito en mi corazón.
12 – Los que comulguen consecutivamente nueve primeros