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Ensayo sobre emergencia lingüística

Jorge Luis Dominguez Blanco

Universidad Sergio Arboleda

Escuelas de posgrados

Especialización en derecho administrativo

Santa Marta - 2014


La lengua española constituye una de las más ricas y excelsas de todas, está repleta de

variadísimas expresiones culturales de los lugares donde se blande con fuerza, valor y amor por

ella, dando como resultado a una simbiosis donde las parte entran en un proceso continuo de

perfeccionamiento.

Posee muchas variantes y herramientas que al ser usadas de manera correcta, dan como

resultado, hermosas obras de arte literarias, y es que nuestro idioma se presta para tales hazañas,

gracias a la composición misma de este, las palabras, oraciones y párrafos. Estos son versátiles,

poseen un dinamismo sin igual adaptándose a la perfección con nuestro ingenio y creatividad.

Este es el fin último de la lengua, conectar nuestros más profundos pensamientos con el mundo

que nos rodea, por más simples que sean.

La argumentación cumple un papel destacado para tal fin, aquí nos vemos sometidos a exponer

nuestras ideas, buscando convencer al lector de nuestro punto de vista. Siendo esto posible,

mediante el uso del elemento más simple de un discurso y compañero fiel del razonamiento,

refiriéndonos a los argumentos.

Pues bien, teniendo en cuenta todo lo anterior, es difícil creer que contando con tantas

herramientas lingüísticas, el sistema jurídico en Colombia tenga malos “redactores legales”. Y es

que de ser así, tendríamos que ampliar nuestra visión e incluir al sistema educativo del país, ya

que este es el encargado de formar a dichos profesionales del derecho.

Sin embargo, no es necesario llegar a tal punto ya que, el modelo educativo en Colombia ha

demostrado ser apto, en la formación de profesionales capaces de esgrimir, de manera efectiva y

elegante, nuestra lengua española. Haciendo un uso adecuado de la misma. No es casual, que
poseamos tan destacados escritores y un sinfín de obras que son, hoy por hoy, referentes

literarios en el mundo entero.

Por consiguiente, surgen las más obvias preguntas: ¿Qué está sucediendo en nuestras facultades

de derecho?, ¿Por qué no forman juristas con habilidades de redacción clara y precisa?

El meollo del problema radica en que, por cierta creencia popular, se tiene que solo las

profesiones de docencia, las de comunicación social y otras afines, son las únicas a las que se

debe procurar desarrollar estas habilidades. Generando en las facultades de derecho un

desenfoque sustancial, con respecto a fortalecer de manera integral, las habilidades lecto-

escritoras necesarias en la redacción de cualquier escrito.

Pues por experiencia vivida puedo dar fe que, solo he recibe castellano y redacción en el primer

y segundo año de derecho, de manera somera sin ninguna profundidad. Lo cual no debe ocurrir

pues considero que el castellano y la redacción se deben recibir por lo menos en los cuatro años

de vida académica.

Pues bien, es obligación entonces señalar que el dominio de habilidades de redacción es esencial

y pilar para la formación de buenos abogados, de abogados con calidad académica, más allá de

los cánones establecidos para las disposiciones legales. Las cuales solo perpetúan un lenguaje

con múltiples interpretaciones, dependiendo solo del criterio que se use, o de a quien se desee

favorecer.

Cabe señalar que esta educación debe ser entendida como una educación de calidad. Definiendo

al mismo tiempo la misma como, “Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que

permiten juzgar su valor”, Según la real academia de la lengua española. Además de agregar

que, calidad es conferir a la educación la capacidad de formar profesionales integrales.


Al respecto conviene decir que, si queremos una educación de calidad, debemos procurar

implementar de cátedras en todas las facultades que instruyan a los educandos, en los saberes

primordiales del continuo proceso, que constituye, el exponer nuestras ideas o pensamientos.

A pesar de la gravedad de esta situación, no se justifican las deficiencias en el sistema judicial la

redacción e interpretación de las leyes. Pues la mala redacción permite, que se interprete la

misma de acuerdo al interés de cada quien. Si analizamos el tema podemos dilucidar que hay

otra razón de fondo.

Y es que, salta a la vista la manera como usan las normas los encargados en aplicar la ley,

destacándose como un problema grave. Lo que arroja luz acerca de las diferentes molestias, que

ponen de entre dicho el sistema judicial colombiano.

Dicho factor incide en los rincones más oscuros de la rama judicial, con el fin de acomodar las

leyes y promover la parcialidad en las sentencias que emiten nuestros jueces. Esto sin lugar a

dudas, determina una actitud completamente ajena a toda justicia y verdad, además de solo

buscar poder en su actuar.

Por tal motivo, se llega a redactar leyes con deficiencias intencionalmente dispuestas, de manera

que, no sean del todo fáciles de detectar, para asi poder aprovecharlas en futuros procesos. Un

ejemplo sencillo de lo anteriormente expuesto seria:

Supongamos que la tenencia de animales en los domicilios particulares está legalmente

regulada en el sistema por esta única norma N: ‘queda prohibida bajo sanción S, la

tenencia en los domicilios de animales salvajes. Está permitida la tenencia de animales

domésticos’. Parece que la regulación legal es completa, pero se puede concebir una

laguna respecto de los animales salvajes domesticados. Imaginémonos que ese impone la
sanción S a un sujeto que tiene en su domicilio un tigre que ha sido recogido cuando era

cachorro, al que se ha domesticado, que está perfectamente adaptado a la vida en el

hogar y al que, además, se le han cortado las uñas y los colmillos para evitar cualquier

riesgo para la integridad de las personas.”(Garcia, 1989, 28).

