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Recibido: 29-10-2014
Aceptado: 27-3-2015
Perfil Clínico de Apego (PCA): elaboración de un sistema de categorías para la evaluación del
apego
Resumen. A partir de la teoría de Bowlby y de los estilos de apego propuestos por Bartholomew y Horowitz, se
desarrolla el Perfil Clínico de Apego-narrativas (PCA-n), un sistema de observación para evaluar el apego a
partir de las narrativas de los y las pacientes. En el Estudio 1, se construye una primera versión del instrumento
(PCAv1). La consistencia interna resulta adecuada en la evaluación del apego seguro y evitativo, pero insuficiente
en el caso del apego preocupado y temeroso. En el Estudio 2 se introducen cambios en el instrumento (PCA-n), que
finalmente consta de cuatro categorías: disponibilidad-confianza, autonomía en la relación, regulación de
las emociones y revelación de las emociones. Aplicado a las narrativas de dos pacientes, se obtiene un nivel
de acuerdo entre evaluadores en la identificación de las narrativas significativas superior al 75%. También resul-
ta adecuada la fiabilidad del PCA-n, ya que la correlación promedio en la identificación de las categorías fue .78
en el caso del paciente 1, y .88 en el paciente 2.Se discuten las aplicaciones posibles del PCA-n, sus ventajas y
limitaciones, así como líneas de investigación futuras.
Correspondencia:
José A. Castillo-Garayoa
C/Císter, 34.
Teléfono: 93 253 30 00
Dirección correo electrónico: JosepAntoniCG@blanquerna.url.edu
58 2015, 33(1) Glòria Lucena, Ignacio Cifre, José A. Castillo-Garayoa & Elena Aragonés
Seguro Evitativo
Autoconcepto
Positivo Comodidad con la intimidad, autonomía, facilidad para Desactivación del sistema de apego, se evitan las
las relaciones interpersonales relaciones íntimas
Preocupado Temeroso
Autoconcepto
Negativo Dependencia, deseo de aprobación, miedo al abandono Miedo al rechazo, experiencia de frustración en las
relaciones
Confianza «ciega»
Desconfianza (temerosa)
Figura 1. Estilos de apego adulto a partir de los modelos del self y de los demás.
Fuente: Bartholomew, K. (1990). Avoidance of intimacy: An attachment perspective. Journal of Social and Personal Relationships, 7,
147-178; Bartholomew, K. & Horowitz, L. (1991). «Attachment styles among young adults: a test of a four-category model». Journal
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Nota fuente: adaptado de Castillo, J.A. & Medina, P. (2007). Maltrato en la relación de pareja: apego, intimidad y cambios sociales.
En A. Talarn (Comp.), Globalización y salud mental (pp. 393-416). Barcelona: Herder.
Perfil Clínico de Apego (PCA): elaboración de un sistema de categorías para la evaluación del apego 2015, 33(1) 59
Además de las aportaciones de los modelos de ape- persona hace sobre sus relaciones con las figuras de
go adulto para la comprensión de las relaciones inter- apego. Además de determinar el apego del paciente, la
personales en contextos familiares, sociales y de pare- AAI permite guiar la intervención terapéutica y evaluar
ja, resulta de gran utilidad evaluar el apego en la su resultado (Steele, Steele & Murphy, 2009; Yárnoz et
práctica clínica. Centrándonos en el trabajo con pa- al., 2001; Yárnoz & Comino, 2011).
cientes adultos, conviene tener en cuenta la relación Centrándose en el apego que se establece en la re-
entre apego, psicopatología y psicoterapia. Así, existe lación de pareja, Hazan y Shaver (1987) desarrollaron
abundante investigación que asocia los apegos insegu- el Cuestionario de estilo de apego adulto, un autoinforme
ros (temeroso, preocupado, evitativo) a mayor presen- en el que se pide a la persona que escoja una de las tres
cia de sintomatología ansiosa y depresiva, dificultades descripciones que se le presentan, cada una de ellas
de relación y de adaptación y, en general, a un mayor refleja un estilo relacional prototípico y característico
riesgo de desarrollar trastornos psicopatológicos (Allen, del apego seguro, ambivalente y evitativo (Yárnoz,
Porter, McFarland, McElhaney & Marsh, 2007; Camps, 2008).
