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3. PROCESO PENAL
El derecho es creación cultural, social y política; somos las personas las que
transformamos en normas las conductas humanas permitidas y las prohibidas. La
potestad de permitir y prohibir, no es facultad de todos los seres humanos, constituye
un patrimonio reservado solamente, a aquellos que tienen el poder de definir lo
permitido y lo prohibido, de amenazar con una sanción lo vedado y de ejecutar en
definitiva esas sanciones plasmadas en leyes abstractas
El titular del derecho de penar es el Estado, el juez sólo puede ejercer su derecho al
dictar la sentencia, imponiendo la pena, luego de la celebración del juicio en el debido
proceso, en nuestra ordenamiento jurídico los procesos penales se pueden iniciar de
oficio y por terceros distintos al Estado-Juez, los inician quienes estén legitimados
para poner en marcha el proceso penal, ejerciendo el derecho de exigir al Estado que
imponga las penas, acusando a alguien de la comisión de hechos punibles.
Ese mismo principio obliga a que el órgano judicial enjuicie a las personas, por
los hechos cometidos y acusados, de manera que tiene que haber una perfecta
correlación entre acusación y sentencia, en el sentido de que la sentencia debe
contener los hechos de la acusación.
Este tipo de proceso cayó en descrédito, por lo que se adoptó el proceso penal público,
llamado así porque el Estado sólo intervenía en aquellos delitos que constituían una
amenaza para el orden y la integridad política. El proceso público revestía dos formas
fundamentales: la cognitio que era realizada por los órganos del Estado y la accusatio,
que en ocasiones estaba a cargo de algún ciudadano.
La Cognitio, era considerada la forma más antigua, en la cual el Estado ordenaba las
investigaciones pertinentes para conocer la verdad de los hechos, no se tomaba en
consideración al procesado, porque solamente se le daba injerencia después de que
se había pronunciado el fallo.
Se instituyeron los comisarios que eran los encargados de practicar las pesquisas,
para hacer saber al tribunal del Santo Oficio la conducta de los particulares, en relación
a las imposiciones de sanciones de la propia Iglesia. Cuando se reglamentó el
funcionamiento de la Inquisición Episcopal, le fue encomendada a las personas laicas
la pesquisa y la denuncia de los herejes, los actos y funciones procesales les fueron
atribuidos a los inquisidores.
El proceso penal se encuentra regulado por códigos especiales, de los cuales algunos
han ejercido en los otros una influencia decisiva y hasta les han servido de modelo. El
sistema penal tiende a uniformarse a través de la globalización y unitarias
formalidades, donde se identifican las señales que caracterizan a los elementos e
instrumentos nacionales e internacionales de punición. Las identidades en torno a las
estrategias punitivas de control, se involucran en el plano internacional como en las
instancias internas de control.
Son frecuentes las reformas a la ley penal, que implican siempre un endurecimiento
de las penas o la creación de nuevos tipos penales, dejan claro que en todos los casos
que, las iniciativas legales contribuyen a reproducir las relaciones de dominación
interna de una sociedad.
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Las reformas del proceso penal y las instituciones políticas, se encuentran unidas
históricamente y ello explica que, al surgir la Filosofía racionalista y manifestarse los
impulsos de libertad que tomaron cuerpo en la segunda mitad del siglo XVIII, surgieron
aspiraciones de reforma del proceso penal, que ya resultaba inadecuado a las nuevas
exigencias y a la tutela de los derechos humanos que fueron reivindicados.
El artículo 5 del Código Procesal Penal, contempla los fines del proceso penal y
son:
De conformidad con el principio de legalidad “nullum cirmen, sine lege”, la ley penal es
la única que establece cuáles son los tipos penales (delitos y faltas), por lo que, al
producirse el ilícito, es el Ministerio Público, el ente encargado de la persecución penal,
el que debe iniciar con la investigación correspondiente, con el objeto de:
EL orden descrito, debe ser riguroso ya que si el hecho no reviste las características
de delito, no debe haber persecución penal, no importa quién realizó el hecho, porque
de conformidad con la Constitución Política de la República de Guatemala, “Toda
persona tiene derecho de hacer lo que la ley no prohíbe”.
Con relación a las personas que probablemente participaron en la comisión del hecho
delictivo, lo primordial es que al momento de iniciarse proceso penal, se dirija en contra
de una persona individualizada; de nada serviría llevar a cabo todas las etapas del
proceso si no se ha determinado a la persona que ha cometido el hecho punible y la
posible participación en el mismo. Debe respetarse la norma constitucional: “nadie
puede ser privado de sus derechos, sin haber sido citado, oído y vencido en juicio,
ante juez o tribunal competente”, de donde deviene la imperativa necesidad de
individualizar a la persona que puede ser responsable de la comisión del ilícito, para
no violar las normas constitucionales.
