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Mito de la caverna de Platón

Revisión técnica por Ever Arrieta


Filósofo, historiador y traductor

El mito de la caverna de Platón es una alegoría sobre la realidad de nuestro


conocimiento. Platón crea el mito de la caverna para mostrar en sentido figurativo que nos
encontramos encadenados dentro de una caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras
que vemos reflejadas en la pared componen aquello que consideramos real.

Platón (428 a. de C.-347 a. de C.) también usa esta alegoría para explicar cómo es para el
filósofo y maestro guiar a las personas al conocimiento (educación), intentando liberarlas
de las ataduras de la realidad de la caverna. Según este filósofo, la gente llega a sentirse
cómoda en su ignorancia y puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan
ayudarles a cambiar.

El mito de la caverna se encuentra en el libro VII de la obra República de Platón, escrita


hacia el año 380 a. de C. La importancia general de la obra República radica en la
exposición de conceptos y teorías que nos llevan a los cuestionamientos sobre el origen del
conocimiento, el problema de la representación de las cosas y la naturaleza de la propia
realidad.

Resumen del mito de la caverna de Platón


En el mito de la caverna es un diálogo escrito por Platón, en el que su maestro Sócrates y su
hermano Glaucón hablan sobre cómo afecta el conocimiento y la educación filosófica a la
sociedad y los individuos.

En este diálogo, Sócrates pide a Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se
encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí,
un fuego ilumina al otro lado del muro, y los prisioneros ven las sombras proyectadas por
objetos que se encuentran sobre este muro, los cuales son manipulados por otras personas
que pasan por detrás.

Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo
real, sin darse cuenta de que son solo las apariencias de las sombras de esos objetos.

Más adelante, uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a
ascender. Este observa la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le
hace volver a la oscuridad.
Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del fuego y, con cierta dificultad,
decide avanzar. Sócrates propone que este es un primer paso en la adquisición de
conocimiento. Después, el hombre sale al exterior, en donde observa primero los reflejos y
sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente.

Finalmente, el hombre observa a las estrellas, a la luna y al sol. Sócrates sugiere que el
hombre aquí razona de forma tal que concibe a ese mundo exterior (mundo de las ideas),
como un mundo superior. El hombre, entonces, regresa para compartir esto con los
prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real.

Cuando regresa a la caverna por los otros prisioneros, el hombre no puede ver bien, porque
se ha acostumbrado a la luz exterior. Los prisioneros piensan que el viaje le ha dañado y no
desean acompañarle fuera. Platón, a través de Sócrates, afirma que estos prisioneros harían
lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar incluso a quien se atreviera a intentar
liberarlos.

Análisis del mito de la caverna de Platón


El mito de la caverna es una alegoría que abarca varios elementos que comporta la teoría
de las ideas de Platón y un análisis dividido en 3 dimensiones:

 la dimensión antropológica (naturaleza humana),


 la dimensión ontológica (del ser) y epistemológica (del conocimiento) y,
 la dimensión moral (valorización de la sociedad) y política (forma de gobernar).

La teoría de las ideas de Platón se basa en dos conceptos contrapuestos:

 El mundo sensible, cuya experiencia se vive mediante los sentidos. Son múltiples,
corruptibles y mutables.
 El mundo inteligible o el mundo de las ideas, cuya experiencia es cosechada
mediante el conocimiento, la realidad y el sentido de la vida. Siendo únicas, eternas
e inmutables.

Dimensión antropológica

En Platón, cuerpo y alma corresponden a dos dimensiones diferentes. Por un lado, el cuerpo
está inmerso en el mundo sensible, que es corruptible y cambiante, mientras que, por otro
lado, el alma está unida al mundo de las ideas, que es perfecto e inmutable.

En el mito de la caverna, la dimensión antropológica se refiere a la condición del ser


humano, y su forma de conocer. Es dimensión está representada en la naturaleza del
prisionero y su cuerpo, su relación con la caverna (mundo sensible), así como en el mundo
exterior y la liberación de su alma (mundo de las ideas).

Los prisioneros son una metáfora de las personas que están atadas a sus percepciones y las
imágenes que se les presentan. Las sombras son el mundo físico que perciben y que creen
es el conocimiento verdadero. Sin embargo, aquello que observan dentro no es más que un
conocimiento subjetivo.

Cuando uno de los prisioneros se libera de sus cadenas y sale de la caverna, este viaje
representa su ascensión al mundo inteligible, en donde adquiere el verdadero conocimiento.

Lo anterior implica una liberación moral e intelectual del alma de las ataduras y
limitaciones ofrecidas por el mundo sensible. Su ascenso desde el interior de la caverna es
una metáfora de su paso de la ignorancia al mundo de las ideas. Este paso, según Platón, se
puede realizar con la práctica del método dialéctico.

Además, esta ascensión al mundo de las ideas es una búsqueda del conocimiento de sí en el
mundo exterior (como se expresa en la frase "conócete a ti mismo").

Dimensión ontológica y epistemológica

La dimensión ontológica se refiere a la naturaleza del ser y la dimensión epistemológica se


refiere a la naturaleza, origen y validez del conocimiento.

Cada elemento del mito de la caverna simboliza un nivel del ser y del conocimiento, dentro
del dualismo ontológico y epistemológico de Platón. Precisamente, la alegoría de los
hombres apresados dentro de una caverna (nivel inferior) y del hombre liberado en el
exterior (nivel superior), funciona para explicar su concepción dualista del mundo.

Desde el nivel inferior al superior tenemos:

Dimensión epistemológica Dimensión ontológica


Opinión (doxa): Todo aquello percibido como
“real” dentro de la caverna no es
 Conjetura (eikasía): son las más que una imagen o reflejo:
Mundo
sombras que los prisioneros
sensible
observan.  El fuego es una
(interior de la
 Creencia (pistis): todo objeto, representación del sol, y
caverna)
incluyendo a los prisioneros, refleja las sombras.
dentro de la caverna.  Estatuas y otros objetos.

Son todos los objetos que el


Conocimiento verdadero (episteme):
prisionero liberado observa:
 Conocimiento discursivo
Mundo de las  Sombras y reflejos en el
(dianoia): el prisionero liberado
ideas (exterior exterior son como el
observa reflejos de las cosas en
de la caverna) pensamiento matemático.
el exterior.
 El mundo natural y los
 Conocimiento intelectual real
hombres representan a las
(noesis): el prisionero liberado
ideas.
Dimensión epistemológica Dimensión ontológica
observa directamente al sol y  El sol es el nivel más alto,
los objetos exteriores. la idea del Bien.

Aquí, el mito de la caverna de Platón nos muestra los niveles para la ascensión al mundo
inteligible o la ascensión del Ser.

Dimensión moral y política

Para Platón, el mundo de las ideas es donde el alma del hombre encuentra el conocimiento.
Ya que el prisionero liberado presencia el mundo ideal, al ascender y experimentar el
exterior de la caverna, este siente el deber de compartir lo vivido. Aquí el sol es una
metáfora de la idea del Bien, la cual es la idea más pura de todas.

La caverna es la prisión de la apariencia, de lo puramente sensible, de reflejos e imágenes,


mientras que el mundo ideal y la idea del Bien son el verdadero conocimiento. El preso
liberado, que ahora es como el filósofo, no puede continuar con un conocimiento basado en
la opinión (doxa) derivada de las percepciones.

El retorno del preso liberado es un ejemplo del filósofo que ayuda a los otros a alcanzar el
conocimiento real. Este ha visto directamente al sol (el Bien) y es como un político
preparado para ser quien gobierne con justicia. La democracia del pueblo, en Platón, es
similar a lo que acontece dentro de la caverna, ya que las personas habitan en un mundo
sensible y deben ser guiadas por el filósofo-político o filósofo-rey.

El cumplimiento del destino de liberar necesita de la dialéctica o de la filosofía, pero crea


un conflicto en relación con la moralidad sobre esta situación. El riesgo que corre el preso
liberado es como el trágico fin de Sócrates, al ser sentenciado a muerte por el tribunal
ateniense, por insurgir a la juventud ateniense y no respetar los dioses tradicionales. ¿Es
viable morir por el deber?

Teoría del conocimiento y el mito de la caverna


En la República, en los capítulos VI y VII (con la analogía o símil de la línea y la alegoría
de la caverna) Platón señala que el origen del conocimiento real se desprende de las ideas.

Sin embargo, el mundo físico, visible o sensible, es un mundo de conocimiento limitado, de


opinión. El mito de la caverna expresa la dualidad yacente entre el conocimiento aparente
(interior de la caverna) y el conocimiento puro y real (exterior de la caverna).

Ello se traduce en un dualismo epistemológico y otro ontológico:

 Por un lado, el conocimiento del mundo de las ideas, compuesto por el


conocimiento intelectual y el conocimiento discursivo.
 Por otro lado, el conocimiento del mundo sensible, basado en la opinión, y que está
compuesto por la conjetura y la creencia.

La epistemología de Platón (su concepción sobre el conocimiento) va de la mano con su


ontología (el ser real de las cosas), siendo que todo aquello que se encuentra en el mundo
físico es una copia de una idea inmaterial, que se encuentra en el mundo de las ideas

El conocimiento verdadero

El mundo de las ideas es un mundo de absolutos que son inmutables y que son las esencias
de las cosas del mundo físico y es a través de la razón que se puede acceder a este
conocimiento.

El conocimiento que compete al mundo de las ideas es un conocimiento verdadero y


científico (episteme), sobre lo que es real, y se compone del conocimiento discursivo o
dianoia, y el conocimiento propiamente intelectual o noesis:

 El conocimiento discursivo (dianoia): se relaciona con el razonamiento lógico y


matemático, representándose en los objetos (por ejemplo, figuras geométricas).
 El conocimiento intelectual (noesis): se refiere a la razón, siendo sus objetos las
ideas, de una naturaleza inmutable y no es posible encontrarlo en el mundo sensible.
Este conocimiento tiene como objeto máximo la idea del Bien.

Fuera de la caverna, el preso liberado observa los reflejos de las cosas, lo que Platón utiliza
como una metáfora del conocimiento matemático o discursivo.

El conocimiento propiamente dicho, que es de las ideas, con la idea del Bien como la más
importante, se obtiene a través del uso de la razón. El alma tiene acceso a este a través del
recuerdo, ya que alguna vez formó parte de este mundo de las ideas.

El conocimiento sensible

En cuanto al mundo sensible, este es un mundo que está en cambio constante. Ello hace
imposible que este pueda ser origen de conocimiento en un sentido universal.

El mundo sensible ofrece un tipo de conocimiento que está basado en los objetos físicos y
en las imágenes y apariencias. Esto hace que no sea más que un conocimiento individual,
en el que los objetos visibles no ofrecen más que un entendimiento de la realidad basado en
la opinión o doxa, por lo que se trata de un conocimiento subjetivo.

Platón considera que este tipo de conocimiento se divide en dos partes: la conjetura o
eikasía y la creencia o pistis.

La conjetura (eikasía) se basa en la imaginación y suposición, siendo sus objetos las


imágenes con una calidad fugaz, y se encuentra presente en la realidad visible.
Por ejemplo, en el mito de la caverna, Platón sugiere que los reflejos y las sombras, y otro
tipo de imágenes, ofrecen un conocimiento inmediato que da forma a nuestra perspectiva y
convicciones sobre el mundo. Pero dicho conocimiento, es fugaz y no sobre las esencias de
las cosas.

En el caso de la creencia (pistis), esta se basa en la observación, siendo sus objetos aquellas
cosas materiales que se encuentran en la realidad visible. Además, su naturaleza es
transitoria (sus objetos son cambiantes y corruptibles), aunque no tan fugaz como en el caso
de la conjetura.

Aquí, los objetos que se experimentan, como el propio cuerpo, son objetos físicos y
corruptibles.

