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Platón (428 a. de C.-347 a. de C.) también usa esta alegoría para explicar cómo es para el
filósofo y maestro guiar a las personas al conocimiento (educación), intentando liberarlas
de las ataduras de la realidad de la caverna. Según este filósofo, la gente llega a sentirse
cómoda en su ignorancia y puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan
ayudarles a cambiar.
En este diálogo, Sócrates pide a Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se
encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí,
un fuego ilumina al otro lado del muro, y los prisioneros ven las sombras proyectadas por
objetos que se encuentran sobre este muro, los cuales son manipulados por otras personas
que pasan por detrás.
Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo
real, sin darse cuenta de que son solo las apariencias de las sombras de esos objetos.
Más adelante, uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a
ascender. Este observa la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le
hace volver a la oscuridad.
Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del fuego y, con cierta dificultad,
decide avanzar. Sócrates propone que este es un primer paso en la adquisición de
conocimiento. Después, el hombre sale al exterior, en donde observa primero los reflejos y
sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente.
Finalmente, el hombre observa a las estrellas, a la luna y al sol. Sócrates sugiere que el
hombre aquí razona de forma tal que concibe a ese mundo exterior (mundo de las ideas),
como un mundo superior. El hombre, entonces, regresa para compartir esto con los
prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real.
Cuando regresa a la caverna por los otros prisioneros, el hombre no puede ver bien, porque
se ha acostumbrado a la luz exterior. Los prisioneros piensan que el viaje le ha dañado y no
desean acompañarle fuera. Platón, a través de Sócrates, afirma que estos prisioneros harían
lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar incluso a quien se atreviera a intentar
liberarlos.
El mundo sensible, cuya experiencia se vive mediante los sentidos. Son múltiples,
corruptibles y mutables.
El mundo inteligible o el mundo de las ideas, cuya experiencia es cosechada
mediante el conocimiento, la realidad y el sentido de la vida. Siendo únicas, eternas
e inmutables.
Dimensión antropológica
En Platón, cuerpo y alma corresponden a dos dimensiones diferentes. Por un lado, el cuerpo
está inmerso en el mundo sensible, que es corruptible y cambiante, mientras que, por otro
lado, el alma está unida al mundo de las ideas, que es perfecto e inmutable.
Los prisioneros son una metáfora de las personas que están atadas a sus percepciones y las
imágenes que se les presentan. Las sombras son el mundo físico que perciben y que creen
es el conocimiento verdadero. Sin embargo, aquello que observan dentro no es más que un
conocimiento subjetivo.
Cuando uno de los prisioneros se libera de sus cadenas y sale de la caverna, este viaje
representa su ascensión al mundo inteligible, en donde adquiere el verdadero conocimiento.
Lo anterior implica una liberación moral e intelectual del alma de las ataduras y
limitaciones ofrecidas por el mundo sensible. Su ascenso desde el interior de la caverna es
una metáfora de su paso de la ignorancia al mundo de las ideas. Este paso, según Platón, se
puede realizar con la práctica del método dialéctico.
Además, esta ascensión al mundo de las ideas es una búsqueda del conocimiento de sí en el
mundo exterior (como se expresa en la frase "conócete a ti mismo").
Cada elemento del mito de la caverna simboliza un nivel del ser y del conocimiento, dentro
del dualismo ontológico y epistemológico de Platón. Precisamente, la alegoría de los
hombres apresados dentro de una caverna (nivel inferior) y del hombre liberado en el
exterior (nivel superior), funciona para explicar su concepción dualista del mundo.
Aquí, el mito de la caverna de Platón nos muestra los niveles para la ascensión al mundo
inteligible o la ascensión del Ser.
Para Platón, el mundo de las ideas es donde el alma del hombre encuentra el conocimiento.
Ya que el prisionero liberado presencia el mundo ideal, al ascender y experimentar el
exterior de la caverna, este siente el deber de compartir lo vivido. Aquí el sol es una
metáfora de la idea del Bien, la cual es la idea más pura de todas.
El retorno del preso liberado es un ejemplo del filósofo que ayuda a los otros a alcanzar el
conocimiento real. Este ha visto directamente al sol (el Bien) y es como un político
preparado para ser quien gobierne con justicia. La democracia del pueblo, en Platón, es
similar a lo que acontece dentro de la caverna, ya que las personas habitan en un mundo
sensible y deben ser guiadas por el filósofo-político o filósofo-rey.
El conocimiento verdadero
El mundo de las ideas es un mundo de absolutos que son inmutables y que son las esencias
de las cosas del mundo físico y es a través de la razón que se puede acceder a este
conocimiento.
Fuera de la caverna, el preso liberado observa los reflejos de las cosas, lo que Platón utiliza
como una metáfora del conocimiento matemático o discursivo.
El conocimiento propiamente dicho, que es de las ideas, con la idea del Bien como la más
importante, se obtiene a través del uso de la razón. El alma tiene acceso a este a través del
recuerdo, ya que alguna vez formó parte de este mundo de las ideas.
El conocimiento sensible
En cuanto al mundo sensible, este es un mundo que está en cambio constante. Ello hace
imposible que este pueda ser origen de conocimiento en un sentido universal.
El mundo sensible ofrece un tipo de conocimiento que está basado en los objetos físicos y
en las imágenes y apariencias. Esto hace que no sea más que un conocimiento individual,
en el que los objetos visibles no ofrecen más que un entendimiento de la realidad basado en
la opinión o doxa, por lo que se trata de un conocimiento subjetivo.
Platón considera que este tipo de conocimiento se divide en dos partes: la conjetura o
eikasía y la creencia o pistis.
En el caso de la creencia (pistis), esta se basa en la observación, siendo sus objetos aquellas
cosas materiales que se encuentran en la realidad visible. Además, su naturaleza es
transitoria (sus objetos son cambiantes y corruptibles), aunque no tan fugaz como en el caso
de la conjetura.
Aquí, los objetos que se experimentan, como el propio cuerpo, son objetos físicos y
corruptibles.
Ya que el conocimiento real es diferente del conocimiento del mundo aparente, y que
también la ascensión al mundo de las ideas permite al filósofo ver lo verdadero, Platón
asume que la educación de quienes permanecen en la caverna es responsabilidad de este.
Esto es clave en Platón y esta alegoría, el hecho de que las personas comienzan la vida en la
caverna, como símbolo de un mundo de apariencias. La educación, para este filósofo, no se
trata de descubrir o brindar conocimiento, sino de un viaje hacía este. El aprendizaje es
difícil, ya que se ha de abandonar los presupuestos que antes se tenían, al habitar en las
sombras de la caverna, para poder tener pensamiento crítico.
