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CAMBIOS FISICOS EN LA PUBERTAD

Los cambios físicos fundamentales y normales de la adolescencia son los siguientes, aunque si
se aprecian cambios diferentes o más graves para la salud, es recomendable acudir al
especialista del seguro de salud para que valore los posibles síntomas:

Aceleración y desaceleración al final de esta etapa del crecimiento óseo y de los órganos
internos.

Cambios en la composición corporal.

Maduración sexual del aparato reproductor y de los caracteres sexuales secundarios.

Aumento de talla

Si tienes un hijo entre 14 y 15 años o una hija entre 12 y 13 años, notarás rápidamente cómo
aumentan progresivamente de talla. Pubertad y adolescencia. Cambios físicosÉste es uno de
los cambios más habituales durante la pubertad, que suele durar entre 24 y 36 meses y donde
las niñas crecen de 20 a 23 cm y los niños, de 24 a 27 cm.

Este crecimiento excesivo no se produce de una forma proporcionada, sino que primero
crecen las extremidades inferiores y después el tronco, los brazos y la cabeza. Esta
descompensación inicial puede producir una sensación de desproporción e inseguridad en el
adolescente, llegando incluso a provocarle movimientos torpes.

Cuando se cierran las epífisis de los huesos por la acción hormonal, se marca el final del
crecimiento dando lugar a la talla definitiva. Este remate suele ocurrir en las chicas a los 16 –
17 años y en los chicos a los 21.

El cuerpo cambia

A nivel corporal los cambios fundamentales son:

Aumento del peso por aumento de la masa muscular y de la densidad de los huesos.

Redistribución de la grasa corporal.

Crecimiento de los órganos internos: cerebro, hígado, riñón o corazón

La maduración sexual

Todos estos cambios físicos que los adolescentes sufren durante la pubertad son producidos
por la influencia de las hormonas. Este proceso se inicia por una serie de cambios
neurohormonales cuyo último fin es conseguir la capacidad reproductora propia de cada sexo.

DESARROLLO COGNITIVO:

Según Piaget, el estadio de las operaciones formales es el punto más alto que cualitativamente
alcanza el ser humano en su desarrollo intelectual. A partir de esta etapa, todos los progresos
que se realizan son cuantitativos.
En la pubertad y la adolescencia, el pensamiento cambia, notablemente, en relación al
pensamiento de los niños. A la etapa operacional de los adolescentes se la conoce también
como la etapa de la conquista del pensamiento.

Los adolescentes tienen la capacidad de razonar , dejan al margen los objetos y las
experiencias reales (que son la base de las operaciones concretas) y, en cambio, deducen
conclusiones a partir de conceptos abstractos.

De a poco, el adolescente revisa y analiza sus creencias y modifica su visión de las cosas y del
mundo. Son más flexibles (en cuanto a su pensamiento). Por Ej.: las mismas palabras o frases
pueden tener para ellos, distintos significados. Las caricaturas, símbolos religiosos o políticos
pueden representar toda una historia, es decir, pueden tener muchas significaciones, en
cambio, en la etapa de la niñez, estos mismos símbolos sólo pueden tener sentido si se les
explica con palabras, si es algo concreto y si puede comprobarlo.

El adolescente puede construir muchas interpretaciones de una situación que observa, es


decir, no tiene una sola respuesta, sino varias; en cambio, el niño se confunde si encuentra
resultados inesperados. El adolescente reconoce que algunas situaciones no tienen respuestas
definitivas.

En la etapa operacional formal, los adolescentes tienen la capacidad de orientarse hacia lo


abstracto y lo que no está presente. Esto le brinda la posibilidad de:

* Pensar en el futuro.

* Interpretar la diferencia entre lo real y lo posible.

* Elaborar y generar nuevos pensamientos.

