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Las transformaciones económicas que se produjeron entre 1810 y 1820 no fueron planificadas,
sino determinadas por los sucesos políticos derivados de la Revolución de Mayo y de las Guerras
de Independencia.
La financiación de la guerra
Los gobiernos revolucionarios se enfrentaron con el problema de cómo financiar la guerra. Para
resolverlo, utilizaron los recursos de la Aduana porteña mediante el cobro de derechos de
importación y de exportación. Como a menudo el dinero no alcanzaba recurrieron a los
empréstitos forzosos, (se obligaba a las personas a prestar dinero al Estado), que recaían sobre
los enemigos políticos, comerciantes españoles y opositores al gobierno. Al finalizar las guerras
de independencia se había generado una importante deuda pública.
Una vez excluidos los funcionarios peninsulares los criollos ocuparon la cima de la sociedad.
Durante estos primeros años, sus ocupaciones principales fueron el gobierno y la guerra. Por lo
tanto, la profesión militar se transformó en el principal modo de ascenso y de prestigio social
para los criollos y los mestizos.
Entre los sectores populares, la incorporación de gauchos, mulatos e indios a los ejércitos
patriotas les dio la posibilidad de participar en política y, a veces, de manifestar sus demandas. La
necesidad de atraer al indio para que interviniera en la lucha contra los españoles contribuyó a la
modificación de su estatus legal.
Desde los primeros gobiernos patrios existieron diferentes opiniones respecto de la organización
estatal. Surgieron los partidarios de un gobierno centralizado (unitarios) y los de un gobierno
descentralizado (federales). También se pensó en instalar una monarquía constitucional.
Pero antes de organizar el país había que pacificarlo. Para ello en 1819 el director supremo
Pueyrredón tomó varias medidas:
La crisis política se desató cuando fue conocida la Constitución que el Congreso Constituyente,
sesionando en Buenos Aires sancionó en 1819. Esta Constitución no declaraba la forma de
gobierno, pero evidenciaba su carácter unitario al no mencionar los gobiernos provinciales. Fue
rechazada por las provincias del Litoral y posteriormente por las demás provincias del Interior.
Sin embargo, el Congreso siguió con sus proyectos y el director (por entonces, José Rondeau)
pidió colaboración a los portugueses para derrotar las fuerzas rebeldes del Litoral. Ante esto los
caudillos de esta zona, avanzaron sobre Buenos Aires.
Rondeau debió enfrentar a los caudillos dl Litoral, con las reducidas tropas directoriales con que
contaba Buenos Aires, porque tanto los jefes del Ejército del Norte, como San Martín, jefe del
Ejército de los Andes, desobedecieron las órdenes de acudir, porque no querían intervenir en una
lucha civil. De esta manera, tuvo lugar la Batalla de Cepeda (Buenos Aires), donde los Caudillos
del Litoral (Estanislao López por Santa Fe y Francisco Ramírez por Entre Ríos) derrotaron a
Rondeau.
Los vencedores exigieron la disolución del Congreso y del Directorio, así como la elevación de un
gobierno conforme a la voluntad de las provincias.
Se inició así un proceso de fragmentación del poder hasta entonces centralizado. Aunque no
se abandonó la idea de construir una nación.
Autonomías provinciales
Con el poder nacional acéfalo, cada provincia procedió a su organización interna. Así, en casi
todas se dictaron textos constitucionales. En ellos se adoptaba la división de poderes (ejecutivo,
legislativo y judicial), principio básico del sistema republicano.
Este proceso de fragmentación del poder nacional, consolida la estructura federativa del país.
Es importante aclarar que dentro del federalismo había matices, según los intereses económicos
regionales y coincidencias en los aspectos políticos sociales. Se pueden distinguir:
Federalismo del interior (provincias del norte, centro y oeste): exigía una política de
protección para su industria y el reparto de los derechos de aduana que quedaban
en poder de Buenos Aires;
Federalismo del litoral: (Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, la Banda Oriental):
reclamaba la libertad de comercio y la libre navegación de los ríos, para poder
efectuar la exportación directa de sus productos ganaderos;
Federalismo de Buenos Aires: trató de transformar a esta provincia en una
provincia como las demás, pero sostuvo sus derechos a mantener sus más
importantes recursos económicos: el puerto y la aduana.
Las divisiones administrativas establecidas en el territorio del Virreinato del Río de la Plata
subsistieron durante algunos años después de producido el movimiento revolucionario de mayo
de 1810. En 1813, el Segundo Triunvirato creó la Gobernación de Cuyo, separando a Mendoza,
San Juan y San Luis de Córdoba. En 1814, el Directorio separó a Corrientes y a Entre Ríos de la
Intendencia de Buenos Aires, y de la Intendencia de Salta del Tucumán se desprendieron las dos
provincias que hoy llevan esos nombres. En 1818, Santa Fe se separó de Buenos Aires. En 1820,
Santiago del Estero se independizó de Tucumán, y en 1821, hizo lo propio Catamarca. La Rioja
se separó de Córdoba en 1820, y Jujuy de Salta en 1834.
