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TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUNYA

Sala de lo Civil y Penal

PIEZA SEPARADA INCIDENTE DE RECUSACIÓN


Excmo. Sr. D. Jesús M. Barrientos – Ilma. Sra. Dª. Mercedes Armas
Procedimiento Abreviado núm. 1/2019

AUTO

Magistrado Instructor
Ilmo. Sr. D. Carlos Ramos Rubio

En Barcelona, a 20 septiembre 2019

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO. - En el Procedimiento Abreviado tramitado en esta Sala con la


referencia núm. 1/2019, por providencia de 12 septiembre 2019 del
Tribunal de enjuiciamiento se tuvo por promovido a instancia del
procurador Sr. D. Jesús Sanz López, en representación del MH Sr.
Joaquim TORRA i PLA el presente incidente de recusación respecto del
Excmo. Sr. D. Jesús María Barrientos Pacho y de la Ilma. Sra. Dª.
Mercedes Armas Galve, integrantes de dicho Tribunal.

Por una diligencia de ordenación del Iltre. Letrado de la Administración de


Justicia (LAJ) del mismo día se dispuso designar instructor del incidente al
magistrado de esta Sala Ilmo. Sr. D. Carlos Ramos Rubio, conforme al
turno legalmente establecido para ello.

SEGUNDO. - En la indicada providencia de 12 septiembre 2019 se


dispuso, asimismo, suspender la tramitación del procedimiento hasta la
resolución de la recusación y dar traslado al Ministerio Fiscal y a la
Acusación popular ejercida por el partido político VOX ESPAÑA, a fin de
que en el plazo común de tres días manifestasen lo que considerasen

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oportuno sobre la recusación y, en su caso, se opusiesen o se adhiriesen a
la misma.

El Ministerio Fiscal y la Acusación popular han informado en el término


conferido para ello oponiéndose a la recusación y solicitando su
desestimación.

TERCERO. - En el ínterin, mediante un escrito presentado en la Secretaría


de la Sala el 17 septiembre 2019, el procurador Sr. D. Jesús Sanz López
en representación el MH Sr. Joaquim TORRA i PLA ha formulado la
recusación de este instructor.

CUARTO. - Por una diligencia de este instructor del día de ayer, 19


septiembre 2019, se ha solicitado al Iltre. LAJ de la Sala que informe
sobre el criterio seguido para la designación de este instructor y que
disponga unir a la presente Pieza separada testimonio de los autos
dictados por este instructor en las Diligencias Previas núm. 2/2019 de
fechas 27 junio 2019 y 11 julio 2019, así como del auto de la Sala de 1
abril 2019 dictado en el Rollo de Diligencias Indeterminadas núm.
23/2019, solicitado también por el recusante, así como las impresiones en
papel de los links contenidos en el escrito de recusación.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO. – 1. Con carácter previo a informar sobre la recusación del


Excmo. Sr. D. Jesús M. Barrientos y de la Ilma. Sra. Dª. Mercedes Armas,
procede resolver sobre la recusación de este instructor.

Disponen ―en idéntico sentido― el art. 224.1.1º LOPJ y el art. 108.1.1º


LEC que, cuando el recusado sea el Presidente o un Magistrado del
Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional o de un Tribunal Superior de
Justicia, instruirá los incidentes de recusación... “un magistrado de la Sala
a la que pertenezca el recusado, designado en virtud de un turno
establecido por orden de antigüedad”.

Como informa el LAJ de la Sala (ANEXO I), la designación de este


instructor ha seguido rigurosamente lo dispuesto en la ley.

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La recusación de este instructor se funda en dos causas legales:
enemistad manifiesta con la parte recusante (art. 219.9ª LOPJ) e interés
directo o indirecto en la causa (art. 219.10ª LOPJ).

2.1. Por lo que se refiere a los hechos en que se pretende fundar la


primera causa de recusación, se dice que la enemistad manifiesta
resultaría del “malestar” que habría experimentado este instructor al
haber sido recusado por la misma representación procesal cuando era el
instructor de las Diligencias Previas núm. 2/2019, de las que dimana el
actual Procedimiento Abreviado núm. 1/2019, “malestar” ―en otras
ocasiones utiliza de forma alternativa la expresión “disgusto”― que
quedaría demostrado, según el recusante, al haber decidido inadmitir a
limine aquella recusación, no solo por motivos formales sino también de
fondo, incluyendo en la correspondiente resolución “reproches” que
excederían del “ámbito” propio de la misma y que se consideran “muy
expresivos” de dicho malestar.

Como principio de prueba de esa pretendida “enemistad”, el recusante se


limita a aportar y a glosar diversos fragmentos escogidos del auto dictado
por este instructor en 11 julio 2019, por el que, además de resolver un
recurso de reforma contra el auto de conclusión de la instrucción y de
transformación del procedimiento, se inadmitió a trámite aquella 1ª
recusación —la que ha dado origen a la presente Pieza separada es la 2ª y
la presentada contra el instructor de la misma es la 3ª—.

Al propio tiempo, el recusante trae a colación y reproduce en su nueva


recusación contra este instructor ―la 3ª― el contenido de la que fue
inadmitida a trámite ―la 1ª―.

2.2. La causa de recusación de que ahora se trata constituye, otra vez, un


manifiesto abuso de derecho y un evidente fraude de ley, de manera que,
conforme a lo dispuesto en el art. 11.2 LOPJ, ha de ser también
inadmitida a trámite.

