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Vamos a empezar por el final de la historia de hoy.

Termina el pasaje del evangelio de Marcos diciendo: "Jamás vimos cosa parecida" (Mc 2,12)
y el de Lucas: "Hoy hemos visto cosas increíbles" (Lc 5,26). Una cosa increíble es una cosa difícil de creer, algo fuera de lo normal, algo que es
imposible que sea verdad. ¿Alguna vez habéis visto algo increíble? [...] Seguro que sí. Es increíble cómo se forma un bebé en el vientre de su
madre, es increíble cómo los girasoles se mueven, es increíble cómo una persona enferma se sana, es increíble ... Y es increíble lo que hizo Jesús
un día en Cafarnaún estando en una casa.

Jesús estaba anunciando la Palabra. Jesús " Entró de nuevo en Cafarnaún; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se
agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la palabra. " (Mc 2, 1-2) Ya no cabía nadie más y entonces llegan
nuestros cinco protagonistas. Uno de ellos estaba paralítico y no podía andar.

Sus amigos o familiares deciden llevar al enfermo paralítico a Jesús. Saben que Jesús tiene poder para curarlo. Los cuatro amigos
quieren ayudar al paralítico. ¿Cómo llevarán a su amigo hasta Jesús? [...] ¿En burro?, ¿en coche?, ... No. Lo llevan andando en una camilla. Uno
sólo no puede llevar la camilla, hacen falta cuatro personas para sujetar las dos puntas delanteras y las dos traseras de la camilla. Se unen los
cuatro y trabajan en equipo, sabiendo que merece la pena. Si probáis a llevar a alguien en una camilla comprobareis que pesa bastante y que te
duelen las manos, pero nuestros protagonistas continúan. Están alegres de poder llevar a su amigo a Jesús. Creen que Jesús puede curar a su
amigo y se ponen en marcha. Tienen fe en Jesús.

Por fin llegan a la casa y ven que está llena de gente, no pueden entrar por la puerta. ¿Qué hacen? [...] ¿Se rinden? No. Buscan la forma de subir
la camilla al tejado de la casa. Se arriesgan, se esfuerzan de nuevo. Cuando ya están encima del tejado. ¿Qué hacen? [...] Antes, los tejados de las
casas eran planos, hechos de barro con paja; así que abren un agujero suficientemente grande para que entre la camilla de su amigo paralítico. ¿Y
ahora? [...] No pueden lanzar a su amigo por el agujero, tienen que ingeniárselas para bajarlo de alguna forma. Quizás con unas sogas atadas a
las puntas de la camilla, si cada uno sujeta un extremo de la soga podrán ir bajándolo poco a poco hasta dejarlo en el suelo de la casa donde está
Jesús. ¡Lo consiguen! y dice la Palabra que lo colocan justo delante de Jesús: "y le pusieron en medio, delante de Jesús." (Lc 5,19). Hay un
refrán que dice "querer es poder" y desde luego estos cuatro hombres querían llevar al paralítico hasta Jesús fuera como fuera y lo consiguieron.
¿Os imagináis qué cara pondría Jesús al ver al paralítico bajando del techo? [...] Jesús estaría muy sorprendido.

Jesús vio la fe de estos hombres y entonces actuó con poder. ¿Qué hizo? ¿Hacer que el paralítico andara? [...] No, Jesús se encargó primero de lo
más importante. No es el cuerpo lo más importante, sino nuestra alma y nuestro espíritu, que están enfermos por nuestros pecados. Así que Jesús
"viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Ánimo!, hijo, tus pecados te son perdonados" (Mt 9,2). Jesús le dice "ánimo, hijo" , porque Jesús
siempre nos anima a continuar, siempre nos trata con cariño y con respeto. Y luego le dice "tus pecados te son perdonados", Jesús ha limpiado el
alma y el espíritu del paralítico. Pero la gente duda de su poder. " Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros
corazones? ¿Qué es más fácil, decir: `Tus pecados te son perdonados', o decir: `Levántate y anda'? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre
tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice entonces al paralítico-: `Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.»" (Mt 9, 4-6) Y así
sucedió; Jesús sanó el cuerpo del paralítico, como querían sus cuatro amigos. Ahora el paralítico podía andar, correr, ... y volver a su casa sin la
camilla. Jesús sanó al paralítico por completo, su cuerpo, su alma y su espíritu. Jesús es el único que puede traernos este estado de gracia. El
Hijo de Dios, puede curar todas las heridas de nuestra alma con su amor. ¡Qué afortunados somos, pues no tenemos que descolgarnos por el
agujero de un tejado para obtener su perdón y su sanación! Jesús está con los brazos abiertos esperándote. Acude a Él, pídele con fe perdón por
tus pecados y salud para tu cuerpo y tu alma y Él te lo dará.