El mito de la caverna y la educación


En el mito de la caverna permite explorar la visión que Platón tiene tanto del conocimiento
como de la educación.

Ya que el conocimiento real es diferente del conocimiento del mundo aparente, y que
también la ascensión al mundo de las ideas permite al filósofo ver lo verdadero, Platón
asume que la educación de quienes permanecen en la caverna es responsabilidad de este.

En el mito de la caverna, el prisionero que asciende al mundo exterior, pasa de la oscuridad


a la luz, de la ignorancia al conocimiento. Los prisioneros que permanecen dentro son una
metáfora de la condición de las personas en la sociedad.

Esto es clave en Platón y esta alegoría, el hecho de que las personas comienzan la vida en la
caverna, como símbolo de un mundo de apariencias. La educación, para este filósofo, no se
trata de descubrir o brindar conocimiento, sino de un viaje hacía este. El aprendizaje es
difícil, ya que se ha de abandonar los presupuestos que antes se tenían, al habitar en las
sombras de la caverna, para poder tener pensamiento crítico.

Aquí, la alegoría de la caverna es una forma de entender lo que el maestro-filósofo hace, de


la misma forma que en la dimensión moral y política, como un llamado a guiar a aquellos
que permanecen presos del mundo de la apariencia.

Para el prisionero liberado, su papel como filósofo y maestro es complicado. Ayudar a los
otros presos a transitar hacia el mundo exterior (educar) se dificulta, porque no es fácil
abandonar la forma en que estos observan el mundo de los sentidos, dentro de la caverna.

La educación implica acción y transformación, el estudiante no es pasivo, así como el


prisionero lucha por llegar al exterior y posteriormente intenta guiar a los otros prisioneros.
El conocimiento no se deposita dentro del discípulo, sino que se ayuda a este a descubrirlo
dentro de su propia alma.

Conocimiento y aprendizaje
En Platón, el conocer está ligado al acceso al mundo de las ideas. El alma ya conoce, pues
no hay conocimiento que parta de la nada, y lo que pasa es que esta simplemente no lo
recuerda. Según él, existen varias formas de adquirir conocimiento.

En primer lugar, a través de la reminiscencia (recordando) las vidas pasadas. Para Platón, el
alma del ser humano trasciende, desde el mundo de las ideas al mundo físico. Las almas
transmigran, y el alma del ser humano ya conoce lo que estaba en el mundo de las ideas.

En segundo lugar, el método propiamente dicho para acceder al conocimiento es el de la


dialéctica. Ya que el conocimiento es un conocimiento de las esencias, a través de la
dialéctica se puede acceder a lo que ya se sabía (reminiscencia) y que proviene del mundo
de las ideas.

Sócrates, como es expuesto en los diálogos de Platón (por ejemplo, en el Teeteto), utiliza la
ironía y la mayéutica como ejercicios para ayudar a una persona a alcanzar el
conocimiento.

La ironía es el ejercicio de realizar preguntas para exponer la falta de conocimiento de una


persona, quien cree que ya sabe algo sobre un asunto determinado, solo para darse cuenta
luego de que ello no es así. Esto puede verse resumido en la famosa expresión "Solo sé que
no sé nada".

La mayéutica consiste en la práctica de ayudar a dar a luz, como lo haría una comadrona.
Sin embargo, en Sócrates, esta se trata de ayudar a que un discípulo pueda alcanzar el
conocimiento que ya tiene dentro de sí. Ya que el alma es inmortal y posee conocimiento,
el recordar es una forma de conocer.

La forma en que la ironía y la mayéutica eran utilizadas por Sócrates era una forma de
dialéctica basada en preguntas. Se cuestionaba a una persona sobre un asunto, se debatía su
respuesta, se realizaban nuevas preguntas y se alcanzaba una definición más clara sobre
dicho asunto.

El tema del mito de la caverna en literatura y cine


El tema del autoengaño ha sido explorado en diversas obras literarias y cinematográficas a
través de la historia, particularmente en las últimas décadas. Aquí, algunos ejemplos:

 La vida es sueño de Calderón de la Barca.


 Un mundo feliz de Aldous Huxley
 La película They Live (Están vivos o Sobreviven), de John Carpenter.
 La película Dark City (Ciudad en tinieblas), de Alex Proyas.
 La película Abre los ojos, de Alejandro Amenábar.
 La película The Truman Show (El show de Truman: Historia de una vida), de Peter
Weir.
 Primera película de la trilogía Matrix, de Lana y Lily Wachowsky.
 La Caverna, de José Saramago.
 El hombre es un ser social por
naturaleza


 Revisión técnica por Ever Arrieta
Filósofo, historiador y traductor
 ¿A qué se refiere la frase "el hombre es un ser social
por naturaleza?
 "El hombre es un ser social por naturaleza" es una frase del filósofo Aristóteles
(384-322, a. de C.) para constatar que nacemos con la característica social y la
vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, ya que necesitamos de los otros
para sobrevivir.
 Según Aristóteles se "es" en tanto se "co-es". Esto significa que cada hombre posee
una dimensión individual que desarrolla su personalidad o su "ser", y que dicha
dimensión está integrada en la dimensión social del hombre, para la convivencia en
comunidad desde que nace, resultando en la coexistencia.
 La dimensión individual del hombre son las cualidades que el hombre posee,
reconoce, explora y usa para convivir en comunidad pacíficamente y beneficiarse
los unos a los otros. La dimensión individual, donde radica el ser, debe aprender a
concordar con la dimensión social para convivir en sociedad. Este aprendizaje se
llama proceso de sociabilización.
 El proceso de sociabilización es el conjunto de aprendizajes que el hombre necesita
para relacionarse con autonomía, autorrealización y autorregulación dentro de una
sociedad. Por ejemplo, la incorporación de normas de conductas, el lenguaje, la
cultura, etc. En suma, aprehendemos elementos para mejorar la capacidad de
comunicación y la capacidad de relacionarnos en comunidad.
 Dice Aristóteles:
 El ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y
no por azar o es mal humano o más que humano (…). La sociedad es por
naturaleza anterior al individuo (…) el que no puede vivir en sociedad, o no
necesita nada para su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino
una bestia o un dios.
 En función de satisfacer las exigencias físicas y espirituales, el hombre necesita
vivir en sociedad ya que el hombre racional e individual no es autosuficiente y
requiere de la ayuda y protección de los demás de su especie, formando lo que
llamamos comunidades.
 Un hombre aislado no puede desarrollarse como persona y de ahí nuestra
tendencia a agruparnos en vez de aislarnos. Un ejemplo es el nacimiento de las
redes sociales y su rápida expansión a pesar de que nuestros avances científicos y
tecnológicos han hecho que los otros seres humanos sean menos indispensables en
nuestra vida. Es por ello que continuamos inventando nuevas formas de
comunicarnos y convivir en sociedad.
 En su obra de filosofía política Política, Aristóteles afirma, entre otras cosas, que el
hombre es un ser social y político. La sociabilización es la naturaleza del hombre.
Según este filósofo, la familia es la primera comunidad o sociedad formada, que es
necesaria para el ser social.
 Sin embargo, la familia no es suficiente para satisfacer todas las necesidades del ser
humano, por lo que este genera naturalmente una sociedad. Para ello, se
organizarían aldeas y luego estas constituirían la polis, o ciudad griega de aquel
entonces.
 La organización de la sociedad requiere de la naturaleza política del hombre, y esta
organización deriva en el derecho, gracias a la virtud de los ciudadanos y a la
práctica de la justicia. El derecho o lo justo como tal sólo tiene sentido para el
hombre en sociedad, y dicho derecho asegura la felicidad del mismo.

El hombre es un animal político

Fabián Coelho
Licenciado en Letras

Qué significa El hombre es un animal político:


“El hombre es un animal político” es una frase de Aristóteles. Significa que el hombre se
diferencia de los animales, entre otras cosas, porque vive en sociedades organizadas
políticamente, en cuyos asuntos públicos participa en mayor o menor medida, con el
objetivo de lograr el bien común: la felicidad de los ciudadanos.

En el original griego, Aristóteles se refería al hombre como un ζῷον πoλιτικόν (zôion


politikón), siendo que ζῷον significa ‘animal’, y πoλιτικόν puede traducirse como
‘político’: animal político.

Esta afirmación, como tal, es clave en el pensamiento filosófico de Aristóteles, pues plantea
que el hombre no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado en su
condición de ciudadano.

La frase aparece en la Política, tratado donde Aristóteles establece las bases de la filosofía
política del pensamiento occidental y donde aborda algunos aspectos fundamentales de la
política, entendida como forma de organización y regulación de la sociedad.

Análisis de la frase
Aristóteles, en su tratado sobre política, calificaba al hombre como un “animal político”.
Para responder por qué el filósofo griego lo planteaba en estos términos y qué quería
significar con ello, debemos analizar con cuidado esta afirmación.

Consideremos, en primer lugar, que propone al hombre dentro de la categoría de los


animales, con los cuales, en efecto, comparte otras características. El hombre, por
ejemplo, es un ser gregario, social, que vive en comunidades (la primera: la familia),
asociándose con otros individuos o grupos de individuos (familias, clanes) en función de
objetivos comunes: la supervivencia, la protección, el alimento, la procreación.

No obstante, el hombre se diferencia del animal en diferentes aspectos. El hombre habla,


esto es, se puede comunicar a diferentes niveles de complejidad con sus iguales, lo que, a
su vez, significa que necesita de los otros para comunicarse, expresar sus sentimientos,
emociones y pensamientos.

Para Aristóteles, entonces, el hombre es un ser social por naturaleza, que no puede vivir
aislado y sin contacto social; un hombre solitario solo podía ser un ser superior (dios,
héroe) o inferior al hombre (bestia), pero nunca igual.

Vea también El hombre es un ser social por naturaleza.

Ver también

Película Matrix de las hermanas Wachowski

Luis Buñuel: principales películas y etapas

8 poemas geniales de César Vallejo

Película La pasión de Cristo, de Mel Gibson

El hombre, además, es un ser racional, con la capacidad para pensar, reflexionar,


discernir, ser consciente de su existencia y de la de sus pares, y como ser racional puede
distinguir lo bueno de lo malo, lo virtuoso de lo inmoral, lo positivo de lo negativo. La
razón, en este sentido, empuja al hombre a buscar lo justo, lo virtuoso, lo bueno, en suma:
la felicidad. Pero para ello, para formarse y realizarse plenamente, el hombre necesita de
los otros, es decir, el hombre necesita vivir en sociedad.

Vea también El hombre es un animal racional.

Por lo tanto, el hombre es un ser social y racional. Pero la vida en sociedad, la convivencia
de diversos grupos sociales en un espacio de coexistencia, genera, como es natural,
fricciones, conflictos de intereses, problemas de diversa índole. Por ello, las sociedades
necesitan regulaciones (reglas, normas, leyes, principios, valores) que alivien las
dificultades inherentes a toda convivencia y que aseguren una coexistencia armoniosa
donde prevalezcan valores como la justicia, el respeto, la tolerancia y la solidaridad.
La creación de todo este sistema de normas para regular y organizar la convivencia supone
la creación de formas de organización de la vida en la ciudad (unidad política suprema,
según Aristóteles), en donde el hombre debe participar en mayor o menor medida por el
simple hecho de formar parte de una sociedad organizada de esta manera. A la
participación del hombre en los asuntos públicos del gobierno y el Estado se le llama
política. La política es una rama de la moral que se ocupa de las actividades por medio de
las cuales una sociedad resuelve los problemas que plantea su convivencia.