Por lo pronto, conviene traer a colación lo que este instructor razonó para
inadmitir aquella 1ª recusación, a fin de que pueda advertirse que lo que
el recusante considera “reproches” solo tenían como finalidad, por un

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lado, justificar su calificación como un abuso de derecho y un fraude de
ley, propiciados, directamente, para retrasar la tramitación de la causa —
son continuas las críticas de la representación del recusante a la
inexplicable y sospechosa celeridad con que se ha conducido dicha
tramitación— e, indirectamente, para tratar de apartar a un magistrado
que no había resuelto a gusto del recusante, cuando estaban pendientes
de resolver dos recursos y de decidir sobre la apertura del juicio oral; y,
por otro lado, para que pueda entenderse que, si la inadmisión liminar de
aquella 1ª recusación entró a valorar su evidente falta de fundamento, fue
de conformidad con el criterio de la jurisprudencia que permite atender
para ello, “tanto en la falta de designación de una causa legal de
abstención, como en su invocación arbitraria, esto es, manifiestamente
infundada” (por todos, el ATS2 11 ene. 2012 FD4 [JUR 2012\21360], con
cita de la STC 136/1999 FJ5).

Es por ello que se adjunta a la presente resolución testimonio del auto de


este instructor de 11 julio 2019 (ANEXO II), en cuyo fundamento de
derecho primero se contiene dicha argumentación, la cual damos aquí por
enteramente reproducida, a fin de poner de manifiesto la tendenciosa y
descontextualizada cita de fragmentos de la misma realizada por la parte
recusante.

La simple lectura de los razonamientos contenidos en el fundamento de


derecho primero de dicha resolución permite comprobar, por un lado, que
todos ellos, tanto los de forma como los de fondo —en este caso,
apriorísticos—, constituyen ratio decidendi de la decisión final de inadmitir
a trámite aquella 1ª recusación; y, por otro lado, que no se contiene en
ellos “reproche” alguno ni se explicita tampoco ningún “malestar” o
“disgusto” del redactor para con la parte recusante, es decir, el MH Sr.
TORRA ―al que no se podría hacer responsable de la infundada recusación
porque, simplemente, no firmó el escrito―, ni tampoco para con su
representación procesal o su defensa letrada, sin perjuicio de constatar
que se olvidaron de cumplimentar todos los requisitos exigidos
legalmente, pese a que les fue conferido un término para hacerlo con cita
del precepto en el que se enumeraban los mismos, y de que se limitaron a
invocar unos hechos —la utilización de algunas expresiones y términos en
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una resolución judicial destinada, precisamente, a valorar la existencia de
indicios de criminalidad— que no podían encajar de ninguna forma en la
causa legal de recusación invocada —“interés directo o indirecto en el
pleito o causa” (art. 219.10ª LOPJ)— ni podían, por tanto, fundar esta
razonablemente.

No puede dejar de observarse que el recusante reincide ahora en su afán


por atribuir propósitos e intenciones espurias a este instructor,
simplemente, por no haber redactado a su gusto la resolución que, tras
concluir la instrucción, puso de manifiesto la existencia de serios indicios
de la comisión de un delito, justo lo que la Ley procesal (art. 779.1.4ª y
780 LECrim) le exigía. Es evidente para cualquier lector imparcial que la
resolución que provocó la 1ª recusación ―el auto de 27 junio de 2019, del
que se ha dispuesto también que se una copia al presente incidente
(ANEXO III)―, en la que no se adoptó ninguna medida cautelar como
hubiera sido posible ―prohibición de salida del territorio nacional, retirada
del pasaporte―, no supuso un “juicio anticipado” ni mucho menos una
“condena anticipada” ni comportó para el investigado ninguna otra
consecuencia procesal que la prevista en la Ley, es decir, verse expuesto
a ser objeto de acusación por el Ministerio Fiscal y por la Acusación
popular.

Afirmar que un instructor pierde su imparcialidad desde el momento en


que, tras practicar una investigación, advierta la existencia de serios
indicios de la comisión de un delito por el investigado y lo refleje así en la
resolución prevista en la Ley para ello, es tanto como afirmar que un
tribunal perdería su imparcialidad desde el momento en que, tras el juicio
oral y la práctica de la prueba, condenase al acusado, con la consecuencia
de que su sentencia sería nula por dicho motivo.

No existe, por tanto, sustrato fáctico alguno de la causa legal invocada.

De todas formas, más allá de la inexistencia de cualquier dato, por


mínimo que sea, que permita afirmar que este instructor pudiera albergar
por cualquier causa algún “malestar” o “disgusto” para con la parte
recusante o para con su representación procesal o defensa letrada por
haber sido objeto de aquella 1ª recusación, debe hacerse constar que
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dichos sentimientos, aunque fueran ciertos, no podrían suponer en
absoluto la “enemistad manifiesta” a la que se refiere la causa 9ª del art.
219 LOPJ.

En efecto, sobre lo que deba entenderse por “enemistad manifiesta” a


efectos de la recusación de un juez o magistrado la jurisprudencia ha
venido excluyendo los supuestos de enemistad imaginaria o carente de
todo fundamento y justificando su inadmisión liminar, como es el caso de
la fundada exclusivamente en el hecho de haber dictado el juez o
magistrado resoluciones contrarias a la parte recusante (cfr. STC
155/2002 de 22 jul. FJ4; ATSJ Cataluña FD5, con cita de las SSTC
205/1998 de 26 oct. y 136/1999 de 20 jul.), porque debiendo entenderse
que “enemistad es aversión, malquerencia, odio, rencor, hostilidad,
proposición, mala voluntad o rivalidad”, no es posible afirmar su
concurrencia “cuando [simplemente] se dictan resoluciones que estima la
parte [que] son contrarias a su pretensión”, ya que “de atenderse el
motivo bastaría que en un proceso se deniegue una pretensión para una
parte o se acordara la adopción de una medida cautelar para estimar la
concurrencia de la causa de recusación alegada” (STS2 919/2014 de 12
jul. FD14).

