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GUIA DE TEOLOGIA BIBLICA

Y SISTEMATICA II

EL PECADO
I. LA REALIDAD DEL PECADO

No se necesita argumentar la cuestión relativa a la realidad del pecado.' Tanto la historia como la
propia conciencia del hombre atestiguan con abundancia la citada verdad. Pero se han propuesto
teorías que niegan, o presentan erróneamente o restan importancia al pecado y a su naturaleza.
A) Ateísmo.

Al negar la existencia de Dios, el ateísmo niega también el pecado, puesto que en sentido
estricto, podemos pecar sólo contra Dios. El hombre puede ser culpable de hacer lo malo
con relación a los demás; quizá practique el vicio con relación a sí mismo; pero sólo con
relación a Dios estas cosas constituyen pecado. En el análisis final de las cosas, toda mala
acción está dirigida contra Dios, pues el hacer mal es desobedecer la ley del bien, y el bien
es la ley de Dios. "He pecado contra el cielo, y contra ti", exclamó el Pródigo. El hombre, por
lo tanto, necesita perdón basado en la provisión divina de la expiación.

B). Determinismo.

Se trata de la teoría que afirma que el libre albedrío es un engaño y no realidad. Nos
imaginamos que somos libres para escoger, cuando en realidad nuestra elección es dictada
por estímulos internos y por circunstancias fuera de nuestro dominio. El humo que sale por
la chimenea quizás piense que es libre, pero asciende en virtud de leyes inexorables.
Siendo así, una persona no puede comportarse de una manera distinta a la que lo hace, y
hablando en términos precisos, no se le debe elogiar por lo bueno que hace, ni censurársele
por lo malo. El hombre es simplemente un esclavo de las circunstancias. Eso es lo que
afirma la teoría.

Pero las Sagradas Escrituras afirman en forma consecuente que el hombre es libre para
escoger entre el bien y el mal, una libertad insinuada en toda exhortación o mandamiento.
Lejos de ser una víctima de la suerte o de la casualidad, se dice que el hombre es arbitro de
su propio destino. Durante una discusión de la cuestión del libre albedrío, el doctor Johnson,
notable erudito y autor británico declaró lo siguiente: "{Señor, sabemos que nuestras
voluntades son libres, y no hay más que decir!" Ese gramo de sentido común pesaba más
que una tonelada de filosofía. Una de las consecuencias prácticas del determinismo es
considerar al pecado como una enfermedad por la cual debe considerarse al pecador como
un ser digno de lástima, y no como a alguien a quien se debe castigar. Pero el perentorio
sentido del deber implantado en la conciencia del hombre refuta esta teoría. Recientemente
un asesino de diecisiete años de edad se negó a presentar un alegato que lo hiciera
aparecer como demente, afirmando que su crimen no tenia excusa, pues había sido
cometido a pesar de la iluminación que le habían proporcionado los padres y la Escuela
Dominical. Insistió por lo tanto en pagar toda la pena que le correspondía. Aunque joven, y
frente a la muerte, se negó a dejarse engañar.

C)Hedonismo.

La palabra hedonismo procede de una raíz etimológica griega que significa "placer". Se trata
de una teoría que mantiene que el mayor bien de la vida es el disfrutar los placeres y evitar
el dolor, de manera que lo primero que uno debe preguntarse es "¿me proporcionará
placer?", y no "¿es justo?" No todos los hedonistas viven una vida viciosa, pero la tendencia
general del hedonismo es pasar por alto el pecado y Adorar la píldora con designaciones
como las siguientes: "debilidad inocente", "un tropezón", "un capricho" y "entusiasmo
juvenil". Disculpan el pecado con dichos como los siguientes: "El errar es humano", "lo que
es natural es hermoso, y lo que es hermoso es bueno".

Esta teoría se oculta tras el sistema moderno de enseñanza que aboga por la "expresión
libré de la individualidad". En lenguaje técnico, significa despojarse de las inhibiciones o
complejos; en lenguaje común, "ceden a la tentación puesto que la represión no es
saludable". Naturalmente que esto representa con frecuencia un intento de justificar la
inmoralidad. Pero los que propugnan estas teorías no estarían de acuerdo con las personas
que no reprimen la ira, el odio criminal, la envidia, la borrachera, y cualquier otra tendencia
mala.

