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HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN PERUANA

JAIME CERRON PALOMINO


ROBERTO AGUIRRE PALOMINO
HUANCAYO – 1989
INTRODUCCION
Un tratado específico sobre la Historia y Filosofía de la Educación de nuestro país aún no ha sido
escrito con la atenta reflexión que el caso se merece. Diversas circunstancias han conspirado
contra esa necesidad: los distintos modos de enfocar la periodización de nuestra historia nacional;
la ausencia de fuentes escritas acerca de la evolución de nuestra sociedad primitiva y esclavista;
la variedad de interpretaciones existentes acerca del carácter de la sociedad incaica; el incorrecto
método con que se analizó y se sigue analizando aún el desarrollo económico-social del Perú; la
preferencia que se ha tenido por los textos extranjeros que se han encargado de deformarnos al
desenvolvimiento de nuestra base económica. Un esfuerzo cercano a nuestro propósito es, sin
embargo, la obra de Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdo Gutierrez: Historia de la Educación
en el Perú, quienes tomando como guía el materialismo histórico han logrado en gran medida,
precisar la correspondencia existente entre el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y sus
relaciones sociales de producción. Al lado de este trabajo, es importante mencionar el libro de
Carlos Daniel Valcárcel: Breve Historia de la Educación Peruana, que sintetizando otros
trabajos conexos que el mismo autor ha desarrollado en torno a la época incaica, el coloniaje y la
propia república, viene a llenar un vacío en nuestra información. Empero, esta bibliografía se halla
fuertemente recortada, si tenemos en cuenta que la Filosofía de la Educación no ha sido tratada
al lado de su Historia; es así como, por ejemplo, el trabajo de Carlos Salazar Romero: Pedagogía
y Educación en el Perú, sin hacer mención de todas las Reformas ensayadas en nuestro país,
toca aspectos fundamentales de las doctrinas educativas que nuestros teóricos de la educación
han vendido diseñando. Constituye también un hito especial, la obra de Augusto Salazar
Bondy: En torno a la Educación, que toca aspectos medulares acerca de las causas de nuestro
atraso y el divorcio notorio de nuestra enseñanza frente a las urgentes demandas productivas del
país.
Si bien es verdad que Alejandro O. Deustua, Manuel Vicente Villarán, Joaquín Capelo, Julio
A.Chiriboga, Carlos Cueto Fernandini y Walter Peñaloza Ramella entre otros, nos han entregado
ensayos que reflejan su preocupación individual y de clase, acerca de la problemática educativa,
es preciso señalar que no han llegado a sobrepasar la obra cimera del ilustre amauta José Carlos
Mariátegui, quien aparte de sus Temas de Educación, elabora en el Proceso de la Instrucción
Pública, la más sesuda reflexión en torno a los palpitantes temas que todo buen estadista,
maestro, ideólogo o peruano en general, está en el deber de entender para colocar nuestro sistema
educativo en las condiciones que la sociedad contemporánea exige. Paralelo a este comentario,
es menester reconocer en José Antonio Encinas, el genuino educador que vivió preocupado por
mejorar nuestra superestructura educativa, entregándonos alcances actualizados de una mejor
metodología acorde a una pedagogía del trabajo.
Con el propósito de sistematizar esta investigación, la hemos dividido en cuatro partes. La primera
realiza un escarceo de los primitivos pobladores del Perú, con el propósito de comprender la
correspondencia existente entre la vida material y la conciencia social de los primeros habitantes.
En este sentido, nos han sido valiosos los brillantes artículos trabajados por el autodidactico Emilio
Choy Ma y que han sido compilados dándole el rubro de Antropología e Historia. A través de esta
fuente nos ha sido satisfactorio concluir cómo el desarrollo de las sociedades gentilicias tiene la
misma secuela ya en Oriente como en Occidente, ya en las comunidades egipcias y babilónicas,
como en la azteca e inca.
El desenvolvimiento del período esclavista primero de nuestras culturas preincaicas y luego de la
del Tawantinsuyo, nos ha sido posible pergueñar gracias a la cada vez más prolífica producción
que vienen ofreciéndonos intelectuales de la talla de Luis Guillermo Lumbreras con su: Los
Orígenes de la Civilización en el Perú; Federico Kauffman Doig, con su; Orígen de la Cultura
Andina; Julio Valdivia Carrasco con: El Imperio Esclavista de los Inkas; Alden Manson; Las
Antiguas Culturas del Perú; Justo Cáceres Macedo: Las Culturas Prehispánicas del Perú;
Waldemar Espinoza Soriano: Los Modos de Producción en el Imperio de los Incas; María
Rostorowski de Diez Canseco: Historia del Tawantinsuyu; José Antonio del Busto
Duthurburu: Perú Incaico. Pero básicamente los ensayos elaborados en torno a la
superestructura educativa específica de este período, por el sociólogo peruano Roberto Mac-Lean
y Estenós: La Educación en el Imperio de los Incas, y por Carlos Daniel Valcárcel: Historia de
la Educación Incaica. Nos ha sido también útil la confrontación de los trabajos de Louis Baudin: El
Imperio Socialista de los Incas y de Luis E. Valcárcel: Etnohistoria del Perú Antiguo.
Lo concerniente al Perú feudal-colonial ha contado con la bibliografía siguiente: Wiliam
H. Prescott: Historia de la Conquista del Perú; Virgilio Roel: Historia Social y Económica de
la Colonia, Pablo Macera: Historia del Perú. La Colonia; Garcilazo Inca de la Vega: Historia
General del Perú. Segunda Parte de los Comentarios Reales; Luis Guillermo Lumbreras,
Carlos Araníbar, Manuel Burga, Ignacio López Soria, Alberto Flores Galindo, Heráclio Bonilla,
Ernesto Yepes del Castillo, Julio Cotler y Silesio López, en: Nueva Historia General del Perú;
Juán José Vega, en: La Guerra de los Viracochas;; Fernando Lecaros, en: Visión de las
Ciencias Histórico-Sociales; y en lo atinente al propio terreno de la educación, las obras de:
Daniel Valcárcel: Historia de la Forma de Educación Colonial; Virgilio Galdo
Gutiérrez: Educación de los Curacas. Una Forma de Educación Colonial y la de César Angeles
Caballero: Historia de la Educación Peruana: Período de la Colonia. No dejan de ser
importantes para consulta: Pedro Cieza de León: La Crónica del Perú y Raúl Porras
Barrenechea: Fuentes Históricas Peruanas.
Por último, la novedad que trae este trabajo, es el hecho de considerar nuestro período llamado
tradicionalmente “republicano” como etapa Semifeudal y Semicolonial de nuestra educación,
concretamente en su primer tramo, siguiendo la acertada tipificación que diera el genial ensayista
peruano José Carlos Mariátegui, en sus obras: 7 Ensayos, Ideología y Política y Temas de
Educación. Para abordar lo cual, incuestionablemente se ha tenido que leer a: Francisco García
Calderón, en: El Perú Contemporáneo; Alejandro O. Deustua, en La Cultura Nacional; Manuel
Vicente Villarán: Páginas Escogidas; Víctor Andrés Belaunde, en: La Realidad Nacional; José
Antonio Encinas, en: Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú; Pablo Macera: Trabajos de
Historia; Julio Roldán: Perú, Mito y Realidad; Wilfredo Kapsoli: El Pensamiento de la
Asociación Pro Indígena; Herminio Parra Rivera, en: El Hayatorrismo en la Historia
Republicana; Julio Cotler: Clases, Estado y Nación en el Perú y Augusto Salazar
Bondy: Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo.
LOS AUTORES

LA EDUCACION PRIMITIVA
LA SOCIEDAD PRIMITIVA PERUANA.
Quien quiera conocer las características fundamentales de nuestro pasado primitivo, habrá de
concluir que como toda sociedad del orbe, la nuestra, empezó sin las ataduras que las sociedades
clasistas posteriores aherrojaron sistemáticamente al punto de poner al hombre en condiciones de
servilización. El grafico que sigue, demuestra palmariamente el paso de una sociedad sin clases
a otras, donde el antagonismo está patente:

LOS PRIMEROS POBLADORES.

Como bien dice Justo Cáceres Macedo, en su obra: Las Culturas Prehispánicas del Perú (1):
“La más antigua ocupación humana en los andes se encontró en la cueva de Pikimachay ubicada
a doce kilómetros al norte de la ciudad de Ayacucho. En los niveles inferiores de Pikimachay, en
las fases llamadas: Pacaycasa (22,000 años a.C.) y Ayacucho (16,000 años a.C.), se
descubrieron instrumentos humanos rudimentarios asociado a restos de animales extinguidos
como megaterios, mastodontes, caballos, paleolamas y otras especies pleistocenicas”.

Esto quiere decir que, como lo refuerza Pablo Macera, en Historia del Perú (2): “Las raíces
peruanas son muy viejas. El Hombre llegó al Perú hace miles de años como cazador. Quizás al
principio cazaba animales enormes (elefantes grandes, osos, perezosos gigantes) y tenía que
disputar su alimento a unos feroces tigres que tenían dientes en forma de sable. Después empezó
a cazar venados y vicuñas. Hace 8,000 años, el hombre andino comenzó a experimentar el cultivo
de las plantas. Domestico primero el frejol y la calabaza. Después a otros vegetales (quinua, papa,
etc.). Al final cultivó algodón y maíz. Además de esta domesticación de plantas, los peruanos
llegaron a domesticar grandes mamíferos (llama, alpaca).

Los peruanos de entonces consiguieron crear una sociedad equilibrada con alimentos suficientes
para todos, gracias a una explotación de los recursos tanto del mar (pescados y mariscos) como
de los valles (agricultura) o las alturas (ganado).

Como se ve, en este período el hombre está en constante lucha contra la naturaleza y sus peligros,
más no así contra sus congéneres.

SITUACION DE LOS INSTRUMENTOS DE TRABAJO.

La actividad de los primitivos peruanos del período paleolítico consistió en la elaboración de toscos
artefactos de piedra, valiosos para enfrentarse a las fuerzas de la naturaleza y poder sobrevivir.
Como acertadamente afirman Gonzáles Carré y Galdo Gutierrez (3): “El equipo cultural de estos
primeros recolectores era bastante rudimentario. Pero este equipo en determinadas
circunstancias, se vio enriquecido por la aparición de nuevos instrumentos punzo-cortantes de
mayor eficacia. Es el momento en que hace su aparición en los andes una forma superior de
recolección, que es la caza. El enfrentamiento con animales físicamente de gran fortaleza, exigió
al hombre, a perfeccionar su equipo de instrumentos y a desarrollar nuevas técnicas y
conocimientos para trabajar la piedra creando la punta de proyectil”.

LAS PRIMERAS ACTIVIDADES HUMANAS (Recolección, Caza y Pesca).

En los primeros tiempos, los antiguos peruanos sólo sabían cazar y recolectar sus alimentos.
Macera distingue hasta dos etapas para los Cazadores: una de grandes animales extinguidos y
otra de cérvidos y camélidos. Esto ocurre alrededor de los 20,000 a 6,000 años a.C.

Luego, entre los 6,000 a 2,500 a.C., vendrá la época de la horticultura, esto es, de la domesticación
de plantas. Remarcando mejor este episodio, Macera nos aclara (4): “hasta algo más de 10,000
años, prácticamente todos los hombres de la tierra vivían de alimentos silvestres. Los cazaban o
los recogían. Hace 2,000 años, en cambio, la inmensa mayoría de la humanidad, vivía de la
agricultura”. Los primeros horticultores en la sierra cultivan el frejol.

A partir de 2,500 a.C. se inicia el período del sedentarismo, a partir de cuyo momento los hombres
no están obligados a moverse detrás de sus presas para cazarlas.

AUSENCIA DE PROPIEDAD PRIVADA.

En ese instante, como correctamente apunta Gonzáles (5): “La propiedad sólo se circunscribía a
los instrumentos que fabricaba cada individuo. El conjunto de individuos de ambos sexos,
participaba sin limitaciones, en los beneficios de las actividades económicas de la caza y la
recolección… pero esta manifestación de propiedad fue colectiva, de todos los miembros de la
aldea sobre sus territorios.

AUSENCIA DE CLASES SOCIALES.

A decir de Emilio Choy (6): “La aparición de una clase en una colectividad es acontecimiento que
no ocurre por difusión. El nuevo ritmo que adquirió la agricultura en Chicama y valles adjuntos, son
resultantes de nuevos factores, no sólo fue aumento cuantitativo sino cualitativo. La amplia
producción de los agricultores incipientes transformó a los agricultores que seguía con la pesca y
la recolecta, en agricultores completos… El relevo de la actividad cazadora-pescadora por la
agricultura, indujo a parte de la colectividad, especialmente a los varones, a un proceso
revolucionario… esta ampliación productiva favoreció la formación de excedentes que posibilitaron
el cambio en la estructura social, ocurriendo la transformación inicial, dividiendo la sociedad
comunal en sociedades de clases.”
AUSENCIA DE ESTADO.

El mismo Choy nos dice (7): “La expansión mochica fue precedida de una evolución que abarcó
varios siglos a partir del modesto gobierno sacerdotal en el siglo III a.C., o anteriormente, la riqueza
productiva y la amplitud del valle de Chicama y Moche, permitió el crecimiento de una mayor
población”.

Hay un error cuando se piensa que el Estado aparece con los incas, pero la verdad es que el año
656 d.C., ya el Estado mochica estaba dominado firmemente en varios barrios costeños, entre
ellos el valle de Virú, aunque el comienzo de la organización estatal fue en el Siglo IV o en el 302
d.C.

LA APARICION DEL AYLLU.

Según Luis Guillermo Lumbreras (8): “El Ayllu que es la forma andina del Clan, apareció con la
agricultura, pero más que como un subproducto de ella, como el mecanismo social indispensable
para sustentar la forma de trabajo y la forma de propiedad que nacieron al mismo tiempo en torno
al nuevo medio de producción: la tierra para cultivo o chacra.

El ayllu es una organización de la comunidad, basada en vínculos de parentesco consanguíneo…


La asociación no es por cierto solamente familiar; ella se realiza, en torno a una participación
colectiva en el proceso de producción agrícola y dentro de un marco territorial concreto conocido
como marka que es identificada como propiedad colectiva de los miembros del ayllu… el
surgimiento de la propiedad colectiva no tiene pues el carácter de apropiación de los recursos
naturales, sino de la defensa del trabajo social invertido por los mismo trabajadores. Esta es una
sustantiva diferencia con el carácter y formas que tiene la propiedad privada sobre los medios de
producción y que se basa en la explotación y no en la producción.

El ayllu debió quedar constituido en forma definitiva durante el segundo milenio de la era pasada,
desplazando plenamente a las bandas de cazadores y recolectores…”.

CARACTERES ESPECIFICOS DE LA EDUCACION PRIMITIVA PERUANA.

El estudio de la educación primitiva, nos remite necesariamente a explicar la aparición de los


primeros grupos humanos en nuestro territorio. Al respecto, tenemos por un lado, las
informaciones recientes que nos reporta la Arqueología, la Lingüística, La Historia, la Antropología
y la Etnología; y por otro, el esfuerzo desplegado por científicos sociales de la talla de Julio C.
Tello, Augusto Cardich, Jorge C Muelle, Emilio Choy, Guillermo Lumbreras, Pablo Macera, Luis E.
Valcárcel y otros.

FUENTES.

Particularmente, ni nos contraemos a los antecedentes de la Historia de la Educación, vamos a


encontrar que como dice Gildomero Arista en su obra: El Currículo y la Dependencia Educativa
Peruana (9): “No contamos con una historia de la educación peruana, completa, detallada y
documentada… La obra de Daniel Valcárcel, documentada y descriptiva, cubre sólo la educación
incaica y colonial”. De allí que se hace urgente sistematizar un serio estudio que se proponga a
mostrarnos el verdadero rostro de nuestro fenómeno educativo, acudiendo a los prolíficos datos
que tiene acumulado Jorge Basadre en su Historia de la República.

PUNTO DE PARTIDA.

Los historiadores Gonzáles y Galdo, precisan que (10): “La historia de la educación en el Perú se
inicia también hace 22,000 años, cuando los primeros grupos de recolectores paleolíticos
comienzan a elaborar en nuestro territorio sus primeros toscos artefactos de piedra”.

LA IMITACION.

Los primitivos peruanos, después de largas atentas observaciones de su entorno, en el propio


medio natural, advirtieron la manera cómo las crías de animales son mantenidas y protegidas por
la madre, pacientemente; por otro lado, ven como la sucesión de climas y estaciones en distintas
zonas condicionan la aparición de determinados productos alimenticios, los cuales le servían de
dieta. Esta situación mejoró aún más notablemente, cuando a través de herramientas rústicas,
empiezan a fabricar herramientas mucho más efectivas, utilizando la piedra, el cuerno de los
animales, la madera y los huesos, con los que procederá inclusive al deguello, como se ha
descubierto en los hallazgos de Chivateros. La propia naturaleza andina, sirvió pues de maestra a
los primeros hombres del ande, Este aprendizaje, por efecto multiplicador, es trasmitido con éxito
a las generaciones que se suceden.

LA PRACTICA.

Los hombres que vivieron en esta etapa estaban obligados socialmente a educarse en las
tradiciones y conocimientos del grupo humano en el cual se desenvolvían, a partir de sus propias
experiencias. Como lo señala Gonzáles (11): “La supervivencia en su más amplio sentido
dependía de la eficacia de su aprendizaje y de su correcta aplicación a las condiciones concretas
del paisaje andino”.

SU CARACTER DIFUSO.

Como señalamos en Historia y Filosofía de la Educación Universal (12), la educación en este


estadio es difusa, porque es el propio medio ambiente (naturaleza-sociedad) quien educa. En todo
caso, el grupo social se constituye en núcleo educativo fundamental. La educación, en este
sentido, no es formal.

SU NATURALEZA ACLASISTA.

Como en toda sociedad gentilicia del mundo, en este estadio los primitivos peruanos no están en
pugna contra el hombre o contra un sector de la sociedad, sino más bien enfrentado contra los
rigores del clima y los embates de la naturaleza. En torno a este el historiador E. A. Kosminski, al
referirse a las comunidades tribales nos aclara (13): “Las tribus… llevaban una vida seminómada,
sus ocupaciones principales eran la ganadería y la caza; se dedicaban poco a la agricultura. Con
frecuencia cambiaban de sitio en busca de mejores lugares de pastoreo y caza. Vivían agrupadas
en clanes; cada clan elegía a sus jefes. No existía entre ellos la propiedad privada de la tierra; ésta
pertenecía a todo el clan y era cultivada en común. En aquél entonces no existían clases entre los
bárbaros, todos eran iguales. No tenían Estado, ni reyes. Sólo en tiempo de guerra elegían jefes
militares.

REFERENCIAS

 Justo Cáceres Macedo. En: Las Culturas Prehispánicas del Perú 20.
 Pablo Macera.En: Historia del Perú, p.5.
 Enrique Gonzáles Carré y Otro. En: Historia de la Educación en el Perú, p.19.
 Pablo Macera, Op. Cit. p.25.
 Gonzáles Carré y Otro, Op. Cit. p.21.
 Emilio Choy Ma. En: Antropología e Historia, Tomo I., p.166.
 Choy, op.cit. p. 178.
 Luis Guillermo Lumbreras y Otros.En: Nueva Historia General del Peru, p.11.
 Gildomero Arista. En: El Currículo y la Dependencia Educativa Peruana, p.13.
 Gonzáles Carré y Otro, Op.Cit. p.17.
 , p.19.
 Jaime Cerrón Palomino y Otro.En: Historia y Filosofía de la Educación Universal, p.6.
 Kosminski. En: Historia de la Edad Media, p.7-8.
LA EDUCACION ESCLAVISTA

LAS SOCIEDADES PRE-INCAICAS

SURGIMIENTO DE LAS SOCIEDADES CLASISTAS.

Los descubrimientos de la Arqueología han demostrado que los valles costeños


de Guañape y Virú muestran vestigios de excedentes de maíz, lo cual como dice Emilio Choy,
habría determinado los cambios de la estructura social, dividiendo la sociedad comunal en
sociedad de diversas plantas cultivadas en un nivel que permitía formarse excedentes en beneficio
de una clase dominante.