En definitiva, la enemistad manifiesta a que se refiere la causa de


recusación de que se trata debe ser, en principio, ajena al propio
contenido de la función jurisdiccional y fundarse en una “relación
personal” (cfr. SSTS2 380/2005 de 29 mar. FD1, 919/2014 de 12 jul.
FD14), quedando excluidos como indicador verosímil de la misma los
meros sentimientos de inclinación o de rechazo o las diferencias
ideológicas, teniendo en cuenta además que, «en el sistema de valores
instaurado por la Constitución, la ideología se halla sustraída al control de
los poderes públicos, prohibiéndose toda suerte de discriminación en base
a la misma; nadie puede, pues, ser descalificado como Juez en razón de
sus ideas y, por tanto, no resultaría constitucionalmente posible remover
a los Magistrados recusados, aun cuando fuesen ciertas las actitudes que
se les atribuyen» (cfr. ATC 180/2013 de 17 sep. FJ5 con cita del ATC
358/1983 de 20 jul. FJ2; en el mismo sentido, ATC 208/2013 de 2 oct.
FJ2).
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Por tanto, además de no existir sustrato fáctico alguno de la primera
causa de recusación alegada, los datos —malestar, disgusto— invocados
no pueden constituir de ninguna manera dicha causa.

La consecuencia de cuanto se lleva dicho es que la recusación constituye,


en este punto, como se ha adelantado, un manifiesto abuso de derecho y
un evidente fraude de ley, razón por la cual debe ser inadmitida a trámite
conforme al art. 11.2 LOPJ y a la jurisprudencia que ha sido invocada en
esta resolución y en el fundamento de derecho primero del auto de 11
julio 2019 (ANEXO II).

3.1. La segunda causa de recusación invocada por la representación


procesal del MH Sr. TORRA se funda en el art. 219.10ª LOPJ (“tener
interés directo o indirecto en el pleito o causa”), interés que se pretende
fundar, por un lado, en “la propuesta formulada por el Partido Socialista
de Catalunya (PSC)” a fin de que este instructor fuese incluido en la terna
de juristas de prestigio para formar parte de la Sala de lo Civil y Penal del
TSJ Cataluña, que fue aprobada por el Pleno del Parlament de Catalunya
en 30 junio 2004 (Resolución 97/VII) y, por otro, en el actual interés del
PSC —que llega a calificar de “obsesión política”— en que el MH Sr.
TORRA “dimita o convoque elecciones”, instando al efecto la convocatoria
de un Pleno de la Asamblea legislativa catalana en abril de este año para
que el President de la Generalitat se sometiese de manera inmediata a
una cuestión de confianza o convocase elecciones.

De este cóctel, el recusante parece deducir que sería verosímil que exista
un interés por parte de este magistrado instructor en encausar al
recusante y, en definitiva, en propiciar su condena para forzar su
inhabilitación y favorecer así los intereses políticos de la formación a la
que debería su nombramiento como magistrado y a la que, según se dice,
se encontraría —por ello y solo por ello— “estrechamente vinculado”.

Para aderezar este argumento, el recusante alude a la “controversia”


existente “desde siempre” sobre los nombramientos “de origen político” de
los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia, trayendo a
colación la opinión manifestada en su día por el Excmo. Sr. Jesús M.
Barrientos en la entrevista celebrada ante el CGPJ al tiempo de concursar
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para su actual cargo, en la que —según dice el recusante— “manifestó su
desconfianza por este tipo de nombramientos”, así como “su firme
compromiso en… que los magistrados que hayan sido promovidos a
propuesta de cualesquiera partido político no interviniesen en causas que
afectasen a políticos”.

Por todo ello, el recusante alega que “es legítimo, racional y natural” que
albergue “serias dudas sobre la imparcialidad del aquí recusado”.

3.2. Esta segunda causa de recusación también debe ser inadmitida


liminalmente, tanto por ser extemporánea (art. 56 LECrim, art. 223.1
LOPJ, art. 107.1 LEC), como porque constituye, como en el caso anterior,
un supuesto de palmario abuso de derecho y fraude de ley (art. 11.2
LOPJ).

En efecto, si se tiene en cuenta que la recusación debe plantearse por la


parte tan pronto como tuviere conocimiento de la causa en que pretenda
fundarla o, si la hubiere conocido antes de incoarse el procedimiento,
desde que conociese la composición del órgano judicial ante el que
debiere comparecer y, en ningún caso, más allá de los 10 días (hábiles)
de adquirir el conocimiento conjunto de ambos extremos, en el presente
caso ese plazo habría transcurrido sobradamente contado desde que este
magistrado intervino en la Sala que decidió la admisión de la querella del
Fiscal Superior de Catalunya contra el MH Sr. TORRA por un auto de 1
abril 2019 —que se ha incorporado también a la presente Pieza separada
(ANEXO IV)—, teniendo en cuenta que la Pieza separada de recusación
constituye un incidente del procedimiento principal, constituido primero
por el Rollo de Diligencias Indeterminadas núm. 23/2019, después por las
Diligencias Previas núm. 2/2019 y, finalmente, por el Procedimiento
Abreviado núm. 1/2019, y que el dato relativo al origen parlamentario del
nombramiento de este magistrado instructor es un hecho notorio y de
general conocimiento, ampliamente publicado por el Boletín Oficial del
Estado, por Boletín de Información del Ministerio de Justicia que contiene
el Escalafón de la Carrera Judicial y por los medios de comunicación,
además de constar en los registros y anales del Parlament de Catalunya y
de ser conocido por la actual Consellera de Justícia, integrante del Govern

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presidido por el recusante, la cual fue, precisamente, una de las
integrantes de la terna en que se integró este magistrado instructor.

