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Aprendiendo de la experiencia: memoria institucional y relatos de

vida de la escuela
Jesús Domingo Segovia1

Resumen Summary

El artículo presenta la tesis principal de The article presents the principal thesis
una investigación sobre el desarrollo or- of a research on the organizational
ganizativo de la escuela. Defiende que los development of the school. It defends that
centros educativos son culturas en de- the schools are cultures in development
sarrollo y disponen de una memoria ins- and they have an institutional memory,
titucional, aunque –en muchos casos- no though - in many cases - they aren’t
son conscientes de ello. Los centros –si conscious of it. The schools - if they want
quieren mejorar- necesitan de una memo- to improve – they need from a memory.
ria que organice y guarde toda la infor- That It organizes and guards all the
mación relevante de que dispone. Esta relevant information which they have. This
memoria va más allá de los documentos memory goes beyond the documents or
o evidencias. Integra un sistema colecti- evidences. It composes a collective
vo de experiencias y significados. Está system of experiences and meanings. It
formada por recuerdos, narraciones, vi- is form by recollections, stories,
vencias y otros elementos culturales experiences and other less tangible
menos tangibles. Esta memoria permiti- cultural elements. This memory will allow
rá aprender de la experiencia (positiva o learning of the experience (positive or
negativa), ser menos vulnerables y ace- negative), it is less vulnerable and to
lerar procesos de deliberación y toma de accelerate deliberation processes and
decisiones. De este modo, el artículo ar- take decisions. Thus, the article argues
gumenta cómo las historias de vida insti- as the histories of institutional life, as
tucional, cómo relatos de experiencia de- statements of experience debated and
batidos y reinterpretados colectiva y dia- reinterpreted collectively and dialectically,
lécticamente, son historias de aprendiza- they are histories of learning and powerful
je y potentes herramientas para recons- tools to reconstruct the schools and they

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truir las escuelas y proyectarlas al futuro project them to the future of a significant
de manera significativa y realista. and realistic way.

Palabras clave: memoria institucional - Key words: organizational memory -


mejora de la escuela - desarrollo institu- school’s improvement - organizational
cional, cultura institucional - aprendizaje development - organizational culture,
organizativo - historias de aprendizaje - Organizational learning - learning histories
investigación biográfico-narrativa. - biographical-narrative research.

Fecha de recepción: 08/11/09


Fecha de aceptación: 17/12/09

Año 1 Nº1|2010
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Aprendiendo de la experiencia: memoria institucional y relatos de vida de la escuela

Desde hace ya un tiempo nos veni- Se aprende de la experiencia pa-


mos interesando por el desarrollo institu- sada reflexionando sobre lo que sucedió
cional de los centros educativos conjun- (éxito o fracaso) y por qué tuvo unos im-
tando dos tradiciones al servicio de la com- pactos u otros. Este aprender de los pro-
prensión, el desarrollo y la mejora de los pios éxitos o errores pasados, en cual-
procesos institucionales de formación e quier caso de las experiencias de otros,
innovación: «memoria organizativa» (Gi- puede ser un modo crítico de reaprender
rod, 1997; Domingo, 2004) y «metodolo- lo que haya que hacer en el futuro; pero
gías biográfico–narrativas» (Bolívar, Do- raramente es practicado (analizado, de-
mingo y Fernández, 2001). Al reconocer batido, internalizado) de modo comparti-
el saber adquirido por los individuos/or- do.
ganización, la historia de vida (desde la Los centros e instituciones necesitan
memoria institucional) permite aprender incorporar alguna clase de memoria que
de la experiencia adquirida/vivida, una vez organice y guarde toda la información re-
que es reflexionada explícitamente en levante de que dispone o lo que aprenden
grupo; por lo que las estrategias narrati- en algún momento para que pueda estar
vas pueden ser especialmente útiles para luego disponible y que evite el tener que
promover el desarrollo organizativo de los estar constantemente descubriendo me-
centros. diterráneos o con ceguera ante la reali-
Normalmente, el conocimiento que dad (Ellis, 2003; Chettayar, 2004). Pero
disponemos de los centros educativos es no es sólo eso, necesitan también un sis-
bastante descontextualizado y ahistóri- tema de fácil acceso y transferencia del
co, ignorando la advertencia de Schein mismo y para ello la memoria de las or-
(1996) de que las culturas institucionales ganizaciones puede ser recordada me-
se constituyen en el tiempo y tienen una diante «narraciones de historias» que
historia y unos posos o memoria de los busquen dialéctica y narrativamente el sig-
que no pueden separarse. Los centros nificado y la integración global de los epi-
educativos en particular, como se docu- sodios en la propia vida sometida a juicio
mentó hace tiempo ya (Domingo y Bolí- público con otros (Girod, 1997; Roth y
var, 1996), siguen ciclos y procesos de Kleiner, 1998; Bolívar y Domingo, 1998,
desarrollo institucional, y disponen de una 2000).
memoria institucional, a la que se puede
acceder mediante historias de vida insti-
tucional. 1. ¿Existe una memoria institucional?
Desgraciadamente, como denuncia
Ackerman (1996), son muchas las orga- Los centros son realidades sociales
nizaciones que padecen el «infoglut», tie- y, como tales, poseen una historia, una
nen la información que necesitan, pero experiencia y un saber acumulado y vali-
ellas no saben que la tienen o, incluso dado con el tiempo, que, en la medida en
sabiéndolo, no pueden encontrarlo. que se recuerde, existirá y tendrá efecto.