Para el prisionero liberado, su papel como filósofo y maestro es complicado. Ayudar a los
otros presos a transitar hacia el mundo exterior (educar) se dificulta, porque no es fácil
abandonar la forma en que estos observan el mundo de los sentidos, dentro de la caverna.
Conocimiento y aprendizaje
En Platón, el conocer está ligado al acceso al mundo de las ideas. El alma ya conoce, pues
no hay conocimiento que parta de la nada, y lo que pasa es que esta simplemente no lo
recuerda. Según él, existen varias formas de adquirir conocimiento.
En primer lugar, a través de la reminiscencia (recordando) las vidas pasadas. Para Platón, el
alma del ser humano trasciende, desde el mundo de las ideas al mundo físico. Las almas
transmigran, y el alma del ser humano ya conoce lo que estaba en el mundo de las ideas.
Sócrates, como es expuesto en los diálogos de Platón (por ejemplo, en el Teeteto), utiliza la
ironía y la mayéutica como ejercicios para ayudar a una persona a alcanzar el
conocimiento.
La mayéutica consiste en la práctica de ayudar a dar a luz, como lo haría una comadrona.
Sin embargo, en Sócrates, esta se trata de ayudar a que un discípulo pueda alcanzar el
conocimiento que ya tiene dentro de sí. Ya que el alma es inmortal y posee conocimiento,
el recordar es una forma de conocer.
La forma en que la ironía y la mayéutica eran utilizadas por Sócrates era una forma de
dialéctica basada en preguntas. Se cuestionaba a una persona sobre un asunto, se debatía su
respuesta, se realizaban nuevas preguntas y se alcanzaba una definición más clara sobre
dicho asunto.
Revisión técnica por Ever Arrieta
Filósofo, historiador y traductor
¿A qué se refiere la frase "el hombre es un ser social
por naturaleza?
"El hombre es un ser social por naturaleza" es una frase del filósofo Aristóteles
(384-322, a. de C.) para constatar que nacemos con la característica social y la
vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, ya que necesitamos de los otros
para sobrevivir.
Según Aristóteles se "es" en tanto se "co-es". Esto significa que cada hombre posee
una dimensión individual que desarrolla su personalidad o su "ser", y que dicha
dimensión está integrada en la dimensión social del hombre, para la convivencia en
comunidad desde que nace, resultando en la coexistencia.
La dimensión individual del hombre son las cualidades que el hombre posee,
reconoce, explora y usa para convivir en comunidad pacíficamente y beneficiarse
los unos a los otros. La dimensión individual, donde radica el ser, debe aprender a
concordar con la dimensión social para convivir en sociedad. Este aprendizaje se
llama proceso de sociabilización.
El proceso de sociabilización es el conjunto de aprendizajes que el hombre necesita
para relacionarse con autonomía, autorrealización y autorregulación dentro de una
sociedad. Por ejemplo, la incorporación de normas de conductas, el lenguaje, la
cultura, etc. En suma, aprehendemos elementos para mejorar la capacidad de
comunicación y la capacidad de relacionarnos en comunidad.
Dice Aristóteles:
El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y
no por azar o es mal humano o más que humano (…). La sociedad es por
naturaleza anterior al individuo (…) el que no puede vivir en sociedad, o no
necesita nada para su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino
una bestia o un dios.
En función de satisfacer las exigencias físicas y espirituales, el hombre necesita
vivir en sociedad ya que el hombre racional e individual no es autosuficiente y
requiere de la ayuda y protección de los demás de su especie, formando lo que
llamamos comunidades.
Un hombre aislado no puede desarrollarse como persona y de ahí nuestra
tendencia a agruparnos en vez de aislarnos. Un ejemplo es el nacimiento de las
redes sociales y su rápida expansión a pesar de que nuestros avances científicos y
tecnológicos han hecho que los otros seres humanos sean menos indispensables en
nuestra vida. Es por ello que continuamos inventando nuevas formas de
comunicarnos y convivir en sociedad.
En su obra de filosofía política Política, Aristóteles afirma, entre otras cosas, que el
hombre es un ser social y político. La sociabilización es la naturaleza del hombre.
Según este filósofo, la familia es la primera comunidad o sociedad formada, que es
necesaria para el ser social.
Sin embargo, la familia no es suficiente para satisfacer todas las necesidades del ser
humano, por lo que este genera naturalmente una sociedad. Para ello, se
organizarían aldeas y luego estas constituirían la polis, o ciudad griega de aquel
entonces.
La organización de la sociedad requiere de la naturaleza política del hombre, y esta
organización deriva en el derecho, gracias a la virtud de los ciudadanos y a la
práctica de la justicia. El derecho o lo justo como tal sólo tiene sentido para el
hombre en sociedad, y dicho derecho asegura la felicidad del mismo.
Fabián Coelho
Licenciado en Letras
Esta afirmación, como tal, es clave en el pensamiento filosófico de Aristóteles, pues plantea
que el hombre no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado en su
condición de ciudadano.
La frase aparece en la Política, tratado donde Aristóteles establece las bases de la filosofía
política del pensamiento occidental y donde aborda algunos aspectos fundamentales de la
política, entendida como forma de organización y regulación de la sociedad.
Análisis de la frase
Aristóteles, en su tratado sobre política, calificaba al hombre como un “animal político”.
Para responder por qué el filósofo griego lo planteaba en estos términos y qué quería
significar con ello, debemos analizar con cuidado esta afirmación.
Para Aristóteles, entonces, el hombre es un ser social por naturaleza, que no puede vivir
aislado y sin contacto social; un hombre solitario solo podía ser un ser superior (dios,
héroe) o inferior al hombre (bestia), pero nunca igual.
Ver también
Por lo tanto, el hombre es un ser social y racional. Pero la vida en sociedad, la convivencia
de diversos grupos sociales en un espacio de coexistencia, genera, como es natural,
fricciones, conflictos de intereses, problemas de diversa índole. Por ello, las sociedades
necesitan regulaciones (reglas, normas, leyes, principios, valores) que alivien las
dificultades inherentes a toda convivencia y que aseguren una coexistencia armoniosa
donde prevalezcan valores como la justicia, el respeto, la tolerancia y la solidaridad.
La creación de todo este sistema de normas para regular y organizar la convivencia supone
la creación de formas de organización de la vida en la ciudad (unidad política suprema,
según Aristóteles), en donde el hombre debe participar en mayor o menor medida por el
simple hecho de formar parte de una sociedad organizada de esta manera. A la
participación del hombre en los asuntos públicos del gobierno y el Estado se le llama
política. La política es una rama de la moral que se ocupa de las actividades por medio de
las cuales una sociedad resuelve los problemas que plantea su convivencia.
