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10 claves para aprovechar mejor el tiempo

26 de enero de 2012
Alexandra Segura, mentora y profesora de la asignatura de
"Habilidades y Competencias de la persona" de la UFV, ofrece
una serie de claves para administrar nuestro tiempo y que sea
más efectivo en nuestras vidas, a lo largo del curso y sobre todo
en épocas de exámenes

Fuente: Flickr Autor: Edur8


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La importancia de organizarse y administrar el tiempo es clave para que


lo aprovechemos al máximo y le saquemos el mayor partido. En los
tiempos que vivimos de estrés, de prisas, de tener mil cosas que hacer y
no saber cómo llegar a todo, es fundamental planificarse. Por eso,
desde la Universidad Francisco de Vitoria, Alexandra Segura, una de sus
mentoras y profesora de la asignatura “Habilidades y Competencias de
la Persona”, ofrece diez claves para aprovechar mejor el tiempo.

1. Cuida todas las parcelas de tu vida, no dejes ninguna de


lado.
2. No renuncies: Gestionar bien el tiempo significa dedicarle
tiempo a todas las áreas de tu vida, aunque a unas les debas
dedicar más tiempo que a otras.

3. Cada minuto que dediques a algo, que sea verdadero: No malgastes


el tiempo. Más vale dedicar 10 minutos con concentración a una tarea
que dedicarle 1 hora sin estar verdaderamente centrado en ella. La
calidad es más importante que la cantidad.

4. Evita postergar tareas innecesariamente. No busques excusas


para retrasar tareas que igualmente tendrás que realizar.

5.Sé eficiente (alcanza los objetivos que te propones) y eficaz


(economizando los recursos de los que dispones, incluyendo en
ellos el tiempo).
6. Evita los “Ladrones del tiempo”: Cada uno puede identificar sus
propios ladrones del tiempo, pero los más comunes suelen ser:
interrupciones, falta de organización, confusión en las
prioridades, pesimismo en la valoración de las propias
habilidades o el potencial de trabajo, escasa delegación de
tareas, postergación de tareas, precipitación en la toma de
decisiones, entorno desordenado, falta de planificación, urgencias e
imprevistos, dispersión, falta de disciplina.

7. Planifica y organiza tu tiempo. Decide cuánto tiempo quieres


dedicarle a qué cada día. Acuérdate, planifica en función de cómo
eres, no en función de cómo te gustaría ser. Si nunca cumples tus
planificaciones, pregúntate ¿por qué?

8. Se proactivo: En lugar de reaccionar ante las cosas que te van


ocurriendo, anticípate, planifica y se proactivo. Adelántate.

9. Evita el estrés. Puede que te guste trabajar bajo presión, pero el


estrés es un enemigo potente que hace que no se aproveche
bien el tiempo. Se puede trabajar con intensidad sin necesidad de
estar estresado.
10. Conócete y reflexiona acerca de tus puntos fuertes y tus puntos
débiles. Potencia tus cualidades y trabaja para mejorar tus
debilidades.

Aprender a administrar nuestro tiempo de estudio.


Saber administrar nuestro tiempo correctamente nos hace mucho más eficaces para poder
mantener un ritmo constante de estudio. No consiste exclusivamente en fijarnos una
determinada cantidad de tiempo diaria en la que estudiaremos, hay que aprender a organizarlo
de tal forma que se equilibre el tiempo invertido junto a la satisfacción obtenida por haber
realizado un buen trabajo.

Es primordial comprender que tenemos que administrar tanto el tiempo de estudio como el
tiempo libre. Si simplemente pensamos el tiempo de estudio nos encontraremos que muchas
veces el tiempo libre no lo aprovechamos como deberíamos, sintiendo que no hemos descansado
correctamente para poder rendir al máximo en los momentos en los que estudiamos.

Para ello dividiremos el tiempo libre en dos categorías:

Actividades improvisadas:

Jugar a la consola, leer, hacer deporte; cualquier hobby que tengamos que nos sirva para
desconectar.
Inactividad:

Esos ratos en los que no hacemos expresamente nada planeado y vemos pasar los minutos.

