A fines de 2017, los 195 países miembros de la Unesco aprobaron la Declaración de
Principios Éticos en Relación con el Cambio Climático. Los líderes mundiales consideran el cambio climático como uno de los más grandes desafíos a ser enfrentado por la humanidad en el siglo XXI. L declaración habla de la responsabilidad humana al afrontar este cambio y refuerza la importancia y la centralidad de los valores éticos en estas discusiones, más allá del aspecto técnico. Se trata de la primera declaración global y de naturaleza exclusivamente ética propuesta por la Unesco. Si la falta de acciones puntuales puede tener implicaciones catastróficas, las respuestas al cambio climático que son realizadas sin cuidado, sin cuestionamientos éticos en su consecución, tienen el potencial de devastar comunidades enteras y de crear nuevas situaciones de iniquidad y desigualdad, volviendo aún más vulnerables a los pueblos golpeados por el desarraigo y por los conflictos políticos e ideológicos propios del ser humano. Esta declaración quiere ser un medio para movilizar y sensibilizar a las personas sobre los principios y los valores éticos, bien como sobre las preocupaciones universales de la humanidad que se ubican más allá del mero discurso técnico, aburrido y frío sobre el cambio climático. Hoy, el calentamiento global se ha vuelto una preocupación común a toda la humanidad, y muchos de los cambios observados desde la década de 50 hasta el momento no tienen precedentes en siglos o milenios pasados. Existe una imperiosa necesidad de atenuar las causas del cambio climático y de adaptarse a sus consecuencias. Esta circunstancia agrava a tras amenazas a los sistemas sociales y naturales, lo que implica una carga adicional a los más pobres y vulnerables. Entre las sugerencias de acciones humanas sabias y urgentes en ese contexto, el documento afirma que la humanidad debe responder con “políticas integrales y eficaces, que respeten y promuevan los derechos humanos y se guíen por principios éticos”, reconociendo la necesidad de lo más pronto posible la transición para estilos de vida y desarrollos sostenibles. El cabio climático es, fundamentalmente, una cuestión ética. Muchas organizaciones internacionales, tanto laicas como religiosas, han elaborado documentos, programas de educación y de concienciación de sus miembros, en la perspectiva de una cuestión que exige una visión integrada de valores éticos, sociales, políticos y económicos. En esta perspectiva el documento de la Unesco presenta seis principios éticos a ser aplicados a través de la educación y de la cooperación internacional: 1. Prevención del daño; 2. Criterio de precaución; 3. Equidad y justicia; 4. Desarrollo sostenible; 5. Solidaridad y 6. Conocimiento científico e integridad en la toma de decisiones. Alguien ya afirmado y concordamos son ello, que el siglo XXI será el siglo en que la humanidad redescubrirá el valor de la ética y que esta se ubicará en el centro de todo lo que tiene que ver con la gestión responsable de la vida, o entonces correremos el riesgo de no más existir.