Queda así confirmado aquello que el materialismo histórico también precisa al explicar que es
fundamentalmente por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que hay que conocer el
salto cualitativo operado en una sociedad determinada. En efecto, como los antiguos pobladores
del Perú, al alcanzar la tecnología del riego, mejoraron enormemente la agricultura, la sociedad
peruana ingresó de lleno a contar con relaciones de producción de subordinación o
dominación, es decir, una fase clasista de organización social. A este momento corresponden
las culturas de Chavín, Nazca, Moche, Tiawanaku, Wari, Chimú, Chincha, Aimara, Lanka, Chanka,
Kolla y otras.

HIMU, CHANCA, CHINCHA, CONFLICTOS, DIVERSIDAD. 1000-1476

AYMARAS D.C.
CRECIMIENTO URBANO

WARI, PACHACAMAC SINTESIS, EXPANSION 600-1000

CENTRAL ANDINA. CAMINOS, D.C.

CIUDADES.

MOCHE, VICUS, CAJAMARCA, DIVERSIDAD, DESARROLLO 200-600

RECUAY, LIMA, NAZCA, ARTISTICO. D.C.

TIAWANACO.
FORMATIVO

PUCARA, PARACAS, GALLINAZO 200 A.C.

CHAVIN SINTESIS, EXPANSION 1000 A.C.

RELIGIOSA.

GUAÑAPE, KOTOSH, HUAIRAJIRCA INICIOS CERAMICA, MEJORA 2000 A.C.

AGRICOLA, CENTROS

CEREMONIALES.

PRE CERAMICO

HUACA PRIETA AGRICULTURA, PESCA Y 2500

PASTOREO DESARROLLADOS.
A.C.

GUITARRERO, CHILCA DOMESTICACION INICAL 6000-2500

PLANTAS ANIMALES. A.C.

LAURICOCHA, TOQUEPALA, JUNIN. CAZA VENADOS, 8000-6000

AUQUENIDOS, BANDAS. A.C.

¿Pacaicasa? ¿CABALLO, ELEFANTE, 2000-8000

PRESOSO GIGANTE? A.C.

NIVEL DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.

Como acertadamente lo explica Emilio Choy en Antropología e Historia (2): “en las vísceras de
la economía recolectora del paleolítico moribundo, o sea a fines del mesolítico del noreste peruano,
se encontraban los gérmenes de un sistema que si no destruiría totalmente la actividad cazadora
y recolectora, la relegaría a un nivel menos preponderante del que hasta entonces tenía en la vida
social. El problema fue no esperar los frutos y vegetales naturales, sino utilizar el bastón de las
recolectoras para abrir hoyos y en lugar de sacar raíces comestibles sembrar semillas de plantas
conocidas. Esta sencilla faena requirió milenios de observaciones”.
Ahora bien, conocida la agricultura, al peruano antiguo le fue favorable la domesticación de
animales, permitiendo a los cazadores no sacrificar a todos los animales cogidos en el chaco.
Pero “el origen de la agricultura en el Perú no fue el resultado de obsequios exteriores, de bandas
de agricultores que nos llegaron importados desde Asia u otro lugar. Las revoluciones no se
exportan, surgen de las condiciones internas” (3). Los inmensos contrastes de la geografía del
Perú, que no tienen comparación en América, apenas han sido factores influyentes, más no
determinantes, pues la causa interna es la base de las transformaciones.

Sin embargo, la agricultura tuvo fuertes reveses cada vez que se originaba la escasez de agua.
Es en estas circunstancias, cuando los sacerdotes aprovechan la situación de angustia para
implorar el favor de una divinidad, lo cual, generará el deseo de emprender una exploración de la
astronomía, la que será favorable al desarrollo de la ciencia, pero entre tanto, con el fin de
satisfacer a los dioses, miles de braceros construyeron obras inútiles como los famosos
adoratorios, en señal de entrega de una ofrenda a las fuerzas sobrenaturales; mientras que otras
colectividades apremiadas por la hambruna, encontraron mejor alternativa al construir los canales
artificiales de irrigación. Como remarca el mismo Choy (4): “el riego fue una invención apremiante
en los valles pobres urgidos de agua… Con la agricultura de irrigación se operan cambios de
importancia: los excedentes permiten alimentar a una población mucho más numerosa, se
construyen más caminos de comunicación dentro del mismo valle…. La producción alimenticia ha
llegado a un nivel que permite, en los períodos no dedicados a la agricultura, lograr miles de miles
de horas de trabajo, para elaborar el barro o acarrear piedras para la construcción…”.

En consecuencia, el paso del modo de vida comunal a una sociedad con clases, estuvo marcado
por el enorme desarrollo de las fuerzas productivas que significó, como se ha visto, el
aprovechamiento del agua por medio de canales, hecho que resulta notable; como la
domesticación de plantas y animales y constituyó un escalón más en el control de la naturaleza.

LA VALIOSA CONTRIBUCION DE LA MUJER.

El mismo antropólogo Choy se encarga en aclararnos que en este período (5): “… el pensamiento
femenino fue más audaz, su modalidad de trabajo le permitió razonar mejor que el cazador, aún
subordinado a la magia del chamán… Conocido es que la mujer andina no pierde el tiempo ni
durante su caminata, porque teje o hila durante su marcha…. La mujer había iniciado la agricultura
con sus valiosos excedentes en los años de abundancia”. Paradójicamente existe en nuestro
medio la creencia de que la mujer es conservadora por naturaleza, sin embargo, a lo largo de la
historia andina, queda demostrado que resultó ser una gran revolucionaria, por la índole de su
práctica cotidiana alcanzó una mente más perspicaz; al enterrar las semillas o raíces, adquiere
conciencia de sus necesidades, pero al mismo tiempo consigue un mayor dominio sobre la
naturaleza.

EL PAPEL DE LA RELIGION.
Como diestramente lo ha analizado Choy (6): “los primeros sacerdotes surgen mezclados de
prácticas chamanísticas supervivientes de la vieja economía cazadora, con las voces de la religión
naciente… El patriarca o sacerdote, o ambos personajes, se constituyen en imploradores de la
divinidad… En la medida que el pueblo conseguía producir mayor cantidad de excedentes tenía
que entregar parte de lo que producía, la fuerza de su trabajo, para tener contento al Dios que les
mandaba el agua, que en la imaginación constituyó la razón principal de la vida. La producción de
excedentes al progresar fue lo que permitió el engrandecimiento de los templos… En este proceso
se llegó a atribuir la prosperidad de la agricultura a la divinidad…. El sacerdote afirmaba que la
divinidad estaba satisfecha, porque la colectividad había seguido incondicionalmente sus
órdenes… Con el desarrollo de la producción, el sacerdocio, invocando la divinidad, consigue
arrancar progresivamente una mayor cantidad de trabajo gratuito o plusproducto; el incremento en
la producción no aparece como el esfuerzo del que trabaja, sino como obra y gracia de la fuerza
sobrenatural. Todo el mérito de la producción es transferida a la divinidad; el trabajador aliena el
producto de su trabajo a la clase sacerdotal, bajo la ingenua entrega de una ofrenda. Ha aparecido
una clase, pero esto también implica un sometimiento, una colectividad esclavizada…”.

SURGIMIENTO DE LAS CASTAS MILITARES.

Del mismo modo como la clase sacerdotal fue producto de la división del trabajo el crecimiento de
los grupos guerreros ha sido condicionado por la clase sacerdotal. Choy apunta que (7): “el ejército
hasta entonces estuvo constituido por la tribu, ahora era imprescindible separar un grupo de
especialistas que se dedicasen a la nueva actividad para asegurar las conquistas logradas”.

Poco a poco, fue tomando así una fuerza incomparable, hasta que vamos a hallar que Chapín
(500 a 1200 a.n.e.) tuvo las características de un Estado despótico, religioso y teocrático; en
cambio, Wari (Siglo VI) tuvo un estado nítidamente militarista. Al respecto, el científico social Julio
Roldán, en su importante trabajo: Perú: Mito y Realidad acota “Es evidente que la primera forma
como se expresa el Estado es a a través de la justificación del dominio ideológico, como hacían
los Chapín con su dominio teocrático… Wari… fue un imperio que contó con un ejército ya
organizado, el mismo que le sirvió para la conquista de otros pueblos. Esto implicaría que fue un
Estado propiamente dicho. Deduciríamos, por lo tanto, que por entonces, existía ya una sociedad
esclavista” (8).

LA INSTITUCION DE LOS CURACAS.

Pero no sólo en Chapín y Wari, se dio el caso de la organización clasista, sino que a lo largo de
nuestro primigenio territorio hubieron estados nacionales de diverso grado y poder. Por ejemplo,
en la costa norte, se manifestaron los Mochicas y Chimúes; en el Callejón de Huaylas: la Cultura
Recuay; los Huarpas en Ayacucho; en el Titicaca, los Tiawanakos; los Aymaras en el Altiplano;
los Chankas y los Wankas en el Centro; los Nascas y Paracas en Ica. En todos estos Estados
logró un papel de importancia, como dominante, el CURACA. En torno a esto, el Arqueólogo Luis
Guillermo Lumbreras en su obra: Nueva Historia General del Perú (9) dice: “Los curacas eran
jefes étnicos de distinta jerarquía y poder, cuya diferencia básica, con el resto de la población,
residía en su acceso al a fuerza de trabajo, mediante la cual, se medía su riqueza. Los curacas de
más alta jerarquía pasaban del nivel tribal al nivel nacional, siendo señores de verdaderos Estados
nacionales y los de mayor poder, llegaron a constituir estados multinacionales, con rango de reyes
y emperadores”.

SITUACION DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGIA.

El cultivo de la ciencia, del arte y de la técnica, está fuertemente ligado a la superestructura


religiosa y por ende, al control del sacerdocio. Tan cierto es esto que Choy apunta (10): “Los
primeros templetes son rincones donde pretenden relacionarse con las misteriosas fuerzas
sobrenaturales, y al mismo tiempo son centros de observaciones de los astros”. Los sacerdotes
construyeron un amplio sistema de observaciones y cálculos y establecieron implícitamente
rituales de súplica dirigidos a los cuerpos celestes, que parecían dominar profundamente la vida
en la tierra. Esta combinación de verdad e ignorancia, de honestidad científica y de engaño social,
dio a los sacerdotes un tremendo control sobre el pueblo, porque sólo ellos podían conocer e
influenciar aparentemente las fuerzas que controlaban el destino humano.

Pero no es sólo en la astronomía que descuellan los antiguos peruanos, también destacan en
cerámica, arquitectura, en orfebrería, metalurgia y textilería. Así Choy, ha hallado información
sobre el cultivo de estas especialidades. Por ejemplo, en cerámica las mujeres se vieron obligadas
a fabricar utensilios necesarios para el arte culinario; “En la metalurgia sureña, así como en la de
la costa norte, se llegó a utilizar el cobre y el oro, pero los mochicas dominaron una tecnología
más avanzada en el trabajo de los metales, la plata, el cobre y sus aleaciones. Por ejemplo. El
fundido, el dorado, el plateado, etc. Incluso llegaron a descubrir ciertas propiedades como la
maleabilidad, su fusibilidad, la reducción y las aleaciones” (11). En materia de textilería conocieron
“la confección de hilos para redes u otros fines, para telas para contrarestar el viento de las alturas”.

APARICION DE LAS CLASES SOCIALES.

Con la casta sacerdotal empieza la división de la sociedad antigua en clases, pero con el
militarismo que le sirve, aparece algo más que la simple contradicción de las viejas y nuevas
fuerzas sociales, la fuerza motriz de la sociedad de clases, se asienta con la aparición del
antagonismo entre ellas. Empero es oportuno destacar que la ampliación productiva que favoreció
la formación, de excedentes posibilitaron, como remarca Choy (12): “el cambio en la estructura
social, ocurriendo la transformación inicial, dividiendo la sociedad comunal en sociedades de
clases”.
SURGIMIENTO DEL ESTADO.

Según Emilio Choy (13): “A comienzos del siglo IV d.C., ocurre la aparición del Estado entre los
mochicas… la descentralización en la última fase de la confederación instituida por el Estado
esclavista de Moche se puede apreciar en la autonomía que existía en la administración local… el
camino que el Estado mochica había iniciado, después de más de un milenio, aún lo estamos
recorriendo, con toda su tragedia… Aunque podría ser recordado como un momento oscuro de la
historia, constituye una etapa social indispensable para estructurar la era de claridad que se
avecina”. Como se sabe, el Estado nace con el pretexto de someter pueblos de valles foráneos.
El grupo de militares es una fuerza permanente o semipermanente, lista para someter cualquier
levantamiento o situación crítica que pudiera poner en peligro la unidad alcanzada con el
sometimiento de poblaciones extrañas.

En el Perú aborigen de aquellos tiempos, el Estado hace pues su aparición bajo el contorno
teocrático y despótico a la vez.

CARACTERISTICAS ESPECIFICAS DE LA EDUCACION PRE-INCAICA.

El período preincaico de la sociedad esclavista peruana, está caracterizado por el auge de las
aldeas, el surgimiento y desarrollo de los grandes centros urbanos y el nacimiento y extinción de
Estados imperiales que se suceden unos a otros; pero al mismo tiempo, es la época en que se
levantan las más importantes obras arquitectónicas de carácter militar, religioso y civil. Desde el
punto de vista, estrictamente educativo, como correctamente lo estableciera el pedagogo Aníbal
Ponce en su notable trabajo: Educación y Lucha de Clases (14) la educación termina perdiendo
su primitivo carácter homogéneo e integral para mantener y reforzar a las clases dominantes. A
partir de ese momento, podemos hallar las siguientes características peculiares:

1. Su carácter clasista. A los dominados se les encomendará el trabajo y la sumisión, mientras


que para los dominantes se reservará la riqueza y el saber. Se ingresa así a una fase de
educación sistemática, organizada y violenta, pasando al mismo tiempo, la mujer, a un
segundo plano y quedando encerrada en funciones domésticas. Como se ha explicado en
páginas anteriores, en la época primitiva ella había estado en igualdad de derechos que el
varón y aún le sobrepasaba a éste en iniciativa.

2. Su sentido tradicionalista. Posesionados de toda suerte de privilegios, los gobernantes se


esfuerzan por imponer en las nuevas generaciones el culto al pasado, el respeto a las
instituciones vigentes, el mantenimiento del statu quo. Los hijos de la élite, son encaminados
para sustituir a sus padres en la administración del imperio, en tanto que los niños de los
sojuzgados, son conducidos al aprendizaje de faenas rudas y manuales. La experiencia y la
tradición inspiran la acción educativa.

3. Su orientación práctica. La educación se circunscribe fundamentalmente al cultivo de


destrezas y habilidades que permitan éxito utilitario en las faenas cotidianas, de manera que
la satisfacción de las necesidades materiales quede garantizada. El niño estará en
condiciones de aprender tareas inmediatas, impostergables y hasta polivalentes, abiertamente
beneficiosas, orientadas a la utilización de la tierra, el cuidado doméstico, las actividades
manuales, la caza, la metalurgia, etc.

4. Su naturaleza localista. En tanto se trata de aldeas, la educación está destinada a pequeños


grupos humanos. La instrucción asume la responsabilidad de adiestrar a cada hombre en
determinada actividad. En la medida que aumenta la complejidad social, también la
enseñanza tiende a convertirse en una función especializada.

5. Su encauzamiento religioso. Habiendo sido las castas sacerdotales, quienes tomaron el


mando de la organización estatal, es obvio que la instrucción tuvo un trasfondo de orientación
mítico-religiosa. Así también nos lo dicen Gónzales y Galdo (15): “La educación tuvo que
trasmitir socialmente toda concepción ideológica y la cosmovisión que a un nivel super-
estructural se había elaborado y que ya representaba los intereses de un sector, de una casta,
de una clase, que se iba formando con el fin de explotar a las mayorías”.

6. Su índole agrícola. Por ser la agricultura la faena más absorbente, al comienzo no permitían
que los individuos dispusieran de tiempo para la sistematización adecuada de los
conocimientos. Pero, conforme abundan los excedentes de producción, los adultos estarán
en condiciones de poder trasmitir a sus descendientes el dominio de ciertos secretos tales
como: la regulación y cálculo del volumen de las aguas, control de las plagas, rotación de
cultivos, advertencia de peligros como la presencia de heladas y sequías.

7. Su prospección artística. El mismo Gonzáles Carré corrobora que (16): “También surgieron,
en esta época, muchos otros especialistas en técnicas de diferentes naturaleza y cuya
capacitación requería mayor tiempo de una educación más intensiva para alcanzar un diestro
dominio de cada oficio específico. Ceramistas, picapedreros, escultores, tejedores en algodón
y lana, metalurgistas en oro y luego en cobre y plata, especialistas en cultivo y otros,
alcanzaron un nivel tecnológico y en muchos casos sus obras evidencian un elevado sentido
estético, especialmente en la cerámica y la escultura”. Pero incluso, en el terreno artístico
flotará el carácter clasista, pues por un lado habrá una artesanía doméstica y utilitaria, en tanto
por otro, existirá una artesanía cultista y ornamental para satisfacer los intereses sacerdotales
o jefes civiles.

8. Su obstinada elitización. Si bien las comunidades aldeanas primigenias mantuvieron en


algún modo el carácter homogéneo de la distribución de bienes y por ende, de la acumulación
cultural, gradualmente esto fue desapareciendo, al extremo que por la práctica del propio
despotismo, los hijos privilegiados alcanzarán un tipo de educación diametralmente distinta
que la destinada para el pueblo. Es así, como los vástagos de la nobleza se prepararán para
desempeñar en el futuro tareas de orden burocrático, administrativo, o para funciones
religiosas, acciones militares o políticas. Finalmente, conquistarán un determinado tipo de
escritura que, al fin de cuentas no es sino la elitización del conocimiento. Dentro de esta misma
órbita encontramos que la ciencia de la Astronomía, Hidráulica, Arquitectura y otros oficios
fueron trasmitidos sólo a los de la casta, con sentido gubernativo, secreto.

9. Su magisterio selecto. En los Estados teocráticos es el sacerdote el depositario y conocedor


de los secretos de la administración, por ello gozó de prestigio social. Los sacerdotes de
aquellos tiempos podían inclusive orientar y aconsejar sobre épocas de lluvia y sequía,
organizar el trabajo, controlar el uso del agua y “conseguir benevolencia y apoyo de la
divinidad para obtener una buena cosecha”. Como bien acota Gonzáles (17): “La necesidad
de mantener el poder obligaba ya, en cierta forma, a establecer cierto tipo de control sobre la
educación e instrucción de los miembros de la nobleza, para asegurar el éxito de la gestión
futura”. Más adelante, añade: “Es probable que los hijos de los jefes que vivían en las grandes
ciudades habrían recibido diferente tipo de educación e instrucción de contenido ajeno a los
oficios técnicos y más bien orientado a una capacitación en asuntos de la administración
política del Estado. La educación de la nobleza se habría diferenciado tajantemente de la
educación del pueblo”.

10. Su esencia discriminativa para las manualidades. Los mismos autores ya citados
remarcan que (18): “La educación de los artesanos no necesitaban mucha dedicación en
algunas especialidades como la cerámica, ya que se empezó a utilizar el molde en su
elaboración”. Empero, de todos modos, se acudió a la experiencia de los versados pues “los
diferentes tipos de artesanos se habrían educado en relación constante, en los talleres, con
maestros de gran experiencia en la especialidad”.

11. Su encarrilamiento hacia la sistematización. Conforme fue tomando cuerpo la organización


esclavista, es posible que para la nobleza hayan surgido procedimientos formales y la apertura
de instituciones educativas; mientras que el pueblo fue remitido sólo a los talleres para la
asimilación de destrezas fundamentales.
LA SOCIEDAD INCAICA

CONSOLIDACION DE LA ESTRUCTURA CLASISTA.

