Вы находитесь на странице: 1из 128

OPERA,No 10

117

Unidad 1 / Escenario 1
Lectura Fundamental

El Estado Moderno

Contenido

1 El Estado Moderno
2 ¿Qué entendemos por Estado?

3 ¿Por qué el Estado es necesario?

4 El “Dilema del prisionero” y la necesidad del Estado

Palabras clave:
Estado, Estado Moderno, sociedad,
sistema político.
1. El Estado Moderno

Para poder entender que es el Estado debemos remitirnos a un problema que se da desde las
ciencias sociales y es básicamente desde que perspectiva o desde que área se estudia
debido en gran parte por que como es un concepto tan ambiguo las diferentes áreas del
conocimiento la interpretan según su necesidad es por esto que desde esta lectura se dará un
concepto general que pueda adaptarse fácilmente.

El Estado es entonces aquella acción política


que una sociedad realiza a través de la
EL ESTADO
organización de sus ideas y objetivos que Comunidad social con una organización
permiten guiarse como pueblo a un fin política común.
específico, dentro de esta dinámica el Estado
se conforma con las necesidades de la gente
las normativas que le permiten a ese grupo
social convivir dentro de un espacio geográfico determinado y limitado el cual servirá para
que ese Estado funcione en pro del bienestar de su comunidad.

1.1 Contexto histórico

Para poder entender las particularidades que caracterizan los sistemas políticos actuales, es
necesario dar un vistazo en el tiempo, donde el Estado nace dentro de la organización primaria de
las ciudades sumerias a finales del siglo V; y se fortalece con los fenicios iniciando el siglo IV en lo
que hoy se conoce como la península arábiga. Para este entonces la Ciudad-Estado no era más que
una estructura básica de leyes y normas que los ciudadanos de estos espacios geográficos, debían
acatar su autonomía frente a la toma de decisiones y la creación de leyes no difiere mucho de lo que
en la actualidad conocemos de los Estados federados, si bien se puede tomar como un inicio del
proceso que termino convirtiéndose en el sistema político federativo.

Ya en Grecia el Estado se ve con mayor organización, debido en gran parte por el auge de
ciudades como Uruk, nippur en sumeria o biblos y tiro en fenicia; los atenienses tenían una visión
más compleja del Estado, pues su organización de ciudad aldeana presentaba a su vez un
cambio superior en las relaciones comerciales debido en gran parte por su expansión territorial,
así mismo el Estado ateniense era visto como lugar para reuniones sociales en las que se podía
debatir sobre las decisiones que afectaban a la comunidad, cabe recordar que en

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
César:
Es el título con el que se denominó al
emperador romano y deriva de “Cayo Julio
Cesar” quien fuera general y dictador.

esta toma de decisiones solo podía participar aquel ciudadano nacido en Grecia, que tuviera un
estatus económico y que fuera bien parecido además de contar con la edad mínima. La
Ciudad-Estado servía también como sitio de culto de los dioses propios de la época, con el
tiempo el papel del ciudadano se vio más visible y participativo en las tareas de gobierno, así
como en la creación de leyes que beneficiaran a la misma comunidad.

La concepción de Estado se fue transformando a medida que pasaba el tiempo es así que para
inicios del imperio romano las Ciudades-Estado desaparecen debido en gran parte por la
consolidación y unificación en la toma de decisiones que esta vez se centró en el emperador

o César. Se crea el senado idea que sale en


cierta parte de Grecia pero que los mismos
Romanos moldean a sus necesidades y el
cual tiene las funciones de escuchar las
peticiones del pueblo y por otro lado aconsejar
al César, de esta forma el imperio organiza las
ciudades bajo un solo esquema y unas únicas
leyes que buscan solo una cosa la estabilidad
del imperio y la sumisión de los mismos.

Si bien con la caída del Imperio Romano en el año 476, se daría un nuevo viraje a la forma
de concepción de la política, por un lado porque las nacientes monarquías que lideradas por
Carlomagno cambiaron el sentido de un solo dirigente político en Europa y lo trasladarían
rápidamente en una dualidad entre lo sumamente humano y una nueva concepción espiritual
liderada por la iglesia católica entre los siglos V Y XV, este cambio traería nuevos retos a
los líderes que vieron un aliado espiritual el cual serviría de interlocutor entre el pueblo y las
monarquías, apoyada también por los señores feudales y la nobleza, como resultado de
este proceso se consolido por varios siglos el sistema monárquico de Europa.

Se podría decir entonces que la visión de Estado hasta la Edad Media no tendría un fin
sumamente político debido en gran parte por el interés individual de los monarcas quienes
no veían con buenos ojos la división del poder lo cual les podría traer sublevación de los
grupos minoritarios, temor que se haría realidad mucho tiempo después a través de la
ilustración y el enciclopedismo francés, gracias a una nueva figura social que cada día se
consolidaba más entre pueblo es así que las nuevas asociaciones de artesanos y
comerciantes toman mayor protagonismo al enviar estos a sus hijos a las escuelas y
universidades y quienes serán al final los que den una nueva visión en las relaciones
políticas y busquen dar respuesta a las necesidades de su entorno.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 3
Con este cambio de pensamiento impulsado en gran parte por el conocimiento adquirido en
las universidades, y la concepción de una nueva mirada de las relaciones internacionales y
buscando un cambio más estructural en la organización en las que se uniera Estado-Territorio-
Administración de los recursos de las nuevas naciones, nace la política como ciencia como eje
fundamental que va permitir observar el Estado como una estructura que debe cumplir la
función general de los nuevos líderes de velar y proteger los derechos de todos los
ciudadanos, bajo esta premisa es entonces que se concibe el Estado moderno.

2. ¿Qué entendemos por Estado?

El Estado es aquel actor por el cual se le asignan unas responsabilidades, como la defensa,
protección y garantía de unos derechos, por ejemplo. Así mismo, al Estado también se le
reconoce cierta autoridad en el marco de un territorio y a esto lo llamamos soberanía. Luego,
si las distintas sociedades han optado históricamente por distintas formas de organización
política, el Estado reviste una particularidad significativa que lo distingue de todas las otras
formas políticas establecidas. ¿Cuál? El politólogo Rafael del Águila, en su Manual de
Ciencia Política, le atribuye las siguientes las características al Estado:

“como poder político y complejo institucional organizado sobre un determinado territorio,


capaz de ejercer con una eficacia razonable el monopolio de la producción de las normas
más relevantes y del uso público de la fuerza, la coerción legal sobre las personas, o la
sociedad, sometidas a su jurisdicción” (Del Águila, p.36).

Se puede inferir que el Estado es un organismo autónomo que está en pro del
beneficio de la comunidad y que a partir de este objetivo construye nuevas
herramientas e instituciones que velen por el bienestar del pueblo que a través
de reglamentación permite que una sociedad pueda convivir pacíficamente
dentro de un territorio específico.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 4
3. ¿Por qué el Estado es necesario?

Según Thomas Hobbes quien fue un importante pensador inglés del siglo XVII que se ocupó dentro
de muchos temas, de explicar por qué era mejor tener un Estado a vivir en la anarquía de la guerra
civil. Es un tema fundamental, pues para muchos la autoridad es innecesaria y a veces argumentan
que vivirían mejor si el Estado no existiera. Muchos afirman que sería mejor vivir sin leyes, sin
autoridad y señalan en su defensa que no pueden ser libres por completo cuando existen las
restricciones o cuando los impuestos comienzan a impactar la economía personal. Sin embargo, el
propósito de Hobbes es todo lo contrario: justificar la necesidad y pertinencia del Estado en una
sociedad. La mayoría de los argumentos de Hobbes están expuestos en
su obra “El Leviatán”, donde justifica la necesidad de que exista una autoridad soberana
que garantice la vida a los seres humanos e imparta orden.

El Estado como hemos visto es indiscutiblemente una asociación de personas que busca un
bien común y que garanticen la organización jerárquica de la sociedad, así de esta manera se
puede direccionar de una manera más eficaz las necesidades y prioridades de cada
comunidad. cabe aclarar que esto es solo posible si los líderes de estas comunidades tienen
claro el fin único de vivir en sociedad como ya lo definía
Aristóteles frente al ser humano o el zoo
político, el hombre por ser ese animal racional
que es capaz de convivir con su semejante Thomas Hobbes (1588-1679):
está alineado a una dependencia de su par, Filósofo inglés.
así es que cada hombre tiene diferentes Su obra El Leviatán.

habilidades que en grupo son explotadas


Influyó de manera importante la filosofía
y manipuladas para el bien grupal, de esta
política occidental.
manera en espacios políticos macros es que se
necesita del Estado ya que quien se encarga al
final de direccionar las necesidades básicas de
su conjunto para esto se vale de las diferentes
estructuras que lo conforman (poderes legislativo, judicial y ejecutivo) en síntesis bajo esta
organización se articula que cada miembro de la sociedad se apropie de su responsabilidad y
de su papel como cuidado activo de una sociedad.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 5
4. El “Dilema del prisionero” y la necesidad del Estado

El “dilema del prisionero” es un ejemplo clásico que formula la teoría de juegos y que nos
puede ser útil para entender la importancia que tiene el Estado al interior de la sociedad. En
general, la teoría de juegos plantea un escenario en el que dos individuos que hacen uso de su
razón no cooperan de forma natural. A pesar de que existen muchas formulaciones de este
ejemplo, una de las versiones más famosas es la de Albert W. Tucker que es la que resumiré.

El dilema nos pide que imaginemos el siguiente escenario. Imaginemos que ha habido un robo a
mano armada, los asaltantes han escapado y no hay ninguna pista acerca de los criminales. Sin
embargo, cerca del lugar del robo han sido capturados y encarcelados dos hombres armados.
El problema está en que, si bien pueden ser procesados porque portan armas ilegales, no se
tiene evidencia alguna de que hayan participado en el robo. Pero los fiscales del caso deciden
implementar una estrategia en aras de poder obtener pruebas de que han participado en el
robo. Encierran a cada prisionero en una celda individual aislada, donde no tenga medios de
comunicación con nadie más y le hacen a cada prisionero la siguiente propuesta: si confiesan
el robo e inculpan a su compañero obtendrán una rebaja en la pena. La oferta es:

II. Si el prisionero A y el prisionero B se traicionan mutuamente, cada uno de ellos purgará


2 años de prisión.

JJ. Si el prisionero A traiciona al prisionero B, pero B permanece en silencio, A será


puesto en libertad y B purgará 3 años de prisión y viceversa.

KK. Si tanto el prisionero A como el prisionero B permanecen en silencio,


ambos sólo purgarán 1 año en prisión, la pena menor.

El resultado alcanzado es a penas evidente. Cada uno de los prisioneros, en búsqueda de


satisfacer sus propios intereses, de maximizar su bienestar personal, optará por traicionar a su
compañero. Lo que se evidencia en este dilema es que la lógica simplemente individual es poco
colaborativa y con mucha dificultad piensa o se representa el bienestar colectivo. La parte
interesante de este resultado es que la búsqueda de recompensa individual conduce a que los
prisioneros se traicionen, en vez de optar por una mejor recompensa si los dos colaboran
y guardan silencio mutuamente. Lo que prevalece es el principio de desconfianza y
búsqueda del propio interés. La parte interesante de este resultado es que la búsqueda de
recompensa individual conduce a que los prisioneros se traicionen, cuando iban a obtener
una mejor recompensa si ambos guardaban silencio.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 6
Pero ¿cuál es la relación entre el “dilema del prisionero” y la pertinencia del Estado? Si el “dilema del
prisionero” nos ha ejemplificado que la racionalidad individual tiene una fuerte tendencia hacia la no
cooperación y en últimas nos señala que los individuos solo luchan por sus propios intereses, en
desmedro del interés general, el Estado surge como la institución que vela porque el interés general
sea realizable. Aterricemos este “dilema del prisionero” en otro ejemplo, de tal manera que sea más
evidente para nosotros la pertinencia y necesidad que tenemos del Estado.

Figura 1. Estados
Fuente: Elaboración propia

Imagine que hay una vereda que se ubica en la falda de una montaña. Es una vereda de 100
hectáreas de extensión, y en la cual viven 10 familias; cada familia tiene 10 hectáreas de
tierra. El problema de la región está en que se trata de una zona fuertemente arborizada y en
la cual no existen terrenos dispuestos para trabajar cultivo alguno. A la vez, la gente de la
región ha sido advertida que si comienzan a talar los distintos árboles hay peligro de que la
erosión del terreno lleve a que se generen derrumbes y deslizamientos de tierra. Sin
embargo, cada una de las familias que reside en el sector se vería muy beneficiada si talara
la tierra que le corresponde y pudiera así cultivar lo que le plazca. ¿Cómo obrarán cada una
de las diez familias que habitan la región? ¿Evitarán buscar su interés particular en aras de
proteger el interés general?

Como lo vimos en el “dilema del prisionero”, la racionalidad de cada individuo está casi que
imposibilitada para representarse el interés general. La mayoría de las veces la racionalidad
individual procurará la defensa de su propio interés, sin que por ello pueda ser tildada de “mala” o
“perversa”, pues de lo que se trata es que un individuo en realidad solo puede representarse el
bien para sí mismo. Así las cosas, si en la vereda que hemos ejemplificado no existen leyes

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 7
o normas que impidan la tala de bosques, ni tampoco una autoridad que defienda el interés
general, seguramente lo que sucederá es que cada familia en defensa de su interés talará la
parte de bosque que le corresponde para poder beneficiarse. Pero el problema es que, si
todos piensan igual, el riesgo de derrumbe aumentará y todos perderán su terreno. Como lo
mostramos en el “dilema del prisionero” si cada sujeto simplemente lucha por su propio interés,
el resultado redundará en contra el interés general.

En conclusión, el Estado tiene el monopolio del poder en pro de garantizar el interés general.
Piensen por ejemplo en las grandes ciudades, si no existiera un control al uso de los vehículos
automotores la afectación al medio ambiente sería enorme. Como sucedió hace poco en la ciudad
de Medellín, la Alcaldía reguló el uso de motos y automóviles en búsqueda de que no se contamine
y afecte el medio ambiente. Si el Estado y, en este caso, la Alcaldía no intervinieran, cada sujeto
simplemente buscaría beneficiarse sin pensar en el bienestar general y el medio am-biente acabaría
desecho. Con esta noble finalidad, el Estado está provisto del monopolio de la fuerza de coerción en
aras de garantizar el orden social. El Estado goza de este poder pues es el pueblo mismo el que
consiente que lo tenga, si y solo si el Estado obra en pro de sus intereses.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 8
Referencias
Sachica, L. (1982). La Constitución colombiana. Recuperado de https://archivos.juridicas.unam.
mx/www/bjv/libros/2/717/1.pdf 88-98.

Pardo, J. (2013-2014). Poder y sociedad, tema 1. El estado, absolutismo y constitución en la


Edad Moderna. Recuperado de http://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/33107/Tema1-
Poder_y_ Sociedad_13-14.pdf?sequence=1.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 9
INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Constitución e Instrucción Cívica

Unidad 1: Estado Social de Derecho

Escenario 1: El Estado Moderno

Autor: Camilo Andrés Fajardo Gómez

Adaptado por: Diego David Ortiz Chabur

Asesor Pedagógico: Amparo Sastoque Romero


Diseñador Gráfico: Paola Andrea Melo
Asistente: Ana Milena Raga

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano. Por


ende, es de uso exclusivo de las Instituciones adscritas a la
Red Ilumno. Prohibida su reproducción total o parcial.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO

10
LA FACETA HISTÓRICA
E INSTITUCIONAL DEL ESTADO
MODERNO

Rina Aguilera Hintelholher

Introducción

En la actualidad los Estados viven inmersos en procesos de cambio y modernización. Se


reforman para adaptarse a los imperativos de la sociedad civil. Como obra humana perfectible
o degenerable, el Estado moderno tiene historia, protagonistas y medios de acción. Hoy como
nunca, está a discusión tanto de políticos, académicos y organizaciones civiles. Pocas épocas
como la presente, dan cuenta de acontecimientos inéditos y por tanto, originales, mismos que
influyen en su contenido y perfil.

En efecto, la fuerza del cambio deriva en procesos de reforma, revolución, reconversión


o reestructuración. Por eso, el Estado y las cla-ses políticas desempeñan un papel primordial
en los procesos del poder. El presente trabajo tiene como objetivo analizar puntos medulares
que se relacionan con el ser, la condición y la razón del Estado.
Son puntos objeto de transformación y que en la vida política se convierten en piezas
claves para asegurar la supervivencia y conserva-ción sana de los Estados. El Estado, en
cuanto institución de institucio-
199
MATERlALES

nes, no puede tratarse únicamente con los principios de la lógica formal o


del positivismo lógico. Lo importante es identificar su raíz política y
cultural para entender sus movimientos económicos y administrativos.
De este modo, lo analizado es una aproximación que se ordena de la
siguiente manera: el Estado moderno; la naturaleza del Estado; la evo-
lución del Estado; los principios del Estado moderno; las relaciones Estado-
sociedad; la modernización del Estado; y finalmente se formulan las
conclusiones.

Estado moderno

Naturaleza del Estado

En el mundo moderno, el Estado se forma en el final del feudalismo y la


formación de la sociedad civil. La idea del Estado no carece ni de bio-grafía
propia ni trayectoria definida. Sin duda, formas de asociación política han
existido en diversas etapas de la humanidad. Pero es con el Renacimiento
humanista, cuando la idea del Estado adquiere sustantivi-dad y rostro
propio. Desde Maquiavelo, Bodino, Hobbes y Rousseau, el Estado es
caracterizado de manera disímbola, pero coincidente en cuanto atributos,
objetivos y tareas.
Para Maquiavelo el Estado se forma con base en dos premisas: un
poder político emancipado y soberano y un gobernante con estatura polí-tica
para dirigir al Estado. Por su parte, la idea de soberanía entendida como el
poder absoluto y perpetuo, da cuenta en Jean Bodino de la con-cepción
amplia de lo que es el poder estatal. Para Hobbes, la caracteriza-ción del
Leviatán, magistralmente representada en el libro de Job (41 y
LL. de la Biblia, ahí hay un ejemplo claro de cómo el poder de los indi-
viduos frente al Leviatán, es proporcionalmente desigual tanto en fuerza
como en tamaño. Para Rousseau, el Estado se entiende a partir del llamado
Contrato Social, en el cual sitúa la relación compleja que en el régimen
político da vida al Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
Lo expresado demuestra que la cultura occidental ha creado al Es-

200
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

tado Moderno como la institución más importante de la sociedad. Es la


naturaleza contradictoria de la sociedad civil, la cual exige que las parti-
cularidades, los egoísmos y las prácticas antisociales sean reguladas por un
poder superior a sus tensiones y luchas a saber: el Estado. Es impro-cedente
entender al Estado como una simple organización humana, sociológica y
geopolítica. Su vida es fruto de acuerdos, negociaciones y sistemas de
cooperación.
Por tanto, el Estado moderno motivo de estas ideas, es un producto
auténtico de la cultura occidental. Su origen es europeo. Sus institucio-nes son
reglas de convivencia que se alimentan de aportaciones diversas, donde el
conjunto de nacionalidades, define los límites espaciales y tem-porales pero
reúne, como elemento común, la contundencia legítima y legal para ejercer el
poder' a través de estructuras administrativas para ejercer la autoridad tanto en
la sociedad como en la vida pública.

Evolución del Estado

Las realidades estatales tienen sustancia, raíces y rumbo. El desenvolvi-miento


estatal no es homogéneo, lineal ni determinista. Es diverso, contrastante y
variado; nutrido de sucesos que lo afianzan como institu-

I En el moderno Estado nacional de tipo occidental, la administración del gobierno se

caracteriza por estar orientada hacia las regulaciones legales y administrativas. Como la definición
de burocracia que da Weber guarda paralelismo con los puntos que acaba-mos de citar con
respecto a la administración patrimonial, la enunciaré aquí en forma abreviada. Una burocracia
suele caracterizarse por: l. Derechos y obligaciones definidos, sancionados en regulaciones
escritas. 2. Relaciones de autoridad sistemáticamente esta-blecidas entre los diversos cargos. 3.
Designaciones y promociones reguladas por medio de acuerdos contractuales y basadas en ellos. 4.
La capacitación técnica (o la experien-cia) como condición formal de empleo. 5. Sueldos
monetarios fijos. 6. Una superación estricta del cargo y su titular, en el sentido de que el empleado
no es dueño de los me-dios de administración y no puede apropiarse del puesto. 7. La tarea
administrativa como ocupación de dedicación exclusiva. Reinhard Bendix, Estado nacional y
ciudadanía, Buenos Aires, Edit. Amorrortu Editores, 1964, pp. 108-109.

201
MATERIALES

ción rectora de la sociedad. En este sentido, hay acontecimientos que aceleran


la vida del Estado? y violentan, en algunos casos, su razón de ser. En efecto, las
revoluciones políticas son movimientos que liberan a la sociedad de
contradicciones acumuladas y, por tanto, modifican las formas de organización
y el funcionamiento del Estado moderno.
Tanto la Revolución Inglesa como la Norteamericana, la Francesa y la
Mexicana, son testimonio de que las revoluciones políticas destruyen las
relaciones de poder. Ello significa que las clases gobernantes no ase-guran
como tales su carácter de dirigentes. Así, con la caída de los gru-pos
tradicionales como la nobleza europea y la eliminación de grupos estamentales,
como es el caso del México decimonónico -clero y mili-cia- dan como efecto la
renovación necesaria que permite oxigenar la vida de los Estados, dando paso a
nuevos dirigentes, nuevas institucio-nes y nuevos modos de hacer política. De
esta manera, y en referencia histórica, se constata que el desenvolvimiento del
Estado es desigual y combinado.

En Europa es posible constatar que países como Inglaterra, Estados


Unidos y Francia construyeron al Estado con las revoluciones dando cabida a la
modernización política. Mientras España, Alemania e Italia ingresan
tardíamente a la modernidad y, por tanto, sus Estados tienen que luchar sin
conocer lo que es una revolución política en contra de pri-vilegios y prebendas
de naturaleza feudal y por lo mismo patrimonial.
No obstante lo anterior, es posible, parafraseando a Weber, intentar
formular un tipo ideal para fines de explicación, que caracteriza al Esta-do en la
vida moderna:

2 "El moderno Estado nacional supone la ruptura de este vínculo entre la autoridad

gubernamental y los privilegios hereditarios de las familias de los notables. El acceso a


importantes puestos políticos y administrativos en el gobierno de los estados puede ser facilitado
por la riqueza y la alta posición social, por su efecto en los contactos sociales y en las
oportunidades educativas; pero la facilidad de acceso no es lo mismo que las prerrogativas que
reclamaban las familias aristocráticas en la política medieval por obra y gracia de su antigüedad de
sangre, para emplear la frase de Maquiavclo ...''. Ibid.,
p.106.

202
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

l. Proporción entre las dimensiones del territorio y los medios para


gobernar y administrar la sociedad.
1. El reclamo legítimo del uso del poder y la disciplina en los me-dios
que permiten ejercer el consenso y la represión.
2. Mantenimiento eficaz de la soberanía y la preservación de la razón
política para ejercer la contundencia del poder.
3. Disponibilidad de un cuerpo de funcionarios leales y la disponi-
bilidad también de un cuadro administrativo dispuesto a proteger los
intereses primordiales que les han encomendado;
4. Diseño y puesta en ejecución de programas gubernamentales para
desarrollar el progreso y el bienestar en la sociedad.

Principios del Estado moderno

Es consustancial al Estado de la vida moderna diferenciarse tanto de la


sociedad como de sus conflictos. Los principios medulares que rigen la
acción del Estado tienen, correlativamente, fundamento en la sociedad a
saber: los derechos del hombre, los derechos del ciudadano, la división de
poderes, las constituciones escritas, la existencia de las' libertades civiles y
políticas, la diferenciación de las relaciones económicas, políti-cas,
administrativas y culturales son evidencias de que el Estado en la
modernidad se rige por fundamentos del derecho público tomando en
consideración el respeto por la esfera de la vida privada.
Los principios estatales, por lo mismo, no pueden ser objetos de
transacción. Hay elementos a preservar y conservar sin lesionar la esen-cia
del Estado. Los principios mencionados tienen la raigambre del libe-ralismo
político y social y con ellos, el Estado de Derecho" es realidad

3 "De la idea fundamental de la libertad burguesa se deducen dos consecuencias, que

integran los dos principios del elemento típico del Estado de Derecho, presente en toda
Constitución moderna. Primero, un principio de distribución: la esfera de libertad del
individuo se supone como un dato anterior al Estado, quedando la libertad del indivi-duo
ilimitada en principio, mientras que la facultad del Estado para invadirla es limitada

203
MATERIALES

en casi todos los países del mundo. Gobernar y administrar, por tanto, es una
tarea regida por principios sociales y si se violentan o trans-greden, lesionan la
soberanía estatal y el sistema de instituciones que la sustentan.

Relaciones del Estado y la sociedad

En un mundo con procesos de cambio, las relaciones entre el Estado y la


sociedad no pueden quedarse en el renglón de la pasividad ni de la ex-
pectación. En momentos en que las realidades económicas, financieras,
tecnológicas y comerciales aceleran y replantean la vida económica de los
países, la política como modo de vida tampoco puede quedarse reza-gada, más
aún, cuando las sociedades se vuelven más contestatarias y activas.

Todo indica que el patrón de la centralización con los efectos nega-tivos


que hoy se manifiestan, ha llegado a su fin. Que las estructuras burocráticas y
monocráticas se han desgastado. Que la administración pública distante de los
individuos no es eficaz; mucho menos eficiente. Que el excesivo
intervencionismo en la sociedad y en la economía para-liza capacidades y
estanca a los países en una mayor crisis.
Hoy, en cambio, el reacomodo geopolítico y los ajustes a los siste-mas
económicos y sociales dan cauce a demandas de la sociedad con base en los
siguientes procesos de cambio estructural:

←El auge de la descentralización política y administrativa.


III. El fortalecimiento del poder municipal.
JJJ. La redistribución del poder y los beneficios.

en principio. Segundo, un principio de organización, que sirve para poner en práctica ese
principio de distribución: el poder del Estado (limitado en principio) se divide y se en-cierra
en un sistema de competencias circunscritas..." Carl Schmitt, Teoría de la Consti-tución,
Editora Nacional, 1981, p. 147.

204
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

1. La institucionalización de nuevas organizaciones sociales y polí-ticas


como las ecologistas y los grupos pacifistas.
2. El respeto por los derechos humanos.
3. La vigencia tanto de la democracia representativa como la demo-cracia
participativa.
4. El reconocimiento de que las iniciativas de la sociedad son la base para
integrar en un esquema racional del poder, la agenda política de los gobiernos.

← El replanteamiento del papel de los partidos políticos y rede-finición


de sus estrategias y tácticas;
←La mayor politización de la sociedad y de sus organizaciones.
←La reconsideración del creciente papel del Estado en la propia
sociedad.

En este sentido, se viven desde 1989 acontecimientos que sacuden al


mundo. Los mismos, es decir, los acontecimientos de cambio estruc-tural, se
dan en Europa del Este, al derrumbarse los sistemas burocráti-cos y
centralizados que, como deformación del marxismo-leninismo, pervierten los
principios de esta doctrina, dando paso a un socialismo deshumanizado,
represor, improductivo, costoso e ineficiente.
Es Polonia desde 1981 la válvula de escape que permite que en 1989
Hungría, Alemania del Este, Checoslovaquia, Bulgaria y Rumania derrumben
los imperios de un poder que hostigaba y cancelaba el dere-cho a la libertad
política y, por lo mismo, a la democracia.
Tales sucesos son ejemplo de cómo las relaciones entre el Estado y la
sociedad se reajustan. La lucha por la libertad y la democracia es simultánea a
la lucha por mejorar el nivel socioeconómico de la socie-dad. Los reclamos por
democratizar el poder y reivindicar la legitimidad de los derechos humanos, son
punto clave que influyen en las nuevas relaciones de la sociedad y el Estado.
Por eso, las administraciones públicas juegan un papel determinante para dar
curso a las decisiones del poder.

La administración pública es el pivote a través del cual son facti-bles las


nuevas relaciones entre la sociedad y el Estado. La misma, es

205
MATERIALES

decir, la administración pública, tiene que adaptarse a las transformacio-nes


que se dan en el plano internacional y en la especificidad de los Estados
nacionales. Para muestra un botón: el Estado o Nación, empieza a modificar
su forma de vida. De soberano y celoso de su individualidad histórica se
incorpora al concepto de soberanía compartida en el caso de la Unión
Europea. Destacan a la vez, Alemania Federal y Alemania del Este, que han
firmado un tratado que acredita su unión, identidad e inte-gración en un solo
Estado, sin desvincularse del concepto de comunidad suscrito por otros
países europeos.
La Cuenca del Pacífico es también ejemplo de soberanía comparti-da.
Por su parte, México al firmar el Tratado de Libre Comercio, vive una nueva
realidad donde la soberanía rompe el principio de autarquía para dar paso a
los procesos de apertura en todo sentido.

Riesgos en la nueva relación del Estado y la sociedad

Un filósofo del siglo XIX dijo con razón: "cuando los Estados viven pro-
blemas graves se echan a sí mismos la culpa de lo que ocurre en la sociedad
e inicia la reforma de sus administraciones públicas".
Acertó, puesto que el Estado no aspira ni a la disolución de la sociedad
ni a la autoeliminación. En este sentido, hay una toma de con-ciencia en las
clases gobernantes que aprovechan para realizar ajustes en el seno del
Estado. Reestructuración, cambio, modernización" y reforma son estrategias
para reordenar la anatomía y fisiología de los propios Estados. Sin embargo,
y en la actualidad, se han iniciado transformacio-

4 "La modemización es un proceso multifacético que implica una serie de cambios en todas

las zonas del pensamiento y la actividad humanas, Como lo expresó Daniel Lerner, es 'un proceso
con cierta calidad distintiva que le es propia, y que explicaría por qué la modernidad se siente
como un todo coherente entre las personas que viven según sus códigos.' Los principales aspectos
de la modernización, urbanización, industrializa-ción, secularización, democratización,
participación de los medios de difusión, no se dan en forma aislada o casual". Samuel P.
Huntington, El orden político en las sociedades en cambio, Ed. Paidós, 1991, p. 40.

206
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

nes de fondo que modifican la vida de los Estados y repercuten directa-mente


en el renglón social.
En este caso, la desregulación, la apertura externa, la privatización, la
liberalización, son políticas que se han aplicado en los Estados para reordenar
su relación con la sociedad. De las medidas políticas hay una que se adopta con
el manto del fetichismo ideológico y se apoya en la confianza sin límites de 10
que es el libre mercado: la privatización. Esta es una política que replantea
drásticamente las relaciones entre la socie-dad y el Estado. Puede definirse la
privatización como la transferencia de propiedad pública al ámbito de la vida
privada para que los agentes económicos se hagan cargo de responsabilidades
que antes eran de inte-rés nacional, pero que al regirse por los valores del
mercado, dan otro cauce a la vida pública y a la vida privada.

La privatización, en consecuencia, es una etapa que tiene por objeto


demostrar que el Estado de Bienestar' es la causa de la crisis, que la sociedad y
la economía viven y por ello es conveniente acabar con la "política" de
expansión y bienestar social. La privatización puede carac-terizarse de la
siguiente manera:

l. La revaloración del interés general.


2. Nueva relación entre el capital privado y el Estado.
3. El mercado es considerado fuente de progreso y crecimiento amplios.

4. El bien público se entiende con una participación mayor de la sociedad,


no tanto del Estado.
5. Retiro del Estado a las áreas que no tienen justificación social.

5 ¿Qué producirá bienestar si el Estado de bienestar ha de ser desmantelado? La respuesta es

el crecimiento económico guiado por el mercado. Por bienestar no deberían entenderse las
prestaciones estatales, sino la maximización del progreso económico y, por consiguiente, de la
riqueza global, derivada de permitir a los mercados hacer sus milagros. Anthony Giddens, La
tercera vía. La renovación de la socialdemocracia, Ma-drid, Editorial Taurus, 1999, p. 24.

207
MATERIALES

Con base en lo anterior, los Estados han sido sometidos a transfor-


maciones que tienen consecuencias disímbolas. En países como Inglate-rra,
Estados Unidos, Canadá y Francia no hay una contradicción tanto de la
libre empresa como la existencia de una clase nacional empresarial.
Por tanto, para esos países la privatización no es ajena y la han
asimilado a sus instituciones y prácticas sociales. Pero en países que no
tienen una clase empresarial y nacionalista como México, la priva-tización
tiene consecuencias que, de no gobernarse con eficacia, pueden acelerar
cambios en el régimen institucional relacionadas con políticas que pueden
ocasionar una mayor concentración de la riqueza.
La privatización no debe exaltarse ni sobre dimensionarse. Es res-
puesta a la crisis estructural del capitalismo pero nunca solución última a los
males desiguales y contradicciones que le son inherentes. Con la
privatización se modifica la forma del Estado y de habitual elemento que
producía riqueza y la distribuye con alcance social; adopta el papel de las
políticas reguladoras.

La modernización del Estado

Significado de la Modernización

En épocas de transición como la presente, los Estados adquieren con-ciencia


de cuáles son sus capacidades y debilidades para afrontar los retos de la
sociedad. Más aún, en época de crisis, los Estados se enfren-tan a
mutaciones previstas, otras inesperadas, o bien, a la suma de ambas, lo cual
obliga a la organización de la sociedad a estar atenta a lo que sucede.

En este sentido, la modernización es un medio que permite revitalizar


y racionalizar el ser del Estado. Por oposición a estructuras anquilosadas y
tradicionales, la modernización es una fuerza constructi-va y positiva que
tiene por objeto la adaptación del Estado a nuevos desafíos.

La modernización, formada en la etapa del Renacimiento y consoli-

208
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

dada durante la era Liberal, corresponde a un tipo de sociedad (en este caso) de
economía de mercado y como tal hay que ubicarla. Por tanto, el concepto de
modernización es producto directo de una etapa de la humanidad, donde la
diferenciación de las estructuras económicas, polí-ticas, sociales,
administrativas y culturales se da de manera clara. El éxi-to de la
modernización consiste en que la sociedad deja atrás relaciones tradicionales
que impiden el ingreso a la dinámica de los procesos y los patrones del
desarrollo continuo y creciente.
En consecuencia, el recorrido de la modernización empieza en Europa
Occidental y llega tardíamente a sociedades que, como la mexi-cana, viven
largos periodos de colonización. También en África, Asia y el resto de
América, la modernización llega después de la Revolución de Independencia.

Características de la modernización

El punto de arranque de la modernización es la existencia de una socie-dad


laica y secular. Sin embargo, y para fines de este trabajo, procedere-mos a
diferenciar" los ámbitos que a la modernización corresponden:
En el renglón económico se caracteriza por lo siguiente:

l. La existencia de individuos libres para alentar el intercambio mercantil.