De este modo, debido a que el hombre es un animal social y racional, inmerso de


manera ineludible en los asuntos de la polis o de la ciudad-Estado por su condición de
ciudadano (de la cual eran excluidos, en la Antigua Grecia, los hombres menores de 21
años, los esclavos, las mujeres, los niños y los extranjeros), por esta razón el hombre es,
también, un animal político, que participa en la organización de la sociedad y en la
resolución de sus problemas, en la aplicación de las leyes y de la justicia, y en el logro del
máximo bien común, que es la felicidad de los ciudadanos.

Sobre Aristóteles
Aristóteles es uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos. Sus ideas sobre
la metafísica, la lógica, la política, la retórica, la estética, la física, la astronomía y la
biología han ejercido enorme influencia en el pensamiento occidental y su influencia se
puede rastrear hasta el presente.

Aristóteles nació en el año de 384 a. de C., en la ciudad de Estagira (de allí que se lo
conozca también como ‘el Estagirita’), perteneciente al Reino de Macedonia, y murió en el
año 322 a. de C. Fue discípulo de Platón y maestro de Alejando Magno. Fue autor de
cientos de tratados, de los cuales apenas han llegado hasta nosotros 31 de ellos. Entre los
más conocidos se encuentran la Ética, la Política, la Metafísica y la Poética, entre otros.

Solo sé que no sé nada

Revisión técnica por Ever Arrieta


Filósofo, historiador y traductor

Qué es Solo sé que no sé nada:


“Solo sé que no sé nada” o "solo sé que nada sé" es una famosa frase atribuida al filósofo
griego Sócrates (470-399 a. de C.), en la que este filósofo expresa que es consciente de
su propia ignorancia.

La frase se atribuye al filósofo Sócrates, pero en vista de que no dejó prueba escrita, Platón
—uno de sus discípulos— la plasmó en sus obras que contienen las enseñanzas del filósofo.
En el libro Apología de Sócrates, además de exponer una versión del discurso de defensa de
Sócrates ante los tribunales atenienses tras ser sentenciado a muerte, Platón expresa que la
filosofía de Sócrates se basa en la admisión de su ignorancia, pues la sabiduría procede del
reconocimiento de dicha ignorancia, tal como lo indica su frase: “solo sé que no sé nada”.

En relación al origen de esta frase, existen dos vertientes:

 Surgió de una conversación con los atenienses que Sócrates afirmó que no tenía
buenos conocimientos, mientras que era visto por ellos como un sabio en diferentes
áreas.
 La frase en estudio fue expresada por Sócrates cuando el Oráculo de Delfos declaró
que Sócrates era el hombre más inteligente de Grecia.

Existen testimonios que revelan que la frase en estudio es la versión sintética, por lo que se
usa siempre la primera parte pero esta también puede ir acompañada de una segunda,
presentando esta misma algunas variantes, como el siguiente caso: “solo sé que no sé nada
y, al saber que nada sé, algo sé”, “solo sé que no sé nada, y esto cabalmente me distingue
de otros filósofos, que creen saberlo todo”.

Análisis de la frase “solo sé que no sé nada”


Como tal, Sócrates con esta frase expresaba que su sabiduría no se basaba en hacer
conocimiento sobre algo, sino que declaraba su ignorancia sobre diferentes saberes. Así,
Sócrates no se describía como portador del saber, sino como alguien con la voluntad de
aprender cada día más.

Esta frase propone la idea de que el individuo no tiene la verdad absoluta, y que es
importante que este tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir
nuevos saberes.

Asimismo, se trata de tomar una posición en la que una persona reconoce los límites de su
conocimiento sobre algún tema determinado, buscando aprender constantemente, evitando
hablar como si conociera todo, cuando se ignora el contenido del mismo.

En consideración de todo lo expresado anteriormente, aprender puede ser una forma de


vida, en la cual el individuo admite que hay límites para todo aquello que realmente puede
saber, estando dispuesto a adquirir nuevos conocimientos y a mejorar cada día.

Para finalizar, el ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e, incluso, es ignorante de
su propia ignoración. Por el contrario, el sabio reconoce que aún hay mucho por aprender
de los otros y del entorno, si desea ampliar sus conocimientos y ganar nuevas perspectivas
sobre un tema.

El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está plasmado
o dicho, es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.
Método socrático
En primer lugar, Sócrates usaba como método el dialogo para llegar a la verdad, realizando
preguntas a los interlocutores hasta que ellos mismos llegaran a una conclusión válida.
Generalmente, la conclusión era que no sabían nada o muy poco.

Algunos filósofos afirmaban que el método socrático constaba de dos fases: ironía y
mayéutica. Aunado con el razonamiento inductivo que ayudaría alcanzar la definición
universal del término, objeto de investigación.

En relación con la ironía, Sócrates tenía como objetivo en hacerle creer a su interlocutor su
ignorancia para poder obtener conocimientos sobre algo.

En cuanto al método de la mayéutica, este proviene del griego maieutiké (o el 'arte de asistir
en el parto) y se trata de ayudar al discípulo a encontrar en sí mismo la forma de alcanzar el
conocimiento, a través del diálogo. Este método conlleva cuestionar aquello que se cree
saber de antemano y reconocer ese hecho.

Existencialismo: características, autores y


obras

Andrea Imaginario
Especialista en Artes, Literatura Comparada e Historia

El existencialismo es una corriente filosófica y literaria que estudia la condición humana a


partir de los principios de libertad y responsabilidad individual, los cuales han de ser
analizados como fenómenos independientes de justificaciones religiosas, filosóficas o
racionales, es decir, independientes de las categorías preconcebidas.

Como corriente de pensamiento, el existencialismo iniciará en el siglo XIX, pero solo hacia
la segunda mitad del siglo XX alcanzará su apogeo.

Características del existencialismo


El carácter heterogéneo del existencialismo impide que sea considerado como una escuela
unificada. Sin embargo, las tendencias que se han manifestado dentro del movimiento
comparten algunas características. Entre ellas, podemos mencionar las siguientes:

La existencia precede a la esencia

La pregunta sobre el sentido y propósito de la existencia humana es el fundamento de la


filosofía occidental. Esta se ha abocado tradicionalmente a ello por medio de la formulación
de categorías trascendentales, sea la noción de dios y el trasmundo, la noción de Idea y su
contraposición con la materia, la noción de la razón universal y el pensamiento consciente,
o la moral como principio trascendente.

De estas categorías habrá muchas interpretaciones. Todas tendrán algo en común: justificar
la condición de la existencia humana fuera y antes del sujeto, es decir, partir de que la
existencia humana se debe a un esencia de la cual derivan los principios éticos.

Para el existencialismo, la existencia humana precede a la esencia. Esto significa que la


reflexión filosófica no tendría que fundarse en la formulación de categorías abstractas y
trascendentes, como Idea, dioses, razón o moral, sino a partir de la propia condición de la
existencia humana.

La vida se impone sobre la razón abstracta


El existencialismo se opone al racionalismo y al empirismo, centrados en la valoración de
la razón y del conocimiento como principio trascendente, sea que este se postule como el
punto de partida de la existencia o como su orientación vital.

El existencialismo se opone a la hegemonía de la razón como fundamento de la reflexión


filosófica. Desde la perspectiva de los existencialistas, la experiencia humana no puede
estar condicionada a la absolutización de uno de sus aspectos, ya que el pensamiento
racional como principio absoluto niega la subjetividad, las pasiones y los instintos, tan
humanos como la consciencia. Esto le confiere también un carácter antiacademicista por
oposición al positivismo.

Mirada filosófica puesta en el sujeto

Al cuestionar la hegemonía del pensamiento racional, el existencialismo propone centrar la


mirada filosófica en el propio sujeto y no en categorías abstractas y supraindividuales.

De esta manera, el existencialismo retorna a la consideración del sujeto y su modo de


existir frente al universo como experiencia individual e individualizada. Le interesará, por
lo tanto, reflexionar sobre el móvil de la existencia y el modo de asimilarla.

Valora la libertad sobre la determinación exterior

A partir de esto, el existencialismo formula su principal hipótesis: si la existencia precede a


la esencia, entonces el acento de la reflexión está en el modo de la existencia y no en su fin
o propósito. Por lo tanto, el ser humano es libre e independiente de toda categoría abstracta
o esencia.

La libertad debe ser ejercida por el sujeto desde una absoluta responsabilidad individual, lo
cual debería derivar en una moral que no requiera de un imaginario previo para justificarse.
Se entiende así la formulación de Jean-Paul Sartre, según la cual la libertad es
responsabilidad total en soledad absoluta, es decir: "El hombre está condenado a ser
libre".

Posmodernidad

Así las cosas, la libertad en el existencialismo no debe ser confundida con un


individualismo indolente. Por el contrario, la libertad en el existencialismo implica la plena
conciencia de que las decisiones y acciones personales influyen en el entorno social, lo que
nos hace corresponsables del bien y del mal infligidos sobre los otros. Concluyen los
existencialistas que la conciencia de la libertad así entendida permite la formación de una
ética que no requiere de una justificación externa para existir.

Esta pretensión de los existencialistas descansa, como es de esperarse, en la lectura crítica


de las guerras históricas, cuyos crímenes han sido justificados a partir de categorías
abstractas y suprahumanas o supraindividuales según el caso, como nación, civilización,
religión, evolución, y pare de contar.
Angustia existencial: desasosiego, desamparo y absurdo

Sin horizonte trascendente, sin justificación del orden del mundo, sin dios, sin
conocimiento como categoría universal, sin ideología del progreso como destino, el
ejercicio de la libertad tal como lo plantea Sartre y la existencia en sí misma generan
desasosiego, muy a pesar de su aspiración ética que siempre implica una valoración de las
relaciones humanas y sociales.

Al cuestionar el concepto de dios, de razón o de moral como fundamento del pensamiento


filosófico, que no es otra cosa que la reflexión sobre el sentido vital, el existencialismo abre
las puertas a la discusión sobre la nada, a la sensación de abandono y a la angustia
existencial, la cual no debe confundirse nunca con el temor.

Si el temor puede definirse como el miedo a un peligro concreto, la angustia es, en cambio,
el temor de sí mismo, la inquietud ante las consecuencias de las propias acciones y
decisiones, el miedo a una existencia sin consuelo, el miedo a proferir daños irreparables
pues no hay excusas, justificaciones ni promesas. La angustia existencial es, de algún
modo, lo más semejante al vértigo.

Contexto histórico del existencialismo


La aparición y desarrollo del existencialismo está estrechamente relacionada con el proceso
de la historia occidental. Por ello, para comprenderlo, vale la pena comprender el contexto.
Veamos.

Antecedentes del existencialismo

El siglo XVIII es testigo de tres fenómenos fundamentales: la revolución francesa, la


revolución industrial y el desarrollo del iluminismo o Ilustración, un movimiento filosófico
y cultural que preconizaba la razón como principio universal y fundamento del horizonte
vital.

La Ilustración veía en el conocimiento y la educación los mecanismos para liberar a la


humanidad del fanatismo y el atraso cultural, lo que implicaba un cierto rearme ético
propugnado desde la universalidad de la razón.

Sin embargo, desde el siglo XIX en el mundo occidental ya era notorio que aquellas
banderas (razón, progreso económico de la industrialización, política republicana, entre
otros) no lograban evitar la decadencia moral de Occidente. Por eso, el siglo XIX ve nacer
muchos movimientos críticos de la razón moderna, tanto artísticos como filosóficos y
literarios.

Vea también Crimen y castigo de Dostoyevski.

El siglo XX y la formulación del existencialismo


El reacomodo de los sistemas económicos, políticos y del pensamiento de los siglos
anteriores, que auguraban un mundo racional, moral y ético, no dieron los resultados
esperados. En su lugar, se sucedieron las guerras mundiales, signos inequívocos de la
decadencia moral de Occidente y todas sus justificaciones espirituales y filosóficas.

El existencialismo, desde sus inicios, ya notaba la incapacidad de Occidente para ordenar


aquella transformación violenta. Los existencialistas del siglo XX que vivieron la Segunda
Guerra Mundial tuvieron frente a sí las pruebas de la decadencia de los sistemas morales y
éticos fundados en valores abstractos.