Sobre Aristóteles
Aristóteles es uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos. Sus ideas sobre
la metafísica, la lógica, la política, la retórica, la estética, la física, la astronomía y la
biología han ejercido enorme influencia en el pensamiento occidental y su influencia se
puede rastrear hasta el presente.
Aristóteles nació en el año de 384 a. de C., en la ciudad de Estagira (de allí que se lo
conozca también como ‘el Estagirita’), perteneciente al Reino de Macedonia, y murió en el
año 322 a. de C. Fue discípulo de Platón y maestro de Alejando Magno. Fue autor de
cientos de tratados, de los cuales apenas han llegado hasta nosotros 31 de ellos. Entre los
más conocidos se encuentran la Ética, la Política, la Metafísica y la Poética, entre otros.
La frase se atribuye al filósofo Sócrates, pero en vista de que no dejó prueba escrita, Platón
—uno de sus discípulos— la plasmó en sus obras que contienen las enseñanzas del filósofo.
En el libro Apología de Sócrates, además de exponer una versión del discurso de defensa de
Sócrates ante los tribunales atenienses tras ser sentenciado a muerte, Platón expresa que la
filosofía de Sócrates se basa en la admisión de su ignorancia, pues la sabiduría procede del
reconocimiento de dicha ignorancia, tal como lo indica su frase: “solo sé que no sé nada”.
Surgió de una conversación con los atenienses que Sócrates afirmó que no tenía
buenos conocimientos, mientras que era visto por ellos como un sabio en diferentes
áreas.
La frase en estudio fue expresada por Sócrates cuando el Oráculo de Delfos declaró
que Sócrates era el hombre más inteligente de Grecia.
Existen testimonios que revelan que la frase en estudio es la versión sintética, por lo que se
usa siempre la primera parte pero esta también puede ir acompañada de una segunda,
presentando esta misma algunas variantes, como el siguiente caso: “solo sé que no sé nada
y, al saber que nada sé, algo sé”, “solo sé que no sé nada, y esto cabalmente me distingue
de otros filósofos, que creen saberlo todo”.
Esta frase propone la idea de que el individuo no tiene la verdad absoluta, y que es
importante que este tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir
nuevos saberes.
Asimismo, se trata de tomar una posición en la que una persona reconoce los límites de su
conocimiento sobre algún tema determinado, buscando aprender constantemente, evitando
hablar como si conociera todo, cuando se ignora el contenido del mismo.
Para finalizar, el ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e, incluso, es ignorante de
su propia ignoración. Por el contrario, el sabio reconoce que aún hay mucho por aprender
de los otros y del entorno, si desea ampliar sus conocimientos y ganar nuevas perspectivas
sobre un tema.
El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está plasmado
o dicho, es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.
Método socrático
En primer lugar, Sócrates usaba como método el dialogo para llegar a la verdad, realizando
preguntas a los interlocutores hasta que ellos mismos llegaran a una conclusión válida.
Generalmente, la conclusión era que no sabían nada o muy poco.
Algunos filósofos afirmaban que el método socrático constaba de dos fases: ironía y
mayéutica. Aunado con el razonamiento inductivo que ayudaría alcanzar la definición
universal del término, objeto de investigación.
En relación con la ironía, Sócrates tenía como objetivo en hacerle creer a su interlocutor su
ignorancia para poder obtener conocimientos sobre algo.
En cuanto al método de la mayéutica, este proviene del griego maieutiké (o el 'arte de asistir
en el parto) y se trata de ayudar al discípulo a encontrar en sí mismo la forma de alcanzar el
conocimiento, a través del diálogo. Este método conlleva cuestionar aquello que se cree
saber de antemano y reconocer ese hecho.
Andrea Imaginario
Especialista en Artes, Literatura Comparada e Historia
Como corriente de pensamiento, el existencialismo iniciará en el siglo XIX, pero solo hacia
la segunda mitad del siglo XX alcanzará su apogeo.
De estas categorías habrá muchas interpretaciones. Todas tendrán algo en común: justificar
la condición de la existencia humana fuera y antes del sujeto, es decir, partir de que la
existencia humana se debe a un esencia de la cual derivan los principios éticos.
La libertad debe ser ejercida por el sujeto desde una absoluta responsabilidad individual, lo
cual debería derivar en una moral que no requiera de un imaginario previo para justificarse.
Se entiende así la formulación de Jean-Paul Sartre, según la cual la libertad es
responsabilidad total en soledad absoluta, es decir: "El hombre está condenado a ser
libre".
Posmodernidad
Sin horizonte trascendente, sin justificación del orden del mundo, sin dios, sin
conocimiento como categoría universal, sin ideología del progreso como destino, el
ejercicio de la libertad tal como lo plantea Sartre y la existencia en sí misma generan
desasosiego, muy a pesar de su aspiración ética que siempre implica una valoración de las
relaciones humanas y sociales.
Si el temor puede definirse como el miedo a un peligro concreto, la angustia es, en cambio,
el temor de sí mismo, la inquietud ante las consecuencias de las propias acciones y
decisiones, el miedo a una existencia sin consuelo, el miedo a proferir daños irreparables
pues no hay excusas, justificaciones ni promesas. La angustia existencial es, de algún
modo, lo más semejante al vértigo.
Sin embargo, desde el siglo XIX en el mundo occidental ya era notorio que aquellas
banderas (razón, progreso económico de la industrialización, política republicana, entre
otros) no lograban evitar la decadencia moral de Occidente. Por eso, el siglo XIX ve nacer
muchos movimientos críticos de la razón moderna, tanto artísticos como filosóficos y
literarios.
Søren Kierkegaard
Søren Kierkegaard, filósofo y teólogo danés nacido en 1813 y fallecido en 1855, es el autor
que abre paso al pensamiento existencialista. Será el primero en postular la necesidad de
que la filosofía sitúe su mirada desde el individuo.
Así, Kierkegaard avanza hacia la subjetividad y el relativismo, aun cuando lo hace desde
una perspectiva cristiana. Entre sus obras más destacadas se encuentran El concepto de la
angustia y Temor y temblor.
Friedrich Nietzsche
Friedrich Nietzsche fue un filósofo alemán nacido en 1844 y fallecido en 1900. A
diferencia de Kierkegaard, rechazará cualquier perspectiva cristiana y religiosa en general.
Entre sus obras más famosas se pueden mencionar: Así habla Zaratustra y El nacimiento
de la tragedia.
Jean-Paul Sartre
Jean-Paul Sartre, nacido en Francia en 1905 y fallecido en 1980, es el representante más
emblemático del existencialismo del siglo XX. Fue filósofo, escritor, crítico literario y
activista político.
