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XXII

VIVIR DEL NUEVO PRINCIPIO DEL ALMA

A partir de lo que acabamos de decir, reflexionar ahora en la vida consciente del


alma

despertada y preguntaros como esta consciencia se desarrolla en el nuevo


campo astral, de que manera ella se manifiesta allí, como esta vida se lleva allí acabo y
cuales son los resultados de ella.

Para responder a estas cuestiones, es necesario primeramente formarnos una


justa imagen de las nociones: consciencia, vida y alma.

La conciencia aparece cuando el principio animador que hace vivir al sistema del
candidato es completamente interiorizado, es decir que opera a partir del punto central
de este sistema. Hay, en la naturaleza fenomenal, numerosos sistemas vitales cuyo
principio animador no está interiorizado, sino/pero que actúa desde el exterior. Ahora
bien no puede haber conciencia en una manifestación vital de este genero. Pensemos
en este caso en el mundo vegetal y en el de los insectos. La gran mayoría de las especies
animales no poseen ni siquiera un principio animador individual. La mayor parte de los
animales viven por lo que se llama el espíritu grupo.

Otros animales conocen una especie de estado semi-consciente. En este caso, el


principio animador solo está interiorizado en parte; este último y los diversos vehículos
del cuerpo no están perfectamente concéntricos; el principio animador se relaciona con
él/depende y vibra en parte exteriormente. En algunas especies animales superiores,
como los caballos y algunos perros, está casi completamente interiorizado como en el
hombre. Si la evolución de estas especies animales progresa, los caballos, los perros y
los hombres se encontrarían en el mismo plan desde el punto de vista de su estado
natural. Se produciría lo que numerosos autores han supuesto como posible en el curso
de la historia: la manifestación de los animales pensantes, que viven conscientemente,
así como la formación de sociedades animales. Remitiros simplemente al celebre
Jonathan Swift, el autor de los viajes de Gulliver. Gulliver entra en una sociedad de
caballos que actúan, piensan y viven como los hombres. Si la animación interiorizada y
los vehículos de la personalidad son concéntricos, la actividad mental, al menos la
actividad cerebral natural tal como se constata en el hombre nacido de la naturaleza, se
vuelve posible..

El cuerpo físico es un organismo constituido por células y átomos. Vive y


permanece con vida porque posee un cuerpo etérico. Éste introduce continuamente en
el organismo una cuádruple fuerza vital. Cuando el vehículo etérico no funciona
normalmente, aparecen toda clase de dificultades corporales. El conjunto de cuerpo
físico y doble etérico es vivificado por un principio animador. Cuando el hilo que une
este principio al organismo se rompe, la muerte interviene y el organismo, no pudiendo
ya mantenerse, se descompone. Así se constata que la vida aparece gracias a la
colaboración de un principio animador, de un cuerpo físico y de su doble etérico.

La conciencia nace cuando el principio animador está completamente


interiorizado. Así es como se distinguen diversos estados de conciencia, de semi-
consciencia, etc.,diferencias provocadas por la relación entre el alma y el organismo. la
cuestión es saber si el principio animador y los vehículos están concéntricos o solo en
parte. Nuestra búsqueda nos muestra pues que el principio del alma es muy superior a
la vida, a sus formas y fenómenos. Todo depende del principio del alma, de la animación.

¿Que es pues el principio del alma? Es de naturaleza astral (o sideral); se la puede


asociar al vehículo astral de la personalidad, envolviendo como un manto al cuerpo físico
y su doble etérico.

El vehículo astral está igualmente compuesto de átomos de naturaleza más sutil,


más noble que los átomos etéricos y materiales. Hay pues átomos de naturaleza
material, etérica y astral, que corresponden a las tres esferas material, etérica y astral.
Una esfera etérica rodea el cuerpo material de la tierra; después, por encima, una esfera
astral. Es en esta última en la que el hombre mora durante la noche. Es atraído a ella.
Este cuerpo astral comporta tres estados, tres grados de densidad, tres unidades
vibratorias diferentes.

En la vida dialéctica (¡Prestar atención a esto para comprender más claramente


la transfiguración!) uno de estos tres estados de naturaleza astral funciona
positivamente y los otros dos negativamente. El polo positivo del vehículo astral
corresponde al sistema hígadobazo, especialmente al hígado, mientras que los dos
estados negativos corresponden a la cabeza y al corazón. En la mayoría de los humanos,
la sede de la conciencia está pues centralizada en el sistema hígado-bazo, y la vida de
los sentimientos y de los pensamientos está en concordancia con ella.

El estado así descrito es el estado de base, la característica fundamental de la


vida de todos los hombres dialécticos, luego nacidos de la naturaleza. De esta corta
introducción, podemos extraer los datos suficientes para un acercamiento claro a
nuestro tema. En tanto que alma renacida, queréis participar en un nuevo comienzo.
Esto quiere decir que aspiráis a la realización de un nuevo principio astral. Esto que os
anima desde vuestro nacimiento es de estructura dialéctica. En la Escuela Espiritual, en
la Joven Gnosis, lo que nos reúne es el deseo de adquirir un nuevo principio de alma con
la que queremos estimular poderosamente la actividad en nuestro microcosmos. Si
llegáis a ello, si conseguís lo que queréis, sentiréis que este desarrollo tiene inmensas
incidencias, susceptibles sin embargo de ser determinadas de manera científica.

