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PROBLEMAS METAFÍSICOS DE LA EDUCACIÓN

El ente educativo

Para comprender la estructura de un ser debemos conocer las partes que lo


integran. Antológicamente el ser está integrado de esencia y existencia.
Entendemos por esencia lo que es el ser, aquello por lo que se distingue un ser de
otro.

Por existencia entendemos lo que da realidad a la esencia en el orden de


los seres realizados.

Desde una perspectiva fenoménica, la educación se nos presenta como


una realidad que tan sólo se da en el hombre, porque el cuidado intencional que
se da a las plantas se llama cultivo, y a los animales lo llamamos adiestramiento o
domesticación, pero el que damos al hombre le llamamos educación.

La existencia de la educación

Este ser accidental se nos hace presente a través de la actividad de la


persona humana portadora de cultura. Se requiere que un ser sustancial actúe
para que se manifieste la existencia del ser accidental de la educación.

Nos interesa conocer la forma como se hace manifiesta la existencia de la


educación porque, al conocerla, comprendemos mejor su modo de ser o su
esencia, porque el modo de ser se descubre por el modo de existir.

No es el propósito demostrar la existencia de la educación, puesto que


consta como un hecho de experiencia; nuestro deseo es conocer la forma como
se manifiesta.

El conocimiento de la existencia de los diversos seres se verifica de la


forma siguiente:

La existencia del mundo exterior no necesita ser demostrada.

El YO tampoco. Pienso, luego existo.


Otras existencias son conocidas por el conocimiento de la operación o
acción; no éticamente podemos pasar de la operación a la existencia. Así
conocemos la existencia del alma.

Otras veces no conocemos la operación, pero conocemos lo operado,


podemos llegar a regiones trascendentes, al conocimiento de Dios.

Por ninguna de las maneras anteriores se nos manifiesta el ser de la


educación. Pero ello se debe a que esas son formas de conocer las realidades de
tipo sustancial.

Lo cual nos confirma en lo anteriormente establecido, que sólo actúan los


seres sustanciales, fluyendo la acción ya directamente de su naturaleza, o bien de
la naturaleza a través de sus facultades. Pero como la educación no es una
realidad sustantiva, carece de medió' s operativa, por eso no podemos conocer su
existencia por los medios anotados.

Con todo, cuando un individuo sustancial obra y está provisto de cierto ser
secundario y accidental, su especial modo de obrar nos está dando a conocer
además de su existencia sustancial, la existencia de aquella realidad accidental.

El buen ejercicio de las operaciones humanas nos muestra estar presente


en el sujeto esa realidad que llamamos educación. “Todo árbol bueno da frutos
buenos”.

La educación no debe confundirse con su resultado ni con la persona


educada. Pero apoyados en aquél, encontramos en ésta, la existencia de la
educación.

Así queda señalado el acceso al conocimiento de la existencia de la


educación. La educación se encuentra radicada en el hombre como en su
fundamento último. Desde ese fondo aflora siguiendo el curso de las distintas
líneas del desenvolvimiento personal. Sólo aquí existe, y sólo podemos conocerla
al manifestarse la actividad de tal desarrollo.

La esencia de la educación
La esencia de una cosa se expresa por su definición. Por eso el modo de
tener esencia y el modo de definición son rigurosamente paralelos.

La educación es un ser del ser del hombre, la existencia le viene de la


existencia humana, así su esencia se halla enteramente radicada en la esencia del
hombre.

La educación no es tanto un ente cuanto algo de un ente. Es la forma de


ser, pero forma accidental.

Por ser forma accidental no tiene materia propia, ha de darse en un sujeto


ya constituido.

Cuando se trata de exponer la definición esencial de educación, habrá que


expresar explícitamente al hombre ¡corno sujeto de ella.

En las esencias sustanciales se formula la definición de esta manera: El


género próximo se toma de la materia. La diferencia específica de la forma.

Pero en el caso de la esencia accidental: la materia o sujeto es extraña a


ella, es extrínseca.

La esencia accidental dice referencia a un sujeto en el que se encarna al


realizarse y del que realizada no se desprende.

Así fiara formular la definición de la esencia accidental de un accidente


concreto, el sujeto funciona como género y el accidente, como diferencia.

En el orden abstracto se debe comenzar por expresar la forma para


terminar indicando el sujeto.

“Educación es aquella modificación (diferencia específica) por la que el


hombre es perfeccionado” (género).

La contextura de esencia y existencia en el seno del ente educativo.

Vamos a estudiar ahora las relaciones entre esencia y existencia.


Se presenta un primer problema: ¿Quién tiene primacía entre la esencia y
la existencia?

Hay dos posiciones:

La Filosofía tradicional, concede primacía a la esencia.

La Filosofía existencial, da prioridad a la existencia, ésta precede a la


esencia.

El Existencialismo supone que hay un momento en el proceso de la


constitución de la realidad, en que ésta se nos ofrece como pura existencia
desnuda de esencia y reprocha al esencialismo que la esencia se da sin
existencia.

Pero este doble presupuesto es gratuito y sin fundamento en la naturaleza


de las cosas.

Cuando un ser se realiza, su esencia y su existencia se dan con


simultaneidad. Y al referirnos al hombre, su esencia sustancial concreta ni precede
ni sigue a la existencia; ambas se dan simultáneamente y en un abrazo entitativo
subsisten en el individuo humano. Pero dicha esencia sustancial deja márgenes
de potencialidad para nuevas determinaciones existenciales en el orden
accidental.

Es la misma existencia la que actualiza todas las esencias accidentales.

De ahí que pueda decirse que la existencia de la sustancia preceda


temporalmente a todas las modificaciones accidentales que se producen en el
despliegue existencial.

Si esto es lo que quiere decir el Existencialismo cuando expresa que la


esencia es una conquista de la existencia, nada se tiene que objetar contra él. Y
en todo caso, la conquista existencial de la esencia quedaría limitada a los
humildes límites del reconocimiento de la perfectibilidad humana. Porque la
educación misma no es otra cosa que la realización de la perfección.
La existencia de la educación es la misma existencia humana. Pero no
puede decirse que en la constitución de la educación su existencia preceda a la
esencia. Porque no hay dos existencias en el hombre educado, una del hombre y
otra de la educación.

A la educación la actualizan los márgenes de perfectibilidad que al


realizarse la producen.

La existencia del hombre precede a la educación, pero la existencia de la


educación, aun cuando es la misma existencia humana, no precede ni sigue a la
esencia de la educación. Lo único que precede a la esencia de la educación es la
disposición potencial del hombre para ella.

Bibliografía:

ual.dyndns.org/biblioteca/Filosofia_Educacion/Pdf/Unidad_02.pdf

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