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América Latina camina hacia la debilidad y la desintegración

La crisis de Venezuela y la llegada al poder de Jair Bolsonaro (presidente de


Brasil) se combinan con un deslizamiento de América Latina hacia una gradual
irrelevancia en la política mundial, situación que se podría simplificar con la
ampliación de la dependencia política de los países del sur hacia países
“supremos” de la zona norte, es decir una pérdida de autonomía relativa en sus
relaciones internacionales, en un contexto internacional más incierto y pugnaz. El
profesor de la Universidad Di Tella Juan Tokatlian analiza la coyuntura
latinoamericana y los nuevos escenarios.

En América Latina, en general, sobresalen momentos de hegemonía (supremacía)


pasajeros y débiles. Sin embargo, también es importante nombrar casos puntuales
que mostraron más fortaleza y longevidad. Los proyectos socio-políticos y
económicos de corte moderadamente reformistas y de sectores que operaron bajo
las reglas del sistema, es decir, que no fueron antisistémicos en el sentido de
tener un horizonte de cambio revolucionario, no pudieron afianzarse en los años
50 y principios de los 60. Los proyectos autoritarios de finales de los años 70 hasta
principios de los 80 tampoco pudieron prosperar.

Brasil y Venezuela aparecen como dos casos difíciles. Uno por la crisis
multidimensional y el otro por estar inmerso en el primer experimento de extrema
derecha, es cierto que aparecen como los casos “difíciles” si por ello se quiere
decir que han seguido trayectorias políticas distintas y que hoy afrontan su mayor
crisis histórica contemporánea en tanto aspiración revolucionaria, como lo es en el
caso Venezuela y un ambicioso ensayo reaccionario, el caso de Brasil, pero a
pesar de las especificidades nacionales tienen algunos elementos en común,
como lo es La cuestión militar en América Latina, refiriéndose a la situación
presente en los dos países que hoy están en el centro del escenario mediático
regional.
Se debe resaltar que los casos de Venezuela y Brasil nos obligan a reflexionar
seriamente sobre algo que nos parece distante y propio de la fase de la transición
democrática en la región: la cuestión militar. La cuestión militar entendida como la
participación de los militares en el manejo del Estado y el alcance de un control
civil y democrático de las fuerzas armadas. Y en ese sentido, el creciente papel de
las fuerzas armadas en la vida institucional de los países es un dato bastante
notorio, en especial en Venezuela, donde los militares cubren una amplia gama de
funciones en el Estado y tienen una incidencia clave para sostener el régimen
político o, eventualmente, para derrumbarlo.

El caso de Brasil se ha observado significativo por la alta participación en la


reciente contienda electoral en la que fueron elegidos unos 70 militares de los
cuales 5, ocupan cargos influyentes en el gabinete del presidente Jair Bolsonaro
(además del propio presidente y el vicepresidente Hamilton Mourão), esto debido
a la voluntad expresada por el mandatario de incrementar el involucramiento de
los militares en la lucha contra el crimen organizado y por el hecho de que son los
encargados de que se cumplan y se protejan los “poderes constitucionales”
(Artículo 142 de la Constitución).

Ahora hablando sobre la integración de gobiernos en América del Sur, señalamos


que en la región se opera políticamente bajo la lógica de la sociabilidad: juntarse
en todos los foros posibles, con independencia del nivel efectivo de
institucionalidad y la presunta compatibilidad de intereses compartidos. Sin
embargo, económicamente predomina la lógica de la unilateralidad: cada quien
piensa en su mercado doméstico, varia de manera inconsulta en cuanto a los
grados de proteccionismo interno, desalienta, en la práctica, los lazos productivos
entre los sectores empresariales y negocia de modo bilateral con Estados Unidos
o China, por ejemplo. Entonces, más temprano que tarde se produce una colisión:
no hay buena sociabilidad con tanta unilateralidad. Más recientemente, la crisis en
Venezuela reflejó incluso la perdida de sociabilidad política.
En respuesta a la pregunta de: ¿Cómo se ubica América Latina ante el efecto
Trump y los realineamientos globales? Tokatlian señala que Latinoamérica viene
perdiendo históricamente peso en el mundo y parece hoy abocada a divergir cada
vez más. Lo primero conduce, más temprano que tarde, a la debilidad y lo
segundo acelera la desintegración: la combinación agudiza la dependencia.
Algunos indicadores dan ejemplo de esa caída. En 1945, cuando se creó la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), el peso del voto regional era notorio:
de los 51 miembros iniciales 20 eran latinoamericanos. En la actualidad hay 193
países en la ONU y la dispersión del voto de la región le resta aún más influencia
a Latinoamérica como bloque.