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La memoria nos une al futuro y nos ade- tor determinante y valor añadido en la
lanta el camino recuperando los proce- capacidad de desarrollo de una institución
sos, decisiones y saberes ya experimen- educativa, debe necesaria y coherente-
tados en el pasado. De acuerdo con la mente reivindicarse el papel e importan-
advertencia del viejo dicho de que «a na- cia de la memoria institucional como poso
die le es permitido saltar hacia delante de tal conocimiento. Así, Zárraga (2004,
sin arrastrar su sombra», no se puede 93) la define como el «lugar físico o vir-
olvidar que ésta es parte inherente de la tual, donde se encuentra ‘lo que sabe-
vida, y lo sepamos o no, nos acompaña mos’ en la empresa», o bien como con-
siempre. junto de rutinas casi involuntarias que lle-
Sabemos quiénes somos, porque he- van implícitas un conocimiento organiza-
mos sido y nos recordamos cada día cuan- tivo y que es internalizado por los miem-
do confrontamos nuestra realidad, accio- bros de la institución (Gran, 2001). Como
nes y decisiones con quienes pensamos señala Ackerman (1996), la memoria pue-
que somos y con la identidad que nos de incluir una banda ancha de elemen-
hemos ido construyendo con el tiempo. tos, materiales, razones para las decisio-
Coincidiendo con Emilio Lledó (1998), nes, descripciones formales y de proce-
podemos decir que «los hombres y los dimiento, etc.; ahora bien –continúa–, bajo
colectivos somos memoria». Si se deja esta metáfora evocadora e idealizada tam-
pasar y se olvida, quedan condenados a bién se esconde una premisa que es más
desorientarse y repetir errores..., dando deseo que realidad, puesto que parte del
como resultado un proceso vital absurdo supuesto –por otra parte, más que discu-
y auto–repetitivo, sentenciado a perma- tible– según el cual este conocimiento y
necer siempre donde mismo o a ser un experiencia son fácil y permanentemente
centro descaminado que no termina de recuperables.
cuajar una línea o propósito. Y, muchas Frente a esta idea, Gagnon (en Mari-
veces, tal vez, los centros no aprenden, nas y Santamarina, 1993) discute que la
porque no recuerdan o se dejan arrastrar memoria esté hecha de esencialmente
por cierto «pesimismo institucional» an- conocimiento y que se constituye por
clado en rutinas ancestrales nunca cues- datos del pasado sólidamente retenidos,
tionadas o sacadas a la luz del debate, alegando que ésta se expresa esencial-
para descubrir y corregir los errores, des- mente en forma anecdótica y se consti-
de una filosofía inculcada, que atiende a tuye de imágenes, sentimientos y cono-
la incertidumbre y complejidad actual, cimiento contextual en los que ubicar di-
anticipándose desde lo que ya sabe (ba- chos sentimientos y las experiencias que
sándose en huellas pasadas de éxito o le dan soporte. De este modo, no es una
en decisiones experimentadas), lo que les simple suma de conocimientos, sino una
permite también «comprender». integración colectiva de significados cons-
En un momento en que se pone espe- cientes e inconscientes, que han sido
cial énfasis en el conocimiento como fac- adquiridos o incorporados a la organiza-