Castillo & Cifre, 2014; Fonagy et al., 1996; Keskin & En España, Melero y Cantero (2008) han desarrolla-
Çam, 2010; McLewin & Muller, 2006; Muller, Lemieux do el Cuestionario de apego adulto, un autoinforme de
& Sicoli, 2001; Soares & Dias, 2007). cuarenta ítems que permite evaluar cuatro tipos de
Respecto a la psicoterapia, el tipo de apego del pa- apego (seguro, preocupado, temeroso-hostil y alejado).
ciente es una variable fundamental para el proceso y También disponemos de versiones adaptadas de otros
el resultado del tratamiento (Eagle, 2006; Lilliengren instrumentos de autoinforme, como el CaMir (Balluerka,
et al., 2014; McBride, Atkinson, Quilty & Powell, 2006). Lacasa, Gorostiaga, Muela & Pierrehumbert, 2011), el
Con mayor o menor énfasis, todas las orientaciones ECR-R (Fernández-Fuertes, Orgaz, Fuertes & Carcedo,
psicoterapéuticas coinciden en la importancia de la 2011) o el EPERIC (Fontanil, Ezama & Alonso, 2013).
alianza terapéutica, uno de cuyos componentes es el Destacar finalmente el Cuestionario de Relación-CR
vínculo emocional que se establece entre paciente y (Relationship Questionnaire, RQ) de Bartholomew y Ho-
terapeuta. Al igual que, como subraya la teoría del rowitz (1991), utilizado en el presente estudio. El CR
apego, todo humano necesita vínculos personalizados es un autoinforme que presenta cuatro descripciones
e íntimos para lograr un desarrollo adecuado, en la sobre formas de relacionarse; se pide a la persona eva-
psicoterapia esa necesidad será también un requisito luada que elija aquella con la que se sienta más iden-
imprescindible para el cambio (Fonagy, 2004). El tipo tificada y, a continuación, que puntúe cada una de las
de apego del paciente y del terapeuta serán determi- cuatro descripciones en una escala de siete puntos. Cada
nantes para facilitar o entorpecer la formación de la descripción corresponde a uno de los cuatro estilos de
alianza terapéutica y para entender cómo ambos afron- apego propuestos por Bartholomew: seguro, preocupa-
tan lo que hay de íntimo en su relación (Bernecker, do, evitativo y temeroso. El mismo cuestionario per-
Levy & Ellison, 2014; Beutler, Castonguay & Follette, mite evaluar también las dimensiones ansiedad y evi-
2006; Lossa, Corbella & Botella, 2012). En las primeras tación, calculadas a partir de las puntuaciones en cada
entrevistas se planteará la oportunidad de establecer uno de los subtipos de apego (Bartholomew & Ho-
un nivel adecuado de empatía, proximidad y confian- rowitz, 1991; Yárnoz, 2008; Yárnoz & Comino, 2011).
za, la base de una sólida alianza terapéutica, o bien Resultados recientes de la aplicación del CR refieren
aparecerán dificultades debido a la intensa necesidad dos dimensiones subyacentes diferentes a ansiedad y
de distancia interpersonal, a la suspicacia, al miedo al evitación, en concreto inseguridad del apego (baja en
rechazo, la dependencia o la frialdad. Sin embargo, el el apego seguro y alta en el temeroso) y estrategias para
tipo de apego no es inmodificable: se ha desarrollado afrontar esa inseguridad (busca de proximidad en el
a partir de experiencias relacionales y el cambio se apego preocupado y distancia interpersonal en el ape-
producirá también en el contexto de la relación que se go evitativo) (Sheinbaum, Bedoya, Kwapil & Barrantes-
establezca en terapia. Dicha relación ha de tener ele- Vidal, 2013).
mentos nuevos, ha de ser diferente a la vivida por el A pesar de contar con instrumentos diversos, como
paciente, y ha de fomentar la función reflexiva, es los referidos, la evaluación del apego en contextos
decir, la capacidad para entender la mente del otro y clínicos continúa presentando dificultades. Así, la
la propia (Fonagy & Allison, 2014; Fonagy, Steele, Mo- Entrevista de apego adulto AAI se utiliza principalmente
ran, Steele & Higgitt, 1991; Gullestad, Johansen, Ho- para la investigación, ya que implica introducir en el
glend, Karterud & Wilberg, 2013). proceso de evaluación psicológica clínica una entrevis-
Por lo comentado hasta ahora, es útil para la prác- ta semiestructurada específica (cosa que no siempre es
tica clínica disponer de instrumentos que permitan fácil), y su administración y corrección exigen una
evaluar el apego de los pacientes. La Entrevista del acreditación profesional que se consigue después de
Apego Adulto (Adult Attachment Interview, AAI) de una formación y un entrenamiento complejo y de