Por otra parte, el nombramiento de este magistrado instructor como


integrante de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña por el turno de juristas de reconocido prestigio lo fue a
propuesta mayoritaria del Parlament de Catalunya en su integridad —
Resolución 97/VII del Parlament de Catalunya, publicada en el Butlletí
Oficial del Parlament de Catalunya Núm. 78, de 5 de juliol de 2004— y no
de un solo partido político, y se llevó a cabo por Real Decreto 2123/2004,
de 22 de octubre (BOE 09/11/04), en virtud de la propuesta aprobada por
Acuerdo del Pleno del Consejo General del Poder Judicial de 19 de octubre
de 2004.

Por tanto, el nombramiento se efectuó con escrupuloso cumplimiento de lo


dispuesto en el art. 330.4 LOPJ.

No es posible sustentar una recusación con base en un supuesto de hecho


que cumple fielmente lo prescrito en una norma legal ―orgánica―, sin
perjuicio de la posibilidad de instar una cuestión de inconstitucionalidad o
de procurar su reforma.

El escrito de recusación no refiere ningún otro dato que pueda sustentar


que exista una vinculación ―que se califica de “estrecha”― entre este
magistrado instructor y un partido político por virtud de la cual aliente un
interés en seguir sus directrices, olvidando quizás que dicha “vinculación”
no fue un obstáculo para decidir en otras ocasiones en contra de los
intereses de dicha formación política (cfr. STSJ Cataluña de 30 marzo
2015 [ROJ STSJ CAT 562/205]).

La consecuencia de cuanto se lleva dicho es que la recusación constituye,


también en este punto, un abuso de derecho y un fraude de ley que
ameritan su inadmisión a trámite conforme al art. 11.2 LOPJ y a la
jurisprudencia que ha sido invocada en esta resolución y en el fundamento
de derecho primero del auto de 11 julio 2019 (ANEXO II).

SEGUNDO. - 1. Por lo que se refiere a la recusación del Excmo. Sr.


Presidente de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia
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de Catalunya, D. Jesús María Barrientos Pacho, y de la Ilma. Sra.
Magistrada de la misma Sala, Dª Mercedes Armas Galve, ambos han
negado en su informe ―unido a la Pieza separada― que concurra para
ninguno de los dos las causas legales de recusación que se invocan en el
escrito que ha dado lugar a la formación de la presente Pieza separada.

Ambos concurrieron en el Tribunal que decidió, por un auto de 1 abril


2019 (ANEXO IV), la admisión de la querella que ha dado origen al
presente procedimiento, interpuesta por el Fiscal Superior de Catalunya
contra el recusante por razón de la presunta comisión de un delito de
desobediencia (art. 410 CP), concurrencia que se produjo con arreglo a las
normas de reparto, previamente aprobadas por la Sala de Gobierno de
este Tribunal Superior de Justicia, y en virtud de la regla competencial que
resulta del art. 70.2 EAC en relación con el artículo 73.3 a) de la LOPJ,
dada la condición de aquel de President de la Generalitat de Catalunya en
activo.

Con arreglo a las indicadas normas de reparto, corresponde a los dos


magistrados recusados formar parte del Tribunal que, tras la instrucción
practicada por el magistrado que esto informa y tras la incorporación de
un tercer magistrado —que, finalmente y también según las normas de
reparto, resultó ser el Ilmo. Sr. Joaquín Elías Gadea Francés procedente
de la lista de suplentes, ante la imposibilidad de que lo fuera otro
magistrado de la propia Sala—, debe conocer del enjuiciamiento de los
hechos.

El tribunal así formado por una providencia de 2 septiembre de 2019, ese


mismo día dictó un auto de admisión de las pruebas propuestas por las
partes.

2.1. La primera causa de recusación alegada, común para ambos


recusados, es la prevista en el art. 219.11ª LOPJ, es decir, haber
participado el recusado “en la instrucción de la causa penal, o haber
resuelto el pleito o causa en anterior instancia”, por estimar el recusante
que el auto de admisión a trámite de la querella de 1 abril 2019 (ANEXO
IV) ha comprometido la imparcialidad de los recusados al quedar
establecidas en él “algunas premisas”, como p.e. cuando en un apartado
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de su motivación se razona que “la relación circunstanciada de hechos que
incorpora [la querella], presenta a priori una apariencia delictiva… y
aporta un principio de prueba [de los hechos, por lo que] …procede
aceptar la competencia para conocer de la mima, decidir su admisión a
trámite, y…”.

