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MÉTODOS PARA ESTIMAR LA BIODIVERSIDAD

BIODIVERSIDAD

El término biodiversidad se conoció a finales de


los 80 y significa diversidad o variedad
biológica. La diversidad biológica actual es el
resultado, de un complejo e irrepetible proceso
evolutivo, que trasciende el marco de estudio
general de la Ecología.
Esa es la diferencia fundamental entre
diversidad y biodiversidad, entre patrones que
son consecuencia de la actuación prioritaria, de
factores ecológicos y patrones generados por
procesos altamente impredecibles, entre
patrones y procesos que actúan y se detectan a
una escala espacial local o regional y aquellos
otros que se manifiestan, a una escala
geográfica.
El estudio de la diversidad ha proporcionado una serie de herramientas de
medida, cuya utilidad en el análisis de la biodiversidad es incuestionable,
pero la medición de la biodiversidad es una tarea que posee una
problemática propia y necesita herramientas nuevas, capaces de medir la
variación de atributos biológicos, a una escala espacial en la cual las
interacciones ecológicas, relacionadas con la diversidad tienen poca
relevancia.
La biodiversidad es una característica compleja, de los sistemas biológicos
que se manifiesta a distintas escalas espaciales y temporales.
Las bases para su conservación sólo pueden alcanzarse mediante un
enfoque integrador, basado en los conocimientos de la ecología, genética,
biogeografía, biología evolutiva, sistemática y disciplinas afines.
Aún con lo complicado de esta aproximación, resulta urgente encontrar
soluciones por la rapidez con que los cambios ambientales locales,
regionales y globales están afectando la diversidad biológica.
El interés por conservar la biodiversidad trasciende el ámbito científico,
pues tiene múltiples valores para la sociedad contemporánea, incluidos los
económicos, funcionales, culturales, morales y estéticos.
El conocimiento de la biodiversidad, requiere considerar los diferentes niveles jerárquicos de
organización de la vida (genes, especies, poblaciones, comunidades y ecosistemas), junto con sus
atributos de composición, estructura y funcionalidad.
Su estudio puede abordarse a partir de tres grandes preguntas en cada uno de los niveles:
• ¿qué elementos la componen?,
• ¿cómo están organizados? y
• ¿cómo interactúan?.
Para estudiar la biodiversidad es importante reconocer qué elementos o entidades la componen.

La realización de inventarios facilita describir y conocer la estructura y función de diferentes niveles


jerárquicos, para su aplicación en el uso, manejo y conservación de los recursos.

Obtener información básica confiable para la toma de decisiones, sustentadas científicamente, es una
necesidad urgente que los investigadores, las instituciones y las naciones deben enfatizar.
Para esto se hace imperioso el desarrollo de estrategias multidisciplinarias, que permitan obtener
información, a corto y mediano plazo, para conocer la composición y los patrones de la distribución
de la biodiversidad.
Para la adecuada planeación y diseño de un inventario debe tenerse en cuenta:

l. La definición precisa del (los) objetivo(s),


que a su vez determina el nivel de organización,
la escala e intensidad de muestreo.

2. La selección de los grupos biológicos


(taxonómicos) apropiados y la implementación de
los métodos de muestreo adecuados para cada
uno.

3. La generación, captura y organización de los


datos; de forma que se facilite su uso y que estén
acordes al tipo de análisis e información que se
desea obtener.
Biodiversidad o diversidad biológica: es “la variabilidad de
organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas,
los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos
y los complejos ecológicos de los que forman parte; compren-
de la variación dentro de cada especie, entre las especies y los
ecosistemas”
Inventario: es la forma más directa de reconocer la
biodiversidad de un lugar. En su definición más compleja, el
inventario se considera como el reconocimiento, ordenamiento,
catalogación, cuantificación y mapeo de entidades naturales
como genes, individuos, especies, poblaciones, comunidades,
ecosistemas o paisajes (UNEP 1995).

Los datos provenientes de los inventarios pueden ser procesados,


contextualizados y analizados para obtener una caracterización de la
biodiversidad; pueden tener aplicación en sistemática, ecología,
biogeografía y manejo de ecosistemas, entre otros.
Ellos aportan información sobre el estado de conservación de la
biodiversidad, la detección y evaluación de cambios biológicos y
ecológicos, y la estimación de la proporción de la biodiversidad que
falta inventariar
Métodos propuestos para medir la biodiversidad al nivel de especies.

a). Métodos de medición a escala genética.