Sartre definía sus planteamientos filosóficos como existencialismo humanista. Estuvo
casado con Simone de Beauvoir y recibió el Nobel de literatura en 1964. Es conocido por
haber escrito la trilogía Los caminos de la libertad y la novela La náusea.
Otros autores
Son muchos los autores que son considerados existencialistas por parte de la crítica, tanto a
nivel filosófico como a nivel literario. Muchos de ellos pueden ser vistos como antecesores
de esta línea de pensamiento según su generación, mientras que otros han surgido a partir
de los planteamientos de Sartre.
Entre otros nombres importantes del existencialismo podemos mencionar a los escritores
Dostoyevski y Kafka, a Gabriel Marcel, al español Ortega y Gasset, a León Chestov y a la
propia Simone de Beauvoir, esposa de Sartre.
2.
Posmodernidad
Andrea Imaginario
Especialista en Artes, Literatura Comparada e Historia
Los años 70, 80 y 90 fueron las décadas del triunfo del capitalismo y la sociedad del
bienestar, la caída del muro de Berlín y la mercantilización de la información y de todos los
órdenes de la vida, es decir, el triunfo de la sociedad de consumo en las sociedades
posindustriales.
Una corriente intelectual y dos hechos históricos en el siglo XVIII fueron fundamentales en
este giro de la historia: el movimiento de la Ilustración, conocido también como
Iluminismo, la revolución francesa y la revolución industrial.
Pero la historia de los siglos siguientes mostraría las costuras de tan “inspirador” modelo: la
expansión del imperialismo, la aparición de la ideología comunista, el nacionalismo
exacerbado que produjeron dos guerras mundiales y otros conflictos armados, el crack del
29 y la guerra fría.
Ver también
Película Matrix de las hermanas Wachowski
7 obras emblemáticas de Andy Warhol
Existencialismo: características, autores y obras
El laberinto de la soledad de Octavio Paz
Características de la posmodernidad
Las características de la modernidad pueden ser resumidas en los siguientes aspectos:
La crisis del pensamiento metafísico moderno comienza, según los autores, desde el
momento en que la filosofía y la ciencia descubren que no son infalibles ni universales, al
tiempo que descubren su incapacidad para hallar una “verdad” única, lo que conlleva a la
deslegitimidad de los metarrelatos modernos. La posmodernidad visibiliza este quiebre.
Es todo esto lo que crea, justamente, la crisis social y cultural de las sociedades
posindustriales que refleja la posmodernidad.
Junto a esto, para la posmodernidad también cobran importancia las formas del “decir” y
la aparición del saber en forma de información. Por todo ello, la concepción del
conocimiento según la modernidad se transforma y las ideas de razón universal y verdad
absoluta se relativizan.
Es por todo ello que, no solo para los intelectuales de la posmodernidad sino para los hijos
de la era posmoderna, tienen una inmensa importancia los símbolos, el lenguaje, los iconos,
en fin, los diferentes modos de “decir” o “significar”.
Pero a pesar de que muchas de las aspiraciones fueron logradas, también es cierto que las
contradicciones no tardaron en aparecer.
Algunos defensores del pensamiento posmoderno sostienen que esta línea de pensamiento
reflexiona sobre hechos concretos, sus consecuencias y las responsabilidades de los actores
sociales, lo que implica para ellos la construcción de una ética.
Más allá de afirmar o negar esta idea, sí queda claro que la filosofía posmoderna asume su
tiempo histórico. Con esto queremos decir que intenta responder a su contexto e intenta
comprender el malestar de las sociedades posindustriales.
Son sociedades posindustriales aquellas que, tras poner en práctica el modelo industrial y
capitalista, “disfrutan” de la riqueza y estabilidad generada por la industrialización. Es
decir, son las sociedades que viven lo que se conoce como Estado de bienestar. Solo que la
fragmentación del orden social da cuenta de que algo no ha dado el resultado esperado.
El sentido no viene conferido por el discurso común, tal como la pertenencia a la nación,
sino por las búsquedas del individuo, bien en soledad, bien en grupo. Pero estas búsquedas
no son capaces de articular un nuevo metarrelato para las sociedades posindustriales.
Por ello, el que el pensamiento posmoderno visibilice eso no quiere decir necesariamente
que lo interprete como un reacomodo hacia un nuevo horizonte. Los posmodernos acusan
este cambio como un signo de fragmentación del orden social, como expresión de una crisis
histórica.
Jean Baudrillard
Entre otros debates, Baudrillard ha reflexionado ampliamente en torno a la mercantilización
de los símbolos y, por tanto, de los imaginarios sociales. Es autor del libro La ilusión y
desilusión estéticas.
Michel Foucault
Michel Foucault es ampliamente conocido por su libro Esto no es una pipa, en el cual
analiza la paradoja del cuadro homónimo pintado por el surrealista Renée Magritte.
Foucault estudia los fenómenos del lenguaje, la significación y los signos. Su acento está
justamente en los modos del decir, la construcción de las convenciones significantes, no
solamente vinculadas a través de la palabra. Entre otras de sus obras fundamentales se
encuentran: Las palabras y las cosas y De lenguaje y literatura.
Gilles Lipovestky
Autor francés del clásico de la filosofía posmoderna La era del vacío y de Los tiempos de
la hipermodernidad, reflexiona en torno a las transformaciones sociales: el hiperconsumo,
las paradojas del progreso, las esperanzas y desesperanzas humanas, desde la noción de
hipermodernidad.
Gianni Vattimo
Vattimo es un filósofo nacido en 1936, formado desde la hermenéutica por Hans-Georg
Gadamer. Desarrolló el concepto del pensamiento débil. Ha analizado el problema del fin
de los metarrelatos modernos y, tras ello, se ha dedicado al estudio del papel de la religión
y la evolución del pensamiento religioso en las últimas décadas. Eu autor de los libros El
fin de la modernidad y Después de la cristiandad.
Cornelius Castoriadis
Analiza el problema de la construcción de imaginarios y el simbolismo en el entorno social.
Castoriadis, a partir de una lectura neomarxista, subraya los problemas derivados de la
estructuración del orden social a partir de las negociaciones de sentido y el peso de las
instituciones como el Estado. Es autor del libro La institución imaginaria de la sociedad.
Fabián Coelho
Licenciado en Letras
En este relato se ha querido ver una alegoría del enfrentamiento del hombre ante un
mundo moderno que lo oprime y lo borra.
Edición alemana de 1916. El título original, Die Verwandlung, traduce literalmente ‘la
transformación’.