De esta y de otras expresiones, deduce el recusante que los magistrados


recusados han admitido de antemano que los hechos indiciariamente
tienen apariencia delictiva y que es verosímil que el recusante sea
responsable de ellos, que es precisamente lo que constituye la causa del
art. 219.11ª LOPJ y, en cualquier caso, supone que los magistrados
recusados han entrado en contacto directo con el fondo del objeto del
debate y se hallan, por tanto, objetivamente contaminados e
imposibilitados para conocer de los hechos en fase de plenario, al menos
en apariencia.

2.2. Es opinión de este magistrado instructor que esta primera causa de


recusación carece de fundamento y, por tanto, debe ser desestimada.

Para evitar reiteraciones innecesarias y habida cuenta la extensión y


precisión del informe de los recusados y el del Fiscal Superior de Cataluña,
cuyos argumentos ―los de los dos― se traen aquí a colación, así como
también los contenidos en el fundamento de derecho primero del auto de
este instructor de 11 julio 2019 (ANEXO II), debo limitarme a recordar,
respecto a la causa 11ª del art. 219 LOPJ, que la STEDH de 22 julio 2008
(caso Gómez de Liaño) declaró que:

“65. En este caso, el Tribunal señala que, de acuerdo con la decisión


de 19 febrero 1998 adoptada por la Sala del Tribunal Supremo de la
que formaban parte los Jueces B. y M.-P., existía un aparente delito
de prevaricación en el sentido de la disposición aplicable del CP. En
base a esta apariencia, la Sala en cuestión declaró admisible la
denuncia y decidió que se iniciara la fase de instrucción. En su
decisión de 16 marzo 1998, la misma Sala del Tribunal Supremo
rechazó el recurso de súplica presentado por el demandante contra
la admisibilidad de la demanda. Hizo referencia a la imposibilidad
legal para el demandante de recurrir contra esta decisión precisando
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que no existía razón alguna para invalidarla, ya que los motivos
sobre los que se apoyaba la admisibilidad de la demanda no habían
sido modificados. La Sala se preocupó por precisar el carácter
provisional de su decisión de admisión, en la medida en que las
conductas presuntamente delictivas debían ser corroboradas durante
la instrucción del asunto.

66. El Tribunal considera que en estas dos decisiones, la Sala del


Tribunal Supremo de la que formaban parte los Jueces B. y M.-P. no
realizó apreciación alguna en cuanto a la culpabilidad del
demandante, limitándose a constatar que se reunían las condiciones
formales para la admisibilidad de la denuncia presentada contra el
demandante y a eliminar todo motivo de rechazo de la demanda. En
consecuencia, en opinión del Tribunal los temores del demandante
sobre la falta de imparcialidad en cuanto a estas dos decisiones no
podrían ser objetivamente justificadas (ver Ferregut Pallach contra
España [dec], núm. 1182/2003, 28 febrero 2006 y Romero Martín c.
España [TEDH 2006,42] [dec], núm. 32045/2003, 12 junio 2006).

En el mismo sentido, el Auto de la Sala Especial TS del art. 61 LOPJ núm.


3/2018, de 13 septiembre (FFDD5-6) proclamó que:

“…admitir a trámite la querella, acto inicial del proceso penal, no es


instruir, ni mucho menos resolver la causa en una instancia o grado
anterior... el mero hecho de haber participado en la admisión a
trámite de la querella no implica, por sí solo, contaminación”.

Por su parte, la Sentencia del Tribunal Supremo (2ª) núm. 2338/2001, de


11 diciembre, dictada en un supuesto del que conoció en primera instancia
esta Sala de lo Civil y Penal del TSJ Cataluña y del que resultó la condena
por prevaricación de un aforado que había recusado a los magistrados que
integraron el tribunal de enjuiciamiento por la misma causa 11ª el art.
219 CP, razonó que (FD2):

“La causa de recusación en la que se dice incurrieron los


Magistrados que juzgaron al recurrente, según el propio escrito de
éste, es la núm. 10 del art. 219 LOPJ, que según su actual redacción

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dada conforme a la LO 7/1988 reza como sigue «Haber actuado
como instructor de la causa penal o haber resuelto el pleito o causa
en anterior instancia», parece obvio, que en palabras de la STS
1186/1988 de 16 octubre en referencia a la causa citada «fuera de
estos dos supuestos ninguna otra intervención previa en la causa
penal, es motivo legítimo de abstención o recusación, es decir,
motivo para cuestionar o negar la imparcialidad de los miembros de
un Tribunal». Como reflexión adicional, podemos añadir que si bien
esta causa, y todas las contenidas en el art. 219 de la LOPJ
constituyen el catálogo de supuestos en los que queda
comprometida la imparcialidad del Tribunal sentenciador o la
apariencia de dicha imparcialidad, singularmente causa que como la
alegada, solo encuentra su justificación en el anterior contacto con
el material instructorio que haya podido tener quien luego forma
parte del Tribunal, por la posibilidad de que de dicho contacto pueda
aparecer prevenido, o con prejuicios, pero también, debemos
recordar que tampoco el pretexto de pérdida de imparcialidad
objetiva, puede convertirse en expediente para apartar al Juez
competente, y por lo tanto al predeterminado por la Ley, al que se
refiere el art. 24-2º de la Constitución, porque si es cierto que debe
ser recusado todo Juez del que se pueda sospechar cierta falta de
imparcialidad, y que incluso las apariencias revisten su importancia
ya que está en juego la confianza que los Tribunales deben inspirar
a los justiciables en una sociedad democrática –STEDH, caso
Piersack, 10 octubre 1982–, ello debe responder a una verificada y
constatada causa en el caso concreto enjuiciado pues de otro modo
se podría convertir en disponible para el imputado la determinación
de quien debe juzgarle en un intento de búsqueda de Tribunal «a la
carta», por ello las situaciones previstas en la Ley –arts. 219 LOPJ y
54 LECrim– que establece la relación taxativa de supuestos de
abstención y recusación, deben ser interpretadas de acuerdo con la
Jurisprudencia emanada del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos”.