La diversidad encontrada dentro de las especies es la base fundamental de la biodiversidad a niveles superiores. La
variación genética determina la forma en que una especie interactúa con su ambiente y con otras especies. Toda la
diversidad genética surge en el ámbito molecular y está íntimamente ligada con las características fisicoquímicas de
los ácidos nucleicos.
La diversidad genética de una especie es producto de su historia evolutiva y no puede ser reemplazada.
b). Métodos de medición al nivel de especies.
Los estudios sobre medición de biodiversidad se han centrado en la búsqueda de parámetros para caracterizarla
como una propiedad emergente de las comunidades ecológicas.
Sin embargo, las comunidades no están aisladas en un entorno neutro. En cada unidad geográfica, en cada paisaje,
se encuentra un número variable de comunidades.
Por ello, para comprender los cambios de la biodiversidad con relación a la estructura del paisaje, la separación de
los componentes alfa, beta y gamma (Whittaker, 1972) puede ser de gran utilidad, principalmente para medir y
monitorear los efectos de las actividades humanas (Halffter, 1998).
• La diversidad alfa es la riqueza de especies de una
comunidad particular a la que consideramos
homogénea.
• La diversidad beta es el grado de cambio o reemplazo
en la composición de especies entre diferentes
comunidades en un paisaje.
• La diversidad gamma es la riqueza de especies del
conjunto de comunidades que integran un paisaje,
resultante tanto de las diversidades alfa como de las
diversidades beta (Whittaker, 1972).
1. Medida de la diversidad alfa
La diversidad alfa medida únicamente como el número de especies de una comunidad (riqueza específica) es la
forma más sencilla de evaluar la diversidad puntual y provee información suficiente sobre la expresión de
procesos ecológicos e históricos, por lo que esta medida es consistente con los objetivos de esta estrategia.
La desventaja de utilizar la riqueza específica como medida de biodiversidad es que el número de especies
depende del tamaño de la muestra, es decir, al aumentar el esfuerzo de muestreo, es probable que se
detecte un mayor número de especies, por lo que muestras de diferente tamaño no son comparables.
La solución más obvia a este problema es invertir el mismo esfuerzo de colecta en todas las muestras que se
desean comparar.
Sin embargo, esto rara vez es posible debido a restricciones de personal o metodológicas.
Los modelos de acumulación de especies permiten:
1) estimar el número de especies potencialmente capturables con cierto método en un área.
2) evaluar que tan completos han sido los inventarios en registrar todas las especies esperables.
3) comparar la riqueza específica entre inventarios realizados con diferente esfuerzo de muestreo.
4) estimar el esfuerzo mínimo requerido para registrar un porcentaje deseado del número total de especies
potenciales en un área y con ello establecer normas generales para áreas equivalentes que permitan
ahorrar tiempo y costos.
El uso de este tipo de modelos constituye una herramienta predictiva en estudios de
biodiversidad y puede representar importantes avances en la planeación y diseño de los
protocolos de muestreo, así como ahorros en el presupuesto (Soberón y Llorente,1993).
Los tres modelos se pueden ajustar mediante cualquier software estadístico que incluya un
procedimiento de regresión no lineal definido por el usuario:
1.1 Modelo logarítmico
Es un modelo útil cuando hacemos un muestreo de áreas relativamente pequeñas, un grupo bien
conocido, o ambos, y eventualmente todas las especies serán registradas.

1.2 Modelo de dependencia lineal


Conforme la lista de especies aumenta, la probabilidad de añadir una especie
nueva a la lista disminuye de forma exponencial.

1.3 Ecuación Clench


Según este modelo, la probabilidad de encontrar una nueva especie aumentará (hasta un
máximo) conforme mas tiempo se pase en el campo, es decir, la probabilidad
de añadir especies nuevas eventualmente disminuye pero la experiencia en el campo la
aumenta (Soberón y Llorente, 1993).
2. Medida de la diversidad beta

A diferencia de las diversidades alfa y gamma, que pueden ser medidas fácilmente en función del número de
especies, la medición de la diversidad beta está basada en proporciones.
Estas proporciones pueden evaluarse con base en índices o coeficientes de similitud, de disimilitud o de
distancia entre las muestras a partir de datos cualitativos (presencia-ausencia de especies) o cuantitativos
(abundancia proporcional de cada especie medida como número de individuos, biomasa, densidad, cobertura,
etc.), o bien con índices de diversidad beta propiamente dichos (Wilson y Shmida, 1984; Magurran, 1988).

La complementaridad mide el grado de diferencia en la composición de especies entre comunidades distintas.


Se calcula como el porcentaje de especies exclusivas de una comunidad:

donde SA y SB son la riqueza de especies de las comunidades A y B, respectivamente,


y VAB es el número de especies en común entre las dos comunidades, de manera que:
3. Medida de la diversidad gamma

La formulación de planes de manejo con base científica adecuada, la mayoría de los esfuerzos realizados
para medir la biodiversidad en áreas que incluyen más de un tipo de hábitat, se limitan a presentar listas de
especies de sitios puntuales (diversidad alfa), describiendo la diversidad regional (gamma) únicamente en
términos de números de especies, o bien con cualquier otra medida de diversidad alfa.