Por otra parte, en esta historia se ha querido ver paralelismos biográficos con Kafka,
especialmente en lo relacionado con su relación conflictiva con el padre y en la amenaza
que supone el padre para Gregorio en esta narración.
Pese a todo, la primera preocupación de Gregorio será cómo justificar su situación actual
ante su jefe, su retraso (debía tomar el tren de las cinco de la mañana). No ha caído en la
cuenta, aún, de la gravedad de su situación. Incluso opta por dormir un poco más, con la
esperanza de que la transformación se revierta y todo vuelva a la normalidad.
La familia no sabe, al principio, cómo actuar en la nueva situación. La hermana, que siente
gran cariño por Gregorio, sin embargo, se apiadará de su hermano y será quien lo alimente
y cuide.
Personajes
Gregorio Samsa
Es viajante de comercio. Trabaja para pagar las deudas de su padre, cuyo negocio se fue a
la quiebra hace años y que se encuentra imposibilitado para trabajar. Es el sostén
económico de la familia. Un día amanece transformado en un enorme insecto,
presumiblemente un escarabajo.
Es la hermana de Gregorio y la persona por quien este siente más cariño. Es quien se
encarga de cuidar a Gregorio cuando se convierte en un insecto. Lo alimenta y remueve los
muebles del cuarto para darle más libertad de movimiento. Toca el violín y aunque
Gregorio pretendía enviarla a estudiar al conservatorio, jamás se lo trasmitió, de lo cual se
lamenta. Cuando sobrevenga la transformación de su hermano, ella se verá obligada a salir
a trabajar.
Es el padre de Gregorio. Tenía un negocio que se vino abajo y que tuvo que cerrar hace
cinco años. Algunas deudas quedaron pendientes de pagar, por lo cual Gregorio se ha visto
obligado a trabajar como viajante de comercio para el acreedor del padre, puesto que el
señor Samsa no puede trabajar por su edad. Sin embargo, cuando ocurra la desgracia de
Gregorio tendrá que buscarse un trabajo para sostener a la familia. Su relación con
Gregorio es tensa.
Es la madre de Gregorio. Sus problemas de salud (sufre de asma) le impiden hacer los
trabajos del hogar. Gracias a que Gregorio trae el dinero a la casa es posible contratar a una
criada y una cocinera que le alivien las responsabilidades. No obstante, como consecuencia
de la transformación de Gregorio, la familia se ve obligada a limitarse en la contratación de
ayudas y la señora Samsa tendrá que empezar a trabajar cosiendo y remendando prendas de
vestir. Aunque ama a su hijo, le produce gran espanto su forma actual de insecto.
Sobre el autor
Franz Kafka es un autor de origen judío, nacido en Praga en 1883, que escribía en lengua
alemana. Su particular obra literaria se caracterizó por el absurdo de las situaciones
planteadas, las estructuras de poder laberínticas, y por sus atmósferas asfixiantes, todo lo
cual ha dado lugar al término kafkiano, que alude precisamente a autores cuyas obras se
encuentran influidas por Kafka y que presentan estas características. Su obra más celebrada
es La metamorfosis, publicada en 1915. Asimismo, es autor de otras novelas importantes
aunque inacabadas, como El proceso, América o El castillo. Murió en 1924.
Fabián Coelho
Licenciado en Letras
La frase se inscribe dentro del sistema de pensamiento de Marx, también conocido como
marxismo, que sostenía que las personas oprimidas por el sistema capitalista debían hacer
una revolución para acabar con el capitalismo e instaurar un régimen comunista de igualdad
y justicia social.
Análisis de la frase
“La religión es el opio del pueblo” es la traducción de la frase original en alemán “Die
Religion […] sie ist das Opium des Volkes”. Se encuentra en el escrito “Contribución a la
crítica de la filosofía del derecho de Hegel”, publicado en 1844, en el periódico Deutsch-
Französischen Jahrbücher her (anuarios franco-alemanes).
La frase se halla en una parte del escrito donde Marx expone sus ideas en torno a la
religión y su significado para el pueblo. Para su análisis, es muy importante apreciarla en
su contexto:
Para Marx, la religión implica no solo la miseria real de la vida humana, sino una forma de
protesta contra esta, como si la religión, en cierto sentido, se sustentara precisamente en la
miseria del mundo y de la realidad que atormenta el alma humana.
En este sentido, Marx reconoce implícitamente la necesidad de las sociedades de una vida
espiritual que dé sentido a la vida, que conduzca sus pasos, que les haga creer que el
sufrimiento en este mundo es irremediable y pasajero, y que deben resistirlo porque sus
vidas de trabajos y carencias serán recompensadas en la promesa de la vida eterna en el
Paraíso.
Para Marx, pues, la renuncia a la religión en pos de la lucha por lograr una dicha verdadera
en la vida real, sin postergaciones, sería lo idóneo; una vida no sometida a las necesidades y
las estrecheces que el pueblo es obligado a soportar para sostener a los opresores, es decir,
las clases dirigentes, los dueños de los medios de producción y el clero; una vida mejor en
un mundo mejor aquí en la tierra, durante esta existencia.
La religión niega esa posibilidad, porque la religión convoca un mundo imaginario, lleno de
ilusiones y promesas de una vida mejor, sin penurias ni sufrimientos, que funciona como
bálsamo para soportar el dolor y la miseria de un sistema social que oprime a la mayor
parte de la población, privilegiando a unos pocos.
Así, pues, esta vida miserable solo es soportable gracias a esa promesa que aliena al ser
humano, que lo adormece y lo hace aceptar el orden social vigente como necesario e
irremediable, imposible de cambiar, pues esta ha sido la voluntad de Dios, obligándolo a
postergar los sueños de justicia e igualdad al mundo divino. Dicho de otro modo: la religión
pasa a ser el discurso por medio del cual se legitiman las injusticias sociales.
Así, del mismo modo en que el opio funciona como una anestesia contra el dolor, limita el
pensamiento, nubla la visión, e impide enfrentar la realidad, asimismo la religión no
permite ver más allá del mundo ilusorio que han pintado, con sus amenazas de castigo
eterno en caso de rebeldía y su promesa de paz eterna.
La religión es el remedio para calmar las angustias espirituales e impedir que el pueblo
luche para modificar el orden establecido por las clases dominantes, que es causa de su
sufrimiento.
Para Marx, por lo tanto, la única respuesta a ese sistema social que obligaba al pueblo al
sufrimiento y las necesidades era una revolución que cambiara las condiciones del mundo y
que cumpliera las promesas de un mundo mejor no en el más allá, después de la vida, sino
en la propia tierra.