Autores más representativos


El existencialismo inicia muy pronto, en el siglo XIX, pero poco a poco va modificando sus
tendencias. Así, existen diferentes autores de diferentes generaciones, que parten de un
punto de vista diferentes, en parte como consecuencia de su tiempo histórico. Veamos los
tres más representativos en este apartado.

Søren Kierkegaard
Søren Kierkegaard, filósofo y teólogo danés nacido en 1813 y fallecido en 1855, es el autor
que abre paso al pensamiento existencialista. Será el primero en postular la necesidad de
que la filosofía sitúe su mirada desde el individuo.

Para Kierkegaard, el individuo debe hallar la verdad en sí mismo, fuera de las


determinaciones del discurso social. Ese será, pues, el recorrido necesario para hallar la
propia vocación.

Así, Kierkegaard avanza hacia la subjetividad y el relativismo, aun cuando lo hace desde
una perspectiva cristiana. Entre sus obras más destacadas se encuentran El concepto de la
angustia y Temor y temblor.

Friedrich Nietzsche
Friedrich Nietzsche fue un filósofo alemán nacido en 1844 y fallecido en 1900. A
diferencia de Kierkegaard, rechazará cualquier perspectiva cristiana y religiosa en general.

Nietzsche proclama la muerte de Dios al analizar el devenir histórico de la civilización


occidental y su decadencia moral. Sin dios o los dioses, el sujeto debe encontrar por sí
mismo el significado de la vida, así como su justificación ética.

El nihilismo de Nietzsche relativiza la trascendencia de un único valor absoluto ante su


incapacidad para dar respuesta unificada a la civilización. Ello constituye terreno propicio
para la indagación y la búsqueda, pero entraña también angustia existencial.

Entre sus obras más famosas se pueden mencionar: Así habla Zaratustra y El nacimiento
de la tragedia.

Jean-Paul Sartre
Jean-Paul Sartre, nacido en Francia en 1905 y fallecido en 1980, es el representante más
emblemático del existencialismo del siglo XX. Fue filósofo, escritor, crítico literario y
activista político.
Sartre definía sus planteamientos filosóficos como existencialismo humanista. Estuvo
casado con Simone de Beauvoir y recibió el Nobel de literatura en 1964. Es conocido por
haber escrito la trilogía Los caminos de la libertad y la novela La náusea.

También te puede interesar 7 obras esenciales de Jean-Paul Sartre.

Otros autores
Son muchos los autores que son considerados existencialistas por parte de la crítica, tanto a
nivel filosófico como a nivel literario. Muchos de ellos pueden ser vistos como antecesores
de esta línea de pensamiento según su generación, mientras que otros han surgido a partir
de los planteamientos de Sartre.

Entre otros nombres importantes del existencialismo podemos mencionar a los escritores
Dostoyevski y Kafka, a Gabriel Marcel, al español Ortega y Gasset, a León Chestov y a la
propia Simone de Beauvoir, esposa de Sartre.

2.

Posmodernidad

Andrea Imaginario
Especialista en Artes, Literatura Comparada e Historia

Posmodernidad puede referirse tanto al proceso de transformación cultural de la


modernidad a partir de la década de 1970, y especialmente 1980, como a los diferentes
movimientos culturales, filosóficos y artísticos de ese período que cuestionan los
paradigmas de la modernidad, así como su vigencia universal y atemporal.

Si la partícula post significa 'después', ¿hablar de posmodernidad implica admitir que la


modernidad y sus valores han terminado? ¿O esto significa apenas que la modernidad
simplemente está en tela de juicio? ¿Qué quiere decir esta expresión realmente y qué
implica? ¿En qué se puede reconocer un movimiento o pensamiento posmoderno?

Los años 70, 80 y 90 fueron las décadas del triunfo del capitalismo y la sociedad del
bienestar, la caída del muro de Berlín y la mercantilización de la información y de todos los
órdenes de la vida, es decir, el triunfo de la sociedad de consumo en las sociedades
posindustriales.

Para algunos autores, la posmodernidad no es exactamente una crítica de la modernidad,


sino más bien un cuestionamiento del carácter absoluto de ciertos valores, como la noción
de "verdad" y “razón”, o la preeminencia de lo social sobre lo individual. Sin embargo,
según los defensores de la posmodernidad, esta no deja de reconocer la importancia de los
valores en cuestión, sino que apenas pone en cuestión el modo en que han sido utilizados.
¿Pero tienen razón en ello?

Para comprender la posmodernidad

Andy Warhol: El nacimiento de Venus. 1984.

Comprender la posmodernidad pasa, necesariamente, por tener claro su punto de referencia:


la modernidad. La modernidad representa una era y una forma de pensamiento cuyos
antecedentes pueden rastrearse en el antropocentrismo del renacimiento, si bien no cobraría
forma plena sino hasta el siglo XVIII.

Una corriente intelectual y dos hechos históricos en el siglo XVIII fueron fundamentales en
este giro de la historia: el movimiento de la Ilustración, conocido también como
Iluminismo, la revolución francesa y la revolución industrial.

Grosso modo, la modernidad se propuso el paso de la tradición al cambio, lo que recibió el


nombre de “progreso”. Esto implicaba:

 secularizar la sociedad, es decir, separar la Iglesia del poder político;


 promover el conocimiento (razón y ciencia) como armas contra el fanatismo y
herramientas del progreso;
 consolidar el Estado nacional (formación del nacionalismo), y crear un nuevo
modelo político basado en la separación de poderes y la libertad de los ciudadanos;
 desarrollar todas las potencialidades económicas de la industrialización.

Pero la historia de los siglos siguientes mostraría las costuras de tan “inspirador” modelo: la
expansión del imperialismo, la aparición de la ideología comunista, el nacionalismo
exacerbado que produjeron dos guerras mundiales y otros conflictos armados, el crack del
29 y la guerra fría.

Ver también
Película Matrix de las hermanas Wachowski
7 obras emblemáticas de Andy Warhol
Existencialismo: características, autores y obras
El laberinto de la soledad de Octavio Paz

La aparición de las nuevas tecnologías (especialmente las de la comunicación) formarían un


nuevo escenario: el triunfo de la cultura del consumo y la cultura de masas. ¿Es ese el
cumplimiento de la promesa? ¿A eso se limitaría el progreso? La disgregación de los
valores, la pérdida de la fe en la trascendencia de los grandes relatos históricos y el
desasosiego generado por el hastío frente a una cultura absolutamente mercantilizada y
mecanizada constituirían, pues, la condición posmoderna.

Características de la posmodernidad
Las características de la modernidad pueden ser resumidas en los siguientes aspectos:

 Expresa la crisis del pensamiento metafísico moderno;


 Deslegitima los metarrelatos modernos;
 Reconoce que existen diferentes modos de saber;
 Rechaza la linealidad histórica y relativiza el progreso;
 Reflexiona sobre su contexto y visibiliza responsabilidades;
 Promueve la diferenciación subjetiva y la diversidad.

Comprendamos, pues, cada una de las características de la posmodernidad detenidamente:

Expresa la crisis del pensamiento metafísico moderno

La crisis del pensamiento metafísico moderno comienza, según los autores, desde el
momento en que la filosofía y la ciencia descubren que no son infalibles ni universales, al
tiempo que descubren su incapacidad para hallar una “verdad” única, lo que conlleva a la
deslegitimidad de los metarrelatos modernos. La posmodernidad visibiliza este quiebre.

Con pensamiento metafísico moderno nos referimos a la filosofía y la ciencia en las


formas en que son concebidas en la modernidad. Ciencia y filosofía modernas se han
centrado en enarbolar la razón como principio fundamental de la historia humana, así como
en buscar y defender una verdad única. Pero las maneras en que la historia del mundo ha
evolucionado ponen esta pretensión en tela de juicio.

La ciencia y la filosofía modernas se han demorado en reflexionar sobre el sentido de la


vida y el propósito de conocimiento a partir de principios absolutos. Es decir, han hecho
prevalecer la “Idea” sobre la realidad y el contexto, lo que es causa de contradicción y
malestar.

Deslegitima los metarrelatos modernos

Ciencia y filosofía, razón y verdad, orden y progreso, Estado y nación, modernización


y desarrollo, son algunos de los metarrelatos fundamentales de la modernidad. Todos ellos
se han erigido como principios civilizatorios universales y universalizantes, tal como antes
lo hubiera sido la religión.

Si la modernidad quiso sepultar la religión en el campo santo de la vida privada, también


cavó su propia fosa a un lado al no cumplir sus promesas, pues entre otras cosas, ¿cuándo
llega el progreso y qué viene después de él? Si es cierto que la sociedad se beneficia del
progreso desde una perspectiva histórica, ¿es esto consuelo suficiente para la existencia
individual?

La deslegitimación de los metarrelatos modernos es consecuencia de varias fisuras, de las


que enumeramos solo tres:

 pretender dar sentido a la vida social en función de principios abstractos (progreso,


razón, conocimiento);
 someter a los individuos a ese proyecto social negando las subjetividades y las
diversidades; y
 permanecer de espaldas a los modos en que la aparición de la técnica y la tecnología
han dinamitado aquellas abstracciones.

Es todo esto lo que crea, justamente, la crisis social y cultural de las sociedades
posindustriales que refleja la posmodernidad.

Reconoce que existen diferentes modos de saber

Para la posmodernidad, el saber no es solamente científico o filosófico, de esa manera,


relativiza la valoración de la razón. Para la posmodernidad, si algo ha evidenciado la nueva
forma de vida en que la información se ofrece como mercancía, es que también existe el
saber-vivir, el saber-hacer o el saber-oír.

Junto a esto, para la posmodernidad también cobran importancia las formas del “decir” y
la aparición del saber en forma de información. Por todo ello, la concepción del
conocimiento según la modernidad se transforma y las ideas de razón universal y verdad
absoluta se relativizan.
Es por todo ello que, no solo para los intelectuales de la posmodernidad sino para los hijos
de la era posmoderna, tienen una inmensa importancia los símbolos, el lenguaje, los iconos,
en fin, los diferentes modos de “decir” o “significar”.

Rechaza la linealidad histórica y relativiza el progreso

La modernidad se proponía el paso de la tradición al cambio. Este paradigma recibió el


nombre de “progreso”, horizonte al que toda sociedad debía aspirar. Ese es el gran
metarrelato de la modernidad.

Para la mentalidad moderna, el progreso correspondía a una visión lineal y evolutiva


(ascendente) del tiempo, cuyo logro sería posible en función de tres elementos principales:

 el dominio de la razón (conocimiento),


 el desarrollo tecnológico e industrial y
 la consolidación del Estado nacional moderno (repúblicas).

Pero a pesar de que muchas de las aspiraciones fueron logradas, también es cierto que las
contradicciones no tardaron en aparecer.

La posmodernidad acepta que la historia está conformada de rupturas, regresos,


divagaciones, saltos inesperados, en fin, que no está orientada hacia un fin último, sino que
es compleja y está desprovista de un metarrelato que la oriente.

Reflexiona sobre su contexto y visibiliza responsabilidades

Algunos defensores del pensamiento posmoderno sostienen que esta línea de pensamiento
reflexiona sobre hechos concretos, sus consecuencias y las responsabilidades de los actores
sociales, lo que implica para ellos la construcción de una ética.
Más allá de afirmar o negar esta idea, sí queda claro que la filosofía posmoderna asume su
tiempo histórico. Con esto queremos decir que intenta responder a su contexto e intenta
comprender el malestar de las sociedades posindustriales.

Son sociedades posindustriales aquellas que, tras poner en práctica el modelo industrial y
capitalista, “disfrutan” de la riqueza y estabilidad generada por la industrialización. Es
decir, son las sociedades que viven lo que se conoce como Estado de bienestar. Solo que la
fragmentación del orden social da cuenta de que algo no ha dado el resultado esperado.

