MÓDULO 0305 EL CAMPO APLICADO DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES

Capítulo I

PSICOLOGÍA SOCIAL APLICADA: BOSQUEJO

HISTÓRICO Y PERSPECTIVAS

El nacimiento de la Psicología Social

Aunque resulte un lugar común, empezaré por recordar

Torres, T. J., (2007) Psicología Social
histórico y perspectivas.
Construyendo la Demanda. UNAM FES Iztacala,
Cáp.1 (pp. 1-20)
algunas ideas de Sigmund Freud muy adecuadas al tema que
me propongo tratar. En la introducción de la ''Psicología de
las Masas y Análisis del Yo", publicado en 1921, dice que: la
oposición entre psicología individual y psicología social o
colectiva... pierde gran parte de su significación cuando la
sometemos a un examen más detenido". Más adelante agre-
ga: En la vida anímica individual siempre aparece integrado
el otro como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este
modo la psicología individual es, al mismo tiempo y desde un
principio, psicología social…” (Freud, 1973).
aplicada: Bosquejo Estas ideas condensan una visión profunda y certera
Psicología Social Aplicada. sobre la esencia de los fenómenos psicosociales, y se ubican
México en el centro del debate epistemológico actual sobre las
posibilidades de la psicología social. Ciertamente, se le pue-
de reprochar a Freud falta de precisión en algunos términos.
Por ejemplo, al hablar de “masa" a veces parece referirse a
una multitud amorfa, como la que se reúne a presenciar un
partido de fútbol o a conmemorar un evento, en tanto que
otras veces habla de ella como de instituciones organizadas
como la Iglesia Católica o el ejército.
No hay consenso sobre el momento preciso en que
nació la psicología social. Algunos autores remontan su ori-
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gen hasta la época de la Grecia Clásica citando, por ejemplo,
a Platón con su ensayo sobre “La República”, otros lo ubican
en la época de la Ilustración con “El contrato social" de
Jacobo Rosseau; sin embargo, la mayoría admite que los
primeros antecedentes claros de la disciplina se encuentran
en algunos trabajos de los pensadores europeos de finales
del siglo XIX y principios del XX. Se citan en particular los
textos de Gustavo Le Bon sobre “La psicología de las
multitudes" y de Gabriel Tarde sobre “Las leyes de la
imitación”; ambos autores recibieron influencia del
pensamiento de Charcot, quien estudiaba el papel de a
sugestión en la producción de los síntomas histéricos.
Inspirados en esas ideas las aplicaron para explicar algunos
fenómenos observados en las colectividades. Le Bon hablaba
de la masas o multitudes haciendo un símil con la psique
individual; postulaba que una multitud, a pesar de estar
integrada por individuos diversos, se comporta de una
manera unitaria, en cierto modo como si se tratara de un
solo individuo, aunque con rasgos disminuidos de
inteligencia, juicio y moralidad. Según Tarde (1903), esta
uniformidad se podía explicar en parte por los proceses de
imitación y contagio.
En los Estados Unidos, los trabajos de Mc Dougal,
(1908) y de Ross (1908), publicados a principios del siglo
XX, llevaron por primera vez el titulo de Psicología Social. El
primero, con una perspectiva psicológica basada en
nociones como instinto y adaptación, y el segundo, con una
óptica sociológica. No obstante, le noción de hecho social
que prevalecía en ellos era semejante a la de sus
contemporáneos europeas se equiparaba lo social con lo
colectivo, y se le distinguía de lo psicológico o individual.
Entonces, se debatía si los hechos sociales (colectivos)
tenían especificidad propia o si eran un simple resultado de
la suma de las características de los individuos. Es decir, se
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cuestionaba si lo social se reducía a la suma de sus
elementos constitutivos. Los pensadores con orientación
sociológica afirmaban esto último, en tanto que los de
tendencia psicológica sostenían lo contrario. Emilio Durkheim
(1989), uno de los fundadores de la sociología, afirmó que si
un hecho social encontraba una explicación psicológica, no
se le podría considerar como un verdadero hecho social.
Estos primeros autores se movían en un terreno
especulativo, sin otorgar mucha importancia a la consta-
tación empírica de sus planteamientos. La naciente psico-
logía social todavía mostraba las tendencias filosóficas de
sus progenitores.