Con el tiempo libre organizado podremos eliminar la ansiedad que sentimos al no estar
estudiando ni haciendo nada en especial. Sentir que lo tenemos bajo control eliminará
completamente esta sensación al estar siguiendo nuestro propio esquema de trabajo. Es
interesante contar también las salidas planeadas que tengamos de antemano dentro de este
tiempo, restándolo al tiempo de inactividad para no perjudicar el de estudio.

Para poder planificar correctamente el tiempo de estudio debemos seguir tres


premisas. Primero debe ser un tiempo realista. No sirve de nada que planifiquemos que
estudiaremos varias horas a una actividad sencilla y muy pocas a una muy difícil. En segundo
lugar tiene que ser proporcionado a las necesidades del momento y al tiempo disponible en
total. Si planificamos un examen con muchos días de antelación podremos invertir un poco menos
de tiempo diario, complementándolo con otros estudios y el tiempo libre disponible.

En último lugar tendremos en cuenta que esté bien distribuido. Aquí debemos ser sinceros con
nosotros mismos y comprobar cómo funcionamos mejor . Hay gente que es capaz de estudiar
varias horas seguidas sin sentir cansancio o estrés, y otros que trabajan mejor con descansos cada
determinados momentos de estudio. Lo fundamental es evitar desmoralizarnos por no estar
cumpliendo un tiempo de estudio que no está objetivamente bien organizado.

La organización como método de estudio


Como técnica de estudio ya hemos visto que el repaso no es el mejor método para plantear
nuestra estrategia cara a los exámenes,lo cual no quita que a su vez puede complementarse con
otras formas más depuradas que nos permitan afianzar el conocimiento. Es el caso de la
organización, un método que utilizamos siempre de forma inconsciente, incluso en el
estudio. Más allá su mayor uso es en la vida cotidiana, donde podemos recordar miles de datos
sin haber realizado un ejercicio previo mientras material de nuestra carrera o idioma se vuelve
insostenible.
En la organización la clave es relacionar un determinado elemento con otro, haciendo que sea
mucho más fácil recordar ambos con solo ver uno de ellos. Dotamos de estructura a un material
que en un principio no la tiene, lo que hace que sea mucho más fácil de acceder a la memoria.
Un ejemplo muy sencillo es el de un número de teléfono, utilizando números al azar: 2672176.

Si intentamos aprenderlo de esta forma será un dato aislado, en el que seguramente nos
quedemos solo con los primeros números. De uno en uno tampoco es buena estrategia ya que
multiplicamos los datos a recordar. ¿Cómo funcionamos? 267 21 76. Solo con verlo ya lo habréis
pronunciado mentalmente junto, y si hacéis memoria descubriréis que los teléfonos que sabéis la
mayoría funcionan del mismo modo. Esto se explica por el mágico número 7 más menos 2, que
a pesar de su nombre es una de las teorías más refutadas en los estudios de memoria: nuestra
capacidad de tener datos aislados oscila en esa cantidad.

Si agrupamos los diferentes datos podremos memorizar mayor cantidad,funcionando tanto con
material de estudio como con datos de todo tipo. Si nos fijamos en la mayoría de materias de
estudio siempre hay una gran cantidad de tablas a memorizar, y es porque estas tablas permiten
la organización. Si sabemos que en dicha tabla hay 4 elementos será muy difícil que confundamos
datos de otras tablas, ya que como mínimo nos sonará que no pertenecen a esa.

Esos 4 elementos definidos fuera de la tabla serían mucho más complicados, y es aquí
donde nosotros mismos podemos organizar el material. Por eso es tan importante tener
nuestros propios apuntes, ya que estaremos organizando el material asociándolo entre sí, con
definiciones personales y enlazando lo que consideramos importante.

Y una gran ventaja: la organización mejora enormemente la eficacia del repaso. No solo nos
ayudará a estructurar la materia a estudiar, tendremos claro lo que entra y lo que no en cada
parte que repasemos, haciendo nuestros propios bloques mentales.
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rrastrando los errores conceptuales en el estudio


Cuando estudiamos uno de los mayores peligros que corremos es el de mantener los errores
que encontramos, a pesar de corregirlos en el momento e insistir con su repaso. Seguro que os
habrá ocurrido en multitud de ocasiones: repasar una parte en particular del material y al
hacerlo mentalmente confundir un dato en todas las ocasiones. Pasa mucho con fechas, autores y
nombres de teorías, y repasarlos repitiéndonos continuamente la corrección, aunque
intuitivamente nos parezca lo más adecuado, es la peor solución posible.