3. La existencia de compradores y vendedores que rigen sus opera-ciones


por la ley de la oferta y la demanda.
4. El desarrollo prodigioso de las fuerzas productivas y de los medios de
producción.
5. El impulso de la sociedad con el conocimiento aplicado de la ciencia y
la tecnología.

6 La diferenciación que trae consigo la modernización en cuanto las estructuras de

la sociedad, consúItese S. N. Eisenstadt, Modernización. Movimiento de protesta y cam-


bio social, Buenos Aires, Editorial Amorrurtu, 1972, pp. 13-33.

209
MATERIALES

1. El encadenamiento universal de la economía de mercado y la relación


intercontinental de las diversas unidades económicas.
2. La circulación de las mercancías y de los capitales no conoce fronteras
ni autarquías convencionales.

En el ámbito político, la modernización implica el cumplimiento de los


siguientes elementos:

l. La formación y consolidación del Estado-Nación.


A El reconocimiento, respeto y salvaguarda de los derechos del hombre y
del ciudadano.
B La existencia de instituciones con capacidad para asimilar y gobernar
las contradicciones políticas y sociales.
C La existencia de la cultura de la competencia de la democracia y el
propósito de que las contiendas electorales se orienten por la alternan-cia en el
poder.
D La existencia de partidos políticos institucionales con vocación para
movilizar a la sociedad de manera permanente.
E Que el papel del gobierno como responsable de la dirección de la
sociedad tenga como elemento de apoyo la legitimidad, la credibilidad y el
consenso.
F El reconocimiento de que surgen nuevas fuerzas, grupos y ener-gías
sociales que demandan al Estado un lugar en los procesos políticos y éste a la
vez, demuestra su capacidad cuando acepta que a través de sus instituciones es
posible gobernar el conflicto social y político.

Impacto de la modernización en el Estado

Los Estados que ingresan tarde a la vida moderna son los que están más
obligados a preparar las condiciones que permitan la civilidad y la convivencia
ordenada de la sociedad. En sociedades con pasado colonial, el papel del Estado
y de su burocracia es decisivo para modernizar.
La administración pública, por tanto, es una palanca para acelerar o

210
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

retardar los procesos de modernización. De este modo, la modernización es un


catalizador de cambios; unos deseados e inesperados y otros pre-vistos o no
considerados.
Con la modernización, los Estados adquieren el compromiso de adaptarse
a las nuevas realidades que la sociedad encara. No es concebi-ble la
modernización sin aceptar que el reacomodo de las cuotas de poder y el
reajuste de los protagonistas del mismo, genera situaciones nuevas que
conllevan a que las clases gobernantes mantengan el poder o bien sean
derrotadas por los opositores.
Frente a la voluntad de modernizar los Estados, habrá siempre la
resistencia de grupos que no la aceptan. Tradición y cambio son elemen-tos que
en apretada síntesis, dan cuenta de cómo las inercias ancestrales y recientes
constituyen un obstáculo para la fuerza creativa de la moder-nización. Los
Estados que pretenden ir en contra de la historia contem-poránea quedan a la
orilla del camino. Hay otros países que, como ejemplo, permiten situar la
trayectoria progresiva de la modernización: Francia y México.

En el primer caso, la modernización se da con el estallido de la


Revolución Política y permitió el acceso al poder de las clases sociales
interesadas en construir la moderna sociedad civil. En el segundo caso, el de
México, la modernización tiene éxito cuando la Revolución de Reforma
encabezada por Benito Juárez, encauza los movimientos de una sociedad que
no alcanzaba a constituirse como cuerpo político.
La subordinación del poder eclesiástico a la soberanía del Estado, permite
que en México se construyan las bases modernas del Estado-Nación. El
reconocimiento de la libertad de cultos; de pensamiento; la secularización de
los panteones; la civilidad del matrimonio, el divorcio y el calendario de
festividades, permite al Estado mexicano constituirse como un poder moderno,
es decir, laico y secular. La desamortización y la nacionalización de los bienes
del Clero permite al Estado dar vida al concepto de economía de Estado, el cual
resume las raíces de lo nacional.
Con la Revolución de 1910, la modernización coadyuva a la forma-ción
del Estado Constitucional y es en 1917 cuando México entra de lleno, pero con
retraso histórico, a la era de la modernización. El orden

211
MATERIALES

constitucional y administrativo que Venustiano Carranza crea en 1917, es el


punto de arranque para acelerar el proceso de modernización tanto con actos de
Estado como del gobierno. Los casos de Francia y México son reveladores de
cómo la modernización trastoca las inercias que se le oponen. Es testimonio
también de que los cambios que la sociedad demanda, deben institucionalizarse
con la existencia de un Estado inteli-gente para modular los cambios, creando
las instituciones que permiten asimilar conflictos y elaborar programas de
gobierno para atender los requerimientos económicos, políticos y sociales.

En el caso mexicano, la diferencia frente a otros Estados, es que la


Constitución de 1917 lo compromete no sólo con el cuidado de la demo-cracia,
sino con el paradigma de la justicia social. Los artículos 3°, T]" y 28° (en su
versión original), el 123° y el 130°, son prueba del compromi-so que el Estado
asume para garantizar la gobernabilidad de la sociedad y el desarrollo con
justicia social.
Sin embargo, todavía hoy, la modernización también es testimonio de
cómo hay Estados que no tienen la voluntad para cambiar. En térmi-nos
políticos, China Comunista y Cuba parecen islotes reacios a impul-sar la
democratización del poder y con ello, el que la lucha política se realice con
apego a la modernización. Estos Estados corren el riesgo de que las protestas
sociales irrumpan violentamente hasta deponer a sus dirigentes del poder.

Los contrastes entre la modernización y la falta de ella, revelan que el


desarrollo de la humanidad no está preconcebido, ni mucho menos se rige por
patrones universales. América Latina es un continente que a manera del claro
obscuro, lucha por asimilar un tipo de modernización: preocupa
principalmente, que los Estados se incorporen a la moderniza-ción económica.
Ello no es objeto de discusión. Lo que es discutible es que en nombre de la
modernización económica se cancele el crecimiento y desarrollo económico,
así como los índices del bienestar social.
La vida de los Estados se sacude e impacta cuando la moderni-zación se
enarbola como bandera. Cambio y tradición, inercias y trans-formación,
resistencias y apoyos, consensos y disensos; legitimidad y deslegitimidad, son
relación dialéctica. También la concertación y la

212
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

represión hay que incluirlas en los dilemas que conllevan por los sende-ros
de la modernización impuestas de modo vertical y autoritario.

Ventajas de la modernización

Cuando la modernización se impulsa ponderando y conociendo con certeza


las fuerzas que existen en la sociedad, se evitan las siguientes situaciones
desfavorables en favor de los Estados:

l. La ingobernabilidad.
16. La centralización decadente.
17. El rezago de las instituciones frente a los cambios políticos.
18. Que la antidemocracia y la represión se utilicen de manera
frecuente para detener los conflictos;
19. Que en la agenda del gobierno tengan cabida grupos
nuevos y grupos tradicionales.
20. Que la Administración Pública no desvincule de lo que la
socie-dad le pide y desea realizar.
21. Que los sistemas políticos a través de las reformas, la
reconver-sión y la reestructuración de procesos, puedan dirigir con más
racionali-dad la lucha de los contrarios.

Cuando los Estados deciden modernizarse, es señal de que sus cla-ses


políticas entienden el signo de los cambios. Pero modernizar a los Estados
no significa lastimar tradiciones, normas y valores que los han integrado
como Nación.
Modernizar significa, también, racionalizar el ejercicio del poder y la
autoridad. Significa respeto a la legalidad constitucional y a la legisla-ción
que de ella se deriva. Significa que la Administración Pública, incorpora en
sus procesos de trabajo técnicas y tecnologías que ponderan el impacto
social y que aumentan la capacidad administrativa de los pro-pios Estados.

En suma, las ventajas de la modernización son cualitativas, ya que

213
MATERlALES

su aspecto POSItlvO toca las fibras sensibles de los Estados y de las


sociedades donde se desarrolla.

Gobernabílidad y grado de gobierno

Como caras de una misma moneda, la gobernabilidad y el grado de


gobierno son elementos que acreditan a la modernización. Como con-cepto,
se refiere a la existencia misma de la sociedad. La gobernabilidad, se
entiende como la capacidad de los Estados para respetar la base social de su
acuerdo, así como la satisfacción de demandas tanto económicas como
políticas. Un aspecto fundamental de la modernización es que las
contradicciones no se desborden del sistema institucional que permite a los
Estados dirigir a los ciudadanos.
El grado de gobierno se relaciona con la capacidad que los Estados
tienen para asegurar la integración y participación tanto de los indivi-duos
como de las organizaciones en las relaciones de poder. El grado de gobierno
combina simultáneamente progreso y bienestar social u opción para
escuchar en el seno del Estado a una diversidad de actores sociales y
políticos que tienen el derecho de sentarse en la mesa de negociacio-nes para
ser tomados en cuenta.
El grado de gobierno es un proceso complejo y continuo. Exige
liderazgo eficaz, programas gubernamentales certeros y procurar que los
resultados de sus programas se traduzcan en la mejora evidente de la
sociedad. Por ello, y en contraposición a las políticas de austeridad y los
sofismas del neoliberalismo,' la falta de resultados positivos disminuye

22. " ••• el neoliberalismo es una concepción integral del hombre y la sociedad. Es una
corriente de pensamiento que se nutre de lo principios liberales del siglo XVIII, y por ello
reivindica la libertad del individuo como elemento fundamental. Esto no impide, sin embargo, que
el neoliberalismo se ponga a tono con las radicales transformaciones de la época ... Se requiere de
un Estado que adopte las necesarias decisiones de política eco-nómica", en Reforma del Estado:
las razones y los argumentos, op. cit., p. 41.
"El enfoque Neoclásico (neoliberal), a su vez, retoma la idea de mercado como un

214
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

sensiblemente el grado de gobierno porque se atenta contra la política de los


beneficios que son redistribuidos por los Estados.
La cara opuesta de la gobernabilidad y el grado de gobierno es la
ingobernabilidad. Esta se caracteriza porque los sistemas políticos tienen
dificultades para dirigir y amortiguar el conflicto político. La ingober-
nabilidad lesiona niveles y condiciones de vida, reduce los beneficios de los
asalariados, las demandas políticas son atendidas con el garrote y el leñazo
y dificulta que el interés de la clase dominante se mantenga con seguridad y
estabilidad.
Sobreviene, pues, una dificultad para gobernar, ya que la fuerza del
conflicto social rebasa y pone en entredicho las capacidades institu-cionales
de los Estados. En la actualidad, Colombia es escenario donde la
ingobernabilidad se acentúa y la violación de los derechos humanos
demuestra la decadencia de gobiernos que están a un paso de asumir como
condición la impotencia y la incapacidad para conducir a sus habi-tantes.

Los países que auspician políticas privatizadoras y estatizantes a


ultranza como método político, también se exponen a que el germen de la
ingobernabilidad de fantasma en acecho pueda convertirse en cruda
realidad. En suma, la ingobernabilidad se acentúa cuando en los pro-cesos
de mercado se exponen como solución última de los cambios económicos y
sociales.

mecanismo autorregulatorio: desde los análisis de equilibrio parcial de Marshal, hasta los
enfoques de equilibrio general, la economía neoclásica parte del supuesto de una homeostásis
automática de las fuerzas del mercado, así como de la capacidad de explicar los fenómenos a
partir de unos cuantos supuestos sobre el comportamiento del agente económico y sobre la
tendencia a ajustar los precios relativos hasta que las decisiones de los individuos sean
mutuamente compatibles". Pedro Noyola, Modernidad y economía, México, Edit. Porrúa,
1994, p. 21.

215
MATERIALES

Conclusiones

22 Las relaciones del Estado y la sociedad civil transitan en el mundo moderno


por un proceso de ajuste y adaptabilidad hacia nuevos valores que
institucionalizan los hechos de la vida contemporánea: Las nuevas relaciones
entre la vida pública y civil, tienen su origen en el vertiginoso desarrollo de la
tercera revolución científica y tecnológica, el agotamien-to de la centralización
que agobia, la liberación de energías adormecidas por la propia centralización y
la emergencia de nuevos actores del poder que tienen presencia determinante en
la gobernabilidad de los Estados.
← En el futuro de mediano y largo plazo, los Estados se caracteri-zan por
atender con particular interés los rubros siguientes: derechos humanos, bienestar
social, descentralización política y nuevas formas de participación;
redimensionamiento de su actividad económica en la sociedad y la creación de
procedimientos institucionales capaces de absorber los conflictos,
contradicciones y reacomodos entre las distintas clases sociales.

← En países como México, el Estado continúa siendo objeto de


transformación para que tenga un perfil de regulación y promotoría.
← Universalmente los Estados giran hacia un repliegue en favor de la
sociedad, incluso los países del Este de Europa han incorporado ele-mentos de
la economía de mercado.
← Los procesos de apertura, interdependencia y globalización son
condiciones que los Estados toman en cuenta para incorporarse a un sistema de
soberanía compartida a la manera de comunidades y bloques regionales.

← Se vive actualmente el fin del Estado-Nación y el fortalecimien-to del


concepto de Comunidad de Estados; se articulan, bloques geopolí-ticos para
reactivar las economías y redistribuir los beneficios de modo menos
centralizado.
← Las demandas en favor de la democracia, el bienestar y la liber-tad,
comprometen a los Estados a satisfacerlas con base en las transfor-maciones y
siguiendo el signo de la época que son las tradiciones aceleradas, modifican
modos, relaciones y condiciones de vida.

216
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 22, CUARTA ÉPOCA, SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1999

A Con base en las ideas de Tomás Moro, la utopía, entendida como algo
que no existe, pero que puede existir, se configurará en la vida de los Estados
como una combinación de esperanzas y realidades para que la sociedad al vivir
bien, aspire a vivir mejor.
B Para los Estados, el imperativo del tiempo actual es el cambio social,
tecnológico, político y económico.

Bibliografía

Bendix, Reinhard, Estado Nacional y ciudadanía, Editores Buenos Aires,


1964.
Giddens, Anthony, La tercera vía. La renovación de la socialdemo-
cracia, Madrid, Editorial Tauros, 1999.
Huntington, Samuel, El orden político en las sociedades en cambio,
Editorial Paidós, 1991.
Instituto de Estudios Económicos Políticos y Sociales, Las razones y los
argumentos, 1992.
Noyola, Pedro, Modernidad y economía, México, Editorial Porrúa, 1994.

Schmitt, Carl, Teoría de la constitución, México, Editora Nacional.


1981.
S. N. Eisenstadt, Modernización. Movimiento de protesta y cambio
social, Buenos Aires, Editorial Amorrortu, 1972.
217
Unidad 1 / Escenario 2
Lectura Fundamental
Génesis del Estado Social
de
Derecho en Colombia desde
la
Constitución de 1991

Contenido

1 Génesis del Estado Social de Derecho y la Constitución de 1991


Palabras clave:
Estado Social de Derecho, Estado Absolutista, Constitución, política,
Estado Moderno.
MM. Génesis del Estado Social de Derecho y la
Constitución de 1991

El Estado social tiene su origen en Alemania hacia el siglo XIX y hace parte de la cultura
política actual, se da por la necesidad de crear un Estado más sólido y que garantice los
derechos fundamentales del individuo como lo son la
educación, la salud, a la vivienda y aun trabajo,
a una vejez digna, estos aspectos marcaran el La mayoría de las constituciones de
nuevo horizonte del mismo ya que se buscaba los países latinoamericanos se basan
tener una conexión más fuerte con el en el Estado Social.
ciudadano y que garantizara una filiación más
próxima del mismo con el gobierno.

El inicio del concepto de Estado Social de


Derecho y su vinculación a la Constitución de 1991 se da gracias a la actualización que se
estaba exigiendo de las normas que regían a nuestro país, es preciso entender que nuestra
constitución estaba un poco atrasada frente a las dinámicas globales y aun mas de las mismas
dinámicas regionales. Además, que se procura modernizar al Estado frente a sus deberes y
derechos en pro de brindar y garantizar el cumplimiento de las normas a toda la población
del territorio colombiano, es así como este proceso se da con la vinculación de los sectores
minoritarios, los grupos raizales y los grupos indígenas permitiendo en gran medida que la
sociedad civil actual esté integrada y sea partícipe de este proceso.

1.1 Estado Absolutista

Para conocer el proceso actual del Estado frente a sus deberes con los ciudadanos es importante
conocer cómo se desarrolló este concepto en el siglo XVIII. Lo cierto es que conviene aclarar que el
Estado es una institución jurídica y política que es netamente moderna. Así las cosas, podemos
afirmar con certeza que en el mundo antiguo no hubo Estado. Por más que en las civilizaciones que
tuvieron lugar en Roma y Grecia se haya alcanzado un altísimo grado de organización, estas no
eran Estados. El concepto de Estado requiere de los conceptos de territorio, nación y soberanía
popular, en el organizaciones políticas griegas y romanas no existía el concepto de nación y mucho
menos el de soberanía popular. En este sentido, podemos afirmar que en la Edad Media no hubo
Estados, a lo sumo en el territorio existían diversas

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
unidades políticas desconcentradas sin que ninguna de ellas reclamara un poder soberano
como lo hace el Estado hoy en día. Por supuesto, en las sociedades antiguas el proyecto
de construcción de la nación, de esa identidad política compartida, o lo que Benedict
Anderson llama la “comunidad imaginada”, también está ausente.

La primera forma histórica que tiene el


Estado es el Estado absolutista, que tuvo
lugar del siglo XVI al siglo XVIII. Si bien no “Comunidades imaginadas”
Concepto acuñado por Benedict
es el Estado como lo conocemos hoy en
Anderson que sustenta que una
día, ya comienza a esbozar elementos que Nación es una comunidad construida
lo caracterizarán. Uno de los conceptos socialmente, es decir, imaginada por
fundantes del Estado es la idea de que las personas que se distinguen a sí
el poder político se concentra y se ejerce mismas como parte de este grupo.
sobre un territorio delimitado. En este caso,
con el Estado absolutista, la presencia de un
rey en un territorio, comienza a darse la
centralización y concentración del poder político, lo cual en la Edad Media no se había
realizado del todo.

El Estado absoluto será la primera forma estatal pues con ella se da la concentración del
poder en un soberano, así como se comienzan a configurar los primeros ejércitos nacionales,
que como señalamos ya estarán respaldando al poder político que se ha consolidado, pero
también sirven a los intereses de la nación, no como los ejércitos de las naciones antiguas que
sirven solo a los intereses del monarca. Es en los distintos estados absolutos que distintos
territorios son integrados bajo el poder de un solo monarca.

1.2 Estado Liberal

El Estado absoluto no se consolidó del todo en Occidente en todos los lugares. Si bien podemos
mencionar a Francia o Inglaterra como ejemplos de estados absolutos, otros países no tuvieron
esta experiencia, como sucedió en Italia o Alemania que se consolidaron de manera muy tardía.

Ahora bien, cuando nos referimos al Estado Liberal, estamos señalando una nueva
transformación del Estado que se caracteriza sobre todo por la independencia de los poderes
económicos de los políticos y por la aparición de los derechos individuales. Es decir, si en un
principio señalamos que el Estado se va transformando a partir de un conjunto de fenómenos

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 3
históricos, culturales y políticos; cambios como la Reforma protestante, la aparición de la
burguesía, el descubrimiento de américa y varios descubrimientos científicos, ayudaron a la
aparición del pensamiento liberal y, claro está, del Estado liberal. Por supuesto, grandes
procesos sociales y políticos a lo largo de los siglos XVIII y XIX, como la revolución inglesa
de 1689 o la Revolución Francesa de 1789, propiciaron la consolidación del Estado liberal.

John Stuart Mill, pensador inglés que se


caracterizó por su defensa del pensamiento
John Stuart Mill liberal, planteó en una de sus más famosas
(1806-1873) obras, “Sobre la Libertad”, que la primera y
más importante característica del pensamiento
Es un economista inglés de origen escocés
liberal era la idea de ofrecer garantías que
máximo representante de la escuela
protegieran a los individuos del poder del
económica clásica, y teórico del utilitarismo.
Estado absoluto.

Así las cosas, el pensamiento liberal, como


lo señala Mill, busca plantear “inmunidades”
a los abusos del poder absoluto. Los más
importantes y reconocidos recursos ante el abuso del poder siempre han sido dos:
garantizar derechos individuales y la división del poder político.

Ahora bien, la última característica que va a definir el pensamiento liberal y, por lo tanto, al Estado
liberal, es como lo señalamos antes, la idea de que no debe haber restricciones políticas a las
relaciones económicas, o mejor aún, la idea de que el Estado no debe inmiscuirse en
las dinámicas comerciales del mercado. Esta teoría ha sido conocida usualmente bajo la
denominación “laisse faire”, dejar hacer, dejar pasar y lo que traduce es que el Estado tiene
muy pocas funciones, pues casi todas las tareas de regulación social se dejan en manos de
las dinámicas de oferta y demanda del mercado.

Una vez aparece la burguesía, clase social que impulsa el mercantilismo, la industrialización,
así como el comercio a gran escala, se comienza a demandar que el Estado retire todo tipo de
restricciones económicas y deje que el mercado fluya regido únicamente bajo las dinámicas de
oferta y demanda. Así, la única tarea que le quedaba al Estado era el de procurar que el
mercado funcionara procurando que no se constituyeran monopolios ni oligopolios. Así las
cosas, el problema de la distribución de la riqueza deja de ser un tema político, pues el
mercado a partir de la oferta y la demanda distribuye la riqueza entre los individuos a partir de
la participación y el éxito que tenga cada individuo en la inserción en el mercado.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 4
Este énfasis del Estado liberal en las libertades del mercado para muchos anticipó el éxito del
capitalismo salvaje. Este es un tema objeto de un profundo debate; por supuesto, muchos pen-
sadores proclives al mercado señalarán que la pobreza y la desigualdad surge cuando el merca-do
no funciona de manera óptima. Otros plantean que el mercado absolutamente libre de toda
regulación abandona a la sociedad en manos de los intereses del capital, que no persigue otro
asunto sino la acumulación de dinero sin importar los derechos o las personas mismas. Insisto, es
un tema que se debate actualmente con mucha fuerza. Sin embargo, hay que señalar que cuando el
Estado deja de regular las relaciones económicas y se exilia en la retaguardia obser-vando como la
sociedad se abandona a la lógica del mercado, comienzan a haber unos grandes perdedores en
medio de las lógicas de oferta y demanda. Es decir, es innegable que no todos entran en las
mismas condiciones de competencia en las relaciones económicas, que los mer-cados en ese
sentido no son justos y que en este sentido hay perdedores y ganadores cuando la sociedad es
regulada por la oferta y demanda. Así las cosas, es innegable que el Estado liberal al dejar la
sociedad en manos del mercado y el libre mercado facilitó el auge de la Revolución Industrial y el
capitalismo. Pero, también esto significó que el Estado se dejara de preocupar por garantizar
condiciones dignas para muchos empobrecidos, pues las demandas económicas deberían ser
resueltas por el mercado mismo. A lo sumo, el Estado Liberal se preocupó por pro-teger la libertad,
la propiedad privada y que el mercado funcionara óptimamente.

1.3 Estado de Bienestar

Una de las crisis económicas más graves a lo largo del siglo XX fue la “Gran Depresión” de
1929. No solo tuvo lugar en los Estados Unidos sino también en gran parte de los países de
occidente, llevando a la economía mundial a un nivel de deterioro que se extendió hasta inicios
de la década de los cuarenta. Para muchos países significó la caída en las rentas nacionales,
caídas en los ingresos fiscales, así como de los precios y de la demanda en general. Todo esto
llevó a un congelamiento del comercio en general que redundó en un desempleo epidémico
que llegó incluso al 40% en muchas ciudades.

El Estado de Bienestar
Es un modelo político sobre el Estado el cual debe garantizar y proveer los
servicios básicos (salud, vivienda, trabajo, etc.).

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 5
El Estado Social de Derecho atribuye al
Estado y a la sociedad una
responsabilidad compartida respecto al
desarrollo y la dignidad humana.

Ante esta situación de crisis, y como alternativa a las revoluciones o Estados totalitarios que se
gestaban en diversos lugares del mundo, el gobierno de EEUU en cabeza de Franklyn Delano
Roosevelt propuso las políticas del denominado “New Deal”. Se trató de políticas novedosas en
las que el Estado jugaba un papel preponderante en la provisión de bienes básicos a la
sociedad, sobre todo salud y educación, pero fundamentalmente como proveedor de fuentes
de trabajo a partir de sus inversiones en distintos sectores. En el corazón de estas nuevas
políticas se abandonaba la idea de que el Estado debería quedarse contemplando como el
mercado funcionaba libremente en la sociedad. Antes bien, el Estado debería intervenir en la
sociedad generando empleo, provisionando bienes a los más necesitados, etc.
Las nuevas políticas de Roosevelt también tuvieron eco en distintos lugares de Europa en
donde distintos Estados iban transitando de Estados exclusivamente liberales a Estados de
bienestar, donde el Estado asume el rol de ser el artífice del desarrollo económico y del
bienestar de los ciudadanos en términos de garantía de derechos. Por supuesto, no se trataba
de ningún tipo de socialismo, sino más bien de una nueva concepción del Estado que, inspirada
en las teorías económicas de John Maynard Keynes, señalaba que el Estado debería tener un
rol dinamizador en el crecimiento económico de la sociedad por medio del intervencionismo en
la economía a través del aumento del gasto público en la provisión de servicios y bienes
sociales básicos como educación, salud y trabajo. Así las cosas, el Estado liberal se
transformaba sin necesidad de convertirse en un Estado socialista, pues sin negar los derechos
a las libertades individuales ni a la propiedad privada, reorientaba sus obligaciones respecto a
los derechos y al manejo de la economía, con una fuerte preocupación por la igualdad material.

Sin embargo, a pesar de que muchos Estados


europeos se transformaron en Estados de
Bienestar, en donde el Estado tiene fuertes
obligaciones económicas y sociales respecto a
sus ciudadanos en pro de la garantía de bienes
y derechos sociales como salud, educación y
trabajo, es evidente que este tipo de
organización de la sociedad tiene
que tener un fuerte respaldo económico que la sustente; los gastos son enormes. Por eso, el
Estado de bienestar va a estar sujeto a críticas por parte de diversos sectores pues implica un
gasto enorme para el Estado el sostener una carga económica del tamaño de la totalidad de la
sociedad, cuando lo que se busca es asegurar la salud, la educación, el trabajo y la vivienda.
Para muchos sectores conservadores el costo del Estado de bienestar es excesivo

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 6
y claman constantemente por la reducción de su tamaño, dejando al Estado solamente a cargo
de responsabilidades relativas a la seguridad y la defensa. Por otra parte, las crisis económicas
asociadas a la crisis del petróleo de los años setentas, llevaron a que diversos países
comenzaran a desmontar paulatinamente el Estado de bienestar pues no tenían sustento
financiero.

Al día de hoy, los pocos Estados de Bienestar que subsisten imponen una carga fiscal y
tributaria a sus ciudadanos, gravándolos con grandes impuestos en aras de hacer el Estado
de bienestar sostenible: Dinamarca cuenta con el índice de impuestos más altos de todos
los países de la Unión europea, cerca del 48%.

Para la década del ochenta son muchas las críticas que tuvo que afrontar el Estado de Bien-
estar. Entre las más reconocidas están las posturas que lideraron la primera ministra británica
Margareth Tacher y el presidente de EEUU Ronald Reagan a favor del desmonte del Estado
de bienestar. Tanto Reagan como Tacher señalando que significaba una carga económica para
la ciudadanía y a la vez le restaba eficiencia al Estado. Estas posturas políticas van a abogar
por que el Estado ceda estas obligaciones sociales a actores privados que sean los
proveedores de estos bienes bajo la lógica del mercado, garantizando así una mayor eficiencia
en el servicio. Esto va a dar inicio a los procesos de privatización del Estado que llevaron
incluso a que en varios países latinoamericanos optaron por esta nueva lógica neoliberal.

1.4 Estado Social de Derecho

El Estado Social de Derecho no es propiamente el Estado de bienestar. Sin embargo, el Estado


Social de Derecho atribuye al Estado y a la sociedad una responsabilidad compartida respecto
al desarrollo y la dignidad humana. Los antecedentes del Estado Social de Derecho en
Colombia de 1991 pueden ubicarse en el Estado alemán de la Constitución de 1949 y la
Constitución española de 1978 que habla de un “Estado social, democrático y de derecho”.

El Estado Social de Derecho da un paso más allá del Estado liberal y comprende que no solo debe
trabajar por la garantía y el goce efectivo de los derechos individuales, sino que a la vez deben
prevalecer los derechos sociales por encima de todo. El maestro Carlos Gaviria lo explicaba con
contundencia. Señalaba que, si bien los derechos individuales hacían un énfasis en la libertad
individual, la autonomía, la libertad de pensamiento, la libre expresión y el respeto a la vida, estos
derechos no eran suficientes para vivir una vida digna. Por eso, se hacía necesario comenzar a
garantizar una serie de derechos sociales que dieran plenitud a la vida humana

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 7
como el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, etc. En síntesis, el derecho a la vida
parece vacío si no viene acompañado de una garantía adicional a derechos sociales básicos.

Así, el Estado de derecho consiste en el deber del Estado de procurar el mínimo existencial,
es decir, el mínimo vital para todos los ciudadanos. Por lo tanto, el Estado adquiere la
obligación de garantizar un mínimo de derechos que hagan posible la vida digna de las
personas. Ya es bien conocida bajo esta lógica la política del mínimo vital de agua en Bogotá,
por ejemplo, para muchas familias de bajos ingresos. Por otra parte, el Estado adquiere
también la obligación de trabajar en pro de la igualdad real de los ciudadanos, no solo
ofreciendo mecanismos de protección de derechos sino a la vez facilitando medios que
permitan la realización de los mismos, en pro de un goce efectivo de los mismos.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 8
Referencias
Sáchica, L. (1982). La Constitución Colombiana. Recuperado de https://archivos.juridicas.unam.
mx/www/bjv/libros/2/717/1.pdf 88-98.

Pardo, J. (2013-2014). Poder y sociedad, tema 1. El estado, absolutismo y constitución en la


Edad Moderna. Recuperado de http://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/33107/Tema1-
Poder_y_ Sociedad_13-14.pdf?sequence=1.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 9
INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Constitución e Instrucción Cívica

Unidad 1: Estado Social de Derecho

Escenario 2: Génesis del Estado social de derecho


en Colombia desde la Constitución de 1991

Autor: Camilo Andrés Fajardo Gómez

Adaptado por: Diego David Ortiz Chabur

Asesor Pedagógico: Amparo Sastoque Romero


Diseñador Gráfico: Paola Andrea Melo
Asistente: Ana Milena Raga

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano. Por


ende, es de uso exclusivo de las Instituciones adscritas a la
Red Ilumno. Prohibida su reproducción total o parcial.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO

10

Las políticas sociales en el marco


de la Constitución Política de
1991
Social Policies in the framework of the Constitution of 1991
Jennyffer Vargas
Laverde*
Int r o d u cción cumplimiento exige algo más que el mante-
nimiento en los términos de la Constitución
La Constitución Política de 1991 se y las leyes. Exige de hecho que se regulen y
cons-tituye en una apuesta de la sociedad se ejerzan en atención a unos determinados
colombia-na para afrontar los problemas de contenidos” (Magaldi, 2007, 144).
exclusión generados por los desarrollos En efecto, como ha sido señalado por la
industriales y postindustriales de los últimos misma Corte Constitucional, la inclusión de la
decenios. El paradigma establecido por este fórmula “social” es más que “una simple
texto no solo significa un cambio en la muletilla retórica que proporciona un elegan-te
dimensión políti-ca de las acciones públicas toque de filantropía a la idea tradicional del
y privadas de los colombianos, sino también derecho y del Estado”. Es el resultado de
en su dimensión económica. importantes transformaciones culturales, po-
Colombia se inscribe bajo el modelo del líticas, sociales y económicas de las principales
Estado Social de Derecho, una fórmula de democracias del mundo occidental, principal-
origen alemán, que complementa el Estado mente de las europeas, que significa un viraje en
Liberal o Estado de Derecho y que, según el el aspecto filosófico e ideológico del Estado
tratadista Ernst Forsthoff, “impone al legis- colombiano, tanto en sus fundamentos, prin-
lador, y sobre todo, a la administración, tareas cipios y finalidades, como en los derechos y las
configuradoras de lo ‘social’, cuyo efectivo libertades promovidos y protegidos por éste.

