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Un grupo de amigos marinos - un boquerón, un cangrejo, una trucha y un calamar - salen de expedición y descubren algo brillante en el agua. Temerosos de que sea un monstruo marino, se acercan poco a poco hasta que una luz potente y movimiento en el agua los asustan y hacen huir a toda velocidad de regreso a su pueblo. Más tarde descubren que lo que vieron no era un monstruo después de todo, sino un feo submarino humano explorando el mar.
Un grupo de amigos marinos - un boquerón, un cangrejo, una trucha y un calamar - salen de expedición y descubren algo brillante en el agua. Temerosos de que sea un monstruo marino, se acercan poco a poco hasta que una luz potente y movimiento en el agua los asustan y hacen huir a toda velocidad de regreso a su pueblo. Más tarde descubren que lo que vieron no era un monstruo después de todo, sino un feo submarino humano explorando el mar.
Un grupo de amigos marinos - un boquerón, un cangrejo, una trucha y un calamar - salen de expedición y descubren algo brillante en el agua. Temerosos de que sea un monstruo marino, se acercan poco a poco hasta que una luz potente y movimiento en el agua los asustan y hacen huir a toda velocidad de regreso a su pueblo. Más tarde descubren que lo que vieron no era un monstruo después de todo, sino un feo submarino humano explorando el mar.
en el que vivían un grupo de amigos muy divertidos. El grupo estaba formado por un boquerón regordete, un cangrejo diminuto, una trucha olvidadiza y un calamar delgaducho. Siempre estaban inventando nuevas aventuras para divertirse. Unas veces se disfrazaban de tiburones, otras, jugaban al pillapilla entre las conchas de las almejas o, cogían su mapa y se iban a explorar el mar.
Un día al salir del colegio, se fueron de
expedición para descubrir nuevos lugares. Después de estar mucho tiempo nadando el boquerón que se llamaba, Panchito, dijo: -¡Mirad!, allí hay algo brillante. -Puntito, el cangrejo, preguntó: -¿qué puede ser? -Calambre, el calamar, que se creía muy listo contestó: - será un monstruo marino. -Y Pepona, la trucha, empezó a dar vueltas gritando: -¡Monstruo, monstruo!, ¿dónde, dónde?. Temblando de miedo, comenzaron a acercarse poco a poco. Calambre muy valiente iba el primero y Pepona seguía corriendo y gritando como una loca. De pronto un reflejo muy potente los iluminó y el agua comenzó a moverse bruscamente. Los cuatro amigos salieron disparados girando en el agua. Rápidamente el gran bulto desapareció y el agua dejó de moverse. Panchito muy despeinado, gritó: -¡corred! Y todos salieron nadando hacia Puntopán como cohete.
Al llegar, contaron a sus padres lo que les había
pasado, y nadie les creyó porque ellos siempre llegaban de sus expediciones contando increíbles aventuras. Pero esta vez era verdad, casi habían sido devorados por un gran monstruo con luces. Los pobres no pudieron dormir en toda la noche del miedo que pasaron, aunque ellos no sabían que lo que habían visto no eran ningún monstruo, sino un feo submarino en el que iban dos humanos explorando el mar.