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AUTO
Magistrado Instructor
Ilmo. Sr. D. Carlos Ramos Rubio
ANTECEDENTES DE HECHO
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oportuno sobre la recusación y, en su caso, se opusiesen o se adhiriesen a
la misma.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
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La recusación de este instructor se funda en dos causas legales:
enemistad manifiesta con la parte recusante (art. 219.9ª LOPJ) e interés
directo o indirecto en la causa (art. 219.10ª LOPJ).
Por lo pronto, conviene traer a colación lo que este instructor razonó para
inadmitir aquella 1ª recusación, a fin de que pueda advertirse que lo que
el recusante considera “reproches” solo tenían como finalidad, por un
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lado, justificar su calificación como un abuso de derecho y un fraude de
ley, propiciados, directamente, para retrasar la tramitación de la causa —
son continuas las críticas de la representación del recusante a la
inexplicable y sospechosa celeridad con que se ha conducido dicha
tramitación— e, indirectamente, para tratar de apartar a un magistrado
que no había resuelto a gusto del recusante, cuando estaban pendientes
de resolver dos recursos y de decidir sobre la apertura del juicio oral; y,
por otro lado, para que pueda entenderse que, si la inadmisión liminar de
aquella 1ª recusación entró a valorar su evidente falta de fundamento, fue
de conformidad con el criterio de la jurisprudencia que permite atender
para ello, “tanto en la falta de designación de una causa legal de
abstención, como en su invocación arbitraria, esto es, manifiestamente
infundada” (por todos, el ATS2 11 ene. 2012 FD4 [JUR 2012\21360], con
cita de la STC 136/1999 FJ5).
De este cóctel, el recusante parece deducir que sería verosímil que exista
un interés por parte de este magistrado instructor en encausar al
recusante y, en definitiva, en propiciar su condena para forzar su
inhabilitación y favorecer así los intereses políticos de la formación a la
que debería su nombramiento como magistrado y a la que, según se dice,
se encontraría —por ello y solo por ello— “estrechamente vinculado”.
Por todo ello, el recusante alega que “es legítimo, racional y natural” que
albergue “serias dudas sobre la imparcialidad del aquí recusado”.
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presidido por el recusante, la cual fue, precisamente, una de las
integrantes de la terna en que se integró este magistrado instructor.
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dada conforme a la LO 7/1988 reza como sigue «Haber actuado
como instructor de la causa penal o haber resuelto el pleito o causa
en anterior instancia», parece obvio, que en palabras de la STS
1186/1988 de 16 octubre en referencia a la causa citada «fuera de
estos dos supuestos ninguna otra intervención previa en la causa
penal, es motivo legítimo de abstención o recusación, es decir,
motivo para cuestionar o negar la imparcialidad de los miembros de
un Tribunal». Como reflexión adicional, podemos añadir que si bien
esta causa, y todas las contenidas en el art. 219 de la LOPJ
constituyen el catálogo de supuestos en los que queda
comprometida la imparcialidad del Tribunal sentenciador o la
apariencia de dicha imparcialidad, singularmente causa que como la
alegada, solo encuentra su justificación en el anterior contacto con
el material instructorio que haya podido tener quien luego forma
parte del Tribunal, por la posibilidad de que de dicho contacto pueda
aparecer prevenido, o con prejuicios, pero también, debemos
recordar que tampoco el pretexto de pérdida de imparcialidad
objetiva, puede convertirse en expediente para apartar al Juez
competente, y por lo tanto al predeterminado por la Ley, al que se
refiere el art. 24-2º de la Constitución, porque si es cierto que debe
ser recusado todo Juez del que se pueda sospechar cierta falta de
imparcialidad, y que incluso las apariencias revisten su importancia
ya que está en juego la confianza que los Tribunales deben inspirar
a los justiciables en una sociedad democrática –STEDH, caso
Piersack, 10 octubre 1982–, ello debe responder a una verificada y
constatada causa en el caso concreto enjuiciado pues de otro modo
se podría convertir en disponible para el imputado la determinación
de quien debe juzgarle en un intento de búsqueda de Tribunal «a la
carta», por ello las situaciones previstas en la Ley –arts. 219 LOPJ y
54 LECrim– que establece la relación taxativa de supuestos de
abstención y recusación, deben ser interpretadas de acuerdo con la
Jurisprudencia emanada del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos”.