NN. La autora es profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de


Colombia, con estudios de Maîtrise en Derecho Internacional y Derechos Humanos de la Université Catholique de
Lyon, Francia, y Máster en Ciencia Política y Filosofía Política de la Universidad de Marne La Vallée, Francia.
Artículo recibido el 13 de julio de 2010. Aceptado el 6 de octubre de 2010. Correo electrónico:
vjennyffer@yahoo. fr
P R O C E S O S D E E LAB O RAC I Ó N D E P O L Í T I CAS P Ú B L I CAS E N C O L O M B IA
118

La Constitución Política de 1991: una dentro de un marco jurídico, democrático y participativo,

apuesta para la inclusión social bajo el fundado en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo, la

modelo del Estado Social de Derecho solidaridad de las personas y la prevalencia del interés
general, y cuyos fines esenciales son facilitar la participación
de todos en las decisiones que los afectan y en la vida eco-
Muy seguramente por su origen popu-lar, nómica, política, administrativa y cultural de la Nación,
la nueva Constitución, a diferencia de las servir a la comunidad, promover la prosperidad general,
anteriores, adquiere un carácter más huma- garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes
nista y pluralista que expresa el sentir de sus consagrados en la Constitución y asegurar la convivencia
redactores. En un hecho sin precedentes en la pacífica y la vigencia de un orden político, económico y so-
historia de Colombia se conformó un grupo cial justo (Véase Preámbulo y Título I. De los Principios
plural de profesionales de distintas disciplinas, Fundamentales).
empresarios, jóvenes, sindicalistas, indígenas,
representantes de grupos étnicos minoritarios, En este sentido, la Constitución Política
partidarios de distintas corrientes políticas y de 1991 adquiere una característica distintiva
religiosas, e incluso desmovilizados de grupos del constitucionalismo moderno, el cual ha
al margen de la ley, que discutieron amplia- sido descrito por los tratadistas Peter Hä-berle
mente el nuevo texto en una Asamblea Na- y Gerardo Ruiz Rico, como aquel en el que
cional Constituyente. “los ciudadanos y los seres humanos, su
Dicha pluralidad y diversidad quedó plas- dignidad humana, constituyen la premisa
mada en el Preámbulo y en los primeros diez antropológica cultural (Häberle, 2001: 14) y la
artículos del texto que recogen los principios y fórmula “social” refleja la evolución con-
valores fundamentales del nuevo modelo, los ceptual de la cultura, cuya noción “sobrepasa
cuales dan un sentido diferente a todo el la frontera de los derechos subjetivos para ob-
ordenamiento político-administrativo desde jetivarse como elemento esencial del modelo
1991. El estado social de derecho le “impone social que la Constitución intenta consolidar”
al legislador y, sobre todo, a la administración, (Ruiz-Rico, 2003: 29).
tareas configuradoras de lo “social”... exige de Así pues, el respeto de la dignidad hu-mana
hecho que se regulen y se ejerzan en atención (premisa fundamental), el trabajo y la solidaridad
a unos determinados objetivos” La “procura de las personas que lo integran, el predominio
existencial”, es decir, la responsabilidad de ga- del interés general (Artículo 1), la realización de
rantizar la realización de condiciones mínimas los deberes sociales el Estado y los particulares
existenciales para todos los asociados, como (Artículo 2), la responsabili-dad los particulares
una nueva expresión de la dignidad humana. y los empleados públicos (Artículo 6) y la
En esta tarea, la Constitución no solo obligación el Estado y las personas de proteger
comprometió a las autoridades de la las riquezas culturales y naturales de la nación
República sino que hizo referencia a los (Artículo 8), representan
deberes sociales de los particulares,
OPERA,No 10
119

una conquista de la nueva configuración do “el bienestar general y la calidad de


del Estado colombiano. vida de la población”.
La materialización de estos principios y Se hizo así del ciudadano un sujeto
finalidades se confió a la realización de una ex- activo y copartícipe de la realización del
tensa lista de derechos y deberes, acompañada de nuevo mo-delo de Estado. Se redefinieron el
una serie de mecanismos para su protección y trabajo y la propiedad: “el trabajo como una
aplicación. En el Título II, “De los derechos, condición existencial fundamental de la
garantías y deberes”, los 31 primeros artículos se práctica del ser humano en sociedad, y al
consagran a los derechos fundamentales mismo tiempo, un factor de constitución de
(Artículos 11 a 41); los 36 siguientes a la enun- la sociedad, que, de la mano con la
ciación de los derechos económicos, sociales y propiedad, transforman al ciudadano en
culturales (Artículos 42 a 77); los 5 siguientes a ciudadano activo” (Häberle, 2001: 256).
los derechos colectivos y del medio ambien-te Así mismo, se desprende de este marco
(Artículos 78 a 82); los 12 siguientes a los axiológico que la familia, la escuela y la em-
mecanismos de la protección y la aplicación de presa juegan un rol fundamental en la diná-
los derechos (Artículos 83 a 94), y el último, a mica social, política y económica del
los deberes y obligaciones de los colombianos Estado. Específicamente la empresa, no solo
(Artículo 95). por ser la fuente principal de empleo, sino
Los derechos listados por la Constitución por las im-plicaciones que tiene, fue
pueden ser ampliados por los derechos huma- considerada por la Constitución Política de
nos en lo internacional y por las interpretacio- 1991 como base del desarrollo y portadora
nes de la Corte Constitucional, a través de la de una función social (Véase artículo 333).
jurisprudencia, “determinar la existencia de
nuevos derechos inherentes a la persona que La activ idad económica y la iniciativa privada:
pudieron simplemente haberse escapado a los una libertad delimitada bajo el enfoque
redactores de la Constitución de 1991 (Artí- Ordoliberal
culos 93 y 94)”.
Del mismo modo, en el resto del cuerpo del Si bien a la actividad económica y la
texto constitucional, se encuentran otros iniciativa privada se les reconoció en la Cons-
principios, derechos, deberes y garantías que titución Política de 1991 la libertad, ésta no es
complementan estos dos títulos, y que forman ilimitada e irresponsable; sus alcances son
parte también del nuevo contenido dogmáti-co determinados dentro del nuevo orden por las
de la Constitución que redimensiona las tareas, exigencias del bien común, la utilidad pública,
tanto públicas como privadas, en el Es-tado. En el interés social, el interés general, el ambiente
términos de Häberle, estas tareas se armonizaron y el patrimonio cultural de la Nación, entre
porque se comprendió que solo de esa manera se otros. Se trata de derechos reconocidos pero
podían realizar los objetivos primarios del que tienen responsabilidades y obligaciones,
Estado los cuales continúan sien- como cualquier otro derecho.
P R O C E S O S D E E LAB O RAC I Ó N D E P O L Í T I CAS P Ú B L I CAS E N C O L O M B IA
120

“Lo anterior ha sido reafirmado por la Corte todas las personas, en particular a las de me-
Constitucional, la cual ha señalado que, con el nores ingresos, el acceso efectivo a los bienes
propósito de alcanzar una sociedad ver- y servicios básicos, así como para conseguir el
daderamente democrática, participativa, plu- mejoramiento de la calidad de vida de los
ralista, solidaria y respetuosa de la dignidad, de habitantes, la distribución equitativa de las
los derechos y libertades de los habitantes del oportunidades y los beneficios del desarrollo,
territorio colombiano, “sin pretender sujetar a los la preservación de un ambiente sano, y la pro-
agentes económicos a una dirección unita-ria moción de la productividad, la competitividad
centralizada, se reconoce que su acción no y el desarrollo armónico de las regiones
solamente se justifica en términos del sujeto (Véase artículo 334).
individual que ejercita legítimamente una de- Todo lo anterior evidencia que la Cons-
terminada actividad, sino también de la econo- titución Política de 1991 se desarrolla en el
mía en general. La satisfacción de necesidades marco de los postulados de la llamada Econo-
de la comunidad se confía en un alto grado a las mía Social de Mercado, un modelo de ordena-
empresas, de las que depende el nivel de empleo miento económico mixto, de origen alemán,
y bienestar. De ahí que la empresa se exprese en en el que el Estado le confiere al mercado un
una doble dimensión: como liber-tad y como margen de acción suficiente, pero donde el
función social. Por consiguiente, la legitimidad Estado también se compromete a intervenir
de una decisión empresarial, no puede juzgarse activamente en el mercado cada vez que se
únicamente a través del prisma de su autonomía. amenace seriamente la competencia. De este
A esta visión, forzosamente deberá adicionarse la modo se trata de un modelo en el cual el rol
consideración de sus consecuencias sociales y del Estado se dirige hacia la búsqueda del
ecológicas” (Sentencia T-375 de 1997). funcionamiento del mercado, garantizando una
política social y distributiva (León, 2009: 16 y
En este sentido, en el orden actual, el que- 17).
hacer cotidiano de las empresas está estrecha- Este modelo surge bajo el llamado enfo-
mente relacionado con el cumplimiento de los que Ordoliberal de la Escuela de Friburgo o
fines del Estado y el avance hacia el desarrollo. Escuela del Ordoliberalismo (liberalismo del
Éstas deben ser escenario tanto del crecimiento orden) que se desarrolla en Europa después de
de los recursos materiales, como de una ges-tión la Segunda Guerra Mundial. Entre los
responsable de los recursos naturales y de la principales exponentes de este pensamiento se
construcción de una sociedad cada vez más encuentran Franz Böhm, Edith Eucken-
democrática, pluralista, justa e incluyente. Erdsieck, Walter Eucken, Von Hayek, Hans
Así mismo, el Estado ha sido encarga- Gestrich, Hans Grossmann-Doer-th, Paul
do de la dirección general de la economía y Hensel, Friedrich Lutz, Karl Friedrich Maier,
ha sido dotado, en caso de ser necesario, de Fritz Meyer y Leonhard Miksch, así como
la capacidad de intervenir para dar pleno también Alfred Müller-Armack, Wilhelm
empleo a los recursos humanos y asegurar a Röpke y Alexander
OPERA,No 10
121

Rüstow, los cuales sin ser parte de la terio de la conformidad al mercado, para
Escuela de Friburgo, han contribuido las medidas de política económica en
también a su fundamentación. todos los sectores mencionados.
Específicamente, en relación con la teoría
de la Economía Social de Mercado, se destaca 5. En primer lugar, hace referencia al prin-
entre estos autores Alfred Müller-Armack, cipio de política de orden de la libertad del
quien en 1946 por primera vez hizo referencia individuo, señalando que bajo este modelo
a este concepto (Soziale Markwirtschaft), y en la libertad es un valor en sí que solo puede
su trabajo precisó acerca de la necesidad de la manifestarse bajo condiciones reales de
intervención del Estado a través de una polí- competencia. Por eso considera que se
tica social permanente. De hecho, Müller- deben tomar medidas como el fomento de
Armak señaló que este concepto va “más allá nuevas creaciones empre-sariales y de
de oferta y demanda” y pretende recoger “el ayudas para las pequeñas y medianas
principio de libertad en los mercados vin- empresas (fomento de clases medias
culado con la compensación social” y con la empresariales o small business po-licy),
“situación vital” humana (Wilhelm Röpke), acompañadas de atractivos fiscales para
por lo que no parte tanto de una estabilidad mantener el mecanismo de funcio-namiento
básica del sector privado, sino que recomienda del mercado, pues piensa que cuanto mayor
una política económica compensadora (Gar- sea el número de empresas pequeñas y
cía, 1980: 23). medianas que tengan capaci-dad de un
desenvolvimiento económico propiamente
La Economía Social de Mercado se encuentra, tal como dicho, tanto más se asegura la Economía de
lo ha acentuado constantemente Müller-Armack, cons-truida Mercado desde el punto de vista de la
en base a una idea de estilo, la idea del humanismo Sociedad.
económico. A causa de la propia dimensión humana se 6. En segundo lugar, explica el principio de
recomienda la intervención en diferentes campos siempre política de orden de la compensación
y cuando ésta sea adecuada al criterio de la social, que hace referencia a la necesidad
‘conformidad al mercado’ (Dr. Egon Tuchtfeldt, de intervención en el mercado para re-
Catedrático de la Universidad de Berna). solver las tensiones sociales y humanas.
Habla en este sentido de la necesidad de
Para Tuchtfeldt (García, 1980: 23), son que el Estado genere unas condiciones
seis los elementos de estilo que caracte-rizan que garanticen unos estándares sociales
este concepto de la Economía Social de mínimos, como una red de seguridades
Mercado de Müller-Armak: El principio de para los casos cambiantes de la vida y no
política de orden de la libertad del individuo; en el sentido de un aprovisionamiento
el principio de política de orden de la compen- generalizado como el de los Estados de
sación social; la política coyuntural; la política Bienestar. Por ejemplo, cita el caso de la
de crecimiento; la política estructural; y el cri- protección a los individuos que no
P R O C E S O S D E E LAB O RAC I Ó N D E P O L Í T I CAS P Ú B L I CAS E N C O L O M B IA
122

se encuentran todavía económicamente de nuevas tecnologías, especialmente


activos o que ya no lo son, así como en las pequeñas y medianas empresas,
otras medidas de apoyo para la mejora como producto de una evolución libre y
de las oportunidades, entre las que no co-mo resultado de la planificación
destaca la política familiar y la política estatal del crecimiento.
de educa-ción. KKK. En quinto lugar, la política estructural
z También contempla bajo este principio que describe Tuchtfeldt consiste por ejem-
las acciones que lleven al ahorro indivi- plo en la promoción de una mayor mo-
dual, a la creación de patrimonio privado, vilidad, tanto profesional como espacial, en
a favorecer la adquisición de viviendas el mercado de trabajo para que éste se
propias, de acciones de personal y a otras pueda adaptar a las posibles transforma-
formas de la participación en el capital de ciones estructurales de la economía.
las empresas, como expresiones reales LLL. Finalmente, según el autor, el último
del goce de la libertad individual. ele-mento que caracteriza este modelo
aa En tercer lugar, como otro elemento señala eco-nómico es la conformidad al
la política coyuntural para las osci-laciones mercado en el desarrollo de todas las
que se presentan en la actividad económica medidas que se tomen en los sectores
y que por sus costos sociales pueden alterar antes mencionados y así evitar que los
la libertad de los indivi-duos. Por ejemplo, procesos del mercado sean distorsionados
menciona la impor-tancia que debe dársele u obstaculizados por la política
a la estabilidad monetaria para así económica. Por ejemplo, en el caso de las
garantizar el equilibrio en la balanza de intervenciones, para él éstas deben ser
pagos y el pleno empleo. Enfatiza además concretas, limitadas en el tiem-po y
en el cuidado que se debe tener en el objeto de un continuo control.
momento de hacer proyeccio-nes en
relación con las tasas de inflación, ya que En este contexto, todas las acciones
considera que los pronósticos so-bre la tanto públicas como privadas en el Estado
evolución del valor monetario no se colom-biano se enmarcan dentro del
comportan de forma neutral. concepto de una funcionalidad social. Así
bb En cuarto lugar, bajo el elemento de la mismo, las políticas públicas sociales han
política de crecimiento, este autor conside- dejado de ser la expre-sión de la clásica
ra que caracteriza la Economía Social de función de prestación de la Administración
Mercado el rejuvenecimiento del aparato (Magaldi, 2007: 13) y ahora comprometen a
productivo, el fomento de la innovación, los todos los sectores públicos y privados.
nuevos descubrimientos y el desarrollo
O PE RA,No 1 0

123

Las políticas públicas sociales: comunidades generen procesos de autoayuda, de presentación de

una construcción colectiva iniciativas, toma de decisiones y lo más importante, par-ticipen

en el modelo de la Economía Social de desde y con sus propios recursos (humanos, materiales y

Mercado financieros) en la formulación y ejecución de programas y

servicios sociales (Perilla, 2006: 25).


No se pueden ver las políticas públicas únicamente como
un conjunto de estrategias organizacionales, sino que es Se trata entonces de una construcción que
necesario ir más allá para mostrar que las políticas se debe dar desde todas las actuaciones polí-
públicas son un elemento de participación política… esta ticas, administrativas, contractuales, comer-
perspec-tiva permite ligar las políticas públicas a las ciales, etc., que se llevan a cabo dentro de una
dinámicas y a los actores de la política y a los procesos e sociedad y dentro de las diferentes entidades
interacciones que participan en la formación y evolución del Estado, independientemente de cuál sea su
de la polity, es de-cir, de la forma como se gobiernan las objeto. Así mismo, a todos los habitantes del
sociedades humanas (Roth, 2002: 54). territorio colombiano, incluyendo los empre-
sarios, les asiste hoy el deber de ser
Específicamente, en relación con las polí- socialmente responsables y de aportar al
ticas públicas sociales, aunque el Estado sigue desarrollo de po-líticas sociales, especialmente
siendo responsable de su construcción, princi- de aquellas que promueven la inclusión social.
palmente a través de las instituciones sociales
que tienen por objeto el desarrollo puntual de Es importante señalar que la inclusión social en cualquier
estas políticas, por la conexión de éstas con la ámbito, sólo puede darse a partir del establecimiento de un

realización de los principios, finalidades, dere- lazo de identificación con el otro en términos de igualdad, ya

chos y deberes constitucionales, se debe com- que si no se parte de esa base, no parece haber ningún tipo de

prometer la acción de las demás instituciones inclusión posible, y que de alguna manera el mismo ejercicio

del Estado, así como la de las organizaciones de la ciudadanía parte de la generación de una co-rriente

sociales y privadas que también hacen parte de empática de reconocimiento del otro, independiente de cuán

sus formuladores, ejecutores y evaluadores. diferente es éste… Los procesos de inclusión social deben
tener como base el reconocimiento de las potenciali-dades
Las políticas sociales en el marco del Estado moderno, de- propias de los sujetos con los que se está trabajando y el
mocrático y liberal se entienden como las mediadoras en la capital humano que cada quien posee, lo que produce el
relación Estado–sociedad; es decir, las políticas sociales y pú- empoderamiento de la comunidad. La inclusión entonces se
blicas son la concreción de esta relación.... Particularmente, convierte en un proceso que se desarrolla a partir de las
desde la década del noventa en los contextos internacionales necesidades, esperanzas y recursos del mismo sujeto y no de
y nacionales surgen nuevas estrategias y enfoques de política agentes externos a él (Manzanares, 2005: 7-8).
social… tienen que ver con la participación de las personas
en el proceso de desarrollo social; es decir, la participación Esta particularidad que le es connatural y
como objetivo y medio para el desarrollo… Para este enfoque propia a las políticas sociales, en especial a las
de política social la participación pretende que las mismas que promueven la inclusión social, obliga
P R O C E S O S D E E LAB O RAC I Ó N D E P O L Í T I CAS P Ú B L I CAS E N C O L O M B IA
124

a entenderlas, como un proceso global en el Asumir un concepto expansivo implica actuar desde la ló-

que participan diferentes actores y sectores, gica de un Estado de Bienestar donde se asigna a la política

pero todos inscritos en el marco de los funda- el papel rector de la sociedad y la responsabilidad de todo lo

mentos del Estado Social de Derecho y de la que ocurra en ella… De otro lado el concepto restrictivo
Economía Social de Mercado. En este contex- plantea la política como una función específica que es cons-
to, “los gobiernos no son más que conjuntos ciente de sus límites y se guía prioritariamente por criterios
de organizaciones que combinan recursos en de eficiencia; que pondera sus relaciones con otros dominios
programas públicos, servicios y productos, funcionales y establece con ellos puentes comunicativos nece-
para atender los problemas de los ciudadanos, sarios para recibir su influjo sin interferir en su autonomía
controlar sus comportamientos, satisfacer sus recíproca… Aquellos problemas que la política no puede
demandas y, en definitiva, lograr unos impac- resolver por sus propios medios deben ser resueltos dentro de
tos” (Rase, 1984); y las políticas públicas son otros subsistemas que posean más recursos para afrontarlos
el conjunto de objetivos, decisiones y acciones (López-Velásquez, 2009: 326).
que lleva a cabo un gobierno para solucionar
los problemas que en un momento Así mismo, este tipo de observación es la
determinado se consideran prioritarios. que permite concluir que a partir de las polí-ticas
En consecuencia, debido a esta públicas sociales es posible hacer realidad lo
especifici-dad, la construcción de las políticas contemplado en el artículo 334 de la Cons-
sociales se debe observar principalmente a titución Política de 1991, según el cual todo el
partir de dos dimensiones: la primera, en el orden económico y social del Estado debe estar
contexto de las instituciones sociales del dirigido al mejoramiento de la calidad de vida de
Estado creadas espe-cíficamente para este fin, los habitantes, a la distribución equitativa de las
y la segunda, en los demás sectores, tanto oportunidades y de los beneficios del desarrollo,
públicos como privados, los cuales son a la preservación de un ambiente sano, y
igualmente responsables de su concreción. especialmente a dar pleno empleo y a garantizar
Por esta razón, no basta con observar de el acceso efectivo a los bienes y servi-cios
manera aislada las acciones que en relación básicos a las personas de menores ingresos.
con la política social realizan las institucio-nes
sociales del Estado, sino que es necesario Las Alianzas Público -Privadas (a pp): una
también observar las alianzas público-público, tendencia en las políticas de cooperación
público-privadas o privadas-privadas (app) para el desarrollo
que en su desarrollo se han tejido para alcan-
zar los fines sociales del Estado en Colombia. En los últimos años, como resultado de
En palabras de Luhmann (1994), con esta las reflexiones teóricas antes expuestas, y en
aproximación a las políticas sociales se trata especial en el marco de las políticas de coope-
de superar el concepto expansivo de política ración para el desarrollo, se ha consolidado la
por uno restrictivo. idea de una necesaria articulación de los es-
fuerzos de los sectores público y privado. Este
OPERA,No 10
125

compromiso se ha manifestado en principios, civil, especialmente en los proyectos de infra-


declaraciones y discusiones celebradas en im- estructura y provisión de servicios básicos de
portantes cumbres y foros internacionales, ta-les acueducto y electricidad de las zonas urbanas.
como el Foro Económico Mundial de Da-vos, Por ejemplo, la Agencia para el Desarrollo In-
celebrado en el marco de Naciones Unidas en ternacional de los Estados Unidos (usaid) creó la
1999, que dio origen al “Pacto Global”; la Global Development Alliance (Alianza para el
Conferencia Internacional sobre Financia-ción Desarrollo Global) y en Alemania se cuenta con
del Desarrollo, celebrada en Monterrey en marzo un programa para la promoción de las app en el
de 2002, donde los participantes subrayaron la Ministerio Federal de Cooperación Económica y
importancia de aunar esfuerzos con el sector Desarrollo (bmz) y con la agencia German
privado para alcanzar los objeti-vos definidos Development Cooperation (gtz) que no solo ha
concernientes al desarrollo; la Cumbre Mundial implementado esta estrategia sino que ha
sobre Desarrollo Sostenible, celebrada en evaluado su implementación.
septiembre de 2002 en Johannes-burgo, en la que Particularmente, Alberdi y Rapaport (2000),
los participantes exhortaron a la formación de tomando como referencia documen-tos de la gtz
alianzas que promovieran el desarrollo y el pnud han concluido que las agencias de
sustentable; la reunión de 2002 organizada por la cooperación para el desarrollo en los procesos
Corporación Financiera In-ternacional (ifc), ejecutados en los últimos años, además de
agencia del Banco Mundial para el fomento de concentrar sus acciones en la crea-ción de
las inversiones sostenibles del sector privado en infraestructuras básicas y en la asisten-cia
los países en desarrollo, que dio origen a los técnica y financiera a las administraciones
“Principios del Ecuador”, y otros encuentros en locales para una adecuada planificación urbana y
los que instituciones, co-mo la Comisión de las el refuerzo de sus capacidades, han vinculado a
Naciones Unidas sobre el Sector Privado y el los ciudadanos no solo en la identificación de
Desarrollo, el Consejo Mundial Empresarial para necesidades por atender, sino también en las
el Desarrollo Sos-tenible, el Foro Internacional acciones concretas de mejora de las infra-
de Dirigentes de Empresa, el Foro Económico estructuras y demás proyectos de desarrollo
Mundial y otros, se han referido al rol del sector urbano, haciendo de esta manera partícipe a la
privado como una cuestión central en lo que se población no solo en la evaluación de la po-lítica
refiere a favorecer el desarrollo (Sommer, 2005: pública sino en todo su proceso.
4).
De otra parte, también se ha observado, Tanto en la construcción o reforma de las viviendas como en

aunque de manera unilateral, la tendencia de otros tipos de intervención para la mejora de las infraestruc-

algunas agencias estatales de cooperación que turas, los proyectos de desarrollo urbano suelen descansar en

han promovido en los llamados países del buena medida en la autoayuda de los propios destinatarios:

Tercer Mundo la implementación de proyec- es decir, en la contribución por parte de cada familia, ge-

tos de cooperación para el desarrollo con la neralmente en forma de trabajo no retribuido, a cambio de

colaboración del sector privado y la sociedad las prestaciones proporcionadas por los gestores del proyecto
P R O C E S O S D E E LAB O RAC I Ó N D E P O L Í T I CAS P Ú B L I CAS E N C O L O M B IA
126

(materiales, apoyo técnico, etc.). Esto permite dar cabida mas más avanzadas de organización social, de modo
a la participación de la población local, mejorar la que brindan numerosas oportunidades en materia de
sostenibilidad futura de los resultados del proyecto, así servicios, promoción social y actividad económica. De
como abaratar sus costes (Alberdi / Rapaport, 2000). hecho, en muchos países aportan el 60-80% del
Producto Nacional Bruto (fnuap, 1996:1).
Esta manifestación en los entornos ur-
banos tal vez ha obedecido a varios factores. Las Alianzas Público -Privadas
En primer lugar, es cada vez mayor la pobla- (a pp): un desafío en las políticas de
ción urbana en comparación con la rural; así desarrollo urbano distrital
mismo, son las ciudades el escenario donde se
concentran los problemas más complejos de Las alianzas en los entornos urbanos no
pobreza y exclusión, que exigen un trata- solo se han dado en el marco de la cooperación
miento especial y diferente (Moser, 1998), y para el desarrollo por parte de agencias inter-
finalmente, y aunque parezca paradójico, son nacionales; en el caso colombiano, algunos
al mismo tiempo las urbes los entornos que procesos de desarrollo urbano, especialmente en
presentan en la actualidad las mayores opor- Bogotá, permiten en cierta medida hacer
tunidades y potencialidades para superar este evidentes la colaboración entre los actores
tipo de problemáticas, bajo la perspectiva de locales (empresas, academia, centros de in-
las nuevas teorías del desarrollo, también co- vestigación, grupos sociales, gobierno, etc.) y la
nocidas como de desarrollo endógeno, local, articulación de sus acciones con la planifi-cación
territorial, regional o descentralizado. nacional y sectorial para garantizar la
Estas teorías proponen que para superar convergencia entre las iniciativas de desarrollo
fenómenos como la pobreza y la exclusión y urbano, inversión pública e inclusión social.
lograr mayor competitividad económica, Se habla específicamente de proyectos
progreso, inserción internacional y mejores concretos de alianzas público-público y pú-
condiciones de vida en la población, deben blico- tercer sector, desarrolladas en Bogotá
articularse los esfuerzos de los sistemas por el Instituto de Desarrollo Urbano –idu– en
produc - tivos, ciudadanos, grupos, empresas, trabajo conjunto con el Instituto Distrital para
agencias e instituciones presentes en los la Protección de la Niñez y la Juventud –
territorios locales (Peters, 2004: 305) y, al idipron– y por la Secretaría de Hábitat a través
mismo tiempo, dar a los territorios mayores de su Unidad Administrativa Especial de
responsabilidades y capacidades de gestión, lo Servicios Públicos –uaesp– en trabajo conjun-
cual en la actualidad es más probable en los to con la Unión Temporal Recicladores, con-
territorios urbanos que en los rurales. formada por tres asociaciones: la Asociación
Cooperativa de Recicladores de Bogotá (arb),
El proceso de urbanización puede ofrecer muchos beneficios la Asociación de Cooperativas de Reciclaje y
a las sociedades en desarrollo. Por lo general, las ciudades Recuperación Ambiental (arambiental) y la
concentran gran parte de la creatividad humana y las for-
OPERA,No 10
127

Asociación de Recicladores Unidos por Estas experiencias demuestran las bonda-


Bogotá (arub). des de un esfuerzo público que se ha venido
En el primer caso se hace referencia a los adelantando en Bogotá para el mejor aprove-
convenios firmados desde el año 2003 entre el chamiento del capital sinérgico del territorio, y
idu y el idipron “con el fin de lograr los fines y que ha significado para ciertos sectores mar-
cometidos estatales y la armonía en el ejercicio ginados no solo la mejora de sus entornos sino
de sus respectivas funciones, para apoyar las también una alternativa de empleo en condi-
políticas de protección y resociali-zación de los ciones de dignidad. Sin embrago, se trata de
adolescentes y jóvenes, a través de la enseñanza casos particulares, que si bien han avanzado
de oficios relacionados con el mantenimiento, en la búsqueda del mínimo existencial y de
mejoramiento, adecuación y la construcción, en igual-dad de oportunidades que sintetizan la
proyectos vocacionales y productivos, para el visión del Estado en Colombia, hasta el
desarrollo de programas de infraestructura vial, momento no han involucrado al sector
espacio público y co-rredores de movilidad privado, el cual puede hacer aún más exitosos
alternativa –Ciclorutas– (Convenio 022/2009). y sostenibles estos procesos.
Con este proyecto, además de que se han
adelantado los proyectos de infraestructura del
idu, los jóvenes del idi-pron han obtenido una B ib lio g r a fía
formación integral y la oportunidad de
integración a la sociedad y al trabajo de manera Aguilar, L. F. (1992) (Estudio introductorio y edición).
digna. La hechura de las políticas públicas. México,
El segundo caso también hace referencia D. F.: Miguel Ángel Porrúa.
a un proceso que se viene adelantando desde Aguilar, L. F. (1993) (Estudio introductorio y edición).
el 2003 en Bogotá por la Secretaría de Hábitat, La implementación de las políticas. México, D.
y como resultado del cual la uaesp suscribió el F.: Miguel Ángel Porrúa.
Convenio 149 de 2006 con el objetivo de crear Aguilar, L. F. (1992) (Estudio introductorio y edición).
el Centro de Reciclaje La Alquería para allí El estudio de las políticas públicas. México, D.
recibir, separar, clasificar y comercializar ma- F.: Miguel Ángel Porrúa.
terial potencialmente reciclable en la ciudad Alberdi, Jokin; Jonatan Rapaport (2000). Desarrollo
de Bogotá, proveniente de una Ruta Selectiva urbano. Diccionario de Acción Humanitaria y
de Recolección. Con la firma de este Cooperación al Desarrollo. Disponible en
convenio, además del desarrollo de la política http:// dicc.hegoa.efaber.net/listar/mostrar/70
ambiental del Distrito, se ha garantizado, en Araque Padilla, Rafael A.; Ma. José Montero Simó
una nueva unidad productiva, la inclusión (2006). La Responsabilidad Social de la
social de 176 personas que, en condiciones de Empresa a debate. Barcelona: Icaria
pobreza y vulnerabilidad, se dedicaban Editorial S.A. isbn. 84-7426-861-3.
informalmente al oficio de reciclar.
P R O C E S O S D E E LAB O RAC I Ó N D E P O L Í T I CAS P Ú B L I CAS E N C O L O M B IA
128

Baldassarre, Antonio (2001). Los Derechos Sociales. versidad de Alcalá de Henares. Instituto de
Bogotá: Universidad Externado de Colombia. Di-rección y Organización de Empresas.
180 p. isbn. 958-616-541-8. Ediciones esic. 184 p. isbn: 84-7356-023-x.
Benecke, Dieter W. (2003) Economía social de mercado: González Couture, Gustavo (2007). “¿Qué tan ética
¿Puede imitarse el modelo alemán en América es la responsabilidad social empresarial y
La-tina? Río de Janeiro. Disponible en qué tan libre soy para ser responsable?”, en
http://www. kas.de/wf/doc/kas_15526-544-1- Monografías de Administración. Bogotá:
30.pdf Universidad de los Andes. 131 p.
Cohén Wahnón, David; John W. Murphy; María Häberle, P. (2001). El Estado Constitucional; México D.
Teresa Méndez P.; Miguel Ángel Galindo F., U.A. de México, Ed.
M.; José Manuel Saiz Álvarez; María Ernes- León Rodriguez, Nhora; Fernando Martínez Díaz;
tina Sánchez G.; Miguel Ángel Pinzón A.; Argemiro Méndez Jaramillo; Jaime Porras
Sergio Ortiz Valdés (2009). Ética y Jiménez (2009). Elementos para la interpretación
Responsa-bilidad Social en el Marco de las de la Economía Social de Mercado en el contexto
Organizaciones. Bogotá: Universidad ean. de las organizaciones. Bogotá: Universidad de la
170 p. isbn. 978-958-8153-62-9. Salle. 94 p. isbn. 978-958-8572-01-7.
Corredor Martínez, Consuelo (1999). “La Política Lindrlom, Charles E. (1991). El proceso de elaboración
Social en el Plan de Desarrollo”, en Cuadernos de las políticas públicas. Madrid, map.
de Economía Universidad Nacional de López Velázquez, Adriana Patricia; Carlos Arturo
Colombia, Volumen 18, Número 30. Bogotá. Meza Carvajalino; Néstor Juan Sanabria
Dubois, Alfonso (2000). Pobreza urbana y rural. Dic- Landazábal (2009). Equidad y Desarrollo.
cionario de Acción Humanitaria y Bo-gotá: Universidad de la Salle. 466 p.
Cooperación al Desarrollo. Disponible en isbn. 958-929090-3.
http://dicc.hegoa. efaber.net/listar/mostrar/174 López, Claudia; Giancarlo Canzanelli; Zoilo Pa-
Elgue, Mario César (Comp.) (2008). Emprendedores llares Villegas; Jorge Fernando Perdomo
de la Economía Social. Ediciones Ciccus. Torres; Hugo Acero Velázquez; Alberto
Buenos Aires: Fundación Centro de Maldonado; Carmenza Saldías Barreneche;
Integración, Co-municación, Cultura y Julio Roberto Meir; Gustavo Salas Rada;
Sociedad. 160 p. isbn 978-987-9355-81-7. Manuel Enrique Pérez (2006). Gobierno de
Fondo De Población De Las Naciones Unidas – las ciudades y política social en Colombia.
fnuap– (1996). Bogotá: Universidad Externado de
Fundación Luis Vives (2009). Revista de la Responsa- Colombia. Fundación Konrad Adenauer. 246
bilidad Social de la Empresa. N° 1 y N° 2. Ver- p. isbn. 958-653-534-7.
sión Digital. Disponible en http://www.funda- Magaldi, Nuria (2007). Procura existencial, Estado
cionluisvives.org/rse/digital/2/articulos/39020/ de Derecho y Estado Social. Bogotá:
partes/1.html Universidad Externado de Colombia. 180 p.
García Echevarría, Santiago (1980). Economía Social de isbn. 978-958-710-238-3.
Mercado. Ponencias del Simposio Internacional
de Economía Social de Mercado. Madrid: Uni-
O PE RA,No 1 0
Manzanares Méndez, Ana María (2005). Apuntes para una aproximación al concepto de inclusión social desde la
perspectiva de los comedores comuni-tarios del Programa “Bogotá Sin Hambre”. Bogotá: Fundación
Social El Encuentro.
Mény, I. y Thoenig, J. C. (1992). Las políticas públicas.
Barcelona: Ariel.
Muller, Pierre (2002). Las Políticas Públicas. Traduc-ción Jean-Francois Jolly – Carlos Salazar
Vargas. Bogotá: Universidad Externado de Colombia.
Nirenberg, Olga (2006). Participación de adolecentes en proyectos sociales. Aportes conceptuales y pautas para su
evaluación. Tramas Sociales. 1ª edición. Buenos Aires: Paidós. 288 p. isbn. 950-12-4539-x.
Ordóñez, Gonzalo (2009). Métodos de Análisis y Eva-luación de Políticas Públicas. Maestría en Gobierno y Políticas
Públicas. Bogotá: Universidad Externa-do de Colombia – Columbia University.