George Herbert. Mead y el interaccionismo simbólico
Uno de los últimos pensadores sociales de orientación teórica
especulativa que ejerció gran influencia en el desarrollo de la
psicología social fue G. H. Mead. Como profesor en la
Universidad de Chicago, en la década de los años 30, fue
catalogado como “conductista social”, sin embargo, su pen-
samiento rebasa esa estrecha definición. Inspirado en las
ideas de William James y Charles Cooley elaboró una teoría
sobre la construcción del "sí mismo" entendido como un
producto de la interacción humana. El sí mismo, base de la
identidad, era una especie de imagen reflejada proveniente
de la opinión de los otros e inferida por el individuo en su
interacción con sus semejantes.
Mead defendía las ideas evolucionistas de Darwin y
afirmaba que la especie humana se diferenciaba de las otras
por la posibilidad de orientar el curso de su evolución. Esta
capacidad específica obedecía a la adquisición de un lenguaje
simbólico Mead consideró dicho lenguaje como el mayor
logro alcanzado por la especie humana y un producto
colectivo por excelencia. Aunque un tanto vago su concepto
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sobre la sociedad, implicaba "un todo que envuelve y
condiciona la relación entre sus partes constitutivas", es
decir; los individuos.
El lenguaje simbólico posibilita la comunicación de
significados, y el "Signo verbal" es su vehículo de transmi-
sión: este tiene carácter de símbolo en tanto que es produc-
to de una convención y priva en una comunidad específica.
El desarrollo del lenguaje simbólico posibilitó, según Mead, la
emergencia de la mente humana cuya característica principal
es la conciencia de sí. Gracias al lenguaje simbólico, el
individuo es capaz de mirarse si mismo como objeto y, al
mismo tiempo, colocarse virtualmente en el lugar de los
otros. A este proceso lo denominó como la constitución del
“otro generalizado”, que implica la asunción de las normas y
reglas dictadas por la sociedad'',
Las ideas de Mead se condensan en el texto publicado
con base en notas elaboradas por sus alumnos titulado
“Espíritu, Persona y Sociedad'', que apareció en 1934 (Mead,
1990). Mead no se preocupó mucho por la constatación
empírica de sus hipótesis, sin embargo, sus ideas fertilizaron
el terreno para las siguientes generaciones de psicólogos,
que trabajaron con una metodología experimental. En la
actualidad, se podría considerar al pensamiento de Mead,
precursor de la corriente denominada “interaccionismo
simbólico”; esta corriente, encabezada por Alfred Stutz,
surgió en Europa en los años 40 a partir de la fenomenología
alemana, y en poco tiempo se constituyó en una fecunda
escuela de pensamiento social, basada en el estudio de los
procesos simbólicos a los que ubica en el centro de sus ex-
plicaciones (Shutz, 1995). Algunos discípulos destacados de
esa escuela son, entre otros, Peter Berger y Thomas Luck-
Man (1991) autores del sugerente texto sobre “La construc-
ción social de la realidad".
Otra ramificación del pensamiento de Mead influyó en
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la teoría del sociólogo Robert Merton sobre los "grupos de
referencia". Con base en la idea de que la identidad o el "sí
mismo" es un producto “reflejo" de la interacción con los
otros, desarrolló su conocida teoría. El individuo se compara
con los otros, pero toma sólo como referencia a ciertos
grupos específicos (Merton 1964).
La institución de la Psicología Social
En la década de los años 30, empezaron a proliferar estudios
de carácter experimental surgidos de los laboratorios de
psicología social. A pesar del gran número de publicaciones,
mayoría se concentraba alrededor de dos temas principales:
la facilitación social y la influencia social. El primero de los
temas mencionados fue estudiado originalmente por Triplet a
principios del siglo pasado, con base en algunas
observaciones sobre el comportamiento a solas y en
presencia de otros. Floyd Allport (1924) continuó estas in-
vestigaciones de manera sistemática y proceso para el
fenómeno la denominación genérica de facilitación social. El
experimento típico para evaluar este proceso consistía en
asignar una tarea específica a un grupo de personas. Una
vez que alcanzaran un nivel estable de ejecución se introdu-
ciría un observador y se registrarían los cambios en la con-
ducta. El experimento se realizó aplicando diferentes varian-
tes del tipo de, tarea que arrojaron resultados en apariencia
contradictorios.