Si la aparición del excedente de producto se remonta a las culturas denominadas tradicionalmente


“pre-incaicas”, es obvio reconocerla que la cultura kechua fue de signo claramente clasista y no
de índole socialista como ciertos historiadores –entre ellos Louis Baudin- que la denominaron
“socialista”. Al respecto el sociólogo peruano Roberto Mac-Lean Estenós, en su interesante
trabajo: La Educación en el Imperio de los Incas (19) dice: “A despecho de todos los
panegiristas de un supuesto comunismo incaico, el Tawantinsuyu constituyó una pirámide social,
cuyo vértice más alto lo ocupó el emperador prepotente reverenciado como hijo de la divinidad;
con clases privilegiadas, integradas por diversas castas nobiliarias: el sacerdocio y la milicia; en
cuya base, soportando todas las cargas del imperio, estaba el pueblo sumiso, trabajador,
traumatizado en su mentalidad, fanático y supersticioso…. Sometido el pueblo a una obediencia
pasiva, carente de instrucción intelectual… fue la resultante de un objetivo político realizado
durante muchos siglos: asegurar el predominio de las clases gobernantes. El régimen educativo
resultó de esta suerte el más eficaz instrumento para cumplir los designios políticos de los
emperadores del Tawantinsuyu. La educación en el imperio de los incas, fue de esta suerte, la
expresión fidedigna de su estratificación social. No fue el derecho democrático de todos, sino el
privilegio de unos cuantos…”.

Los gráficos que siguen, ilustran por sí solos el modo cómo la sociedad incaica se hallaba
fuertemente segmentada:
VIENE CUADRO

EL CARACTER ESCLAVISTA DE LA SOCIEDAD INCAICA.

Corresponde fundamentalmente a Emilio Choy, el habernos esclarecido que la sociedad incaica


fue de cuño esclavista; pero la configuración de este modo de producción, ha obedecido a una
evolución de formas inferiores, parecidas aún a las comunidades tribales, a una forma superior
semejante a las sociedades asiáticas y europeas antiguas.

1. Esclavitud patriarcal. “Es sistema social que existió en el pequeño reino cusqueño, fundado
por Manco Capac fue esclavista patriarcal hasta Wiracocha Inca” (20). La producción
comunista primitiva estuvo circunscrita a la labor que el pueblo desempeñaba en la agricultura,
obras públicas y posiblemente ciertas artesanías, pero en lo fundamental no esta en relación
con los intereses de los pueblos en forma directa, sino en función del provecho de la clase
superior.
2. Esclavitud imperial. A decir del mismo Choy (21): “ Las transformaciones que llevó a cabo el
inca revolucionaron las formas de esclavismo patriarcal, sistema que por los siglos había sido
la característica más avanzada de las civilizaciones de América, cambiándolo en otro sistema
superior: a esclavitud imperial, o sea, la forma que se asemeja a los Estados esclavistas de
oriente, conocidos con el nombre de despotismo asiático u oriental, en sus aspectos
esenciales”. Los incas en la fase imperial, llegaron a cierta altura, alcanzando el grado de
desarrollo de las grandes civilizaciones esclavistas como China, India, Egipto, aunque en otros
aspectos el imperio se asemeja a Grecia y Roma. Desde esta óptica la esclavitud incaica se
asemeja notablemente a la del Ilota de Esparta aunque más suave y dentro de un sistema
imperial que difería de la extensión reducida de las repúblicas aristocráticas de la Hélade,
aunque Riva Agüero y Markham coinciden en que era un Estado despótico, esclavista como
los de Asia. También los cronistas de la Colonia, desde el Siglo XVI, comparaban también los
Estados esclavistas americanos con el despotismo asiático que existió en Turquía.

EL MODO DE PRODUCCION INCAICO.

Para el economista peruano Julio Valdivia Carrasco, quién escribe: El Imperio Esclavista de los
Incas (22): “Los gobernantes incas, habían establecido su gobierno, a través de una casi perfecta
organización económica donde los medios de producción pertenecían en su totalidad a la clase
dominante y donde la apropiación del trabajo esclavo, individual o colectivo, era la base de la
producción y la explotación de la mano de obra.

Así mismo, las relaciones de producción, como expresión del nivel alcanzado por las fuerzas
productivas, determinaban necesariamente un tipo de sociedad de clases, en donde una gran
mayoría de productores directos eran bárbaramente explotados por una minoría que participaba
sólo simbólicamente en la producción, una sociedad que nosotros hemos caracterizado como
esclavista. En efecto, una sociedad esclavista existe cuando un conjunto de individuos que no
participa en la producción, subsiste gracias a que controla los medios de producción esenciales:
tierra, ganados, etc. Y se apropia violentamente del trabajo de los productores directos convertidos
también en instrumentos de producción, es decir, en esclavos.

SITUACION DE LA CIENCIA Y LA TECNICA.

Como rezago de su evolución desde formas primitivas, los incas mezclaban la ciencia con la
magia. Sus conocimientos en materia de Astronomía, tenía íntima relación con la agricultura.
Como producto de sus observaciones astronómicas formularon un calendario, conocieron el
recorrido del sol y sus posiciones con respecto a la tierra, de la luna y sus fases; instalaron dos
observatorios astronómicos; uno para fijar los solsticios y otro para los equinoccios. Los cronistas
nos hablan del Intihuatana, cuya traducción del quechua es “medición del año solar”. También
observaron otros astros y sobre todo una constelación que jugaba un papel importante. Pudieron
contar con un calendario que dividía el año en doce meses de treinta días (360) y los 5 días
restantes formaban un mes chiquito o apéndice que se dedicaba a fiestas. Los nombres de los
meses están en relación estrecha con las faenas agrícolas y naturales, con las prácticas
religiosas.

En general, tuvieron avanzados conocimientos de la naturaleza: conocieron muchas plantas,


animales y minerales. En el reino botánico supieron distinguir entre plantas alimenticias como la
papa y el maíz, las plantas medicinales o curativas y las plantas industriales o textiles. En la
zoología distinguieron varias especies desde insectos hasta mamíferos, habiendo llegado a
domesticar auquénidos como la llama y la alpaca, que fueron aprovechados como acémilas y
como surtidores de lana, carne y cuero. En el reino mineral supieron clasificar las distintas
variedades de piedra, las que servían para la construcción y las que eran de adorno.

En materia de técnica fueron excelentes artífices de la construcción de andenes y canales de


irrigación; dominaron la cestería, la curtiduría, la textilería, la tintorería, la cerámica, la carpintería,
la industria lítica, fabricando así diversos utensilios, armas, vestidos, collares, adornos.
Descubrieron la palanca, gracias a la cual levantaron portentosos edificios.

CLASES SOCIALES.

Las relaciones sociales en la sociedad incaica permite distinguir dos clases sociales
fundamentales, perfectamente diferenciadas y en permanente pugna: “Los Apu a la cual
pertenecía el Inca y su Panaka y los Reyezuelos locales llamados Curacas, por un lado; y la clase
de los Runa conformaba por los Yana, Mitma, Acllas y Llactas, por el otro” (23). Luis Eduardo
Valcárcel, que ha estudiado minuciosamente esta sociedad, en su monumental obra: Etnohistoria
del Perú Antiguo, nos detalla cómo al interior de esas clases fundamentales, existían aún otros
sectores.

1. La Nobleza. Que estaba constituida por gentes de distinta procedencia y tenían a su vez
varios grados: La Familia Imperial constituida por el Inca, sus hijos legítimos, sus hermanos
y los descendientes por una sola línea del linaje imperial y solar; la Nobleza
Cusqueña constituida por todos los allegados a la familia imperial, toda la parentela de la
familia reinante cuyo número limitado se acentuaba mediante una señal física consistente en
deformarse las orejas por medio de pendientes grandes, por lo cual fueron
denominados Orejones; la Nobleza por Asociación que solamente comprende a los grupos
que viven dentro de un sector bien marcado: el Valle del Cuzco, el Valle del Urubamba y el
del Apurímac; la Nobleza Territorial, integrada por los curacas y sus familias, es decir, los
jefes locales o tribales. Al integrarse al imperio no podía considerárseles plebeyos, pues había
que reconocérseles su condición de noble, aunque ocupando un lugar jerárquico de menor
categoría. Finalmente la Nobleza de privilegio, que por sus notables servicios en la guerra o
en la paz, el Inca los premiaba incorporándolos a la nobleza.
2. El Pueblo. Venía a ser lo que se conoce también como Runas. Al interior de ellas, se
encontraban a su vez los YANAS o Yanaconas, que a decir de Choy (25): “fueron los varones
sometidos a la esclavitud individual. No tributaban al inca, pero la plusvalía (trabajo gratuito)
era entregado íntegramente al soberano, si estaba trabajando para éste, o al curaca, si había
sido obsequiado por vida. En forma similar que con los mitimaes, en caso de desobediencia
el soberano disponía de la vida de la aclla o del yanacona”; las ACLLAS que según el mismo
Choy (26): “la condición de la aclla fue de esclava que producía para el Estado; dejaba de
serlo, para convertirse en concubina cuando era obsequiada como premio a algún militar,
funcionario o especialista, en forma similar a la entrega de ganado. Pero en el caso que
permaneciera en el templo, no cesaba de producir hasta su muerte”; los MITMAC que según
Pablo Macera (27): “eran poblaciones a quienes el Inca trasladaba de su lugar de origen a
otras provincias. Esta institución tenía por objetivo principal, asegurar el control político de las
tierras conquistadas. Pero según Valcárcel (28): “la condición social del Mitmac es un poco
diferente a la de la gente común, sobre todo si se trata del que es enviado para incanizar o
asegurar la culturización de los pueblos recién conquistados. Debían tener un cierto género
de privilegios, entre ellos el no pagar tributos, es decir que estaban exentos de la entrega de
frutos naturales o productos de industria”.

Es necesario remarcar como bien lo hace Choy, al referirse a las formas de esclavitud imperial
(29): “Con el esclavizamiento de tipo imperial se producen dos clases de sometimientos, el
colectivo y el individual. En el primero se puede considerar a algunos pueblos sometidos, que por
conveniencia lo hacían voluntariamente y los mitimaes (que fueron administrados por el sistema
decimal) a simple vista, considerando el trabajo colectivo es difícil distinguir la apropiación
ejecutada por el soberano como el mayor propietario esclavista.

Ahora bien, María Rostworowski, en su valiosa obra: Historia del Tahuantinsuyo (30) llega a
decirnos: “Los HATUN RUNA u “hombres grandes”… comprendían a la gran mayoría de la
población andina, eran los campesinos y de entre sus filas, el Estado sacaba la enorme fuerza de
trabajo indispensable para la marcha del gobierno… Entre los Hatun Runa se elegía a los
soldados que conformaban los ejércitos que irían a combatir a lejanas tierras.

EL SISTEMA ECONOMICO.

La organización que dieron los incas a su vida económica se basaba fundamentalmente en la


organización del trabajo. El trabajo tenía que estar sistematizado para asegurar el éxito del plan
que desarrollaban los incas, a fin de alcanzar el bienestar o sea la satisfacción de las necesidades
primarias. El trabajo debía ser considerado como una función de la cual no podía eximirse ningún
miembro de la sociedad. De ahí que tuvo como características: la obligatoriedad, la universalidad,
la alternabilidad, la equidad. Para ello, fomentaron sistemas como la Mita, el Ayni y la Minka.
Establecieron también la diferencia necesaria entre trabajo necesario y trabajo suplementario,
siendo el Ayni el del primer tipo y la Minka la del segundo.
EL SISTEMA POLITICO.

La organización político-administrativa empezaba por la familia, cuyo jefe es el PUREJ, quien


ejerce autoridad sobre a esposa e hijos. Cuando el Purej manda a cinco familias, ya tienen el
nombre de PISCA-CAMAYOC, si manda a diez es CHUNCA-CAMAYOC; si es a 100, se llama
PACHAC-CAMAYOC; si es mil HUARANCA-CAMAYOC y si es diez mil HUNO-CAMAYOC. Según
Luis Valcárcel: “por encima de esta escala comienza otro tramo que ya tiene un carácter militar;
aparece el HUAMANI (40,000) los SUYUYUC-APU o sea los señores supremos de cada Suyo.
Finalmente en la cúpula estaba el INCA” (31).

DERECHO Y MORAL.

El Derecho se sintetiza a pocas prescripciones, que inclusive se practicó como una especie de
saludo cotidiano: Ama Súa, Ama Llulla, Ama Kella (No seas ladrón, ni perezoso ni mentiroso).
Según Mac Lean (32): “existían otras reglas adicionales como AMA HUACHICANQUI (No Sea
adúltero). Según Valcárcel (33): “El homicidio era castigado con la ley de Talión: el que mataba
debía morir. Otro tipo de delitos, que podían considerarse como los más graves, eran los cometidos
contra la autoridad del Inca. El responsable era penado con la muerte y el tormento. Igualmente
los delitos religiosos, ya sea contra las creencias o contra las vírgenes del sol, traían consigno
sanciones muy severas y hasta crueles. Las reincidencias eran severamente penadas, un mismo
delito era penado en forma relativamente leve cuando era cometido por primera vez, pero en la
mayoría de los casos cuando se repetía era penado con la muerte. Las faltas eran sancionadas
con ciertos golpes”.

En cuando la MORAL se advierte que como es de suponer, tenía un sentido de clase. Por ejemplo,
una diferencia todavía más sustancial de la nobleza y el pueblo está en que la primera poseía el
privilegio de poder tener, además de la mujer oficial, otras mujeres, es decir que eran polígamos,
en tanto que el hombre del pueblo, era monógamo.

Por lo común, el Imperio reposaba en tres principios: La veracidad, de modo que mentir, por
ejemplo, en cuanto al número de habitantes de una región o a la cantidad de productos podía traer
funestas consecuencias; la honradez, es decir cumplir con la ley y ser leal a sus semejantes;
la laboriosidad, es decir que nadie tenía derecho a negarse a contribuir con su esfuerzo, puesto
que del esfuerzo de todos dependía la prosperidad común.

LA RELIGION Y EL ARTE.
La religión estuvo fuertemente ligada a la magia, al mito y al juego, el sistema religioso de los
incas, es lo que se llama un sincretismo, es decir, que ha tomado de las religiones precedentes
ciertos fundamentos e incluso ciertos dioses. Se incorporaron ciertos dioses pero con la condición
de que quedaran subordinados al dios propio de ellos que era el Sol. Aún esta primacía del sol,
aparece puesta de lado en los últimos tiempos del Imperio. Pachacutec reconoció en situal superior
al sol a otra entidad divina que parece ser un dios antiguo que vuelve a ocupar el sitio más alto: el
dios WIRACOCHA. Según Valcárcel (34) para los incas “… el Universo era limitado y por
consiguiente se podía dividir. Por encima de este mundo hay un ser supremo que es el creador o
autor de él. Hay, pues, un principio de trascendencia, porque el mundo creado está fuera de Dios.
La concepción inversa es la del dios inmanente o concepción panteista que coloca a Dios dentro
de lo creado, es el Universo mismo. La concepción de los antiguos peruanos era tripartita, es decir,
de tres elementos: agua, fuego y tierra. El universo se divide, por otro lado, en tres partes: JANAN
PACHA (Mucho de arriba, donde está el Sol, la luna, las estrellas, el rayo y el arco
iris: KAYAPACHA (mundo de aquí o sacarina) donde están los hombres, animales y plantas, es
decir, los seres vivos; y el UKU PACHA (mundo de adentro) en el que se hallan los muertos y los
gérmenes”.

El Apu Kon Tiki Wiracocha es un Dios que aparece tardíamente en la organización religiosa de
los incas, cuando ya está trazado el cuadro de la concepción del mundo.

En cuanto al ARTE igualmente está ligado estrechamente a la religión. La actividad artística ha


quedado patentizada en centenares de miles de piezas de cerámica, de tejido o de objetos de
metal, etc.

Los antiguos peruanos desarrollaron en Arquitectura religiosa, civil, militar, vial y agrícola; pero
también conocieron urbanismo, o sea el trazado de las ciudades. En Escultura hicieron trabajos
en piedra, metal y huesos. En Pintura han dejado infinidad de petroglifos que son dibujos
grabados de animales y hombres hechos simplemente con unas cuantas líneas. En resumen la
cerámica inca tuvo gran sobriedad de color; no hay colores vivos como en la costa. Hay también
pintura en telas. En materia de Poesía cultivaron todos los géneros, composiciones líricas, himnos
religiosos, obras dramáticas, entre ellos el Ollantay.

RUDIMENTOS DE FILOSOFIA.

A decir de Emilio Choy (35): “Los pensadores del Tahuantinsuyo no lograron llegar al nivel de los
filósofos de Mileto, que pudieron atribuir el origen de la naturaleza y del hombre a causas
materiales y aunque no vencieron por completo las ideas religiosas, los dioses llegaron a
desempeñar un papel insignificante”.

Empero, es preciso aclarar que con relación a Wiracocha, hubieron dos modos de explicar. Por
ejemplo, para las clases dominantes era un dios invisible; pero para el pueblo era visible. “El
progreso de las ideas abstractas los llevó a la conclusión de que existían fuerzas invisibles que
gobernaban los movimiento cósmicos; en la ideología se estaba reflejando lo que acontecía en los
pueblos durante la esclavitud del imperio, los que eran trasladados… El sol fue comparado con un
animal que tenía que obedecer las órdenes de su amo… lo invisible ordenaba lo concreto, la
realidad. Si en la sociedad existía un poder para organizar las funciones de sus numerosos
miembros, en el mundo sideral exigía una fuerza soberana, invisible” (36).

Wiracocha fue un Dios visible para el pueblo, pero en los sectores de la clase dominante se había
progresado hasta llegar a formar la creencia de un dios invisible.

Tocando estrictamente lo de la concepción del mundo, Choy explica que: “El reino cusqueño pre-
imperial llegó a conocer el principio del macho y de la hembra, que en la filosofía natural china se
denominó YANG y YING. Entre los cusqueños, aunque no con el vigor del pensamiento de Lao
Tse, por su mayor desarrollo social era más elemental este principio. A lo masculino (o Kari)
estuvieron asociados el Sol (arriba-día-verano). Lo femenino o Uarmi estuvo relacionado con la
tierra (bajo-luna-noche-invierno).

El pensamiento especulativo cusqueño había conseguido elaborar conceptos especulativos que


se expresaban en la búsqueda de la explicación del origen de la creación del universo.

No obstante que lo religioso era reflejo de las relaciones existentes en la sociedad, creyeron que
era a la inversa, que lo ideal determinaba lo material; por eso, no necesitaban conciliar en el
pensamiento especulativo de la sociedad patriarcal la pugna, la contradicción del Kari y
el Uarmi en la personalidad del Hacedor: en esta ansiada armonía creían que estaba la paz y
seguridad de la monarquía.

Según Luis E. Valcárcel (37): “La explicación del origen del hombre, de los dioses, de la vida, se
relaciona con el pensamiento filosófico, además del religioso… ¿Cómo aparecen los demás
hombres? Aquí surge la idea de la Pacarina: del interior de la tierra brotan los seres vivos, que no
son creación primigenia, sino una variante. El hombre nace de la tierra… ¿Qué pasa después de
la muerte?… El muerto sigue viviendo pero de otra manera, pues el espíritu del muerto, como el
espíritu de la comida, participa en las fiestas y ceremonia, tiene tierras, equipo que es renovado,
caza, andas, servidores, etc, como un ser vivo”.

CARACTERISTICAS ESPECIFICAS DE LA EDUCACION INCAICA

1. El carácter clasista de la educación incaica. La mayoría de los tratadistas y entre ellos,


Pablo Macera, están de acuerdo en sostener que el incanato, por ser una cultura con clases
antagónicas, ofreció al interior de su sociedad, dos tipos o formas nítidamente opuestas: la
Educación Elemental o Popular y la Educación Nobiliaria o Formalizada. “La educación incaica
era una educación social discriminatoria porque distinguía entre dos grandes tipos de
educación, según las clases sociales; 1) Educación Formal, reservada a las clases superiores.
2) Educación No Formalizada, para las clases populares” (38).

2. La educación popular-elemental o no formalizada. A decir de los historiadores de la


educación Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galdo Gutierrez (39): “El estado Inca no reservó
para el pueblo funciones importantes en la administración o dirección de los asuntos públicos.
El hombre común siguió educándose, como antes, en actividades que tenían que ver
directamente con la producción de bienes para satisfacer necesidades a nivel de toda la
sociedad. La agricultura, el pastoreo, la artesanía, la técnica hidráulica, la minería, las obras
públicas, la función del soldado, chasqui y otros quehaceres, venían a ser los campos de
conocimiento en los que se formaba el hijo del pueblo… de esta manera, el pueblo, excluido
de las instituciones educativas, continuo educándose mediante los mecanismos de la
socialización”.