La posmodernidad pone en evidencia que el capitalismo, aunado a las tecnologías, ha


propiciado, por una parte, la individualización de los sujetos, y, por la otra, ha modificado
la valoración del saber, cuyo fin ya no es la reivindicación del espíritu, sino su
mercantilización. Si todo es mercantilizable, si todo se resume al consumo, entonces se
pierde la trascendencia humana, pues ha sido desprovista de su significado.

Promueve la diferenciación subjetiva y la diversidad


Si la razón y la verdad absoluta se relativizan, la posmodernidad comprende que existe una
diferenciación subjetiva y una diversidad. La atomización de los individuos, el triunfo de
la sociedad de bienestar y sus consecuencias, la caída de los grandes metarrelatos y la
pérdida de la orientación histórica, favorecen la diferenciación de subjetividades.

En ese escenario, los miembros de la sociedad no buscan ya homogeneizarse con el gran


conjunto, sino distinguirse, diversificarse, y en muchos casos, resistir, pasiva o activamente.

El sentido no viene conferido por el discurso común, tal como la pertenencia a la nación,
sino por las búsquedas del individuo, bien en soledad, bien en grupo. Pero estas búsquedas
no son capaces de articular un nuevo metarrelato para las sociedades posindustriales.

Por ello, el que el pensamiento posmoderno visibilice eso no quiere decir necesariamente
que lo interprete como un reacomodo hacia un nuevo horizonte. Los posmodernos acusan
este cambio como un signo de fragmentación del orden social, como expresión de una crisis
histórica.

Para los posmodernos, la deslegitimación de los grandes metarrelatos no ha dejado en su


lugar un discurso nuevo y esperanzador. Ha dejado, en cambio, una sociedad de consumo
individualizada e hipermercantilizada. Ha dejado, finalmente, una sociedad fragmentada.
Es este, finalmente, el gran fracaso de la modernidad.

Principales autores y obras de la posmodernidad


Jean-François Lyotard
Reflexiona en torno a la condición del saber o del conocimiento en las sociedades
posindustriales. Fue autor de célebre libro La condición posmoderna, así como de La
posmodernidad explicada a los niños.

Jean Baudrillard
Entre otros debates, Baudrillard ha reflexionado ampliamente en torno a la mercantilización
de los símbolos y, por tanto, de los imaginarios sociales. Es autor del libro La ilusión y
desilusión estéticas.

Michel Foucault
Michel Foucault es ampliamente conocido por su libro Esto no es una pipa, en el cual
analiza la paradoja del cuadro homónimo pintado por el surrealista Renée Magritte.

Foucault estudia los fenómenos del lenguaje, la significación y los signos. Su acento está
justamente en los modos del decir, la construcción de las convenciones significantes, no
solamente vinculadas a través de la palabra. Entre otras de sus obras fundamentales se
encuentran: Las palabras y las cosas y De lenguaje y literatura.

Gilles Lipovestky
Autor francés del clásico de la filosofía posmoderna La era del vacío y de Los tiempos de
la hipermodernidad, reflexiona en torno a las transformaciones sociales: el hiperconsumo,
las paradojas del progreso, las esperanzas y desesperanzas humanas, desde la noción de
hipermodernidad.

Gianni Vattimo
Vattimo es un filósofo nacido en 1936, formado desde la hermenéutica por Hans-Georg
Gadamer. Desarrolló el concepto del pensamiento débil. Ha analizado el problema del fin
de los metarrelatos modernos y, tras ello, se ha dedicado al estudio del papel de la religión
y la evolución del pensamiento religioso en las últimas décadas. Eu autor de los libros El
fin de la modernidad y Después de la cristiandad.

Cornelius Castoriadis
Analiza el problema de la construcción de imaginarios y el simbolismo en el entorno social.
Castoriadis, a partir de una lectura neomarxista, subraya los problemas derivados de la
estructuración del orden social a partir de las negociaciones de sentido y el peso de las
instituciones como el Estado. Es autor del libro La institución imaginaria de la sociedad.

Libro La metamorfosis de Franz Kafka

Fabián Coelho
Licenciado en Letras

Qué significa libro La metamorfosis de Franz Kafka:


La metamorfosis es una narración autoría de Franz Kafka, publicada en 1915, que cuenta la
historia de la transformación de Gregorio Samsa en un monstruoso insecto, y del drama
familiar que, a raíz de este acontecimiento, se desata.
Su título original en alemán es Die Verwandlung, que podría traducirse como ‘la
transformación’. No obstante, en español se ha optado por designarlo como 'metamorfosis',
palabra que tiene un componente mítico asociado.

En este relato se ha querido ver una alegoría del enfrentamiento del hombre ante un
mundo moderno que lo oprime y lo borra.
Edición alemana de 1916. El título original, Die Verwandlung, traduce literalmente ‘la
transformación’.

Por su parte, la transformación de Gregorio en lo que es presumiblemente un escarabajo,


que es un suceso fantástico, extraordinario, inaugura la literatura del absurdo, que en las
décadas posteriores influirá a numerosos escritores consagrados.

Por otra parte, en esta historia se ha querido ver paralelismos biográficos con Kafka,
especialmente en lo relacionado con su relación conflictiva con el padre y en la amenaza
que supone el padre para Gregorio en esta narración.

Análisis y resumen de la obra


La metamorfosis es un relato dividido en tres partes, donde se narra la transformación de
Gregorio Samsa, un viajante de comercio de telas, en un monstruoso insecto, y el impacto
que tendrá este acontecimiento no solo en su vida, sino en la de su familia.

La historia comienza con el despertar de Gregorio Samsa en la habitación de su casa y la


sensación de haber tenido un sueño intranquilo. Luego va descubriendo, poco a poco, su
nueva situación: sus innumerables patas, su abdomen abombado, el caparazón en que ahora
se ha convertido su espalda, sus nuevas y fuertes mandíbulas.

Este acontecimiento, que se enmarca dentro de lo fantástico, desencadenará una serie de


problemas para Gregorio y su familia. En primer lugar, Gregorio es el único sostén de la
familia Samsa, compuesta por su hermana y sus padres; su trabajo como viajante de
comercio le permite asumir estos gastos del hogar e ir pagando una deuda contraída por el
padre con su actual patrón.

Pese a todo, la primera preocupación de Gregorio será cómo justificar su situación actual
ante su jefe, su retraso (debía tomar el tren de las cinco de la mañana). No ha caído en la
cuenta, aún, de la gravedad de su situación. Incluso opta por dormir un poco más, con la
esperanza de que la transformación se revierta y todo vuelva a la normalidad.

Un apoderado de los almacenes donde trabaja Gregorio vendrá a buscarlo a la casa,


indignado por la situación. Gregorio hará enormes esfuerzos por abrir la puerta y entonces
aparecerá, por primera vez, a la vista de su familia con su nueva forma: la de un enorme
escarabajo.

La familia no sabe, al principio, cómo actuar en la nueva situación. La hermana, que siente
gran cariño por Gregorio, sin embargo, se apiadará de su hermano y será quien lo alimente
y cuide.

La economía familiar, principal preocupación de todos en vista del estado de Gregorio, se


someterá a nuevos ajustes: se recortarán los gastos del hogar al máximo, la criada pasará a
ir solamente dos veces al día para hacer limpieza, habrá que alquilar una de las habitaciones
a tres inquilinos, y los tres miembros de la familia se verán obligados a trabajar.
La nueva situación con los inquilinos generará, sin embargo, conflictos. Los hombres son
muy exigentes con la limpieza y la familia trata de mantener en secreto a Gregorio. Una
noche, la hermana, Greta, tocará el violín para los inquilinos y estos, atraídos por la música,
la invitarán a tocar en el salón.

Fascinado por la melodía, Gregorio sale de su habitación, en un último impulso de


sensibilidad humana, para escuchar a su hermana. Pero al ser descubierto, se generará un
gran alboroto que acabará con el abandono de los inquilinos de la casa y con Gregorio con
una manzana incrustada en el caparazón, lanzada por el padre para ahuyentarlo.

Después de aquella situación confusa, la familia entiende que la situación de Gregorio es


insostenible. Gregorio también lo entiende así, de modo que decidirá encerrarse
definitivamente en su cuarto, dejará de salir y desistirá de alimentarse, invadido por un
profundo sentimiento de tristeza. Días después, la criada lo encontrará muerto en el cuarto.

Personajes

Gregorio Samsa

Es viajante de comercio. Trabaja para pagar las deudas de su padre, cuyo negocio se fue a
la quiebra hace años y que se encuentra imposibilitado para trabajar. Es el sostén
económico de la familia. Un día amanece transformado en un enorme insecto,
presumiblemente un escarabajo.

Grete Samsa (hermana)

Es la hermana de Gregorio y la persona por quien este siente más cariño. Es quien se
encarga de cuidar a Gregorio cuando se convierte en un insecto. Lo alimenta y remueve los
muebles del cuarto para darle más libertad de movimiento. Toca el violín y aunque
Gregorio pretendía enviarla a estudiar al conservatorio, jamás se lo trasmitió, de lo cual se
lamenta. Cuando sobrevenga la transformación de su hermano, ella se verá obligada a salir
a trabajar.

Señor Samsa (padre)

Es el padre de Gregorio. Tenía un negocio que se vino abajo y que tuvo que cerrar hace
cinco años. Algunas deudas quedaron pendientes de pagar, por lo cual Gregorio se ha visto
obligado a trabajar como viajante de comercio para el acreedor del padre, puesto que el
señor Samsa no puede trabajar por su edad. Sin embargo, cuando ocurra la desgracia de
Gregorio tendrá que buscarse un trabajo para sostener a la familia. Su relación con
Gregorio es tensa.

Señora Samsa (madre)

Es la madre de Gregorio. Sus problemas de salud (sufre de asma) le impiden hacer los
trabajos del hogar. Gracias a que Gregorio trae el dinero a la casa es posible contratar a una
criada y una cocinera que le alivien las responsabilidades. No obstante, como consecuencia
de la transformación de Gregorio, la familia se ve obligada a limitarse en la contratación de
ayudas y la señora Samsa tendrá que empezar a trabajar cosiendo y remendando prendas de
vestir. Aunque ama a su hijo, le produce gran espanto su forma actual de insecto.

Sobre el autor
Franz Kafka es un autor de origen judío, nacido en Praga en 1883, que escribía en lengua
alemana. Su particular obra literaria se caracterizó por el absurdo de las situaciones
planteadas, las estructuras de poder laberínticas, y por sus atmósferas asfixiantes, todo lo
cual ha dado lugar al término kafkiano, que alude precisamente a autores cuyas obras se
encuentran influidas por Kafka y que presentan estas características. Su obra más celebrada
es La metamorfosis, publicada en 1915. Asimismo, es autor de otras novelas importantes
aunque inacabadas, como El proceso, América o El castillo. Murió en 1924.

La religión es el opio del pueblo

Fabián Coelho
Licenciado en Letras

Qué significa La religión es el opio del pueblo:


La frase “la religión es el opio del pueblo” es autoría de Karl Marx, prominente intelectual
y filósofo alemán del siglo XIX. Significa que la religión es usada por las clases
dominantes como instrumento para controlar al pueblo, aliviando y dándole sentido a sus
padecimientos mediante la idea de un mundo de dicha ilusoria y la promesa de una vida
eterna.

La frase se inscribe dentro del sistema de pensamiento de Marx, también conocido como
marxismo, que sostenía que las personas oprimidas por el sistema capitalista debían hacer
una revolución para acabar con el capitalismo e instaurar un régimen comunista de igualdad
y justicia social.