Una evaluación retrospectiva de los estudios, pu-
blicada por Robert Zajonc (1966), concluyó que cuando la
tarea implicaba una actividad habitual la presencia del
observador facilitaba la conducta, es decir, aumentaba el
grado de ejecución, en tanto que, si la tarea implicaba la
solución de un problema novedoso, la presencia del ob-
servador inhibía el desempeño.
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El procedimiento típico para estudiar la influencia
social consistía en someter a un sujeto ingenuo a un ensayo
de discriminación sensorial de estímulos de diferente
magnitud colocados dentro de un grupo de "confabularlos"
que sostenían una opinión divergente de la evidencia. Se
observó que gran parte de los sujetos experimentales
modificaba su opinión e incluso su percepción del estimulo
por efecto de la opinión grupal. De este experimento se
realizaron diversas versiones con resultados semejantes.
Entonces, se propuso como hipótesis general que los grupos
ejercían una "presión a la conformidad" sobre los individuos.
A este intento de explicación, se sumaban consideraciones
acerca de los rasgos de personalidad de ice individuos
participantes; a los que modificaban su opinión, se les
denominó "dependientes del campo" (Festinger, 1950;
Hovland y cols., 1953).
Para explicar estos procesos, la mayoría de los in-
vestigadores se concentró en analizar las relaciones funcio-
nales entre variables, por ejemplo, el tipo de tarea, el tama-
ño de los grupos y la intensidad de los estímulos. A esta
corriente se le conoció como “funcionalista".
De manera simultanea, se desarrollaba una corriente
con enfoque psicométrico orientada a medir actitudes y opi-
niones. Destacan los estudios de Likert y Thurstone
publicados a finales de los años 20 y principios de los 30. La
medición, de de actitudes pronto se constituyo en una
modalidad de estudio muy difundida, que tuvo aplicaciones
en diversos campos y perduró por varias décadas (Katz,
1960).
Se puede afirmar que en esa época se constituye en
los Estados Unidos la psicología social como disciplina
autónoma, independiente de la sociología. El marco teórico
dominante era el conductismo y la mayoría de los autores
afirmaban que el objeto de estudio de la disciplina era “la
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interacción entre el organismo y su medio social" (Aronson,
1985 y Newcomb, 1950).
La teoría del campo y la dinámica de grupo de Kurt
Lewin
A finales de los años 30, llegó a los Estados Unidos, proce-
dente de Alemania, Kurt Lewin. Formado en la escuela de la
Gestalt, había desarrollado una teoría propia que denominó
“Teoría del Campo" (Lewin, 1970). Inspirado en la física de
su época, que consideraba como la ciencia modelo, elaboró
una teoría psicológica basada en conceptos de tinte fisicalista
como valencia, fuerza, atracción y cohesión. Esta teoría la
aplicó al estudio de los procesos grupales y la denominó
"Dinámica de Grupo" (Lewin, 1947). El gobierno de los
Estados Unidos lo contrató para realizar, entre otras tareas,
investigaciones orientadas a determinar cuál era la manera
más eficaz de inducir cambios en patrones de conducta
colectivos. Por ejemplo, ante la escasez propiciada por el es-
tado de guerra, se deseaba modificar los hábitos de consumo
de ciertos alimentos para evitar su racionamiento, Los
estudios de Lewin demostraron que la persuasión en grupo
era más eficaz que la individual para modificar dichos hábi-
tos. La explicación propuesta apeló a los efectos del "campo
grupal" que ejercen una “presión a la conformidad” sobre los
individuos (Lewin, 1939).
El enfoque experimental de Lewin encontró un terreno
fértil en las universidades norteamericanas y pronto se
estableció como una escuela de investigación aplicada, con
gran número de adeptos. En 1945 fundó el Centro de
Investigación sobre Dinámica de Grupo que aglutinó a
muchos de los principales psicólogos sociales de la época. La
corriente tuvo una gran influencia que alcanzó su apogeo en
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la década de los años 60, y todavía persiste, aunque
atenuada.
La teoría de las roles
Mención aparte merece la "Teoría del Rol", escuela de as-
cendencia sociológica, desarrollada luego por varios
psicólogos, entre los que destaca Rommetveit (1967).
Según Morten Deutsch y Robert Kraus (1980), las
formulaciones de esta corriente están lejos del modelo que
ellos consideran como “la teoría ideal" en psicología social;
sin embargo, sus construcciones poseen gran riqueza de
referentes empíricos, que hacen muy útil para analizar
algunos procesos sociales. El concepto mismo de rol es
impreciso y de carácter descriptivo sin embargo, ha sido
muy utilizado para describir el comportamiento de los
"actores sociales", el cual, según esta teoría, en mucho
depende de las expectativas de los otros.