Un dato concreto que repasemos se situará de forma aislada en nuestro mapa conceptual de
lo que hemos estudiado. Esto quiere decir que centrándonos tanto en él no se encontrará
asociado a otras partes del material, teniendo que prestarle una atención mucho más consciente
que con el resto de conceptos. Este es el problema: tenemos tan automatizada la parte errónea
como el resto del material, siendo el error lo que surge de forma natural.

Queda dentro de nuestro mapa el error, lo que hace que sea mucho más complicado de sustituir
ya que nos encaja perfectamente. Suele pasar cuando los conceptos tienen nombres parecidos, o
hay una información completamente ajena al estudio (algo tan simple como el nombre de una
película mismamente) que se relaciona con él y hace que se mantenga con el tiempo.

La solución es ampliar la información relacionada con el error que cometemos, es decir, si por
ejemplo nos confundimos siempre con una fecha concreta en vez de repetir mecánicamente ese
año le añadiremos todo lo que hay alrededor de él. Es mucho más costoso aparentemente, y
podemos pensar que el resto nos lo sabemos bien y que solo necesitamos insistir mucho en
corregir ese detalle, pero la realidad es que cuanta más información se asocie una con otra más
fortaleceremos la parte correcta, ya que unos conocimientos se unirán a otros permitiéndonos
crear el mapa antes mentado.

Para facilitarlo podemos incluso usar la elaboración, es decir, relacionarlo con algo muy personal,
como una historia, que nos ayude a recordarlo inmediatamente. Son muchas las posibilidades que
tenemos para evitar utilizar la mera repetición, agradeciéndolo en el momento en el que nos
examinemos.

a elaboración como técnica de estudio


Ya hemos aprendido que el repaso no es la mejor técnica de estudio, pudiendo ser mejorada con
la organización. Pero hay todavía una forma de mejorarlo todavía más con un nivel por encima
dentro de las técnicas básicas mnemotécnicas: la elaboración. Es un sistema que utilizamos
también de forma muy cotidiana en nuestro día a día, incluyendo los momentos de estudio, pero
que puede mejorarse a base de práctica para sacarle todo el provecho posible.
La elaboración como técnica se basa en crear una asociación entre un elemento concreto y
otro que no tenga nada que ver con el primero. La mejor forma de verlo es con un ejemplo.
Imaginemos que nuestro objetivo es memorizar que Cristobal Colón fue quien descubrió América.
Si tenemos un amigo que se llama Cristobal lo tendremos ya hecho, simplemente asociaremos que
nuestro amigo fue el que descubrió América, siendo mucho más fácil de recordarlo ahora que
está relacionado con algo totalmente surrealista. Más allá, solo tenemos que ver cómo
funcionan muchos anuncios que enseñan escenas estrambóticas junto a su producto: pura
elaboración, donde el absurdo de la relación de un elemento con otro hace que lo recordemos
rápidamente.

A su vez estos elementos ajenos pueden ser muy personales para nosotros, facilitando todavía
más el recuerdo. En el caso del amigo Cristobal es obvio pero si habéis estudiado alguna vez
técnicas de memorización seguro que sabréis la recomendación de utilizar rimas, canciones o
historias personales para crear relaciones entre el material de estudio y creaciones nuestras. Se
basan también en la elaboración, buscando crear el mismo tipo de asociación.

Debemos tener mucho cuidado, no obstante, de excedernos en el uso de esta técnica ya que una
gran cantidad de material relacionado con elementos completamente ajenos a ellos más allá de
relaciones personales hará que pierda cohesión interna. La mejor estrategia es tratar de abarcar
el mayor cupo posible de conocimiento dentro de una relación: en el caso del descubrimiento
de América hacer que recordar a nuestro amigo Cristobal dé el año del descubrimiento, el autor,
los nombres de las naves, los acontecimientos que hicieran que partiera a la aventura... Con ello
le sacaremos el máximo rendimiento posible.
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