3. La educación nobiliaria o formalizada. Es la que se suministra a las castas pertenecientes


a la élite incaica, dentro de las cuales se ubican como privilegiadas no sólo el propio inca y su
familia, sino también los pertenecientes a la nobleza de sangre y de privilegio. Al lado de éstas,
se beneficiaron también la casta militar de los orejones y la casta sacerdotal al mando del
Willac Umu. A decir de Gildomero Arista el nivel de los conocimientos impartidos a esta clase
social dominante llegó a ribetes científicos, porque los contenidos estuvieron matizados de
una currícula que comprendía la Astronomía, la Ingeniería Hidráulica, la Meteorología, la
Medicina Quirúrgica y tantas otras.

“La clase dirigente incaica recibe educación especializada y escolarizada… sobre una educación
elemental, de tipo familiar, los hijos de nobles reciben educación superior de valor científico” (40).

En efecto, Daniel Valcárcel, en su colosal trabajo: Historia de la Educación Incaica, señala el


bagaje de conocimientos a que habían llegado las ciencias particulares en ese momento,
diciéndonos: “Estuvieron adelantados en Astronomía; aunque no especularon sobre si existían
uno o varios cielos, por no poner en duda que hubiese uno realmente. Sus conocimientos estaban
especialmente orientados hacia el examen del sol, la luna y Venus…. Sabían que el movimiento
del sol tenía una duración anual, llamando Wata al año… conocieron y temieron los eclipses. Sin
llegar a una explicación de sus causas y dominaron la aritmética… poseyeron así mismo muchos
conocimientos geométricos, dada la continua necesidad de medir las tierras y ajustar su
distribución… descubrieron las virtudes medicinales de diferentes plantas y yerbas que utilizaban
para curar enfermedades, sabiduría alcanzada por experiencia…” (41).

Y a decir de Mac Lean: “la educación científica en el incanato acusó un alto grado de desarrollo.
Cierto es que, como ocurrió en no pocos pueblos de la antigüedad las interferencias recíprocas de
la religión y la medicina vincularon, en no pocas ocasiones, las curaciones de las enfermedades a
las prácticas de la hechicería…”.

Existieron en el Perú precolombino dos escuelas quirúrgicas en las cuales se practicó la cirugía
ósea en su expresión más avanzada: las trepanaciones craneanas… la craneotomía fue de tres
clases… el instrumental quirúrgico alcanzó un admirable perfeccionamiento. El instrumental
utilizado por la escuela cusqueña es de cobre y algunos de sus cuchillos tienen extraordinaria
semejanza con el escalpelo moderno…” (42).

En suma, los logros alcanzados en este nivel educativo, fue considerado como una enseñanza
superior, algo así como en una Universidad contemporánea, debido a que los incas guardaron
para sí este patrimonio cultural en pro de sus intereses. Al respecto, Daniel Valcárcel, nos refiere:
“La Educación superior… tiene patentes y metas específicas, trata de formar políticos eficientes,
buenos militares, funcionarios honestos, eclesiásticos ejemplares; maestros doctos,
quipucamayocs hábiles y en general técnicos aptos… la educación incaica aparece como una
típica pedagogía de casta, cultiva una valoración de lo jerárquico. Más que una estructura simple,
la sociedad quechua exhibe una compleja superposición de capas, con estructuras internas
coherentes, cuya base es el vínculo de sangre. En ocasiones, admite, como especial privilegio, la
participación de individuos de una casta inferior que, de esta manera, son estimulados, premiados
en mérito a su eficiencia…” (43).

La estructura de la educación incaica. Los incas también reconocieron la tripartición clásica de


la educación en cognoscitiva, afectiva y volitiva, a las cuales corresponden una educación
intelectual, estética y moral. Por otra parte, dado que el ser humano es un ser psicofísico,
comprendieron que posee una vida orgánica, fisiológica, que también necesita atenderse. A ella
corresponde otro tipo de educación, que es la educación física; asimismo, el hombre es un
miembro de la sociedad y del Estado, por lo que ha de ser educado social y cívicamente. Por
último, de acuerdo a sus intereses, estimaban que la religión debía ser cultivada en la educación,
de ahí la inclusión de la educación religiosa. Por lo tanto, la educación incaica estuvo constituida
por:

La Educación Física. Que preparó a los hijos de la nobleza para enfrentarse en las luchas,
arrojando hombres diestros en pruebas atléticas, en tanto que en el seno de las clases populares,
formaron al chasqui que como bien sabemos, fueron los hombres expertos en transportar
comunicación de un confín a otro del imperio, atravesando la cordillera de los andes.

“La preparación para el mando era el objetivo de la educación física en los niños de las clases
altas; la perspectiva de la educación física para los plebeyos era ocupar el cargo de chasquis,
corredores famosos por su resistencia, correos humanos del Tahuantinsuyo, que se alternaban de
tambo en tambo, a lo largo de grandes caminos imperiales…. La educación física impartida a los
niños de las clases altas puede parangonearse, por su severidad y reciedumbre, con lo que se
imponía a los jóvenes espartanos….” (44).
La ecuación Física del incanato comprendió como en otras sociedades, las prácticas relativas al
juego en los niños, los deportes, las danzas populares, la calistenia y la gimnástica, sin descuidar
la educación higiénica. Según comentario que hace Luis E. Valcárcel, las danzas, en el imperio de
los incas tuvieron carácter mágico-religoso: “se realizaban para la celebración de las grandes
ceremonias…. La mayor parte eran solamente de varones, aún cuando también habían danzas
mixtas en que participaban hombres y mujeres” (45). En general las danzas eran religiosas,
guerreras, agrícolas o de mera diversión.

La Educación Física debe entenderse como lo afirma Emilio Barrantes en su Pedagogía como la
“educación corporal”. “Sobre este fundamento biológico reposan todos los poderes, cualidades y
manifestaciones humanas, inclusive aquellas que reputamos como espirituales… la marcha, el
salto, las carreras, la natación, constituyen tantas otras formas de actividad natural” (46). Así lo
habían comprendido los incas.

1. La Educación Intelectual. Como se sabe, es todo lo relativo al perfeccionamiento de las


facultades cognoscitivas, de ahí que se la asocie con la instrucción y también se la identifique
con la formación de la mente o de la inteligencia. Como bien lo aclara Lorenzo Luzuriaga en
su Pedagogía “Más tarde se pensó que no bastaba meramente instruir, sino que había que
desarrollar la capacidad intelectual del alumno, es decir, educar. Así se habló de
una educación formal, frente a la antigua que se consideró como una educación material.
Surgió con ello una dualidad y hasta un antagonismo entre ambos tipos” (47). En efecto, esta
faceta de la educación en el incanato estuvo estructurada obedeciendo a los intereses de
clase. He aquí, el Plan de Estudios diseñado para cada segmento social:

PARA LA CLASE DOMINANTE PARA LA CLASE POPULAR

Astronomia Pastoreo
Aritmetica Barbecho
Geometría Artesania
Medicina Tecnica hidraulica
Quipugrafia Mineria
Historia Obras publicas
Moral Quehaceres domesticos
Religion
Formacion militar

Pero la escisión de los estudios, no sólo era en función a la clase social, sino también en razón del
sexo. Por ejemplo, la educación de las mujeres se circunscribió a la enseñanza de labores de
tejido, cocina, servicios domésticos, utilería, canto, baile, etc.

En resumen, el sentido discriminatorio de la pedagogía del Tahuantinsuyo, tomó vigorosos


contornos en la educación intelectual, como privilegio de las clases altas, mientras que la
educación popular plebeya, fue confinada a tareas manuales, físicas y mecánicas. La educación
dirigida al pueblo no fue teórica sino marcadamente pragmática y técnica. Se orientó a buscar el
vigor físico de la raza y la obediencia pasiva hacia el Inca. El objetivo se encaminó a formar buenos
agricultores y hábiles artesanos. Se trató de crear oficios que tuvieran secuelas hereditarias.

1. La educación estética. Es aquella que a través del canto, la música, la literatura, el dibujo, la
pintura, los modelados, la jardinería, etc., tienen la finalidad de despertar y desarrollar el
espíritu de creación y expresión artísticas, así como el cultivo de la apreciación de las obras
de arte, del buen gusto. Al comienzo este tipo de actividades no constituía un patrimonio
exclusivo de las castas pero gradualmente fue apartándose de las masas hasta convertirse
en un lujo asequible sólo a los círculos aristocráticos. Así pues, en este renglón como en otras
manifestaciones, tenemos una dirección clasista. Por un lado la producción del artesano se
cumple en el seno de la misma familia; pero siempre bajo el control estatal, y otro, está el arte
cultista.

1. En materia de Pintura los antiguos peruanos llegaron a implementar un Museo al cual


denominaron POKENKANCHA, donde estaba representada toda la historia incaica en
grandes tablones. A esa misma escuela debieron pertenecer los que fabricaron y
decoraron Keros y vasos de madera. Las investigaciones últimas indican que los pintores
habrían sido los QUILLCA-CAMAYOC.

1. En el renglón de la Arquitectura construyeron templos, palacios, tumbas, tambos,


depósitos, aclla-huasis, prisiones, fortalezas, baños, torres, puertas, terrazas, caminos,
puentes, reservorios, canales. Su forma preferida y de mayor prestigio fue el Trapecio,
luego el rectángulo que es preferido en las construcciones civiles.

1. En el ámbito de la Textilería se conoció el tejido fino denominado CUMBI y el ordinario


llamado Abasca. Eran capaces de distinguir numerosos tipos de hilo según su grosor. El
material de mayor prestigio fue el de la lana de alpaca.

1. En el terreno de la Orfebrería fueron hábiles y excelentes plateros que trabajaron en oro.


Tenían peines, espejos de plata bruñida.

1. En el campo de la Cerámica consiguieron el equilibrio, la severidad en la decoración,


preferencia por los diseños geométricos. La forma más célebre en cerámica fue la del
ARYBALO.
1. La educación moral. Esta suerte de educación trata de conseguir el ajuste de la conducta
humana a ciertas normas de valores o preceptos. Según el sociólogo peruano Mac Lean
Estenós: “Sacerdotes, nobles, “orejones”, guerreros, colas, ñustas, trabajadores, hombres y
mujeres, jóvenes y viejos, debían cumplir estrictamente los postulados y las máximas
morales… Ama Sipek (no matar); Ama Mappa (no calumniar) y Ama Huachicanqui (no ser
adultero)” (48).

La severa moral de la educación incaica persiguió el latrocinio como uno de los graves delitos. La
severidad del castigo constituyó la más firme garantía para el imperio de los principios morales de
una eficaz educación, que se infiltró en todas las clases sociales del incanato. La muerte o la peña
afrentosa cayeron sobre los responsables, moría con toda su familia el traidor, moría el que
hurtaba. Ahogaban al que mentía. Despeñaban al adúltero. El homicida era despedazado. Si la
víctima era un niño la pena se recargaba.

El historiador José Antonio del Busto en su medular trabajo: Perú Incaicao nos alcanza el
siguiente comentario (19): “… en cuanto a moral el pueblo no quedaba limitado a las tres
prohibiciones… estaba vedado el homicidio, el aborto, la perversión, el afeminamiento, el adulterio
y la sodomía, el rapto y la violación de las doncellas, la embriaguez y el juego habituales, la
desobediencia dolosa, la suciedad nociva, también la injuria, la ira y la envidia…”.

1. La educación cívico-militar. Esta calidad de instrucción estuvo reservada fundamentalmente


para los círculos privilegiados, pues por educación cívica debe entenderse la formación del
hombre como ciudadano. En este sentido también se trata de una educación política. Y en
efecto, como los monarcas del Tahuantinsuyo tuvieron en mente preservar para sus dinastías
las conquistas alcanzadas, había que vincular la educación cívica a la educación militar. Así
pues los incas organizaron un ejército para emprender conquistas y conservar los dominios
incorporados, es decir, tuvieron una visión concreta de lo que constituía una patria, una nación.
En cada ayllu existió un maestro de armas que adiestraba en el manejo de las mismas a los
muchachos de diez a dieciocho años. Debía enseñárseles también la lucha cuerpo a cuerpo,
realizando el enfrentamiento de bandos en simulacros de combate, trepando cerros y
cruzando ríos caudalosos. Cuando los maestros de armas instruían a un grupo durante largo
tiempo, hacían una primera selección y presentaban a sus alumnos destacados a un
funcionario o mejor aún al guerrero que visitaba los pueblos para evaluar a los muchachos.

La institución militar de armar caballeros se daba con ocasión de una de las grandes fiestas
imperiales, como el HUARACHICUY.
1. La educación mágico-religiosa. La concepción del mundo de los incas trasmitía a sus
subordinados una miscelánea de filosofía y religión, dado e papel predominante de los
sacerdotes. De ahí que Luis E. Valcárcel subraya (50): “Cada fiesta religiosa tenia ritos que
debían cumplirse estrictamente, so pena de ineficacia. Los sacrificios se efectuaban de
manera especial, conocidas sólo por el sacerdote, cosa análoga ocurría con otros actos
eclesiásticos. Todo este cúmulo de realizaciones supone una determinada y larga etapa de
difícil aprendizaje y una pedagogía específica. Religión y filosofía aparecen tan vinculados en
el Tahuantinsuyo que sería difícil señalar un concreto límite de separación…”.

3. La organización escolar en el incanato. Ya se dijo en líneas arriba anteriores que sólo la


nobleza tuvo ocasión de recibir una enseñanza escolarizada. En este sentido, el imperio
instituyó el recorrido de la enseñanza dividiéndolo en cuatro períodos a una determinada
asignatura. Así se estatuyó lo siguiente:

Quinto año Arquitectura


Arte militar Formacion física
Artes marciales
Geografía
Cuarto año Historia Política
Derecho
Aritmética
Geometría
Economía
Tercer año Quipugrafia Contabilidad
Estadistica
Agrimensura
Hidraulica
Teología
Cosmología
Segundo año Religión Astronomía
Astrología
Hechicería
Gramática
Retórica
Primer año Lengua quechua Teatro
Poesía
Música
Literatura oral

Como se puede notar en el cuadro, concluido con los cuatro períodos, debería coronarse el
sistema de enseñanza con el aprendizaje del Arte Militar, que a su vez comprendía el
conocimiento de la construcción de fortalezas, el manejo de armas, el dominio de la Arquitectura
y varias modalidades de lucha.

Pero si ese era el número de años que debía destinarse para los varones, en el caso de las mujeres
debía concluir en sólo tres años. La explicación la encontramos en el hecho de que las mujeres
no iban a ser preparadas para funciones de gobierno, sino más bien para las atenciones a la
nobleza, al culto, a la producción de tejidos, para las funciones de esposa o concubina de nombres
y funcionarios importantes a quienes el inca honraba regalándole una esposa principal o
secundaria.

4. Las instituciones educativas en el incanato. Para trasmitir el contenido de su patrimonio


cultural, la nobleza incaica se sirvió de las siguientes instituciones:

1. EL YACHAYHUASI. Esta “casa del saber” estaba destinada a los jóvenes de la aristocracia
imperial, según ellos predestinados para dirigir la sociedad cusqueña. El Yachayhuasi fue la
entidad educadora más importante de la realeza masculina. Los plebeyos estuvieron excluidos
de ingresar en ella. Según Gracilazo de la Vega, fue el Inca Roca quien puso los cimientos
de esta institución.

A decir de Valcárcel (51): “El Yachayhuasi, que es casa de enseñanza, representa la institución
típica de la educación incaica… lugar donde residían los Yachachics (los que enseñan).
Constituía la morada egregia de amautas y harawecs –filósofos y poetas- y asimismo la de sus
discípulos. Se vivía en una comunidad educativa, en cierta forma autárquinca, tres fines propios,
sin interferencias ni apremios…”.

1. LOS ACLLAHUASIS. Estas instalaciones que constituían “La Casa de las Escogidas”, es
considerado por algunos historiadores como una especie de “Monasterio” para monjas donde
a la mujer se la preparaba para que fuese diestra en las atenciones a los hombres y
funcionarios de la aristocracia incaica, al sacerdocio, con miras a ser esposa o consorte de
guerreros que habían hecho méritos; o simplemente, era el lugar donde la futura madre o la
mujer destinada al inca o al sol, aprendía el oficio de tejedora.

Sin embargo, Emilio Choy, estima (52) que: “… la condición de acla fue la de esclava que
producía para el Estado; dejaba de serlo para convertirse en concubina, cuando era obsequiada
como premio a algún militar, funcionario o especialista en forma similar a la entrega de ganado.
Pero en el caso de que permaneciera en el templo, no cesaba de producir hasta su muerte…”.

5. El magisterio de la sociedad incaica. La actividad docente de los encargados de la


enseñanza adoptó varias formas y áreas. A continuación indicamos la serie de maestros que
hubieron en función a especialidades científicas y/o artísticas.
1. EL AMAUTA. Prácticamente fue el genuino conductor de la enseñanza nobiliaria. Poseído de
conocimientos profundos, entre ellos los de la filosofía, la ideología, la política, la legislación,
la astronomía y la historia, se constituyó en el eje fundamental de la trasmisión de la herencia
cultural: “El hombre que esencialmente representa el saber superior, el sabio o quizás más
propiamente el filósofo, el científico, el esteta creador, está encarnado por el Amauta, hombre
de “ilustre linaje”, según calificación de Garcilazo Chimpu Ocllo. Constituye un tipo humano,
dueño de la máxima representación en el pensamiento especulativo tawantinsuyense y su
derivación práctico-docente, en cuyo derredor se desarrolla y gira la totalidad de la cultura
incaica. Con terminología apropiada, podría calificarse al amauta como el “homo intelectualis
y moralis incaica, integración de sapiencia cuantitativa y madurez cualitativa y creadora…
seguirá presentándose constantemente como el maestro o Yachachic por antonomasia,
dominador de los secretos cognoscitivos básicos de la cultura kechua” (53).

1. EL HARAWICU. Es el poeta y esteta del antiguo Perú. Estaban dedicados a cantar las
hazañas de los incas y señores principales, hacer su historia que “enseñaban a sus
descendientes por tradición oral, para que se acordasen de los buenos hechos del pasado y
los imitasen. Historiaban la vida imperial. Eran los verdaderos rapsodas o troveros
representantes de las más altas formas artísticas del imperio. Fueron poetas de gran
capacidad memorística, de gran poder retentivo. Para acompañar los versos amorosos el
harawico tocaba la flauta.

“Para facilitar (el) aprendizaje estaban los poetas o Harawicus, especializados en poner las
lecciones en verso y hacerlas repetir a los muchachos” (54).

1. EL QUIPUCAMAYOC. El éxito de la administración del imperio radicó entre otras razones, en


el manejo estadístico de los habitantes, en el control de su demografía, en la tabulación de las
necesidades de los distintos sectores de la sociedad. Así el problema del trabajo, la
alimentación, el nacimiento, matrimonio, defunción, movimientos migratorios, producción y el
intercambio de especies estuvo debidamente registrado a través de los QUIPUS. En este
sentido el Quipucamayoc, fue un funcionario versado en matemática, estadística, economía
política, sociología, etc., de tal modo que centralizó sus esfuerzos en el afán de coadyuvar
con el Inca.

“Los…“quipucamayoc” estaban encargados de dar a la administración civil, los datos precisos


sobre los movimientos demográficos, las cifras, de las distribuciones hechas a los cultivadores, los
productos no cosechados, el monto de la producción existente en los depósitos reales y del
catastro de los nacidos, casados, fallecidos y varones en capacidad de servir al Estado. Trasmitían
también a las generaciones jóvenes la historia del Imperio, ejerciendo así funciones magisteriales”
(55).
1. LOS HAMPICAMAYOC. Fueron los curanderos indios. Los que tenían que ver con los
tratamiento mágicos y racionales, proporcionando a los habitantes misteriosas medicinas a
través de prácticas inusitadas. Conocían incluso el mal de la melancolía, reducían hernias. La
práctica de la medicina se denominó Hampa o Jampi. El médico fue el Hampicamayoc, el que
para diagnosticar solía examinar la lengua del paciente.