Análisis de la frase
“La religión es el opio del pueblo” es la traducción de la frase original en alemán “Die
Religion […] sie ist das Opium des Volkes”. Se encuentra en el escrito “Contribución a la
crítica de la filosofía del derecho de Hegel”, publicado en 1844, en el periódico Deutsch-
Französischen Jahrbücher her (anuarios franco-alemanes).

La frase se halla en una parte del escrito donde Marx expone sus ideas en torno a la
religión y su significado para el pueblo. Para su análisis, es muy importante apreciarla en
su contexto:

Para Marx, la religión implica no solo la miseria real de la vida humana, sino una forma de
protesta contra esta, como si la religión, en cierto sentido, se sustentara precisamente en la
miseria del mundo y de la realidad que atormenta el alma humana.

Por ello, en el siguiente párrafo, Marx llama a renunciar a la religión, a su dicha


ilusoria, a su promesa de un mundo mejor después de esta vida miserable, pues
considera que la religión es síntoma de la necesidad de ilusiones del pueblo, condenado a
un valle de lágrimas.

En este sentido, Marx reconoce implícitamente la necesidad de las sociedades de una vida
espiritual que dé sentido a la vida, que conduzca sus pasos, que les haga creer que el
sufrimiento en este mundo es irremediable y pasajero, y que deben resistirlo porque sus
vidas de trabajos y carencias serán recompensadas en la promesa de la vida eterna en el
Paraíso.

Para Marx, pues, la renuncia a la religión en pos de la lucha por lograr una dicha verdadera
en la vida real, sin postergaciones, sería lo idóneo; una vida no sometida a las necesidades y
las estrecheces que el pueblo es obligado a soportar para sostener a los opresores, es decir,
las clases dirigentes, los dueños de los medios de producción y el clero; una vida mejor en
un mundo mejor aquí en la tierra, durante esta existencia.

La religión niega esa posibilidad, porque la religión convoca un mundo imaginario, lleno de
ilusiones y promesas de una vida mejor, sin penurias ni sufrimientos, que funciona como
bálsamo para soportar el dolor y la miseria de un sistema social que oprime a la mayor
parte de la población, privilegiando a unos pocos.

Así, pues, esta vida miserable solo es soportable gracias a esa promesa que aliena al ser
humano, que lo adormece y lo hace aceptar el orden social vigente como necesario e
irremediable, imposible de cambiar, pues esta ha sido la voluntad de Dios, obligándolo a
postergar los sueños de justicia e igualdad al mundo divino. Dicho de otro modo: la religión
pasa a ser el discurso por medio del cual se legitiman las injusticias sociales.

De allí la comparación metafórica de la religión con el opio, que es una sustancia


narcótica, obtenida a partir de las semillas de la amapola, que tiene un efecto analgésico y
tranquilizante en las personas, y que antiguamente era usada como medicina contra el
dolor.

Así, del mismo modo en que el opio funciona como una anestesia contra el dolor, limita el
pensamiento, nubla la visión, e impide enfrentar la realidad, asimismo la religión no
permite ver más allá del mundo ilusorio que han pintado, con sus amenazas de castigo
eterno en caso de rebeldía y su promesa de paz eterna.

La religión es el remedio para calmar las angustias espirituales e impedir que el pueblo
luche para modificar el orden establecido por las clases dominantes, que es causa de su
sufrimiento.

Para Marx, por lo tanto, la única respuesta a ese sistema social que obligaba al pueblo al
sufrimiento y las necesidades era una revolución que cambiara las condiciones del mundo y
que cumpliera las promesas de un mundo mejor no en el más allá, después de la vida, sino
en la propia tierra.

Sobre Karl Marx


Karl Marx fue un filósofo alemán de origen judío nacido en el Reino de Prusia en 1818. Su
obra abarcó los campos de la filosofía, la política, la historia, la economía y la sociología.

Es considerado uno de los intelectuales más influyentes de los últimos siglos. Junto con
Friedrich Engels fundó el socialismo científico, el materialismo histórico y el comunismo
histórico.

Sus teorías sobre la sociedad, la economía y la política son conocidas con el nombre de
marxismo, y ejercieron una enorme influencia en el pensamiento filosófico posterior.

Entre sus escritos más conocidos destacan El capital y el Manifiesto del Partido
Comunista. Murió en el Reino Unido en 1883.
El hombre es la medida de todas las cosas

Fabián Coelho
Licenciado en Letras

Qué significa El hombre es la medida de todas las cosas:


“El hombre es la medida de todas las cosas” es una afirmación del sofista griego
Protágoras. Es un principio filosófico según el cual el ser humano es la norma de lo que
es verdad para sí mismo, lo que también implicaría que la verdad es relativa a cada quien.
Tiene una fuerte carga antropocéntrica.

Debido a que las obras de Protágoras se perdieron en su totalidad, esta frase ha llegado
hasta nosotros gracias a que varios autores antiguos, como Diógenes Laercio, Platón,
Aristóteles, Sexto Empírico o Hermias, la refirieron en sus obras. De hecho, según Sexto
Empírico, la frase se encontraba en la obra Los discursos demoledores, de Protágoras.

Tradicionalmente, la frase ha sido tradicionalmente incluida dentro de la corriente de


pensamiento relativista. El relativismo es una doctrina de pensamiento que niega el
carácter absoluto de ciertos valores, como la verdad, la existencia o la belleza, pues
considera que la verdad o falsedad de toda afirmación está condicionada por el conjunto de
factores, tanto intrínsecos como extrínsecos, que inciden en la percepción del individuo.

Análisis de la frase
La frase “el hombre es la medida de todas las cosas” es un principio filosófico enunciado
por Protágoras. Admite diferentes interpretaciones dependiendo del sentido que se atribuya
a cada uno de sus elementos, a saber: el hombre, la medida y las cosas.

Pensemos, para empezar, a qué se podía estar refiriendo Protágoras cuando hablaba de “el
hombre”. ¿Sería, acaso, al hombre entendido como individuo o al hombre en un sentido
colectivo, en cuanto especie, es decir, a la humanidad?

Considerado el hombre en un sentido individual, podríamos afirmar, entonces, que habría


tantas medidas para las cosas como hombres existen. Platón, filósofo idealista, suscribía
esta teoría.

Pensado el hombre en un sentido colectivo, serían admisibles dos enfoques diferentes. Uno
según el cual ese hombre colectivo haría referencia a cada grupo humano (comunidad,
pueblo, nación), y otro extensivo a toda la especie humana.
La primera de estas hipótesis, pues, implicaría cierto relativismo cultural, es decir, cada
sociedad, cada pueblo, cada nación, actuaría como medida de las cosas.

Por su parte, la segunda de las hipótesis concebida por Goethe, supondría considerar la
existencia como la única medida común a todo el género humano.

Lo cierto es que, en todo caso, la afirmación del hombre como medida de las cosas tiene
una fuerte carga antropocéntrica, lo cual, a su vez, describe un proceso de evolución del
pensamiento filosófico en los griegos.

De una primera fase, donde se coloca a los dioses en el centro del pensamiento, como
explicación de las cosas, se pasa a una segunda etapa cuyo centro será ocupado por la
naturaleza y la explicación de sus fenómenos, para, finalmente, arribar a esta tercera fase
en la cual el ser humano pasa estar en el centro de las preocupaciones del pensamiento
filosófico.

De allí, también, la carga relativista de la frase. Ahora el ser humano será la medida, la
norma a partir de la cual serán consideradas las cosas. En este sentido, para Platón el
sentido de la frase se podría explicar de la siguiente manera: tal me parece a mí una cosa,
tal es para mí, tal te parece a ti, tal es para ti.

Nuestras percepciones, en suma, son relativas a nosotros, a lo que a nosotros nos parece. Y
aquello que conocemos como “propiedades de los objetos” son en realidad relaciones que
se establecen entre los sujetos y los objetos. Por ejemplo: un café puede estar demasiado
caliente para mí, mientras que para mi amigo su temperatura es idónea para beberlo. Así, la
pregunta “¿el café está muy caliente?”, obtendría dos respuestas diferentes por parte de dos
sujetos distintos.

Ver también
Película Matrix de las hermanas Wachowski
Película La pasión de Cristo, de Mel Gibson
Luis Buñuel: principales películas y etapas
9 poemas esenciales de José Asunción Silva

Por esta razón, Aristóteles interpretaba que lo que en realidad quería decir Protágoras era
que todas las cosas son tales como a cada uno le parecen. Si bien contrastaba que,
entonces, una misma cosa podría ser a la misma vez buena y mala, y que, en consecuencia,
todas las afirmaciones opuestas vendrían a ser igualmente verdaderas. La verdad, en
definitiva, sería entonces relativa a cada individuo, afirmación en la que se reconoce,
efectivamente, uno de los principios capitales del relativismo.

Sobre Protágoras
Protágoras, nacido es Abdera, en 485 a. de C., y fallecido en 411 a. de C., fue un célebre
sofista griego, reconocido por su sabiduría en el arte de la retórica y famoso por haber
sido, a juicio de Platón, el inventor del papel del sofista profesional, maestro de retórica y
conducta. El propio Platón, además, le dedicaría uno de sus diálogos, el Protágoras, donde
reflexionaba sobre los distintos tipos de sofistas. Pasó largas temporadas en Atenas. Le fue
encomendada la redacción de la primera constitución en que se establecía la educación
pública y obligatoria. Debido a su postura agnóstica, sus obras fueron quemadas y el resto
de las que permanecieron con él se perdieron cuando el barco en que viajaba al destierro
zozobró. Es por esto que hasta nosotros apenas han llegado algunas de sus sentencias a
través de otros filósofos que lo citan.

El hombre es un lobo para el hombre

Revisión técnica por Ever Arrieta


Filósofo, historiador y traductor

Qué es El hombre es un lobo para el hombre:


"Lobo es el hombre para el hombre" (en latín lupus est homo homini) es una frase célebre
extraída de la obra dramática Asinaria, del comediógrafo latino Plauto (250-184 a. de C.),
que sería popularizada por el filósofo inglés del siglo XVIII Thomas Hobbes en su obra El
Leviatán (1651). Hobbes escribiría “el hombre es un lobo para el hombre” (en latín homo
homini lupus) para referirse a que el estado natural del hombre lleva a una la lucha
continua contra su prójimo.

La frase, en ese sentido, se convierte en la metáfora del animal salvaje que el hombre lleva
por dentro, siendo capaz de realizar grandes atrocidades y barbaridades contra elementos de
su propia especie. Algunas de esas acciones son dirigir guerras, practicar exterminio a un
grupo social, realizar atentados, asesinatos y secuestros, someter a otros individuos a la
esclavitud, tráfico ilegal de personas, etc.

No obstante, Thomas Hobbes indica que la paz y la unión social pueden ser alcanzadas
cuando son establecidas en un contrato social, en el que se define un poder centralizado que
tenga la autoridad absoluta para proteger a la sociedad, creando una comunidad civilizada.

Es de considerar que el hombre puede presentar una conducta buena e intachable, pero
también destructiva y egoísta, específicamente cuando se mueve por sus propios intereses,
por ejemplo, un ascenso en el trabajo.
La frase opuesta a "el hombres es un lobo para el hombre" es aquella que sentencia que "el
hombre es bueno por naturaleza", de Jean-Jacques Rousseau, quien contrariamente a
Hobbes sostenía que los seres humanos nacen buenos y libres, pero el mundo los corrompe.

Vea también El hombre es bueno por naturaleza.

Análisis de la frase
Según Hobbes, el estado natural de los seres humanos es el de las confrontaciones de unos
con otros, generando acciones violentas, crueles y salvajes.

Esto supone que todas las amenazas que afronta un ser humano son generadas por otros
seres humanos, por lo que se puede concluir, a juicio de Hobbes, que el hombre es un
depredador del propio hombre.