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ción, distribuidos e intercambiados entre que los hacen dignos de ser recordados.
sus miembros, interpretados y discutidos «La imagen del yo [organizativo en este
entre ellos y, finalmente, asumidos como caso] nunca es una mera reflexión de las
patrimonio común para ser usado a modo experiencias referidas al yo: incluye siem-
de rutina o analizador. La memoria no es pre una respuesta específica al ‘porqué’
fría y obsoleta arqueología de rincones del del desarrollo del yo» (Hankis, en Mari-
olvido movidos por la curiosidad, ni una nas y Santamarina, 1993, 251). Según
simple y aséptica herramienta para apren- esto, cada vez que se guarda algo o se
der, con ella interacciona «el deseo» (Es- relata, se hace intentando clasificar e in-
colano, en Escolano y Hernández, 2002), terrelacionar los éxitos y azares, errores
como expresión de las motivaciones, de y razones, etc. de acuerdo con un princi-
los intereses y de los ideales, que pre- pio de explicación coherente que se in-
ñan el recuerdo de orientaciones y signi- corpore e integre globalmente, dentro de
ficados contextuales. una unidad histórica de pasado, presen-
Más que en los documentos formales te y futuro, en la dualidad deseo–realidad,
archivados está inscrita en la cultura or- permitiendo una reafirmación permanen-
ganizativa, a modo de rutinas, que en una te de las decisiones tomas.
concepción amplia incluye la estructura Balasubramanian (1994) defiende que
de creencias, marcos, paradigmas, códi- en la memoria institucional existen datos
gos, culturas y conocimiento que refuer- duros, (hechos, figuras y reglas) y sua-
zan, elaboran y contradicen las rutinas ves (conocimiento tácito, experiencias,
formales (Lewitt y March, 1988; Bolívar, anécdotas, historias y detalles sobre de-
2000). Por lo que puede ser a la par la cisiones estratégicas), además de los
mayor barrera y el mejor puente para la elementos sagrados de la propia cultura
mejora significativa. Esta memoria laten- de la institución y los sentimientos y ana-
te es sólo recuperable desde los relatos lizadores particulares de la misma, en los
de vida organizativa, que ponen en juego que se guardan las estructuras de creen-
todo el potencial de memoria de individuos cia (elementos culturales) a modo de re-
y colectivos cuando se esfuerzan –desde gla–base que se aplica automáticamente
la realidad actual– por capturar los indi- a cualquier información entrante, para que
cios de las razones y de los procesos pueda aplicarse o integrarse significati-
que ocurrieron, para poder ser utilizados vamente a lo que se sabe, al tiempo que
en el futuro. sirven para «evitar la vulnerabilidad, el ries-
Serán los restos e indicios de memo- go, la turbación y la apariencia de incom-
ria, cargados de significado, valores, sen- petencia» (Argyris, 1994, 80).
timientos e identidad, los soportes anali- La memoria (de las cohortes y cultu-
zadores y catalizadores desde los surgi- ras) se constituye y moldea mediante la
rán los relatos de vida cargados de signi- reedición de relatos de primera y segun-
ficados particulares, contextuales y ex- da mano que sacan a la luz pequeñas y
perienciales y las intenciones presentes personales experiencias y decisiones

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personales y/o grupales –de cierto impac- titucional también es «memoria del futu-
to o como ejemplo–, que apoyan o reba- ro» (Lledó, 1994), con propósito ético y
ten los argumentos discursivos y expli- como proyección de lo vivido hacia los
cativos válidos para todos; con lo que se propósitos, desde la intimidad, mismidad
van cargando con el paso del tiempo de y significado común –como lenguaje y
poder ontológico para definir su realidad texto de la comunidad discursiva–; de
y sensaciones. Y, con este proceso dia- modo que las prácticas narrativas prolon-
léctico, las organizaciones van adquirien- gan la textualidad de los recuerdos insti-
do un corpus de conocimiento y una per- tucionales, haciendo perdurar la identidad
sonalidad propia que es, a la vez, causa pese al cambio y atemperar los propósi-
y efecto de su historia vital. De ahí que la tos con el realismo de las posibilidades
clave de esta memoria colectiva es que mostradas y las experiencias realizadas.
esté asumida personalmente para que De este modo, la memoria también otor-
sea fácilmente accesible. ga perspectiva y permite revivir para ver y
Ackerman (1996) distingue entre para no avanzar a ciegas (Zambrano,
dos tipologías de memoria igualmente 1989).
útiles para aportar luz a la comprensión
de la organización y para seguir apren-
diendo: 1) una memoria ideal, más acor- 2. Algunos rasgos problemáticos de la
de con las intenciones y deseos, o lo for- memoria institucional
mal que idealiza y racionaliza la realidad
y la organización, pero obviando los pro- La memoria sufre a lo largo del tiempo
blemas orgánicos o funcionales; y 2) otra de una serie de problemas y disfuncio-
encogida o constreñida –que Zambrano nes para su recuperación provechosa que
(1989) denomina «imagen simulacro»–, no se deben obviar. En los procesos na-
compuesta por pistas de acción, estereo- turales de almacenaje y permanencia en
tipos, signos y símbolos, a modo de me- el tiempo se dan a la par ventajas y dis-
canismos orgánicos, técnicos o intencio- funciones. Así, no todo se puede guardar
nales que minimizan y seleccionan lo que o memorizar. Existe una clara distancia
hay que se conserva o recuerda. Como entre lo que se quiere y lo que es posible
los miembros de una organización poseen memorizar/recordar. Guardar sin más blo-
referencias personales y contextuales y quea el mecanismo y no es útil, y si se
comparten un universo de sentido con sus desposeen los recuerdos y artefactos de
colegas, comprenderán las referencias los datos colaterales y concomitantes con
sintetizadas y los modos de acceso al esa información llegan a no tener senti-
conocimiento común inducidos, aún sin do. Pero si se sobrecargan con estas pis-
información explícita; cosa ésta que no tas, se producen problemas innegables
ocurre con otros (nuevos y extraños). de generalización, transferencia, acceso
Junto a esta misión de anclaje y de y de gestión útil de la información. Lo que
anticipación estratégica, la memoria ins- nos lleva a replantear los sistemas de