George, Caplan y Main (1985) es el instrumento de difícil acceso (Steele & Steele, 2003 en Yárnoz, 2008;
evaluación del apego adulto más sofisticado y utilizado Yárnoz et al., 2001). Por otro lado, los cuestionarios de
para la investigación. Consiste en una entrevista se- autoinforme (Cuestionario de apego adulto, CR, CaMir,
miestructurada de –mínimo– una hora de duración que ECR-R, EPERIC) se basan en la perspectiva del paciente,
determina el apego a partir de las narraciones que la en los que pueden verse los resultados alterados por
60 2015, 33(1) Glòria Lucena, Ignacio Cifre, José A. Castillo-Garayoa & Elena Aragonés
sus sesgos perceptivos, por las limitaciones de su auto- 1 (PCAv1), un sistema de categorías para evaluar el
conocimiento o por la deseabilidad social. estilo de apego a partir de las narrativas que el pacien-
Es por estos motivos que se ha creado un instru- te hace sobre sí mismo y sobre los demás en el curso
mento para la evaluación del apego adulto en contex- de entrevistas clínicas o sesiones de psicoterapia. El
tos clínicos, un instrumento que no implique modifi- PCAv1 se enmarca en el modelo de apego adulto de
car el proceso de evaluación clínica que prefiera seguir Bartholomew, que distingue cuatro tipos de apego
cada profesional, que no comporte una formación (seguro, preocupado, temeroso y evitativo) en función
larga y/o compleja y que evite los sesgos propios de de la percepción que la persona tiene de sí mismo (self)
una medida de autoinforme. El Perfil Clínico de Apego- y del otro. Las categorías observacionales del PCAv1 se
narrativas (PCA-n) puede aplicarse a las narrativas de han planteado a partir de conceptos y temas centrales
los pacientes sobre sus relaciones con personas signifi- en la teoría del apego, teniendo en cuenta las aporta-
cativas (padre, madre, hermanos o hermanas, pareja, ciones de autores relevantes (Bartholomew & Horowitz,
etc.) y consigo mismos. A continuación se presentará 1991; Bowlby, 1986; Cassidy & Shaver, 2008; Hazan &
el trabajo realizado hasta el momento, subdivido en Shaver, 1987), así como las revisiones de Melero y
dos partes: en el Estudio 1 se diseña la primera versión Cantero (2008) y Yárnoz (2008). El PCAv1 incluye las
del Perfil Clínico de Apego (PCAv1), mientras que en el categorías y subcategorías siguientes: 1. Seguridad (con-
Estudio 2 se optimiza esa primera versión, lo que da fianza, fiabilidad, autorrevelación); 2. Disponibilidad
como resultado el PCA-n, y se forma a un grupo de (accesibilidad, cuidado, autonomía, relación de poder);
evaluadores que lo administran. 3. Experimentación de las emociones y relevancia de la
relación (regulación de las emociones, ansiedad); y 4.
Imagen (positiva y negativa). Cada una de esas catego-
Estudio 1 rías podía referirse al propio paciente (self) o a personas
Método significativas de su entorno (otros), y tener un valor
positivo o negativo. Partiendo de transcripciones de
En el Estudio 1 se construye la primera versión del entrevistas de evaluación y/o de tratamiento en que se
Perfil Clínico del Apego (PCAv1) y se aplica a narrativas recogen las narrativas del paciente, el procedimiento
de cuatro pacientes, y se contrastan los resultados del de aplicación del PCAv1 es el siguiente (una explicación
PCAv1 con la autoevaluación del apego realizada por más detallada puede leerse en el Estudio 2 y en el Ane-
dichos pacientes a través del Cuestionario de Relación xo 1):
(CR) de Bartholomew y Horowitz (1991). 1. Seleccionar las unidades de análisis, es decir, aquellas
Participantes narrativas en que el paciente se refiere a un aspecto
del self o de otros: padre, madre, familia, pareja, etc.
Se analizan las narrativas realizadas por cuatro pacien- 2. Determinar a qué categoría/s corresponde cada uni-
tes jóvenes en los respectivos procesos de evaluación dad de análisis.
psicológica clínica. Los jóvenes, tres chicas y un chico, 3. Contabilizar la frecuencia total de narrativas clasifi-
de edades comprendidas entre 17 y 19 años, han sufri- cadas en cada categoría.
do maltrato intrafamiliar (negligencia –cuatro pacien- 4. Sumar los valores de cada categoría y contabilizar la
tes–, maltrato físico y psicológico –tres pacientes–, puntuación correspondiente a cada tipo de apego,
abusos sexuales –un paciente–) y residen en pisos así como a las dimensiones ansiedad y evitación
asistidos bajo la supervisión de un equipo educativo. vistas en la Figura 1.