Los roles derivan de la posición o "estatus" que cada
“actor" ocupa dentro de un sistema social. A cada posición
corresponde un rol y pueden surgir contraposiciones que los
autores denominan "conflicto de roles". El presupuesto implí-
cito de esta teoría es que la sociedad posee una organización
preestablecida -no se dice por quién- en la que los individuos
integrantes deben "colocarse". Los conflictos aparecen como
situaciones excepcionales (Neiman y Hughes, 1951).
La psicosociología de Sergio Moscovici
En este contexto teórico aparece Sergio Moscovici, psicólogo
francés versado en la escuela norteamericana de psicología
social. A principios de los años 70, este autor revisó de
manera crítica los estudios experimentales y los
fundamentos teóricos de dicha corriente y consideró que, a
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pesar de que la mayoría de los experimentos aportaban
muchos datos empíricos, las supuestas explicaciones que
ofrecía la mayoría de los investigadores eran insuficientes y
meramente descriptivas. Propuso entonces un concepto al
que denominó “representación social", sobre el cual fundó
una nueva teoría.
El término lo tomó de Emilio Durkheim, quien a
principios del siglo pasado postuló las "representaciones
colectivas" como fenómenos mentales que se imponían a los
individuos y que permitían explicar la acción unitaria, y en
apariencia organizada, de las multitudes. Sin embargo,
Moscovici, para acentuar el carácter psicológico de la
representación, la calificó corno "social" en lugar de colecti-
va. La aparente contradicción que surge entre los términos
psicológico, social y colectivo ayudará a entender el
planteamiento de este autor.
Hemos visto que en fa tradición funcionalista lo psi-
cológico se equipara con lo individual, y lo social, con lo
colectiva, a partir de las nociones empíricas de individuo y
sociedad. Moscovici cuestiona este presupuesto. En su
introducción al texto de “Psicología Social" menciona que el
individuo aislado de la sociedad es una abstracción impro-
cedente que tiende e dificultarse la comprensión de los fenó-
menos psicosociales. Agrega que, en el supuesto individuo
aislado habita una sociedad de personajes imaginarios o
evocados, vale decir virtuales, con tos que mantiene relación
constante por medio de un diálogo interno (Moscovici,
1984); es decir, que el individuo implica una pluralidad.
Para conceptualizar a ese individuo plural, consideró
necesario superar el esquema dicotómico de pensamiento,
que tiende a oponer dos términos complementarios, por
ejemplo: el sujeto y el objeto, el organismo y el medio, el
estímulo y la respuesta. Frente a esta lectura binaria, Mos-
covici propone un esquema ternario mediante la introducción
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de un elemento al que denominó “alter": El "alter'' cuya
etimología remite a lo “otro", adquiere para Moscovici una
función relacional de carácter simbólico que no tiene un
referente empírico preciso. Algunos han querido ver en el
"alter" a la cultura o al lenguaje sin que haya consenso al
respecto. Así, el esquema propuesto se constituye por los
elementos siguientes: sujeto individual, sujeto social y obje-
to; los tres unidos de manera indisoluble. De manera es-
quemática queda como sigue: sujeto-alter-objeto. Esta
propuesta implica, entre otras cosas, una critica ala
ontología tradicional (Moscovici, op. cit).
Según Moscovici, este cambia de enfoque constituye
una nueva “Visión psicosocial" que intenta superar la antigua
oposición excluyente individuo-sociedad. Desde esta óptica,
lo social no equivale a lo colectivo, sino más bien a un modo
de conceptualizar lo intersubjetivo. Mediante este “pequeño
desplazamiento" Moscovici salta del planteamiento de un
objeto empírico (la interacción) a la formulación de un objeto
teórico. Cabe recordar aquí la sentencia de Saussure, a
propósito del objeto de la lingüística, cuando afirmaba que
"el punto de vista crea el objeto" (Saussure, 1975). Por
tanto, más que un objeto propio, como un territorio
demarcado, a la psicología social o psicosociología como
prefiere llamaría, le corresponde estudiar sujeto en relación
con el otro, el cual puede ser real o simbólico. Desde esta
perspectiva, pierde importancia la cuestión de las fronteras
entre la sociología y la psicología social; ésta se distingue
por “un modo de ver" particular y no por la apropiación de
un objeto empírico.