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memoria (desde medios informáticos), da. Penosa dificultad ésta que puede ter-
con procesos constantes de revisión y minar –como alertara Emilio Lledó (1994)–
selección y desde estrategias que pue- , sin duda inducidos por el «espasmo del
dan estimular el recuerdo, haciendo emer- presente», en incauta «invitación a la
ger el texto, el contexto y la dialéctica desmemoria»; que se transforma en des-
discursiva en la que se produjeron y se- honesta cuando –y de ello nuestra histo-
leccionaron o por los que impactaron o ria reciente tiene palpables experiencias–
se sintieron como importantes. se trata de un proceso depurativo para
Con el tiempo se producen procesos borrar intencionalmente algo del recuer-
de corrupción y de decaimiento de la do o de acallar la memoria contraria (Fer-
memoria. Los hechos y datos se van re- nández, en Escolano y Hernández, 2002)
estructurando y manipulando de acuerdo o minoritaria. Cuando ello ocurre se han
con las cambiantes condiciones de la or- de recurrir a los discursos alternativos de
ganización y de los juegos de poder e in- la desmemoria, sacando a la luz «tam-
terés a los que ha debido ir respondien- bién» aquellos otros relatos de «los sin
do, pero también por la propia lógica del voz» y de los que simularon una pérdida
desarrollo institucional y profesional. La de memoria.
memoria y los relatos de la misma evolu- Con la simplificación se producen dos
cionan con el tiempo y son fruto natural efectos también divergentes, en el prime-
de una dialéctica entre ellos (Humphreys ro de ello se facilita que entre los viejos
y Brown, 2002) y de los diferentes mo- actores se recuerde con sólo un signo que
dos de identificación institucional (Elsba- agiliza la comprensión y la comunicación,
ch, 1999), de lo contrario podrían inducir al tiempo que permite una mayor funcio-
al peligroso error del «determinismo his- nalidad, pero que para los nuevos miem-
tórico» o de la «esterotipación del pasa- bros de la organización es una traba im-
do» como cliché cerrado y anecdótico. portante para acceder a la memoria co-
Para evitar la saturación, las posibili- lectiva y el acceso a los significados,
dades de acceso y la calidad de los re- pues los descontextualiza y reduce a lo
cuerdos van decayendo lentamente, sin mínimo.
tener demasiada conciencia de este pro- María Zambrano nos advierte que no
ceso de olvido y de depuración simplifi- es posible recuperar los contenidos origi-
cadora, que pueden resultar dificultades narios del tiempo pasado en su genuina
o mecanismo de defensa que posibilita forma e intencionalidad, sino los que re-
limpiar lo inútil o dañino para poder re- quiere el tiempo discursivo que los recuer-
componer o reutilizar. Desde el olvido se da. Desde esta circunstancia emerge la
pierden pasajes, explicaciones, elemen- necesidad de retomar, debatir, narrar, ha-
tos, etc. irremplazables, que sólo pueden cer pública, contrastar y repensar la rea-
quedar en determinados casos latentes, lidad y el futuro desde la memoria colec-
en espera de un indicio o pista para vol- tiva, sin obsesionarse demasiado por la
ver a ser, pero de manera muy aminora- pureza y exactitud del recuerdo, puesto

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que lo importante es la nueva compren- un «proceso de saturación» (Bolívar, Do-


sión y los compromisos/identificaciones mingo y Fernández, 2001) que ayudase
que se generan con esta interacción dia- a discernir entre lo particular –de cada
léctica (Ford, 1999). Pero también por relato– y lo que son elementos y regulari-
este mismo motivo, las historias que so- dades que se apoyan mutuamente y se
breviven al paso del tiempo han superado van mostrando como elementos comunes
las naturales limitaciones, para llegar a y estructurantes, pero desde la concien-
formar parte central de la cultura de la cia de que lo más importante de esta
institución o de determinadas subcultu- emergencia de la memoria es las interac-
ras o cohortes de la misma. ciones y debates que se generan en tor-
Asimismo, el acceso a la memoria no a ella y que reconstruyen los propios
institucional encuentra los normales pro- relatos.
blemas de la historiografía: tanto los re- Por último, dado que el aprendizaje
lativos a qué recordar (porque la historia organizativo conlleva una serie de costos
es selectiva); como con qué fuentes se (tolerar errores, tiempo, etc.), la memoria
cuenta y con qué medios o métodos; ade- organizativa proporciona la ventaja de
más de la natural distancia temporal y aprovechar los conocimientos desarrolla-
contextual; los puntos de referencia to- dos en experiencias previas, debidamen-
mados (en el proceso de almacenaje y te depurados y estilizados con el paso
en los de recuperación de evidencias); la del tiempo. Los conocimientos emanados
fragmentación de los datos; y la dificul- de la memoria institucional de un centro
tad de reconstruir el significado y los in- educativo difícilmente son imitables y
tereses, creencias y asunciones que lle- transferibles tal cual; puesto que la ma-
varon a recordar estas cosas y no otras. yor parte del conocimiento institucionali-
Junto a ello, sobre la memoria ope- zado tiende a ser específico a la organi-
ran también otros mecanismos indudable- zación, socialmente complejo (por cultu-
mente subjetivos que necesariamente ra y micropolítica particular) y causalmen-
deben asumirse. En este sentido, no im- te ambiguo.
porta tanto si esta memoria institucional
se atiene o no a la realidad, sino si tiene
credibilidad y coherencia y –sobre todo, 3. Para qué recuperar la memoria ins-
como denunciaba el ya clásico teorema titucional
de Thomas– si sobre estas afirmaciones
y definiciones existe una creencia común Dado que la mayor parte del saber or-
de veracidad, éstas son reales en sus ganizativo es tácito (vivido pero no expre-
consecuencias. Concientes de esta rea- sado discursivamente, implícito); al reco-
lidad, que da complejidad y que advierte nocer lo adquirido se facilita su transferi-
a navegantes sobre la pertinencia y fiabi- bilidad y funcionalidad. Pero, para que lle-
lidad de la información recogida desde la guen a adquirir el carácter de saber, de-
memoria institucional, se debería seguir ben reflexivamente ser verbalizados y