“El pensamiento del adolescente se vuelve más inventivo, imaginativo, original y la posibilidad
domina la realidad”.
El pensamiento operacional formal y el auto-concepto

Los adolescentes “piensan mucho”, y no sólo en los demás sino, sobre todo, en sí mismo. Esta
característica es necesaria en el logro de su identidad. Cuando piensan, surgen muchas
preguntas como por Ej.: ¿será que los demás me ven linda?, ¿podré conseguir al amor de mi
vida?, ¿tendré los atributos necesarios para gustar a una chica, o a un muchacho? (según el
caso), ¿qué puedo hacer para mejorar mi imagen? Estas preguntas, primero, se hacen a sí
mismos y luego a los demás, por ejemplo, le preguntan a la compañera: ¿te parece que estoy
gorda?, ¿tengo buenos músculos? El pensamiento operacional formal permite que el
adolescente reciba varias ideas acerca de si y, de a poco, separa lo que cree que es verdadero
de lo falso o equivocado, y así llega a formar conceptos de sí mismo. (auto-concepto)

Egocentrismo en el pensamiento de los adolescentes

Aunque el adolescente es capaz de considerar y analizar el punto de vista de los demás, la


característica de pensar mucho en sí mismo, como se mencionó, hace que sea todavía
egocéntrico. Se manifiesta de las siguientes maneras:

-Les preocupa que los demás “descubran” sus deficiencias, porque creen que están muy
pendientes de ellos y así, en muchas ocasiones, reaccionan de manera exagerada a las
opiniones ajenas.

-Están muy concentrados en sus propios sentimientos. Creen que son únicos, que nadie va a
comprender lo que sienten porque nunca nadie sintió lo mismo que ellos.

-Ven mayor cantidad de defectos o fracasos en los adultos, en especial, en sus padres y hasta
se preguntan cómo pudieron producir una persona tan especial.

-Se sienten invulnerables e inmortales. Esto hace que muchas veces, los adolescentes actúen
de manera riesgosa. (¡No me va a pasar nada!)
Cambios Sociales y Adaptativos en el adolescente.

El desarrollo social de cualquier adolescente es probable que se vea muy influido por la
naturaleza de su comunidad, como:

 El estatus socio-económico
 Las redes de apoyo
 La escuela
 Los grupos y organizaciones religiosas
 Los medios de comunicación
 Aquellos que viven en la comunidad
Para definir la etapa de la adolescencia es importante tomar como referencia el papel de la
cultura en la determinación de las características y los roles que los adolescentes mostrarán en
el contexto social. Al respecto, autores como Havighurts (1962) han señalado que la
adolescencia difiere de una sociedad a otra, y de una clase social a otra dentro de una misma
sociedad. Esto significa que la adolescencia se construye en la sociedad. En esta misma línea,
Conger y Petersen (1984) afirman que "la adolescencia comienza en la biología y termina en la
cultura" (p. 92), es decir, la adolescencia es más que los eventos y procesos de la pubertad.

Para algunos autores esta etapa representa una época difícil y complicada (Hidalgo & Júdez,
2007), quizá sea por los cambios drásticos que se viven, que de acuerdo con Rodrigo et al.
(2004) provocan ambivalencias y contradicciones en el proceso de búsqueda del equilibrio
consigo mismo y con la sociedad a la que el adolescente desea incorporarse.

En la adolescencia los espacios donde son posibles las interacciones sociales se expanden,
mientras que se debilita la referencia familiar. La emancipación respecto a la familia no se
produce por igual en todos los adolescentes; esta situación va a depender mucho la familia.
Junto a los deseos de independencia, el adolescente sigue con una enorme demanda de afecto
y cariño por parte de sus padres, y estos a su vez continúan ejerciendo una influencia notable
sobre sus hijos.

Paralelamente a la emancipación de la familia el adolescente establece lazos más estrechos


con el grupo de compañeros. Estos lazos suelen tener un curso típico: primero es el grupo de
un solo sexo, más tarde se fusionan con los de distinto sexo, y al final se acaban consolidando
las relaciones de pareja. Por lo general el adolescente observa el criterio de los padres en
materias que atan a su futuro, mientras que sigue más el consejo de sus compañeros en
opciones de presente.

Respecto a la adaptación, Del Bosque y Aragón (2008) señalan que la meta de este proceso en
la adolescencia consiste en lograr un ajuste entre las características personales y las demandas
del entorno en el que se interactúa; es decir, lograr un "acuerdo armónico entre ellos mismos
y su medio ambiente" (p. 289).