Sin embargo, ninguna disciplina científica puede eludir
la definición de su objeto. Ante esa pregunta, Moscovici
afirmó en 1970: " yo formularia como objeto central, exclu-
sivo de la psicosociología, todos los fenómenos relaciona-dos
con la ideología y la comunicación, ordenados según su
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génesis, su estructura y su función" (Moscovici, 1970). En la
introducción al texto publicado en Francia, en 1984, expresa
otra fórmula: la psicología social es la ciencia de los fenó-
menos de la ideología (cogniciones y representaciones so-
ciales) y de las fenómenos de comunicación (Moscovici,
1986). Como se advierte, Moscovici equipara la
representación social con la ideología, tema que estaba
ausente en el discurso de las teóricos funciona€estas.
Cabe señalar que, al postular la representación social,
Moscovici no pretende introducir una variable mediacional a
la manera de algunos autores de tendencia cognoscitivista.
El autor aclara que la representación social afecta tanto al
estímulo como a la respuesta y que en cierto modo
determina a ambos. La representación social es un
fenómeno que implica aspectos inseparables de imagen -su
dimensión figurativa- y de sentido -su dimensión simbólica o
significante. A toda imagen corresponde un sentido y a todo
sentido corresponde una imagen. Su semejanza con la ideo-
logía es -a mi juicio- uno de los aspectos más interesantes
en la propuesta de este autor.
La ideología y la representación social
En 1978, el sociólogo argentino Eliseo Verón afirmaba que la
psicología social se había constituido coma disciplina
pretendidamente científica, ocultando el que debería ser su
verdadero objeto: la relación entre el sujeto, su
comportamiento y la ideología (Verón, 1980). Agregaba que
los seudo objetos propuestos por la psicología
norteamericana funcionalista, tales como las actitudes, los
roles, la percepción social, el liderazgo, etc., no hacían más
que encubrir al verdadero objeto. Ningún manual
norteamericano de psicología social de esa época
mencionaba de manera explícita a la ideología.
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Al analizar el encargo social de la psicología social,
Nestor Braunstein (1974) hace consideraciones semejantes y
afirma que tal ocultamiento obedece a motivos ideológicos,
que tienen como propósito evitar que la disciplina ad-quiera
un carácter subversivo. Tal como está constituida, su función
consiste en mantener el orden social vigente mediante la
“realización de lo real", es decir, con un discurso tautológico
y descriptivo que no hace mas que reproducir las nociones
del sentido común envueltas en un ropaje seudo-científico.
Es, por tanto, notable el hecho de que varios años antes
Moscovici haya propuesto el estudio de la ideología como
programa para la psicología social. Hoy día, el término
representación social forma parte del léxico de casi cualquier
psicólogo y algunos incluso han mencionado que podría
llegar a constituir un nuevo paradigma.
Desde su postulación inicial a principios de los años
70, se han llevado a cabo bastantes estudios con base en
esta teoría. Denise Jodelet (1986) enumera seis tipos de
estudios que tratan sendos aspectos del proceso de repre-
sentación. El primero destaca la actividad cognitiva mediante
la cual el sujeto construye la representación social. El se-
gundo hace énfasis en los aspectos significantes de la
actividad representativa. El tercero estudia la representación
como una manera de práctica discursiva. El cuarto estudia la
representación como expresión de las normas institucio-
nales. El quinto analiza los fenómenos intra e intergrupales a
la luz de la representación. Y el sexto estudia la representa-
ción como la reproducción de esquemas de pensamiento
socialmente establecidos, considerando al sujeto coma por-
tador de determinadas ideologías. Todos estos enfoques
convergen en dos puntos que, según la autora, son la base
medular de la teoría: "¿Cómo interviene lo social en la ela-
boración psicológica que constituye la representación social?
¿Y cómo interviene esta elaboración en lo social?" (Jodelet,
MÓDULO 0305 EL CAMPO APLICADO DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES
op.cit).
El breve bosquejo histórico enunciado hasta aquí es,
desde luego, sólo un esquema que pretende trazar algunas
de las líneas más gruesas del desarrollo de la psicología
social.
¿Qué es fa Psicología Social Aplicada?