Los médicos de la antigüedad conocieron medicinas de origen animal, vegetal y mineral. Por
ejemplo, fue usual la sangre de los cóndores, la placenta de las llamas, la infusión de colibrí; en
vegetales, usaron la chillca para curar los dolores reumáticos y el matecllu para sanar la nube de
los ojos; la coca fue empleada como buen analgésico.

Tuvieron dominio para controlar enfermedades como la hemorragia, la fiebre, la diarrea y los
vómitos.

1. EL WILLAC UMU. Mientras que la enseñanza de la filosofía estuvo confiada a los amautas,
y la enseñanza de la poesía y el teatro a los haravicus, la enseñanza de la religión se colocó
en manos de la casta sacerdotal, representada en este caso por los Willao Umu.

“El WiIllac Umu o sumo sacerdote incaico, poseía un carácter predominantemente litúrgico. Era el
depositario de la didáctica esotérica del culto, trasmitiendo el conocimiento de los oficios divinos…
Sabía la época de las festividades y ayunos y las múltiples ceremonias correspondientes, es decir
el calendario y la liturgia… Garcilazo diferencia al Amauta del Willac Umu y la clase sacerdotal,
cuando dice que aquél era “filósofo”, mientras éstos eran los adivinos de las supersticiones,
sueños y anuncios” (56).

1. LA MAMACUNA. Si la enseñanza de los niños de la nobleza se encargó al Amauta, en


cambio, la transmisión de las habilidades domésticas y de servicios, que debían aprender las
niñas, se delegó a las Mamacunas.

“… La Mamacuna constituye el elemento rector de la pedagogía femenina… a la mujer se la


prepara para el hogar, tareas domésticas o el sacerdocio. Esta educación tiene también un sentido
de casta y matices peculiares, porque es la preparación de una élite, característica de otra de tipo
menos doméstica, forjada a través del ejemplo y experiencias cotidianas” (57).
6. La didáctica en la educación incaica. Para la transmisión de la enseñanza los incas
acudieron a una serie de medios, siendo uno de ellos, la tradición oral, pero en algún modo
jugó también la escritura. Según el historiador Pablo Macera, diferentes autores hablan de una
literatura kechua aunque no se ha comprobado que los incas tuviesen letra y por consiguiente,
escritura.

1. La tradición oral. Hablamos de una literatura kechua porque durante el incario hubo
expresiones artísticas del lenguaje, conservadas a través de la memoria y la tradición oral.
Estas manifestaciones artísticas han sido recogidas sólo en parte. Quedan todavía muchas
por conocer. A decir de Valcárcel: “Medio principal para la transmisión del conocimiento fue la
enseñanza oral, dada en la lengua general del Imperio, o Runasimi, esgrimida como elemento
de unificación política y cultural. Debía impartirse en todas las provincias conquistadas donde
funcionarios o maestros especializados eran destacados para su enseñanza y divulgación”
(58).

El Runasimi parece haber sido impuesto en todas las regiones del Tawantinsuyo por Pachacutec.

1. Los A decir del mismo Valcárcel: “El primer año se instruía en el Runasimi a los no cusqueños,
gente principal venida a la capital; el segundo año estaba dedicado al aprendizaje religioso y
la liturgia; en el tercer años se les iniciaba en los kipus, en conocimientos importantes de
gobierno y administración” (59).

Los kipus fueron un medio para la conservación de los acontecimientos. Sirvió para guardar
cuentas y estaban a cargo de los Contadores o Kipucamayocs. Los kipus eran un género de nudos
hechos en cordones de lana de diferentes colores, que servían para contar días, semanas, meses
y años; estaban ordenados por decenas, centenas y millares. Ciertos nudos servían para
diferenciar un asunto de otro. Para un determinado caso se usaba un cierto tipo de color. A través
de los nudos se interpretaba la cronología de los acontecimientos, la obra de los emperadores, la
demografía, la calidad de habitantes, la extensión de tierras, los edificios construidos, la edad de
los pobladores, sus oficios, las guerras sostenidas, sus gastos, su riqueza, etc.

Anteriormente se pensaba que los kipus eran una creación incaica; pero posteriores trabajos
vienen demostrando que tiene origen preincaico. Los kipus fueron perfeccionados a partir de Maita
Capac, usándolos para fines de administración, contabilidad y captación de tributos.

1. Los Kilcas. Otra forma de comunicabilidad usada por el pueblo incaico, estaba constituida
por la kilca o escritura ideográfica, existió una especie de museo pictórico, casa que
llamaban POKENKANCHA donde está escrito mediante estas kilcas la vida de cada uno de
los incas y de las tierras que conquistó.
La tesis de que los incas tuvieron escritura sigue siendo motivo de fuerte discusión. Se dice,
incluso, que las kilcas, habrían sido reemplazadas por los kipus al haber sido destruidas las
características, en unas invasiones por tribus foráneas.

Javier Pulgar Vidal, insiste en que los incas conocieron la escritura y para probar este aserto ha
organizado exposiciones de curiosos signos que lucen perfiles de letras, sílabas o palabras.

40. Los Tokapus. Según Victoria del Jara, los incas tuvieron una escritura de palabras
compuestas por unos 400 signos rectangulares, de los que sólo se ha descifrado 35 ó 40.
Habría evolucionado paralelamente al de los kipus, sólo que mientras el nudo dice el número
y no la palabra, el Tokapu diría la palabra, más no el número.

1. La educación por el ejemplo. Es otro procedimiento para la conducción de la enseñanza. Lo


que el maestro enseña constituye el aporte de su actitud personal y actividad fundamental
como lógico precedente, lo que obliga a la imitación positiva del educando y la preparación de
individuos dentro de diversas formas específicas.

7. La filosofía de la educación incaica. Corresponde a Ernesto Codignola haber interpretado


correctamente el sentido de la filosofía educativa incaica, en los siguientes términos: “La
educación reveló nítidamente (la) división social. Los miembros de las clases privilegiadas
recibieron una educación especial que los capacitaba para el gobierno y para asegurar el
mantenimiento de la sumisión de la masa popular. En cambio, a la clase popular se le impuso,
como obligación ineludible, la educación moral, se le negó de toda educación intelectual y se
le permitió una educación física muy limitada, con el único objeto de que pudiera ocupar los
cargos de “Chasqui”… esta organización educativa fue el eficaz instrumento que permitió…
asegurar el predominio de las clases gobernantes…” (60).

De otro lado, Aníbal Ponce, citando a William Prescott, acota el comentario de éste: “¿Qué otra
cosa pensaban las clases dirigentes de los incas cuando confesaban por boca de Tupac Yupanqui
que no es lícito que se enseñen a los hijos de los plebeyos las ciencias que pertenecen a los
nobles para que así las gentes bajas no se eleven y ensoberbezcan y menoscaben y apoque la
república; bástales que aprendan los oficios de sus padres, que el mandar y gobernar no es de
plebeyos y que es hacer agravio al oficio y a la república encomendárseles a gente común?” (61).

En consecuencia la finalidad de la educación en la nobleza fue:


 Formar funcionarios y administradores.
 Capacitar para el gobierno a la nobleza, sacerdocio y clase militar.
 Garantizar la sumisión del pueblo; su fiel obediencia y docilidad.
 Priorizar el mantenimiento del poder político antes que acrecentar el saber.
 Incentivar el trabajo desde la edad temprana.

Pero como bien lo aclara Valcárcel “la educación incaica aparece como una típica pedagogía de
Casta”. Y en efecto es así porque para la educación los objetivos que se trazan son otros:

 Formar buenos agricultores y hábiles artesanos.


 Aislarlos de toda formación académica.
 Adiestrarlos manual y mecánicamente en ciertos oficios.
 Propender a que los oficios tengan sentido hereditario.

Al mismo tiempo rige una situación que señala una diferenciación de sexo y no de clase, al
decirnos que el hombre del pueblo preferentemente será formado para agricultor; mientras que la
mujer, para tejedora.

8. Los grandes educadores incaicos. Se considera a los siguientes:

1. Manco Capac. Inca Mítico de quien se dice que propició una educación con sentido
comunitario. Fue fundador del imperio y se dedicó a la enseñanza de los varones, mientras
que su pareja Mama Ocllo, fue la maestra de las mujeres.

1. Inca Roca. Es el iniciador de una dinastía que implementa una educación elitista. Se le
considera también precursor de la enseñanza escolarizada y fundador del Yacachayhuasi.

1. Reorganizador y renovador del Tawantinsuyo.

REFERENCIAS
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 Ibíd., p. 143.
 Ibíd., p. 143.
 Ibíd., p. 175.
 Ibíd., p. 150.
 Ibíd., p. 169.
 Ibíd., p. 182.
 Julio Roldán. En: Perú, Mito y Realidad, p. 21.
 Luis Guillermo Lumbreras y Otros, Op. Cit. p. 20.
 Choy, Op. Cit. p. 170.
 Ibíd., p. 186.
 Ibíd., p. 166.
 Ibíd., p. 182.
 Anibal Ponce.En: Educación y Luchas de Clases, p. 18.
 Gonzáles Carré y Otro, Op. Cit. p. 31.
 Ibíd., p. 31.
 Ibíd., p. 40.
 Ibíd., p. 39.
 Roberto Mac-Lean. En: La Educación en el Imperio de los Incas, p. 5.
 Choy, Opl. Cit. P.241.
 Ibíd., p. 241.
 Julio Valdivia Carrasco. En: El Imperio Esclavista de los Incas, p. 26.
 Ibíd., p. 96-97.
 Luis E. Valcárcel. En: Etnohistoria del Perú Antiguo 114.
 Choy, Op, Cit. p. 246.
 Ibíd., p. 246.
 Pablo Macera, Op. Cit. p.107.
 Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p.196.
 Choy, Op.Cit. p. 245.
 Maria Rostoworowski de Diez Canceco. En: Historia del Tahuantinsuyo, p. 214.
 Luis E. Valcárcel, Op. Cit. pp. 107-113.
 Roberto Mac-Lean, Op. Cit. p. 9.
 Luis Valcárcel, Op.Cit. p. 121.
 Ibíd., p. 139.
 Choy, OP. Cit. p. 251.
 Ibíd., p. 251.
 Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 179.
 Pablo Macera, Op. Cit. p. 120.
 Gonzáles Carré y Otro, OP. Cit. p. 43.
 Gildomero Arista M., Op. Cit. p. 43.
 Carlos Daniel Valcárcel. En: Historia de la Educación Incaica, p. 67-68.
 Roberto Mac-Lean, Op. Cit. p. 35.
 Carlos Daniel Valcáracel, Op. Cit. p. 84.
 Roberto Mac-Lean, Op. Cit. p. 17.
 Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 177.
 Emilio Barrantes. En: Pedagogía, p. 64.
 Lorenzo Luzuriaga. En: Historia de la Educación y de la Pedagogía, p. 155.
 Roberto Mac-Lean, Op. Cit. p. 17.
 José del Busto Duthurburu. En: Perú Incaico, p. 180.
 Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 163.
 Ibíd., p. 185.
 Choy, Op. Cit. p. 246.
 Luis E. Valcárcel, Op. Cit. p. 185.
 Carlos Daniel Valcárcel, Op. Cit. p. 31.
 Ibíd., p. 35.
 Ibíd., p. 32.
 Ibíd., p. 39.
 Luis Valcárcel, Op. Cit. p. 181.
 Carlos Daniel Valcárcel, Op. Cit. p. 36.
 Ernesto Codignola.En: Historia de la Educación y la Pedagogía, p. 27.
 Anibal Ponce, Op. Cit. p. 19.

LA EDUCACION FEUDAL

LA SOCIEDAD FEUDAL-COLONIAL.

Como bien lo plantea el historiador Pablo Macera (1): “La Economía Colonial significó para el Perú
cambios fundamentales y negativos por comparación a la Economía Andina anterior a la
conquista”. Si bien es verdad que el Perú entró a formar parte en términos desventajosos de la
Economía Mundial; también es cierto que “Europa financió su desarrollo mediante y a través del
antidesarrollo de América”.

José Carlos Mariátegui en sus 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, al tocar el


tema “La Economía Colonial” ya nos dice (2): “Los conquistadores españoles destruyeron, sin
poder naturalmente reemplazarla, esta formidable máquina de producción. La sociedad indígena,
la economía incaica, se descompusieron y anonadaron completamente al golpe de la conquista.
Rotos los vínculos de su unidad, la nación se disolvió en comunidades dispersas. El trabajo
indígena cesó de funcionar de un modo solidario y orgánico, los conquistadores no se ocuparon
casi sino de distribuirse y disputarse el pingüe botín de guerra. Despojaron los templos y los
palacios de los tesoros que guardaron; se repartieron las tierras, los hombres sin preguntarse
siquiera por su porvenir como fuerzas y medios de producción”.

La penetración de un nuevo modo de producción a nuestros territorios, se halla enmarcado dentro


de ciertas fases y momentos que siguen al descubrimiento de América, como lo ilustra el siguiente
cuadro:

CONQUISTA DEL PERU Y Invasión al Perú


GUERRAS CIVILES Resistencia Inca
1532 – 1569 Expansión de la Conquista (Chile-Amazonía)

I. ORGANIZACIÓN Período Toledano


C DEL SISTEMA 1569 – 1630 Auge del Potosí
O Legislación opresora india
L
O II. ESTABILIDAD Las haciendas y la minería
N DEL SISTEMA 1630 -1700 Monopolio comercial
I (Sevilla y Lima)
A
J III. REFORMA DEL Régimen Comercial
E SISTEMA 1700 – 1780 Cambios Territoriales
(Cambio de Despotismo Ilustrado
dinastía) Reformas administrativas

IV. CRISIS DEL 1780 – 1824 Revoluciones Indígenas


SISTEMA Revoluciones criollas

Al situarse el Perú dentro de la órbita de los países con economía dependiente empezó a
reunir otras características:

1. Por el exagerado desarrollo de un solo sector: la exportación de materias primas o


metales preciosos (fundamentalmente la plata en el caso nuestro).

1. Intercambio desigual. A través de productos del comercio. Europa enviaba


manufacturas a precios superiores a su valor, mientras que el Perú debía comprar esas
manufacturas enviando productos suyos pagados en menos de lo que valían.

INSTAURACION DEL LATIFUNDIO.


Consumada la invasión por los llamados “conquistadores”, la apropiación de las tierras
indígenas por los españoles se realizó al principio a través de las
llamadas Mercedes (regalos). Más los peninsulares no estuvieron contentos con lo recibido
e invadieron tierras que no eran de propiedad pública o de las comunidades indígenas. La
Corona en lugar de castigarlos toleró el acto e impuso un concepto por multa o impuesto
que debía pagar el invasor. A este nuevo rubro se denominó Composición.

El tamaño de las propiedades agrícolas en manos de los españoles varió según la época y las
regiones. Hubo sobre todo en la sierra una tendencia a la formación de grandes propiedades,
es decir, Latifundios. El objetivo de esa gran propiedad no siempre era la producción en sí
mismo sino mas bien controlar territorios donde hubiese poblaciones indígenas para
obligarlos a trabajar en los predios.

Sobre la base de la propiedad privada como sistema dominante, la Agricultura colonial se


organizó para atender la producción hacia los mercados urbanos y externos, hacia los
centros mineros; para el desarrollo de la industria y la alimentación.

PRINCIPALES ACTIVIDADES EN LA COLONIA.

La mineria. A partir de la invasión española, esto es, desde el Siglo XVI el Perú se inscribe
dentro del grupo de los países exportadores mineros y en función de esta actividad se
organizaron los sectores restantes de nuestra economía colonial: agricultura, ganadería,
pesca, manufacturas, comercio y servicios. La minería fue subsidiada por los otros sectores,
sobre todo, por los campesinos.

La minería colonial del Perú fue sobre todo minería de la Plata y no del Oro. Su explotación
dependió fundamentalmente de la mano de obra indígena y no del trabajo esclavizado de los
negros.

Los principales descubrimientos mineros efectuados en el Perú y que lo convirtieron en el


primer productor mundial de plata fueron los de Porcos (1540); Potosí (1545);
Castrovirreyna (1555); Huantajaya (1566) y Mercurio (1563).

El momento decisivo en la minería peruana fue la aplicación del mercurio (amalgamación)


en la explotación argentífera, habiendo sido Huancavelica uno de los grandes depósitos de
Mercurio en el mundo que permitió elevar la producción minera colonial.

Potosí se convirtió a principios del Siglo XVII en una de las ciudades más grandes de su
tiempo con 150,000 habitantes, cuando Madrid, la capital del Imperio. Sólo tenía 105,000
habitantes.
El Estado Español no renunciaba a la propiedad de las minas y del subsuelo. Concedía la
explotación de las mismas. Los mineros estaban obligados a pagar el 20% de su producción
(quinto real).

La agricultura. Al momento de ser invadido el Tawantinsuyo era la cultura agrícola más


desarrollada del mundo. Habían llegado a domesticar las plantas y animales; como se ha
dicho en el capítulo anterior, sus técnicas de riego eran superiores a las conocidas en
Europa, superaron inclusive a Asirios y Egipcios en cuanto a obras hidráulicas. Poseía una
red de depósitos para cosechas que ni en la república ha podido superarse.

Al llegar los ibéricos a nuestro suelo respetaron y aprovecharon sólo una fracción de esas
técnicas y por el contrario hicieron una sustitución parcial de cultivos, porque apenas
continuaron con aquello que se acomodaba a su modelo.

Los territorios agrícolas fueron redistribuidos por el régimen colonial desconociendo los
derechos anteriores de las poblaciones indígenas. Contrariamente a la política agrícola de
nuestros antepasados, el sistema español significó la privatización de las tierras. Por ello, el
régimen de la propiedad privada del tipo europeo fue el régimen dominante dentro de la
colonia.

La ganaderia. Semejante a la agricultura, la introducción de animales europeos perjudicó


las especies nativas. Las llamas y las alpacas fueron llevadas hacia zonas cada vez más altas
y en su reemplazo aparecieron vacunos, ovinos, etc. No tuvieron cuidado de mantener las
razas que habían logrado seleccionar los incas. Las llamas pasaban exclusivamente para
transporte de carga y en mínima escala para su carne, pues esos productos lo consumían los
mineros de Potosí.

Los animales que más se apreciaron fueron los traídos de la península: caballos, asnos y
mulas, con cuya producción hicieron negociaciones de transporte.

La artesania y la pequeña industria. Los tratadistas de este tema, han considerado hasta
dos formas de manufactura en la Colonia:

1. Manufactura indígena destinada al autoconsumo y al pago de tributos.


2. Manufactura artesanal bajo el control de los gremios en las ciudades.
3. Manufactura semi-industrial. Llamadas también agro industriales: Los Obrajes.
Mientras las primeras se desarrollaban en el mismo núcleo familiar, sea para vender o para
pagar tributos; el sistema de artesanía gremial operaba en las ciudades. Los gremios debían
vigilar el precio y la calidad. Tenía lugar como en toda sociedad medieval, en el seno de los
talleres, y estaban organizados jerárquicamente en: maestros, oficiales y aprendices. Sus
productos eran vendidos a los habitantes de la ciudad y del medio rural. Si bien es cierto
que sus productos fueron de alta calidad, sin embargo, lo eran en poca cantidad, frente a los
productos que venían de Europa.

Los Obrajes fueron unidades de producción situadas dentro del medio rural, como las
minas, pero bajo reglas diferentes. Estuvieron destinadas a la producción textil y se hallaban
más en la sierra, aunque también los hubo en la Costa.

Su auge tuvo lugar durante el Siglo XVII donde se llegó hasta 300 centros. La producción
estaba dirigida a los esclavos, capas populares y campesinos andinos. Estos últimos se veían
obligados a comprar dicha ropa a través del reparto forzoso manejado por el Corregidor.

A fines del Siglo XVIII contaban con cerca de 30,000 trabajadores y sus productos eran
vendidos en Panamá y Buenos Aires.

Los propietarios de estos centros de producción (OBRAJES) eran curas, encomenderos,


funcionarios, caciques, comunidades y parroquias.