Perilla Lozano, Leonor (2006). “Política Social y Construcción de Ciudadanía. El Caso de las
Administraciones Mockus, Peñalosa y Garzón en Bogotá”. Tesis: Maestría en Ciencias Socia-
les con Mención en Ciencia Política. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. flacso
-Sede Ecuador-.
Puyana, Alicia y Guillermo Farfán -coordinado-res- (2003). Desarrollo, Equidad y Ciudadanía.
129

Las Políticas Sociales en América Latina. México:


flacso, Plaza y Valdés Editores.
Resico, Marcelo F. (2007). La Economía Social de Mercado: Orígenes, relación con la dsi y sus impli-cancias actuales.
Disponible en http://www.uca. edu.ar/uca/common/grupo12/files/Resico_La_ Econom-a_Social_de_Mercado.pdf

Roth Deubel, André-NÖel (2002). Las Políticas Pú-


blicas. Formulación, Implementación y Evaluación.
Bogotá: Ediciones Aurora.
Ruiz/Ruiz, G.R. (2005). “Introducción Metodológica sobre el Estudio de la Cultura por el Derecho
Constitucional”, en Constitución y Cultura. Retos del Derecho Constitucional en el siglo xxi Jornadas
Celebradas en la Universidad Interna-cional de Andalucía Sede Antonio Machado; Valencia: T.l.
Blanch, Ed..
Sommer, Rosmarie; Ruth Wenger; Susanne Wy-mann Von Dach (2005). “¿Desarrollo rural a través de Alianzas
Público-Privadas (APP)?”, en InfoResources Focus. N° 1/05. Inforest / Interco-operation, Info Service
cde / InfoAgrar.
Yepes, Gustavo A.; Wilmar Peña; Luis F. Sánchez (2007). Responsabilidad Social Empresarial. Fun-damentos y
aplicación en las organizaciones de hoy. Bogotá: Universidad Externado de Colombia. 248 p. isbn. 978-958-
710-174-4.

Unidad 2 / Escenario 3
Lectura Fundamental
El Estado laico y la
Constitución colombiana
de 1991
Contenido

1 El Estado laico de la Constitución de 1991

Palabras clave:
Estado laico, tolerancia, libertad de expresión, autonomía, sociedad plural.
“Democracy demands that the religiously motivated must translate their concerns into
universal, rather than religion-specific values. Their proposals must be subject to argument
and reason, and should not be accorded any undue automatic respect”.

Barack Obama

1. El Estado laico de la Constitución de 1991

Hemos decidido incluir en este capítulo del módulo una reflexión del presidente Barack Obama
convencidos de que sintetiza el espíritu laico y democrático que creemos encarna la Constitución
Política de Colombia de 1991. Lo que señala el presidente Obama es que, en un contexto
democrático, quien sea religioso, debe traducir sus preocupaciones en un lenguaje universal
accesible a todos los demás, incluso en el lenguaje de quienes no comparten sus mismas
creencias. Con esto quiere señalar que son bienvenidas todas las creencias siempre y cuando
estén en capacidad de traducir en un lenguaje más universal y público sus valores y
preocupaciones. Las sociedades democráticas deben ser ante todo plurales, abiertas a la
convivencia entre quienes son distintos en un clima de respeto y diálogo. Por eso, se afirma que
son bienvenidos los aportes que pueda traer a la sociedad cualquier creencia, siempre y cuando
puedan explicar su valor en un lenguaje no religioso y comprensible para quienes no comparten esa
religión. Pero, por supuesto, hay que ser enfáticos en esta idea, que en un clima de respeto sean
bienvenidos los valores y preocupaciones de cada creencia o religión no implica que deba
aceptarse todo. En un contexto democrático, señala Obama, deben ser debatidas todas las ideas a
la luz de la razón, sin que se les conceda a priori autoridad sobre la sociedad solo porque para unos
u otros son creíbles. Los aportes a la sociedad que puedan hacer las distintas creencias son válidos
siempre y cuando sean razonables públicamente, pero de ninguna manera existe a priori un
predominio de una creencia sobre otra en una sociedad plural, democrática y laica.

El Estado colombiano se autodefinió como un Estado laico en la Constitución de 1991, con la


que el rol que había tenido la iglesia católica cambia, una vez se reconoce la libertad religiosa
y la libertad de conciencia.

La Constitución de 1991 a diferencia de la Constitución de 1886, que es religiosa, se caracteriza


por su espíritu secular. La Constitución de 1886 identifica en “Dios” la fuente de toda autoridad,

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
de donde emana la autoridad que legitima la Constitución misma. Pero, para la de 1991, la
Constitución sin dejar a mencionar a Dios planteará que es el “pueblo” la fuente de autoridad,
el pueblo como soberano, desde donde se legitima la autoridad de la Constitución.

No se puede olvidar que la Constitución de 1886 fue fruto del período histórico denominado “La
Regeneración”. Dicho movimiento político surgió en el país a finales del siglo XIX y fue liderado
por Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro; este movimiento buscó revertir las políticas liberales
de periodos anteriores, como la descentralización del país en una república federal, los Estados
Unidos de Colombia o la independencia del Estado del poder religioso. Dentro de las grandes
transformaciones que traerá esta constituyente conservadora estará el énfasis profundo en la
filiación entre el Estado colombiano y la Iglesia católica, así como la concepción centralista del
Estado colombiano. Por supuesto, para 1991 esta orientación del Estado será cambiada por
una concepción mucho más pluralista, secular y sobre todo descentralizada.

Dentro de los cambios evidentes de la Constitución de 1991, respecto de la de 1886 está,


como dijimos antes, el reconocimiento de la soberanía del pueblo. Con esto, en pleno
espíritu democrático, se reconoce que el poder político proviene de los colombianos, que si
la Constitución tiene autoridad es porque los constituyentes representan al pueblo mismo.
En síntesis, el pueblo de Colombia es el “constituyente primario”, es él quien decide su
destino, quien da autoridad a sus gobernantes.

También, en consonancia con el Estado de derecho, la Constitución de 1991 no solo pretende


garantizar un orden social y jurídico que dé cabida a los derechos individuales, lo cual sería
simplemente signo de un Estado Liberal, sino que además es enfática al señalar que su finalidad es
“(…) fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo,
la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz (…)” (Constitución Política de Colombia,
1991, art. 1) Fines, sin lugar a duda, sociales en pro de una vida digna para todos los colombianos.
Finalmente, la constitución de 1991 hace un énfasis que no se encuentra
en la constitución de 1886, en la importancia que el marco jurídico y el orden que estipula se
fundamenten en valores democráticos y participativos, en pro de un orden político, económico
y social justo.

Luego haremos énfasis en la importancia de la democracia participativa, pues pasos adelante


de una democracia simplemente electoral, la Constitución de 1991 promueve y garantiza la
posibilidad de que los colombianos hagamos parte de la toma de decisiones a través de
nuestra participación, a través de mecanismos alternativos al sufragio.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 3
1.1 Libertad de expresión, de conciencia y autonomía

El Estado laico se funda y tiene lugar en la protección de las libertades fundamentales,


particularmente lo que respecta a la libertad de expresión, de conciencia y una defensa de
la autonomía.

La libertad de expresión es un derecho fundamental que se encuentra consagrado en el artículo


19 de la Declaración Universal de los derechos Humanos de 1948. Sin embargo, la libertad de
expresión como derecho, fue fruto de una conquista histórica que occidente alcanzó alrededor
del siglo XVII en pleno período de la ilustración europea. El fundamento de la libertad de
expresión se encuentra tanto en la epistemología como en el derecho. Me explico,
epistemológicamente diversos pensadores, entre ellos Diderot, Montesquieu, Voltaire y
Rousseau, señalaron que en la búsqueda de la verdad debería otorgarse la libertad de que
cada individuo expresara abiertamente sus ideas sin temor alguno a que fueran erradas o
inconvenientes. Para estos pensadores, se haría mucho mal en reprimir alguna idea sin antes
haberla debatido convenientemente. Luego, lo mejor sería permitir que cada cual tuviera la
libertad de expresarse sin ninguna restricción en aras de poder abrir el debate pertinente y
demostrar así, argumentativamente, si la idea era verdadera o falsa o si era conveniente o
inconveniente. En síntesis, para estos ilustrados la búsqueda de la verdad no sería sincera si
nos volviéramos dogmáticos y aceptáramos socialmente solo nuestras ideas, rechazando las
ideas que nos contraríen. En cambio, abrir un espacio de debate dentro de la sociedad,
permitiría que a partir del diálogo argumentáramos nuestras convicciones y las defendiéramos,
pero que también las ideas contrarias tuvieran la oportunidad de explicarse y argumentarse y
finalmente perdure lo que resulte más razonable.

El argumento resulta bastante interesante para nuestra sociedad actual. Piensen en que
desde esta perspectiva no debería estigmatizarse ninguna idea previamente. Por ejemplo, si
alguien socialmente desea defender la idea de que debería dedicarse la totalidad del
presupuesto del ejército de la nación a la educación de los jóvenes, el tema no debe ser
excluido a priori como banal o insensato, resguardándonos en nuestras ideas dogmáticas que
usualmente vivimos. Eso sí, debería exigírsele que lo argumentara mucho mejor y a la vez que
los detractores planteen sus argumentos de por qué se oponen a dicha idea. En este orden de
ideas, se tiene la convicción de que solo las ideas mejor argumentadas prevalecen.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 4
Por supuesto, hay temas mucho más sensibles, por ejemplo, como cuando hablamos del
matrimonio entre parejas del mismo sexo o la adopción homoparental. Es claro que nuestras
costumbres se resienten con este tipo de debates, pero si nos centramos dogmáticamente en
nuestras ideas y costumbres y nos cerramos a debates racionales, no avanzaremos nada
como sociedad. Quizás, al final nuestras costumbres se reafirmen y se argumenten más
sólidamente, o, por el contrario, nos demos cuenta que nuestras costumbres no son tan
sólidas como creemos y cambiemos de ideas.

La libertad de expresión en términos jurídicos y filosóficos se sustenta también en la idea de que el


individuo es autónomo, nadie más que él mismo puede tutelar sus pensamientos. Cuando hablamos
del estado liberal hicimos énfasis en las libertades individuales y en la importancia de que el sujeto
tenga la facultad para decidir por sí mismo, valerse de su propio pensamiento. Por eso, si revisamos
en algunos argumentos que ya hemos señalado, el pensamiento moderno reconoce que la dignidad
del ser humano estriba en que él mismo es artífice de su vida, él tiene la facultad de decidir y optar
sin que el estado de una forma paternalista lo guíe. En eso consiste la autonomía, en la capacidad
que tiene cada individuo para ser el protagonista de sus propias decisiones, de su vida, sin que esté
sujeto a la tutela de alguien, además de sí mismo. Por eso, el estado no puede ni desea interferir en
los pensamientos e ideas de cada individuo, pues en este ámbito tan privado cada sujeto desde su
autonomía está en potestad de decidir qué es bueno
y conveniente para él. Otros pueden aconsejarle, sugerirle, pero si el individuo, en su
autonomía y adultez, considera lo contrario, debe prevalecer su convicción personal. Ni la
sociedad, ni el Estado, pueden obligar a un sujeto a creer o pensar cierto tipo de ideas, pero
tampoco pueden impedirle que exprese sus convicciones personales.

Así las cosas, no hay mayor mal que viole estas libertades que el paternalismo del Estado,
es decir, cuando el Estado decide comportarse como un padre con los ciudadanos
diciéndoles qué deben pensar, en qué deben creer, etc. No solamente el estado no puede
regular la libre expresión de los individuos, sino a la vez no puede interferir en las
convicciones que cada uno tenga y en eso consiste la libertad de conciencia.

Aterricemos esta teoría en dos casos. Podemos ejemplificar la libertad de expresión en el famoso
caso de la existencia de células nazis en Bogotá. Hace varios meses un reconocido medio
periodístico señaló que un grupo de jóvenes se reunía para inculcar y difundir las ideas que a
principios del siglo XX defendió el Partido Nacional Socialista en Alemania, y que en síntesis
sustentaron el régimen fascista hitleriano. ¿Debe prohibírseles expresar estas ideas? Los
mencionados jóvenes no están violando la ley, no están agrediendo los derechos de nadie.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 5
Bajo la defensa de la libertad de expresión, si se trata de adultos conscientes en pleno uso
de sus facultades racionales, el Estado no puede inmiscuirse ni prohibirles profesar estas
ideas. Obvio que están equivocados, no es razonable sostener que hay una “raza superior”,
pero el estado no va a acoger estas ideas, pero tampoco las puede prohibir. Cada cual es
libre de profesar, en su libertad, las ideologías que desee, siempre y cuando no genere un
daño en sí mismo ni en los demás.

En cuanto a la libertad de conciencia me per-


mito citar otro caso real. La Corte Constitucio-nal
Consultando el enlace de esta columna de permitió, recientemente, la interrupción del
opinión de la Revista Semana del día 15 de
embarazo en tres casos específicos: peligro de
mayo de 2008, puede conocer acerca de la
muerte de la madre, abuso sexual, malforma-
objeción de conciencia y la interrupción
voluntaria del embarazo. (I.V.E). ción del feto. No es este el lugar para examinar
http://www.semana.com/opinion/articulo/el- los argumentos que llevaron a tan importante
aborto-objecion-conciencia/92705-3 decisión. Lo que quiero plantear es que, en aras
de la defensa de la libertad de conciencia, si
bien el Estado permite la interrupción del
embarazo en estos tres casos, no puede obli-
gar a todos los médicos a realizar esta práctica. Hay médicos que, en defensa de sus creencias,
dado que se declaran religiosos, han señalado que en defensa de su libertad de conciencia no van
a practicar interrupción del embarazo alguna. Y es legítimo en esta situación hacerlo. Si un
individuo en aras de la defensa de sus convicciones más personales se siente contrariado, nada
puede obligarlo a actuar contra sus convicciones, el Estado no puede obligarlo.

1.2 Esfera pública y esfera privada

Hemos insistido a lo largo de nuestra argumentación en dos ideas en aras de sostener el


concepto general de Estado laico o Estado secular. La primera, que el Estado no puede
abiertamente ser influido por cualquier tipo de ideología o creencia solamente bajo el argumento
de que es mayoritaria o que es la predominante en términos culturales. Es decir, no es
suficiente con que las mayorías quieran institucionalizar en el Estado sus costumbres solo por
el hecho de que son la mayoría; es necesario que estas costumbres o principios que piensan
institucionalizar sean razonables y respetuosos de los derechos de las minorías. Piensen,
por ejemplo, qué sucedería si las mayorías culturalmente aprobáramos la ablación femenina
como práctica y obligáramos a que todas las mujeres se la realizaran. Lo primero es que no

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 6
hay sustento racional para que obliguemos a que todas las mujeres se practiquen la ablación, y
segundo, se debe respetar siempre los derechos de las minorías que no comparten nuestras
convicciones culturales; luego, no podemos obligar a todas a que se practiquen la ablación.
En síntesis, el Estado es laico cuando se abstiene de adoptar creencias o ideas de
grupos particulares, en contra del pluralismo que debe imperar en la sociedad.

La otra idea que se ha venido presentando es que el Estado no puede intervenir en las creencias e
ideas que los individuos ostentan sin violar la libertad de conciencia de los sujetos. Así, tácitamente
estábamos hablando de la esfera pública y la esfera privada. La esfera pública es el ámbito de las
decisiones que nos conciernen a todos y se debe caracterizar porque en ella se busque el beneficio
general de todos y se haga bajo procedimientos racionales. Se trata del ámbito propiamente político
y público, en donde se decide aquello que nos concierne a todos como, por ejemplo, si la educación
debe ser reformada o no o sobre si el Estado debe entrar o no en guerra, etc. Es el espacio propio
de las decisiones políticas o públicas. Por otra parte, está la esfera privada, que a diferencia de la
pública solo concierne a cada individuo y se constituye a partir de las preferencias y decisiones
personales que tiene cada individuo. Por ejemplo,
la orientación sexual de un individuo concierne solo a su esfera privada y en ella ni el
Estado ni la sociedad tienen cabida, pero un tema como la paz con los grupos alzados en
armas, en la medida en que nos concierne a todos, hace parte de la esfera pública y todos
estamos en potestad de intervenir, pues vincula a toda la sociedad.

Pero ¿qué tiene que ver esto con el Estado laico? Bueno, lo primero es hacer énfasis en una
idea: estado laico no es lo mismo que estado ateo puesto que el ateísmo implica negación de la
divinidad y negación de Dios, pero el estado laico o secular no niega a Dios, simplemente en
una actitud de respeto hacia las distintas creencias crea un ambiente de tolerancia y respecto
que hace posible la convivencia. Los estados ateos, al prohibir la religión, violan la esfera
privada del individuo porque le impiden creer en lo que desee, por eso no tienen nada que ver
con el estado laico. La laicidad es un principio que consiste en dos proposiciones básicas; la
primera es la separación estricta del estado de las instituciones religiosas y la segunda es que
las personas de diferentes religiones y creencias son iguales ante la Ley.

La separación de la religión y el Estado es el fundamento de la laicidad. Esta separación se funda


en la idea, no solo de que los distintos grupos religiosos y las distintas creencias no interfieran en
los asuntos de Estado, sino también en la garantía de que el Estado no interfiera en los asuntos
religiosos. Es decir, que no solo el estado no interfiera en la esfera privada, sino que a la vez las
distintas creencias no entren directamente en la esfera pública de la sociedad.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 7
Es muy importante esta doble separación, el secularismo protege a creyentes como a no
creyentes. Se abre así una dinámica de respeto de parte del estado hacia las creencias de los
individuos, pero también en pro de ese respeto es que no se acepta a priori la influencia
directa de ninguna creencia en la esfera pública de la sociedad o en la política misma.

Aterricemos esta temática. Cuando el estado colombiano se autodenomina, a partir de la


Constitución de 1991, como “Estado Laico” reconoce en igualdad y con total respeto todo tipo
de creencias y religiones, siempre y cuando se desarrollen en el marco del respeto de la Ley,
lo cual no implica que en Colombia haya primacía de unas religiones o creencias por encima
de otras. Así mismo, el estado laico implica que los asuntos públicos, que son los que nos
conciernen a todos como sociedad, están blindados a las interferencias de las distintas
religiones. Por ejemplo, si vamos a debatir si el sábado se debe o no trabajar quizás pueden
existir religiones como el judaísmo que plantearán que dadas sus tradiciones no debería
trabajarse. Sin embargo, el estado laico implica que los asuntos públicos o comunes no
deben ser dirigidos a partir de creencias particulares sino a partir de razones universales,
luego no es válido el argumento del judaísmo en este caso.

Recientemente el caso más famoso tiene que ver con el debate de la adopción homoparental. Es
evidente que, en Colombia, que es un país tradicionalmente católico, hay una fuerte oposición a este
tipo de reformas pues va en contravía de las creencias de la mayoría. Sin embargo, en defensa del
estado laico no se debe gobernar a partir de las creencias, con argumentos de razón privada, si no
se ha demostrado lo razonable de estas ideas. Por eso, la Corte Constitucional
le pidió a distintas facultades de psicología del país que conceptuaran racionalmente si esta
decisión era conveniente o inconveniente. Si se dan cuenta, por más que el país, en su
mayoría católico, lo que importa no son las creencias, pues en la esfera pública lo que importa
es la razonabilidad. Por eso, se equivocan quienes creen que es democrático imponer las
creencias de la mayoría; eso no es democracia. Las creencias pueden entrar en la esfera
pública, como lo dijimos en un principio, si logran demostrar su razonabilidad con argumentos
que trasciendan la creencia y sean lógicos incluso para los no creyentes.

También, hablar del estado laico implica que el estado y el poder en general no interfieren en las
creencias de los individuos ni los obliga a creer en algo o alguien en particular. Es decir, el estado
no interviene, es decir, deja en libertad para que el individuo sea autónomo en el ámbito de sus
creencias, siempre y cuando estas se desarrollen en el respeto del orden jurídico. En síntesis,
como ya lo venimos afirmando, la esfera pública no incide en la esfera privada.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 8
1.3 Tolerancia y sociedad plural

Una de las grandes reflexiones de la humanidad ha sido la que nos ha llevado a entender la
necesidad de fomentar la tolerancia, que no es otra cosa sino abrirnos al respeto de los
distintos, de quienes en privado viven de otra manera, para así entre todos construir una
esfera pública donde quepamos todos.

El filósofo inglés John Locke en su Carta de la tolerancia, a finales del siglo XVII, hace énfasis
en el valor de la individualidad del hombre y en cómo esta individualidad no puede ser violada
por el Estado ni por la religión. En ese sentido, el pensador sustenta que tiene que hacerse
posible una sociedad donde se respeten las convicciones individuales sin que el Estado o la
sociedad traten de influirlas o modificarlas. Esa fue la respuesta de Locke a las constantes
guerras de religión que sacudieron a Inglaterra en donde entre protestantes y católicos lavaron
en sangre a toda la sociedad buscando imponer sus propias convicciones. No es posible la
convivencia pacífica si no hay lugar a la tolerancia. El respeto se constituye en una instancia
necesaria para el reconocimiento de las ideas, creencias e ideologías de los demás, así como
los demás reconocen las que yo ostento.

Es por esto que el laicismo tiene por objeto garantizar y proteger la libertad de creencias y
prácticas religiosas de todos los ciudadanos, puesto que no se trata de recortar las libertades
religiosas, se trata de asegurar que las libertades de pensamiento y la conciencia se apliquen
por igual a todos los creyentes y no creyentes. Piensen en esta pregunta: ¿qué sucedería en
un Estado dominado por una única religión con las personas que no compartieran dicho
conjunto de creencias? El estado laico en pro de la defensa de la igualdad, del respeto y de la
convivencia democrática, busca no solo respetar las creencias de unos y otros, sino a la vez
abrir espacios para que convivan minorías con las mayorías e incluso para quienes no crean
puedan encontrar un lugar dentro de la sociedad.

Así, el secularismo, que es el fundamento del estado laico, busca defender la absoluta libertad de
creencias religiosas para coexistir entre ellas sin una mutua interferencia, pero a la vez busca
proteger el derecho a que las creencias religiosas se manifiesten en la medida en que no incidan
sobre los derechos y las libertades de los demás. Literalmente, el secularismo consiste en que no
tenemos argumento alguno para afirmar la existencia de Dios, pero tampoco para negarlo; luego, a
diferencia del ateísmo que sí niega la existencia de Dios, el secularismo es respetuoso con las
múltiples creencias y solo exige de ellas ese mismo respeto de ellas hacia las demás.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 9
La laicidad garantiza que el derecho de las personas a la libertad de la religión siempre
se equilibra con el derecho a ser libres de religión y también otorgar las garantías para
los no creyentes.

El secularismo tiene también lugar en defensa de la democracia y de la equidad social. En


una democracia secular todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ni la ley ni el estado
pueden otorgar ventajas o desventajas a los creyentes de determinada religión, pues ante
todo las personas son ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones entre sí; no puede
haber lugar a la discriminación religiosa. Esto conlleva a que exista en el estado laico una
legislación no discriminatoria que protege a las minorías sexuales, a las mujeres, a las
personas LGBTI, pero también a los creyentes de distintas religiones o que profesen distintas
ideologías, etc., todos son iguales ante la ley.

La no discriminación implica que, sin importar las creencias religiosas o las convicciones
filosóficas o ideológicas, todos los ciudadanos tienen igualdad de acceso a los servicios
públicos estatales, como la salud pública, los servicios de seguridad, la educación, etc. La
prestación de estos servicios públicos debe ser secular, es decir, que nadie está en ventaja
o desventaja en el acceso a estos servicios por motivos de creencias.

Insistimos, la laicidad no es ateísmo. El ateísmo es una falta de creencia en dioses. El secularismo,


en cambio, proporciona un marco de tolerancia y convivencia para una sociedad democrática. Es
evidente que el ateísmo tiene un interés evidente en el apoyo a la laicidad, pero el mismo
secularismo no busca desafiar los dogmas de cualquier religión o creencia particular, ni tampoco
pretende imponer el ateísmo de nadie. El laicismo es simplemente un marco teórico que desde la
política busca promover la igualdad y la sana convivencia en medio de la sociedad.

Como lo señalamos ya, en una sociedad secular o en un estado laico, las personas religiosas
tienen derecho a expresar sus creencias públicamente, pero también tienen todo el derecho a
expresarse quienes racionalmente pueden oponerse o cuestionar esas creencias. En una
sociedad secular no puede haber lugar a dogmas intocables. Las creencias religiosas, ideas y
organizaciones no deben tener una protección privilegiada. En una democracia, todas las ideas
y creencias deben estar abiertas a la discusión.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 10
Asimismo, el estado laico implica que las leyes, los derechos y las decisiones públicas no
deben estar sujetos a la religión establecida, así sea una religión o creencias que tiene la
mayoría. Todo el mundo es igual ante la ley, independientemente de su religión, creencia o no
creencia. Los procesos judiciales no pueden ser reemplazados por códigos religiosos, no hay
lugar a que la ley civil sea reemplazada por mandatos religiosos. La religión o las religiones no
juegan ningún papel en el estado de manera directa.

En este tema hay que ser enfáticos. La Biblia o los textos sagrados, sean los que sean, tienen
un valor cultural significativo, sin embargo, no son fuente directa de ley civil en el Estado laico.
El Estado es soberano pues predomina su Ley por encima de cualquier decálogo o ley
religiosa. Las leyes y principios religiosos son válidos en la medida que puedan hacer parte del
debate público racional, de otra manera no hay porque sostener su valor a priori. Si lo
pensamos de otra manera, recaeríamos en lo que hoy sustenta a lo que se denomina el
“Estado Islámico” un orden social y político que se funda en el Islam, que ha tomado a las
escrituras sagradas como fuente de derecho; radicalismo puro.

El Estado laico no debe ser entendido de ninguna manera como una institución antirreligiosa
o anticlerical. Es gracias al estado laico que se da garantías a las libertades religiosas y se
hace posible la convivencia pacífica entre diversos credos en una sociedad. Pero como
hemos señalado, la religión y las creencias pertenecen a la esfera privada de cada individuo,
por eso ni el estado, ni los partidos políticos, ni la sociedad, puede legítimamente luchar
contra las creencias que son enteramente personales. La verdadera lucha debe darse en pro
de la mutua tolerancia, comprensión y convivencia pacífica. El estado laico en defensa de la
democracia debería abrirse a los distintos discursos y credos de las distintas religiones y
creencias siempre y cuando se traduzcan sus demandas en un lenguaje público accesible
incluso para el no creyente. Pero desde ninguna perspectiva el estado debe luchar por hacer
realidad los propósitos de alguna religión o creencia, así ésta sea de la mayoría de la
población. El estado debe trabajar y luchar es por dar garantías a los intereses públicos, sin
que esto entre en detrimento de las minorías.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 11
Referencias
Constitución Política de la República de Colombia. (1998) Bogotá, D.C: Panamericana.

Naciones Unidas. (1948). La declaración universal de los Derechos Humanos. Recuperado de:
http://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

Locke, J. (2008). Carta sobre la tolerancia. 6a ed. [Traducido al español de A letter


concerning toleration]. Madrid: Tecnos

Bibliografía
Araujo Rentería, J. (2000). Principios de Derecho Constitucional. Bogotá, D.C: MacGraw Hill.

Cepeda, M. (2012). Las Democracias, entre el Derecho Constitucional y la política. Bogotá, D.C:
Uniandes.

Chevallier, J. (2013). Los grandes textos políticos desde Maquiavelo hasta nuestros días.
México: Aguilar.

Del Águila, R. (2014). Manual de Ciencia Política. Madrid: Trotta

Duverger, M. (2008). Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Madrid: Ariel

Naranjo Mesa, V. (2005). Teoría constitucional e Instituciones Políticas. Bogotá, D.C: Temis

Pérez Escobar, J. (2003). Derecho constitucional colombiano. Bogotá, D.C: Temis.

Rodríguez, L. (2008). Estructura del poder público en Colombia. Bogotá, D.C: Temis

Rodríguez, L. (2011). Derecho administrativo general y colombiano. Bogotá, D.C: Temis.

Sáchica, L. (2002). Derecho constitucional general. Bogotá, D.C: Dike.

Sáchica, L. (2004). Constitucionalismo colombiano. Bogotá, D.C: Temis.

Sen, A. (1999). Desarrollo y libertad. Barcelona: Planeta.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 12
INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Constitución e Instrucción Cívica

Unidad 2: Constitucionalismo Moderno

Escenario 3: El estado laico y la Constitución


colombiana de 1991

Autor: Camilo Andrés Fajardo Gómez

Adaptado por: Diego David Ortiz Chabur

Asesor Pedagógico: Amparo Sastoque Romero


Diseñador Gráfico: Paola Andrea Melo
Asistente: Ana Milena Raga

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano. Por


ende, es de uso exclusivo de las Instituciones adscritas a la
Red Ilumno. Prohibida su reproducción total o parcial.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO

13
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA
PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL*
Francesco Rimoli**

I. La contingencia

H oy, mucho más que en pasado, la Laicidad es un término con mu-chos sentidos,
rico de significados complejos y de intención semán-tica. Antiguamente, definido en
su distinción del clericus, el laico es el que sabe comenzar toda búsqueda de sentido,
desde las preguntas, sin llegar a conocer (mucho menos a priori ) respuestas que no
sean provisorias. Esto significa que el laico sabe que, en la mejor de las hi-pótesis, a
través de la investigación personal y sobre todo con el diálo-go, es posible alcanzar
verdades efímeras, resultados provisionales, en los que la únicas certezas son la duda
y la necesidad de continuar con la investigación. Y, en esto, tal vez, queda un eco de
la distinción ori-ginaria, pero parcialmente invertida: se podría decir que el clérigo (si
prescindimos de su pertenencia formal a una organización eclesiástica) es el que parte
de respuestas, reveladas o heterónomas, para cuya justi-
1
ficación se plantea preguntas.
Surge de inmediato un rasgo de la laicidad que con frecuencia queda oculto en el uso
corriente del concepto: incluso antes de ser un concep-to jurídico-institucional o un dato
político-cultural, la laicidad puede estar referida a una condición existencial,
ideológicamente y psicoló-gicamente definida en el plano individual, que encuentra su
proyección ética en el relativismo axiológico, y su expresión política más coheren-
← Este trabajo fue publicado por la Revista italiana Parolechiave, núm. 33, 2005, pp. 207-
OO. Agradecemos a los editores la autorización para publicar el texto en castellano. Trad. Pedro Salazar
Ugarte.
← Universidad de Teramo, Italia.
cc Sobre la laicidad como valor estrechamente relacionado con la virtud del diálogo, cfr. G. Calogero,
Filosofia del dialogo (selección de artículos), Comunitá, Milán, 1962. Calogero po-nía el laicismo filosófico no
como una “defensa del Estado ante la invasión de las iglesias”, sino como “defensa de cada hombre ante la invasión
de los malos Estados y de las malas Iglesias” (ivi, p. 125). El tema de una sociedad laica y dialogante, que no puede
solo tolerar, sino que tam-bién debe integrar, es retomado por S. Rodotà, “Alla recerca della laicitá perduta”, en
MocroMega, 2000, 4, pp. 52 ss.
ISONOMÍA No. 24 / Abril 2006
52 FRANCESCO RIMOLI

te primero en el liberalismo y, después, en las diferentes hipótesis teó-


2
ricas de la democracia pluralista. En otros términos, su significado no se
agota en la mera contraposición laico/católico, que históricamente ha
adoptado (y sigue adoptando) relevancia primaria en el contexto social y
político occidental, particularmente en Italia: el concepto de la laicidad, si
se configura correctamente en sus términos más comprensivos, en
cambio, es un concepto que tiende a incluir no sólo los filones inheren-tes
al fenómeno religioso, sino todo lo que se refiere a las actividades
humanas del conocimiento, imponiendo una orientación pluralista en la
política del poder democrático que abarca los campos más diversos del
saber, desde la investigación científica hasta la expresión artística, des-de
la enseñanza pública hasta el uso de las nuevas y viejas tecnologías de la
3
comunicación. De aquí, además, se desprende la continuidad di-
mensional entre el nivel de la conciencia y de la libertad individual, el
nivel asociativo-comunitario, y el institucional-estatal que siempre con-
4
figura el momento más completo de realización de la idea de laicidad.


Sobre este punto, G. E. Rusconi, Come se Dio non ci fosse. I laici, i cattolici e la
democra-cia, Einaudi, Torino, 2000, especialmente las páginas 153 y siguientes. La mejor
exposición del nexo entre relativismo y democracia sigue siendo la de H. Kelsen, Absolutismo
e relativismo nella filosofia e nella politica (1948), trad. It., en Id. La democracia (ensayos
1922-1956), V ed., Il Mulino, Bologna, 1984, pp. 441 y ss.