Con el desarrollo de la sociabilidad en el adolescente llegamos a un tema que se centra


plenamente en la problemática de la psicología social. La sociabilidad se manifiesta en la
búsqueda de un compañero; o también por la integración en un grupo. Dos aspectos
generalmente enmarcados en el campo de la psicología social son las relaciones individuales,
por una parte, y el grupo por otra. Pero para poder vivir las relaciones interpersonales, para
poder integrarse en un grupo se precisa una condición previa: El deseo de la persona y su
aptitud para vivir con otro. Esta aptitud no es algo innato, sino que varía a lo largo del
desarrollo.

La sociabilidad es la capacidad, la aptitud que permite al individuo vivir con los otros y en
grupo, y es fruto de comprensión hacia el otro, de posibilidad de simpatía y empatía.

A partir de los 8 años es lo “extremo de la personalidad” lo que motiva las simpatías. Desde los
10 años las motivaciones tienen en cuenta preferentemente la conducta del individuo frente al
grupo (por ejemplo, ser buen compañero). A partir de los 11-13 años la elección de
compañeros se basa sobre todo en aspectos individuales del carácter. La simpatía en el
momento de la adolescencia se dirige cada vez más hacia la personalidad total del otro; y tiene
en cuenta, sobretodo, las cualidades afectivas del otro. Con el desarrollo de la madurez las
posibilidades asociativas se multiplican, y las relaciones sociales se descubren mejor. El
adolescente no sólo tiene la necesidad de encontrar un amigo, sino, que de hecho se hace
capaz de vivir la amistad dado que tiene la capacidad de sociabilidad.

Las amistades juegan un doble papel en la adolescencia: En el desarrollo de la personalidad,


reforzando el “yo”. En el proceso de socialización. Es la primera vez que se establece una
relación no- biológica y no-institucional con el otro.

Than Huong. Ha llevado una investigación con adolescentes para estudiar el significado de la
amistad en la integración social, y en particular el papel que desempeña en el camino hacia el
amor, la sexualidad, la propia conciencia y la del otro. Una de las preguntas hacía referencia a
las relaciones de los adolescentes con sus padres. Tras las respuestas se puede deducir que los
momentos más difíciles en la relación con los padres corresponden al intervalo de edad de
entre 11-12 años, y 14-15 años. Un 87´50% de adolescentes declara que no habla con sus
padres de cosas íntimas, no confían fácilmente en sus padres principalmente en lo que
concierne a la vida sentimental, a los problemas muy personales, y en algunos casos a los
problemas políticos o religiosos. Todos estos temas personales que los adolescentes no
confían a sus padres se los cuentan a los amigos. Por lo que respecta a la sexualidad sólo un
24% han sido informados por sus padres.

La amistad tiene una función muy importante en la integración de la sociedad. El hecho de


sentirse integrado en el mundo y en la sociedad por medio de la amistad contribuye al mismo
tiempo a reforzar y sociabilizar el “yo”.  La amistad juvenil permite que se tome conciencia de
la realidad del otro, se forman actitudes sociales, se toma experiencia en las relaciones
interpersonales. Si las amistades juveniles contribuyen a un aprendizaje de las relaciones
interpersonales, el pertenecer a un grupo o a una banda puede aparecer como un aprendizaje
de la vida en sociedad.

Los adolescentes se encuentran con dos grandes fuentes de influencia social en su desarrollo:
Los, amigos que adquieren un papel fundamental en este periodo; y la familia (especialmente
los padres). Hay investigaciones, que el hecho de que el adolescente mantenga estrechas
relaciones positivas, tanto con la familia, como con los amigos, contribuye a su adaptación
social actual y futura.

Para Erikson (1968) la principal tarea evolutiva en la adolescencia es resolver el conflicto o


crisis de la identidad versus la confusión de la identidad. En esta construcción de la identidad,
la persona organiza sus habilidades, necesidades y deseos para adaptarlos a las exigencias de
la sociedad.

En el estudio del proceso de adaptación social se reconoce la importancia de analizar la


influencia de los principales contextos en los que se desarrollan los adolescentes, tales como la
familia, la escuela y los pares. Con relación a la familia, diversos autores (Pons & Berjano, 1997;
Caricote, 2008; Galicia, Sánchez & Robles, 2009; Vargas, 2009; Pulido, et al., 2013) señalan que
los padres y madres de familia son una de las fuerzas más poderosas que facilitan o dificultan
el desarrollo de competencias de adaptación social de los adolescentes. Aceptan, además, que
la familia representa la principal institución social de formación para los hijos y es la
responsable de que se desarrollen exitosamente en lo afectivo, sexual, intelectual y social.