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compartidos, de modo que provoquen la etnografía, se recoge la experiencia or-


transformación de la experiencia, al for- ganizativa de modo que obliga a la insti-
malizarla mediante la puesta en perspec- tución y sus miembros a reflexionar so-
tiva en el curso espacial y temporal de la bre la experiencia acumulada. Las histo-
vida profesional e institucional. Con el rias de aprendizaje emanadas de la me-
peligro de que historia individual y organi- moria colectiva hacen que la experiencia
zativa, como memoria autobiográfica se institucional pueda ser «procesada» y re-
convierta en un recuerdo episódico (even- vertida en la acción de la organización,
tos sucedidos en un espacio o tiempo), ofreciendo nuevas oportunidades para el
también puede -–como memoria semán- aprendizaje organizativo (Kleiner y Roth,
tica– dar una significación contextual a 1997) y ayudando a la organización a re-
los hechos, convirtiéndolo en un saber cuperar y (re)aprender de sus experien-
experiencial adquirido, cuyo recuerdo pue- cias y de las iniciativas de cambio em-
da provocar cambios en el saber hacer prendidas.
de las organizaciones (Girod, 1997). En
este sentido, los relatos que reflejan la • Adquirir, distribuir, interpretar e institu-
memoria organizativa son útiles para: cionalizar/integrar el conocimiento

• Aprender del pasado En el seno de las instituciones edu-


cativas es necesario tanto generar y trans-
Los relatos de vida e historias de apren- ferir conocimiento organizativo relevante,
dizaje son una de las estrategias más como otros conocimientos más experien-
productivas de desarrollo profesional (Do- ciales, contextuales y prácticos signifi-
mingo y Bolívar, 1998; Rivas y Sepúlve- cativos en la propia institución, y que és-
da, 2003) y de aprendizaje organizativo tos llegue a todos sus miembros e ins-
(Soulier, 2005; Bolívar y Domingo, 2000). tancias para su uso y reconstrucción.
El reconocimiento del conjunto de sabe- Zárraga (2004) señala, entre los factores
res experienciales comunes, extraídos de y mecanismos que favorecen estos pro-
la vida profesional y relaciones cotidianas cesos de creación y transferencia de co-
en las situaciones de trabajo, hace que: nocimiento organizativo, la posibilidad de
• se pueda pasar del saber de los in- un diálogo multifacético en el equipo de
dividuos sobre la organización al de ésta trabajo y un adecuado liderazgo, pero
como conjunto; también la existencia de un lenguaje co-
• se desarrolle la capacidad metacog- mún y un adecuado ambiente de trabajo
nitiva de «aprender a aprender», y que permita la comunicación (horizontal
y vertical) en la institución y el desarrollo
• se puedan gestionar los nuevos pro- de una plena autonomía profesional. En
yectos puestos en marcha desde la ex- este proceso, la interpretación, el saber
periencia pasada. y las experiencias particulares y colecti-
Con el empleo de metodologías cuali- vas adquieren significado si los miembros
tativas, derivadas de la historia oral y la

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de la organización las comparten y logran marcan las posibilidades de desarrollo y