Se aceptado el envío a F. Rimoli, Laicità (dir. Const.), en Enciclopedia Giuridica, XVIII,
Istituto Enciclopedia Italiana –G. Treccani, Roma 1995; pero también a C. Cardia, Statu laico,
en Enciclopedia del diritto, XLIII, Giuffrè, Milán, 1990, pp. 874 ss., y a V. Zanone, Laicismo
en Dizionario di politica, coordinado por N. Bobbio, N. Matteucci, G. Pasquino, II ed., Tea,
Turín 1990, pp. 547 ss. Sobre el tema de la libertad de conciencia, G. Di Cosimo, Conscienza e
Costituzione. I limiti del diritto di fronte ai convincimenti interiori della persona, Giuffrè,
Milán, 2000, especialmente, pp. 67 y ss. Hoy el tema es de gran actualidad, también en el
debate no aca-démico: se vean las intervenciones reunidas en el volumen Dibattito sul
laicismo, editado por E. Scalfari, Ed. L’Espresso, Roma 2005.
← Es verdad que no tiene sentido hablar de un principio (y eventualmente de una obligación) de laicidad sino se hace
referencial al Estado, dejando obviamente la esfera del individuo total-mente relegada, en una perspectiva liberal, a su elección

ética, como señalba hace algunos años L. Guerzoni, “Note preliminari per uno studio della laicità dello Statu sotto il profilo
giuridico”, en Archivio giuridico, 1967, pp. 61 y ss. (pero especialmente en la 64). Pero una perspectiva pluridimensional no

puede ignorar la íntima conexión entre los niveles que se han evidenciado, so pena de la incomprensión de la relación entre
autoridad y libertad, que particularmente en este ámbito conoce muchos matices (piénsese, solamente, a los problemas

planteados por el uso de indumentarias simbólicas por parte de maestros de escuelas públicas: sobre este punto, cfr. E. Olivito,
“Laicità e simboli religiosi nella sfera pubblica: esperienze a confronto”, en Diritto Pubblico, 2004, 2, pp. 569, ss.
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 53

Obviamente una acepción tan extensiva tiende per sé a la más am-plia


dispersión y convierte al pensamiento laico en objeto de continuas y
contradictorias críticas que lo acusan, en ocasiones, de jugar el papel de
doncella de un relativismo moral con venalidades nihilistas y, en otras, de
ser una insidiosa y velada forma de ideología autoritaria, ab-solutista,
autocontradictoria, también sostenida por un conformismo politically
5
correct. La inconsistencia de las dos impugnaciones es evi-dente, y se
podría decir que la coexistencia de ambas tesis es la prueba: ante la
primera, tenemos que la intrínseca pluralidad axiológica del modelo
laico, que se conecta íntimamente a la dimensión política pluralista, es en
sí opción positiva, que niega cualquier posible resulta-do nihilista y
reafirma su propia eticidad y, sin embargo, no se auto-contradice, sino
que se refuerza al colocarse como lugar de todas las opciones de valor
posibles (esto es, de todas las instancias sociales po-sibles), es decir,
como momento esencial del modelo pluralista, correc-tamente entendido
6
en su función integradora. La segunda crítica, se niega pensando en el
carácter necesariamente “dubitativo” de la ética laica, que no puede
imponer valores absolutos, por el simple hecho de que no puede
reconocerlos: y esto justifica su resistencia ante los que,

5. Las dos críticas provienen sobre todo del frente católico: por lo que hace al magisterio,
véase la encíclica Fides et ratio (14 de septiembre de 1998), punto 5 de la introducción, en dónde se
afirma que “la filosofía moderna, olvidándose de orientar sus investigaciones sobre el ser, ha
concentrado su búsqueda en el conocimiento humano (…). De ello han derivado diferentes for-mas
de agnosticismo y de relativismo, que han conducido a la investigación filosófica a perderse en las
arenas movedizas de un escepticismo general. Recientemente, además, han adquirido re-levancia
diferentes doctrinas que tienen a devaluar las verdades que el hombre creía haber en-contrado. La
legítima pluralidad de posiciones ha cedido su lugar a un pluralismo indiferenciado, fundado sobre la
idea de que todas las posiciones se equivalen: este es uno de los síntomas más difundidos de la
desconfianza en la verdad que se verifica eb el contexto contemporáneo (…) Con falsa modestia nos
conformamos con verdades parciales y provisorias, sin intentar plantear preguntas radicales sobre el
sentido y el fundamento último de la vida humana, personal y so-cial”: palabras clarísimas, que
condenan sin cuartel a la ética laica antes descrita.
6. Porque la ética del laicismo es precisamente en esto “la más estable e incondicional
de to-das las morales posibles”, y la “más universal”, porque es la única que “puede de verdad
asegu-rar la coexistencia de los hombres en esa “casa común”, en esa “casa de todos” (…) que
es la casa en la que ninguno debe sentirse como extranjero, como habitante no de pleno
derecho, in-cluso cuando ninguno comparte su fe”: así, Calogero, Filosofia del dialogo, cit., p.
284. Y el pluralismo, además, caracterizado por una sociedad rica de cross-cutting cleavages,
se basa en la tolerancia, cree en la diversidad y la respeta, pero opera para la integración y,
finalmente, por una unidad consensual del tejido social, en el que cada uno cede algo de sí,
contracambiando lo que obtiene de la comunidad pluralista: sobre el punto, cfr. G. Sartori,
Pluralismo, multicultu-ralismo e estranei. Saggio sulla societá multietnica, II ed., Rizzoli,
Milán, 2002, pp. 45 ss.
54 FRANCESCO RIMOLI

convencidos de tenerlos, quieran, a su vez, imponérselos. En esto no


existe ninguna contradicción, salvo la que puede expresarse en la idea
de “neutralidad activa”: locución que, con un osímoro sólo aparente,
define íntegramente, tanto al nivel individual como, sobre todo, en el
nivel institucional, el papel de garantía que deberían llevar a cabo los
poderes públicos en el estado democrático pluralista.
En ello la idea de la laicidad se libera definitivamente de sus oríge-nes
históricos, que se refieren, primero, a las luchas religiosas en la Europa
de la primera modernidad y, después, a la temperie ilustrada y, al final, se
convirtió en momento de definición de sentido de la postmo-dernidad, y
se orientó hacia una concepción no cognotivista en el pla-no ético y
pluralista en el plano político, según un criterio de relati-vización
epistémica que reniega de toda dimensión aletica en las elecciones
7
morales. Así, esta idea se convirtió, más bien, en la antíte-sis del modelo
totalitario, porque niega la posibilidad del conocimien-to de una Verdad,
pero reconoce –y de hecho facilita - el surgimiento de muchas verdades,
antes las cuales la arena pública democrática de-bería desarrollar una
8
función mayéutica. De ello deriva también la in-compatibilidad
sustancial (y regresa la separación tradicional entre todo teísmo y el
laicismo) entre la perspectiva laica, relativista sin ficción y si “debilidad”,
y las perspectivas que, por el contrario, tienden a pro-mover –y cada vez
con mayor frecuencia a imponer– una concepción propia de la “vida
buena”, traduciendo el imperativo moral, ideológi-

5. Sobre la historia de las relaciones entre poder civil y eclesiástico, véase el amplio
cuadro elaborado por C. Marongiu Buonaiuti, Chiese e Statu. Dall’età dell’illuministo alla
Prima gue-rra mondiale, NIS, Roma, 1994.
Por otra parte, como bien ha señalado el mismo Calogero, “las razones del laicismo no son menos robustas –de
6.
hecho, son, en rigor, incomparablemente más robustas- que las que sostie-nen las fe de sus opositores. De hecho, solo el

laicismo, posee esa universalidad y completitud, que cada una de esas fe desea para sí” ( Filosofia del dialogo, cit., p. 282); y la

“universalidad y completitud de cada fe en lo singular es siempre limitada, en comparación con la universalidad y completitud

de la regla de esta relación (scil. De diálogo), que ninguno puede pretender dero-gar nunca. Todo puede ser discutido, salvo el

derecho a discutir, ya que no se puede someter a discusión sin reafirmarlo. Aquí radica la suprema autoridad del principio del

laicismo” (ivi, p. 285). Sin embargo, también es verdad que la “cultura “laica” ha heredado de su formidable ini-cio –esto es de

pensadores como Nietzche, Gentile y otros, y sobre todo de Leopardo- una poten-cia conceptual extraordinaria”, fundada en la

idea del devenir, que implica “necesariamente la inexistencia de todo Dios eterno”; pero “no ha sabido empuñar y extender el

arco de esta poten-cia, no ha entendido su invencibilidad, por lo que vive como si careciera de ella. Hija imbele de una poderosa

procreación”: en este sentido, E. Severino, Naceré. E altri problema della conscienza religiosa, Rizzoli, Milán, 2005, pp. 43-44.
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 55

camente fundado de manera religiosa o política y vinculante para los


“creyentes”, en imperativo jurídico, válido para todos.
La situación actual observa el problema de la yuxtaposición entre
modelo laico y modelo dogmático en primer plano: dejando firme la
imposibilidad de toda simplificación, derivada de la enorme variedad de
significados que los dos términos ofrecen al observador, sin embar-go, es
posible individuar algunos aspectos singulares del debate de este inicio de
milenio. Por un lado, una disputa viva y escapadiza (y tal vez
inconcluyente) en torno a la “paternidad” cultural de uno de los pilares
del constitucionalismo moderno; la tutela de un catálogo más o menos
amplio de derechos humanos, entendidos como fundamentales: el ra-
zonar, no sólo desde la parte católica, de una dimensión universalizadora
y explícitamente u ocultamente jusnaturalista de la naturaleza y del pro-
9
ceso histórico de la génesis de los derechos. Ello con dos consecuen-
cias posibles, cambiantes según el contexto: un intento de apropiación
sincretista, por parte de la iglesia católica, de los paradigmas de la pri-
mera modernidad, que pasa por el reconocimiento de las culpas adqui-
10
ridas en los siglos pasados (pero no de los errores recientes) y, no
obstante, acompañada por la beatificación del gran antimoderno Pio IX, y
por la condena de la posmodernidad actual, en particular del relativismo
hermenéutico y de las renovadas manifestaciones de laicis-mo (ante las
cuales, además, se insiste en atribuirle al pensamiento cris-tiano el
principio de separación entre Iglesia y Estado, a partir de un conocido y
11
discutiblemente interpretado pasaje del Evangelio).


Sobre el tema, entre una inmensa literatura, pueden consultarse las aportaciones recientes
de C. Cardia, Genesi dei diritti umani, Giappichelli, Turín, 2003; V. Ferrone, Chiesa católica e
modernità. La scoperta dei diritti dell’uomo dopo l’esperienza dei totalitarismi, en F. Bolgiani,
V. Ferrone, F. Margiotta Broglio (editores), Chiesa católica e modernià. Tai del convengo della
Fondazione Michele Pellegrino, Il Mulino, Bologna, 2004, pp. 17 y ss. El tema de la naturaleza
de los derechos fundamentales es debatido por diferentes autores en el libro de L. Ferrajoli,
Diritti fondamentali. Un dibattito teorico, editado por E. Vitale, II ed., Laterza, Roma-Bari,
2002; una reflexión ulterior en F. Rimoli, Univerzalizzazione dei diritti fondamentali e
globalismo giuridico: qualche considerazione critica, en Studi in onore di G. Ferrara, III,
Giappichelli, Turín, 2005, pp. 321 y ss.

Al propósito, se puede consultar el documento Memoria e riconciliazione: la Chiesa e le colpe
del passato, editado por la Comisión teológica internacional, Edizioni paoline, Roma, 2000.

Darle a César lo que era suyo, haciendo lo mismo con Dios, más bien parece, en el contex-to de
la narración evangélica, una elección necesaria para permitir que el nuevo credo sobrevi-viera en un
contexto como el imperial: no casualmente Jesús advierte de inmediato la indidia presente en la
exigencia que le hicieron los fariseos, y responde con cautela extrema: la referncia
56 FRANCESCO RIMOLI

En el otro frente, sin embargo, también emerge una tendencia con-fusa


que busca un punto de contacto y un diálogo entre el llamado “pen-
samiento débil” y la cultura religiosa, pero recuperada ésta desde un
cristianismo “privado” y desconstruido, fundado en el mensaje evangé-
lico del amor universal y de la caritas y no en la dimensión institucional
12
de los aparatos eclesiásticos y del magisterio de los pontífices. Un cris-
tianismo basado en una cauta reafirmación de anticlericalismo, enten-
dido como “visión política y no epistemológica o metafísica”, o sea,
como la “idea de que las instituciones eclesiásticas, a pesar de todo el
bien que hacen, a pesar de todo el consuelo que ofrecen a las necesida-
des y a los desesperados, son peligrosas para la salud de las sociedades
democráticas” y que, sin embargo, recupera la idea de que “no pode-mos
no decirnos cristianos” porque “en el mundo en el que Dios ha muerto –
disueltas las metahistorias y, por fortuna, desmitificadas las autoridades y
los conocimientos ‘objetivos’– nuestra única posibilidad de supervivencia
13
humana depende del precepto cristiano de la caridad". Existe además
una tercera tendencia, que se desarrolla en un plano mucho más prosaico,
orientada a buscar convergencias políticas para

está en el conocido pasaje de Mc., 12, 12-17. Pero todo ello no vale para fundamentar las escri-
turas en un principio de laicidad, que es fruto de la modernidad y de las tesis ilustradas (sobre
este punto, cfr., G. Miccoli, Sulla inutilitá della rivendicazione di certe primogenitura, en
Chiesa católica e modernità, cit., pp. 168 y ss.), Si bien la Iglesia católica se ve a sí misma y a
la comu-nidad política como dos entidades que “si bien expresándose las dos con estructuras
organizativas visibles, son de naturaleza diferente tanto por su configuración como por la
finalidad que persi-guen”, siendo en el propio campo “independientes y autónomas una
respecto de la otra”, sin que ello implique una “separación que excluya su colaboración”. Ello
presupone el reconocimiento jurídico de la identidad de la Iglesia, y el respeto de “formas
estables de relaciones e instrumen-tos idóneos para garantizar relaciones armónicas”, que nacen
de la experiencia jurídica de la Iglesia y del Estado: así el Pontificio Consejo de la justicia y de
la paz en el reciente Compendio della doctrina sociale della Chiesa, Parte II, cap. VIII, Par. VI
B, nn. 424-7. Libreria editrice vaticana, Città del Vaticano 2004, pp. 230 y ss.; pero ya la
Constitución past. Gaudium et spes (7 diciem-bre 1965), 76.

En este sentido G. Vattimo, Credere di credere. É possibile essere cristiani nonostante la
Chiesa?, II ed., Garzanti, Milán, 1999 ; Id., Dopo la cristianità. Per un cristianesimo non reli-
gioso, Garzanti, Milán, 2002.
← En este sentido, R. Rorty, Anticlericalismo e teismo (2002), ahora en R. Rorty, G. Vattimo, Il futuro della

religione.Solidarietà, carità, ironia, editado por S. Zabala, Garzanti, Milán, 2005, pp. 33 y ss. (citas en las pp. 37 y 57); sobre la

caritas como verdad del amor, “única verdad que la Escritura nos revela”, y que “no puede sufrir ninguna delimitación –porque no es

un enuncia– do experimental, lógico, metafísico, sino que es un llamado práctico”, insiste G. Vattimo, L’età dell’interpretazione

(2003), ivi, pp. 47 y ss. (cita en la p. 53); la referencia es a otro famoso pa-saje evangélico, la primera carta de Pablo a los Corintios (i

Cor, 13, I-13).


ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 57

objetivos estratégicos, pero que también se (auto)considera fundada en el


pensamiento laico (constantemente contradicho) y en el auspicio de
recuperar una “religión civil”, capaz de hacer compatible y cooperati-va
la relación entre un poder estatal mayoritario y no relativista y el poder
eclesiástico (limitado, parece, a las jerarquías vaticanas); enten-dida, por
14
lo tanto, como momento de integración de identidad históri-co-cultural.
Pero la religión civil, que seculariza los paradigmas de las religiones
trascendentes, sacralizando sus propias manifestaciones, de-riva
fácilmente en el nacionalismo y en el totalitarismo, y constituye, per sé,
15
una patente antítesis del relativismo del pensamiento laico. Es un
nihilismo posmoderno entendido como “verdad actual del cristianis-
16
mo” que, aún en su intento por separar el mensaje evangélico de lo
obsoleto de su inserción en la institución eclesiástica, sigue siendo el
fruto de una lectura muy alejada, sino es que antitética, de la que reali-

G En este sentido, cfr., M. Pera, Il relativismo, il cristianísimo e l’Occidente, en M. Pera, J.


Ratzinger, Senza radici. Europa, relativismo, cristianísimo, Islam, Mondadori, Milán, 2004, pp.
5 y ss. (sobre la “religión cristiana no confesional”, pp. 86 y ss). El concepto de “religión civil”,
de larga tradición en los países alemanes y en la experiencia estadounidense, es muy ajeno al
con-texto italiano: sobre este punto, ver Rusconi, Come se Dio non ci fosse, cit., según el cual
“la religión de Iglesia ha desarrollado en Italia, una función de religión civil ante la falta de una
sólida cultura laica común”; el autor define la religión civil como un “conjunto de creencias
que hacen referencia a una entidad trascendente y a un orden de valores morales,
normativamente trascen-dentes, que escapan de la legitimación de una comunidad política, en
particular para su integra-ción cívica”; esta “ofrece las razones por las que los ciudadanos se
reconocen recíprocamente como dignos de confianza, se vinculan a través de reglas comunes y
las mantienen lealmente me-diante obligaciones” (ivi, pp. 23-24). Pero la más bien prosaica
tendencia “neo-con” a la italiana es perfectamente descrita por M. Pirani, Statu, Chiesa e la
lezione di Giolitti, ahora en Dibattito sul laicismo, cit., pp. 47 y ss.: “Neo-creyentes iluminados
por el verbo neo-con instituyen la ventaja de un ropaje religioso que abone la operación
político-cultural que llevan a cabo para afirmar una hegemonía de derecha en nuestro país.
Todo sirve a la necesidad: desde el caso Buttiglione hasta las células madre” (ivi, p. 50) .
HSobre el tema: E. Gentile, Le religión della politica. Fra democracia e totalitarismi,
Laterza, Roma-Bari 2001, especialmente, pp. 25 y ss. Además la propia iglesia católica ha
reivindicado, en pasado, su propia naturaleza íntimamente totalitaria: véase el conocido
discurso de Pio XI a la delegación de la Confederación francesa de los sindicatos, el 18 de
septiembre de 1938, por el cual “si existe un régimen totalitario –totalitario de hecho y de
derecho- es el régimen de la Igle-sia, porque el hombre pertenece totalmente a la Iglesia, debe
pertenecerle, dado que el hombre es criatura del buen Dios, destinado a vivir para Dios acá en
la tierra, y con Dios en el cielo. Y el representante de las ideas, de los pensamientos y de los
derechos en Dios, no es más que la Igle-sia. Entonces la Iglesia tiene en verdad el derecho y el
deber de reclamar la totalidad de su poder sobre los individuos: cada hombre, todo entero,
pertenece a la Iglesia, porque todo entero perte-nece a Dios”: sobre el punto, E. Rossi, Il
Sillabo e dopo, Editori Riuniti, Roma 1965, rist. Kaos, Milán, 2000, pp. 33 y ss.
I En este sentido, Vattimo, L’età dell’interpretazione, cit., p. 51.
58 FRANCESCO RIMOLI

zan obstinadamente las jerarquías católicas del mismo modelo religio-so


y que enfrentan, casi como si se tratara de nuevas herejías, tanto a las
convergencias antidogmáticas que provienen del área laica, como a las
concesiones de cierta teología que parten de la hipótesis de un vivir etsi
17
Deus non daretur, formulada por Bonhoeffer. Esto es comprensi-ble, al
tratarse de un valor veraz y exclusivo, ontológicamente compren-dido, en
toda religión revelada: lo que no excluye formas de búsqueda que
incluyan una dimensión histórico-diacrónica (que no son diferen-tes de la
que caracteriza al espíritu laico), pero vincula al cristiano y, sobre todo al
católico, al magisterio de una Iglesia orientada a una “diaconía a la
18
verdad”. Esto entra en conflicto con el paradigma discursivo de la
democracia procedimental, que tiende más bien a la relativizar y a poner
en contexto las diferentes opciones, encontrando su único límite en la
19
necesaria reversibilidad de las mismas: mientras las desviaciones
fundamentalistas, propias de toda pretensión de verdad absoluta, hacen
casi imposible el objetivo de una integración armónica de las diferentes
instancias. Es lo que sucede desde hace algún tiempo, y particularmente
después de los atentados del 2001, en los Estados Unidos, en donde un
amplio proceso de despertar hacia la religión, se acompaña por un
neofundamentalismo que está transformando el teji-do social y
comprometiendo la positiva y peculiar experiencia del melting pot, y ha
llegado a invadir las decisiones superiores, condicio-nando en sentido
agresivo y beligerante toda la política planetaria. Este

22. La referencia es a D. Bonhoeffer, Resistenza e resa (1951), Bompiani, Milán, 1969,


p. 265, retomado por Rusconi, Come se Dio non ci fosse, cit., pp. 137 ss.; Bonhoeffer retoma,
variándo-lo, el etiamisi daremos Deum non esse de Grocio: sobre el punto, se puede consultar
la interven-ción de G. Bouchard, en Chiesa católica e modernità, cit., pp. 182 ss., pero también
la condena implícita de esa impostación expresada por Juan Pablo II, Memoria e identità.
Conversación a cavallo dei millenni, Rizzoli, Milán, 2005, pp. 21 ss.
23. En este sentido la Fides et ratio, punto 2 de la Introducción.
Sobre este punto es obligado referirse a J. Habermas, Fatti e norme. Contributi a una teoria discorsiva del diritto
24.
e della democrazia (1992), Trad. it., Guerini e Asociati, Milán 1997, espe-cialmente pp. 341 y ss.; así como a Id., Etica del

discorso (recopilación de ensayos, 1983), trad. it. Laterza Roma-Bari 1993, especialmente pp. 49 ss., el tema de la
reversibilidad de las decisio-nes es de N. Luhmann, Complejidad y democracia (1996), trad. it., en Id., Stato di diritto e sis-

tema sociale, II ed., Guida, Nápoles, 1990, pp. 63 y ss., así como en Id., La differenziazione del diritto (1981), trad. it., Il
Mulino, Bolonia 1990, pp. 343 y ss. La compleja teoría de la democra-cia comunicativa formulada por Habermas conserva
algunos rasgos cognotivistas que no son del todo compatibles con los presupuestos relativistas del pluralismo, además de tener
orientarse hacia un acuerdo entre los actores que, en el campo religioso, es poco realista: sobre el tema, cfr. Rimoli, Pluralismo
e valori, cit., pp. 77 y ss.
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 59

caso debe hacernos reflexionar sobre la importancia que tiene la reli-


gión, todavía, en el contexto de sociedades aparentemente seculariza-
20
das y sobre todo debe tenerlo en cuenta el jurista que enfrente el
pro-blema de la dimensión institucional de la laicidad estatal en el
contexto cada vez más multiétnico y pluralista de la sociedad global.

2. El dato constitucional

El principio de la laicidad no está expresamente garantizado por la


Constitución italiana de 1948, aunque ya no se menciona a la religión
católica como religión de Estado, como lo hacía el Art. 1 del Estatuto
Albertino de 1948, que colocaba a los otros cultos como “tolerados de
21
conformidad con las leyes”. La Carta republicana garantiza en el pla-no
individual el ejercicio de la libertad religiosa, con el único límite de la
prohibición de ritos contrarios a las buenas costumbres (Art. 19), y con la
obvia aplicación del principio de igualdad al fenómeno religioso (Art. 3 y
Art. 20). Y, sin embargo, la influencia de las fuerzas católicas en la
Asamblea constituyente fue muy relevante y permitió, con el be-neplácito
de las izquierdas, la aprobación de las normas contenidas en

23. Sobre el tema, se puede consultar el reciente trabajo de Huntington, La nuova


America. Le sfide della società multiculturale (2004), trad. it. Garzanti, Milán 2005,
especialmente pp. 339 y ss., para quién “el 11 de septiembre ha simbolizado dramáticamente el
final del Siglo XX, ba-sado en la ideología y en el conflicto ideológico, y el inicio de una nueva
era, en la que las per-sonas se definen en términos de cultura y de religión”; ante el peligro del
fundamentalismo islámico y del nacionalismo chino, “la componente religiosa de su identidad
asume una nueva importan-cia para los americanos” (ivi., p. 403). Pero junto a la radicalización
de las grandes religiones tradicionales, existe la tendencia, toda americana, a crear nuevos
movimientos y sectas religio-sas: un cuadro del fenómeno se encuentra en H. Bloom, La
religione americana. L’avvento della nazione post-cristiana (1992), trad. it. Garzanti, Milán
1994; sobre la tendencia hacia una espe-cie de bricolage religioso por parte de los llamados
born again del despertar espiritual america-no, véase la entrevista de G. Bosetti a O. Roy, Se la
religione se distaca dal vincolo, en “Reset”, 2005, 88, marzo-abril, pp. 60 y ss.
24. La laicidad de la República, en cambio, se encuentra garantizada expresamente por
el Art. 2, 1, de la Constitución francesa de 1958 (que retoma a la constitución anterior de 1946);
en Francia, en donde en principio de la separación entre el Estado y la Iglesia se encuentra
estable-cido desde la ley del 9 de diciembre de 1905, se ha colocado con claridad el problema
del im-pacto de los nuevos fenómenos sociales sobre el Estado laico: puede consultarse el
reporte publicado el 11 de diciembre por la Comisión de reflexión sobre el principio de laicidad
de la República, presidida por Bernard Stasi, instituida el 3 de julio del mismo año, y publicado
en traducción italiana en el volumen, Rapporto sulla laicitá. Velo islámico e simboli religiosi
nella società europea, Scheiwiller, Milán 2004.
60 FRANCESCO RIMOLI

los artículos 7 y 8 que establecen una clara disparidad de trato entre la


Iglesia católica (que se encuentra definida en el propio ordenamiento, al
igual que el estado, como “independiente y soberana”) y las demás
confesiones (que deben regular sus relaciones con el Estado mediante
22
acuerdos acompañados por leyes ordinarias). El artículo 7, como es
sabido, se refiere a los Pactos lateranensi del 11 de febrero de 1929,
promovidos por Mussolini para concluir la cuestión romana y contar con
23
el apoyo de los católicos. Los Pactos son la fuente que disciplina las
24
relaciones entre el Estado y la Iglesia católica, pero constitucionaliza un
amplio “principio concordotario” y un peculiar procedimiento de mo-
dificación de los Pactos que se aplica mediante el Acuerdo de revisión del
18 de febrero de 1984, y la sucesiva ley n. 121 de 1985, que lo rati-fica:
ahí se afirma (Art. 9, 2) que la República reconoce “el valor de la cultura
religiosa” y que toma en cuenta “que los principios del catoli-cismo
forman parte del patrimonio histórico del pueblo italiano”. Más adelante,
en un Protocolo adicional, se afirma, finalmente de manera

23 Según A. C. Jemolo, Chiesa e Stato in Italia dalla unificazione agli anni Settanta,
Einaudi, Turín, 1007, pp. 294 ss., en la Asamblea constituyente, acerca de la norma que quedó
incorpora-da en el artículo 7 “quedó ampliamente difundida la impresión de que la democrazia
cristiana debía cumplir con una orden que provenía desde lo alto” (ivi., 295); por otro lado,
Togliatti afir-mó que los diputados comunistas votaron la disposición porque la clase obrera no
quería “una escisión por razones religiosas”.
24 Fue comprensiblemente demasiado drástico el juicio formulado en esos años por Silón,
para el cual el acuerdo entre el fascismo y el Vaticano no era un “hecho aislado, ni un evento casual,
y ni siquiera el golpe de mano de un papa o de un cardenal”; representado, en cambio, “el punto
culmine de toda la historia de la Iglesia, la conclusión de un proceso secular” seguida por la
bendición del fascismo como “régimen querido por la Providencia” y de una estrecha alianza entre
poder eclesiástico y estructuras del Estado totalitario” (Silone, Il fascismo. Origini e sviluppo (I, ed.,
en lengua alemana, 1934), Mondatori, Milán, 2002 (pp. 225-226). Sin embargo, es cierto que, si
poder abordar en este espacio el delicado tema de la relación entre la Iglesia católica y regímenes
totalitarios (un concordato fue establecido también con la Alemania de Hitler el 20 de julio de 1933),
el modelo concordatorio que se adoptó en Italia en aquel contexto es uno de los hijos más longevos
del régimen fascista. Sobre la compleja relación entre católicos y fascismo, Jemolo, Chiesa e Stato in
Italia dalla unificazione agli anni Settanta, cit., pp. 183 y ss.
Los pactos, además, contenían normas que contravenían la nueva constitución, y su men-ción tuvo lugar en la
25
Carta por las presiones ejercidas sobre los diputados democristianos por parte de las jerarquías vaticanas y por la Acción
católica: sobre el punto, cfr., Verucci, La chiesa católica in Italia dalla unitá a oggi, Laterza, Roma-Bari 1999, pp. 73 y ss.
Además el propio artículo 7, representa una clara derogación del principio de igualdad entre las confesiones reli-giosas, e
instituye un neto privilegio a favor de la católica (hasta llegar al punto de que algunos consideren que Italia no pueda definirse
como un Estado laico, y que las múltiples ingerencias del Vaticano en la política italiana sean, en el fondo, legítimas: sobre este
punto, Severino, Naceré, cit., pp. 63 y ss.
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 61

explícita, que “ya no se considera en vigor el principio, originalmente


invocado por los Pactos lateranensi, de la religión católica como la
única religión del Estado” (punto I).
De hecho, el Acuerdo de 1984 puso en marcha una serie de transfor-
maciones para el arreglo concreto del Estado laico: numerosos acuer-dos
fueron progresivamente establecidos con diversas confesiones reli-giosas
25
sobre la base del Art. 8 Const., y, sobre todo, de la destacada sentencia
n. 203 de 1989 de la Corte Constitucional, que ha influido en muchas
26
otras decisiones, e individualizó el principio de laicidad como principio
supremo y, por tanto, en sí, inmodificable. Dicho principio, en su primera
reformulación, reclama como su propio fundamento cons-titucional a los
artículos 2, 3, 7, 8, 19 y 20 de la Carta e implica la “no indiferencia del
Estado ante las religiones, pero la garantía del Estado para la salvaguarda
de la libertad de religión, en un régimen de plura-lismo confesional y
cultural”; en pronunciamientos más recientes, sin embargo, el mismo
27
principio se declina como “neutralidad del Estado en materia religiosa”
y “equidistancia e imparcialidad de la legisla-

25Y, sin embargo, sigue ofreciendo menores garantías a las religiones diferentes de la católi-ca,
estableciendo que éstas pueden organizarse “según sus propios estatutos, en la medida en la que no
entren en contradicción con el ordenamiento jurídico italiano” y que sus relaciones con el estado se
regulan por “leyes, sobre la base de acuerdos con las representaciones correspondien-tes”. Entre
estos, el acuerdo con la Mesa valdese (ley del 11 de agosto de 1984, n. 449, integrada por la ley del 5
de octubre de 1993, n. 409), con la Unión de las Comunidades Judías italianas (ley del 8 de marzo de
1989, n. 101), con la iglesia luterana evangélica italiana (ley del 29 de noviembre de 1995, n. 520),
con la Unión italiana de las iglesias cristianas aventistas del 7º día (ley del 20 de noviembre de 1996,
n. 637). Queda pendiente de resolución el tema del acuerdo con las Comunidades islámicas, que por
su naturaleza acéntrica complican la celebración de un acuerdo y sigue pendiente la emisión de un
acuerdo para las iglesias que no cuentan con un acuerdo que supere la vigencia de los “cultos
admitidos”, contenida en la ley del 24 de junio de 1929, n. 1159 y del 28 de febrero de 1930, n. 231).
Al propósito véase el reciente texto de M. Parisi, Promozione della persona umana e pluralismo
partecipativo: riflessioni sulla legislazione negoziata con le confesión religiose nella strategia
costituzionale di integrazione delle differenze, en “Il diritto ecclesiastico”, 2004, 2, pp. 389 y ss.;
sobre estos temas, también se puede consultar A. Guazzarotti, Giudici e minoranze religiose, Giuffré,
Milán, 2001, pp. II y ss. Toda la materia de las relaciones entre la República y las confesiones
religiosas es objeto de potestades legisla-tivas exclusivas del Estado, incluso después de la reforma
constitucional del 2001: así el artícu-lo 117, 2, c), constitucional.

26La sentencia n. 203/89 puede leerse en “Jurisprudencia constitucional”, 1989, I, pp. 899 y ss.,
más adelante la jurisprudencia en materia de laicidad se ha enriquecido notablemente, no sin algunas
oscilaciones interpretativas y aplicativas: véanse las sentencias nn. 13/91, 290/92, 440/ 95, 334/96,
235/97, 329/97, 508/00, 168/05, así como la ordenanza n. 389/04. También puede consultarse al
respecto: Olivito, Laicitá e simboli religiosi nella sfera pubblica, cit., pp. 549 ss.
27 Así la sentencia n. 235/97, en Jurisprudencia constitucional, 1997, pp. 2240 y ss.
62 FRANCESCO RIMOLI

28
ción respecto de todas las confesiones religiosas”. Aunque ha sido
fuer-temente evolutiva, la jurisprudencia de la Corte ha dejado
abiertas in-certidumbres significativas cada vez que la decisión puede
incidir so-bre intereses concretos de la Iglesia católica: así, por
29
ejemplo, en materia de enseñanza de la religión católica, o, de
reciente, sobre la exposi-ción del crucifijo en las aulas escolares de las
30
instituciones públicas. Por otro lado, el mismo principio ha influido,
con resultados diferen-tes, en decisiones importantes del Consejo de
31
Estado y de la Corte de casación.
La situación italiana actual, caracterizada desde hace algunos años, al
menos en el plano legislativo, por un neto favor institucional hacia la
religión mayoritaria, parece poco propicia para una progresiva reali-
zación del principio afirmado (en línea abstracta) por el juez constitu-
cional. Y esto sucede justo en el momento en el que la creciente hete-
rogeneidad producida por el fenómeno de la inmigración y por la propia
globalización (en sus más diversos aspectos) impondría la adopción de
una directriz extremamente inclusiva en el plano de las políticas socia-les
y una, igualmente amplia, acepción de la laicidad. Más bien, el con-

28 En este sentido, la sentencia n. 329/97, ivi, pp. 3340 y ss; también la sentencia n.
508/00, ivi, 2000, pp. 3968 y ss.
29 Sobre el punto, entre otras, la sentencia citada n. 203/89 que no ha querido excluir la
hora de religión en el horario curricular, dejando un estatuto de no-obligación para los alumnos
(en esta misma dirección, cfr., las sentencias 13/91 y 290/92: sobre la primera decisión, F.
Rimoli, “Alcune consideración sull’insegnamento della religione católica alla luce del principio
di laicitá dello Stato”, en Jurisprudencia constitucional, 1991, pp. 2504 y ss.).
30Sobre el punto la ord. N. 389/04, en Jurisprudencia constitucional, 2004, que ha (por lo
demás de manera correcta, al menos desde el punto de vista formal) declinado la competencia
de la Corte para juzgar normas secundarias (de época fascista) que todavía imponen la
exposición del símbolo religioso en las aulas escolares; a este punto ha hecho posterior
referencia la senten-cia del TAR Véneto, III sez., n. 1110 del 22 de marzo de 2005, que ha
confirmado la legitimidad de la exposición del crucifijo en las aulas (véase en
www.associazione-deicostituzionalisti.it, con nota de G. D’Alberto, Il crocifisso resta in aula).
Veáse el punto de vista del Consiglio di Stato, 27 de abril de 1988, n. 63, en Quaderni di diritto e política eclesiástica,
31
1989, I, pp. 197 y ss., sobre la exposición del crucifijo en las aulas escolares, considerada no lesiva de la libertad para los no creyentes

y los no cristianos, porque el crucifijo sería un “símbolo de la civilidad y de la cultura cristiana, en su raíz histórica, como valor

universal, independientemente de la confesión religiosa de cada cual”; en sentido muy di-ferente tenemos la decisión de Cass. Pen.,

sez. IV, I, marzo 2000, n. 349, en Jurisprudencia constitucional, 2000, pp. 1121 y ss., que legitima el rechazo opuesto por el

escrutador de las ca-sillas electorales en las que se exhibe el crucifijo, cuyo carácter evocativo de un contenido de fe podría

representar un condicionamiento objetivo de las decisiones electorales. Sobre estos temas, Olivito, Laicitá e simboli religiosi nella

sfera pubblica, cit., pp. 559 y ss.


ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 63

texto parece desarrollarse hacia una combinación peligrosa de diversas


contraposiciones: a las divergencias tradicionales, como la que existe
entre laicos y católicos, que desde hace algún tiempo parece más signi-
ficativa que la que existe entre derecha e izquierda, al menos sobre cier-
32
tos temas ético-políticos, o la que existe entre católicos y miembros de
otras confesiones; se agregan una divergencia entre laicos no creyen-tes
(ateos, agnósticos) y creyentes (en ocasiones inclines a una
“privatización” de su propia dimensión religiosa); entre sedicentes “lai-
cos” que por convicción o por conveniencia se colocan como dialogantes
(y que sostienen tesis más apreciadas por las jerarquías vaticanas que las
33 34
sostenidas por muchos católicos) y “laicistas” anticlericales
irreductibles y; sobre todo, la más devastadora, que encuentra en la di-
mensión opositora, exclusiva y conflictiva del fundamentalismo religio-
so, el componente identitario de sí mismo y de su propia pertenencia
35
comunitaria, de matriz católica, judía o islámica.

3. En una sociedad que cambia

Todo ello, en una fase de enormes transformaciones sociales como la


actual, amenaza con hacer que las instituciones democráticas sean cada
vez menos capaces de realizar su función primaria, que es la de la
integración: si el polémico multiculturalismo se resuelve en una inopi-
nada parcelización del tejido social, en una ghettización multiplicadora de
separaciones y de contraposiciones conflictivas, en una obtusa exal-
tación de la identidad de adscripción a comunidades armadas unas en
contra de la otras, el resultado será la disgregación y la devastación de las
36
estructuras mínimas de la convivencia. Además, una lectura equi-
32 Como ha señalado Rusconi, Come se Dio non ci fosse, cit., p. 3, “la distinción entre
laicos/ católicos entra con fuerza en los partidos existentes, deformando la lógica política y
alterando la sustancia de los problemas sobre la mesa”.
33 En primer lugar, Pera, Il relativismo, il cristianesimo e l’Occidente, cit., passim.
34 Posiciones netas (y en gran medida admisibles) en P. Flores D’Arcais, Etica senza
FEDE, Einaudi, Torino, 1992. Una exigencia de reflexión sobre la re-sacralización de la
perspectiva de vida recorre desde hace algún tiempo a la sociedad y ocupa el pensamiento de
autores de diversa formación: U. Galimberti, Orme del sacro, Feltrinelli, Milán, 2000.
35 Sobre el tema, para todos, el reconocimiento realizado por E. Pace, R. Guolo, I
fondamen-talismi, II. Ed., Roma-Bari, 2002.
36 Entre una literatura muy amplia sobre el tema, véase la severa crítica de Sartori, Pluralis-
mo, multiculturalismo e estranei, cit., que pone en antítesis al multiculturalismo y al pluralismo,
64 FRANCESCO RIMOLI

librada de las tesis comunitaristas no conduce a esas consecuencias: el


sentimiento de pertenencia, fundado en una valoración adecuada de la
dimensión histórico-identitaria del grupo, no puede por sí mismo excluir
la aproximación dialogante, la orientación hacia el entendimiento de las
diferentes comunidades, y una disponibilidad hacia la integración armó-
37
nica en un contexto unitario. Y, sin embargo, hic sunt leones: en este
punto, vuelve a plantearse, en toda su dimensión irresoluble, la verda-
dera antítesis entre espíritu laico, que parte de la tolerancia para llegar a
la integración, reconociendo la legitimidad de todas las instancias porque
relativiza, en el plano axiológico, todos los contenidos; y el es-píritu
dogmático, que se coloca como depositario e interprete de un sentido y de
un contenido alético del existir, difícil de mediar y, como quiera que sea,
proclive a dimensiones exclusivas, en tanto absolutas.
Debería, entonces, ser todavía más claro el significado de las prime-ras
observaciones aquí realizadas: la laicidad tiende a la totalidad (no al
totalitarismo), porque se coloca, antes que nada, como método de
conocimiento en el plano individual y, mediante los procedimientos
discursivos, como método de decisión democrática en la arena pública: el
Estado laico opera en todo contexto en el que se realicen elecciones de
valor, o sea en todo campo de lo “político”. De ahí la conexión indi-
soluble entre laicidad, pluralidad y pluralismo integrador; de aquí, tam-
bién, la extensión del método de la laicidad a un contexto mucho más
amplio, en el que el hecho religioso representa un aspecto relevante en el
plano social y emblemático en el nivel conceptual, pero no es el úni-

retomando la función integradora del primero y, del segundo, los riesgos separatistas y desinte-
grantes: porque “el pluralismo se despliega como una sociedad abierta, caracterizada por perte-
nencias múltiples, mientras el multiculturalismo se configura como el desmembramiento de la
comunidad pluralista en subsistemas de comunidades cerradas y homogéneas” (ivi., p. III). A
este propósito es significativa una afirmación de la Comisión Stasi, según la cual, “el término
‘ciu-dad’, que se encuentra al origen del término ‘ciudadano’, se ha convertido en la
encarnación de la pérdida de sentido por parte del ciudadano: en el territorio francés existen
ghettos”; es decir, está favorecido por formas de “extremismo comunitario” debido a la mala
gestión de la vida social (puntos 4.1.2 y 4.1.2.1).
El tema ha sido afrontado por Ch. Taylor, La politica del riconoscimento (1992), en J. Habermas, Ch. Taylor,
37
Multiculturalismo. Lotte per il riconoscimento (ensayos 1992-1996), trad. it., Feltrinelli, Milán, 1998, pp. 9 y ss., así como por

A. Honneth, Lotta per il riconoscimento. Proposte per un’etica del conflitto (1992), trad. it., Il Saggiatore, Milán, 2002, así
como la con-traposición (no resuelta) entre moralidad liberal y patriotismo expresada por A. MacIntyre, Il pa-triotismo è una
virtú? (1984), trad. it., en A. Ferrara (editor), Comunitarismo e liberalismo, Editori Riuniti, Roma 2000, pp. 55 y ss.; Sartori,
Pluralismo, multiculturalismo e estranei, cit., pp. 107 y ss., propugna por un “interculturalismo” como descendencia legítima
del pluralismo que sería negado por el multiculturalismo.
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 65

co. A la par del aspecto religioso, el modelo laico puede (y debe) in-
fluir en las elecciones de todo sector en el que la dimensión valorativa
sea preeminente: en los campos cultural, artístico, científico y en todo
lo que deriva de ellos. Con una diferencia fundamental respecto de
todo modelo religioso: no puede existir una “religión laica”, porque no
po-dría adoptar contenidos absolutos, ya que encuentra consistencia
en la inclusión (no en la exclusión) de toda verdad posible y en toda
acción orientada a garantizar la permanencia del carácter inclusivo del
siste-ma. El Estado laico no puede, entonces, optar por contenidos
determi-nados, y tiene que mantenerse como una forma capaz de
abarcar al máximo número de instancias posibles provenientes de la
sociedad: actúa, en todo caso, como límite a la expansión transgresiva
de una ins-tancia sobre las otras, no como soporte de dicha trasgresión
y, por ende, como reequilibrador, neutral pero activo, de las
desigualdades sustan-ciales presentes en las dinámicas concretas de la
evolución social y política.
Naturalmente, y para calarse en un contexto un poco más concreto, al
poder político le sigue correspondiendo una tarea elemental, íntima-
mente vinculada con las funciones primarias de la institución estatal y del
propio fenómeno jurídico: más allá de las opciones singulares, una de las
precondiciones esenciales para la expresión de las propias opcio-nes, es
la tutela de la convivencia pacífica, garantizada ante las agre-siones
internas o externas. Los dramáticos acontecimientos con los que ha
iniciado el milenio, desde los atentados de Nueva York, de Madrid y de
Londres, hasta aquellos, diferentes en contexto pero no menos gra-ves, de
Belsan, otorgan una enorme relevancia al problema del diálogo y de la
convivencia, tanto en la dimensión global como en la local: la respuesta
no puede ser sólo aquella, por desgracia cada vez más frecuen-te, de la
limitación de las libertades individuales, del uso de instrumen-tos de
investigación ilícitos y ocultos o, en el extremo, de intervencio-nes
militares en contra de una serie de Estados arbitrariamente identificados
como rogue states por las potencias hegemónicas, siguien-do la lógica de
una ideología hiperoccidentalizante, también funda-mentalista, como la
de muchos teocons (ala religiosa del área neoconser-vadora) presente en
38
el actual establishment estadounidense. De esta

38Sobre el tema, entre muchos, se puede consultar un trabajo escrito antes de la guerra en
Irak de N. Chomsky, Egemonia americana e stati “fuori legge” (2000), trad. it., Dedalo, Bari,
66 FRANCESCO RIMOLI

forma, las democracias constitucionales son agredidas en su esencia más


39
profunda por quienes deberían tutelarlas. Esto en un contexto en el que
el factor religioso, en su versión más radical, si bien utilizado instru-
mentalmente para la construcción demagógica del consenso, asume un
vigor renovado. Así las cosas, el modelo del Estado laico occidental
puede ser, de nueva cuenta, un elemento precioso para frenar una ten-
dencia peligrosísima que conduce hacia formas típicas de un irracio-
nalismo de fe, que desemboca en la construcción de ejércitos enfrenta-
dos; es decir, hacia la antítesis de la sociedad del diálogo. Descantear el
factor identitario y excluyente, ligado a la pertenencia religiosa, pa-rece
ser la única ruta posible en las sociedades multiétnicas, para per-mitir el
reconocimiento recíproco de afinidades y no de diferencias, de opciones
axiológicas y éticas comunes, aunque sean mínimas y, final-mente, para
crear la unidad en la diversidad que debería ser el objetivo último de la
integración democrática.
Para hacer todo esto, el Estado laico no puede, en particular en ám-bito
religioso, permitir que las instancias que tienen a la exclusión mutua
ocupen los espacios de la confrontación pública y de las instituciones,
entendidos éstos en el sentido más concreto de su dimensión física. En
esa perspectiva, la disputa sobre el uso de los símbolos es obviamente
significativa: más allá de toda sincera profesión de buena voluntad
ecuménica, la naturaleza íntimamente totalizadora de las religiones re-
veladas les confiere un rasgo inevitable de exclusividad, del que no puede
dar cuenta ningún Estado que pretenda ser el espacio de confron-tación
de todas las instancias. Los lugares físicos en los que se desarro-lla la
vida de las instituciones públicas tienen, per sé, un valor simbóli-co y
todo lo que se encuentra en ellos se reviste de autoridad por ese solo
hecho. Es obvio que las únicas dos soluciones posibles, para un estado
modelado sobre la democracia pluralista, y, por lo tanto, sobre

2001, pp. 15 y ss.; sobre el neofundamentalismo protestante americano, basado en la primacía


de la cultura WASP (White Anglo-Saxon Protestan), Pace, Guolo, I fondamentalismi, cit., pp. II
y ss.; sobre la influencia del factor religioso en las recientes elecciones americanas, Huntington,
La nuova america, cit., pp. 410 y ss.
El uso de instrumentos como la tortura, justificado como un triste pero necesario remedio ante los crecientes
39
peligros del terrorismo internacional, es un caso emblemático de la involu-ción en la que se encuentra actualmente la
sensibilidad democrática: sobre el tema, A. Gianelli, M. P. Paternó, (editores), Tortura di Stato. Le ferite della democracia,
Carocci, Roma, 2004; pero también véase lo que sostenido A. M. Dershowitz, Terrorismo (2002), trad. it., Carocci, Roma,
2003, pp. 125 y ss.
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 67

el respeto del principio de igualdad formal o sustancial, son: una equi-


paración “hacia lo alto”, o sea, hacia el reconocimiento en sentido “adi-
tivo” de todas las exigencias provenientes de la sociedad; o bien, una
equiparación en sentido opuesto, es decir, una neta separación entre la
esfera pública y la esfera privada (individual o asociativa), en la que, a la
tutela de la libertad, le corresponde una asimilación del fenómeno
singular con el conjunto de las instancias que surgen de la sociedad. Esto
no significa una homogeneización sumaria de las diversidades y de los
rasgos peculiares de cada fenómeno social (cultural, religioso, artísti-co,
político y así sucesivamente); significa que, sólo mediante una neu-
tralidad efectiva de la institución pública, el Estado, podrá garantizar la
explicación concreta de cada instancia, sosteniendo y promoviendo las
expresiones más débiles ante las prevaricaciones de las instancias más
fuertes (al menos mientras las primeras sigan siendo tales). De esta
forma, en el uso de los símbolos, la solución prácticamente defendible
sólo puede ser una: impedir la exposición de cualquier objeto de culto, en
condiciones de absoluta paridad entre las diferentes confesiones, dentro
de los espacios destinados al uso público, sin simulaciones instrumentales
que intentan disimular el significado religioso de dichos símbolos
(favoreciendo su significado histórico, por considerarlo más sostenible en
la sociedad secularizada). Es claro que, más allá de la oportunidad
política considerada en las decisiones jurisprudenciales recientes, la
solución legislativa francesa es, en perspectiva, la más correcta: mientras
la religión católica fue prácticamente la única con-fesión en el territorio
italiano, la mera apelación al principio de laicidad, por más legítima que
fuera, no constituía un factor de hecho suficiente para remover los
numerosos privilegios que le eran reconocidos. El flujo de grupos
organizados de diversas religiones (en primer lugar la islámica) plantea
problemas que conocemos en sus formas y dimensio-nes y que no pueden
enfrentarse con elecciones misoneístas, ni con preclusiones ideológicas
que rayan en la xenofobia o en el racismo y que han ganado terreno con
40
el argumento genérico pero constante de la lucha contra el terrorismo.

40 Que deben controlarse de manera adecuada: además de las decisiones ya mencionadas,


véase la sentencia reciente del TAR Lazio, sez. I, ter, n. 15336/2004, que ha anulado la instrucción
con la que el ministro del interior había expulsado del territorio nacional al Imán de Carmagnola por
algunas declaraciones sobre la guerra de iraquí y a favor del integralismo islámico: el juez
68 FRANCESCO RIMOLI

4. El reto multiétnico

De hecho, también en Italia, el problema se coloca más bien desde otra


perspectiva: un exceso de garantía de tutela de un multiculturalismo
entendido como garantía de diversidad, puede transformarse en una
inopinada petrificación de las oposiciones ideológicas y de los
integralismos, políticos y religiosos; en un enfrentamiento definitivo
entre verdades absolutas que es lo opuesto de la elección dialógica y de la
búsqueda discursiva, no de la verdad (que para el laico relativista no
existe o no es alcanzable en cuanto tal), sino de la decisión intersubje-
tivamente reconocible, hic et nunc, como ‘justa’. En ese sentido, por
ejemplo, el peligro de una cierta interpretación de la libertad de educar y
de formar, que invoca un derecho absoluto de las familias para esco-ger
la escuela ideológicamente más afín a sus convicciones de vida, incluso
solicitando apoyo económico, directo o indirecto, del Estado (en clara
evasión de lo establecido por el Art. 33. 3 constitucional), es evi-dente.
Las escuelas no estatales de tipo confesional tienden inevitable-mente a la
separación, a convertirse en universos autoreferenciales res-pecto de la
sociedad civil. La creación y la multiplicación de nuevos ghettos, a veces
dorados, pero cada vez más des-integrados del contex-to, son uno de los
peores riesgos para la democracia pluralista y, des-afortunadamente, son
uno de los resultados más frecuentes de los gran-des procesos
41
migratorios, en particular en los centros metropolitanos.

administrativo afirma que dichas manifestaciones de pensamiento, si bien “alborotadoras y tea-


trales”, no pueden legitimar dicha orden, si no existen otros elementos objetivos de peligrosa
conducta.
Sobre este tema, cfr. Sartori, Pluralismo, multiculturalismo e estranei, cit., quien recuerda que, como los
41
Chinatowns, las pequeñas italias o las pequeñas alemanias que surgieron por el sentido de pérdida de raíces de los inmigrantes,

tienen una larga tradición en las ciudades norte-americanas. Sin embargo, “el aislamiento y la marginación el inmigrante

islámico son especial-mente agudos”, y una “fe particularmente pública, particularmente colectiva” como la de los musulmanes

refuerza el sentido comunitario, alimentado por la vida de las mesquitas (ivi, pp. 130-31). El universo islámico es ciertamente

muy complejo, y merecen llamar nuestra atención las tendencias moderadas que surgen en su interior: sin embargo, es un hecho

que, en su versión ortodoxa, la concepción teocrática del Islam se coloca en neta antítesis con la idea de la laicidad del Estado

(la experiencia turca constituye una excepción: sobre este punto, véase, A. Bausani, L’Islam, Garzanti, Milán, 1999;

especialmente pp. 37 y ss, y 172 ss; sobre las diferentes escue-las de interpretación de las cuatro fuentes de la sharj’a islámica,

Corán, Sunna, analogía, con-senso de los doctos, A. M. Di Nola, L’Islam. Storia e segreti di una civilistá, Newton & Compton,

Roma, 1998, pp. 92 y ss.).


ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 69

En este sentido, el principio de laicidad de las instituciones y de las


funciones públicas, entendido en el sentido más amplio, se convierte en el
instrumento primario de una integración armónica de la sociedad
multiétnica, la línea mediana del pluralismo integrador: la garantía efec-
tiva de la libertad religiosa que comprende la fe (cada fe) del creyente,
pero también la duda del agnóstico y la fe negativa del ateo, se amplía
para tutelar la libertad de conciencia, en el papel que el Estado pluralista,
de manera residual, pero indefectible e insustituible, debe desempeñar
para formar ciudadanos dispuestos al desencuentro y al encuentro, cons-
cientes de sí y de su propia identidad histórico-cultural, pero inclina-dos
hacia el acuerdo, en el sentido habermasiano.
A este respecto faltan por resolverse muchas cuestiones que se han
planteado en sede jurisprudencial y, aún antes, en sede legislativa: el
criterio fundamental para las medidas legislativas deber ser, desde una
perspectiva liberal, otorgar prioridad a las modalidades deónticas débi-les
(facultad o permiso) sobre las modalidades fuertes (obligación o
prohibición). Esto, por lo menos, mientras no se trate de tutelar bienes
primarios amenazados por comportamientos individuales. Se trata, so-bre
todo, de materializar el principio sostenido por la Corte Constitu-cional
para operar una igualdad entre las diferentes instancias en senti-do
reductivo; aplicando el único principio sostenible para el uso de símbolos
de pertenencia, sobre todo, cuando su ostentación termina por convertirse
en afirmación de pertenencias exclusivas y de irredimible diferenciación
respecto del otro. En otras palabras, en las áreas públi-cas, la neutralidad
activa non sólo es un derecho de cada ciudadano con relación a los otros,
sino que es un deber del Estado pluralista: la neta distinción entre éste y
las Iglesias, fundadas sobre ideologías religiosas o políticas, es un
presupuesto indispensable del pluralismo integrador que busca identificar
y construir valores comunes e intersubjetivamente reconocidos, en vez de
exaltar y reforzar identidades separatistas. Esto debería dar la respuesta
para los hard cases de la laicidad aplicada, negando legitimidad a la
exposición de símbolos religiosos (que son tales independientemente de
su significado histórico) en los lugares insti-tucionales, rechazando el uso
de indumentos simbólicos por parte de los funcionarios públicos y de los
ciudadanos cuando ello implique peligro para el orden público material o
para los bienes primarios del indivi-duo, como sucede con las prácticas
de escisión promovidas por algu-
70 FRANCESCO RIMOLI

42
nas fe o con la circuncisión impuesta por el credo judío. Esto también
debería auspiciar una sustancial abstención del Estado laico hacia el
fenómeno religioso que, en perspectiva, no debe entenderse como una
devaluación social y cultural del mismo, sino como su asimilación a las
otras manifestaciones de lo humano que, con igual dignidad, emergen de
las instancias heterogéneas de tejidos sociales cada vez más comple-jos,
43
sin justificar tutelas particulares: el factor religioso, históricamen-te, ha
sido elemento de una fuerte cohesión comunitaria, pero también
devastador momento de conflicto, intento de prevaricación de cada
comunidad sobre las otras, así como instrumento de adquisición y con-
solidación de identidades, individuales y colectivas.
El reconocimiento del Estado laico y pluralista debe ser, sobre todo,
reconocimiento (y generación) de afinidades, y no de diversidades. Es
integrador precisamente porque sabe arrinconar lo que divide para po-ner
en evidencia y cultivar lo que une: por eso no puede hacer propias
opciones éticas exclusivas ni favorecer a sujetos que conviertan su pro-

42El uso del chador o del burqa, por ejemplo, hacen que la persona sea irreconocible, impi-
diendo controles de visu o documentales y violando el artículo 85 del r.d. n. 773 del 1931 (TULPS) y
el artículo 5 de la ley n. 152 de 1975. La cuestión de la legalidad del uso de velos por parte de
profesores de escuelas públicas fue resuelta en sentido decididamente negativo en Francia, en Suiza y
por la Comisión europea de los derechos del hombre; en sentido positivo en Alemania: véanse las
decisiones citadas por Olivito, Laicitá e simboli religiosi nella sfera pubblica, cit., pp. 565 ss., y, para
Francia, el informe de la Comisión Stasi, punto 4.2.2.1 (pp. 72 ss de la ed. Citada). Para los
estudiantes, el artículo 1 de la ley francesa n. 2004-228 del 15 de marzo de 2004 (inser-tado como
artículo 141-5-I, en el código de educación) establece que “Dans les écoles, les colléges et les lycées
publiques, le port des signes ou tenues par lesquels les éléves manifestent ostensible-ment une
appartenance religieuse est interdit”. Es obvio que, más allá del caso extremo de una ostentación
provocadora, el valor concreto que adopta el símbolo es diferente si lo utiliza un alum-no o el
profesor que, en cuanto tal, cuenta con el mayor efecto de autoridad que proviene de su función.
Sobre el velo islámico en general también se ha pronunciado la Comisión europea de los derechos del
hombre (Karaduman c. Turquía, 3 de mayo 1993), negando que la prohibición del uso del velo en las
fotografías para documentos viole la libertad religiosa: sobre la decisión M. Belgiorno De Stefano,
Foulard islamico e corte europea dei diritti dell’uomo (modello laico e modelli religiosi in genere di
fronte alla libertà di coscienza e di religione), en “Nomos”, 9/ 2001, pp. 73 ss. Sobre la práctica de
mutilación de los genitales femeninos propia de algunas religiones africanas y de algunas islámicas,
Guazzarotti, Giudici e minoranze religiose, cit., pp. 226 y ss., quien, por cierto, la considera “no
intolerable”.
En este sentido es significativa la jurisprudencia constitucional en materia de tutela penal del sentimiento religioso, que ha
43
llevado, no sin ambigüedades relevantes, a la remoción de al-gunas normas incriminadoras de comportamientos antirreligiosos, como

la blasfemia o el vili-pendio de la religión católica (sentencias nn. 508/00 y 168/05): sobre el tema, aunque con visiones diferentes a

las que he sostenido, véase el trabajo de E. Di Salvatore, “Il sentimento religioso nella giurisprudenza costituzionale”, en

Giurisprudenza costituzionale, 2000, pp. 4419 y ss.


ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 71
44
pia identidad en factor de distinción y separación, en perjuicio de otros.
Desde esta perspectiva, obviamente, el propio modelo concordotario,
previsto por los artículos 7 y 8 de la constitución, debe considerarse
incongruente con una plena realización del principio de laicidad, ade-más
de discriminatorio, por ser producto, al menos en parte, de deci-siones
adoptadas por el régimen fascista. Cierto, promover una modifi-cación de
dichas disposiciones constitucionales en el contexto político italiano
actual sería, por lo menos, ingenuo; pero el problema de la neutralidad
ética del Estado resurge con fuerza en el debate cotidiano sobre temas
como la escuela, la bioética, la investigación en general; también se
coloca con renovado vigor en el proceso de construcción de la identidad
supranacional europea, en el que las jerarquías vaticanas han presionado
obstinadamente para incluir una referencia a las raíces cristianas en el
preámbulo del Tratado que instituye una Constitución para Europa
(suscrito en Roma el 29 de octubre de 2004 y en proceso de ratificación
45
por los países miembros de la Unión), sin lograr resulta-dos concretos.
En ese sentido, es obvio que la institución europea, so-

44 En sentido contrario de esta acepción de la laicidad se presentan tanto la ley del 18 de


julio de 2003, n. 186 (con el reglamento del D. P. R. 22 de diciembre de 2004) y del 1 de agosto de
2003, n. 206, la primera orientada a incorporar con procedimientos de concurso cerrado a más de
nueve mil profesores de religión católica en la escuela pública; la segunda a financiar, por su función
educativa, a los oratorios católicos. También la ley n. 40 del 19 de febrero de 2004 so-bre la
procreación médica asistida, que quedó intacta después del referéndum del 12 y 13 de junio de 2005,
en la que el quórum de validez no se alcanzó, después de una campaña caracterizada por una fuerte
intervención de las jerarquías vaticanas, orientada a fomentar el abstencionismo. Más allá de las
limitaciones del instituto referendario, la ley 40/2004 es (sigue siendo) un claro ejemplo de cómo no
se debería operar una decisión legislativa en un Estado laico, al ser muy restrictiva para el acceso
individual a la fecundación asistida, así como reconociendo derechos al embrión, según la
perspectiva típica del integralismo católico, que desde siempre intenta tra-ducir sus normas morales
en normas jurídicas validas para todos, equiparando instrumentalmente la facultad (de abortar, de
procrear artificialmente), deseada por el pensamiento liberal, con la prohibición (de los mismos
comportamientos) que ésta persigue. Sobre la ley n. 186/2003, A. Gianni, “La legge sul ruolo degli
insegnanti di religione cattolica”, en Quaderni di diritto e politica acclesiastica, 2004, 2, pp. 381 ss.;
sobre la ley n. 40/2004, C. Tripolina, Studio sui possibili profili di incostituzionalità della legge n. 40
del 2004 recante “Norme in materia di procreazione medicalmente assistita” en Diritto pubblico,
2004, 2, pp. 501 y ss.; P. Veronesi, “La legge sulla procreazione assistita alla prova dei giudici e della
Corte costituzionale”, en Quaderni costituzionali, 2004, 3, pp. 523 y ss., así como los numerosos
textos reportados en www.laprocreazioneassistita.it.

45 La pertinencia de esa inclusión es defendida por notables escritores de diferentes tenden-


cias: para todos, J. H. H. Weiler, Un’Europa Cristiana. Un saggio esplorativo, Rizzoli, Milán,
2003; sobre el tema, J. Ziller, La nuova costituzione europea, II ed. Il Mulino, Colonia, 2004,
72 FRANCESCO RIMOLI

bre todo en la fase actual de ampliación de su estructura y de expan-


sión incontrolable de flujos migratorios (del exterior y al interior), no
podrá permitirse ninguna identificación con una dimensión religiosa
específica. Incluso dejando de lado los problemas que traería el even-
tual ingreso de la Turquía musulmana en la Unión, el innegable peso
histórico de la religión cristiana (o, mejor, de las religiones cristianas)
en la historia del continente y de las sanguinarias luchas que la han
acompañado, favorece la afirmación de un claro principio de laicidad
que surgió, precisamente, de dichas laceraciones y la neutralidad abso-
luta de la Unión y rechaza la perdurable referencia a una tradición
que, per sé, no impone ninguna continuidad.
La laicidad se funda en la conciencia histórica del conflicto poten-cial
que genera la perspectiva absolutista de toda fe, así como toda per-
tenencia exclusiva, y sobre la confianza en que el único camino para la
integración es el diálogo de la democracia discursiva: en el contexto de la
construcción europea, en el que la desnacionalización y la construc-ción
de una nueva ciudadanía supranacional se contaminan, cada vez más, con
sobresaltos localistas potencialmente disgregadores, el prin-cipio de la
laicidad y de la neutralidad activa de las instituciones co-munes será,
todavía, más fundamental. En el momento en el que etnias, lenguas,
culturas, nacionalidades y religiones diversas, profundamente enraizadas
en Europa, más que en los Estados norteamericanos que nacieron a
finales del siglo XVIII, están realmente obligadas a integrar-se; lograr
exaltar las afinidades y reducir las diferencias, para construir una
identidad minimalista, pero fuerte y homogénea, es el presupuesto
46
indispensable para la existencia misma del nuevo sujeto. Los obstá-

pp. 18 y ss. Conservando la libertad religiosa que ya está contemplada en la Carta de los dere-
chos fundamentales de la Unión, como sea, el texto del Tratado de la convención no incluyó re-
ferencias vinculantes: solo la referencia a las “herencias culturales, religiosas y humanistas de
Europa”, en el Preámbulo; la libertad religiosa ya mencionada (Art. II-70), y el Art. I-52, sobre
el respeto al status previsto en las legislaciones nacionales para las Iglesias y las asociaciones o
comunidades religiosas de los Estados miembros. Pero el fuerte freno que el proceso de
constitucionalización ha sufrido con los resultados de los referéndum en Francia y en Holanda
ha dejado abierta la cuestión y probablemente será objeto de una revisión futura del Tratado
mismo (que en esta versión desagrada a la Iglesia católica y, por otros motivos, a los estados
Unidos). También son previsibles nuevas presiones sobre los temas religiosos en detrimento de
la laicidad de la Unión.
46
Según un modelo que se debe considerar totalmente autónomo y peculiar, afianzado al ejem-plo
norteamericano, que muchos consideran en franca decadencia: sobre el tema, cfr., el conoci-
ESTADO LAICO E INTEGRACIÓN EN LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL 73

culos al proceso de integración supranacional que siempre resurgen, aho-


ra evidenciados por los resultados de los referéndum francés y holan-dés,
y por el regocijo de los miopes creadores de las “patrias pequeñas”
esparcidas por Europa (o de los interesados “euroescépticos” que se en-
cuentran de ésta parte y de la otra del Atlántico), son prueba de la difi-
cultad del proyecto. Pero, a pesar de todo, la integración europea debe
proceder: y la identidad a construir tendrá que ser una identidad plural,
sumatoria y fusión armónica de las múltiples identidades presentes en la
historia del continente, desde la clásica greco -latina a las religiosas
judeo-cristianas (e islámicas, vivas en la historia de una parte de Euro-
pa), desde aquellas racionalistas e ilustradas hasta las propias tenden-cias
deconstructivistas y relativizantes de la posmodernidad. En esta
perspectiva, parafraseando a Malraux, la Europa del nuevo siglo será
constitucionalmente laica, o no será.

Recepción: 20/11/2005 Aceptación: 24/11/2005


do ensayo de Rifkin, Il sogno europeo. Come l’Europa ha creato una nuova visione del futuro che sta lentamente
eclissando il sogno americano (2004), trad. it., Mondatori, Milán, 2004, specialmente, pp. 201 y ss.

Unidad 2 / Escenario 4
Lectura Fundamental
La Constitución
colombiana de 1991, la
libertad y la autonomía
Contenido

1 Libertad individual y autonomía

Palabras clave:
Libertad, límite, libertad individual, autonomía.
1. Libertad individual y autonomía

El énfasis en la defensa de las libertades individuales es característica del nuevo


constitucionalismo. El mundo moderno occidental ha consagrado en los distintos
ordenamientos jurídicos y políticos una gran preocupación por defender la libertad individual,
sobre todo de la amenaza que se cierne hoy en día sobre ella: la tiranía de la mayoría.

Efectivamente, en el pasado las distintas sociedades lucharon contra antiguas tiranías, como
cuando se daba el gobierno de uno solo (una monarquía) o de unos pocos (una aristocracia). Antes
de que los distintos pueblos asumieran democráticamente la dirección de sus propios destinos a
través de los distintos mecanismos democráticos, estuvieron sometidos a distintas tiranías que
imponían su voluntad sobre la voluntad popular. Pero hoy en contextos democráticos, cuando la
posibilidad de una tiranía ha desaparecido, la principal preocupación que surge es respecto a la
defensa de la libertad individual, sobre todo cuando las decisiones gubernamentales respaldadas en
el principio de la mayoría van en contra de las libertades de las minorías. Es decir, en la actualidad
las mayorías pueden, bajo criterios democráticos, imponerse por encima del individuo, restringiendo
su libertad y su autonomía. Un ejemplo evidente de esta situación puede ser el siguiente. Imaginen
que las mayorías en una población específica tienen unas particulares preferencias gastronómicas,
son vegetarianos. Quizás bajo el argumento de que son la mayoría pueden democráticamente
exigirles a todos los individuos que cambien
su forma de alimentarse y así proscribir el consumo de carne. ¿Es legítima esta exigencia?
El ejemplo puede parecer una obviedad, pero ¿qué pasa, por ejemplo, cuando las mayorías
comparten otro tipo de costumbres y buscan imponerlas a los demás? A esto llamamos la
“tiranía de la mayoría”, y corresponde a cuando las mayorías se imponen sobre los
individuos restringiendo su libertad individual. Así las cosas, se hace urgente una defensa de
la libertad individual de las acciones e imposiciones de la mayoría.

1.1 El problema de la libertad

Hay muchas alusiones en la Constitución colombiana de 1991 a la libertad, de hecho,


podríamos afirmar que no es fácil encontrar a alguien que no reconozca que la “libertad” es un
valor jurídico que debe ser protegido y garantizado a todas las personas. Pero, ¿qué es la
libertad? ¿En qué reside su valor? ¿Por qué es importante?

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 2
Muchas personas cuando piensan en la “libertad” lo primero que les viene a la mente es
pensar la “libertad” como un problema de locomoción, es decir, como la capacidad que tengo
de moverme sin restricción alguna por cualquier espacio. Así, piensan que la libertad tiene que
ver con la capacidad de moverme sin restricciones, luego, cuando no puedo hacerlo, es
cuando tienen retenido o estoy preso, me han privado de la libertad. No están del todo
equivocados quienes piensan así, de hecho, la libertad de locomoción hace parte intrínseca
del problema de la libertad, pero va más allá de eso.

Lo primero a la hora de hablar de la libertad es que no tiene que ver con un problema filosófico
o religioso. No nos interesa adentrarnos en el problema de si los seres humanos somos libres,
lo cual es un problema eminentemente filosófico o inquietarnos con la pregunta de cuál es la
esencia de la libertad o la pregunta por el libre albedrío, etc. Todas estas cuestiones son muy
interesantes, pero no abordan nuestra preocupación que tiene que ver con la libertad desde
una perspectiva social y política.

Efectivamente, la “libertad” entendida desde una perspectiva social y política tiene que ver con la
cuestión de hasta dónde debe dejarse que un individuo actúe sin que el Estado o la sociedad
intervengan en su acción y qué es lo que legitimaría que el Estado o la sociedad intervinieran.
Me explico, el problema de la libertad puntualmente tiene que ver con la cuestión de hasta
dónde es legítimo que el individuo actúe sin ningún tipo de restricción por parte de la sociedad
o por parte del Estado, y a la vez, qué argumento legitima en qué momento puede el Estado o
la sociedad intervenir la acción libre de cada individuo.