Schluter y Ricklefs (1993) proponen la medición de la diversidad gamma con base en los componentes alfa,
beta y la dimensión espacial:

Gamma = diversidad alfa promedio x diversidad beta x dimensión de la muestra


donde:
diversidad alfa promedio = número promedio de especies en las comunidades del paisaje
diversidad beta = inverso de la dimensión específica, es decir, 1/número promedio de comunidades ocupadas
por una especie dimensión de la muestra = número total de comunidades.
Gamma = alfa promedio + beta
c). Métodos de medición al nivel de comunidades.
Recientemente se ha resaltado, la necesidad de incrementar las aproximaciones al nivel de comunidades
y paisajes, más que las aproximaciones basadas en las especies, para mantener la mayor parte de la
diversidad biológica existente.
Bajo una perspectiva de comunidades, además de conservar a las especies que viven en ellos, se
conservan los procesos y los hábitats.
Una comunidad representa un conjunto de especies interrelacionadas que coexisten en un espacio y un
tiempo determinados.
La diversidad biológica al nivel de comunidades se analiza mediante las técnicas de ecología del paisaje
(Turner y Gardner, 1991).
Un paisaje se define como un área terrestre heterogénea integrada por un conjunto de comunidades que
interactúan y se repiten de forma similar.
El paisaje es resultado de tres mecanismos:
Procesos geomorfológicos que tienen lugar en períodos de tiempo
muy largos.
Patrones de colonización de los organismos.
Perturbaciones locales en las comunidades puntuales.

La ecología del paisaje enfatiza escalas espaciales amplias y los


efectos ecológicos del patrón espacial de las comunidades.
Específicamente considera:
a) la estructura de los paisajes: las relaciones espaciales entre los distintos ecosistemas o “elementos” presentes, esto
es, la distribución de la energía, materiales y especies con relación a los tamaños, formas, números, tipos y
configuraciones de los ecosistemas.
b) su función: las interacciones entre los elementos espaciales (flujos de energía, materiales y especies entre las
comunidades).
c) su cambio: la alteración en la estructura y función del mosaico ecológico en el tiempo.
Evidentemente, cualquier política sólida de conservación debe partir de
un conocimiento apropiado de la biodiversidad.
Esto se logra a través de proyectos de medición de la biodiversidad
que consisten en el muestreo, separación, catalogación, cuantificación y
cartografiado de sus entidades, tales como los genes, individuos,
poblaciones, especies, hábitats, ecosistemas y paisajes o sus
componentes, y en la síntesis de la información resultante para analizar
los procesos determinantes.
Esta es la información base para posteriormente evaluar, mediante el
monitoreo, el cambio asociado a distintos factores, especialmente,
factores antropogénicos.
La correcta evaluación de la biodiversidad provee información esencial
para muchas ciencias biológicas, tales como la sistemática, biología de
poblaciones y ecología, así como muchas ciencias aplicadas, tales como
la biotecnología, ciencias del suelo, agricultura, silvicultura, pesca,
biología de la conservación y ciencias ambientales.
LA HUELLA ECOLÓGICA.
Es un indicador global de sostenibilidad que relaciona un
estilo de vida con la “cantidad de natura” necesaria para
sostenerlo. De hecho, este instrumento de medición indica la
superficie de territorio biológicamente productivo
(hectáreas/por capita) que una persona (o una familia, una
ciudad, un país o el mundo entero) utiliza para producir los
recursos que consuma y para absorber los residuos que
genera.
Confrontar la huella ecológica de un área con su territorio
productivo disponible nos permite decir si el desarrollo de esa
área geográfica es sostenible o al contrario está
comprometiendo su futuro.

Este indicador de sostenibilidad fue revolucionario por su


enfoque:
antes se calculaba la “carga humana” que podía soportar un
cierto hábitat, mientras ahora se calcula cuanto territorio (mar
y agua) es necesario por una cierta “carga Humana”.
¿Cómo se calcula?
Aunque ahora se está estudiando un método estándar, hay maneras ligeramente distintas de calcular la
impronta ecológica.
Los distintos consumos se pueden agrupar en 5 categorías:
. alimentos
. transportes
. viviendas
. bienes de consumo
. Servicios

El consumos de bienes depende de la las siguientes variables:


• Terreno necesario para producir la energía de formas sostenible;
• Tierra cultivada para producir los alimentos;
• Terrenos de pastoreo para proveer los productos animales;
• Terrenos forestales para producir madera y carta;
• Superficie marina necesaria para producir pescado;
• Terreno para infraestructuras;
• Terrenos forestales necesarios para absorber las emisiones de CO2.
El hecho de que haya distintas manera de
calcularla, es un límite de la teoría porque no es un
criterio uniformado y por tanto no se puede leer
siempre con precisión; Por lo que concierne la
contaminación, solo considera las emisiones de
CO2, dejando fuera del cálculo otros tipos de
contaminación como la del agua, del suelo, la
acústica, la radioactiva, etc.
Se asume en la práctica que la productividad del
suelo agrícola, ganadero y forestal no disminuye
con el tiempo, cosa que en cambio pasa en la
realidad a causa de la erosión, de la
contaminación, etc.
No se tiene en consideración que los bosques y sus
ecosistemas son distintos según la zona del planeta;
El calculo de la huella no tiene en consideración las
costumbres de las personas y las políticas de
gestión del territorio vigentes en la distintas áreas
estudiadas; El valor final depende de datos que
están aproximados.

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