Generalmente, en la mayoría de los supuestos de hecho, el individuo más fuerte explota o


maltrata al más débil, cuando lo correcto es que el fuerte proteja al débil. Como la especie
humana no posee tal comportamiento, Hobbes presenta el contrato social para lograr una
convivencia armoniosa, equilibrada y en paz entre los ciudadanos de una sociedad.

Como tal, el contrato social es diseñado con la intención de establecer una autoridad,
normas morales y leyes a las que están sometidos y deben cumplir los individuos. Este
contrato otorga a cada individuo derechos y deberes, a cambio de abandonar la libertad que
posee en el estado natural, para asegurar su sobrevivencia en la sociedad.

No obstante, los términos establecidos en el contrato social pueden cambiar con la


condición de que todos los intervinientes estén de acuerdo y así lo deseen.

El hombre es bueno por naturaleza

Fabián Coelho
Licenciado en Letras

Qué es El hombre es bueno por naturaleza:


La frase “el hombre es bueno por naturaleza” es una afirmación autoría del eminente
escritor e intelectual del periodo de la Ilustración Jean-Jacques Rousseau en su novela
Emilio o de la educación, publicada en 1762.

En esta novela, donde Rousseau expone sus teorías de la educación que tanto influirían
posteriormente en el desarrollo de la pedagogía moderna, se explica que el ser humano
está orientado naturalmente para el bien, pues el hombre nace bueno y libre, pero la
educación tradicional oprime y destruye esa naturaleza y la sociedad acaba por
corromperlo.

Recordemos, también, que Rousseau se apoyaba en la tesis del buen salvaje, según la cual
el ser humano, en su estado natural, original y primitivo, es bueno y cándido, pero la vida
social y cultural, con sus males y sus vicios, lo pervierten, llevándolo al desorden físico y
moral. De ahí que considerase que el hombre en su estado primitivo fuese superior
moralmente hablando al hombre civilizado.

Ver también

Película Matrix de las hermanas Wachowski

Luis Buñuel: principales películas y etapas

El laberinto de la soledad de Octavio Paz

Sin embargo, esta afirmación de que el hombre fuera bueno por naturaleza se oponía a otra
idea, diametralmente opuesta, esgrimida el siglo anterior, en el tiempo del nacimiento de
los Estados nacionales, por Thomas Hobbes, según la cual el hombre, en cambio, era malo
por naturaleza, pues siempre privilegia su propio bien por encima del de los demás, y, en un
estado salvaje, vive en medio de continuas confrontaciones y conspiraciones, cometiendo
crueldades y actos violentos para asegurarse la supervivencia.

Hobbes, entonces, sostenía que el hombre era un depredador, “un lobo para el hombre”, y
que la única forma de salir de ese estado primitivo estribaba en la construcción de un
Estado nacional, con un poder político centralizado, de corte absolutista y monárquico, que
permitiera al hombre agruparse para sobrevivir, pasando de ese estilo de vida salvaje a uno
de orden y moral, superior y civilizado.
Vea también El hombre es un lobo para el hombre.

No obstante, se ha criticado el que se afirme que la bondad o, en su defecto, la maldad,


puedan ser naturales, pues desde un punto de vista moral ni bondad ni maldad son
propiedades naturales. La bondad y la maldad, el bien y el mal, son categorías morales que
tienen su raíz en el pensamiento religioso judeocristiano, según el cual los seres humanos
son creados por Dios a su imagen y semejanza, y, por lo tanto, buenos por naturaleza, a
semejanza divina. De modo que decir que el hombre es bueno o malo por naturaleza es
moralizar a la naturaleza.

Más bien, se podría sostener que el ser humano no nace bueno ni malo, puesto que en sus
etapas más tempranas de desarrollo el individuo está desprovisto de referencias culturales,
informaciones o experiencias, que lo doten de intenciones o finalidades buenas o malas.

Por otro lado, una interpretación marxista de la frase de Rousseau, readaptaría su


contenido para explicar que el hombre, que en esencia es un ser social, que depende del
conjunto de las relaciones sociales que establece con otros, en realidad es corrompido por la
sociedad capitalista, cuyo sistema, erigido sobre la explotación del hombre por el hombre, y
donde cada individuo debe luchar encarnizadamente para mantener sus privilegios y
posesiones, es fundamentalmente egoísta, individualista e injusto, y contrario a la
naturaleza social del ser humano.

En conclusión, la frase “el hombre es bueno por naturaleza”, arraigada en un sistema de


pensamiento propio de la Ilustración y en un contexto histórico en el cual el hombre
europeo se encontraba en una fase de revisión moral en relación con su forma de ver y
entender al hombre no europeo (americano, africano, asiático, etc.), en condiciones de vida
comparativamente primitivas, guardaba cierto recelo hacia la pureza moral del hombre
civilizado, visto fundamentalmente como producto de una sociedad corrompida por los
vicios y la ausencia de virtud. Es, pues, una visión idealizada del hombre en su estado
originario.

Vea también El hombre es social por naturaleza.

Sobre Jean-Jacques Rousseau


Jean-Jacques Rousseau nació en Ginebra, en 1712. Fue un influyente escritor, filósofo,
botánico, naturalista y músico de su época. Es considerado uno de los grandes pensadores
de la Ilustración. Sus ideas influyeron en la revolución francesa, en el desarrollo de las
teorías republicanas, en el desarrollo de la pedagogía, y se lo considera precursor del
romanticismo. Entre sus obras más importantes destacan El contrato social (1762), las
novelas Julia o la nueva Eloísa (1761), Emilio o de la educación (1762) y de sus memorias
Confesiones (1770). Murió en Ermenonville, Francia, en 1778.
El hombre es un animal racional

Qué es El hombre es un animal racional:


“El hombre es un animal racional” es una frase atribuida a Aristóteles (384-322 a. de C.)
y es una continuación a su teoría “el hombre es un animal político”, ambos de la obra
Política.

Aristóteles afirma en su obra Política que el hombre es esencialmente animal, social,


racional y político debido a los tres componentes que constituyen al hombre: su naturaleza,
sus hábitos y su razón. Sin embargo, que el hombre sea el único animal racional, no
significa que no sea irracional o actúe irracionalmente.

La naturaleza es la parte animal del hombre que nos asemeja al resto de los animales
gregarios con sistemas organizados.

Los hábitos reflejan la parte animal y social. La razón se hace presente en el lenguaje o la
palabra (logos), para “manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo
injusto”, o sea, la distinción entre el bien y el mal que nos diferencia del resto de los
animales.

“La razón por las cuales hombre es un ser social, más que cualquier animal gregario es
evidente. La naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único
animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la poseen
también, los demás animales (...). Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo
perjudicial, así como lo justo y lo injusto.

Política, de Aristóteles

Vea también:

 "El hombre es un animal político"


 "El hombre es un ser social por naturaleza"

Análisis de la frase “el hombre es un animal racional”


Los filósofos definen conceptos como “qué es el hombre” con una lógica de pensamientos.
La construcción de una definición requiere, según Aristóteles, empezar por buscar todo lo
que define al concepto en general, por ejemplo, el hombre es animal, para luego ser
constituido por sus diferencias, en el caso del hombre es su razón, siendo la diferencia
específica lo que determina que es exclusivo del concepto.
La razón comprende una serie de atributos y capacidades, entre ellas la capacidad de
abstracción. Se define abstracción como la capacidad que los hombres tenemos de
“alejarse del presente, de lo inmediato y lo particular. Lo humano conserva su pasado y
piensa en el futuro dirigiendo su conducta”. El animal racional consigue superar las
adversidades llegando a conceptos universales como la Justicia.

Además, Aristóteles considera que el alma del hombre esta dividida en diferentes partes, las
cuales se caracterizan por ser racionales e irracionales:

 La facultad o alma vegetativa es un ejemplo de aquella parte irracional que los


hombres comparten con los otros animales, y se encarga de los procesos biológicos
básicos.
 La facultad o alma apetitiva es tanto racional como irracional y tiene que ver con los
deseos y el conocimiento interior.
 Finalmente, es la facultad o alma intelectiva la que es exclusivamente humana y se
expresa a través del deseo de razonar y comprender el mundo.

Para finalizar, la frase “el hombre es un animal racional” no debe ser confundida con
Racionalismo. El racionalismo es la doctrina filosófica del siglo XVII que afirma que la
razón está por sobre la experiencia, y cuyo principal defensor es el filósofo francés René
Descartes (1596-1650).

Gobierna tu mente o ella te gobernará a ti

El poeta lírico y satírico latino Quinto Horacio Flaco (65 a.C. - 8 a.C.) conocido
simplemente como Horacio, acuñó la frase “gobierna tu mente o ella te gobernará a tí” que
se basa en la búsqueda del placer o felicidad, equilibrando la mente y el cuerpo.

Horacio dice ‘gobierna tu mente’ porque si solo nos enfocamos en el conocimiento ‘vulgar’
creamos una mente utilitaria que ya no se importa de descifrar la realidad. Programamos
nuestra mente para que no se haga muchas preguntas siendo entonces ‘gobernados’ por
una mente automatizada.

El poeta romano Horacio era seguidor del epicureísmo, un movimiento filosófico fundado
por Epicuro de Samos en el siglo IV a.C. que abocaba a la búsqueda de una vida feliz a
través de la búsqueda inteligente de placeres.
El epicureísmo tenía como finalidad llegar al estado de ataraxia que se define como la
ausencia de turbación, la serenidad absoluta, la ausencia de dolor o aflicción. Para ello era
necesario encontrar el equilibrio perfecto entre la mente y el cuerpo.

Los epicúreos como Horacio se basan en el conocimiento empírico, o sea, afirmaban que
la formación del conocimiento es a través de la percepción de nuestras experiencias.

En este sentido, el conocimiento vulgar o popular se adquiere a través de tentativas


cotidianas constantes. Son indispensables para el comportamiento diario y para el
funcionamiento social normal porque son conocimientos prácticos que no buscan
explicaciones racionales. La fuente principal de el conocimiento popular son los sentidos, o
sea, a través del cuerpo.

“Gobierna tu mente o ella te gobernará a tí” se traduciría en inglés como “rule your mind or
it will rule you”.

Obras de Horacio
No fue hasta que Horacio conoce al político romano, consejero y amigo personal del futuro
emperador César Augusto, Cayo Mecenas (68 a.C. - 8 a.C.) que publica su primer libro
Sátiras en el año 35 a.C.

Los especialistas han dividido las obras de Horacio en dos períodos: el antes y el después
del año 27 a.C cuando Octavio recibe formalmente el título de Augusto:

Primer período, antes de Augusto, Horacio publica sus dos libros de Sátiras y el libro los
Epodos. Las Sátiras son obras más bien autobiográficas con fines morales pero no exento
de crítica social.

Epodo por otro lado es una obra lírica con crítica social (futura esencia de las obras de
Horacio) y fue inspirado en los epodos griegos que consistían en insultos e improperios. Es
en Epodos que Horacio se refiere a la locución latina 'beatus ille' como una alabanza a la
vida de campo y a la vida retirada.

Segundo período, después de Augusto, Horacio publica sus cuatro libros de Odas (104
odas en total) y dos libros de Epístolas (cartas). Los temas abarcados en las Odas se pueden
clasificar en:

 alabanzas a Augusto
 elogio a la amistad
 temas filosóficos y morales: se acuña la locución ‘carpe diem’ o ‘aprovecha el
momento’ sobre el goce de la juventud.
 el amor
 campo y naturaleza
En las Epístolas el más famoso es la Epístola a los Pisones, en latín Epistula ad Pisones,
que se conoce como Arte poética pues definió los principios y preceptos literarios que
usamos hoy. La obra es una renovación del clasicismo griego en la literatura romana y trata
de la filosofía de vida de Horacio, donde para ser feliz se debe alcanzar la ‘aurea
mediocritas’ o ‘dorada medianía’ que es el punto medio entre dos extremos, el goce de los
bienes presentes sin extremos y con generosidad.