En su libro titulado “Aplicaciones de la psicología social"
Rodrígues afirma que "...la psicología social, per se, es una
ciencia básica que estudia la influencia de factores de si-
tuación en el comportamiento del individuo, frente a los
estímulos sociales. El conocimiento adquirido en este campo
a través de la metodología científica tradicional es aplicable a
diversas situaciones sociales por el pedagogo, el clínico, el
psicólogo organizacional, el político, el médico, el especialista
en propaganda, etc., e incluso, combinado con otros
conocimientos, puede ser utilizado por el tecnólogo en la
resolución de problemas sociales concretos" (Rodrigues,
1983). A primera vista, se hace evidente el enfoque
positivista del autor. Para él la psicología social aplicada
consiste en la utilización de los conocimientos básicos
generados en el laboratorio, para resolver problemas socia-
les específicos. La psicología social aplicada más que una
ciencia es una “tecnología social" derivada de una matriz
científica; siguiendo el modelo de las ciencias naturales
distingue entre ciencia básica y tecnología aplicada. Así, la
ciencia básica ostenta un carácter ideológicamente neutral,
se reconoce como no valorativa y sin compromisos con
problemas sociales concretos. Rodrígues hace un símil con [a
fisiología, entendida como ciencia básica, y la medicina,
como tecnología; lo mismo aplica para la relación entre la
física y la ingeniería. Con esta distinción se trata, a mi juicio,
de ocultar el cariz ideológico de la psicología social.
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En contra de esta visión positivista, Adolfo Sánchez
Vázquez (1976) afirma que las ciencias sociales se
fundamentan siempre en la ideología, en tanto que la toman
como punto de partida, además, de que ésta condiciona su
estructura y su modo de transmisión. Las ciencias sociales
son ideológicas, es decir, valorativas, a la vez que científicas.
En ellas no se escinden objetividad y valor. La distinción
entre ciencia básica, ideológicamente neutral, y tecnología
social, según Sánchez Vázquez tiene como propósito eludir la
responsabilidad moral del científico social.
De acuerdo con Sánchez Vázquez, a mi modo de ver
resulta insostenible la distinción entre psicología social
(teórica o básica) y psicología social aplicada. Igual opinión
sostiene Sánchez Vidal (2002) en su texto titulado Psicología
Social Aplicada. La psicología social, en tanto disciplina que
estudia fenómenos humanos, es psicología aplicada, es de-
cir, aplicada a la comprensión y eventualmente, a la
modificación de hechos sociales. Estos no se pueden
encontrar en un estado “puro" que permita una
aproximación "puramente teórica". En tono irónico, Moscovici
ha señalado que la psicología experimental es incapaz de
aislar al individuo de su grupo o de s clase social. "Haga lo
que haga y tome las precauciones que tome, la sociedad
esta ahí. Penetra en las habitaciones más aisladas del
laboratorio y actúa sobre los aparatos más sofisticados. A
pesar de todos los esfuerzos, los psicólogos no han logrado
inventar una jaula de Faraday para el campo social"
(Moscovici, 1986).
Entonces, parece claro que la psicología social es,
desde luego, psicología aplicada; en tanto que los fenó-
menos que estudia no se pueden aislar del contexto en el
que ocurren. Acaso sería justificado el término de psicología
social teórica sólo para referirnos a la teoría de la teoría,
algo equivalente a lo que en psicoanálisis se conoce corno
MÓDULO 0305 EL CAMPO APLICADO DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES
"metapsicología".
Del mismo modo, la distinción entre áreas de la psi-
cología resulta superflua. En el esquema positivista, las áre-
as de aplicación corresponden a distintos "escenarios" de
trabajo. Así, se denomina psicología educativa ala que se
Eleva a cabo en las escuelas, psicología laboral a la que se
aplica en las industrias, psicología clínica a fa relacionada
con el ámbito de la medicina, etc. La objeción más inmediata
a esta clasificación es la superposición de las áreas, ¿.Cuál
es el límite entre la psicología social y la educativa, o la del
trabajo? Pero el problema de fondo es más complejo, ya que
a lo largo del tiempo estas "creas" han tenido un desarrollo
autónomo, debido a la particularidad de sus tareas, y en
muchos casos han generado sistemas conceptuales y
prácticas específicas. Pensemos, por ejemplo, en la psico-
logía fisiológica o en la psicología del desarrollo; cada una
posee una "práctica discursiva" propia. De lo anterior, se
desprende otro problema que surge al paso, la distinción
entre psicología corno disciplina y como profesión. Pero es-
tos problemas rebasan con mucho los alcances del presente
trabajo y por ahora quedan solamente enunciados.