Es considerado uno de los intelectuales más influyentes de los últimos siglos. Junto con
Friedrich Engels fundó el socialismo científico, el materialismo histórico y el comunismo
histórico.
Sus teorías sobre la sociedad, la economía y la política son conocidas con el nombre de
marxismo, y ejercieron una enorme influencia en el pensamiento filosófico posterior.
Entre sus escritos más conocidos destacan El capital y el Manifiesto del Partido
Comunista. Murió en el Reino Unido en 1883.
El hombre es la medida de todas las cosas
Fabián Coelho
Licenciado en Letras
Debido a que las obras de Protágoras se perdieron en su totalidad, esta frase ha llegado
hasta nosotros gracias a que varios autores antiguos, como Diógenes Laercio, Platón,
Aristóteles, Sexto Empírico o Hermias, la refirieron en sus obras. De hecho, según Sexto
Empírico, la frase se encontraba en la obra Los discursos demoledores, de Protágoras.
Análisis de la frase
La frase “el hombre es la medida de todas las cosas” es un principio filosófico enunciado
por Protágoras. Admite diferentes interpretaciones dependiendo del sentido que se atribuya
a cada uno de sus elementos, a saber: el hombre, la medida y las cosas.
Pensemos, para empezar, a qué se podía estar refiriendo Protágoras cuando hablaba de “el
hombre”. ¿Sería, acaso, al hombre entendido como individuo o al hombre en un sentido
colectivo, en cuanto especie, es decir, a la humanidad?
Pensado el hombre en un sentido colectivo, serían admisibles dos enfoques diferentes. Uno
según el cual ese hombre colectivo haría referencia a cada grupo humano (comunidad,
pueblo, nación), y otro extensivo a toda la especie humana.
La primera de estas hipótesis, pues, implicaría cierto relativismo cultural, es decir, cada
sociedad, cada pueblo, cada nación, actuaría como medida de las cosas.
Por su parte, la segunda de las hipótesis concebida por Goethe, supondría considerar la
existencia como la única medida común a todo el género humano.
Lo cierto es que, en todo caso, la afirmación del hombre como medida de las cosas tiene
una fuerte carga antropocéntrica, lo cual, a su vez, describe un proceso de evolución del
pensamiento filosófico en los griegos.
De una primera fase, donde se coloca a los dioses en el centro del pensamiento, como
explicación de las cosas, se pasa a una segunda etapa cuyo centro será ocupado por la
naturaleza y la explicación de sus fenómenos, para, finalmente, arribar a esta tercera fase
en la cual el ser humano pasa estar en el centro de las preocupaciones del pensamiento
filosófico.
De allí, también, la carga relativista de la frase. Ahora el ser humano será la medida, la
norma a partir de la cual serán consideradas las cosas. En este sentido, para Platón el
sentido de la frase se podría explicar de la siguiente manera: tal me parece a mí una cosa,
tal es para mí, tal te parece a ti, tal es para ti.
Nuestras percepciones, en suma, son relativas a nosotros, a lo que a nosotros nos parece. Y
aquello que conocemos como “propiedades de los objetos” son en realidad relaciones que
se establecen entre los sujetos y los objetos. Por ejemplo: un café puede estar demasiado
caliente para mí, mientras que para mi amigo su temperatura es idónea para beberlo. Así, la
pregunta “¿el café está muy caliente?”, obtendría dos respuestas diferentes por parte de dos
sujetos distintos.
Ver también
Película Matrix de las hermanas Wachowski
Película La pasión de Cristo, de Mel Gibson
Luis Buñuel: principales películas y etapas
9 poemas esenciales de José Asunción Silva
Por esta razón, Aristóteles interpretaba que lo que en realidad quería decir Protágoras era
que todas las cosas son tales como a cada uno le parecen. Si bien contrastaba que,
entonces, una misma cosa podría ser a la misma vez buena y mala, y que, en consecuencia,
todas las afirmaciones opuestas vendrían a ser igualmente verdaderas. La verdad, en
definitiva, sería entonces relativa a cada individuo, afirmación en la que se reconoce,
efectivamente, uno de los principios capitales del relativismo.
Sobre Protágoras
Protágoras, nacido es Abdera, en 485 a. de C., y fallecido en 411 a. de C., fue un célebre
sofista griego, reconocido por su sabiduría en el arte de la retórica y famoso por haber
sido, a juicio de Platón, el inventor del papel del sofista profesional, maestro de retórica y
conducta. El propio Platón, además, le dedicaría uno de sus diálogos, el Protágoras, donde
reflexionaba sobre los distintos tipos de sofistas. Pasó largas temporadas en Atenas. Le fue
encomendada la redacción de la primera constitución en que se establecía la educación
pública y obligatoria. Debido a su postura agnóstica, sus obras fueron quemadas y el resto
de las que permanecieron con él se perdieron cuando el barco en que viajaba al destierro
zozobró. Es por esto que hasta nosotros apenas han llegado algunas de sus sentencias a
través de otros filósofos que lo citan.
La frase, en ese sentido, se convierte en la metáfora del animal salvaje que el hombre lleva
por dentro, siendo capaz de realizar grandes atrocidades y barbaridades contra elementos de
su propia especie. Algunas de esas acciones son dirigir guerras, practicar exterminio a un
grupo social, realizar atentados, asesinatos y secuestros, someter a otros individuos a la
esclavitud, tráfico ilegal de personas, etc.
No obstante, Thomas Hobbes indica que la paz y la unión social pueden ser alcanzadas
cuando son establecidas en un contrato social, en el que se define un poder centralizado que
tenga la autoridad absoluta para proteger a la sociedad, creando una comunidad civilizada.
Es de considerar que el hombre puede presentar una conducta buena e intachable, pero
también destructiva y egoísta, específicamente cuando se mueve por sus propios intereses,
por ejemplo, un ascenso en el trabajo.
La frase opuesta a "el hombres es un lobo para el hombre" es aquella que sentencia que "el
hombre es bueno por naturaleza", de Jean-Jacques Rousseau, quien contrariamente a
Hobbes sostenía que los seres humanos nacen buenos y libres, pero el mundo los corrompe.
Análisis de la frase
Según Hobbes, el estado natural de los seres humanos es el de las confrontaciones de unos
con otros, generando acciones violentas, crueles y salvajes.
Esto supone que todas las amenazas que afronta un ser humano son generadas por otros
seres humanos, por lo que se puede concluir, a juicio de Hobbes, que el hombre es un
depredador del propio hombre.
Como tal, el contrato social es diseñado con la intención de establecer una autoridad,
normas morales y leyes a las que están sometidos y deben cumplir los individuos. Este
contrato otorga a cada individuo derechos y deberes, a cambio de abandonar la libertad que
posee en el estado natural, para asegurar su sobrevivencia en la sociedad.