Subraya esta teoria el deseo de restar importancia a la gravedad del pecado, y hacer
borrosa la linea que separa el bien del mal, lo justo de lo injusto. Representa una variación
moderna de la antigua mentira que dice: "No morirás." Y muchos de los descendientes de
Adán se han tragado la amarga pildora del pecado, dorada de la tranquilizadora afirmación:
"No lo dañará." Dios ha hecho lo bueno blanco, y negro el pecado, pero algunos quisieran
mezclarlos para obtener un gris neutro. "|Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno
malo!" constituye la advertencia divina a los que tratan de confundir las distinciones morales.

D.- Ciencia Cristiana.

La Ciencia Cristiana niega la realidad del pecado. El pecado, dice, no es algo positivo, sino
simplemente la ausencia de lo bueno. El hecho de que el pecado tenía existencia verdadera
es un "error de la mente mortal". El hombre piensa que el pecado es verdadero, real, y por lo
tanto su pensamiento necesita corregirse. Pero después de observar que el pecado y la
ruina son muy reales en el mundo, parece que "este error de la mente mortal* es casi tan
malo como lo que las personas chapadas a la antigua denominaban "pecado*. Las
Sagradas Escrituras denuncian el pecado como violación positiva de la ley de Dios, una
ofensa real que merece verdadero castigo en un infierno verdadero.

E-. Evolución.

La teoría de la evolución considera el pecado como la herencia de animalidad del hombre


primitivo. Por lo tanto, en vez de exhortar al pueblo en el sentido de descartar al viejo
hombre o al viejo Adán, sus proponentes debieran aconsejar de descartar el viejo mono o el
viejo tigre. Como hemos visto, esta teoría de la evolución es antibíblica. Además, los
animales no pecan; viven de acuerdo con su naturaleza, y no experimentan conciencia de
culpabilidad por el proceder de esa manera. El doctor Leander Keyser dice lo siguiente: "Si
la lucha sangrienta y egoísta por la existencia en el reino animal era el método de progreso,
por el cual surgió el hombre, ¿por qué sería equivocado que el hombre continuara a lo largo
de esa ruta sangrienta? Es cierto que el hombre tiene una naturaleza física, pero esa parte
inferior de él fue creación de Dios y ha sido creada para que esté sujeta a una inteligencia
iluminada por Dios."

II. EL ORIGEN DEL PECADO

El tercer capítulo del Génesis da las claves que caracterizan la historia espiritual del hombre. Son
ellas: tentación, pecado, culpabilidad, castigo, redención.

La tentación.

A.-. La posibilidad de la tentación. El segundo capítulo de Génesis proporciona el fondo de la


narración de la caída del hombre. Habla del primer hogar del hombre, su inteligencia, su servicio en
el huerto de Edén, los dos árboles, y la primera boda. Se hace mención particular de los dos árboles
del destino: el árbol del conocimiento del bien y del mal y del árbol de vida. Esos dos árboles
representan un sermón ilustrado, que les dicen constantemente a nuestros primeros padres: "Si
seguís el BIEN y rechazáis el MAL tendréis VIDA." ¿Y no es ésta en esencia la senda de la vida, tal
como se encuentra por todas las Sagradas Escrituras? (Cf. Deuteronomio 30:15.)

Nótese el árbol prohibido. ¿Por qué razón se había plantado allí? Con el objeto de proporcionar una
prueba por medio de la cual el hombre podía con cariño y libertad escoger servir a Dios, y desarrollar
así el carácter. Sin el libre albedrío, el hombre hubiera sido simple máquina.
B.-. La fuente de la tentación.

"Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho."
Es razonable inferir que la serpiente, que por entonces debe de haber sido una criatura o ser
hermoso, fue el agente empleado por Satanás, que había sido ya arrojado del cielo antes de la
creación del hombre (Ezequiel 28:13-17; Isaías 14:12-15). Por esta razón se describe a Satanás
como "la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás" (Apocalipsis 12:9). Satanás, por lo
general, trabaja por medio de agentes. Cuando Pedro, sin mala intención, trató de disuadir a su
Maestro de que siguiera la senda del deber, el Señor vio más allá de Pedro, y dijo: "Quítate de
delante de mí. Satanás" (Mateo 16:22,23). En ese caso Satanás procedió por medio de uno de los
amigos de Jesús; en el huerto del Edén empleó a una criatura de la que Eva no desconfiaba.

C-. La sutileza de la tentación.