El problema es enorme y a partir de él se puede pensar en muchos debates que atraviesa la


sociedad contemporánea y que son evidentes en nuestro país. Primer problema, la
legalización de las drogas. ¿Por qué debemos dejar que los individuos decidan consumir
drogas libremente sin que el Estado o la sociedad interfieran en esta decisión? O, por el
contrario, ¿qué legitima que el Estado o la sociedad intervengan y no permita que las
personas en su libertad individual consuman drogas?

Para quienes ya estén pensando en que deben prohibirse todas las drogas porque son dañinas
para la salud humana, les pediría que cambiaran el ejemplo y pensaran en el alcohol y el
tabaco. ¿Por qué, si el tabaco y el alcohol son dañinos, el Estado y la sociedad permiten que
los individuos en su libertad los consuman? Estamos tratando de pensar a través de estos
ejemplos en la misma pregunta de fondo: ¿hasta dónde debe permitir el estado y la sociedad
que el individuo actúe libremente sin que se le cohíba? ¿Qué legitima que el Estado o la
sociedad cohíban la acción libre del individuo?

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 3
Segundo problema, la eutanasia. ¿Qué legitima que el Estado y la sociedad impidan que una
persona decida terminar con su vida? ¿Por qué algunas sociedades permiten que los individuos
puedan, en determinados casos y en ejercicio de su libertad, terminar con su vida sin que el Estado
o la sociedad intervengan en esta decisión? Como se dan cuenta el problema de la libertad es
enorme y bastante pertinente en nuestra sociedad. Aún hoy, en pleno siglo XXI resulta pertinente
que nos preguntemos hasta dónde debe ir la libertad de un individuo, pero también qué legitima
que el Estado o la sociedad intervengan la libertad individual y ejerza la coerción.

Concretemos, el problema social y político de la libertad radica en la cuestión de hasta dónde el


Estado y la Sociedad deben permitirle actuar sin ningún tipo de restricción, y a la vez, en caso
de que el Estado o la sociedad decidan restringirle, en qué caso se considera legítimo.

Primero, la libertad es importante pues es la garantía de la autonomía de los individuos. Ya


señalamos antes que, en respeto a la dignidad de cada ser humano, en respeto de la
capacidad que tiene de dirigir su propia vida, ni el Estado ni la sociedad pueden comportarse
de forma paternalista con los sujetos. Así, la libertad es la garantía de que los individuos
pueden decidir, ser autónomos, si se quiere equivocar, quizás acertar, pero lo más importante
es que la libertad posibilita que sea realizable la dignidad de cada ser humano de elegir cada
uno su propio destino, tomar sus propias decisiones.

Segundo, la libertad individual abre la posibilidad de que se genere valor dentro de la sociedad. El
liberalismo económico ha señalado desde el siglo XIX que entre más libertades económicas se les
den a los individuos y menos restricciones económicas imponga el Estado, más valor económico se
generará. Efectivamente, si los individuos tienen cada vez menos restricciones para ingresar al
mercado, para articularse en medio de la oferta y la demanda, la riqueza crecerá mucho más que si
el Estado les impidiera a los individuos actuar en términos económicos. Luego, las libertades
económicas en los individuos apuntan a generar mayores riquezas.

Por otra parte, la libertad individual no genera solo riquezas económicas. Cuando se posibilita
la libertad individual los sujetos tienen la posibilidad de vivir como lo desean, quebrando moldes
y costumbres enraizadas en la sociedad y así posibilitando la aparición de nuevas formas de
vivir, de ver el mundo, de realizar lo que es el ser humano. Lo que queremos señalar es que
la libertad posibilita que todo el potencial humano se haga realidad, pues hace posible que
aparezcan nuevas formas de vivir de vida; alternativas a las que son dominantes y esta
suerte de innovación humana es la principal riqueza de una sociedad.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 4
Piensen en qué sería de la sociedad si todos fuéramos iguales, viéramos el mundo y viviéramos de
la misma manera. Sin dudas que la sociedad se empobrecería, perdería su principal fuente de
riqueza que el ser humano mismo y la novedad que cada uno representa de cara a la sociedad.

Finalmente, se entiende por completo el problema social y político que implica la libertad
individual cuando se comprende la necesidad de orden que demanda el Estado y la sociedad.
Me explico. Si bien, hemos señalado que la libertad individual tiene un valor económico, pero
también social, hemos de señalar que la libertad individual también implica un riesgo. Es claro
que, si todos nos comportáramos de la misma forma y actuáramos de la misma manera, el
orden social imperaría. Por eso, el problema de la libertad se comprende cuando se logra
entender que, si bien la libertad tiene un valor, el Estado y la sociedad tampoco pueden permitir
una libertad absoluta, pues esto puede degenerar en caos y desorden. La sociedad le demanda
al Estado que reglamente la libertad de los individuos, que actúe en aras de evitar que se
generen daños, de posibilitar la vida social sin que la libertad de unos afecte la de otros. Por
eso, volvemos a la cuestión: se debe privilegiar la libertad individual, pero ¿cuándo es legítimo
que el Estado o la Sociedad intervengan la libertad individual?

1.2 Evitar el daño, el límite a la libertad

¿Cuál es entonces el límite a la libertad individual? ¿Cuál es el argumento que puede esgrimir
el Estado o la sociedad para limitar la libertad de los individuos? Cuando la libertad individual
genera daño en otros o en sí mismo el Estado o la sociedad pueden cohibir al sujeto en la
libertad de su acción. El sujeto es libre de hacer lo que le plazca siempre y cuando su acción no
genere un daño o en otros o en sí mismo, pues en ese caso el Estado o la sociedad pueden
intervenir. Parece una obviedad. Por ejemplo, si mi actividad económica genera un daño al
medio ambiente el Estado o la sociedad me pueden impedir que siga realizando la actividad
que contamina. Igual, puedo argumentar que en aras de mi libertad individual puedo hacer lo
que me plazca, pero si por ejemplo decido quitar a otros sus propiedades esto genera un daño
en la propiedad de los demás y debe impedírseme esta acción. Sin embargo, el asunto no es
tan simple, requiere que completemos el argumento anexando dos elementos más.

Primero, si bien el Estado de derecho reconoce la libertad de los individuos, esta última
tiene lugar solo en sujetos conscientes, adultos capaces de juicio autónomo y de asumir las
consecuencias de sus actos. Así, la libertad individual supone que el sujeto sea consciente

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 5
y responsable, lo que nuestras constituciones determinan como la mayoría de edad. De otra
forma, cuando se trata de un menor de edad la Constitución y la ley señalan que el sujeto debe
estar en una condición de tutela por parte del Estado y la sociedad. Es el caso de los niños y
los menores de edad. El Estado no les permite hacer lo que les plazca, les restringe el
consumo de ciertos productos como alcohol y tabaco, por ejemplo, así como señala que estos
no se autodeterminan pues están bajo la tutela de sus padres. Pero el asunto no tiene que ver
solo con la edad, pues incluso la ley determina que puede darse el caso de un mayor de edad
que ha demostrado con sus actos que no es consciente ni responsable. En esa situación o
bien el Estado asume su tutela u otros adultos responsables pueden hacerlo. Es lo que la ley
denomina un “interdicto”. Alguien incapaz de asumir su libertad personal y que la ley legitima
que debe estar bajo la tutela de otros.

Finalmente, también hay que incluir en el argumento que el Estado o la sociedad solo pueden
intervenir la acción individual si la mencionada acción genera un daño necesario. El daño
necesario es radicalmente opuesto al daño contingente. El daño contingente plantea que entre
la acción y el daño causado puede darse la relación como no darse, mientras que el daño
necesario ocurre y no puede ser de otra forma. Me explico, ¿por qué el Estado y la sociedad
permiten el consumo de tabaco? La relación entre el consumo del tabaco y el daño, un
enfisema o un cáncer, por ejemplo, es contingente. Es decir, no está demostrado que siempre
que alguien consuma tabaco necesariamente va a enfermar de cáncer o va a padecer un
enfisema. Luego, se trata de un daño contingente y en ese caso se deja en manos del sujeto
consiente el que autónomamente tome la decisión de consumir o no tabaco.

Así las cosas, el Estado o la sociedad solo pueden intervenir en casos en los cuales la relación
entre la acción y el daño es necesaria. En los casos en los cuales no hay otro efecto de la
acción sino el de un daño que el Estado y la sociedad deben evitar, ante todo.

Finalmente, esto no significa que el Estado deba volverse permisivo. Si bien, nosotros
señalamos la importancia de la libertad individual, también señalamos que es clave que el
Estado genere orden en la sociedad y busque maximizar el bienestar de la mayoría. Así, incluso
en actividades que es bien sabido que no generan un daño necesario y que por eso el Estado
no puede prohibir legítimamente, sí puede regularlas o por lo menos procurar que no se
difundan; el Estado si bien no prohíbe puede controlar. Veamos un ejemplo.

La prostitución efectivamente no es una actividad que beneficie a la sociedad y que deba


promoverse. Sin embargo, tampoco puede prohibirse. Si alguien en conciencia y en ejercicio de su
libertad desea prostituirse el Estado no se lo puede prohibir, ni puede tratar esta conducta

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 6
como delito. Pero en aras de que no se expanda esta conducta el Estado recurre a medidas
como establecer en los planes de desarrollo de las ciudades, zonas de tolerancia donde se
controle el fenómeno y se mantenga a raya; recurre a políticas públicas en aras de ofrecer
alternativas a esta labor, etc. Lo mismo podríamos decir del alcohol y el tabaco. Si bien los
distintos Estados toleran esta conducta en respeto de la libertad individual, agregan impuestos
al consumo de estos productos tratando de desestimularlos.

El Estado de derecho que respeta las libertades


individuales no es un estado permisivo. Antes
Un ejemplo de política de restricción
bien, si existe un respeto hacia la autonomía de
es: la restricción al consumo de
los individuos trata ante todo de evitar e impedir
alcohol en Bogotá, en ciertos horarios.
actividades en las que se genere un daño
necesario. Pero también en actividades que
deben permitir en aras del respeto por la
autonomía de los sujetos, pero que son
actividades que no aportan a la sociedad, el estado desarrolla medidas de control y
mitigación, más no de prohibición.

Un ejemplo de políticas de control que, si bien no son permisivas del todo, apuntan a mitigar
la acción que no desea promoverse, si deben permitir que los individuos en su libertad
decidan si desean actuar así.

Analizando el ejemplo anterior podemos preguntarnos lo siguiente: ¿Por qué no prohíben el


consumo de alcohol si está íntimamente asociado a riñas y peleas y en general a desorden
público? Como lo dijimos antes, ni el Estado ni la sociedad pueden prohibir el consumo de
alcohol pues la consecuencia negativa de su consumo, como pueden ser las riñas, es una
consecuencia contingente. No todo el que consume alcohol necesariamente va a producir
una riña. Sin embargo, el Estado no es permisivo y para regular estas consecuencias
establece un horario de consumo que apunta a mitigar el fenómeno.

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 7
Referencias bibliográficas
Araujo Rentería, J. (2000). Principios de Derecho Constitucional. Bogotá: MacGraw Hill.

Cepeda, M. (2012). Las Democracias, Entre el Derecho Constitucional y la Política. Bogotá: Uniandes.

Chevallier, J. (2013). Los Grandes Textos Políticos desde Maquiavelo hasta Nuestros Días. México:
Aguilar.

Constitución Política de la República de Colombia. (1998) Bogotá: Panamericana.

Del Águila, R. (2014). Manual de Ciencia Política. Madrid: Trotta

Duverger, M. (2008). Instituciones Políticas y Derecho Constitucional. Madrid: Ariel.

Naranjo Mesa, V. (2005). Teoría Constitucional e Instituciones Políticas. Bogotá: Temis.

Pérez Escobar, J. (2003). Derecho Constitucional Colombiano. Bogotá: Temis.

Rodríguez, L. (2011). Derecho Administrativo General y colombiano. Bogotá: Temis.

Rodríguez, L. (2008). Estructura del Poder Público en Colombia. Bogotá: Temis.

Sáchica, L. (2004). Constitucionalismo Colombiano. Bogotá: Temis.

Sáchica, L. (2002). Derecho Constitucional General. Bogotá: Dike.

Sen, A. (1999). Desarrollo y Libertad. Barcelona: Planeta

POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO 8
INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Constitución e Instrucción Cívica

Unidad 2: Constitucionalismo Moderno

Escenario 4: La Constitución colombiana de 1991,


la libertad y la autonomía

Autor: Camilo Andrés Fajardo Gómez

Adaptado por: Diego David Ortiz Chabur

Asesor Pedagógico: Amparo Sastoque Romero


Diseñador Gráfico: Paola Andrea Melo
Asistente: Ana Milena Raga

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano. Por


ende, es de uso exclusivo de las Instituciones adscritas a la
Red Ilumno. Prohibida su reproducción total o parcial.
POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO

9
CARLOS V. RICAURTE PÉREZ

El Estado laico y la garantía del derecho


a la igualdad en materia religiosa
dida de identidad de culturas que han
necesitado cientos de años para formarse.
Podríamos preguntarnos qué tan impor-
tante llega a ser para un Estado el aspecto
religioso: ¿Este factor es esencial o secun-
dario? ¿Qué relevancia amerita frente a otros
factores que definen el carácter del Esta-
Es importante establecer las condiciones para
que los derechos de las minorías puedan conci-
liarse con los derechos humanos, a fin de que
puedan coexistir sobre bases de libertad indivi-
dual, democracia y justicia social1.

Las diferencias doctrinales representan el


elemento por excelencia de distinción en
el campo religioso; por medio de ellas
cada movimiento se justifica como porta-
dor de la verdad mientras esgrime los
argumentos por los cuales todos los de-
más están equivocados2. Éste ha sido el eje
que ha marcado la actividad de cada uno
de los credos religiosos en los grupos
sociales a través de la historia. Sin embar-
go, esta realidad ha estado demarcada por
factores que no han sido muy positivos
para la libertad, identidad e individuali-
dad del hombre. La historia habla por sí
sola de la manipulación que han llegado a
ejercer instituciones religiosas para im-
poner al hombre una verdad, unas creen-
cias, unos valores, sin importar el costo,
las guerras, las vidas sacrificadas, la pér-
los derechos del hombre y del ciudadano
la libertad re-ligiosa. En cada una de estas
etapas el fac-tor religioso ha sido de vital
importancia, sea para marcar el derrotero a
seguir de una nación, o como instrumento
de manipula-ción a manos del poder
político, o como aliado de éste para
do, como la economía, la política? Aun- gobernar y así detentar el poder.
que para muchos no se perciba o se consi- Colombia, al igual que todos los esta-dos
dere irrelevante para otros, este factor es de Occidente, también ha tenido que aceptar
de gran importancia para una Nación, y de la herencia que la historia le ha dejado, como
alguna manera ha marcado el curso de la la perdida de su identidad religiosa y
historia. Esto es palpable desde el Imperio cultural, de sus dioses, sus creen-cias; asumir
romano, pasando por la Edad Media, si- una nueva identidad, la que desde el
guiendo con la Reforma protestante en el principio se le ofreció como la verdad
siglo XVI, la inquisición, luego con los absoluta, siendo excluyente frente a otros
idea-les del liberalismo, los cuales credos religiosos, y que ha conser-vado
lograron un gran triunfo en la Revolución durante siglos, al punto de llegar a
francesa al plasmar en la Declaración de interiorizarse tanto a nivel individual como

Revista Derecho del Estado n.º 19, diciembre 2006


130 Revista Derecho del Estado

colectivo, inclusive el ámbito estatal, toda tolerancia determinaba que “ningún hom-
vez que el Estado colombiano llegó a con- bre puede atentar o disminuir los dere-chos
siderarse hasta hace pocos años un Estado civiles de otro por el hecho de que éste se
confesional, teniendo la de la Iglesia cató- declare ajeno a la religión y rito de aquél
lica como la religión oficial del Estado. […] Y lo dicho en torno a la toleran-cia
Hoy contamos con una Constitución entre particulares debe ser extendido
Política reciente, que definió para el Esta- también a las iglesias, las cuales son entre
do un carácter distinto al que le imprimió sí como personas particulares, y ninguna
la anterior Constitución. En 1991 se esta- tiene derecho sobre otra, ni en los casos en
bleció la separación definitiva entre la que el gobernante pertenezca a alguna,
Igle-sia y el Estado, de tal manera que bajo pues el Estado no puede dar a la iglesia
esta nueva Carta se tiene un Estado laico, ningún derecho ni ésta a aquél”3. Esta era
pluralista, que garantiza como derecho la mentalidad que rondaba en Europa en el
fun-damental la libertad de cultos y la siglo XVII, la cual condujo a que se
igual-dad de todas las confesiones produjeran cambios significativos de
religiosas e iglesias ante la ley. manera progresiva en los Estados euro-
Esta nueva realidad hace meritorio que se peos, y además de ello fueron un reflejo
realice un análisis referente al avance que llegó a inspirar los cambios que se han
constitucional alcanzado, al igual que a la llegado a lograr en otros países, in-cluido
manera como el Tribunal Constitucional el nuestro.
colombiano ha obrado respecto a la garan-tía Podría decirse que se ha roto el velo que
de este derecho, a través de los fallos de aislaba a esta región del resto del mundo
control de constitucionalidad y los de tute-la. occidental, como un reducto de la Edad
Ello para saber si efectivamente con la Media. La Carta Política promulgada en
separación entre la Iglesia y el Estado se ha 1991 se considera un avance definitivo de
garantizado la igualdad y la libertad en el actualización en cuanto a la igualdad y la
ámbito religioso, para lo cual haremos una libertad en el ámbito religioso, no solo para
breve reseña de la transición que se efec-tuó Colombia, sino para toda Latinoamérica, en
de la Constitución de 1886 a la Consti-tución la medida en que determinó el tránsito de un
de 1991; luego se hará referencia a las Estado confesional a uno laico.
sentencias de la Corte Constitucional en En este punto resulta de especial impor-
materia de igualdad y libertad religiosa, para tancia acudir a una tipología que expone la
después realizar una exposición de algunos teoría política, sobre los diferentes mo-
de los obstáculos que se identifican en el delos que derivan de las relaciones que
análisis, los cuales consideramos han im- sostiene el Estado con la Iglesia4. Se dis-
posibilitado la garantía de la igualdad por tinguen cinco tipos de Estados:
parte de la Corte Constitucional. En primer término, los Estados confesio-
nales sin tolerancia religiosa, en los que se
acoge una religión oficial y se discrimina a
I. TRANSICIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1886 A las demás, conducta que es avalada por el
LA CONSTITUCIÓN DE 1991
Estado, situación que se presenta actual-
mente en algunos países musulmanes.
En sus Cartas sobre la tolerancia (1689), Un segundo modelo estaría conforma-do
JOHN LOCKE consideraba que el deber de por los Estados confesionales con tole-
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 131

rancia o libertad religiosa. En ellos se de- cimiento hecho por los partidos políticos
clara a una religión como la oficial del de que la religión católica, apostólica y
Estado, pero no por ello se excluyen los roma-na es la de la Nación...”.
demás credos. Dicho reconocimiento fue eliminado en el
Un tercer modelo, variante del anterior, preámbulo de la nueva Carta política. Si bien
se denomina “Estado de orientación en este aparte se invoca la protección de
confesional”, en el que en principio no se Dios, los constituyentes no consagra-ron un
declara un credo religioso como el oficial Estado confesional, sino que con tal
del Estado, y sin embargo se le da a uno de referencia quisieron expresar que las
ellos una preeminencia en el trato, por ser creencias religiosas constituían un valor
la religión de la mayoría, como por ejem- constitucional protegido, tal y como lo es-
plo, el Estado colombiano bajo la tablecieron en el artículo 19. Sin embar-go,
Constitu-ción de 1886. vale la pena mencionar que aun cuando se
El cuarto modelo es el de un Estado ateo, aprobó la nueva Constitución el punto no era
que presenta hacia el ámbito religioso una pacífico. Un sector importante de-fendía a
actitud de indiferencia o de hostilidad. ultranza la religión católica y pro-ponía
Por último, tenemos al Estado laico con continuar con su consagración como religión
plena libertad religiosa. En este modelo se del Estado. Finalmente se atendieron las
presenta un separación entre la Iglesia y el voces de quienes patrocinaban la diver-
Estado, no existe una religión oficial y se sidad, el pluralismo y más específicamente
les garantiza a todas las iglesias y confe- la igualdad en materia religiosa.
siones religiosas una igualdad ante la ley. Otra diferencia que se percibe entre los
En este último modelo se encuentra el Es- dos órdenes constitucionales es la manera
tado colombiano bajo la Constitución po- como se regula lo referente a la libertad
lítica vigente. religiosa, dado que en la anterior Consti-
La transición constitucional que se dio tución, si bien se garantizaba la libertad de
en 1991 fue significativa, toda vez que cultos, ésta se subordinaba a su conformi-
fue-ron varios los puntos tratados y dad con la moral cristiana (art. 53 inc. 2.º).
desarrolla-dos en la nueva Carta Política. La manera como se trató este tema en la
A continuación expondré los puntos más Carta Política de 1991 fue diametralmente
relevantes en la materia, realizando una diferente, puesto que no se consagró nin-
comparación entre las dos constituciones. gún límite constitucional, de tal manera
En primer lugar, la Constitución Política que ya ningún culto tendrá que alinearse y
de 1886 obedecía a un Estado de orienta- su-bordinarse a la moral cristiana.
ción confesional, porque a través de distin- En tercer lugar, en la Constitución de 1886
tas normas se le daba un trato preeminente a se expresaba que la religión católica era un
un determinado credo religioso, a tal pun-to elemento importante para el orden social, y por
de dedicar un título entero (título IV) a tanto, los poderes públicos debían pro-tegerla.
regular las relaciones entre Iglesia y Esta-do. Sin embargo, tal referencia además de ser
El preámbulo aprobado por el plebisci-to de eliminada por el constituyente, fue sustituida
1957 consagraba lo siguiente: “En nombre por el principio constitucional que establece
de Dios fuente suprema de toda autoridad, y que Colombia es un Estado so-cial de derecho
con el fin de afianzar la unidad nacional, una ontológicamente pluralista (art. 1.º CP). Como
de cuyas bases es el recono- obvia consecuencia de
132 Revista Derecho del Estado

lo anterior, ordena a los poderes públicos hacia la garantía de las libertades por parte
amparar no sólo a la religión católica sino de los jueces no fue tan sencillo, porque a
a todas las confesiones religiosas en partir de ese momento empezó la
igualdad de condiciones, puesto que es desestructuración del paradigma de la in-
deber del Estado proteger la diversidad tolerancia y la discriminación en materia
étnica y cul-tural de la Nación colombiana. religiosa. No resulta fácil amoldarse a los
Por último, se tiene que en la Carta Polí- efectos e implicaciones que trae el nuevo
tica de 1886 se realizaba una abierta discri- modelo de Estado laico, máxime cuando el
minación, en la medida en que se le daba un nuestro tenía una marcada orientación
trato preferencial a determinado credo (la confesional. De ahí el protagonismo del
religión católica). Situación que cambió de Tribunal encargado de la guarda de la
manera radical, pues la Constitución de Constitución, cuyos fallos en esta materia
1991, tal como se expone en la Sentencia C- serán de vital importancia para la cohe-
152 de 2003, “introdujo significativos rencia del nuevo ordenamiento y para la
avances en la protección del principio de garantía de los derechos fundamentales.
igualdad. Dentro de éstos se destaca que en Por ello, nos parece relevante hacer re-
materia religiosa no sólo prohíbe la discri- ferencia a la línea jurisprudencial de la Corte
minación ‘por razones de [...] religión’ (art. en dos fases. En primer lugar, se hará énfasis
13 CP) sino que extiende la igualdad reli- a los fallos proferidos por la Corte
giosa a una dimensión colectiva al señalar Constitucional en sus primeros años de
que “las confesiones e iglesias son igual- actividad (1992-1994). Este periodo resulta
mente libres” (art. 19 CP). El celo del cons- muy significativo, debido a que empieza a
tituyente en ese punto se refleja en el énfasis regir la nueva Constitución, comienza la
consistente en advertir que “todas” ellas lo
labor de este órgano jurisdiccional y ade-más
son, y en que además de proteger la liber-tad
se emprende la transición de un Esta-do
de cada una separadamente considera-da,
confesional a un Estado laico, hecho
también garantiza que todas son “igualmente
relevante, puesto que será importante sa-ber
libres ante la ley”.
cuál es la conducta de la Corte ante el
Estas fueron, en síntesis, las diferencias
análisis que haga teniendo en cuenta el
relevantes. Se destaca que con el cambio
nuevo contenido constitucional.
constitucional se garantiza la igualdad for-
mal ante la ley, y a partir de allí se em-
Consideramos relevante este lapso por-
prende una nueva etapa, determinada por el
que fue entonces cuando se pronunciaron
papel de los jueces, en que la Corte Cons- las primeras sentencias, las cuales se co-
titucional ha cumplido una importante la-bor nocen como “sentencias hito”, es decir,
como nuevo tribunal defensor de la aquellas que van a marcar el derrotero para
integridad de la Carta Política y protector de las demás sentencias.
los derechos fundamentales. En una segunda fase nos dedicaremos a la
línea jurisprudencial desarrollada por este
Tribunal desde 1995 hasta el día de hoy,
teniendo en cuenta que en este lapso la Corte
PP. JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL
SOBRE IGUALDAD Y LIBERTAD RELIGIOSA evidencia una reiteración de los fallos que se
profirieron del 92 al 94, teniendo así un
periodo en el cual no se evidencia un cam-
Con la expedición de la nueva Carta Polí-
bio significativo, tomando como base aque-
tica en 1991, el camino que se emprendió
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 133

llos pronunciamientos en los cuales se evi- a. Fallos que garantizan los derechos a
denció una actitud garantista. Esta labor nos la igualdad y a la libertad religiosa
será útil a fin de determinar si efectivamente
la Corte ha garantizado el derecho a la igual- Empecemos por el estudio de
dad en el ámbito religioso. constituciona-lidad de varios artículos del
Concordato9, que de manera abierta eran
7. Fase de transición del discriminatorios de otros credos religiosos.
confesionalismo a la libertad de cultos En primer tér-mino se declaró la
inconstitucionalidad del artículo 6.º del
La actividad de la Corte en sus primeros Concordato, que ex-presaba lo siguiente:
años no fue muy amplia en materia de “El Estado y la igle-sia colaboraran en la
igualdad y libertad religiosa. Sin embargo, pronta y eficaz pro-moción de las
dentro de los pocos fallos que se profirie- condiciones humanas y sociales de los
ron en este ámbito, se presentaron provi- indígenas y de la pobla-ción residente en
dencias bastantes discutidas, como la re- zonas marginadas sus-ceptible de un
sultante del examen de constitucionalidad régimen canónico espe-cial”.
de la Ley 20 de 1974, que se refiere al La Corte consideró que dicho artículo
concordato que se celebró entre la Santa vulneraba la autonomía que se reconoce a
Sede y el Estado colombiano5; la que las comunidades indígenas, autonomía que
alude al control de constitucionalidad congloba su misma identidad cultural y
sobre el proyecto de ley que desarrolla lo religiosa. Expulsar del ordenamiento jurí-
concer-niente a la libertad de cultos 6; la dico una norma como esta es una gran
sentencia en la que se realiza el análisis de conquista, distinta de la que se logró hace
constitu-cionalidad del artículo 2.º de la cinco siglos cuando en nombre de la coro-
Ley 1.ª de 1952, que hizo la consagración na española y de Dios se cometió el más
oficial de la República al Sagrado Corazón terrible genocidio indígena, que se perpe-
de Jesús7; y el fallo en el cual se decide la tuó por siglos y en el que se impuso la re-
exequibilidad del artículo 13 de la Ley 153 ligión a la fuerza. Esta circunstancia hizo
de 1887, refe-rente a la moral cristiana8. que los indígenas tuvieran que recibir el
En los casos fallados por la Corte se catolicismo para salvar sus vidas.
percibe una conducta cambiante: su argu- El hecho de tener actualmente una nor-ma
mentación varía de una providencia a otra, constitucional que garantice la igualdad de
destacándose algunos aspectos positivos que religiones ante la ley nos permite enten-der
consideramos son muy importantes dentro la actitud permisiva que siempre tuvo el
de la garantía de los derechos que se pre- Estado respecto de la vulneración de la
tende alcanzar. Sin embargo, no todos los autonomía de las minorías indígenas. Uno de
pronunciamientos presentan esta tenden-cia, los constituyentes que luchó con ahínco por
sino que también encontramos algunos que lograr el reconocimiento de derechos para
son acreedores de fundadas críticas frente al estos grupos fue LORENZO MUELAS, quien
nuevo orden constitucional, fallos que se afirmo: “Nosotros siempre hemos sido res-
analizarán a continuación. petuosos a la otra parte de la religión, con
católicos, evangélicos y otras sectas religio-
sas, nunca nos hemos atrevido a irrespetar un
templo, una catedral, pero nosotros siem-
134 Revista Derecho del Estado

pre hemos sido calificados en estos sitios 2.º Cada año se renovará la consagración
de brujos, como obra del demonio, o oficial de la República en análoga forma y
hechi-ceros […] sin respeto de nuestros en el día en que se celebra la fiesta del
sitios y creencias sagradas” 10. Razones que Sagrado Corazón de Jesús, la que será na-
se tu-vieron en cuenta en la Asamblea cional a partir del año venidero, y se deno-
constitu-yente para aprobar la libertad de minará de Acción de Gracias”.
cultos, de la cual gozamos actualmente. La Corte declara la inexequibilidad del
En segundo término se declaró la incons- artículo 2.º, manifestando que hay una dis-
titucionalidad del artículo 11 del Concorda- criminación con los otros credos religio-
to, que era del siguiente tenor: “Contribución sos, la cual se hace aún más clara si se
económica del Estado a los planteles cató- tiene en cuenta que la consagración se
licos: A fin de hacer más viable el derecho efectúa por medio del presidente de la
que tienen las familias de escoger libremente República, quien es, como lo expresa la
centros de educación para sus hijos, el Esta- Constitución, símbolo de unidad nacional.
do contribuirá equitativamente, con fondos De esta ma-nera, la disposición obliga a
del presupuesto nacional, al sostenimien-to realizar una ceremonia que congloba a los
de planteles católicos”. nacionales no católicos en un ritual
El argumento que adujo la Corte fue el religioso católico o, en sentido contrario,
siguiente: “De otro lado, el artículo 11 con- los excluye sim-bólicamente de la
templa un trato preferencial para los hijos de pertenencia a la nación colombiana. De
familias católicas, con lo cual se desco-noce igual modo se desconoce la separación
el principio de igualdad en que la entre el Estado y la Iglesia, así como la
Constitución coloca a todas las religiones naturaleza laica y pluralista del Estado.
(art. 19 inc. 2.º) y ello, no obstante se re- Este fallo de la Corte nos permite perci-
conozca el hecho social-religioso palma-rio bir dos cosas: en primer lugar, la relación
de ser la Iglesia Católica la de la inmensa tan cercana que llegó a crear el Estado con
mayoría del pueblo colombiano”11. Esto nos la Iglesia lo cual, como ya se había indica-
muestra la manera como la Corte sin ma- do, hace referencia a un Estado
yores explicaciones propendía por garan- confesional; en segundo lugar, es uno de
tizar el derecho a la igualdad, disminuyendo los muchos ejemplos normativos que debe
poco a poco las prerrogativas reconocidas ir expulsando la Corte del ordenamiento
durante décadas a una determinada confe- jurídico, para así pulir el modelo de Estado
sión religiosa. laico que consa-gró la Constitución.
En otro de los pronunciamientos de la Otro de los fallos que se destaca en es-tos
Corte12 se analizó la constitucionalidad de primeros años de actividad jurispru-dencial
una norma muy particular de la Ley 1.ª de es el que alude al estudio de
1952, que expresaba lo siguiente: “Artícu- constitucionalidad de la Ley estatutaria so-
lo 1.º Renuévase la consagración oficial de bre libertad religiosa: la Ley 133 de 1994 13.
la República de Colombia al Sagrado Co- En esta providencia, así como se percibe un
razón de Jesús por intermedio del Exce- cierto favorecimiento de la Iglesia ca-tólica
lentísimo señor Presidente de la República por parte de la Corte, también se ex-ponen
o un representante suyo, ceremonia que se argumentos que se orientan a garantizar la
verificará el día en que la Iglesia Católica igualdad. Uno de ellos surge del estudio que
celebra esa festividad religiosa. Artículo hizo el máximo Tribunal
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 135

del artículo 2.º de la ley en mención, que materia de igualdad religiosa, es el de los
consagra: “Ninguna Iglesia o confesión re- límites que se colocan en el ejercicio de las
ligiosa es ni será oficial o estatal. Sin libertades religiosas. Expresa el artículo 4.º
embargo, el Estado no es ateo, agnóstico, o de la Ley 133 de 1994: “El ejercicio de los
indiferente ante los sentimientos religio- derechos dimanantes de la libertad religio-
sos de los colombianos. El Poder Público sa y de cultos, tiene como único límite la
protegerá a las personas en sus creencias, protección del derecho de los demás al
así como a las Iglesias y confesiones reli- ejer-cicio de sus libertades públicas y
giosas y facilitará la participación de éstas derechos fundamentales, así como la
y aquéllas en la consecución del bien co- salvaguarda de la seguridad, de la salud y
mún. De igual manera, mantendrá relacio- de la moralidad pública, elementos
nes armónicas y de común entendimiento constitutivos del orden público protegido
con las Iglesias y confesiones religiosas por la ley en una socie-dad democrática”.
existentes en la sociedad colombiana”. La Corte Constitucional lo declara exe-
Tal como lo consideró la Corte de ma- quible. Al analizarlo, considera que se tra-
nera expresa, se dice que ya no habrá reli- ta de un artículo importante, en cuanto
gión oficial, y se deja claro que nuestro plantea un asunto bien complejo y difícil:
Estado no puede considerarse ateo. El ca- el límite de los derechos constitucionales
rácter laico (no ateo) del Estado, lo impri-me fundamentales, y especialmente la libertad
el postulado según el cual todas las religiosa y de cultos. “Los límites a que se
confesiones religiosas son merecedoras de refiere el artículo 4.º se encuentran inspi-
respeto y son igualmente importantes y li- rados en alguna forma en textos interna-
bres ante la ley. Si bien en Colombia no hay cionales sobre derechos humanos, entre
religión oficial, el Estado expresa su interés ellos, el artículo 2915, párrafo 2.º de la De-
por un aspecto que considera im-portante en claración Universal de los Derechos del
la vida activa de la sociedad (el religioso), Hombre”16.
enfatizando en que “no es indiferente ante La Corte expuso unos parámetros para
los sentimientos religio-sos de los realizar el análisis de los límites de este
colombianos”. Es oportuno alu-dir a la derecho: “1. La presunción debe estar siem-
tipología esbozada en el apartado anterior, pre a favor de la libertad en su grado máxi-
que distingue entre cinco tipos de estados: mo. 2. Esta sólo puede restringirse en la
los estados confesionales sin to-lerancia medida en la que, racional y objetivamen-te,
religiosa, los estados confesionales con la libertad de manifestar su religión o sus
tolerancia o libertad religiosa, los es-tados de convicciones no puede ser objeto de más
orientación confesional, los esta-dos ateos y restricciones que las que, previstas por la ley,
los estados laicos. La diferencia entre los dos constituyen medidas necesarias en una
últimos modelos radica en que los estados sociedad democrática. 3. Las posibles
ateos son indiferentes frente al ámbito restricciones deben ser establecidas por la
religioso, cosa que no ocurre en los estados ley, no arbitrarias ni discrecionales, como
laicos como el colombiano. Así lo dejó claro corresponde a un verdadero Estado de de-
el artículo 2.º de la Ley estatutaria sobre recho”17.
libertad religiosa (Ley 133 de 1994). Este aspecto presenta especial interés,
Otro punto tratado por la Corte en la pro- dado que bajo la normatividad constitucio-
videncia en comento14, de notorio interés en nal anterior se colocaba como límite a los
136 Revista Derecho del Estado