Fabián Coelho
Licenciado en Letras
En esta novela, donde Rousseau expone sus teorías de la educación que tanto influirían
posteriormente en el desarrollo de la pedagogía moderna, se explica que el ser humano
está orientado naturalmente para el bien, pues el hombre nace bueno y libre, pero la
educación tradicional oprime y destruye esa naturaleza y la sociedad acaba por
corromperlo.
Recordemos, también, que Rousseau se apoyaba en la tesis del buen salvaje, según la cual
el ser humano, en su estado natural, original y primitivo, es bueno y cándido, pero la vida
social y cultural, con sus males y sus vicios, lo pervierten, llevándolo al desorden físico y
moral. De ahí que considerase que el hombre en su estado primitivo fuese superior
moralmente hablando al hombre civilizado.
Ver también
Sin embargo, esta afirmación de que el hombre fuera bueno por naturaleza se oponía a otra
idea, diametralmente opuesta, esgrimida el siglo anterior, en el tiempo del nacimiento de
los Estados nacionales, por Thomas Hobbes, según la cual el hombre, en cambio, era malo
por naturaleza, pues siempre privilegia su propio bien por encima del de los demás, y, en un
estado salvaje, vive en medio de continuas confrontaciones y conspiraciones, cometiendo
crueldades y actos violentos para asegurarse la supervivencia.
Hobbes, entonces, sostenía que el hombre era un depredador, “un lobo para el hombre”, y
que la única forma de salir de ese estado primitivo estribaba en la construcción de un
Estado nacional, con un poder político centralizado, de corte absolutista y monárquico, que
permitiera al hombre agruparse para sobrevivir, pasando de ese estilo de vida salvaje a uno
de orden y moral, superior y civilizado.
Vea también El hombre es un lobo para el hombre.
Más bien, se podría sostener que el ser humano no nace bueno ni malo, puesto que en sus
etapas más tempranas de desarrollo el individuo está desprovisto de referencias culturales,
informaciones o experiencias, que lo doten de intenciones o finalidades buenas o malas.
La naturaleza es la parte animal del hombre que nos asemeja al resto de los animales
gregarios con sistemas organizados.
Los hábitos reflejan la parte animal y social. La razón se hace presente en el lenguaje o la
palabra (logos), para “manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo
injusto”, o sea, la distinción entre el bien y el mal que nos diferencia del resto de los
animales.
“La razón por las cuales hombre es un ser social, más que cualquier animal gregario es
evidente. La naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único
animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la poseen
también, los demás animales (...). Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo
perjudicial, así como lo justo y lo injusto.
Política, de Aristóteles
Vea también:
Además, Aristóteles considera que el alma del hombre esta dividida en diferentes partes, las
cuales se caracterizan por ser racionales e irracionales:
Para finalizar, la frase “el hombre es un animal racional” no debe ser confundida con
Racionalismo. El racionalismo es la doctrina filosófica del siglo XVII que afirma que la
razón está por sobre la experiencia, y cuyo principal defensor es el filósofo francés René
Descartes (1596-1650).
El poeta lírico y satírico latino Quinto Horacio Flaco (65 a.C. - 8 a.C.) conocido
simplemente como Horacio, acuñó la frase “gobierna tu mente o ella te gobernará a tí” que
se basa en la búsqueda del placer o felicidad, equilibrando la mente y el cuerpo.
Horacio dice ‘gobierna tu mente’ porque si solo nos enfocamos en el conocimiento ‘vulgar’
creamos una mente utilitaria que ya no se importa de descifrar la realidad. Programamos
nuestra mente para que no se haga muchas preguntas siendo entonces ‘gobernados’ por
una mente automatizada.
El poeta romano Horacio era seguidor del epicureísmo, un movimiento filosófico fundado
por Epicuro de Samos en el siglo IV a.C. que abocaba a la búsqueda de una vida feliz a
través de la búsqueda inteligente de placeres.
El epicureísmo tenía como finalidad llegar al estado de ataraxia que se define como la
ausencia de turbación, la serenidad absoluta, la ausencia de dolor o aflicción. Para ello era
necesario encontrar el equilibrio perfecto entre la mente y el cuerpo.
Los epicúreos como Horacio se basan en el conocimiento empírico, o sea, afirmaban que
la formación del conocimiento es a través de la percepción de nuestras experiencias.
“Gobierna tu mente o ella te gobernará a tí” se traduciría en inglés como “rule your mind or
it will rule you”.
Obras de Horacio
No fue hasta que Horacio conoce al político romano, consejero y amigo personal del futuro
emperador César Augusto, Cayo Mecenas (68 a.C. - 8 a.C.) que publica su primer libro
Sátiras en el año 35 a.C.
Los especialistas han dividido las obras de Horacio en dos períodos: el antes y el después
del año 27 a.C cuando Octavio recibe formalmente el título de Augusto:
Primer período, antes de Augusto, Horacio publica sus dos libros de Sátiras y el libro los
Epodos. Las Sátiras son obras más bien autobiográficas con fines morales pero no exento
de crítica social.
Epodo por otro lado es una obra lírica con crítica social (futura esencia de las obras de
Horacio) y fue inspirado en los epodos griegos que consistían en insultos e improperios. Es
en Epodos que Horacio se refiere a la locución latina 'beatus ille' como una alabanza a la
vida de campo y a la vida retirada.
Segundo período, después de Augusto, Horacio publica sus cuatro libros de Odas (104
odas en total) y dos libros de Epístolas (cartas). Los temas abarcados en las Odas se pueden
clasificar en:
alabanzas a Augusto
elogio a la amistad
temas filosóficos y morales: se acuña la locución ‘carpe diem’ o ‘aprovecha el
momento’ sobre el goce de la juventud.
el amor
campo y naturaleza
En las Epístolas el más famoso es la Epístola a los Pisones, en latín Epistula ad Pisones,
que se conoce como Arte poética pues definió los principios y preceptos literarios que
usamos hoy. La obra es una renovación del clasicismo griego en la literatura romana y trata
de la filosofía de vida de Horacio, donde para ser feliz se debe alcanzar la ‘aurea
mediocritas’ o ‘dorada medianía’ que es el punto medio entre dos extremos, el goce de los
bienes presentes sin extremos y con generosidad.
El conocimiento es poder
Caterina Chen
Licenciada en Ciencias de la Comunicación
"El conocimiento es poder" significa que, mientras más conocimiento una persona tenga
sobre algo o alguien, más poder tendrá. Grosso modo, la frase se refiere a cómo el
conocimiento sobre algo nos entrega más opciones y mejores maneras de enfrentar la
situación.