El conocimiento es poder

Caterina Chen
Licenciada en Ciencias de la Comunicación

"El conocimiento es poder" significa que, mientras más conocimiento una persona tenga
sobre algo o alguien, más poder tendrá. Grosso modo, la frase se refiere a cómo el
conocimiento sobre algo nos entrega más opciones y mejores maneras de enfrentar la
situación.

La frase "el conocimiento es poder" se ha convertido en un dicho popular, a pesar de haber


sido materia de estudio desde la época de Aristóteles hasta la época contemporánea con
Michel Foucault. Por lo tanto, la frase ha sido atribuida a innúmeros autores, siendo la
autoría de Francis Bacon la más difundida.

A continuación se encuentran en orden cronológico algunos de los autores más conocidos


que estudiaron el tema del conocimiento como poder:

 Aristóteles (384-322 a. de C): incorpora los conceptos de conocimiento sensible


ligado a distintos niveles de saber para llegar finalmente al entendimiento.
 Francis Bacon (1561-1626): el conocimiento es poder es una justificación para
promover la ciencia aplicada.
 Thomas Hobbes (1588-1679): el concepto de saber es poder es aplicado en el área
de la política.
 Michel Foucault (1926-1984): hace el paralelismo entre ejercer conocimiento y
ejercer poder.

Esta frase ha sido asociada también al regreso a la naturaleza, o sea, a volver al


conocimiento de la naturaleza, pues en ella radica el poder de la vida y de la Tierra.
También se ha popularizado la frase "el conocimiento es poder" como una sátira
representado por un perezoso cuya frase más conocida es: "Cuando llevas estudiando un
minuto sin parar, el conocimiento es poder".

En Francis Bacon

Francis Bacon (1561-1626) es considerado el padre del método científico y del empirismo
filosófico. El empirismo afirma la importancia de la experiencia en el proceso de adquirir
conocimiento.

En su obra Meditationes Sacrae escrito en el año 1597 se encuentra el aforismo latino 'ipsa
scientia potestas est' que es traducido literalmente como 'el conocimiento en su poder',
luego reinterpretado como "el conocimiento es poder".

Francis Bacon ejemplifica esto señalando el absurdo de las disputas sobre los límites del
conocimiento de Dios versus los límites de su poder, ya que el conocimiento en sí mismo
es un poder, por lo tanto, si su poder es ilimitado, su conocimiento también lo será. Francis
Bacon explica además la relación del conocimiento y la experiencia en la siguiente frase:
El conocimiento se adquiere leyendo la letra pequeña de un contrato; la experiencia, no
leyéndola.

La frase “el conocimiento es poder” también es atribuido al secretario de Francis Bacon y


fundador de la filosofía política y ciencia política moderna Thomas Hobbes (1588-1679)
que en su obra Leviatán, escrita en el año 1668, incluye el aforismo latino "scientia potentia
est" que significa 'conocimiento es poder', a veces traducido como 'saber es poder'.

En Aristóteles

Aristóteles (384-322 a. de C) en su obra Ética de Nicómaco define su teoría del


conocimiento partiendo del conocimiento sensible que deriva de la sensación siendo un
conocimiento inmediato y fugaz propio de los animales inferiores.

Del conocimiento sensible, o de las sensaciones, tenemos el punto de partida para adquirir
un tipo de experiencia que nos acerca a la realidad de las sustancias concretas definida por
Aristóteles como el saber productivo o también llamado saber técnico.
El segundo nivel de saber es el saber práctico que es la capacidad de ordenar
racionalmente nuestra conducta tanto pública como privada.

El tercer nivel de saber se llama saber contemplativo o saber teórico donde no hay
aparentemente ningún interés en especial. Este saber nos lleva al nivel más alto del
conocimiento donde radica la actividad del entendimiento que busca el porqué y la causa
de las cosas. Es donde reside la sabiduría.

En Michel Foucault

El filósofo y psicólogo francés Michel Foucault (1926-1984) explica la relación íntima que
mantiene el conocimiento con el poder.

Según Foucault, el conocimiento es adquirido en función de definir una verdad. En una


sociedad, la función de los que definen la verdad es la transmisión de este conocimiento
que se hace mediante normas y conductas. Por lo tanto, en una sociedad ejercer
conocimiento es sinónimo del ejercicio del poder.
Foucault define además el poder como una relación social donde existe por un lado el
ejercicio del poder propiamente tal y la resistencia al poder por el otro.

2.

Una vida sin examen no merece la pena ser


vivida

Qué es Una vida sin examen no merece la pena ser


vivida:
“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es una sentencia atribuida al filósofo
griego Sócrates (470 a.C. - 399 a.C.) descrito en la obra Apología de Sócrates escrita en el
año 399 a. C. por su discípulo Platón ( 427 a.C. - 347 a.C.).

Platón transcribió en la Apología de Sócrates los diálogos que Sócrates sostuvo ante el
tribunal de Atenas durante su sentencia a muerte por emancipar a los jóvenes atenienses
con sus enseñanzas.

“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es la conclusión que Sócrates usa para
justificar sus métodos de enseñanza que apelan por sobre todo a la importancia de
examinarse a sí mismo y a los demás para mantener una actitud crítica sobre nuestros
actos y sobre nuestras vidas con el fin último de evolucionar para ser la mejor persona
que podemos ser.

En los diálogos ante el tribunal de Atenas, Sócrates desarrolla el argumento de que no


merece la muerte, ya que, su intención es la de hacer el bien al intentar convencer a cada
uno a través de la mayéutica, la ironía y los diálogos, que en vez de de preocuparse por las
cosas que la mayoría de las personas les preocupa deberían preocuparse por ser lo mejor
y los más sensato que se puede ser.

La frase “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida” se encuentra casi al final de la
Apología de Sócrates en el párrafo 38a donde apela que no merece la pena de muerte por
tratar de convencer a los otros de seguir su ejemplo de abandonar lo que la mayoría de
las personas les preocupa: negocios, hacienda familiar, mandos militares, discursos en
asambleas, magistratura, alianzas y luchas de partidos.

La introducción a la frase “una vida sin examen no merece la pena ser vivida” es la
argumentación de Sócrates con respecto a lo que merece. Una de las opciones que sugiere
es la manutención en el Pritaneo. En Pritaneo los benefactores de la ciudad recibían el
honor de ser alimentados. Como Sócrates consideraba que su acción era un bien mayor
entonces, quizás, merecía este honor.

Para evitar la pena de muerte Sócrates afirma que sabe que debe sugerir un mal o un castigo
que sepa que es malo para él como la prisión (donde argumenta que no merece vivir como
esclavo de los magistrados); una multa (pero argumenta que no tiene dinero) o el destierro.

Cuando Sócrates argumenta sobre la posibilidad de castigarse con el destierro, o según


cómo lo ven los atenienses: vivir alejado en silencio llevando una vida tranquila, afirma que
es difícil persuadir a los presentes que para él eso significa desobedecer a dios porque el
mayor bien es conversar para examinarse a sí mismo y a los otros porque “una vida sin
examen no merece la pena ser vivida”.

“Si, por otra parte, digo que el mayor bien para un hombre es precisamente éste, tener
conversaciones cada día acerca de la virtud y de los otros temas de los que vosotros me
habéis oído dialogar cuando me examinaba a mí mismo y a otros, y si digo que una vida
sin examen no tiene objeto vivirla para el hombre, me creeréis aún menos.”

Sócrates fue declarado culpable por el tribunal de Atenas y sentenciado a muerte mediante
evenenamiento por cicuta.

Otras frases del filósofo Sócrates son:

 "La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia."


 "Cuando más un hombre disminuye sus necesidades, más se aproxima de las
condiciones divinas."
 "Es preferible sufrir una injusticia que cometerla."
 "El orgullo separa a las personas, la humildad las une."
 "El secreto del cambio es enfocar toda nuestra energía no en luchar contra lo
antiguo sino en la construcción de lo nuevo."

Solo sé que no sé nada


Revisión técnica por Ever Arrieta
Filósofo, historiador y traductor

Qué es Solo sé que no sé nada:


“Solo sé que no sé nada” o "solo sé que nada sé" es una famosa frase atribuida al filósofo
griego Sócrates (470-399 a. de C.), en la que este filósofo expresa que es consciente de
su propia ignorancia.

La frase se atribuye al filósofo Sócrates, pero en vista de que no dejó prueba escrita, Platón
—uno de sus discípulos— la plasmó en sus obras que contienen las enseñanzas del filósofo.

En el libro Apología de Sócrates, además de exponer una versión del discurso de defensa de
Sócrates ante los tribunales atenienses tras ser sentenciado a muerte, Platón expresa que la
filosofía de Sócrates se basa en la admisión de su ignorancia, pues la sabiduría procede del
reconocimiento de dicha ignorancia, tal como lo indica su frase: “solo sé que no sé nada”.

En relación al origen de esta frase, existen dos vertientes:

 Surgió de una conversación con los atenienses que Sócrates afirmó que no tenía
buenos conocimientos, mientras que era visto por ellos como un sabio en diferentes
áreas.
 La frase en estudio fue expresada por Sócrates cuando el Oráculo de Delfos declaró
que Sócrates era el hombre más inteligente de Grecia.

Existen testimonios que revelan que la frase en estudio es la versión sintética, por lo que se
usa siempre la primera parte pero esta también puede ir acompañada de una segunda,
presentando esta misma algunas variantes, como el siguiente caso: “solo sé que no sé nada
y, al saber que nada sé, algo sé”, “solo sé que no sé nada, y esto cabalmente me distingue
de otros filósofos, que creen saberlo todo”.

Análisis de la frase “solo sé que no sé nada”


Como tal, Sócrates con esta frase expresaba que su sabiduría no se basaba en hacer
conocimiento sobre algo, sino que declaraba su ignorancia sobre diferentes saberes. Así,
Sócrates no se describía como portador del saber, sino como alguien con la voluntad de
aprender cada día más.

Esta frase propone la idea de que el individuo no tiene la verdad absoluta, y que es
importante que este tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir
nuevos saberes.
Asimismo, se trata de tomar una posición en la que una persona reconoce los límites de su
conocimiento sobre algún tema determinado, buscando aprender constantemente, evitando
hablar como si conociera todo, cuando se ignora el contenido del mismo.

En consideración de todo lo expresado anteriormente, aprender puede ser una forma de


vida, en la cual el individuo admite que hay límites para todo aquello que realmente puede
saber, estando dispuesto a adquirir nuevos conocimientos y a mejorar cada día.

Para finalizar, el ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e, incluso, es ignorante de
su propia ignoración. Por el contrario, el sabio reconoce que aún hay mucho por aprender
de los otros y del entorno, si desea ampliar sus conocimientos y ganar nuevas perspectivas
sobre un tema.

El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está plasmado
o dicho, es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.

Método socrático
En primer lugar, Sócrates usaba como método el dialogo para llegar a la verdad, realizando
preguntas a los interlocutores hasta que ellos mismos llegaran a una conclusión válida.
Generalmente, la conclusión era que no sabían nada o muy poco.

Algunos filósofos afirmaban que el método socrático constaba de dos fases: ironía y
mayéutica. Aunado con el razonamiento inductivo que ayudaría alcanzar la definición
universal del término, objeto de investigación.

En relación con la ironía, Sócrates tenía como objetivo en hacerle creer a su interlocutor su
ignorancia para poder obtener conocimientos sobre algo.

En cuanto al método de la mayéutica, este proviene del griego maieutiké (o el 'arte de asistir
en el parto) y se trata de ayudar al discípulo a encontrar en sí mismo la forma de alcanzar el
conocimiento, a través del diálogo. Este método conlleva cuestionar aquello que se cree
saber de antemano y reconocer ese hecho.

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