un entendimiento compartido o un discur- explican las raíces y los motivos del ser
so común sobre ellas y como contraste y del actuar de hoy. Narrar la vida de un
con la memoria institucional disponible, centro no es vaciar una crónica de acon-
llega a integrarse (y en mucha menor tecimientos vividos, sino dar un sentido
media institucionalizarse o mantenerse en al pasado y –por ello mismo al presente
el tiempo). y a los proyectos de futuro– desde la se-
mantización progresiva que van dando
• Estimular el aprendizaje divergente y cuerpo a la constitución de una comuni-
creativo dad discursiva y cultural que es cada ins-
titución educativa. No hay mejor meca-
Como señala Balasubramanian nismo para constituirse que desde la con-
(1994), muy a menudo en el seno de la ciencia reflexiva y el diálogo comprometi-
institución se aprende al compartir histo- do que se ponen en juego en el relato
rias o anécdotas de la práctica que con- (Bertaux, en Marinas y Santamarina,
tradicen las descripciones oficiales o dic- 1993) y el debate del mismo con otros.
tan los manuales de procedimiento. Lo
que nos ilumina a que se pueden reco- • Dar identidad a la institución
ger, seleccionar, depurar y utilizar estas
historias particulares –haciéndolas patri- Hatch y Schultz (2004) recogen una
monio común– como vía de conocimien- síntesis de trabajos que conceptualizan
to. y delimitan qué es la identidad institucio-
nal. En este trabajo, se apuesta por este
• Procesamiento social de la información constructo como clave en la mejora y
ubican la identidad en un doble escena-
Cualquier propuesta externa de cam- rio entre lo que es la cultura organizativa
bio en lugar de ser aceptada acríticamen- de la escuela en general y lo que es una
te, es «procesada socialmente», en fun- identidad propia, particular, situada. Esta
ción del saber hacer adquirido, según la segunda perspectiva, aportaría los ele-
relevancia estimada en el contexto del mentos más clarificadores para compren-
centro o el juego que ha dado en el pasa- der los procesos de desarrollo, las forta-
do; que se convierte en determinante crí- lezas y debilidades, los roles asumidos
tico de la interpretación y uso de las nue- por sus miembros y, en definitiva, cómo
vas informaciones (Nonaka, 2005). Ligar hacer del centro una cultura comprometi-
los relatos de vida y la memoria institu- da o no para la innovación, el cambio y el
cional a las dinámicas de conocimiento propósito moral de la organización. Asu-
del cambio sobrepasa el simple registro mir el saber experiencial acumulado per-
de saberes para convertirse en un privile- mite dar identidad tanto a las personas
giado revelador de interacciones, de con- como a la propia institución, al reapropiar
flictos y de retos sociales y públicos, que las experiencias pasadas e inventariar los

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propios saberes y competencias, adqui- e inconsistencias para poder comprender


ridos a lo largo de la vida. La asunción de y sostener la práctica actual y los pro-
los determinantes de la propia historia yectos de futuro.
puede, además, orientar la vida profesio-
nal e institucional, e inscribir los proyec- • Entrar en el lado oculto de la institución
tos de acción en una trayectoria propia
de vida. Como defiende Boyce (1996), los Detrás de cada mito, de cada relato
relatos de vida institucionales son útiles de la organización... hay caracteres re-
para la socialización de nuevos miembros conocibles que nos hablan del tiempo, de
y generar compromiso organizativo, de la evolución, de la realidad,... de la orga-
modo que el nivel de familiaridad de los nización con una fuerte carga simbólica
relatos institucionales puede ser un indi- y cultural que los hace identificables y
cador de adaptación y de identificación significativos dentro de la organización y
con la organización. con poder para crear identidad común
desde los sentimientos y emociones de
• Desaprender rutinas y prácticas obso- los que las relatan (Gabriel, 2004). Ellos
letas la iluminan en sus aspectos más recón-
ditos e interpretativos, y sacan a la luz
Existen éxitos indudables al uso, bue- también los aspectos más paradójicos de
nas experiencias fuertemente arraigadas vida orgánica (micropolítica, subculturas,
y rutinas adquiridas a lo largo del tiempo identidades...), por expresar y nacer del
que –aunque hayan sido útiles a lo largo mundo personal y de los significados, ofre-
del tiempo o en momentos específicos– ciendo a la par una panorámica plurisé-
hay que desechar, desaprender o decons- mica y plurivocal de la realidad (Czar-
truir, para poder llegar a una correcta in- niawska-Joerges, 1997; Humphreys y
terpretación de la realidad actual (Huber, Brown, 2002), al tiempo que se puede
1991). Sobre la memoria opera un per- entrar en los discursos de la desmemo-
manente mecanismo interactivo de re- ria y en los vericuetos de los relatos pros-
construcción y validación versus olvido. critos. Los juegos e interacciones que se
De este modo, se van liberando espacios producen en estas narrativas entre la iden-
y permitiendo adaptar el saber histórico tidad colectiva y la individual ofrecen pers-
a las necesidades del presente o justifi- pectivas dinámicas que ayudan a entrar
cando el pasado y el proyecto futuro en en el mundo de los mitos, los significa-
función de quién se es y se quiere ser dos y las experiencias recordadas desde
ahora. Con ello se reafirma lo más poten- una perspectiva poliédrica más ajustada
te de la organización y se relegan y des- a la complejidad de las instituciones ac-
aprenden otros modos de saber, ser y tuales.
hacer. Y ello debe hacerse desde la lógi- Las historias abren valiosas ventanas
ca dialéctica de debatir sobre estos tex- para penetrar en los mitos, el folklore y
tos, buscándoles fortalezas, debilidades las vidas emocionales y simbólicas de