En Francis Bacon
Francis Bacon (1561-1626) es considerado el padre del método científico y del empirismo
filosófico. El empirismo afirma la importancia de la experiencia en el proceso de adquirir
conocimiento.
En su obra Meditationes Sacrae escrito en el año 1597 se encuentra el aforismo latino 'ipsa
scientia potestas est' que es traducido literalmente como 'el conocimiento en su poder',
luego reinterpretado como "el conocimiento es poder".
Francis Bacon ejemplifica esto señalando el absurdo de las disputas sobre los límites del
conocimiento de Dios versus los límites de su poder, ya que el conocimiento en sí mismo
es un poder, por lo tanto, si su poder es ilimitado, su conocimiento también lo será. Francis
Bacon explica además la relación del conocimiento y la experiencia en la siguiente frase:
El conocimiento se adquiere leyendo la letra pequeña de un contrato; la experiencia, no
leyéndola.
En Aristóteles
Del conocimiento sensible, o de las sensaciones, tenemos el punto de partida para adquirir
un tipo de experiencia que nos acerca a la realidad de las sustancias concretas definida por
Aristóteles como el saber productivo o también llamado saber técnico.
El segundo nivel de saber es el saber práctico que es la capacidad de ordenar
racionalmente nuestra conducta tanto pública como privada.
El tercer nivel de saber se llama saber contemplativo o saber teórico donde no hay
aparentemente ningún interés en especial. Este saber nos lleva al nivel más alto del
conocimiento donde radica la actividad del entendimiento que busca el porqué y la causa
de las cosas. Es donde reside la sabiduría.
En Michel Foucault
El filósofo y psicólogo francés Michel Foucault (1926-1984) explica la relación íntima que
mantiene el conocimiento con el poder.
2.
Platón transcribió en la Apología de Sócrates los diálogos que Sócrates sostuvo ante el
tribunal de Atenas durante su sentencia a muerte por emancipar a los jóvenes atenienses
con sus enseñanzas.
“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es la conclusión que Sócrates usa para
justificar sus métodos de enseñanza que apelan por sobre todo a la importancia de
examinarse a sí mismo y a los demás para mantener una actitud crítica sobre nuestros
actos y sobre nuestras vidas con el fin último de evolucionar para ser la mejor persona
que podemos ser.
La frase “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” se encuentra casi al final de la
Apología de Sócrates en el párrafo 38a donde apela que no merece la pena de muerte por
tratar de convencer a los otros de seguir su ejemplo de abandonar lo que la mayoría de
las personas les preocupa: negocios, hacienda familiar, mandos militares, discursos en
asambleas, magistratura, alianzas y luchas de partidos.
La introducción a la frase “una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es la
argumentación de Sócrates con respecto a lo que merece. Una de las opciones que sugiere
es la manutención en el Pritaneo. En Pritaneo los benefactores de la ciudad recibían el
honor de ser alimentados. Como Sócrates consideraba que su acción era un bien mayor
entonces, quizás, merecía este honor.
Para evitar la pena de muerte Sócrates afirma que sabe que debe sugerir un mal o un castigo
que sepa que es malo para él como la prisión (donde argumenta que no merece vivir como
esclavo de los magistrados); una multa (pero argumenta que no tiene dinero) o el destierro.
“Si, por otra parte, digo que el mayor bien para un hombre es precisamente éste, tener
conversaciones cada día acerca de la virtud y de los otros temas de los que vosotros me
habéis oído dialogar cuando me examinaba a mí mismo y a otros, y si digo que una vida
sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre, me creeréis aún menos.”
Sócrates fue declarado culpable por el tribunal de Atenas y sentenciado a muerte mediante
evenenamiento por cicuta.
La frase se atribuye al filósofo Sócrates, pero en vista de que no dejó prueba escrita, Platón
—uno de sus discípulos— la plasmó en sus obras que contienen las enseñanzas del filósofo.
En el libro Apología de Sócrates, además de exponer una versión del discurso de defensa de
Sócrates ante los tribunales atenienses tras ser sentenciado a muerte, Platón expresa que la
filosofía de Sócrates se basa en la admisión de su ignorancia, pues la sabiduría procede del
reconocimiento de dicha ignorancia, tal como lo indica su frase: “solo sé que no sé nada”.
Surgió de una conversación con los atenienses que Sócrates afirmó que no tenía
buenos conocimientos, mientras que era visto por ellos como un sabio en diferentes
áreas.
La frase en estudio fue expresada por Sócrates cuando el Oráculo de Delfos declaró
que Sócrates era el hombre más inteligente de Grecia.
Existen testimonios que revelan que la frase en estudio es la versión sintética, por lo que se
usa siempre la primera parte pero esta también puede ir acompañada de una segunda,
presentando esta misma algunas variantes, como el siguiente caso: “solo sé que no sé nada
y, al saber que nada sé, algo sé”, “solo sé que no sé nada, y esto cabalmente me distingue
de otros filósofos, que creen saberlo todo”.
Esta frase propone la idea de que el individuo no tiene la verdad absoluta, y que es
importante que este tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir
nuevos saberes.
Asimismo, se trata de tomar una posición en la que una persona reconoce los límites de su
conocimiento sobre algún tema determinado, buscando aprender constantemente, evitando
hablar como si conociera todo, cuando se ignora el contenido del mismo.
Para finalizar, el ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e, incluso, es ignorante de
su propia ignoración. Por el contrario, el sabio reconoce que aún hay mucho por aprender
de los otros y del entorno, si desea ampliar sus conocimientos y ganar nuevas perspectivas
sobre un tema.
El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está plasmado
o dicho, es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.
Método socrático
En primer lugar, Sócrates usaba como método el dialogo para llegar a la verdad, realizando
preguntas a los interlocutores hasta que ellos mismos llegaran a una conclusión válida.
Generalmente, la conclusión era que no sabían nada o muy poco.
Algunos filósofos afirmaban que el método socrático constaba de dos fases: ironía y
mayéutica. Aunado con el razonamiento inductivo que ayudaría alcanzar la definición
universal del término, objeto de investigación.
En relación con la ironía, Sócrates tenía como objetivo en hacerle creer a su interlocutor su
ignorancia para poder obtener conocimientos sobre algo.
En cuanto al método de la mayéutica, este proviene del griego maieutiké (o el 'arte de asistir
en el parto) y se trata de ayudar al discípulo a encontrar en sí mismo la forma de alcanzar el
conocimiento, a través del diálogo. Este método conlleva cuestionar aquello que se cree
saber de antemano y reconocer ese hecho.