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Brasil y Venezuela aparecen como dos casos difíciles. Uno por la crisis
multidimensional y el otro por estar inmerso en el primer experimento de extrema
derecha, es cierto que aparecen como los casos “difíciles” si por ello se quiere
decir que han seguido trayectorias políticas distintas y que hoy afrontan su mayor
crisis histórica contemporánea en tanto aspiración revolucionaria, como lo es en el
caso Venezuela y un ambicioso ensayo reaccionario, el caso de Brasil, pero a
pesar de las especificidades nacionales tienen algunos elementos en común,
como lo es La cuestión militar en América Latina, refiriéndose a la situación
presente en los dos países que hoy están en el centro del escenario mediático
regional.
Se debe resaltar que los casos de Venezuela y Brasil nos obligan a reflexionar
seriamente sobre algo que nos parece distante y propio de la fase de la transición
democrática en la región: la cuestión militar. La cuestión militar entendida como la
participación de los militares en el manejo del Estado y el alcance de un control
civil y democrático de las fuerzas armadas. Y en ese sentido, el creciente papel de
las fuerzas armadas en la vida institucional de los países es un dato bastante
notorio, en especial en Venezuela, donde los militares cubren una amplia gama de
funciones en el Estado y tienen una incidencia clave para sostener el régimen
político o, eventualmente, para derrumbarlo.
Todos miran hacia Venezuela, pero ¿qué pasa en Colombia?, Allí estamos ante
una democracia sudamericana longeva, desde 1958, que ha combinado violencia
política prolongada, estabilidad económica relativa y claro liderazgo social de una
cúpula dirigencial, allí el papel de la cuestión militar ligada a la lucha anti-
insurgente y el combate antinarcóticos ha sido una nota perdurable. Ha habido un
acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
que el gobierno actual cumple a cuentagotas, mientras en 2018 fueron asesinados
93 líderes sociales y desde la desmovilización de la guerrilla 85 miembros de las
FARC.
Es de notar que en la presente coyuntura la apreciación de Colombia para
Estados Unidos se ha incrementado notablemente. Washington identificó un
denominado “eje de la tiranía” compuesto por Cuba, Nicaragua y Venezuela. El
único país latinoamericano que tiene simultáneamente relaciones tensas con esas
tres naciones es Colombia. Con Cuba, con quien se mantenía una muy buena
relación a raíz de su papel en la negociación con las FARC, es hoy objeto de una
fricción elocuente después del colapso del diálogo entre el gobierno colombiano y
el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se llevaba a cabo en La Habana.
Link: http://nuso.org/articulo/america-latina-camina-hacia-la-debilidad-y-la-
desintegracion/