Los obrajes variaban según su tamaño. Los más extensos tenían de 300 a 500 trabajadores;
algunos eran mitayos y otros eran libres asalariados. Según Pablo Macera (3): “El trabajo en
los Obrajes era tan duro como en las minas, trabajaban allí desde niños de cinco años con
nueve horas diarias que en realidad eran más. Durante todo el año los trabajadores sólo
recibían autorización para ausentarse treinta días (15 para sembrar y 15 para cosechar). Los
trabajadores que huían de los obrajes eran perseguidos por los guatacos y castigados
cruelmente”.

Los Obrajes peruanos no pudieron resistir a la competencia de los tejidos producidos por la
revolución industrial europea.

El comercio. El Perú era una de las colonias más distantes de España. El viaje completo
desde Sevilla (España) a Potosí (Perú) exigía a veces cinco años.

Para el desenvolvimiento de la actividad comercial España contó en América con el puerto


de Veracruz en México y El Callao, en el Perú. Callao fue el eje monopólico del comercio
entre Sevilla y Lima y controlaba todo el comercio en Sudamérica, de modo que un
pequeño grupo instalado en el Perú tenía en sus manos la distribución de todas las
mercaderías europeas en el resto de Sudamérica. Pero, conforme avanzó el tiempo Buenos
Aires fue competidor, hasta que finalmente se impuso por poseer mayores facilidades de
comunicación terrestre y tener mayor importancia militar.

Durante el Siglo XVIII se llega a introducir cambios, dejando de lado el monopolio, par
empezar un comercio libre, dándose así impulso a la actividad en veintidós puertos
americanos. Y un tiempo después, España, finalmente sería desplazada por países como
Holanda e Inglaterra, fundamentalmente por esta última, dado a su revolución industrial. A
la debacle española, se sumó la presencia de piratas y corsarios.

SITUACION DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS.

El Duro trabajo de las minas era realizado íntegramente por los indígenas. Para ese fin,
desde el tiempo del virrey Toledo se había dispuesto el servicio de la MITAS, a favor de los
centros mineros, entre ellos Potosí: Por esta razón el trabajo de las minas era muy temido.
Algunos trabajadores permanecían encerrados una semana entera o hacían el doble turno.

Los mitayos del Perú viajaban 1000 kilómetros durante 2 meses hasta llegar a Potosí.
Debían pagar los costos de su viaje mantenimiento. Al año llegaban a ganar solo 42 pesos,
pero para regresar a sus pueblos y pagar sus alimentos debían gastar 62 pesos.

En la actividad agrícola las modalidades eran varias, tales como la existencia de mitayos en
las haciendas. Tratábase de miembros de comunidades que estaban obligados a trabajar en
las haciendas mediante un pago muy bajo; los Arrendatarios o Yanaconas recibían una
parcela de terreno a cambio de lo cual estaban obligados a trabajar en los terrenos de la
hacienda y entregar, además, parte de su producción; y los trabajadores endeudados que no
eran sino mitayos u otros indígenas que trabajaban “libremente”, pero que al final resulta
adeudados, por haber recibido algunos adelantos.

RELACIONES DE PRODUCCION.

La explotación del trabajo del aborigen en el régimen español atravesó diversas épocas y
modalidades:

1. El Monopolio del trabajo indígena por los encomenderos.


2. Concentración de yanaconas en las haciendas.
3. Régimen generalizado de mitayos que se inició con Toledo.
4. Trabajadores supuestamente libres sujetos a la servidumbre por deuda.
Papel en los Encomenderos. En Los primeros tiempos del coloniaje, el trabajo fue
monopolizado por los encomenderos, quienes disponían a su antojo de los indios en
sus Repartimientos. Era frecuente que los alquilaran a otros españoles que no eran
encomenderos ni tenían repartimientos. Por un buen tiempo los encomenderos tuvieron
abundante mano de obra, hasta que la Corona se limitó a darles una renta sobre el tributo
indígena, retirándoles sus antiguos poderes.

Al comienzo, los encomenderos pretendieron que la Corona les otorgase la perpetuidad de


los repartimientos, exigiendo jurisdicción civil y criminal sobre los vasallos, ofreciendo a
cambio siete millones de pesos. Pero este pedido no prosperó porque los curacas y frailes
lucharon unidos, hicieron asambleas en todo el reino y lograron que la opinión pública
estuviera contra los encomenderos.

La Corona limitó los poderes de los encomenderos, pero al mismo tiempo instituyó otros
sistemas para garantizar el trabajo indígena a favor de los colonos. Esto fue
la MITA (turno). Si bien esta institución ya era conocida por los incas, sin embargo, el
sistema colonial lo tornó en cruel. Cada comunidad o poblado indígena estaba en la
obligación de separar la séptima parte de sus hombres adultos para enviarlos como mitayos
a trabajar en beneficio de los españoles en las ciudades, haciendas, minas, caminos, tambos,
etc.

Otro sistema de subordinación de la colonia constituyó el YANACONAJE, que si bien


también tienen orígenes nativos, sin embargo los españoles lo convirtieron en una trabajo
perpétuo dentro de las haciendas y hasta con caracteres hereditarios.

Los Tributos. El tributo era pagado a la Corona por todos los indios adultos entre los 18 y
50 años. Sólo estaban exentos dentro de esas edades los caciques, los enfermos y los
empleados de la Iglesia. Se pagó sin medida en un principio, pero luego se cobró según tasa
en especie o dinero. Ya en el Siglo XVIII se exigía únicamente en dinero.

El cobro de los tributos estaba a cargo del Corregidor, quien delegaba la responsabilidad de
hacerla efectivo en el Cacique de cada pueblo. Para pagar el tributo los indios tenían que ir
con frecuencia a trabajar a las minas y haciendas. El tributo fue así un medio indirecto para
reclutar mano de obra indígena. Constituyó el ingreso principal de la Corona y lo continuó
siendo en la República.

ESTRUCTURA SOCIAL DE LA COLONIA.

Lo peculiar de la estructura social peruana de la colonia, es que no sólo fue clasista, sino
también RACISTA.
El carácter de clase consistió en la existencia de segmentos sociales jerarquizados, pero
como ocurrió en toda sociedad, los extremos estuvieron conformados por polos que
antagonizaban. En las clases llamadas por los historiadores burgueses, como altas, había
una minoría de habitantes con mejores oportunidades de conseguir bienes y atenciones o
servicios, tales como casa, alimento, educación, prestigio, poder, etc.; en tanto que en el
otro extremo, había una mayoría, conformada por gente pobre, esclavos e indios,
denominados Clases bajas y que de hecho tenían menos oportunidades que aquellos. Para
situarse en alguno de estos polos, existían dos criterios: uno económico y otro étnico-racial.

Dado que el criterio racial tenía peso, por muy pobre que hubiera sido el europeo o blanco,
siempre se consideró por encima del indio más adinerado. Incuestionablemente en esta
pirámide social los primeros puestos correspondieron a los blancos; y los últimos a los
indios y esclavizados.

Al centro, hallábase los blancos pobres o de patrimonio mediano y por debajo de ellos los
mestizos (hijos de ascendencia india-española).

Una imagen apropiada de lo que fue esa pirámide nos lo muestra Pablo Macera en su
obra Historia del Perú (La Colonia).

CUADRO PIRAMIDE SOCIAL

Ahora bien, dado que la invasión ibérica trastocó todo un sistema incaico organizado,
también en el terreno social generó una yuxtaposición de estratos y sectores sociales. A
decir de Virgilio Roel, en su obra: Historia Social y Económica de la Colonia (4) es
correcto diferenciar por ello, entre la “República de los Indios” y la “República de los
Españoles”.

1. La República de los Indios

1. Los Indios Nobles. Fueron los que concentraron el poder central durante el incario.
Eran las antiguas panakas reales que con la llegada de los ibéricos tuvieron que ser
desplazados, pero logran el reconocimiento de su condición de nobles. Al lado de
los panacas, también están considerados como indios nobles los Kurakas. A éstos se
les reconoció con la categoría de hidalgos peninsulares, con derecho al uso del “don”,
estableciéndose que los Corregidores no tenían jurisdicción para juzgarlos. El
Cacicazgo fue declarado estrictamente hereditario, conforme a las normas castellanas,
Se les excluyó de pagar tributos y servir en las mitas.
Producida la instauración del dominio español, por su particular situación social, los indios
nobles vinieron a constituir algo así como un estamento intermedio entre las comunidades
españolas e india. Su vestimenta, riqueza y privilegios correspondían a los de las clases
altas coloniales.

Junto a estos indios “distinguidos” estaban también los indios “ricos” que poseían más
tierras de las que normalmente poseía sus connacionales y que por lo común se dedicaban al
comercio.

2. Los Indios del “Común” o Hatunrunas. Constituido a la vez por mitayos y


yanacunas, sobre cuyos hombres se edificó todo el sistema colonial.

Los Mitayos denominados también “indios de Cédula” eran los forzados a cumplir todas las
obligaciones tributarias y de trabajo en las obras públicas, comunales, mineras y obrajeras.
Su condición era tal, que prácticamente estaban al servicio de toda la comunidad española,
que se sustentaba plenamente en su trabajo. En los obrajes y minas, el régimen que
soportaban era peor que el de los esclavos allí empleados, por la sencilla razón de que el
esclavo tenía cotización, mientras que el mitayo era de hecho, gratuito.

Los Yanacunas, en cambio, equivalían a los siervos de la gleba del medioevo europeo.
Trabajaban en los latifundios particulares y el tributo que debían pagar era menor. Pese a
esta su condición de opresión paternalista, su vida era relativamente más llevadera que la de
los mitayos, razón por la cual era frecuente encontrar entre éstos a muchos huidos de las
minas y de las encomiendas.

1. La República de los Españoles

Como bien lo señala Julio Roldán (5): “En los primeros tiempos de la invasión fueron los
encomenderos quienes se encontraban en la cúspide de la pirámide social; pero
posteriormente, este puesto será ocupado por los funcionarios reales, cuyo máximo
exponente era el Virrey, y los ricos o sea los comerciantes monopolistas (mineros y
obrajeros). A nivel regional estaban los hacendados; también hay que mencionar a los curas
doctrineros y a los corregidores; esta “yunta” de personajes son recordados por su crueldad
y sus crímenes, los mismos que fueron oleados y sacramentados por los curas en nombre
del Occidente religioso y cristiano”.

1. Los conquistadores y sus descendientes. Como dice Roel “Hasta unas dos décadas
después de la captura de Atawallpa se estableció una escala social, en la que la cima era
ocupada por los conquistadores o sus descendientes y los primeros ocupantes” (6). Los
conquistadores y los primeros pobladores u ocupantes se componían, al llegar a estas
tierras, de una masa abigarrada de gentes sin oficio definido, aventureros, plebeyos,
hidalgüelos de los que en España abundaban y algunos segundones de nobles
provincianos. Entre éstos, los plebeyos aspiraban a ser reconocidos caballeros, en tanto
que los últimos buscaban un ambiente en el que pudieran descollar. Su común
denominador era la pobreza y su condición de venidos a menos, condiciones ésta que
quería cambiar por la riqueza, el poder y la elevación social. Es a estas gentes que el
Rey les reconoce la categoría general de hidalgos. No querían ser los vagabundos y
despreciados de España; aún más, querían tomarse su revancha. Esa posibilidad les
ofrecía el Perú y en general, América; y es así que aquí tuvieron los inmensos tesoros
de los incas y se hicieron encomenderos. La encomienda les hizo sentirse señores
feudales con tierras y con indígenas siervos.

2. Los vecinos o avecinados. Son los espaldes que llegan después de la conquista y luego
de fundadas las ciudades que van a habitar. Han alcanzado casa y repartimiento de
tierras. Tienen bienes, aunque no muchos, Tienen servidumbre indígena y mita o
yanaconazgo, lo cual les da ciertos aires aristocráticos, pero son considerados de
segunda. Son la aristocracia menor.

3. Los moradores. Son los que llegan cuando el reparto ha llegado a su fin. Muchos
recibieron fuerte estímulo inicial en España, cuando los Reyes emprendieron una corta
política consistente en propiciar la venida de artesanos y gentes de trabajo. Al llegar
aquí, abrieron talleres y pequeñas tiendas comerciales y se lanzaron a las aventuras del
cateo y la explotación mientras, pero, pese a sus actividades modestas, el solo sentirse
miembro de la comunidad dominante, les forja un aire de importancia y se ponen el
“don” precediendo su nombre.

Ahora bien, esto ocurre en los inicios de la invasión, Empero, una segunda etapa de la
invasión, estratifica a la sociedad en otros segmentos.

1. La burocracia virreynal. Está constituido por altos burócratas o son nobles con títulos
saneados, o son juristas, o son letrados o son jefes militares de profesión y además, su
autoridad no puede ser puesta en duda, puesto que ella es la que puede dispensar
mercedes o puede también quitarlas. Pero si el aristócrata perulero puede llegar a ser
regidor hereditario del cabildo, corregidor, no puede llegar a ser ni miembro de la
Audiencia, ni Oficial de la real Hacienda, razón por la que los altos funcionarios
españoles mantienen un poder de control efectivo indisputable por aquellos.

No obstante, la aristocracia americana impone sus hábitos de exaltado lujo a la aristocracia,


acentuando en muchos de éstos la codicia que los trajo por el Nuevo Mundo; así como el
funcionario se torna casi en insaciable, en su sed de riquezas. Sabe que su nombramiento
tiene fecha fija de su vencimiento y se propone aprovecharla íntegramente.

2. El Clero. Se adscribe al aparato ya montado. “Viene como componente del sistema


burocrático dirigido desde España. Esto, debido a que el monarca español había sido
autorizado para ejercer el “Regio Patronato” sobre la Iglesia de las Indias. El clero
español, fue por ende, el aditamento espiritual del régimen colonial. Por eso, su prédica
no podía dejar de lado este hecho objetivo. En general, defendió el orden de cosas
existentes, como si proviniera de la voluntad divina; ofreciendo a cambio de la
humildad, la sumisión y el sufrimiento, los beneficios del cielo, para después de la
muerte.

3. El sector capitalista o mercantil. Comienza a despuntar a la sombra de tres


circunstancias propicias: el expansivo comercio exterior, la proliferación de los obrajes,
la formación de los grandes latifundios y el violento desarrollo de la minería. Los
capitalistas surgidos en estas circunstancias, pronto superan en riquezas a los
encomenderos aunque tardarán bastante aún doblegar desde su fatuo orgullo basado en
el desprecio a las actividades de que proviene la opulencia de aquellos.

LOS ESCLAVOS EN EL SIGLO XVI.

Los esclavos negros arribaron a estas tierras con los invasores hispanos y con los primeros
ocupantes; vinieron en la doble condición de servidores de sus señores y como eficaces
auxiliares de las guerras. Sus introductores en América fueron los traficantes portugueses y
flamencos.

El destino de los esclavos fue diverso: una parte de éstos fue ocupada en el
servicio doméstico, otros fueron enviados a las labores propias de las haciendas, y los
restantes marcharon a las minas y los obrajes. Los más numerosos fueron los esclavos
domésticos. Los que fueron a las haciendas llevaron una vida más dura que en las
residencias. Dormían en los barracones. Comenzaban su trabajo con los primeros rayos del
sol para terminarlo entrada ya la noche. En las minas y en los obrajes trabajaban juntos,
indígenas y negros, siendo éstos últimos siempre menos numerosos. Sus dueños los
protegían y les prestaban mayor atención que a los primeros. Por eso, la situación de los
indígenas empeoró allí donde hizo su aparición el esclavo de color.
Si quisiéramos diagramar, las clases sociales que se desarrollaron en nuestro territorio en la
fase de la Conquista, tendremos los siguientes cuadros:

CUADRO

Pero, todo cuanto se ha dicho hasta el momento ocurren en la época que se ha dado en
llamar “Conquista”, esto es, en el trecho comprendido entre el año 1532 a 1569,
aproximadamente.

Instaurada la Colonia propiamente dicha, la estructura social va a cobrar otros matices. Así,
por ejemplo, si nos atenemos al criterio racial, las clases sociales tendrán la siguiente
diagramación (gráfico de la Izquierda). Pero, si nos atenemos a las razones de índole
económica y social, en cambio, veremos que la pirámide contenía distinta aunque no
diametral composición (diagrama de la Derecha).

CUADRO

Formulando una severa crítica a la forma cómo el criterio racial primaba en la sociedad
colonial, Virgilio Roel (7) nos entrega la siguiente apreciación: “En el Perú colonial,
cualquier pobre diablo procedente de España presumía de limpieza de sangre y, como tal,
estimaba que estaban en su derecho al pretender codearse con gentes empingorotadas. En
estas circunstancias, un título, un hábito de orden militar o la legitimidad en la filiación,
resultaron teniendo en el país u valor más ornamental que de efectiva distinción.

De allí que el español americano ó criollo, estuvo por un buen tiempo relegado a segundo
plano. A la altura del Siglo XVI, por ejemplo el ser criollo denotaba una situación
despectiva, pues así se denominaba también a los hijos de los esclavos nacidos en tierras
americanas. De esta pronunciada discriminación se encargó la propia aristocracia virreynal,
que ostentaba una mentalidad totalmente ligada a la política metropolitana. Contribuía a ese
ensoberbecimiento el lujo y el despliegue de pompa de que se rodeaban los cortesanos y
altos funcionarios. Y esa mentalidad alienante era compartida por todos los peninsularios. Y
como dice el mismo Roel (8): “… esa mentalidad se podía resumir en una frase: todo
español, por mas miserable e ignorante que fuera, se sentía superior a los americanos; (mas
específicamente, a los llamados criollos)”. El científico Humboldt, también advirtió esta
acentuada distinción de clases en función de la sangre, cuando dijo: “un blanco español
aunque monte descalzo a caballo, se imagina ser de la nobleza del país. Y cuando un blanco
tiene un altercado con uno de los señores titulados del país, suele comúnmente decir ¿Pues
qué cree vuestra merced, ser más blanco que yo? (9).
Al lado de esta conducta enajenante, los criollos no se quedaban atrás ya que éstos también
trataban de magnificar su conducta a través de una fingida arrogancia para compensar la
circunstancia de no haber nacido en España.

LAS CLASES SOCIALES EN LA COLONIA.

Agotada la fase de las guerras civiles entre los conquistadores, hallamos en el Perú colonial,
la estructuración de clases, castas, sectores y capas sociales, a veces entrecruzadas, como
producto del encuentro entre dos culturas. Dichos segmentos que tuvieron alguna
estabilización durante los siglos XVII y XVIII son los siguientes:

1. La Aristocracia Latifundista. Que como resultado de los “repartimientos”,


“composiciones” y usurpación de tierras, tomaron una forma definitiva y establecieron
un linaje a través del mayorazgo, logrando evitar las parcelaciones y más bien
estimulando su engrandecimiento. Así las haciendas coloniales no solo involucraron los
cultivos, sino también las instalaciones de ganadería y hasta los obrajes y minas.

En todas las provincias donde hubo minas y obrajes, sus propietarios juntamente con los
mercaderes y los hacendados ocuparon la cumbre social. Los mineros vieron acrecentar
su poderío a través del Mineraje Potosino y Huancavelicano.

Los obrajeros no necesitaron federarse, pues su condición de latifundistas les otorgaba la


doble condición de aristócratas rurales y adinerados industriales.

1. La capa de los comerciantes ricos. Una capa de mercaderes enriquecieron


enormemente con las exorbitantes ganancias del tráfico de Europa, dado el
carácter monopolista del comercio español. Llegaron a agruparse en el Tribunal del
Consulado de Lima. Aunque su procedencia fue baja, dado que algunos de ellos fueron
aventureros sin mayor lustre, atenidos a su dinero, compraron blasones castellanos y se
encaramaron en a cima de la sociedad colonial, olvidando su modesto origen y llegando
incluso a despreciar a modestos pulperos.

1. El sector de los funcionarios y empleados. Al lado de los virreyes desembarcaron


miembros de la nobleza hispana en condición de vicesoberanos, acompañados de su
corte, con abundante parentela y servidumbre fiel, que se dedicaron a la administración
central y provincial. Estos funcionarios del Estado burocrático colonial ocuparon la
capa de los privilegiados. Allí estaban los Oidores, Inquisidores, Contadores del
Tribunal de Cuentas, Corregidores, Alguaciles, Regidores, Oficiales, etc. Algunos de
estos puestos habían sido entregados por la Corona previa subasta.