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En el presente caso, el recusante alega que el auto de esta Sala de 1 abril
2019 (ANEXO IV) en cuya emisión intervinieron los dos magistrados
recusados —Excmo. Sr. Barrientos e Ilma. Sra. Armas— realiza un juicio
de inferencia y ponderación muy similar al que deberá hacerse en la
sentencia que, en su caso, culmine el juicio oral, de manera que aquellos
magistrados habrán decidido en una instancia anterior.
Basta una lectura del auto de 1 abril 20919 (ANEXO IV) para comprobar
que la susceptibilidad del recusante está injustificada.
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pie de página, cuyas impresiones en papel se ha considerado oportuno por
este instructor unir a la Pieza a fin de facilitar la labor del Tribunal
competente para resolver la recusaciones (ANEXO VI)―, por medio de
las cuales habría dado a conocer su criterio sobre diversos aspectos que,
según dice el recusante, serán esenciales en el debate fáctico y jurídico en
el juicio oral.
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personal” en dichas opiniones, pero sus actos y, sobre todo, los de su
representación procesal y letrada demuestran que dicha alegación
constituye una impostura interesada e instrumentalizada para retrasar el
procedimiento y/o vetar a los jueces naturales del mismo y que no existe
base alguna para esa afirmación.
Por lo que respecta a la causa 10ª del art. 219 LOPJ, hemos de referirnos,
como se hace en el informe de los dos magistrados recusados, a lo que se
señala en el Auto del Tribunal Constitucional núm. 194/2003, de 12 de
junio, según el cual:
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informativo en cada momento, sin que en ningún caso se hubiere
desbordado el ejercicio legítimo del derecho a la libre expresión de
ideas u opiniones, ni incumplido los deberes de moderación y
prudencia que reclaman los “Principios de Ética Judicial” aprobados
por el Pleno del Consejo General del Poder Judicial de 20 de
diciembre de 2016 (Principio 31), como marco necesario de
preservación de su independencia y de la apariencia de
imparcialidad imprescindible. Precisamente, en los Principios 19 y 20
de ese mismo código ético, se contempla que el juez pueda aportar
a los medios de comunicación sus reflexiones y opiniones (con la
prudencia y moderación ya enunciadas) y con reserva, en todo caso,
respecto de los datos que puedan perjudicar a las partes o al
desarrollo del proceso; al tiempo que se reconoce que, en su
relación con esos mismos medios, “el juez y la jueza pueden
desempeñar una valiosa función pedagógica de explicación de la ley
y del modo en que los derechos fundamentales operan en el seno
del proceso”. A esta última y única finalidad pedagógica respondían
las manifestaciones vertidas en las comparecencias públicas
difundidas por los medios recogidos en el escrito de recusación. Y
ninguna de esas manifestaciones tienen potencialidad de interferir
en el debate fáctico y jurídico a que deba responder el proceso aquí
dirigido contra el recusante, que se limitará a la fijación de los
hechos atribuidos por las acusaciones y a evaluar la trascendencia
jurídica de esos mismos hechos, sobre los que ninguna opinión ha
anticipado nunca el magistrado recusado.
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Solo es procedente hacer una breve referencia a las causas de recusación
13ª y 14ª del art. 219 LOPJ, para constar que de su propio enunciado
resulta su inaplicabilidad al presente caso, a la vista de las
consideraciones que se acaban de efectuar.
PARTE DISPOSITIVA
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