Por tal razón, es preciso definir el rango de movilidad de los que aplican la ley, debemos

recordar que pueden o no hacer.

Según, Gascón & García (2003): “Tan sólo tienen una legitimidad ‘técnica’ o ‘de oficio’; es

decir que su actuación será aceptable en la medida en que pueda verse como la exacta

aplicación de la ley”(p.8).

Es decir que ellos deben ceñirse a la norma tal cual está dispuesta de ante mano por el legislador,

sin consideraciones, ni anexos, con el único fin de garantizar que se cumplan las leyes y normas

“de cabo a rabo”.

Sin embargo, estos también disponen de la independencia judicial. Esta les permite actuar de

manera libre en cuanto a las corrientes políticas, filosóficas y religiosas que imperen en el

contexto donde se desarrolle su ejercicio.

Por tal razón, no podrán someter su sentencia a las opiniones de terceros, que recurran a

cualquiera de los aspectos antes mencionados, para condicionar dicha sentencia. Y esto solo por

la simple razón de ser imparciales en su ejercicio, a causa de responder a las disposiciones que

la normativa les indica, y al mismo tiempo ser completamente objetivos.

Ahora bien, esto enmarca lo que la ley requiere como ideal. Sin embargo no se llega a cumplir en

su totalidad. Como lo evidencian algunas sentencias judiciales. Un claro ejemplo de ello es:
En 1994, un juez colombiano condenó a dos hombres a penas muy inferiores a las

establecidas en la ley para el delito cometido. Ellos apelaron la decisión y el juez de

segunda instancia revocó (en contra de los apelantes) la decisión de primera instancia,

por violación al principio de legalidad de la pena transgrediendo el principio de no

reformatio in pejus. La jurisprudencia de la corte suprema. Aquí estamos viendo un caso

común de una incorrecta aplicación de la ley a causa de no cumplir con el ideal objetivo

e imparcial de un juez. Aquí el como el juez de primera insta y esto condujo a que los

acusados no se le aplicaran las penas correspondientes de acuerdo a la normatividad,

pues el juez de segunda instancia trato de corregir la mala aplicación de la norma pero

la corte constitucional manifestó que los errores del juez no pueden ser cargados sobre

los individuos juzgados, y esto permitió que la sentencia de primera instancia quedara en

firme. (Botero, 2006, p43).

Finalmente para concluir, debemos ser conscientes de lo valioso que es salvaguardar nuestro

idioma, agrandándolo si la oportunidad se nos presenta. Ya que es ella, la lengua, la que nos

sirve como forma de expresarnos. Por consiguiente, tanto la buena escritura como el expresarse

de manera correcta, son elementos primordiales dentro del continuo proceso de exponer nuestras

ideas o pensamientos.

Todos, sin importar orígenes, generos o posición social, tenemos como compromiso, hacer un

buen uso de un lenguaje claro y conciso, que logre llevar a otros la esencia de nuestra

motivación, sin divagar vanamente un mar de definiciones, palabras rebuscadas o elementos

excesivamente complicados. Esto solo logra confundir y llevar por un camino engañoso y

desconcertante, en cuanto que la motivación primera, de cualquier escrito, consiste en una sola y

sencilla premisa: conocer la esencia de nuestras ideas.


Caer en el mal uso las riquísimas herramientas lingüísticas ofrecidas por parte de la lengua, trae

consigo obstáculos difíciles de superar, y no solo en los campos literarios si no en todo lo que

nos compete como seres humanos y por ende seres sociales.

Es por esto, que los errores que se cometen todos los días en el sistema judicial colombiano, son

de especial consideración, ya que este representa la base del óptimo funcionamiento de nuestra

sociedad.

Por otro lado, la falta de preparación lingüística de los representantes de la ley en el país,

evidencia precisamente, la falta de instrucción en el buen uso de la lengua, induciendo así, a ese

lenguaje poco práctico y confuso empleado en escribir las leyes, que al fin de términos, es lo que

permite un sinfín de interpretaciones.

Ahora bien, volviendo a los problemas nacionales, cabe destacar, el papel que juega el uso de la

lengua en cómo se vienen encausando la normatividad en colombia. Ya que se ha aprovechado

de ciertas artimañas lingüísticas, para fortalecer ese lado oscuro y perverso que niebla la visión

de una nación en búsqueda de la verdad y la justica.

La corrupción que genera este comportamiento es algo que debemos temer y erradicar, haciendo

uso de la instrucción académica como medio esencial para comprender a cabalidad las normas

que rigen nuestra cotidianidad.

Cuidemos la lengua y protejámosla de los avivados y corruptos que infectan la nación.


Referencias:

Gascon Marina & Garcia Alfonso. (2003). Interpretación y Argumentación Jurídica.

España: Palestra.

Botero Bernal Andres. (2003). Ensayo sobre la crisis de la razón jurídica (formalismos versus

principios y/oValores).

Medellin: Biogenesis.

Universidad de Chile & universidad Adolfo Ibañe. (1991). Interpretación, integración y

razonamiento jurídico, conferencias y ponencias presentadas en el congreso realizado en

Santiago y viña del mar entre 23 y 25 de mayo de 1991.

Chile: Universidad de chile.

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