Como ya señalamos, las iniciativas de integración de diversa índole están en


deterioro. El debilitamiento y la desintegración conducen a una mayor
dependencia externa, sea de un poder que va en decadencia como Estados
Unidos como de un poder en crecimiento como China. El consecuente estratégico
de eso es el deslizamiento hacia una gradual irrelevancia de América Latina en la
política mundial y al desgaste de la autonomía relativa en sus relaciones
internacionales, Estados Unidos no ha sido ni es pasivo ni se ha aislado en
materia de relaciones interamericanas, ya sea en lo económico, en lo político, en
lo asistencial y en lo militar.

Todos miran hacia Venezuela, pero ¿qué pasa en Colombia?, Allí estamos ante
una democracia sudamericana longeva, desde 1958, que ha combinado violencia
política prolongada, estabilidad económica relativa y claro liderazgo social de una
cúpula dirigencial, allí el papel de la cuestión militar ligada a la lucha anti-
insurgente y el combate antinarcóticos ha sido una nota perdurable. Ha habido un
acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
que el gobierno actual cumple a cuentagotas, mientras en 2018 fueron asesinados
93 líderes sociales y desde la desmovilización de la guerrilla 85 miembros de las
FARC.
Es de notar que en la presente coyuntura la apreciación de Colombia para
Estados Unidos se ha incrementado notablemente. Washington identificó un
denominado “eje de la tiranía” compuesto por Cuba, Nicaragua y Venezuela. El
único país latinoamericano que tiene simultáneamente relaciones tensas con esas
tres naciones es Colombia. Con Cuba, con quien se mantenía una muy buena
relación a raíz de su papel en la negociación con las FARC, es hoy objeto de una
fricción elocuente después del colapso del diálogo entre el gobierno colombiano y
el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se llevaba a cabo en La Habana.

Para dar un cierre a la idea, la situación a nivel regional (latinoamericano) se nota


en constante decadencia, esto debido en gran parte a la “separación” que se
presenciaba entre los países que conforman dicha regio, ahora, digo
“presenciaba” porque si tomamos en cuenta la reciente “unión” de algunos países
latino americanos con motivo de solventar de la mejor manera posible la situación
venezolana me mantiene con cierta expectativa acerca de un posible surgimiento,
pero este no es el tema central. Ahora retomando el epicentro del artículo, la Crisis
latino americana se debe en gran parte a la dependencia creciente de nuestros
países con potencias como lo son EEUU. Y China.

En resumen, evitar la doble dependencia en relación a Estados Unidos y China


exige de América Latina el urgente reconocimiento de que le cabe a ella
robustecer regionalmente sus atributos de poder. La pendiente declinante de la
autonomía de los países del área se ahondará si se continúa por la actual senda.
Otra de las causantes de dicha decaída, en especial en Venezuela y Brasil viene a
ser la gran influencia/libertad dada las fuerzas armadas pertenecientes a cada
uno, situación que ha llevado a una inestabilidad política en ambas naciones. Esto
podría revertirse a mi parecer, dando a las fuerzas armadas el lugar que deberían
ocupar en la nación. El de protectores.

Link: http://nuso.org/articulo/america-latina-camina-hacia-la-debilidad-y-la-
desintegracion/

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