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En el presente caso, el recusante alega que el auto de esta Sala de 1 abril
2019 (ANEXO IV) en cuya emisión intervinieron los dos magistrados
recusados —Excmo. Sr. Barrientos e Ilma. Sra. Armas— realiza un juicio
de inferencia y ponderación muy similar al que deberá hacerse en la
sentencia que, en su caso, culmine el juicio oral, de manera que aquellos
magistrados habrán decidido en una instancia anterior.

Pero lo cierto es que el pronunciamiento en cuestión solo acuerda la


incoación de la causa, cuya continuidad se deja en manos de un
instructor; no valora ni pondera los elementos de prueba aportados por el
Fiscal, sino solo si la querella cumplía los requisitos formales que se
exigen en la ley procesal para su admisión a trámite, teniendo en cuenta
las exigencias del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva en su
vertiente del derecho de acceso al proceso o ius ut procedatur (art. 24.1
CE) y no resuelve la causa en una instancia anterior a la del juicio oral,
decisión que se reserva al instructor y, en su caso, a la Sala encargada de
conocer de los recursos de apelación contra las decisiones de aquel, lo que
efectivamente sucedió, dando lugar a la emisión del auto de 30 julio 2019,
del que se ha considerado conveniente aportar una copia a la presente
Pieza separada (ANEXO V).

Basta una lectura del auto de 1 abril 20919 (ANEXO IV) para comprobar
que la susceptibilidad del recusante está injustificada.

En este auto se efectúa una cuidadosa y estudiada diferenciación entre la


motivación adecuada para admitir una querella y la que se considera
indispensable para inadmitirla. De la argumentación del escrito de
recusación resulta que al recusante le ha interesado dislocar la motivación
para crear confusión, a fin de que no se perciba lo que en el informe de
los magistrados recusados, al que me remito, se explica con loable
claridad.

Una última observación ayudará a entender que la resolución de que se


habla no es objetable, ni en el aspecto que denuncia ahora el recusante ni
en ningún otro. La representación procesal del MH Sr. TORRA no recurrió
dicha resolución, pudiendo haberlo hecho conforme a lo previsto en los
arts. 236 y 211 LECrim.
14
La razón de esa omisión ―que, vista la belicosidad impugnatoria de la
representación del recusante, no puede considerarse negligente― es
evidente. No pudo encontrar en el auto de 1 abril 2019 (ANEXO IV)
ningún razonamiento relativo al fondo de las conductas investigadas que
mereciera su reproche y que no pudiera dejar pasar con el riesgo de que
quedara consolidado.

En definitiva, este motivo de recusación (art. 219.11ª LOPJ) carece de


sentido en atención a los hechos en los que se pretende sustentar y, por
tanto, merece su desestimación respecto de ambos magistrados
recusados.

2.3. La desestimación debe abarcar a la causa de recusación alternativa o


analógica del art. 219.16ª LOPJ (“haber ocupado el juez o magistrado
cargo público o administrativo con ocasión del cual haya podido tener
conocimiento del objeto del litigio y formar criterio en detrimento de la
debida imparcialidad”), cuya cita en este caso solo puede atribuirse al
afán mostrado por la representación del recusante por retrasar la
tramitación del procedimiento y/o apartar a los jueces naturales de la
causa, puesto que es evidente que ninguno de ellos ha ocupado cargo
público o administrativo que le haya permitido el conocimiento del litigio y
formarse un criterio sobre su solución.

En el Auto del Tribunal Supremo (3ª) núm. 1910/2019 de 25 febrero FD4,


al analizar la interpretación jurisprudencial de la causa 16ª del art. 219
LOPJ, se razona que:

“Hemos descartado ya en el ATC 80/2005, de 17 de febrero, FJ 4,


que los cargos públicos cuyo desempeño impide juzgar asuntos
objeto de pleitos o causas tengan algo que ver con el propio
ejercicio de la función jurisdiccional, pues aunque en la posición de
Juez se forma criterio cada vez que se resuelve, el así adquirido
nunca lo es en detrimento de la debida imparcialidad. De la misma
forma, al analizar en la STC 69/2001 la causa de recusación que fue
precedente legal de la aducida en este supuesto (la prevista como
causa 12 del art. 219 LOPJ , en la redacción dada por la Ley
Orgánica 5/1997 de 4 de diciembre, que permitía abstenerse y
15
recusar al Juez que hubiera ocupado cargo público con ocasión del
cual hubiera podido formar criterio, en detrimento de la debida
imparcialidad, sobre el objeto del pleito o causa, sobre las partes,
sus representantes y asesores), señalamos entonces que su
apreciación exige, como punto de partida, poder establecer una
conexión entre el cargo público desempeñado y el objeto concreto
del proceso sometido a su posterior consideración y exige también,
como conclusión, que quede acreditado que con ocasión del
desempeño de dicho cargo el Juez aludido haya podido formar
criterio contra el recusante"

No puede, por tanto, andar más errado el recusante y, en consecuencia,


también debe ser desestimada esta recusación por analogía.