La sutileza se menciona como una característica sobresaliente de la serpiente. (Cf. Mateo 10:16.)
Presenta con gran astucia sugerencias que, cuando se las abraza, dan objeto a deseos
pecaminosos y actos también pecaminoso. Comienza dirigiéndose a la mujer, el vaso más débil,
que, además, no había oído la prohibición (Génesis 2:16,17). Y espera hasta que Eva está sola.
Notemos con que astucia que se presenta. Tergiversa las palabras de Dios (compare Génesis 3:1 y
2:16,17) y luego pretende sorpresa ante el giro torcido que le ha dado a las palabras. Es así que
astutamente siembra la duda en el corazón de la candida mujer y al mismo tiempo insinúa que él
mismo tiene la preparación necesaria para ser juez, en lo que respecta a la justicia de tal prohibición.
Mediante la pregunta formulada en el versículo 1, introduce una duda de carácter triple con respecto
a Dios: (1) La duda con respecto a la bondad de Dios. Dice en otras palabras lo siguiente: "Dios te

está negando algunas bendiciones." (2) Duda con respecto a la justicia de Dios. "No moriréis.* En
otras palabras, insinúa que Dios quiere dar a entender una cosa distinta de lo que dice. (3) Duda de
su santidad. En el versículo 5 la serpiente dice en efecto: "Dios te ha prohibido comer del árbol
porque te tiene envidia. No quiere que llegues a ser tan sabia como él, de manera que te mantiene
en la ignorancia. Te ha prohibido comer del árbol, no para evitar que mueras, sino para impedir que
seas como él."

D-. Culpabilidad.

Nótense las evidencias de una conciencia culpable: (1) "Entonces fueron abiertos los ojos de ambos,
y conocieron que estaban desnudos." Empléase esta expresión para describir una iluminación
repentina (Génesis 21:19; 2 Reyes 6:17). Las palabras de la serpiente (versículo 5) se cumplieron,
pero el conocimiento adquirido fue distinto del que habían esperado. En vez de sentirse como Dios,
experimentaron un horrible sentimiento de culpabilidad que los hizo temer a Dios. Nótese que la
desnudez física o corporal es símbolo de una conciencia desnuda o culpable. Las perturbaciones de
carácter emocional se reflejan en nuestro aspecto. Algunos comentaristas afirman que antes de su
caída. Adán y Eva estaban vestidos de un halo o vestidura de luz, señal de su comunión con Dios, y
el dominio del espíritu sobre el cuerpo. Cuando pecaron, la comunión fue interrumpida, el cuerpo
venció el espíritu, y se inició el conflicto entre el espíritu, y la carne (Romanos 7:14-24) que ha sido
la causa de tanta miseria. (2) "Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales." Así
como la desnudez física era representación y señal de una conciencia culpable, así también la
tentativa de cubrir su desnudez es un cuadro del intento del hombre de ocultar su culpabilidad bajo
el manto del olvido o de las excusas. Pero sólo una vestidura hecha por Dios puede cubrir el pecado
(v. 21). (3) "Y oyeron la voz de Jehová Dios, que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre
y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto." El hombre
culpable, por instinto, trata de ocultarse de Dios, de huir de El. Y así como Adán y Eva procuraron
ocultarse entre los árboles, así también la gente procura en la actualidad ocultarse o sumirse en los
placeres y otras actividades.
III.- Castigo.

A.-. Castigo de la serpiente.

"Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo;
sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida." Estas palabras indican que en
cierta época, la serpiente era un animal hermoso, erguido. Pero ahora, porque se convirtió en el
instrumento de la caída del hombre, es un animal maldito y degradado, en la escala de la creación
animal. Pero puesto que la serpiente fue sencillamente un instrumento de Satanás, ¿por qué se le
debe castigar? Porque Dios se propuso hacer de la maldición sobre la serpiente una figura y
profecía de la

IV.- LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO

El pecado es acto y estado. En calidad de sublevación a las leyes de Dios, es un acto de la voluntad
del hombre; como separación de Dios, se convierte en estado pecaminoso. Una consecuencia doble
se produce: El pecador se acarrea el mal sobre si, por sus malas acciones, e incurre en culpabilidad
ante Dios. Dos cosas, por lo tanto, deben distinguirse: las malas consecuencias que siguen al acto
del pecado, y la pena que sufrirá en el juicio. Todo ello se puede ilustrar de la manera siguiente: Un
padre le prohibe a su hijo fumar, y le advierte de una consecuencia doble. Primero, el fumar lo
enfermará, y además, lo castigará por su desobediencia. El niño desobedece y se fuma el primer
cigarrillo. El malestar estomacal que le produce constituye o representa las malas consecuencias de
su pecado, y la paliza o castigo que recibirá representa la pena positiva por su culpabilidad.

De igual manera, las Sagradas Escrituras describen dos efectos del pecado en las personas
culpables: es seguido de consecuencias desastrosas para sus almas y acarreará sobre ellos el
decreto positivo de la condenación de Dios.