1. La Alta Clerecía. El inmenso poder espiritual que ejerció la Iglesia, así como la
posesión de riqueza latifundaria, colocó a los altos dignatarios de la Iglesia en una
situación de privilegio, dado que sus nombramientos venían del propio Rey. En esta
capa hallábanse incluidos Arzobispos, Obispos, Canónigos y Priores. Otra de sus
fuentes de ingreso fueron los diezmos.

1. Los españoles americanos o criollos. Para ser considerados como tal, debían tener a lo
sumo un octavo de sangre indígena o un dieciseisavo de sangre negra, de lo contrario,
pasaba a ser mestizo. Por lo común preferían ser letrados o monjes; pero otros se
inclinaron por las licenciaturas y doctorados, llegando a practicar un dogmatismo,
formalismo, escolasticismo a ultranza.

1. El Pueblo Llano. Los sectores antes indicados vendrían a constituir la Nobleza


Colonial. Pero, después de esa cima, venían a continuación elementos mesoclasistas que
oficiaban de artesanos, tenderos, pequeños comerciantes o pequeños industriales, que
tuvieron la denominación de “Pueblo Urbano”. Las capas más aceptables en este estrato
son los comerciantes medios y los artesanos, agrupados en corporaciones y respaldados
por su cofradía. Dentro de los artesanos el gremio de los plateros alcanzó mayor
prestigio, otro lugar expectante lo tuvieron los sastres, pero no tanto en desventaja
estuvieron los toneleros.

El pueblo llano también se contagió de la discriminación, es así como en el gremio más


encumbrado sólo se admitían a peninsulares y criollos y en los menos encumbrados podían
estar mestizos, indios y criollos y hasta los libertos.

Entre los comerciantes había distinción entre los poseyentes de tiendas que generalmente
eran peninsulares y los mercachifles ambulantes y buhoneros que reunía a todas las capas.

1. La Nobleza India. Al reconocérseles por la Corona el rango de hidalgos, se sentían


caballeros, adoptaban vestimenta castellana, se mostraban orgullosos por el trato que
recibían y porque gozaban de respeto en la escala virreynal. Toda esa situación devenía
del inmenso prestigio de los incas. Con el correr de los años, se advirtió en este
segmento una conducta polar. Mientras unos se pusieron incondicionalmente al servicio
de la Corona al ser atraídos por esta, a través de ciertas concesiones como la apertura de
colegios y otras prebendas; otros quisieron recuperar el prestigio de curaca incaico y
por ende, formularon sus quejas al reino de los excesos de Corregidores.

1. Las Castas Mixtas. El proceso de mestizaje entre blancos e indios; entre blancos y
negros y entre indios y negros, se materializó desde el mismo momento de la conquista,
sea en forma bandálica como ocurrió con las huestes de Pizarro o en forma espontánea
como sucedió con los avecindados o moradores. Los primeros años de la conquista
constituyen un momento para otorgar disposiciones en torno a la legitimidad o
ilegitimidad de estas uniones. En general por mestizo. Se va a entender la unión entre el
español y el indígena; lo demás, genera el mulato u otras denominaciones; habiendo
existido prohibiciones de relación entre negros e indios con severos castigos.

En cuanto a consideraciones, el producto del español con la india tuvo cierta aceptación, en
cambio el cruce del blanco con la negra, mereció observaciones, porque la raza africana se
desarrolló a nivel de esclavos.

En lo atirente a ocupar cargos y funciones, los mestizos tuvieron la misma oportunidad que
las clases populares y aún de los españoles empobrecidos.

1. Los trabajadores libres de la agricultura y la minería. Por su extracción sólo eran


admitidos a puestos intermedios en calidad de capataces, mandones, mayordomos,
aparceros. Los más hábiles llegaron a ser dueños de mina chicas, fueron cateadores,
huaqueros. Incursionaron también como jornaleros libres por su empleo estacional.

1. Los indios de las comunidades. Fueron los que sufrieron infinidad de iniquidades,
como es el arrebato de sus tierras por parte de hacendados. La masa comunitaria la
constituían el común de los indios, mitayos y tributarios a la vez. En el Siglo XVII
tuvieron cierta consolidación las comunidades, a través de la política trazada por Toledo
con las Reducciones con fines de captar tributos; pero al mismo tiempo se estabilizó la
opresión porque todo el sistema colonial se sostuvo en sus miembros y más aún, existía
el propósito de que esto no cambiara.

1. Los Yanaconas. Esta institución se acrecienta a raíz de que los indios abandonan el
cruel sistema de las mitas. Se elabora entonces una nueva estrategia por la cual, el
hacendado fingiendo paternalismo, ofrece protección y le provee, tierras de baja calidad
para usufructo, con la condición de que labore las buenas tierras del latifundio. El
yanacona debe laborar así juntamente con su familia en esas faenas agrícolas sin pago
alguno y si la hacienda es ganadera, debe trabajar como pastor.

1. Los esclavos y los libertos. La esclavitud en el coloniaje se profundizó gracias al


contrabando y la trata. Traídos del Africa eran depositados en galpones y luego
vendidos a un precio considerable, a tal punto que la Corona tuvo que reglamentar
mejor trato. De los esclavos, quien ejercía funciones doméstica, llevaron una vida
aceptable, a tal extremo que por el buen trato que recibían de sus amos, algunos de ellos
fueron admitidos como miembros de la familia y finalmente optaron por manumitirles,
es decir declararlos libertos.

LA LUCHA DE CLASES EN LA COLONIA.

Si bien es verdad que las dinastías de España, consiguieron a traves de su legado constituir
en este lado del mundo, una sociedad escindida fuertemente en clases, con ventajas notorias
y abundantes y con trato inícuo para otros, este proceder no paso desapercibido. Es así que
desde el mismo instante de la conquista se sucedieron un conjunto de movimientos
de resistencia contra el poderío español, primeramente inclusive desde los propios
encomenderos o sea desde los propios españoles radicados en América y después por la
inmensa masa de indígenas explotados, quienes al fin habían comprendido que el éxito,
antes que en la habilidad de su propia estrategia, había tenido sus causas no solo en la
guerra civil entre Huascar y Atahualpa, sino tambien en la resistencia y resentimiento de los
pueblos conquistados; en la rivalidad de la clase dirigente cuzqueña; en el colaboracionismo
inútil de grupos indígenas a favor de los españoles; en la relativa superioridad militar de
España; y en la verticalidad de la autoridad del Inca, quien una vez capturado, dejo un
Imperio con un aparato político y militar descompuesto.

LA RESISTENCIA.

A lo largo del Coloniaje, en ningún instante la gran masa de conquistados aceptó de muy
buena ganan las condiciones de opresión que le impuso el imperio español; muy al
contrario, existió una secuela de protestas que fueron aplastadas entre otros motivos, porque
fue un minúsculo sector de los propios indígenas que actuaron en contra de los intereses de
la clase sojuzgada y fueron protagonistas de la colaboración con al Corona; y por otro lado,
es evidente que España, contaba a esa altura con instrumentos de guerra que estaban más a
tono el desarrollo superior de las fuerzas productivas. Aún así, desde el lado indígena, se
considera como movimientos importantes, los siguientes:

1. La sublevación de Manco Inca (1538-1544).


2. La resistencia y posterior abdicación de Sauri Túpac (1544-1557).
3. La rebelión de Titu Cusi Yupanqui (1557-1571).
4. La sublevación de Túpac Amaru (1571-1572).
5. La aparición de falsos Incas (1656-1749).
6. La rebelión de Juan Santos Atahualpa (1742-1775).
7. La sublevación de Tupac Amaru II (1780-1781).

Basta indicar que, por ejemplo Titu Cusi Yupanqui programó:

 Reactivar la guerrilla contra los españoles.


 Tomar contacto con las poblaciones de Chile y Tucumán para preparar un gran
levantamiento.
 Organizó el levantamiento fracasado de 1535.
 Impulso el movimiento religioso de Taki Onkoy.

El Movimiento de Taki Onkoy tuvo lugar en el terreno ideológico y religiosos al proponer


el retorno a las condiciones generales de vida anteriores a la conquista; el castigo y
expulsión de los españoles y de los extirpadores de la idolatría incásica. Fue dirigida desde
Vilcabamba.

La sublevación que Túpac Amaru I, estuvo dirigida contra Toledo, quien ordenó su
ejecución en la plaza del Cuzco.

La rebelión de Juan Santos Atahualpa tuvo dos fases: un enfrentamiento bélico con los
españoles (1742-1752) y luego el retiro de las fuerzas indias sin someterse a los españoles
(1752 y siguientes). Con un cuerpo de 500 hombres y ejército auxiliar de miles de
“chunchos” Juan Santos derrotó militarmente a los españoles. La Corona tuvo que ordenar
que vinieran como refuerzos soldados desde Buenos Aires y Chile para combatirlo. Pero
Juan Santos optó por el retiro de las tropas en acto estratégico.

Pero, indudablemente, la acción más heroica librada a favor de la liberación del dominio
español, la protagonizó José Gabriel Condordanqui (Túpac Amaru II). José Gabriel era un
hombre instruido y de patrimonio holgado. Era propietario de cocales, minas y tierras de
panllevar, pero su actividad más importante era el arrieraje, contaba con 350 mulas que
transitaban la ruta Cuzco-Alto Perú. Túpac Amaru se sentía ser el último descendiente de
los incas de Vilcabamba, pero jamás obtuvo el reconocimiento pleno ni de los españoles ni
de la nobleza india. Al parecer, para emprender su movimiento, tuvo contacto con criollos
descontentos. Su programa no estaba encaminado a liberar sólo a los indios, sino también a
criollos, mestizos y esclavos. Consiguió movilizar a 20,000 y hasta 60,000 hombres, pero
armados apenas de hondas, palos, armas rusticas y poquísimas buenas. En noviembre de
1780 llegó a ajusticiar al Corregidor Arriaga, consiguiendo así su mejor victoria en
Sangarara; pero luego no supo aprovechar y dio lugar a que la Corona reuniera un ejército
de 17,000 hombres con la ayuda de los propios curacas. Así apresó a Túpac Amaru y lo
ajustició en abril de 1871.

LA EDUCACION EN EL FEUDALISMO COLONIAL PERUANO.

Como acertadamente lo tipifica Macera (10) la educación durante la Colonia “… se hallaba


estratificada de un modo violento y vertical, a semejanza y como resultado de las jerarquías
de clase. Las diferencias educativas entre los diversos grupos sociales no eran graduales y la
comunicación entre uno y otro nivel nunca se había regularizado…” y como añade el
sociólogo Julio Roldán (11): “Los Occidentales arrasaron con todos los rezagos de
“comunismo agrario” e impusieron su feudalismo encomendero combinando con el
esclavismo. En lo político, fueron incapaces de recoger la experiencia de la administración
multinacional del Tawantinsuyo y recogiendo el legado europeo de las monarquías de
ultramar impusieron un Estado piramidal de corte tomista, generando en la práctica dos
repúblicas: la de los españoles y la de los indios. Y en lo cultural se adoptó medidas
inquisitoriales contra el credo andino, para imponer creencias hebraicas y latinas. Al mismo
tiempo que físicamente sometieron a las huestes de Atahualpa, a través de las armas; en lo
cultural, subyugarn a través de la Biblia, la cruz y los santos”.

CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DE LA EDUCACIÓN COLONIAL.

1. Situación de los conocimientos científicos. Las Ciencias Naturales como la Biología,


la Física, la Química, etc. Tuvieron escaso desarrollo y difusión en la América colonial.
Esto era obvio, desde que la propia España entre los Siglos XVI y XVII no se había
distinguido por una actividad científica constante. Fueron más bien proclives al cultivo
del Derecho, la Filosofía, la Moral y la Teología. De allí que Macera haya dicho que “a
los españoles peninsulares de Europa y a los españoles criollos de América les
interesaba fundamentalmente saber cómo debía ser la realidad y no cómo era esa
realidad. Pese a esa esterilidad en la investigación, en forma aislada descollaron algunos
frailes empeñados en la enseñanza de la matemática y la química, por ejemplo, el
jesuita Diego de Morillas llegó a escribir en el Siglo XVII una Aritmética Peruana; en
materia de Química, la necesidad de explotación de los metales preciosos obligó
escribir algo sobre amalgamación, producto de ello es el Arte de los Metales que
escribió Alonso Barba en el Siglo XVII, en Botánica, se llegó a descubrir numerosas
plantas. Es, sin embargo, todavía en el Siglo XVIII donde hay interés por enviar
expediciones científicas desde Francia para describir la geografía peruana y su
producción. Tal es el caso de Antonio De Ulloa y Humboldt. Hasta que por fin, a fines
de la Colonia hallamos ya las importantes contribuciones de Hipólito Unanue, del padre
Gonzáles Laguna y de Cosme Bueno. El primero, figura importante por haber fundado
la Escuela de Medicina; el segundo, valioso por haber organizado el Jardín Botánico.
2. Supremacía de la ideología religiosa. Por ser España un país de la órbita que practica
la religión católica, fue ésta la religión que difundió en sus colonias. La práctica
religiosa fue más agresiva que la que emprendieron otros países. La fe católica la
identificaron con sus luchas militares y políticas emprendidas contra los moros y
después hacia los países americanos. Creyeron que el credo católico era la única
religión verdadera y querían divulgar esta verdad a los demás hombres. Este sentido
misional se desarrolló en una dimensión continental estableciendo previamente la
alianza: Iglesia y Estado. Se administró la vida religiosa en los Conventos (Monjes y
Monjas); Colegios (Jesuitas) y Parroquias.

Mientras el Siglo XVI fue de predominio de los dominicos; el siglo XVII, fue de
los jesuitas, pero fueron los franciscanos quienes en el trecho del Siglo XV a XIX
desarrollaron una intensa labor misional. Sin embargo, son los jesuitas los que adquirieron
gran prestigio por sus actividades culturales y educativas, ya que tuvieron a su cargo los
sectores medios y los Colegios. Empero, es preciso recordar que también los dominicos
regentaron instituciones de educación elemental y universitaria. Los franciscanos,
igualmente, tuvieron ingerencia en la educación elemental.

3. Predominio de la Escolástica. A decir de Barreda y Laos, en su obra Vida Intelectual


del Virreinato del Perú (13) la Escolástica “merced al esfuerzo del sacerdocio
católico, imperó soberanamente, con todos sus vicios y errores, casi en todo el período
colonial… la Universidad de San Marcos… se redujo a formar juventud de teólogos de
muy escaso valer, abogados católicos y supersticiosos, médicos fanáticos; eran
diplomados de convento, con espíritu de fraile…”.

En efecto, de las quince cátedras universitarias entonces existentes, nueve estaban


destinadas a estudios religiosos y sólo dos a los de medicina, por cuyos estudios, como dice
Manfredo Kempff Mercado (14): “manifestaban profesores y alumnos escaso interés”.

En general, las universidades se alimentaron de la cultura del siglo precedente. La libre


investigación, signo de los tiempos fue ahogada por la intolerancia eclesiástica. Se
convirtieron en focos de pedantería, educaban para la disputa y no para la investigación, se
vivió pues en el paraíso de la escolástica, la mayoría de las inteligencias se perdieron en un
dédalo de sorites y entimemas.

4. Carácter dependiente de su Currículum. Su plan de estudios estuvo orientado a los


intereses de la Corona, a respetar el sistema de dominación creado por España. De ese
modo, la educación no permitió formarse un concepto de patria que hubiera significado
una renuncia y una traición al Rey. No podemos imaginar siquiera una ecuación de
sentido peruanista, se educa conforme a las exigencias externas. Según Gildomero
Arista (15): “en la ecuación del indígena, el currículum es reducido, simple, como
convienen a las posibilidades catequéticas”. A lo sumo contienen nociones de
castellano, catecismo, cálculo y música…. Los colegios de menor categoría no superan
la enseñanza del latín, el castellano, religión, artes, retórica, declamación y música. Las
universidades enseñan filosofía, teología, derecho y medicina. Hay ausencia de ciencias
experimentales. Finalmente, el currículo conduce a la rutina, memorismo, pasividad
intelectual que facilita su sometimiento espiritual y físico.

5. Sentido de la educación clasista. La ecuación colonial está orientada a respetar la


división de clases. Sólo los peninsulares y criollos tienen derecho para recibir todos los
beneficios educativos. Para el niño pudiente, con profesores particulares y ubicados en
las ciudades, el currículo ofrece catecismo, moral, aritmética, geometría, urbanidad e
historia sagrada y gramática castellana.

Las niñas aprenden catecismo, urbanidad y menesteres domésticos, recordando que “mujer
que sabe latín nunca tendrá buen fín”. Los niños pobres en escuelas junto a Parroquias y
Conventos, reciben nociones de catecismo y primeras letras, matizadas con cantos
religiosos.

En resumen, se enseñan cosas abstractas e inofensivas, que no podían despertar alarma.

Y en las Universidades se orienta hacia profesiones liberales, sobre todo en sacerdocio y


abogacía.

6. Separación de la enseñanza intelectual y manual. Si el currículum para la ecuación


superior y la de los colegios mayores realiza una formación humanística, tal educación
está separada del trabajo manual. La aristocracia colonial se levanta sobre la tierra y el
trabajo indígena, fuente de su opulencia y miseria espiritual, pero no sobre su propio
trabajo. De ese modo, los jóvenes criollos nacían en una sociedad donde todo trabajo
era efectuado por razas “inferiores” o serviles. El único nivel donde existe educación en
el trabajo y para el trabajo es la del indígena. Y como dice el mismo Arista (16): “No se
extrañe pues que el currículum para la educación de criollos, en todos los niveles, está
reñido con el trabajo manual, hecho que destruye una de las orientaciones básicas del
currículum incaico”.
7. La Educación como instrumento de discriminación. Durante el coloniaje, la
educación fue una forma de reproducir el sistema de clases. Era, en consecuencia, una
educación esencialmente discriminatoria, es decir:

1. Favorable sólo para los blancos europeos o criollos; y


2. Desfavorable para los indios, mestizos y esclavos.

La gran mayoría de los habitantes no sabía leer ni escribir ni recibían enseñanza


formalizada.

LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTUDIOS EN LA COLONIA.

En general, podemos distinguir los siguientes niveles y formas en la educación colonial

1. Nivel Primario.

1. Educación popular no formalizada: En familias y gremios.


2. Enseñanza formalizada: para clases altas: En colegios Menores y Escuelas.

2. Niveles Superiores.

Exclusivo para las clases altas:

1. Educación en Colegios Mayores.


2. Educación en Universidades.
3. Educación en Seminarios (Estudios sacerdotales).

AGENTES EDUCATIVOS EN LA COLONIA.

1. La Familia. Por ser el núcleo fundamental de transmisión de conocimientos,


costumbres y tradiciones.
2. Los Gremios. Para aprender los oficios artesanales era frecuente que las familias
firmaran con el Maestro de Taller los llamados Contratos de Aprendizaje. Los talleres
artesanales fueron pues escuelas del pueblo.

3. La Parroquia. Aunque estaba referida principalmente a materias religiosas, hubo sin


embargo algunos sectores de la Iglesia católica que también impartieron a los indios
enseñanzas sobre música y artes plásticas (pintura y escultura). Un ejemplo de ello fue
la Escuela de Paucartambo.

4. La Iglesia. A decir de Virgilio Galdo Gutierrez (17) la Iglesia, so pretexto de


“evangelización” de los fieles, a través de las órdenes religiosas; impartieron enseñanza
distribuyéndose así:

 Franciscanos: Enseñanza primaria y adoctrinamiento elemental.


 Dominicos: Enseñanza en capas altas (en Universidades).
 Jesuitas: Enseñanza en grupos medios, criollos y mestizos.

La Iglesia fue el agente más efectivo de la Colonia. Existió una gran abundancia de
sacerdotes y una pobreza de Laicos. Hizo el papel de sustituto del Estado que, por entonces,
estaba dedicado a otros menesteres.

5. El Estado. Tuvo ingerencia al dictar disposiciones para educar a nativos y a los hijos de
curacas. Puso en praxis el sistema propuesto por la Corona. Constituyen personajes
célebres en este rubro el Príncipe de Esquilache y el Virrey Francisco de Toledo.

