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TEATRO DESDE LA GUERRA CIVIL HASTA NUESTROS DÍAS

I. El teatro desde la guerra civil hasta los años 50.

Como en el caso de otros géneros, la guerra civil supuso un corte profundo en nuestro
teatro. Al terminar la contienda, los grandes dramaturgos (Valle Inclán y Lorca) han muerto;
por otra parte, el resto de los dramaturgos del 27 y buena parte de sus coetáneos (Alejandro
Casona, Max Aub, Pedro Salinas y Rafael Alberti) están en el exilio. Nuestra escena se vio
privada así de sus figuras más renovadoras. El panorama teatral de la posguerra es, por tanto,
muy pobre, con una censura férrea y grandes presiones políticas por las que muchas veces los
propios autores se doblegaban a las exigencias de la ideología dominante y modificaban sus
obras.

La influencia de Benavente y de su comedia burguesa se proyectó con fuerza


durante los años de la posguerra en una serie de autores cercanos al Régimen, desde el que se
veía con buenos ojos este teatro de evasión que apenas se hacía eco de los grandes problemas
que afectaban a la sociedad española. Entre los principales autores que lo cultivan con éxito
destacan José María Pemán, Alfonso Paso y Joaquín Calvo Sotelo.

Dentro del teatro cómico, dejando aparte las piezas carentes de valor del astracán,
encontramos lo más interesante en dos grandes autores: Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de
un almendro o Cuatro corazones con freno y marcha atrás) cuya obra que se adentra por los
terrenos del humor disparatado e inverosímil precursora del teatro del absurdo que años
después triunfará en Francia, y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa o Maribel y la
extraña familia ), la otra gran figura de este tipo de teatro, que también había comenzado en
esta misma línea antes de la Guerra Civil. Ambos se habían propuesto renovar la risa con una
comedia basada en la creación de situaciones absurdas, diálogos cargados de ingenio, finales
un tanto ambiguos, que obligan al espectador a tomar una actitud reflexiva; sin embargo, esta
comedia se estrelló con los gustos del público mayoritario.

En oposición a lo anterior, hay que situar el nacimiento de un teatro inconformista,


que formaba parte, al principio, de una corriente existencialista y que evolucionó al teatro
social. En 1949 se estrena Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo y en 1953, un
teatro universitario presenta Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre.

Ambos autores, iniciarán un teatro social a partir de 1955, con la leve apertura del
régimen de Franco, que permitió algunas novedades impensables hasta el momento en
paralelo a otros géneros literarios. Alfonso Sastre crea un teatro de agitación social
abiertamente enfrentado al poder en que el dramaturgo debe poner la finalidad política por
encima de la artística. Antonio Buero Vallejo se convirtió en el primer dramaturgo español de
la segunda mitad del siglo XX. Su temática gira en torno a la búsqueda de la felicidad, de la
verdad, de la libertad, obstaculizada por el mundo opresor en que el hombre vive. Para él, la
tragedia tiene una doble función: inquietar, planteando problemas sin imponer soluciones,
pero también curar, invitándonos a superar las fuerzas negativas que amenazan al hombre.
Otras obras de Buero Vallejo: Hoy es fiesta, El concierto de San Ovidio o El tragaluz.

También en los años 50 va a nacer un teatro experimental que será criticado e


ignorado en ese momento España, pero que se desarrollará con fuerza en la siguiente década.
II. El teatro desde los 60 hasta actualidad.

El panorama teatral en los años 60 y 70 se enriquece considerablemente. El teatro


social de los 50 de Sastre y Buero Vallejo sigue teniendo vigencia en los 60 al tiempo que la
comedia burguesa entra en un periodo de decadencia. Nuevas corrientes van surgiendo de la
mano de los autores experimentales y las compañías de teatro independiente. Con la muerte
del dictador,

Durante los años 60 surge una nueva vanguardia en la escena española con nuevos
autores de teatro experimental cuya novedad estética los colocaba al margen de los
escenarios convencionales. En lo formal, se desecha el enfoque realista para sustituirlo por
enfoques simbólicos. Se acude a la farsa, a lo grotesco, a deformaciones esperpénticas, a lo
onírico, a la pesadilla, todo ello subrayado por la escenografía innovadora. Además, los
autores echan mano de abundantes recursos sonoros, visuales, corporales... En cuanto al
contenido, es un teatro de denuncia, su temática gira en torno a la falta de libertad, la guerra,
etc. Los nombres más significativos de este teatro son Fernando Arrabal (Pic nic), Martínez
Mediero (El bebé furioso) o Francisco Nieva (Coronada y el toro).

También surge en los 60 y 70 un teatro independiente con una serie de grupos al


margen de las cadenas comerciales del mundo del espectáculo. Se trata de conjuntos
totalmente autogestionados (en cuanto a creación, producción, interpretación...) que han
llevado a cabo la búsqueda de nuevos públicos y de nuevos lenguajes escénicos para alejarse
del teatro burgués. Citemos algunos: Els Joglars, Tábano, Ditirambo o Akelarre.

A partir de 1975: empieza a surgir este nuevo teatro, que muchas veces se denomina
“teatro de la transición” o teatro neorrealista. un nuevo teatro social acorde a la nueva
realidad y con los personajes de la sociedad española de aquellos días con cierto toque de
humor, aunque también realizan algunas obras de tema histórico. Los autores más
importantes son Antonio Gala,(Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos( Bajarse
al moro o La estanquera de Vallecas) o José Sanchís Sinisterra, (¡Ay, Carmela!).

En los últimos años, el panorama que se presenta es variado y cambiante. Resulta


difícil establecer clasificaciones, pues es necesaria una perspectiva mayor. Las últimas
generaciones de dramaturgos reflejan en sus obras el mundo que les ha tocado vivir -
deshumanizado, violento y xenófobo- y denuncian el poder disfrazado de mercado. Cabe
destacar la incorporación al teatro de un buen número de dramaturgas que aportan una nueva
visión del mundo. Entre los autores y autoras más representativos de las últimas décadas
están: Ignacio del Moral, Juan Antonio Mayorga Ruano o Paloma Pedrero. También han
surgido colectivos autogestionados como Animalario con unteatro de denuncia política.

En cuanto al teatro comercial, en los años 90 renace la tradición de la comedia


burguesa y a comienzos de siglo aparece un nuevo género de humor, los monólogos. Por otro
lado, se adaptan comedias cinematográficas y en los últimos años cobran importancia los
montajes musicales en los que España tenía poco tradición (Hoy no me puedo levantar).

En cuanto al teatro alternativo proliferan en las ciudades las salas de teatro innovador
y joven Aparecen salas del llamado microteatro (obras muy breves) o las llamadas salas
alternativas con aforo muy reducido en las que lo importante es difundir entre los
espectadores las obras de creadores comprometidos con su tiempo.

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