Debilidad espiritual.

Daño a la imagen divina.

El hombre no perdió por completo la imagen divina, puesto que aún en su condición caída se le
considera como criatura hecha a la imagen de Dios (Génesis 9:6; Santiago 3:9), verdad expresada
en el dicho popular de que hay algo de bueno en el más malo de los hombres. El doctor Maudesley,
el gran médico alienista de nacionalidad británica afirma que la majestad inherente de la mente
humana se evidencia aún en la ruina provocada por la locura.

Pero aunque no se ha perdido por completo, la imagen divina en el hombre ha sido gravemente
dañada. El Señor Jesucristo vino al mundo para hacer posible para el hombre el reconquistar la
imagen divina, al ser recreado en la imagen de Dios (Colosenses 3:10).

Pecado original.

El efecto de la caída estaba tan arraigado en la naturaleza del hombre, que Adán, el padre de la
raza, trasmitió a sus descendientes una tendencia o inclinación a pecar (Salmo 51:5). Esta
desventaja espiritual y moral bajo la cual todos los hombres nacen se conoce con el nombre de
pecado original. Los actos o acciones de pecado que siguen durante la edad de la razón se
denominan pecado actual o voluntario. Cristo, el segundo Adán, vino a este mundo para librarnos de
todos los efectos de la caída (Romanos 5:12-21).
Esta condición moral del alma es descrita de muchas formas: todos han pecado (Romanos 3:9);
todos están bajo maldición (Calatas 3:10); el hombre natural es extraño a las cosas divinas (1
Corintios 2:14); el corazón natural es engañoso y malvado (Jeremías 17:9); la naturaleza mental y
moral es corrupta (Génesis 6:5,12; 8:21; Romanos 1:19-31); la mente camal es enemistad con Dios
(Romanos 8:7,8); el pecador es esclavo del pecado

(Romanos 6:17; 7:6); es controlado por el principe del poder del aire (Efesios 2:2); está muerto en
transgresiones y pecados (Efesios 2:1); y es hijo de la ira (Efesios 2:3).

Conflicto interior.

En el comienzo Dios hizo el cuerpo del hombre del polvo, dotándole así de vida física o naturaleza
inferior o baja; luego le infundió vida, impartiéndole así una naturaleza superior que lo relaciona con
Dios. Se tenía el propósito de que hubiera armonía en el ser del hombre, que el cuerpo estuviera
subordinado al alma. Pero el pecado perturbó esta relación, de manera que el hombre se encontró
dividido en sí mismo, parte de su ser en conflicto con la otra en una guerra intestina entre su
naturaleza superior e inferior. Su naturaleza inferior, frágil en sí misma, se ha rebelado contra la
superior, y ha abierto los portales de su ser al enemigo. Durante la intensidad del conflicto, el
hombre exclama: "(Miserable este de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Romanos
7:24).
El "Dios de paz" (1 Tesalonicenses 5:23) sojuzga los elementos en conflicto de la naturaleza del
hombre, y santifica el espíritu, el alma y el cuerpo. El resultado es bendición interna: "Justicia, paz y
gozo en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17).

Castigo positivo.

"El día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2:17). "Porque la paga del pecado es
muerte" (Romanos 6:23).

El hombre fue creado con la capacidad para la inmortalidad, es decir, no tenía que morir si obedecía
las leyes de Dios. Con el objeto de "echar mano" de la inmortalidad y la vida eterna, fue colocado
bajo el pacto de obras, ilustrado por dos árboles: el árbol del conocimiento del bien y del mal y el
árbol de la vida. La vida estaba así condicionada a la obediencia. Mientras Adán obedecía la ley de
la vida, tenía derecho a comer del árbol de la vida. Pero desobedeció, quebrantó el mandamiento de
la vida, y se separó de Dios, la Fuente de la vida. La muerte comenzó desde ese momento y se
consumó en la desorganización de la personalidad en la forma de separación del cuerpo y del alma.
Pero nótese que la pena incluía más que muerte física; la disolución física era un indicio del
desagrado de Dios y el hecho de que el hombre estaba aislado de la Furnte de la vida. Aun cuando
Adán se reconciliara más tarde con su Hacedor, la muerte física continuó, de acuerdo con el decreto
divino que decía: "Porque el día que de él comieres, ciertamente morirás." Sólo mediante un acto de
redención y recreación tendría el hombre de nuevo el derecho al árbol de la vida, que está en medio
del paraíso de Dios. Por medio de Cristo, la justicia es restaurada al alma, la cual, en la resurrección,
se reúne con un cuerpo glorificado.

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