3. Por lo que se refiere exclusivamente al Excmo. Sr. D. Jesús M.


Barrientos Pacho, el recusante alega dos causas de recusación más, que
se formulan de manera alternativa abarcando los mismos hechos: una
pretendida enemistad manifiesta con recusante (9ª) y/o un supuesto
interés directo o indirecto en el pleito o causa (10ª), e, incluso, apunta
dos posibles causas más, la 13ª (“haber ocupado cargo público,
desempeñado empleo o ejercido profesión con ocasión de los cuales haya
participado directa o indirectamente en el asunto objeto del pleito o causa
o en otro relacionado con el mismo”) y/o la 14ª (“en los procesos en que
sea parte la Administración pública, encontrarse el juez o magistrado con
la autoridad o funcionario que hubiese dictado el acto o informado
respecto del mismo o realizado el hecho por razón de los cuales se sigue
el proceso en alguna de las circunstancias mencionadas en las causas 1.ª
a 9.ª, 12.ª, 13.ª y 15.ª de este artículo”) del mismo precepto.

Los hechos en que se funda esta recusación, que pretenden encajarse en


ese variopinto abanico de causas legales, se refieren a los
pronunciamientos públicos llevados a cabo por el Excmo. Sr. Presidente
del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya en diversos foros y en el
ejercicio de sus funciones de gobierno del Poder Judicial en Cataluña (arts.
161 y 162 LOPJ), con trascendencia a los medios de comunicación ―de los
que se aporta por el recusante una referencia mediantes diversos links a

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pie de página, cuyas impresiones en papel se ha considerado oportuno por
este instructor unir a la Pieza a fin de facilitar la labor del Tribunal
competente para resolver la recusaciones (ANEXO VI)―, por medio de
las cuales habría dado a conocer su criterio sobre diversos aspectos que,
según dice el recusante, serán esenciales en el debate fáctico y jurídico en
el juicio oral.

Esos pronunciamientos se refieren a diversos aspectos relacionados con la


repercusión que la actividad política en Catalunya está produciendo en el
ejercicio de la actuación cotidiana de los jueces y tribunales de Justicia de
esta Comunidad Autónoma, según puede observarse en el dosier de
artículos de prensa que se adjunta (ANEXO VI) y se comenta en el
informe de los magistrados recusados.

Pues bien, una parte de dichos artículos de prensa se hallan referidos a


pronunciamientos o actividades del Excmo. Sr. Presidente del Tribunal
Superior de Justicia recusado ―todos ellos llevados a cabo legítimamente
en el ejercicio de sus funciones de gobierno del Poder Judicial en
Cataluña― que carecen de relación alguna con el objeto de este
procedimiento.

En efecto, nada importa a los efectos de la recusación que se formula por


la representación del MH. Sr. TORRA si el recusado “está preocupado por
el independentismo” debido a su repercusión en la prestación de la
Administración de Justicia; o si “lamenta la fuga de 48 jueces de
Cataluña” por esa misma causa; o si en otra resolución judicial se mostró
favorable a considerar que “un artículo de Quim Torra encaja en el delito
de odio, pero está prescrito”; o si estaba presente cuando el Excmo.
Presidente del CGPJ expresó que “cuando una sociedad no hace caer el
peso de la Ley ante la intolerancia, cualquier cosa puede suceder” o que
“las instituciones del Estado deben preservar el orden constitucional”; o si
atribuyó al Govern del antiguo President de la Generalitat Sr. Puigdemont
la promulgación de “una legislación paralela que desbordó la
Constitución”, coincidiendo así con los pronunciamientos del TC.

Ninguno de estos pronunciamientos o actividades tienen nada que ver con


el objeto de la presente causa y, por tanto, no pueden sustentar ninguna
17
recusación con base en la eventual pérdida de imparcialidad por haber
comprometido su criterio antes de la práctica de la prueba en el juicio
oral.

Solo merecen alguna atención las manifestaciones atribuidas al Excmo.


Presidente del TSJ de las que se desprende que se muestra contrario a la
exhibición de lazos amarillos en las vías y en los edificios públicos, que
suscribe la orden de retirarlos dada por la JEC o, incluso, que hubo de
abandonar junto con otras un acto solemne celebrado en el Iltre. Colegio
de Abogados de Barcelona cuando el MH President del Parlament de
Catalunya se refirió en su discurso a los encausados ante la Excma. Sala
Segunda del Tribunal Supremo por graves delitos contra la Constitución
como si fueran “presos políticos”, en la medida en que los lazos amarillos,
precisamente, pretenden simbolizar la misma idea.

De todas formas, se observa que esas manifestaciones o actividades


atribuidas al Excmo. Sr. Presidente recusado fueron efectuadas de manera
pública y notoria, por tanto, con conocimiento inmediato del recusante,
todas ellas antes de dictar el auto de 1 abril 2019 (ANEXO IV), sin que su
representación hiciera valer entonces dicha causa de recusación por la vía
establecida a su alcance, mediante el recurso de súplica contra el mismo
con o sin recusación simultánea.

Por tanto, la actual recusación debe considerarse extemporánea, conforme


a lo dispuesto en el art. 56 LECrim, en el art. 223.1 LOPJ y en el art.
107.1 LEC y, por ello, debe ser desestimada sin más.

Subsidiariamente, la desestimación también procedería porque los hechos


denunciados por el recusante no encajan en ninguna de las causas legales
alegadas.