La importancia del proceso penal, se debe al principio de justicia que rige todos los
ordenamientos jurídicos y de las circunstancias en que se comete un delito, depende
su tipificación (robo, hurto, robo agravado, etc.), para la individualización de las
atenuantes o agravantes que se conjugaron al momento de la comisión, que son de
vital importancia, para obtener una sentencia justa. Quien haya cometido el delito de
homicidio y se encuentre culpable, debe cumplir la condena respectiva; sin embargo,
quien haya dado muerte a una persona en ejercicio de la legítima defensa, debe ser
exonerado de la responsabilidad penal, a pesar que en ambos casos se tenga a una
persona fallecida.
Uno de los valores más sagrados después de la vida humana, es la libertad de las
personas. El legislador plasmó garantías en la Constitución y en el Código Penal como
la presunción de inocencia, el favor libertatis y favor rei, para la protección de las
personas que se encuentran sometidas a investigación por la imputación de comisión
de un hecho delictivo, en donde interviene el Estado como ente acusador. La
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presunción de inocencia es una garantía constitucional, que debe ser quebrantada por
la comprobación de culpabilidad, después de haberse agotado el debido proceso.
c) El pronunciamiento de la sentencia
Es el derecho que tiene toda persona de acudir a los órganos jurisdiccionales, para
que se obtenga una decisión fundada en derecho, observando las garantías
constitucionales sobre sus pretensiones.
El derecho cuestionado.
Las partes.
Las decisiones judiciales consisten en las resoluciones o que los juzgadores dictan, en
las resoluciones judiciales como los autos y las sentencias se les exige la
fundamentación. Expresar el fundamento de una decisión equivale a explicar y
fundamentar las razones tanto de hecho como de derecho en relación a la decisión a
la solución dada al caso planteado. Consiste en expresar con con claridad los motivos
por los que el juez o cada uno de los jueces, tuvieron para votar el dispositivo concreto
en el que culminó la decisión, como garantía de que se han estudiado y analizado
todos los argumentos de las partes intervinientes en el procesal penal.
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a) Plazos
Se refiere a los tiempos dentro de los cuales debe cumplirse o realizarse el acto de
pedir y decidir, tiempos dentro de los cuales se debe pronunciar la decisión judicial.
Sin embargo, los plazos no siempre están establecidos en medidas temporales, sino
que, tienen como referencia actos anteriores que fijan el momento a partir del cual
comienza el deber de decidir o resolver.
b) omisión y consecuencia
El incumplimiento de dictar los fallos dentro de los plazos legales se traduce en la mora
en pronunciar la decisión judicial en el momento o en el plazo por ellas previsto, el
interesado por el cumplimento de ese deber tiene el derecho a accionar a través de
los recursos legales pertinentes.
Las decisiones judiciales no están completas mientras ellas no hayan sido notificadas
a las partes o a quienes tengan derecho a conocerlas hecho que las perfecciona, se
concreta con el pronunciamiento oral o por lectura, para las decisiones que son
tomadas en el debate, o emitidas como sentencia, después de finalizado el juicio
público o privado, por notificación. La decisión judicial queda firme y ejecutoriada en
ese momento es recurrible.
f) Cases de decisiones
Sentencias: son las que resuelven el proceso principal y ponen fin al procedimiento
penal, requieren y conservan la forma escrita, son redactadas previo al
pronunciamiento por lectura, cumplen con todas las condiciones del acto escrito y
son suscritas por sus otorgantes (jueces o Juez)
Decretos: Son decisiones de trámite, que indican el avance del proceso penal.
Autos: son escritos y sin ser sentencia resuelven el fondo del procedimiento,
requieren la expresión de la fundamentación o motivación como explicación
racional de los medios que conducen a dictar la resolución.
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Los postuladores de esta corriente creen que el proceso es una institución integrada
dentro del Derecho privado; actualmente no se puede mantener esta tesis, debido al
monopolio estatal sobre la aplicación del derecho penal, que impide considerar al
proceso como algo propio del ámbito privado. Algunos doctrinarios lo consideran como
un contrato, como el acuerdo de voluntad de las partes, en virtud del cual, deciden
someterse a la decisión de un juez. Por tanto, la jurisdicción es asimilada a una especie
de convenio arbitral de las partes, denominado litis contestatio. (fase de instrucción del
proceso en la que se manifiesta la reclamación del demandante y la oposición del
demandado) tiene que ver más con el arbitraje que con la jurisdicción y es totalmente
inadmisible en cuanto al proceso penal, en el cual no es necesaria la voluntad del
procesado de someterse a la decisión del juez, quien dicta sentencia en virtud de su
potestad y no por compromiso o contrato alguno.
El proceso tiene una función de carácter público y los fines que persigue son de
carácter público, las teorías que lo sustentan son las del derecho público. Dado el
carácter público del fin que persigue, no es posible que por un acto unipersonal se
pueda revocar o suspender y la acción que está encomendada al Estado. Los autores
creen que el proceso no puede explicarse a través de las relaciones jurídico-privadas,
por ello acuden al derecho público.