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organizaciones (Gabriel, 2000). Coleccio- Desde diferentes foros (VV.AA., 2003;


nando estos múltiples y, a veces, dispa- Herrera, 2009) se advierte que las organi-
res relatos construidos alrededor de los zaciones pueden analizarse como un en-
eventos específicos y examinando qué tramado complejo de narraciones que
eventos generas historias y cuáles no lo contienen los elementos básicos que
hacen y por qué ocurre esto, los investi- constituyen el sentido de la propia insti-
gadores pueden tener acceso a las reali- tución y de lo que en ella acontece, por
dades orgánicas más profundas, a las lo que estos relatos tienen bastante que
estrechamente unidas a las experiencias decir a la hora de procesar el conocimien-
de sus miembros y a las maneras más to de estas instituciones y de sus diná-
singulares que afectan al cambio. Sin micas y motivos para el cambio o la per-
duda, acceder a estos procesos y reco- manencia. La identificación de los mo-
vecos, puede ayudar también a localizar mentos críticos por los que pasa una or-
dimensiones y circunstancias que permi- ganización, su orientación y los impac-
ten que la escuela no termine de apren- tos que producen, son indicadores poten-
der, o bajo qué circunstancias sí puede tes para detectar en qué momento de
hacerlo (Bolívar, 2000). desarrollo se encuentra y cuál es su tipo-
logía cultural. Así, la yuxtaposición y con-
• Estudiar la organización como «cultura frontación de subculturas, períodos, ideas,
en desarrollo» (Domingo y Bolívar, 1996) etc., proporciona un conocimiento de las
principales divergencias sobre las que ir
La narración ha ganado una creciente actuando en busca del consenso crítico
importancia en la investigación y el cono- para la mejora.
cimiento de las instituciones. Existe un
reconocimiento creciente de que la pro-
pia organización, como cultura e identi- 4. Los relatos de vida institucional,
dad común, y su saber se crean y se una herramienta para compartir y re-
sostienen como resultado de un contar, construir la memoria institucional
compartir y debatir –entre los miembros
del centro– las historias de aprendizaje En otro momento (Domingo y otros,
institucional y las de experiencia profe- 2007; Domingo y Bolívar, 1996) se justifi-
sional en el seno de la institución (Boy- caba que recuperar la memoria institucio-
ce, 1996; Bolívar y Domingo, 1998, 2000; nal, a partir de las historias de vida insti-
Soulier, 2000; Abma, 2000; Boje, 2003; tucional, es un instrumento potente (tan-
VV.AA., 2003). Las narrativas expresan to para los implicados como para una in-
bien la intersubjetividad de la vida y me- vestigación orientada a la mejora) para
moria institucional (Rodhes, 2000) y son conocer la cultura, las relaciones micro-
vehículos desde los que obtener el senti- políticas, los significados de los que fue-
do de la experiencia y para determinar los ron los protagonistas de la historia y el
cursos de la acción (Abma, 2000). proceso de desarrollo de esa cultura; pro-

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Aprendiendo de la experiencia: memoria institucional y relatos de vida de la escuela

porcionando claves de su evolución, di- sentes en los procesos de interrelación,


rección e intensidad de los cambios que identificación y reconstrucción personal
sigue. y cultural se hace especialmente relevante
Actualmente es relevante hacer reso- la narrativa y los relatos autobiográfico-
nar la voz de las personas que intervie- institucionales (McEwan y Egan, 1998;
nen en los diversos ámbitos de la institu- Clandinin y Connelly, 2000; Escolano y
ción, lo que se constituye en «medio vá- Hernández, 2002; Domingo y Bolívar,
lido para construir conocimiento» sobre 1996; Bolívar, Domingo y Fernández,
la misma. Narrativa, memoria y experien- 2001; Herrera, 2009).
cia caminan de la mano en el proceso de A través de esta metodología se pue-
construcción de la identidad. La memo- de mostrar la «voz» de los protagonistas
ria es el vínculo que une la narración con cotidianos del mundo educativo, para ha-
la experiencia. El reto de narrar la vida o cer públicas, por medio de sus relatos de
contar una microhistoria es un ejercicio vida y experiencia, aquellas percepciones,
de una conciencia creadora que mira ha- intereses, dudas, orientaciones, hitos y
cia atrás, que hace memoria, para recons- circunstancias que –desde su perspecti-
truir lo que uno es por medio de lo que ha va– han influido significativamente en su
sido. La memoria representa el ejercicio ser y su actuar (Bolívar y Domingo, 2006,
de (auto) reconocimiento, pone los mate- 19).
riales de la experiencia pasada al servi- La narración autobiográfica y de la pro-
cio de la configuración de una identidad. pia historia del centro no es una simple
Y, puesto que «no hay identidad sin me- enumeración de acontecimientos, sino
moria», este rescatar la memoria emerge una acción por la que el protagonista re-
como herramienta de primer orden para interpreta, busca los significados más
crear discurso, fortalecer lazos, y desa- profundos de aquellos hechos que han
rrollar identidad y cultura institucionales, dejado una profunda huella en su vida y
al tiempo que pone los marcos por los que únicamente él puede descifrar y trans-
que se pueden reconstruir estas dimen- mitir voluntariamente. Es el individuo, des-
siones de manera realista y significativa. de su subjetividad, el que selecciona
La memoria institucional es un instru- unas vivencias, silencia otras, y quien, en
mento potente para conocer la cultura, las definitiva, organiza el discurso (Pujadas,
relaciones micropolíticas y el proceso de 2000, 149).
desarrollo de una cultura, así como nos Con ello, los relatos personales de his-
posibilita conocer claves comprensivas del torias de vida y episodios institucionales
proceso de evolución, dirección e inten- muestran aspectos esenciales de los
sidad de los cambios que sigue. Para en- mismos de manera coherente con la com-
trar, comprender e interpretar esta reali- plejidad de las trayectorias vitales de los
dad organizativa, desde el mundo de la protagonistas y de los propios procesos
identidad, de los significados y del saber de desarrollo institucional. En este senti-
práctico y de las claves cotidianas pre- do, la investigación narrativa permite re-