En el periodo adolescente el chico/a, al igual que en la infancia, necesita cariño, afecto y


apoyo por parte de sus padres; así como también de mayor comprensión y paciencia, ya que,
esta sufriendo una serie de cambios en su forma de pensar y en su aspecto físico, que en un
primer momento, no sabe como afrontar y por lo tanto necesita de la ayuda de los adultos.
Tanto el grupo de iguales, como los padres, se convierten en fuentes importantes para ofrecer
apoyo social al adolescente.

El grado de influencia que ofrece cada grupo social (padres/iguales) variará en función del tipo
de relación actual, en función de la disponibilidad que presente cada uno de ellos y en función
de la edad del joven. En relación a todo esto se observa que los adolescentes que perciben un
gran apoyo por parte de sus padres se acercan más a ellos, mientras que los que reciben
escasa ayuda por parte de su familia acuden más a los amigos buscando en ellos el apoyo que
necesitan.

A partir de la pubertad, los adolescentes empiezan a sentir nuevas necesidades de


independencia, y desean realizar actividades sin el continuo control paterno; les molestan las
ocupaciones caseras, las preguntas de los padres sobre lo que ellos consideran “su vida
privada” (amigos, lugares que frecuentan). se vuelven más desobedientes, mostrándose
ingobernables.

Los adolescentes no saben muy bien lo que quieren o a qué aspiran. Pueden llegar a parecer
adultos muy pronto (físicamente), por lo que desean ser tratados como tales por sus padres;
sin embargo, la concepción social de la adolescencia alarga enormemente este periodo. El
salto generacional que existe entre padres e hijos, y las nuevas necesidades de autonomía de
los adolescentes, provocan ciertas tensiones familiares, pero el hecho de que existan algunos
conflictos inevitables. Existen investigaciones que demuestran que un comportamiento
paternal de orientación igualitaria, democrática y liberal favorece que no aparezcan conflictos
graves, contribuyendo al dialogo y la comunicación familiar, y pacificando las relaciones con los
hijos.
Grygielski. Afirma que los adolescentes que mantienen una comunicación abierta con sus
padres, tanto en temas sociales como en temas personales o íntimos, se identifican con ellos
más que los adolescentes que no logran alcanzar un buen grado de comunicación socio-
personal con los padres.

Por esto nos damos cuenta que el entorno familiar tiene un papel fundamental en los cambios
socioadaptativos del adolescente, tienen un efecto en el adolescente que puede ser positivo o
negativo que lo influencie a tener un mejor o peor desarrollo social.

Palacios y Palacios (2002) explican que la familia ocupa un lugar privilegiado como agente
socializador primario y vive una de sus principales crisis cuando los hijos llegan a la
adolescencia y confrontan fuertemente la congruencia y solidez de la forma como se ejerce la
autoridad en la crianza.

Por otro lado, el entorno al que está presente el adolescente también influye como lo son sus
amistades o amigos. Las amistades hacen contribuciones específicas al desarrollo que no son
aportadas por ningún otro tipo de relación, como por ejemplo el sentimiento de igualdad y el
de pertenencia a un grupo. Dado que las relaciones con amigos son igualitarias por naturaleza,
además son íntimas. Las amistades permiten que el adolescente experimente dentro de ellas
una amplia gama de sentimientos y valores que pueden ser tanto positivos (cariño, confianza,
lealtad, entre otros) como negativos (celos, ira, agresividad, entre otros). Las amistades son
también logros sociales significativos, son indicadores de la competencia social. En definitiva,
el establecimiento de nuevas amistades es posible que aumente la autoestima. Las relaciones
con los iguales ofrecen un contexto en el que, tanto niños como adolescentes, pueden
compararse con los demás, crear así un concepto de autoeficacia en las relaciones sociales y
por consiguiente llegar a un mejor conocimiento de sí mismo. (La comparación social es
necesaria para que las personas lleguen a desarrollar un sentimiento válido y preciso de su
propia identidad). El grupo de iguales ayuda a desarrollar una toma de conciencia acerca de
nosotros mismos que la experiencia familiar no puede proporcionar.

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