Su principal propulsor fue Hegel, quien en su libro: “Filosofía del Derecho” hizo
la primera referencia al proceso como una relación jurídica. Más tarde los autores
alemanes Oscar Von Bulow, Kohler, Watch, Stein, desarrollaron el proceso como una
relación jurídica y fundaron en tal concepción, la moderna ciencia procesal. Mortara,
Chioveda, Calamandrei, son precursores de esa tesis, aplicada al proceso penal. Esta
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corriente parte del principio de que la ley es la fuente de las obligaciones y considera
que los derechos y los deberes que existen en el proceso, integran una relación
jurídica que se establecen entre los tres sujetos en el que actúan.
La ley regula la actividad del juez y de las partes y el fin de todos es su actuación.
Tal relación jurídica es autónoma, o sea, independiente de la relación jurídica material
y es de derecho público, ya que se ejerce la actividad jurisdiccional del Estado, las
parten en la relación jurídica procesal son varias.
Se persigue que el proceso penal, sea una relación jurídica que tenga como
objeto principal, obtener una sentencia justa, con autoridad de cosa juzgada y asegurar
su ejecución en el caso de que ésta sea condenatoria.
La crítica que se hace a esta teoría, se basa en que no existe acuerdo respecto
al momento en que inicia la relación jurídica procesal, ya que para algunos, la misma
inicia desde el momento en que comienza la relación procesal y para otras, hasta que
comienza el juicio propiamente dicho.
Lo positivo de esta teoría es que las normas sustantivas no deben ser solamente
consideradas como sistemas de regulación de conducta, sino como un sistema de
relación de litis medidas. Alberto Binder, expone que en el proceso penal es
fundamental una relación jurídica, o sea relaciones entre personas (relaciones jurídicas
de poderes, derechos, obligaciones y facultades que surgen de la ley que producen
efectos jurídicos reconocidos por el ordenamiento jurídico).
Las modalidades que adquieren estas relaciones en el proceso penal, son las
que conforman las relaciones jurídico–procesales, que son la base del proceso penal.
Antes de que existan relaciones jurídicas lo que existen son situaciones o estados de
incertidumbre, en donde cada sujeto adquiere frente al proceso las respectivas
expectativas que le ocasionan sus derechos o facultades. La incertidumbre que
ocasiona el hecho se supera a través del proceso cuando se dicta la sentencia o
solución legal prevista en el ordenamiento jurídico para el efecto.
Los términos juicio, proceso y procedimiento, son distintos pero en forma errónea se
les emplean como sinónimos, las diferencias son:
a) Proceso
b) Procedimiento
c) Juicio
pública, oral y contradictoria. El tribunal valora la prueba aportada por los distintos
sujetos procesales que intervinieron en el debate y emite su fallo.
Los doctrinarios afirman que, el juicio está en el proceso, pero que no es el proceso
en sí, por lo que es una fase de proceso que define al mismo, una vez diligenciado,
con las formalidades deberá de concluir en el otorgamiento de medidas de seguridad.
El juicio se inicia según el ordenamiento legal patrio, a partir del auto de apertura
del juicio que se encuentra regulado en el artículo 341 del Código Procesal Penal,
cuando formula la acusación por el Ministerio Público, al recibir el escrito el juez, señala
la fecha para la celebración de la audiencia y decide sobre la apertura a juicio, dentro
del cual se desarrolla el debate.
a) Público: Porque regula las relaciones que se entablan entre el Estado y los
transgresores del ordenamiento penal, de esta manera, armoniza la acción
desarrollada por el Estado a través de los órganos jurisdiccionales con las
personas.
e) Accesorio: Porque se inicia hasta que se ha cometido el delito, para hacer posible
la pretensión punitiva y provocar la imposición de la pena prevista al caso concreto.
g) Instrumental: porque tiene como objeto la realización del Derecho Penal, mediante
el proceso penal, se materializa el Ius Puniendi del Estado, a través el Organismo
Judicial y del Ministerio Público que ejerce la función de persecución penal.
contar con todos los medios necesarios que le permitan desarrollar la tarea de
investigación de los delitos de estafa y otras Defraudaciones, en donde sea
indispensable estudiar los rasgos escriturales de una persona.
Se rechaza, por tanto la abolición del derecho penal como algunos sostienen,
considerando que actúa negativamente respecto del autor y no reporta beneficio
para la víctima y se rechaza la vuelta a una posición neoretriucionista, de creencia
ciega en la eficacia preventiva de la justicia penal y de que se sigue una relación
directa entre el sistema penal y la criminalidad, en virtud de la cual a medida que el
sistema consiga un mejor funcionamiento las infracciones delictivas van a
disminuir.