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Revista de Educación

parar y representar un conjunto de dimen- texto en el que se desarrolla, buscando


siones relevantes de la experiencia (sen- un hilo conductor que explique la conti-
timientos, propósitos, deseos, etcétera), nuidad entre lo que se era y lo que se ha
que la investigación formal deja fuera. llegado a ser. Es una introspección, un
Pero no sólo expresa importantes dimen- adentrarse lenta y silenciosamente en el
siones de la experiencia vivida, sino que, santuario de la conciencia –personal y
más radicalmente, media la propia expe- colectiva- para rescatar las experiencias
riencia y configura la construcción social significativas que lo han configurado. Este
de la realidad (Bruner 1988). proceso constructivo lo describe magis-
Así, las comprensiones particulares de tralmente Allende (2003, 220):
los actores que intervienen en el desarro-
llo de los centros, los abordajes situados El oficio de la literatura me ha defi-
y –en cierto punto- subjetivos se tornan nido: palabra a palabra he creado
en una nueva puerta abierta que nos per- la persona que soy y el país inven-
mite adentrarnos en el sentido profundo tado donde vivo. […] he lidiado con
que los protagonistas de la historia dan a mis demonios y obsesiones, he ex-
las realidades sociales. Con ello se reva- plorado los rincones de la memo-
loriza la historia cotidiana como narración ria, he rescatado historias y per-
de una vida y experiencia tal como la per- sonajes del olvido, me he robado
sona la ha vivido, sentido y cuenta. las vidas ajenas y con toda esa
El relato también «construye la identi- materia he construido un sitio que
dad del personaje [institución, en nuestro llamo mi patria.
caso]» (Ricoeur, 1996, 147), y edifica
«palabra a palabra» a quien lo relata y En los relatos autobiográficos el infor-
sobre quien se habla, ya que permite fun- mante tiene una absoluta libertad, produc-
dir en una unidad de sentido la narrativa, to de su propia voluntad, para rememorar
la memoria y la experiencia. La vida «se los acontecimientos del pasado, con un
hace al contarla» (Allende, 1994, 16), se orden totalmente subjetivo y reinterpretar-
construye por medio de un proceso len- los, sin la inducción de un agente exter-
to, no carente de lucha y conflicto, de no. En este sentido son muy elocuentes
búsqueda y discernimiento. La memoria y significativos, por su valor testimonial y
cuando se vuelve relato, en forma de tes- autovalorativo, para conocer como una
timonios sobre acontecimientos o en for- persona encauza y valora las diferentes
ma de narración biográfica, busca dar etapas y acontecimientos de su vida (Pu-
coherencia, sentido y direccionalidad a la jadas, 1992, 48-49).
concatenación de los hechos seleccio- Pero el hecho de compartirlos, de so-
nados (Pujadas, 2000, 151). meterlos a juicio público con otros impli-
Por el ejercicio del relato de vida, se cados y yuxtaponerlos dialécticamente
narra su vida, su trayectoria profesional, junto a otros relatos de los mismos epi-
el marco institucional y cultural, el con- sodios o epifanías, permite contrastar e

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Aprendiendo de la experiencia: memoria institucional y relatos de vida de la escuela

integrar perspectivas y, consecuentemen-


te, se constituyen en operadores impres-
cindibles y «significativos» para crear
conciencia, identidad y reconstruir plan-
teamientos, valores, visiones, ideales...
con los que afrontar el presente y diseñar
el futuro (Nonaka, 2005). Luego, hacer
emerger relatos de experiencia y hacer
explícita la memoria profunda y significa-
tiva en la institución, desde los persona-
jes protagonistas de los procesos de de-
sarrollo organizativo, es un camino que
habría que explorar. Asesores, superviso-
res y directivos escolares debieran con-
siderar esta posibilidad para integrarla en
sus maletines de herramientas, pero de
manera crítica, pues no todos los rela-
tos, por el hecho de serlo, reportan forta-
lezas al proceso de desarrollo organizati-
vo y la adecuada orientación hacia la bue-
na educación de todos.

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Notas

1
Profesor del Deapartamento de Didáctica y Organización Escolar. Universidad de
Granada (España). E-mail: jdomingo@ugr.es;
http://www.ugr.es/local/jdomingo

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Cómo citar este artículo: Segovia, J. (2010). “Aprendiendo
de la experiencia: memoria institucional y relatos de vida de la
escuela”. Revista de Educación [en línea], 1 [citado AAAA-MM-
DD]. Disponible en Internet: http://200.16.240.69/ojs/index.php/
r_educ/article/view/10. ISSN 1853–1326.
Año 1 Nº1|2010
140 pp. 123-140

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