otros cultos su correspondencia con la mo- turales, y concluye que la moral cristiana
ral cristiana18, reflejándose una preferencia designa la moral social, porque es la mo-ral
por determinados principios y valores. Sin que prevalece en la sociedad colombiana.
embargo, aunque se haya establecido a tra- Además dice que la moral cristiana no es
vés de esta ley unos límites a la libertad re- contraria a la Constitución de 1991 20, ya que
ligiosa sin hacer referencia a la moral no pugna con la diversidad étnica y cultural,
cristiana, la Corte, en otra sentencia a la que ni con el derecho fundamental a la igualdad
nos referiremos más adelante y que alude (art. 13), pues lo único que hace la norma
precisamente a la moral cristiana, profiere un acusada es reconocer la moral de las
fallo que puede considerarse equivoca-do a mayorías.
la luz del nuevo orden planteado por la Carta La corporación consideró que de
de 1991. La Corte erró al dejar la norma ninguna manera se estaba favoreciendo a
examinada dentro del ordenamiento jurídi- determi-nado credo religioso, y que por lo
co. tanto la norma demandada no estaba
Lo anteriormente expuesto recoge en vulnerando la igualdad respecto a los
términos generales los aspectos positivos demás credos reli-giosos.
más significativos que surgen de los pro- Con respecto a esta decisión, no com-
nunciamientos realizados por la Corte en partimos la carga argumentativa que utili-
este primer periodo de actividad jurispru- zó la Corte para no sacar la norma del
dencial. Sin embargo, este tribunal también ordenamiento jurídico. Fueron más cohe-
ha errado en varias de las consideraciones a rentes los salvamentos de voto realizados
propósito del estudio de ciertas normas que por la minoría (cuatro magistrados), los
de manera clara vulneraban la igual-dad en cuales sí consideran que se vulnera la
materia religiosa. Tales considera-ciones se igual-dad en el ámbito religioso.
expondrán a continuación. Es claro que esta norma es contraria a la
Constitución al desconocer derechos
b. Fallos que vulneran la igualdad y fundamentales (arts. 13 y 19 de la Consti-
la libertad religiosa tución). Con la norma acusada se condi-
ciona el alcance de una fuente de derecho (la
En primer lugar, cabe señalar que es cri- costumbre) a su conformidad con una
ticable el examen de constitucionalidad determinada concepción religiosa, privile-
que realizó la Corte del artículo 13 de la giándola con respecto a las demás. La Cons-
Ley 153 de 188719: Artículo 13: “La cos- titución de 1991 no hace alusión a ninguna
tumbre, siendo general y conforme con la moral religiosa, de tal manera que la rese-ña
moral cristiana, constituye derecho, a fal- que se hace a la moral cristiana edifica una
ta de legislación positiva”. abierta discriminación con respecto a otras
En síntesis, estos son los argumentos formas de moralidad religiosa, que puede ser
expuestos por la Corte para declarar la distinta a la cristiana, pero ser acorde con la
exequibilidad de la norma: El máximo Tri- Constitución.
bunal expone que en toda sociedad hay Uno de los argumentos que utilizó la
siempre una moral social, que incluye a Corte es el relacionado con la moral de las
todos los individuos y que corresponde a mayorías; sin embargo, no es de recibo, pues
un momento histórico, determinado por las tal como se expone en uno de los salva-
circunstancias sociales, económicas y cul- mentos de voto21, la moral, siendo una ma-
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 137

nifestación individual o colectiva, no re- desarrollo de la nación” es plenamente


quiere de ninguna formalidad que se ajus-tado a la Constitución.
oriente a la unificación o al consenso. En segundo lugar debe decirse que con
Continuando con este estudio jurispruden- la exequibilidad de dicha norma se está
cial, otra de las providencias en las que se vulnerando el artículo 19 inciso 2.º de la
considera que la Corte en algunos aspectos Carta, en el que se consagra la igualdad de
no garantizó la igualdad en materia religio- todas las confesiones religiosas e iglesias
sa es aquella en la que realizó una revisión ante la ley. Este derecho no se garantiza
del Concordato22 a la luz de la nueva Carta por la Corte en este caso, ya que de plano
Política. En el artículo 1.º de la Ley 20 de avala la especial connotación que la ley le
1974 (ley aprobatoria del Concordato), se asigna a la religión católica, proporcionán-
hace una alusión a la Iglesia católica de la dole de este modo un tratamiento prefe-
siguiente manera: Artículo 1.º “El Estado, en rencial.
atención al tradicional sentimiento ca-tólico Otra de las normas que consideramos
de la Nación colombiana, considera la vulneran la igualdad en materia religiosa y
Religión Católica, Apostólica y Romana que fueron declaradas constitucionales por la
como elemento fundamental del bien co-mún Corte en la sentencia que venimos
y del desarrollo de la comunidad na-cional” comentando23, es el artículo 4.º del Con-
(cursivas fuera del texto). cordato suscrito con la Santa Sede. La norma
Debe decirse que la Corte declara la expresa lo siguiente: Artículo 4.º “El Es-tado
exequibilidad de la norma demandada, reconoce verdadera y propia personería
con-siderando que esta religión es un jurídica a la Iglesia Católica. Igualmente a
elemento fundamental para el bien común las diócesis, comunidades religiosas y de-
y el desa-rrollo de la Nación. más entidades eclesiásticas a las que la ley
Con respecto a esto podrían hacerse dos canónica otorga personería jurídica, repre-
comentarios. En primer lugar, debemos sentadas por su legítima autoridad”.
recordar las implicaciones que trae para el Para ese momento el legislador colom-
Estado colombiano el hecho de consolidarse biano no había expedido la ley estatutaria
como un Estado laico a la luz de la Carta que debía desarrollar el artículo 19 de la
Política de 1991. Pues bien, del modelo laico Constitución, por lo tanto no se tenía una
deriva la obligación estatal de no privile-giar regulación legal para todas las iglesias y
a un determinado credo religioso den-tro de confesiones religiosas referente a la mane-ra
la vida nacional, dado que con ello se estaría como se otorgaba la personería jurídica. A
desconociendo la igualdad, el plu-ralismo y pesar de ello, bajo un régimen diferente
la libertad religiosa. Además, el Estado a dispuesto por la ley canónica, se le otorga de
través de los poderes públicos debe asumir manera automática la personería jurídi-ca a
una actitud de neutralidad respecto de los la Iglesia católica, dándole un privile-gio y
diferentes credos religiosos, grupos ventaja que no se le ofrecía a las demás
gnósticos o ateos. Tal actitud no se perci-be confesiones religiosas, creándose de este
en este pronunciamiento, pues en sentir de la modo un plano de desigualdad ante la ley.
Corte Constitucional lo expresado por el Por otra parte, se destacan los comenta-
artículo cuestionado, otorgándole al ca- rios del alto tribunal respecto del artículo
tolicismo la característica de ser “elemen-to 27 de este convenio que consagra: Artícu-
fundamental del bien común y del lo 27. “El Estado garantiza a la Iglesia el
138 Revista Derecho del Estado

derecho de poseer y administrar sus pro- fesiones religiosas. Estas no se sentirán a


pios cementerios, que estarán sometidos a gusto en un lugar adaptado a creencias que
la vigilancia oficial en lo referente a hi- no comparten.
giene y orden público”. La anterior situación debe evitarse, en-tre
La Corporación encargada de guardar la otras cosas porque la Constitución es-tablece
integridad de la Carta Política, al exami- que el Estado organizará, dirigirá y
nar esta norma del Concordato, invoca el reglamentará lo concerniente a la pres-tación
artículo 49 de la Constitución que es del de servicios de salud y de sanea-miento
siguiente tenor: “La atención de la salud y ambiental conforme a los principios de
el saneamiento ambiental son servicios eficiencia, universalidad y solidaridad. De la
públicos a cargo del Estado”. Dentro de la universalidad se desprende que debe
obligación estatal señalada en el artículo buscarse que este servicio se le preste a toda
trascrito se encuentra la prestación de los la población, con independencia de las
servicios propios de los cementerios. Así, creencias religiosas.
la administración de tales lugares y la Además, la administración que hace la
pres-tación del servicio mortuorio, sea que Iglesia católica de estos lugares puede con-
esté a cargo del Estado directamente o a ducir a que los miembros de otros credos
través de un particular (Iglesia católica u religiosos sean tachados de herejes, hijos
otro credo religioso), tiene la connotación del diablo e identificados con otras
de servi-cio público, que deberá denomina-ciones peyorativas, dificultando
proporcionarse a todo ciudadano sin así el ac-ceso a un servicio público que es
distinción de “religión, opinión política o de obligatorio cumplimiento por parte del
religiosa”, so pena de vulnerar la dignidad Es-tado.
humana, principio fundante del Estado En este orden de ideas, consideramos
colombiano (art. 1.º superior). que la Corte al declarar exequible el
La situación discriminatoria puede lle-gar artículo del que estamos tratando, está
a presentarse en muchas de las ciuda-des y respaldan-do la preeminencia de la Iglesia
municipios colombianos, con mayor ahínco católica, creando claramente un plano de
en aquellos lugares apartados en el territorio desigual-dad frente a otros grupos y a sus
nacional, que sólo cuentan con un respecti-vos miembros.
cementerio administrado por la Iglesia Por último, haremos mención al salva-
católica. La segregación se da en la medi-da mento de voto de la Sentencia C- 350 de
en que quienes requieren el servicio propio 1994 de los magistrados JOSÉ GREGORIO
de los cementerios y no profesan el culto HERNÁNDEZ, HERNANDO HERRERA VERGARA
católico, muchas veces tienen que negar u dd VLADIMIRO NARANJO. En esta
ocultar sus creencias o conviccio-nes, por providencia –ya mencionada– se analiza la
estar aquellos administrados por católicos. constitucio-nalidad del artículo 2.º de la Ley
Así mismo, quienes profesan credos 1.ª de 1952 que establece la consagración
distintos no tienen la libertad sufi-ciente para oficial de la República de Colombia al
realizar sus ritos funerarios en lugares que el Sagrado Cora-zón de Jesús. Los magistrados
catolicismo posee y admi-nistra. La razón es que se apar-taron de la decisión mayoritaria
obvia: los cementerios se han organizado y consideran que dicho artículo no vulnera
ambientado al acomodo de los católicos, ninguna dis-posición constitucional.
ignorándose las otras con- Expresan que la nor-ma no viola el derecho a
la igualdad de los
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 139

demás credos religiosos, puesto que no se tucionalmente prohibido no solo 1) esta-


exalta una concepción exclusiva y absoluta blecer una religión o iglesia oficial, sino que
que obstaculice en un tiempo futuro análo- 2) el Estado se identifique formal y
gas declaraciones legales alusivas a otros explícitamente con una iglesia o religión o 3)
credos o religiones, a sus imágenes o que realice actos oficiales de adhe-sión, así
paradigmas; señalan que tal norma no re- sean simbólicos, a una creencia, religión o
presentaba preferencia alguna para la reli- iglesia. Estas acciones del Esta-do violarían
gión católica, ni podía considerársela el principio de separación en-tre las iglesias
como una forma de discriminar a los y el Estado, desconocerían el principio de
devotos de otras iglesias. Expresan además igualdad en materia religiosa y vulnerarían el
que dicho artículo recogía a través de un pluralismo religioso den-tro de un Estado
acto simbó-lico el sentimiento religioso liberal no confesional. No obstante, tampoco
tradicional de la nación colombiana. puede el Estado 4) to-mar decisiones o
La verdad, creemos que los magistrados medidas que tengan una finalidad religiosa,
que salvaron el voto no realizan un pro- mucho menos si ella constituye la expresión
nunciamiento acorde con la concepción de de una preferencia por alguna iglesia o
un Estado laico, modelo adoptado por la confesión, ni 5) adop-tar políticas o
Constitución de 1991. “La laicidad del desarrollar acciones cuyo im-pacto
Estado se desprende de un conjunto de primordial real sea promover, beneficiar o
derechos, principios y valores contenidos perjudicar a una religión o igle-sia en
en la Constitución. En efecto, un Estado particular frente a otras igualmente libres
que se define como ontológicamente ante la ley. Esto desconocería el prin-cipio
pluralista en materia religiosa y que ade- de neutralidad que ha de orientar al Estado, a
más reconoce la igualdad de todas las reli- sus órganos y a sus autoridades en materias
giones (arts. 1.º y 19 CP) no puede al religiosas”25.
mismo tiempo consagrar una religión Hemos concluido el análisis del papel
oficial o es-tablecer la preeminencia realizado por la Corte entre 1992-1994, pe-
jurídica de cier-tos credos religiosos”24. riodo en el que, tal como lo apuntamos con
Tal como lo expusimos en renglones anterioridad, no era sencillo el tránsito de un
anteriores, esta norma es notoriamente Estado confesional a un Estado laico. El
con-traria a la Constitución; en efecto, la examen efectuado sobre los fallos que re-
Corte la declaró inexequible. Pues es presentan un aval para la libertad y la
palpable la desigualdad que genera un acto igualdad y aquellos que la vulneran nos
como esos frente a otros credos religiosos. permiten observar que no hubo una completa
Para finalizar este acápite, resulta de es- garan-tía del derecho a la igualdad en
pecial relevancia referirnos a unos linea- materia re-ligiosa, puesto que en varios
mientos que trazó la Corte en sentencia aspectos se alcanzó a percibir un trato
posterior, no sólo para analizar esta norma preferencial a un determinado credo
sino para analizar cualquier otra que esta- religioso –la religión católica–, que en su
blezca duda con respecto a la vulneración momento fue la reli-gión oficial del Estado.
de la libertad e igualdad en el ámbito reli- Despúes la Corte fue mucho más garan-
gioso: “Estos criterios cumplen la función tista, lo cual marca la diferencia de manera
de trazar la línea entre lo permitido y lo notoria con respecto a sus primeros dos
prohibido en este campo. Así, está consti- años de actividad.
140 Revista Derecho del Estado

2. Fase garantista de igualdad en materia de tutela, que con-


sideramos un aspecto bastante positivo, ya
Como sabemos, el papel del Estado res- que se trata de un método que puede even-
pecto de la dirección que toma la sociedad tualmente aumentar el grado de objetivi-
es determinante, en la medida en que es dad en la resolución de casos
este el encargado de definir las políticas en concernientes a la libertad de religión y de
el ámbito social, económico, jurídico, cultos y del derecho a la igualdad.
cultural, etc. Por eso, debe ser muy En otro de los pronunciamientos de la
cuidadoso y debe actuar de tal modo que Corte se refleja la actitud garantista que
no se creen cambios bruscos ni drásticos, y venimos comentando. Se trata de una sen-
que no creen una revuelta social. Este es tencia de tutela27 en la que se amparó el
un factor que no podía desconocer la Cor- derecho de una persona que no había sido
te en el momento de entrar a manejar el ascendida a ministro plenipotenciario por
transito constitucional definido en la Car- razones de su credo religioso, presentán-
ta de 1991. Creemos que quizá este haya dose así una abierta discriminación y
sido un factor que influyó en la actividad vulnerándose el derecho a la igualdad. La
de la Corte en sus dos primeros años, Corte adujo que uno de los principios
puesto que la línea que siguió posterior- axiales del Estado social de derecho era la
mente fue marcadamente garantista. neutra-lidad del Estado en el plano
En este aparte citaremos algunos pro- religioso, por tanto no debía tomarse como
nunciamientos del Tribunal uno de los criterios de evaluación para el
Constitucional, que nos permitirán percibir ascenso las creencias de cada individuo o
la línea jurisprudencial que marcó la Corte la exigencia de pertenecer a una específica
en este periodo. confesión religiosa.
En una de sus providencias 26 la Corte De igual modo, en la sentencia T-568 de
Constitucional tuteló el derecho a la igual-dad 199828, la Corte garantizó el derecho a la
de una iglesia cristiana. Esta iglesia debía igualdad al tutelar los derechos de un
presentar ante la DIAN una declaración de miembro del culto menonita de Colombia,
ingresos y patrimonio, obligación que no era quien cursaba estudios para ordenarse como
cumplida por la Iglesia católica en virtud de un ministro de su Iglesia, y que fue declarado
convenio internacional, celebrado entre la remiso por la dirección de reclutamiento,
Santa Sede y el Estado colombiano. La Corte desconociéndose así una disposición de la
en esta oportunidad concedió la tute-la después Ley 48 de 1993 que establece como causal
de haber efectuado el test de igual-dad, de aplazamiento haber sido aceptado o es-tar
concluyendo que tal diferencia de trato no cursando estudios reconocidos por las
superaba ninguno de los requisitos del examen autoridades eclesiásticas en centros edu-
de igualdad, con lo que se edifica-ba una cativos para la carrera religiosa. La Corte
discriminación injusta en contra de aquellas percibió que la respectiva entidad estatal
iglesias distintas de la católica. De este modo estaba discriminando al accionante de ma-
el tribunal constitucional, en aras del principio nera específica por la denominación a la que
de igualdad, eximió a la igle-sia accionante de éste pertenecía.
la respectiva obligación. Por último, hacemos mención al pronun-
Es importante resaltar de esta sentencia ciamiento29 en el que se declara la inconstitu-
la utilización por parte de la Corte del test cionalidad de un aparte del artículo 152 del
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 141

Decreto 1355 de 1970, que expresa lo si- tucional y las demás instituciones estata-les
guiente: “El Comité de Clasificación de deben trabajar para que los obstáculos y las
Pe-lículas estará integrado por cinco barreras que en algún momento im-pidieron
miembros, así: Un experto en cine, un la protección de los derechos con-sagrados
abogado, un psicólogo, un representante en la Constitución no vuelvan a presentarse.
de la asocia-ción de Padres de Familia y Algunos de tales inconvenientes se
un represen-tante de la Curia expondrán en el siguiente aparte.
Arquidiocesana de Bogotá”.
En esta sentencia la Sala considera que
la norma acusada lo que pretende es privi- MMM. FACTORES QUE HAN OBSTACULIZADO LA
legiar la cosmovisión del orden social y GARANTÍA DEL DERECHO A LA IGUALDAD
RELIGIOSA
moral que tiene la confesión religiosa ca-
tólica, lo cual no debe tolerarse a la luz de
los principios de un Estado laico. A continuación se expondrán algunos as-
Las anteriores son algunas de las sen- pectos que consideramos deben tenerse en
tencias que la Corte ha proferido en mate-ria cuenta por el Tribunal encargado de la
de igualdad religiosa, consideramos que guarda de la Constitución, al momento de
ellas son suficientes para resaltar la posi- fallar una providencia.
ción de la Corte en referencia al aspecto
tratado. De este modo puede percatarse que 7. La argumentación jurídica
en este segundo periodo, la constante fue manipulada por las creencias
garantizar la libertad y la igualdad religio-sa, de los magistrados
sin que se perciba preeminencia algu-na de
un credo religioso en particular. Es importante la labor de los jueces como
En términos generales, puede decirse que cabezas visibles y representativas tanto de
los fallos de la Corte Constitucional profe- la justicia como del Estado, puesto que a
ridos después de la etapa de transición, le-jos través de sus fallos plasman los princi-pios
de contener cambios jurisprudenciales, dan e ideales de justicia que se consagran en el
continuidad a la línea jurisprudencial trazada ordenamiento jurídico. No es menos
desde el inicio, y reiteran varias de las relevante comentar que también el juez
consideraciones y fallos de la Corte pro- tiene una esfera personal definida por sus
feridos en su primer periodo de actividad. principios, convicciones y creencias, las
cuales pueden no estar de acuerdo con más
Definido el estado actual de las cosas,
de una consagración normativa, pero que
se considera que aún falta un amplio
por la misma ambigüedad de ésta puede a
espectro por recorrer, en el que esperamos
través de una carga argumentativa
no se re-troceda en el trayecto avanzado,
orientarse a plasmar a través de una pro-
ya que la ganancia que se ha obtenido
videncia lo que su fuero interno le dicta.
hasta el mo-mento representa en todo su
Lo anterior expone un factor importan-te,
esplendor los rasgos característicos de un
pues como es apenas obvio, la Corte
Estado demo-crático y pluralista.
Constitucional está compuesta por hombres,
Conscientes de ello, y para lograr las fi-
quienes también tienen creencias y profe-san
nalidades propias de un Estado social de
algún credo religioso; esto nos lleva a
derecho, caracterizado por la garantía de los
cuestionar si la neutralidad o el carácter laico
derechos fundamentales, la Corte Consti-
del Estado pueden verse afectados por
142 Revista Derecho del Estado

la confesión religiosa que predica cada una alta vinculación y preferencia con la
uno de los miembros de la Corte. religión católica?
Ponemos de presente este aspecto, dado Estas y muchas otras situaciones nos
que no es extraño que esas creencias perso- lle-van a cuestionar si efectivamente el
nales, inclinaciones o preferencias religio- Esta-do colombiano es un Estado laico, en
sas se vean reflejadas en las providencias, la medida en que no es suficiente la
sea en el desarrollo de la sentencia hecha por garantía formal ante la ley, sino que
el magistrado ponente, o en los salva-mentos también es necesario el despliegue de una
de voto, circunstancia esta que se percibió en actividad estatal a través de las diferentes
las consideraciones de algunas de las ramas del poder, que lleve a que el derecho
sentencias expuestas en renglones anteriores. a la li-bertad e igualdad religiosa se
garantice en términos reales.
No se concibe que a través de argumen- Son varios los pronunciamientos efec-
tos se manipulen las normas jurídicas para tuados por la Corte, en los que no obstante
llegar a la sentencia que en lugar de ser un haberse declarado la inconstitucionalidad de
reflejo de la justicia y del derecho, llegue a ciertas normas que pugnaban con la garantía
expresar eventualmente aquello que de-sea de la que estamos tratando, no tu-vieron
algún miembro de la sala constitucio-nal. mayor impacto en la realidad, ya que el
Los jueces deben entender que son los orden de las cosas sigue siendo el mismo.
representantes del pueblo, que han sido Un ejemplo de ello es la declaración de
lla-mados para administrar justicia, y no inconstitucionalidad en la sentencia 027 de
los delegados de determinado credo 1993 del artículo XVII del Concordato, en el
religioso. Ya es tiempo para que se deje de cual se expresa lo siguiente: “La aten-ción
utilizar el sistema jurídico que en más de espiritual y pastoral de los miembros de
una oca-sión lo hiciera resbalar ante los las Fuerzas Armadas se ejercerá por medio
prejuicios morales de los hombres. de la Vicaria Castrense, según nor-mas y
reglamentos dictados al efecto por la Santa
7. Garantía de la igualdad Sede, de acuerdo con el gobier-no”.
formal y material
Aunque la Corte consideró que esta nor-
Actualmente el ordenamiento jurídico co- ma limitaba la libertad de culto y de reli-gión
lombiano cuenta con normas de rango cons- que tienen los miembros de las fuerzas
titucional, leyes que reglamentan y desa- armadas, y que era discriminatorio frente a
rrollan la igualdad y la libertad religiosa y las demás iglesias y credos religiosos, la
una línea jurisprudencial desarrollada por la declaratoria de inexequibilidad no cambió
Corte que a través de sus fallos ha prote-gido una realidad que al día de hoy es palpable,
el derecho en mención. Adicionalmente ya que la Iglesia católica sigue siendo la
deberíamos preguntarnos: ¿Qué pasa en la encargada de asistir espiritualmente al brazo
realidad? ¿La educación religiosa que se armado del Estado de derecho.
imparte en los colegios (públicos y priva- Ante este punto podríamos hacer dos
dos) es acorde con la proclama constitu- comentarios. En primer lugar, establecer que
cional? ¿Por qué las fuerzas militares, siendo el hecho de que la Corte Constitucio-nal saque
una institución esencial del Estado, tiene del ordenamiento jurídico una
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 143

norma no garantiza la igualdad y la liber- plegando la formación religiosa en los ni-


tad religiosa, ya que existen otros factores veles de primaria y secundaria con textos
adicionales que deben actuar de manera que tienen un énfasis eminentemente ca-
consecuencial para que sea efectivo dicho tólico. De tal modo que debería analizarse
derecho. En segundo lugar, considero que si la Corte podría hacer algo al respecto,
la Corte en aspectos transitorios como es- realizando algunas consideraciones en la
tos no debe remitirse a declarar la inexe- parte resolutiva de sus sentencias.
quibilidad, sino que debería dirigirse a De esta manera podríamos decir que la
otros entes del Estado para que a manera igualdad formal no es suficiente, y por lo
de re-comendación les solicite efectúen mismo, que se hace necesario el cumpli-
cambios para que dicha vulneración y miento de factores adicionales para que
discrimina-ción finalice. dicha igualdad sea real y efectiva.
Otro de los ejemplos que es convenien-te
destacar es la declaratoria de inconsti- 6. La libertad de religión no
tucionalidad que se pronunció también en la garantiza la igualdad de religión
sentencia C- 027 de 1993 del artículo XII del
Concordato, el cual consagra: Ar-tículo XII. “La libertad de religión implica la posibi-
“En desarrollo del derecho que tienen las lidad de cada persona de tener una deter-
familias católicas de que sus hi-jos reciban minada creencia, la enseñanza de esta, el
educación religiosa acorde con su fe, los desarrollo colectivo o individual de la
planes educativos, en los niveles de primaria misma, así como los rituales o cultos que
y secundaria, incluirán en los el desarrollo de su religión determine para
establecimientos oficiales enseñanza y for- su fin”30.
mación religiosa según el magisterio de la Una realidad que no se desconoce es la
Iglesia. Para la efectividad de este dere-cho, garantía que también se le ha dado al dere-
corresponde a la competente autori-dad cho a la libertad en materia religiosa por
eclesiástica suministrar los programas, parte de la Corte, campo en cual así mis-mo
aprobar los textos de enseñanza religiosa y se ha avanzado en buena medida, y ello
comprobar cómo se imparte dicha ense- puesto que este también era otro de los
ñanza. La autoridad civil tendrá en cuenta puntos que ha presentado dificultad tanto en
los certificados de idoneidad para enseñar la el plano jurídico como en el social. La Corte
religión, expedidos por la competente ha sido muy cautelosa y cuidadosa en este
autoridad eclesiástica. El Estado propicia-rá aspecto, ya que Colombia cuenta con una
en los niveles de educación superior la pluralidad étnica y cultural que de manera
creación de institutos o departamentos de directa implica una variedad de creencias,
ciencias superiores religiosas, donde los es- ritos, cultos, etc.
tudiantes católicos tengan opción de per- Han sido varios los casos tutelados por
feccionar su cultura en armonía con su fe”. la Corte, y varias las normas expulsadas
Si bien la Corte declara la inexequibilidad que conllevan a la protección de dicho de-
de este artículo, al considerar que se vul-nera recho; sin embargo, en más de una oca-
la libertad y la igualdad religiosa, no fue sión, cuando se han visto vulnerados los
suficiente para lograr un cambio en el dos derechos, la Corte, sin ahondar en el
ámbito académico, toda vez que un por- tema de la igualdad, puede llegar a con-
centaje considerable del país continua des- cluir que, al referirse y garantizar la liber-
144 Revista Derecho del Estado

tad, de manera conexa se está garantizan- individual, a su fuero interno, y no a un


do el derecho a la igualdad. conjunto de dogmas que se imponen, coartan-
Derecho que consideramos tiene un do la libertad y la conciencia del hombre.
con-tenido que se diferencia del anterior, Ahora queda un país expectante ante la
dado que en éste lo que se exige es que se labor de la Corte, que espera que sus
les dé el mismo trato a todos los credos miem-bros sean impulsados por principios
religio-sos y además de ello se exigen las que claman por la libertad y la igualdad, y
mismas prerrogativas, derechos y deberes no por sus convicciones y creencias
para to-das, sin preferencia alguna. Por lo persona-les. Se espera también que
tanto, si el contenido de los dos derechos nuestros derechos pasen a un plano en el
se dife-rencia de manera notoria, no es de que se materialicen, para que de ese modo
recibo que se concluya que al garantizarse no nos quedemos en una proclama
el de-recho a la libertad, de manera conexa formalista que solo exista en la ley.
tam-bién se está extendiendo la garantía al
CARLOS V. RICAURTE PÉREZ
derecho de igualdad, lo cual es un error.
3. WLL KYMLICKA. Ciudadanía multicultural, Bar-
celona, Paidos, 1996.
CONCLUSIONES
4. WILLIAM MAURICIO BELTRÁN CELY. Fragmenta-
ción y recomposición del campo religioso en Bo-
Teniéndose dos factores importantes como lo gotá. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia,
son la separación entre la iglesia y el Estado, 2004, p. 71.
y una Corte Constitucional que propende por 5. JHON LOCKE. Carta sobre la tolerancia y otros
escritos, México, Grijalbo, 1970, p. 25.
la defensa de los derechos fundamentales, se
6. Teoría expuesta en la sentencia proferida por la
ha logrado garantizar aunque, no de manera Corte Constitucional, C-350 de 1994, M. P.: ALE-
definitiva, el dere-cho a la igualdad y la JANDRO MARTÍNEZ CABALLERO.
libertad religiosa. Para ello se ha tenido que 5. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-027 de 1993,
emprender un camino que, en sus inicios, fue M. P.: SIMÓN RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ.
un tanto pedregoso, al proferirse algunos 6. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-088 de 1994,
M. P.: FABIO MORÓN DÍAZ.
fallos no muy acordes con la nueva proclama 7. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-350 de 1994,
cons-titucional. No obstante lo anterior, en cit.
tér-minos generales puede afirmarse que en 8. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-224 de 1994,
las sentencias dictadas por el Tribunal Cons- M. P.: JORGE ARANGO MEJÍA.
titucional se ha plasmado la consigna de la 9. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-027 de 1993,
igualdad, que se percibe en la línea juris- cit.
10. LORENZO MUELAS HURTADO. Plenaria, primer
prudencial que ha desarrollado la Corte debate, 6 de junio de 1991.
Constitucional a través de los años. Este 11. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-027 de
órgano jurisdiccional puede considerarse, a 1993, M. P.: SIMÓN RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ.
pesar de sus falencias, como una Corte 12. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-350 de
garantista que está madurando en el proce-so 1994, cit.
13. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-088 de
de limpiar al Estado colombiano del rezago
1994, cit.
de la intolerancia y la exclusión, entendiendo 14. Ídem.
que el ámbito espiritual del ser humano 15. Artículo 29, parrafo 2.º: “En el ejercicio de sus
atañe a cada uno de manera derechos y en el disfrute de sus libertades, toda
persona estará solamente sujeta a las limitaciones
establecidas por la ley, con el único fin de asegurar
Ricaurte Pérez El Estado laico y la garantía del derecho a la igualdad en materia religiosa 145

el reconocimiento y el respeto de los derechos y bio, como manifestación individual o colectiva, en


libertades de los demás y de satisfacer las justas principio no necesita de ningún trámite encaminado
exigencias de la moral, del orden público y del bien- a la unificación o al consenso y cuando ello sucede
estar general de una sociedad democrática”. la cuestión moral se subsume dentro de un asunto
25. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-088 de jurídico o político. La moral no puede ser sometida
1994, cit. al principio de las mayorías, simplemente porque
26.Ídem. ella no es negociable, ni siquiera conciliable. Una
cosa es que la moral pueda ser el fundamento de una
27.Artículo 53 inciso 3.º: “Se garantiza la liber- op-ción política y otra diferente es que la política
tad de todos los cultos que no sean contrarios a la pueda ser el criterio para solucionar divergencias de
moral cristiana ni a las leyes. Los actos contrarios a tipo moral. Por eso la utilización del principio
la moral cristiana o subversivos del orden publi-co normativo de las mayorías no tiene sentido cuando
que se ejecuten con ocasión o pretexto del ejer-cicio se aplica a un ámbito social e individual en el cual la
de un culto, quedan sometidos al Derecho Común”. Constitu-ción postula la libertad”.
25. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-027 de
28. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-224 de 1993, cit.
1994, cit. 26. Ídem.
29. “No hay uno solo de sus preceptos que 27. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-350 de
pugne con lo que hoy se entiende por moral 1994, cit.
cristiana en Colombia. El hecho de haber 28. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-152 de
desaparecido del preám-bulo de la Constitución la 2003, M. P.: MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA.
referencia a la Iglesia Católica, Apostólica y 29. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-352 de
Romana como ‘la de la na-ción’ y como ‘esencial 1997, M. P.: EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ.
elemento del orden social’, no trae consigo un 30. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-193 de
cambio en la moral social […] La Constitución, 1999, M. P.: CARLOS GAVIRIA DÍAZ.
como todas las que han existido en Colombia, está 31. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-568 de
basada en la democracia liberal, uno de cuyos 1998, M. P.: EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ.
principios es el reconocimiento de las mayorías”. 32. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-1175 de
Ibídem. 2004.
30. Corte Constitucional. Sentencia C-224 de 33. JOSÉ RODRIGO VARGAS DEL CAMPO. “La liber-
1994, Salvamento de voto de los magistrados EDUARDO tad de cultos en la jurisprudencia colombiana”, en
CIFUENTES, ALEJANDRO MARTÍNEZ CABALLERO y FABIO IV Jornadas de Derecho Constitucional y Adminis-
MORÓN DÍAZ: “El criterio mayoritario es un meca-nismo trativo, Bogotá, Universidad Externado de Colom-
esencial para dirimir conflictos y opiniones bia, 2003.
relacionados con asuntos que requieren de una posi-
ción unificada institucionalmente. La moral, en cam-

Вам также может понравиться