Al tratar de la recusación de este instructor intentada de forma abusiva y


fraudulenta por el mismo recusante, ya examinamos las características de
la causa 9ª del art. 219 LOPJ, en concreto, de la “enemistad manifiesta” y
advertimos que no encaja con hechos de los que no resulta una relación
personal ni tampoco con diferencias de criterio sobre cualquier aspecto o
tema. Es cierto que el recusante pretende ver una “animadversión

18
personal” en dichas opiniones, pero sus actos y, sobre todo, los de su
representación procesal y letrada demuestran que dicha alegación
constituye una impostura interesada e instrumentalizada para retrasar el
procedimiento y/o vetar a los jueces naturales del mismo y que no existe
base alguna para esa afirmación.

Por lo que respecta a la causa 10ª del art. 219 LOPJ, hemos de referirnos,
como se hace en el informe de los dos magistrados recusados, a lo que se
señala en el Auto del Tribunal Constitucional núm. 194/2003, de 12 de
junio, según el cual:

“Cuando se pretende asociar una sanción, como lo es el cese en su


cargo de Magistrado, a la manifestación pública de una opinión, no
puede desconocerse la reiterada doctrina del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos y de este Tribunal conforme a la cual los Jueces
y Magistrados, en cuanto ciudadanos, gozan del derecho de
expresar libremente sus ideas y opiniones, sin perjuicio de los
deberes de discreción y reserva que deben observar cuando éstas
guardan relación con los asuntos sometidos a su jurisdicción
(SSTEDH de 24 de febrero de 1997, caso Haes y Gijsels c. Bélgica;
de 16 de septiembre de 1999, caso Buscemi contra Italia; y de 28
de octubre de 1999, caso Wille contra Liechtenstein; ATC 226/2002,
de 20 de noviembre, que cita las SSTC 46/1998, de 2 de marzo, FJ
5, y 162/1999, de 27 de septiembre, FJ 9).

La fecha de las manifestaciones o actividades atribuidas al Presidente del


Tribunal Superior de Justicia recusado demuestran que todas ellas son
anteriores e, incluso, muy anteriores a la existencia del presente
procedimiento y, por tanto, no pueden encerrar ningún interés en que sea
resuelto de una forma determinada.

Como se sigue diciendo en dicho informe y se suscribe por este instructor:

“En todas las intervenciones públicas sobre las que se elabora la


causa de recusación se limita el magistrado Barrientos, en su
condición de presidente del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña, a ofrecer su opinión sobre cuestiones de interés

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informativo en cada momento, sin que en ningún caso se hubiere
desbordado el ejercicio legítimo del derecho a la libre expresión de
ideas u opiniones, ni incumplido los deberes de moderación y
prudencia que reclaman los “Principios de Ética Judicial” aprobados
por el Pleno del Consejo General del Poder Judicial de 20 de
diciembre de 2016 (Principio 31), como marco necesario de
preservación de su independencia y de la apariencia de
imparcialidad imprescindible. Precisamente, en los Principios 19 y 20
de ese mismo código ético, se contempla que el juez pueda aportar
a los medios de comunicación sus reflexiones y opiniones (con la
prudencia y moderación ya enunciadas) y con reserva, en todo caso,
respecto de los datos que puedan perjudicar a las partes o al
desarrollo del proceso; al tiempo que se reconoce que, en su
relación con esos mismos medios, “el juez y la jueza pueden
desempeñar una valiosa función pedagógica de explicación de la ley
y del modo en que los derechos fundamentales operan en el seno
del proceso”. A esta última y única finalidad pedagógica respondían
las manifestaciones vertidas en las comparecencias públicas
difundidas por los medios recogidos en el escrito de recusación. Y
ninguna de esas manifestaciones tienen potencialidad de interferir
en el debate fáctico y jurídico a que deba responder el proceso aquí
dirigido contra el recusante, que se limitará a la fijación de los
hechos atribuidos por las acusaciones y a evaluar la trascendencia
jurídica de esos mismos hechos, sobre los que ninguna opinión ha
anticipado nunca el magistrado recusado.

Relacionar tales intervenciones públicas con un interés directo o


indirecto de quien las hace en la resolución de la causa que se sigue
contra el recusante con los efectos buscados por éste, supondría
dejar en sus manos la configuración del órgano de enjuiciamiento,
con quiebra del principio de predeterminación legal del juez o
tribunal de conocimiento, como se advierte en las resoluciones ya
citadas de la Sala Especial del art. 61 de la LOPJ (ATS SE art. 61
LOPJ de 14 ene. 2019, y SSTC 145/1998, 162/1999 y 69/2001)…”.

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Solo es procedente hacer una breve referencia a las causas de recusación
13ª y 14ª del art. 219 LOPJ, para constar que de su propio enunciado
resulta su inaplicabilidad al presente caso, a la vista de las
consideraciones que se acaban de efectuar.

En consecuencia y en virtud de todo lo expuesto,

PARTE DISPOSITIVA

El MAGISTRADO INSTRUCTOR ha decidido:

1. Inadmitir a trámite la recusación formulada contra él por la


representación procesal del MH Sr. Joaquim TORRA i PLA en la
presente Pieza Separada;
2. Incorporar los ANEXOS documentales aludidos en el cuerpo de
la presente resolución a fin de facilitar su comprensión;
3. Proponer la inadmisión de la recusación del Excmo. Sr. D. Jesús
María Barrientos Pacho y de la Ilma. Sra. Dª. Mercedes Armas
Galve;
4. Remitir la Pieza Separada a la Sala competente para resolver
las recusaciones informadas.

Así lo dispone y firma el Ilmo Sr. Magistrado Instructor; doy fe.

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