ETAPAS DE LA EDUCACION COLONIAL.

Enrique Gonzáles Carré y Virgilio Galgo Gutiérrez dividen la educación colonial en las
siguientes etapas (18):

De Iniciación. Que abarca de 1533 a 1551, caracterizada fundamentalmente por el proceso


de cristianización y las luchas contra las Idolatrías, unida al deseo de desarrollar la
educación elemental. También se llama fase de Evangelización.
De Organización y Afianzamiento. Que cubre el tiempo comprendido entre 1551 y 1771,
singularizada por la fundación de Universidades como San Marcos, San Cristóbal de
Huamanga y San Antonio de Abad del Cusco. Simultáneamente, el surgimiento de
Seminarios y Colegios Mayores. Poco después de finalizado este período serán expulsados
los Jesuitas.

De Renovación. Comprendida entre 1771 a 1820. Significó el desarrollo de algunos


cambios provenientes del pensamiento de la ilustración europea, al cual se había adherido el
sector criollo colonial. Las mejores muestras las tenemos en el Real Convictorio de San
Carlos, con Toribio Rodríguez de Mendoza y en el surgimiento y desarrollo de El
Mercurio Peruano.

ETAPA DE EVANGELIZACION.

Plasmada la Conquista, los peninsulares diéronse cuenta que en materia de instrucción había
que empezar de cero, tanto más que inmediatamente se presentaron movimientos de
resistencia religiosa e ideológica. De ahí la urgencia por reeducar a los adultos, instruir a
los niños y jóvenes; pero que había que adoctrinarlos en su propia lengua. Toda esta difícil
labor corrió por cuenta de Franciscanos, Dominicos y Mercedarios.

El primer paso constituyó en la fundación de Escuelas Elementales con permiso del


Virrye, siendo Lima, Trujillo, Arequipa, Huamanga y Cusco, los lugares primeramente
beneficiados. Por entonces se llego a pagar a los docentes con animales y víveres. La
enseñanza, como se ha señalado reiteradamente es memorística y repetitiva. Los docentes
no son sino clérigos y misioneros. En aquel tiempo. Se denominó AYO al profesor de las
primeras letras, tratándose de la educación particular y doméstica.

Este nivel de la educación comprendía Castigos, los que se cumplían en cepos, y a veces
usando látigos y palmetas.

Se distinguió hasta dos tipos de Escuela Elemental:

1. Escuela de Doctrina, a cargo de los clérigos.


2. Escuela de Misiones, a cargo de los frailes.

La educación misional llegó hasta la ceja de selva y hasta la selva misma, gracias a la labor
tesonera de jesuitas y franciscanos.
Durante los Siglos XVI y XVII, esta modalidad de educación se había circunscrito sólo al
adoctrinamiento religioso. Pero, al cambiar España de dinastía, con el ingreso de los
Borbones, recién la educación elemental brindará conocimientos de lectura y escritura. Los
maestros empezarán a percibir su salario.

Uno de los tropiezos más notorios de la educación elemental, es como se ha dicho, la falta
del dominio de la lengua nativa. Dado que el Tawantinsuyo manejo un idioma propio (el
quechua y sus derivaciones) emprendieron un conjunto de esfuerzos por adquirir el
aprendizaje del idioma vernáculo, para a través de él, dirigir el proceso enseñanza-
aprendizaje. Es evidente que ese proceso sojuzgador no se desenvolvió en un ambiente
apacible, sino más bien revestido de un carácter violento. Los maestros vernáculos como el
Amauta, estimados otrora por los incas, como depositarios del saber y representantes de la
cultura, serán perseguidos y hasta ejecutados por defender su patrimonio cultural. Los
famosos Yachayhuasis y Acllahuasis serán sustituidos por Escuelas, Colegios, Seminarios y
Universidades. Aún más, los kipus, tenidos en otro tiempo como algo sagrado, serán
reemplazados por la escritura occidental.

ETAPA DE AFIANZAMIENTO

Como se ha dicho, este segundo momento está signado por la creación de centros
universitarios o de cultura superior, siendo la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
la que se funda por Real Cédula del 12 de Mayo de 1551, por orden de Carlos V, con la
primigenia denominación de Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de los Reyes o
de Lima. Su primera sede fue la del Convento del Rosario. Se creo para los hijos de los
conquistadores. Su primer Rector fue don Juan Bautista de la Roca y empezó a funcionar en
1553. Se inició con las Cátedras de Teología y Artes y luego Cánones, Leyes y Medicina.
Hasta 1570, es decir, hasta antes de la primera Reforma regentaron los dominicos y como
consecuencia de la primera reforma asumirán los laicos. Con la segunda Reforma en 1581,
Toledo dispone que gobiernen alternativamente clérigos y laicos como una solución al
conflicto surgido y así será por el resto de la Colonia e inclusive parte de los comienzos de
la república. Después de la primera Reforma, en 1574, por sorteo, esta Universidad adopta
el nombre que perdura hasta hoy: San Marcos.

Posteriormente, por Bula Papal del 8 de agosto de 1621 y Real Cédula de Felipe IV, del 2
de febrero de 1622, se creó en el Cusco la Universidad de San Ignacio, a cargo de los
Jesuitas, la misma que fue cerrada al producirse la expulsión de los jesuitas en 1767.

El 3 de Julio de 1677, el Obispo don Cristóbal de Castilla y Zamora creó La Universidad


de San Cristóbal de Huamanga, institución que recibió su respectiva Real Cédula de
Carlos II, el 31 de diciembre de 1680, y la Bula Papal el 20 de diciembre de 1682. Después
de una serie de dificultades de carácter económico y de la oposición de San Marcos, la
Universidad de Huamanga empezó a funcionar en 1704. Su primer Rector fue el Obispo
don Diego Ladrón de Guevara.
Por Breve de Inocencio XII, del primero de marzo de 1692 y Real Cédula de Carlos II, del
primero de Julio de 1692, se fundó en el Cusco, la Universidad de San Antonio de Abad.

En cuanto a Colegios el papel más destacado corresponderá a los jesuitas. Tales Colegios
son:

 Colegio de San Pablo, fundado en Lima en 1568.


 Colegio de la Transfiguración, fundado en el Cusco en 1568.
 Colegio Mayor de San Martín, fundado en Lima en 1532.
 Colegio Mayor de San Bernardo, fundado en Cusco, en 1619.

Entre los colegios fundados para Caciques tenemos:

 Colegio “El Príncipe” fundado en Lima, en 1920.


 Colegio San Francisco de Borja, fundado en el Cusco, en 1621.

Y en cuanto a Seminarios, se funda en 8 de diciembre de 1590, el Seminario de Santo


Toribio de Mogrovejo.

ETAPA DE RENOVACIÓN.

Este período está caracterizado por la insurgencia de instituciones como la Sociedad de


Amantes del País y el Mercurio Peruano en 1791, donde destacan como elementos de una
nueva generación intelectuales de la talla de José Baquíjano y Carrillo, Toribio Rodríguez
de Mendoza, Hipólito Unánue, Vicente Morales Duárez, Ignacio de Casto, Pedro José
Chávez de la Rosa y Baltazar Jaime Martínez.

Es un período donde el aristotelismo cede su sitio al cartesianismo y por ende, se da libertad


para investigar las ciencias naturales.

Dentro de las instituciones de nivel intermedio tenemos el Real Convictorio de San


Carlos como consecuencia de la fusión entre el Colegio San Felipe y San Martín en 1771.
Descuella en este centro el sacerdote chachapoyano Toribio Rodríguez de Mendoza, que
convirtió en un foco de renovación pedagógica e ideológica. Se considera una importante
creación en ese tiempo el Colegio de Medicina “San Fernando”, fundado el 21 de
noviembre de 1792, al crearse el Anfiteatro Anatómico de San Andrés, donde tuvo papel
preponderante don Hipólito Unánue.
NIVELES DE ENSEÑANZA EN LA COLONIA.

Paradójicamente, en el caso de la colonia, se halla un desfasamiento en la formación de


instituciones educativas por niveles. Antes que la educación secundaria o intermedia se abre
la instrucción superior. Esto porque, como se ha dicho, las clases dominantes de la Colonia,
no estuvieron interesadas en ofrecer a los nativos de América una educación que condujera
al logro de profesiones, al modo como ocurría en el resto del mundo; por el contrario,
reservando para su prole la instrucción universitaria, entregaban a las clases populares una
adoctrinamiento netamente religioso y elemental. Al respecto, Gonzáles Carré y Galdo
Gutiérrez dicen (19): “En la colonia existieron institucionalmente, una educación elemental,
casi marginada a nivel oficial, una educación universitaria que surge luego, y una educación
intermedia que se desarrolló después de las dos anteriores. “Aclarando mejor este
panorama, Daniel Valcárcel en su magistral obra: Historia de la Educación Colonial,
apunta (20): “Durante la primera etapa educativa colonial, aparece de inmediato la
educación elemental y, después la educación universitaria. La educación universitaria brota
tardíamente, en la segunda mitad del Siglo XVI. Esta aparente contradicción se explica,
desde un punto de vista socioeducativo. En el momento inicial de fusión, aparece el mestizo
como figura dominante en la nueva sociedad. Son hijos de conquistadores y de mujeres
indígenas nobles…”.

En consecuencia, para efectos didácticos de la historia de la educación colonial, podemos


indicar los rasgos de cada uno de estos tres niveles:

1. La Educación Elemental. Los conquistadores y sus ideólogos, sabedores de que la


educación desempeña un papel influyente en la consolidación del proceso de
colonización, no descuidaron este aspecto superestructural. Es así como se aprestaron
pronto a la evangelización de los “naturales” sometidos. Para ello contaron, como ya se
ha dicho, como agentes idóneos, a las diversas órdenes religiosas.

Al ritmo de la consolidación virreinal, algunas familias nativas acudirán al empleo de


maestros particulares denominados Ayos, al modo de las familias pudientes en Europa
central. Entre la gente noble y de distinción, se utilizaban a los ayos que residían inclusive
en las casas de sus discípulos como Juan de Cuéllar, que fue un maestro en latinidad en el
Cusco.

La Educación elemental femenina. Fruto de los primeros ensayos de la educación


elemental femenina vienen a ser el estreno de los Colegios:

1. El de Santa Maria de la Caridad.


2. El de Santa Cruz de Nuestra Señora de Atocha.
Ambos en la ciudad de Lima. El primero, destinada a la educación doméstica y religiosa y
el segundo a la formación física y moral. En el interior del Perú (Cusco) se creó además, la
Casa de las Recogidas.

La preocupación por la formación de la mujer no fue descuidada por los invasores. Es así
como en los propios Conventos y Beaterios se impartió bajo métodos represivos el cuidado
de la moral de la niñas, de las que incluso habían caído en delincuencia.

A fines del Siglo XVIII, la enseñanza elemental, como consecuencia de los movimientos
reformistas, empezará a unir con la enseñanza manual.
A lo largo de todo este tramo, son los jesuitas y franciscanos los que aprovecharán al
máximo para sus prédicas y catequizaciones. Destacan como maestros el clérigo o el
misionero.

No pudiendo abonarse los honorarios al profesor en dinero metálico, se procedió a pagar


con víveres y animales.

Las condiciones de infraestructura de estos primeros centros de saber no fueron


debidamente equipados; a decir de nuestros historiadores los niños nativos y adultos de uno
u otro sexo escuchaban sus lecciones sentados en el suelo, bajo la dirección de un párroco,
quién podía ser ayudado por nativos ya adoctrinados.

El Método como no podía ser de otro modo, también lo fue como en España, repetitivo y
memorístico.

A esta altura, siguiendo el modelo clasista europeo, la educación se rigió por dos principios
clásicos: Magíster Dixit (El Maestro lo ha dicho) y “La letra con sangre entra”.

En cuanto a Contenido Educativo la enseñanza elemental de los primeros tiempos de la


colonia se contrajo a la instrucción de los siguientes asuntos:

 Catecismo o Doctrina
 Gramática Elemental
 Dominio de las cuatro operaciones.

2. La Educación Intermedia. Como se ha dicho, este nivel educativo, aparece un tiempo


después de que se implementara la educación universitaria. Estuvo destinada a los
sectores medios, concretamente, su aparición tiene presencia en la segunda mitad del
Siglo XVI, cuando el sector gobernante sintió la necesidad de educar a los mestizos y
criollos.

Corresponde a los jesuitas haber inaugurado la enseñanza en los Colegios Mayores. En


estos centros se impartía instrucción religiosa a los adultos, mientras que a niños y jóvenes
se entregaba diversos conocimientos entre uno y otro, si embargo, existen diferencias por el
papel que desempeñan en la estructura de la administración del poder. Así, mientras en
el Colegio San Martín sólo estudiaban en su seno los hijos legítimos (sólo varones), desde
los doce años hasta los veinticuatro, previa evaluación de conocimientos de lectura y
escritura y afición por las letras, terminó extinguiéndose el doce de enero de 1771, para
fusionarse con el Colegio San Felipe y dar nacimiento al célebre Real Convictorio de San
Carlos.

El Colegio Real San Felipe creado en 1592, estuvo destinado exclusivamente para hijos de
nietos de conquistadores y personas beneméritas. Se le asignó un sitial superior al del
Colegio de San Martín, pues su Director tenía que ser el mismo Rector de la Universidad de
San Marcos. El estudiante para su ingreso se sometía a una rigurosa selección atendiendo a
las cualidades físicas, morales e intelectuales y acreditar distinción familiar. Los estudios
duraban ocho años y estudiaban Cánones y Teología. No podían ser admitidos estudiante
con antecedentes de castigo o pertenecientes a estratos sociales bajos o los que no
acreditaban economía suficiente. Igualmente se extinguió el 12 de enero de 1741.

El Colegio San Bernardo de Cusco se creó igualmente para hijos de conquistadores y sus
descendientes. Impartió conocimientos sobre artes, Cánones, Teología y Latinidad. Se
educaban jóvenes de castas privilegiadas, a diferencia de otro Colegio denominado San
Antonio al cual ingresaban gentes de modesta condición. Su fama merma igualmente con la
expulsión de los jesuitas, aunque continuó siendo administrado por clérigos. Tiene el mérito
de haber albergado en sus aulas a personas distinguidísimas, entre las que se encuentran
Juan Espinoza Medrado “El Lunarejo”. La creación de este tipo de Colegios se difundió a lo
largo del país. Así tenemos:

 San Antonio en el Cusco


 San Cristóbal en Huamanga
 San Marcelo y San Carlos en Trujillo y
 San Jerónimo en Arequipa.

Los Colegios para hijos de Caciques o Curacas. La Colonia comprendió la necesidad


de occidentalizar a los caciques para que sirvieran de buenos intermediarios entre el
aparato colonial y la población indígena. Para este fin fueron creados Colegios de Caciques
en diferentes ciudades del Virreinato: Lima, Cusco, La Paz, Santa Cruz, La Plata,
Cochabamba, Potosí, Quito y Juli.
El régimen colonial fue muy cuidadoso con la instrucción de estos caciques para que su
occidentalización no fuera tan completa que los incapacitara para regresar a sus provincias a
ponerse al servicio de la administración europea.

Entre 1619 a 1620, un primero de enero, se funda el Colegio El Príncipe de Lima. Su


funcionamiento se inicia en el local de la Compañía de Jesús. Funcionó hasta 1767, fecha
de expulsión de los jesuitas. Atendió desde su fundación aproximadamente unos 700
alumnos. En este Colegio debían estar los hijos mayores de los Curacas y principales o los
sucesores del cacicazgo, pudiendo ser ellos sobrinos o parientes con derecho al cargo.

Para el sustento de los estudiantes debía dar los réditos de los censos de comunidad de los
naturales de la zona. Al iniciar tuvo 12 alumnos y luego llegaron a 40 por año. Benefició a
un reducido número de la nobleza aborigen. Bajó después del éxodo de los jesuitas a 9
alumnos por año. La vestimenta en este Colegio era de corte español. Para ser admitido
había que tener diez años y debía estudiar hasta que sus padres les hiciesen contraer
matrimonio. Era el propio virrey quien autorizaba el ingreso al Colegio. La dieta era mixta:
indígena y española. Regían premios y castigos. Los maestros fueron los Padres de la
Compañía de Jesús. Primero enseñaron clérigos y después laicos.

Las materias de estudio fueron: Religión, Buena Policía y Lengua. El Método consistía en
la enseñanza a voz alta las oraciones y el catecismo de la doctrina cristiana.

Entre los Medios Auxiliares con que contaban estaban las representaciones teatrales, autos
sacramentales, música y canto.

La Buena Policía consistía en los siguientes cursos: Rudimentos de Gramática Castellana,


de Aritmética y Latín, Retórica y Práctica de Latín, urbanidad.

En cuanto al Idioma con que se enseñaba era el español.

El 9 de Abril de 1621, se estableció el Colegio San Francisco de Borja, a cargo de los


jesuitas en la ciudad del Cuzco, destinado a la enseñanza de los hijos mayores de los
caciques principales de Arequipa, Cuzco y Huamanga. Los requisitos para el ingreso son los
mismos que para el Colegio el Príncipe de Lima. Aquí estudió José Gabriel Condorcanqui y
Espinoza Medrano.

Decae con la expulsión de los jesuitas y los movimientos anticolonialistas como el de


Condorcanqui.

En resumen, la ecuación de los hijos de curacas persiguió objetivos concretos como los
siguientes:
 Conseguir la sumisión política a la Corona.
 Lograr la sumisión religiosa a la Iglesia.
 La práctica del servilismo.

Es importante recordar que los curacas que antes habían sido sostén del imperio incaico,
ahora se constituían en el sostén de la colonia, al extremo de que algunos de ellos
terminaron enriqueciéndose. Como típicos mesoclasistas, terminaron siendo víctimas y a la
vez usufructuarios. De su parte, la Corona, a través de este sistema, trató de “españolizar” a
los hijos de los aborígenes en vista de que los adultos rechazaron desde el primer momento
la enseñanza occidental europea.

A continuación, presentamos un diagrama del plan de Estudios que rigió en los Colegios de
Caciques.

RELIGION
Rudimentos de Gramática Castellana.
Rudimentos de Aritmética.
BUENA POLICIA Rudimentos de Latin.
Retórica y práctica del latín.
Urbanidad.
LENGUA

Para tener una imagen de la forma cómo se distribuía el tiempo en las actividades escolares de
este Colegio, transcribimos el horario (21).

6.00 a.m. a 7.00 a.m. Se levantaban, oraban y escuchaban misa.

7.00 a.m. a 11.00 a.m. Aprendizaje de lectura, Escritura, Aritmética y Doctrina


Cristiana.
11.00 a.m. a 11.30 a.m. Descanso.
11.30 a.m. a 2.00 p.m. Almuerzo acompañado de lecturas religiosas.
Descanso.
2.00 p.m. a 5.00 p.m. Aprendizaje de Lectura, Escritura, Aritmética y Doctrina
Cristiana,
5.00 p.m. a 7.30 p.m. Descanso. Rezo del Rosario y otras oraciones.
Descanso.
7.30 p.m. a 8.00 p.m. Cena y examen de conciencia.
8.00 p.m. Los alumnos debían acostarse.
Los Colegios – Seminarios. Entre éstos descuella el Seminario de Santo Toribio de
Mogrovejo, que fue fundado el 8 de diciembre de 1590. Fue un centro para la formación
sacerdotal, que prioritariamente inculcó la enseñanza de la Teología y las Sagradas
Escrituras. Ya al finalizar la Colonia, en su plan de estudios involucró conocimientos de
Historia, Teología, Cánones y Disciplina, Algebra y Geometría.

Su régimen de estudios consistía en desenvolver un horario de:

 Tres horas por la mañana.


 Tres horas por la tarde; y
 Una hora de conferencias por la noche.

Valcárcel enumera los siguientes Colegios-Seminarios que funcionaron a lo largo del país.

 San Jerónimo de Arequipa.


 San Marcelo y San Carlos en Trujillo.
 San Cristóbal en Huamanga.
 San Antonio en el Cusco.

A continuación detallamos el Plan de Estudios que rigió a estos Seminarios:

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