¿Alguna vez has entrado a tu casa por el techo? La gente normal usa la puerta. Pero un día un hombre entró por el techo a una casa donde Jesús
estaba enseñando, y lo más increíble de todo es que él era paralítico; es decir, ¡sufría de una enfermedad que le impedía moverse! ¿Cómo logró
eso? Continúa leyendo…

Debido a Sus enseñanzas profundas y Sus milagros maravillosos, Jesús siempre atraía a multitudes de personas dondequiera que iba. Después de
un viaje de predicación, Jesús regresó a “casa”—tal vez a descansar, pero tan pronto como la gente lo supo, vino a buscarle. Ellos llenaron la
casa tanto “que ya no cabían ni aun a la puerta” (Marcos 2:2). Entonces Jesús comenzó a enseñarles.
Había un hombre en aquel lugar que tenía parálisis y necesitaba la sanidad de Jesús. Aunque él no podía moverse, tenía cuatro buenos
amigos que sí podían hacerlo. Ellos pusieron al paralítico en una “cama” y comenzaron a cargarle con el fin de llevarle a Jes ús. Sin
embargo, como recordarás, la gente estaba amontonada incluso a la puerta, así que estos hombres llevando a su amigo en una cama
simplemente no pudieron pasar por medio de la multitud (Lucas 5:19). ¡Se pensaría que algunas personas darían permiso a un en fermo!

Los amigos del paralítico no se dieron por vencidos; ¡ellos también creían que Jesú s podía sanar a su amigo! Los hombres se dieron cuenta
que podían bajar la cama del paralítico por el techo hasta Jesús. Cargar a un hombre hasta el techo de una casa y luego bajar le no es una
tarea fácil, pero ellos lograron eso. Jesús vio la fe de estos cinco amigos, y sanó y perdonó al enfermo (Marcos 2:5).

¿Por qué Jesús perdonó también sus pecados aparte de sanarle? Es probable que el pecado del hombre hubiera causado su enferme dad, y
que por ende él estuviera llegando a Jesús en fe y arrepentimiento. Nadie que no se arrepienta de sus pecados puede recibir el perdón de
Dios (Hechos 2:38). Pero Jesús también perdonó sus pecados para demostrar que Él era Dios, y que por tanto, tenía autoridad d e perdonar
pecados (Mateo 9:6). Gracias a Jesús, el paralítico dejó de ser paralítico, no tuvo que ser levantado nuevamente por el techo, y no necesitó
que alguien le sacara en una cama; ¡él mismo salió por la puerta, llevando su cama, y toda la gente glorificó a Dios por esta sanidad y
salvación!

¡Esta es una historia maravillosa de fe, amistad y perdón! ¿Qué puedes aprender? Como los cuatro amigos del paralítico, debes tratar de
llevar a tus amigos a Cristo. Ellos necesitan la enseñanza y el amor de Cristo más que cualquier otra cosa. Como los cinco am igos, no
debes desalentarte o poner límites a tu confianza en Dios; siempre hay una manera de hacer las cosas que Cristo quiere que hagas. Y como
el paralítico, con la ayuda de Dios podemos arreglar los problemas en nuestra vida y comenzar nuevamente a andar con Cristo.

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