En tanto que entidad nacida de la naturaleza, el ser humano está animado por
un yo astral cuya composición atómica se explica enteramente por la naturaleza de la
muerte. Pero en razón de las circunstancias de la vida, algunos llegan, como hemos
dicho, a elevar el centro de su conciencia del sistema hígado-bazo al corazón. Desde el
comienzo ello provoca ya una perturbación notoria del proceso vital ordinario. Aquel
que llega a elevar su conciencia hasta el corazón no abre únicamente la puerta del
corazón a la luz gnóstica sino que provoca al mismo tiempo un cambio de la polarización
magnética del yo astral, el principio animador natural que hasta entonces gobernaba su
vida.

Pensar por ejemplo, en el evangelio gnóstico de la Pistis Sophia: Cuando ella


canta sus trece cantos de arrepentimiento y viaja a través de los diversos dominios de
la naturaleza de la muerte, se dice que ella perturba el orden. Así es como el alumno
serio de la Escuela Espiritual perturba el principio natural que lo anima y lo hace vivir.
Llega a ello, lo repetimos, elevando al corazón el centro de la conciencia del sistema
hígado-bazo. ¿Como realiza esto? Aspirando intensamente a la luz liberadora, buscando
esta luz con perseverancia. Verificar en vosotros mismos si conocéis esta aspiración,
esta búsqueda de la luz. Si es que si, es que estáis elevando al corazón el centro de la
conciencia natural. Gracias a este deseo de salvación, a esta aspiración, la puerta del
corazón se abre en seguida a la luz de la Gnosis. El orden del centro positivo del hígado
y del centro negativo del corazón es perturbado. Gracias a este cambio, a esta
perturbación del orden magnético, la influencia del mundo astral de la naturaleza de la
muerte se debilita mientras que aparece una nueva posibilidad, y allí está lo maravilloso
y lo más importante: la posibilidad de que surja otro principio de alma y se desarrolle,
aquel que ha entrado en el corazón y ha despertado allí al capullo de rosa de su sueño
de muerte. Así pues es primordial para un aprendizaje positivo que el candidato llegue
a realizar la transfiguración del alma. Esa es la clave/llave del éxito en el camino. Si el
alumno sigue la vía del alma renacida, al comienzo, es exactamente lo que hemos dicho
de una planta o un animal: Durante tanto tiempo como el vehículo astral, el nuevo
principio del alma y los otros vehículos, no estén aún concéntricos, no hay nueva
conciencia. Ya hay entonces un nuevo principio del alma que opera y actúa en nosotros,
que nos fuerza a toda clase de comportamientos, pero la nueva conciencia falta aún
porque el centro del nuevo principio del alma no coincide aún con el de los otros
vehículos. El alma nueva influencia ya la vida; se trata pues, Dios sea alabado, de una
nueva vida del alma en formación, pero aún incontrolada, no consciente, luego no
sentida.

Por ello se insiste continuamente en la Escuela de la Rosacruz de Oro, como


siempre a sido el caso en la Gnosis, para que el alumno, por la ofrenda de si mismo, su
total colaboración al servicio de todos, viva de una vida conforme a las normas del nuevo
estado del alma. La mayoría de nuestros alumnos son tocados y marcados por la luz. Así
la Escuela les dice sin descanso: <<Seáis conscientes de ello o no, seguid al principio del
alma, a la nueva fuerza del alma que ya poseéis. ¡Entonces un día viviréis!>> Si lo hacéis,
el nuevo comportamiento os ayudará a realizar este estado, definido por las palabras de
Jesús el Señor: <<Haría en vosotros mi morada.>> Estas palabras de Jesús significan que
el centro del nuevo principio del alma inmortal debe terminar por coincidir con el de los
otros vehículos. En ese momento el alma de la renovación hace su morada en el
candidato. Al igual que la antigua alma estaba en el centro de los vehículos, de la misma
manera debe estarlo el nuevo principio del alma.

Sin embargo, entre estos dos estados, hay una enorme diferencia en razón de la
inversión de los polos. En el antiguo estado, el estado natural, el polo positivo se
encontraba en el sistema hígado-bazo y el polo negativo en la cabeza y el corazón. En el
nuevo estado, hay inversión: el polo positivo se ha elevado a la cabeza y el corazón,
mientras que el polo negativo se encuentra en el sistema hígado-bazo. Si realizáis esta
inversión y vivís de la nueva fuerza del alma, entonces la nueva conciencia, ella también,
se expandirá y el alma despertada vivirá, de hecho, una vida consciente en el sentido
gnóstico.

Es pues necesario decir que el alma con la cual es posible vivir en el nuevo campo
astral se refiere a un vehículo astral de polarización totalmente invertida. Volverse hacia
la luz gnóstica supone pues al mismo tiempo un giro, un cambio total, una conversión.
Pensar aquí en María, de quien está escrito: <<Ella se cambió>> y vio a Jesús.

Hemos dejado en la sombra/aparte hasta el presente el hecho de que el principio


astral del hombre, el vehículo astral, el ser alma, está también unido a una fuente de la
que vive, de la que se alimenta.

En el hombre nacido de la naturaleza está fuente se encuentra en el mundo astral


mismo, en los eones de la naturaleza. Pero el alma transfigurada, el alma cambiada,
encuentra la vida fundamental del origen, único punto de partida que vuelve posible la
verdadera evolución, la evolución eterna, el devenir eterno. En este estado, ya no hay
ninguna unión del alma con los eones de la naturaleza, sino exclusivamente con el
Espíritu, con la fuerza original de la manifestación universal, que despierta y confiere la
vida. En este nuevo estado del alma, la unión con el Pymandre del comienzo se vuelve
efectiva, lo que antaño se rompió es de nuevo restablecido y el Espíritu se manifiesta
por la vía del principio del alma inmortal. De ahí, la ley santa y universal: aquel que
renueva el alma encuentra y haya al Espíritu.

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