No obstante, se necesita una definición, al menos
provisional, de lo que se entiende por psicología social
aplicada. Desde luego no se puede apelar ya al viejo expe-
diente de los “territorios" propios. Luego habrá que enfocar
el asunto desde Una perspectiva distinta. Para ello será
conveniente relatar de manera breve otra historia.
La Psicología Social Aplicada en la FES lztacala
Hace 30 años nos enfrentamos al problema de definir el
campo de la psicología social aplicada que se ubicaba corno
una de las prácticas de la Carrera de Psicología en la en-
tonces ENEP lztacala de la UNAM. En esa época, ante las
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limitaciones encontradas en el modelo teórico conductual
que debía guiar la práctica de "Psicología Social Aplicada", un
grupo de profesores nos dedicamos a la búsqueda de un
sustento teórico que permitiera dirigir las actividades de
atención y servicio a la comunidad, que el área tenia enco-
mendada. La mayoría coincidimos en que el problema cen-
tral era €a falta de una teoría que enmarcara y diera cuanta
del trabajo del psicólogo en “escenarios naturales'`. Enton-
ces, estudiamos las aportaciones de diferentes escuelas de
psicología social, tanto tradicionales corno las denominadas
“marginales", e incluso las de orientación marxista; sin em-
bargo, no encontramos la respuesta esperada. Leonte Brea y
Eduardo Correa (1980), profesores del Área, propusieron la
constitución de un objeto teórico para la psicología social
aplicada, al cual denominaron "realidad percibida''. Sin duda
esta incipiente propuesta revelaba una intuición certera del
problema epistemológico de la psicología social, pues el
concepto de realidad percibida apuntaba a señalar la
dimensión subjetiva del fenómeno psicosocial y su
vinculación directa con la ideología.
El trabajo de búsqueda nos permitió ampliar el pano-
rama teórico, pero la pregunta seguía sin una respuesta que
suscitara consenso. Además, “la práctica debía continuar" y,
por tanto, los profesores se vieron presionados a explorar en
diferentes ámbitos de la teoría y la práctica psicosocial,
guiados por sus propios intereses e intuiciones. Algunos se
dirigieron al campo del Análisis Institucional y el socloanálisis
planteado por René Loreau y G. Lapassade; otros enfocaron
sus miras hacia la psicología humanista de Abraham Maslow
y a la terapia no directiva de Karl Rogers; otros más se
orientaron a los enfoques sistémicos de la terapia familiar
representados por Ackerman, Satir y Minuchin, y otros más,
hacia el estudio y las aplicaciones en diferentes "escenarios"
de la teoría y técnica de los grupos operativos, desarrollada
MÓDULO 0305 EL CAMPO APLICADO DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES
por Enrique Pichon Riviere. Cada enfoque proponía un objeto
propio y determinaba una práctica específica. En poco
tiempo el Programa de Área se diversificó en varios subpro-
yectos con objetivos y procedimientos diferentes, aunque se
intentaba mantener la congruencia con los objetivos
generales. La psicología social aplicada se, entendía de
muchas maneras. Después de todo, se consideraba legitimo,
por ejemplo, llamar psicología social aplicada a un programa
de detección, en la comunidad, de personas con problemas
de estrés o depresión y también a un programa de desarrollo
organizacional en una cooperativa de producción.
Mi aproximación personal consistió en retornar a las
fuentes de la psicología social "académica". Me pareció que a
pesar de sus ciaras limitaciones, la teoría de las actitudes y
los roles, y las técnicas de dinámica crupal podrían dar un
sustento relativamente coherente a la `práctica" Poco tiem-
po después conocí las propuestas teóricos de Moscovici y
consideré que sus aportaciones reformulaban la psicología
social `tradicional" desde un perspectiva que daba cabida al
estudio de la subjetividad y le ideología, además de que
permitan conceptualizar al sujeto como promotor activo ce
cambio social. La teoría de la representación social vino a
clarificar el enfoque de mi práctica docente.