A partir de 1820, la organización autónoma de las provincias llevó a que entre ellas se
establecieran pactos y tratados que regularan los contactos y las relaciones uniéndolas a manera
de una confederación. Es decir que se constituyó un sistema político donde cada parte mantenía
una fuerte autonomía y se reservaba a un órgano central la resolución de asuntos vinculados a
las relaciones con los demás países. Éste fue el sentido, por ejemplo, del Tratado del pilar, en
1820, y el del Cuadrilátero, dos años más tarde, el segundo establecía la ayuda mutua entre las
provincias del litoral en caso de sufrir una agresión externa.
Pactos Interprovinciales
-Se invitaba a las provincias a -Se estableció la reunión de -Se determinaba no concurrir al
reunirse en un Congreso en un Congreso en Córdoba. congreso de Córdoba, pero
San Lorenzo. Santa fe -Bs As debió pagar como quedaba abierta la posibilidad
recompensa económica a de un futuro Congreso.
-Se declaraba la libre
navegación de los ríos. Santa Fe 25000 cabezas de -Se aceptaba la libre
ganado navegación de los ríos.
Reformas políticas:
- Supresión de los cabildos;
- Ley electoral: se estableció que para la elección de la Junta de
Representantes, podían votar todos los hombres, nacidos en el país o
nacionalizados y mayores de 25 años;
- Aprobación de las leyes de imprenta, seguridad individual e inviolabilidad de
la propiedad.
Reformas eclesiásticas:
- Se suprimió el diezmo;
- Se suprimieron varios conventos, sus bienes pasaron al estado.
Reformas culturales:
- Creación de la Universidad de Buenos Aires (1821);
- La enseñanza elemental se reorganizó y quedó bajo dependencia de la
Universidad.
Reformas económicas:
La intención era lograr incorporarse al mercado mundial a través de la venta de materias
primas derivadas de la ganadería, como el cuero. Por ello la política económica se orientó
a sostener la expansión de la ganadería.
Creación del Banco de Buenos Aires: tenía como objetivo la emisión de papel
moneda y otorgar préstamos. Era de origen privado, sus dueños eran
importantes hacendados, grandes propietarios de tierras y ganado, de Buenos
Aires y comerciantes ingleses.
Empréstito de la Casa Baring Brothers (de Londres): un préstamo por la suma
de 1 millón de libras esterlinas; ese dinero se destinaría a obras públicas como:
servicio de agua corriente, construcción del puerto de Bs. As., colonias en la
frontera india. Este empréstito es considerado la 1ª deuda externa argentina, y
como garantía del mismo se hipotecaron las tierras públicas. El dinero recibido
finalmente se utilizó para gastos de la guerra.
Ley de Enfiteusis: con el objetivo de recaudar fondos para el Estado y
desarrollar la ganadería y la agricultura, Rivadavia, propuso el alquiler de tierras
a largo plazo. Los resultaos no fueron los esperados porque las tierras las
alquilaron un pequeño número de estancieros, que no las trabajaron; por otra
parte se fijaron alquileres mínimos, que tampoco pagaban. Además, con el
tiempo, esta situación trajo consecuencias: se formaron grandes latifundios de
tierras en manos de un solo dueño, pues los que las alquilaban se quedaban
con la propiedad de las mismas.
Otra cuestión que debía resolverse era la organización institucional del territorio. En las
discusiones sobre el tema, se definieron claramente dos posiciones políticas diferentes con
respecto a la forma de organizar la nación: los unitarios y los federales. Los unitarios buscaban
una organización centralizada en un gobierno fuerte que dejara escaso margen de autonomía a
los poderes provinciales. Esta posición era sostenida fundamentalmente por los diputados de
Buenos Aires, quienes consideraban que dicha provincia era la indicada para ponerse a la cabeza
de esta organización. Entre los federales, predominaban los diputados de las provincias del
interior y del litoral, que querían un sistema confederal que permitiera a las provincias mantener
un mayor margen de autonomía circunscribiendo el poder del gobierno central a los asuntos de
política externa.
De esta manera, fracasó un nuevo intento constitucional de corte centralista y las provincias
volvieron a gobernarse de manera autónoma. En la provincia de Buenos Aires, se convocó una
nueva Sala de Representantes, que eligió gobernador a Manuel Dorrego, líder de los federales
porteños.
Dorrego firmó la paz con Brasil, lo que significó la pérdida definitiva de la Banda Oriental. Muchos militares se sintieron traicionados por esta acción del gobierno. Entre ellos,
se encontraba el general juan Lavalle, que en 1827, encabezó una revolución que destituyó y luego fusiló al gobernador Dorrego. Lavalle estableció un gobierno unitario que
fue vencido por las tropas federales de Santa Fe y Buenos Aires. En diciembre de 1829, Lavalle abandonó la gobernación y, después de un corto período en el cual Juan
José Viamonte fue gobernador provisorio, se hizo cargo de la gobernación el estanciero Juan Manuel de Rosas.