A pesar de la diversificación de los proyectos, el tra-
bajo que desempeñaban los profesores y alumnos guardaba
bastantes semejanzas. La materia de Psicología Social Apli-
cada forma parte del Módulo Aplicado en el currículo de la
carrera de Psicología de la FES lztacala. Tiene corno objetivo
"adiestrar a los alumnos en la aplicación de los principios
derivados de la psicología experimental y teórica a los
"escenarios naturales". Este propósito inicial quedó rebasado
en poco tiempo debido a la efervescencia académica de una
escuela cuya plantilla docente estaba integraba en su
mayoría por profesores jóvenes que debatían acalora-
UNIDAD II LA PSICOLOGIA SOCIAL 9

damente sobre el estatus epistemológico, el objeto y el
método de la psicología. Después de algunos años, el
"currículo vivido" rebasó el encuadre formal, aunque la
`práctica de psicología social" mantuvo cierta coherencia
interna. Se trabajaba en distintos “escenarios'; desde co-
munidad abierta hasta instituciones de diversos tipos, como
escuelas, fábricas, clínicas, orfelinatos, centros de asistencia
comunitaria, etc. Las áreas de inserción también eran
variadas: salud, educación, salud mental, capacitación para
el trabajo y desarrollo organizacional entre otros. Las po-
blaciones atendidas abarcaban los estratos sociales bajos y
medios en edades comprendidas desde la infancia hasta la
tercera edad.
En apariencia, el trabajo de los psicólogos se podía
confundir con el de otros profesionales como sociólogos,
trabajadores sociales, promotores comunitarios, pedagogos,
etc. Por tanto, consideré necesario diferenciar las funciones
de acuerdo con criterios teóricos. A mi juicio, las característi-
cas que diferencian el trabajo psicológico no son las “técni-
cas" utilizadas ni el tipo de población o el contenido de los
programas. La diferencia estriba en la perspectiva teoría con
que se estudie el objeto de trabajo; por ejemplo: si ana-
lizamos un programa de educación sexual para adolescentes,
la diferencia entre una aproximación médica o pedagógica y
una psicológica consistirá en que esta última implica un
objeto teórico que deberá hacerse explícito, sobre el cual se
incide de manera práctica. Para el caso podría ser una
actitud o una representación social. El enfoque médico
educativo se podría limitar a transmitir una información y, si
acaso, comprobar que ésta produzca efectos, pero no se
cuestiona sobre los procesos involucrados; procede de ma-
nera pragmática. El enfoque; psicológico, además de hacer
lo anterior, debe tratar de explicar el proceso de cambio; es
decir, teoriza sobre la acción emprendida.
MÓDULO 0305 EL CAMPO APLICADO DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES
De lo anterior resulta que, desde mi punto de vista, la
psicología social aplicada, más que un conjunto de técnicas
aplicados o problemas específicos, constituye un saber
práctico que contiene y utiliza elementos de teoría
psicosocial para incidir en situaciones humanas concretas.
Con esta visión, desde luego discutible, he orientado el
trabajo de los estudiantes mi cargo durante los últimos años.
Hemos incidido en diferentes "escenarios", desde co-
munidades abiertas hasta instituciones especializadas, con
una amplia gama de población atendida.
El currículo de la carrera de psicología en la FES iz-
tacala de la UNAM contempló desde su inicio, en 1974, un
espacio para que los estudiantes pudieran llevar a cabo una
práctica de psicología social orientada al servicio de las
comunidades, en su mayoría pobres, aledañas a la Escuela.
Durante casi 30 años, estudiantes y profesores han
desarrollado un trabajo de servicio social que se ha diversi-
ficado en sus objetivos, metas y procedimientos, y que ha
ampliado su cobertura desde las comunidades del inicio
hasta las instituciones públicas y privadas con las que se
colabora. En el momento presente, la práctica se lleva a
cabo en instituciones que pertenecen a distintos sectores,
como son: el educativo, de la salud, de asistencia social y
laboral. La "práctica" se desarrolla en un programa anual
dividido en dos semestres, con 15 horas a la semana de
asignación curricular. Al igual que las otras materias
pertenecientes al Módulo Aplicado, forma parte del programa
de Servicio Social integral que prestan los estudiantes de la
carrera. Queda para otro momento la re-seña de este
trabajo, que en la mayoría de los casos ha producido frutos
reconocidos, tanto por los usuarios de los servicios corno por
los funcionarios y el personal técnico a cargo de las
instituciones. De este vasto campo tomaré una parte
minúscula pare presentarla corno muestra del trabajo
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realizado, en los últimos años por los alumnos a los que he

tenido oportunidad de coordinar.

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