Presentan problemáticas psicológicas diversas (soma-
tizaciones, ansiedad, depresión, dificultades de rela- Cuestionario de Relación (CR)
ción, etc.), han solicitado ayuda por iniciativa propia El Cuestionario de Relación (CR) es un autoinforme breve
o por indicación de algún referente institucional, y son que fue desarrollado por Bartholomew y Horowitz (1991)
atendidos en un servicio concertado de la red pública para evaluar el estilo de apego de personas adultas a
de servicios sociales. En la primera entrevista, los pa- partir de medidas continuadas y resultados categóricos.
cientes firman el consentimiento informado que auto- En primer lugar, se presentan a la persona evaluada
riza el uso de sus datos para fines de investigación. Del cuatro descripciones prototípicas de los tipos de apego
conjunto de jóvenes atendidos en el servicio, los cuatro del modelo de Bartholomew (seguro, preocupado, evi-
de la muestra se han seleccionado a partir de un mues- tativo y temeroso), y se le pide que decida con cuál se
treo no probabilístico de tipo intencional. identifica más. En segundo lugar, se le pide que puntúe
La transcripción de las entrevistas anamnésicas de el grado de acuerdo con cada una de las definiciones
los cuatro pacientes (véase apartado «Procedimiento»), prototípicas de apego, en una escala Likert de siete pun-
una vez eliminada la información para garantizar el tos (Yárnoz, 2008; Yárnoz, et al., 2001). Los cuatro pa-
anonimato, constituyó el material clínico al que se cientes de la muestra cumplimentaron el CR en el
aplicó el PCAv1. marco del proceso de evaluación clínica que realizaron.
Instrumentos Procedimiento y análisis de datos
Perfil Clínico de Apego-versión 1 (PCAv1). Se ha construi- El material clínico de los cuatro pacientes fue evaluado
do la primera versión del Perfil Clínico de Apego-versión por tres observadores, conocedores del modelo de
Perfil Clínico de Apego (PCA): elaboración de un sistema de categorías para la evaluación del apego 2015, 33(1) 61
Bartholomew y de las aplicaciones clínicas de la teoría Tabla 2. Tipos de apego predominante de los pacientes, desde
la perspectiva del PCAv1 y del autoinforme CR.
del apego. Dos de las evaluadoras son psicólogas con
estudios de posgrado en psicología de la salud y psico- PCAv1 CR
Tabla 1. Acuerdo bruto entre los observadores 1, 2 y 3, en la categorización de las narrativas de los cuatro pacientes de la muestra.
Observadores 1-2 Observadores 1-3 Observadores 2-3
cada evaluador-no-experto respecto al evaluador-ex- para el paciente 2. Considerando los diferentes tipos
perto. La sensibilidad es el grado en que el evaluador- de apego, el coeficiente de Berk para las categorías
no-experto es capaz de identificar una frase como asociadas al apego seguro fueron p2c=.74 (paciente 1) y
significativa para la evaluación del apego, cuando el p2c=.79 (paciente 2); para el apego evitativo p2c=.93
evaluador-experto así lo ha establecido. La especificidad (paciente 1) y p2c=.87 (paciente 2); para el apego preocu-
es el grado en que el evaluador-no-experto es capaz de pado, p2c=.53 (paciente 1) y p2c=.52 (paciente 2); para
identificar una frase como «no significativa», coinci- el apego temeroso, p2c=.78 (paciente 1) y p2c=.82 (pa-
diendo con la valoración del evaluador-experto. La ciente 2).
sensibilidad de los evaluadores-no-expertos de las na- Una vez calculada la fiabilidad, se ha calculado el
rrativas del paciente 1 (21 frases significativas, de un resultado de aplicar el PCA-n a cada uno de los pacien-
total de 27) fue x=.75 (dt=.09) y la de los evaluadores- tes en términos de ansiedad y evitación. Recordemos
no-expertos del paciente 2, con 26 frases significativas que cada categoría del PCA puntúa positiva o negati-
de un total de 31, fue x=.64 (dt=.12). Respecto a la es- vamente sobre una o ambas dimensiones. En la figura
pecificidad, en el paciente 1 fue x=.80 (dt=.22) y en el 2 se representan las puntuaciones de evitación y de
paciente 2, x=.92 (dt=.12). ansiedad que resultan de las evaluaciones realizadas
Se calculó el porcentaje para cada una de las 58 por los evaluadores-no-expertos (rombos oscuros) y los
frases (narrativas de los pacientes) analizadas, es decir, evaluadores-expertos (rombo claro). En ambos casos,
el porcentaje frase-a-frase en que los evaluadores-no- la mayoría de las evaluaciones se situaría alrededor de
expertos coincidían con los evaluadores-expertos. El la recta, lo que indica que dichas evaluaciones están
resultado mostró que en 47 frases, el porcentaje de relacionadas. La mayoría de las evaluaciones del pa-
acuerdo era superior a 75%. ciente 1 realizadas mediante el PCA se sitúan en el
Centrándonos ya en las categorías del PCA-n, a cuadrante ansiedad baja y evitación alta, correspon-
continuación se calculó la correlación de Spearman diente al apego evitativo; en la administración del CR,
para cada uno de los evaluadores-no-expertos con el el paciente 1 también autopercibía su apego como
evaluador-experto, es decir, si coincidían las categorías evitativo. En el caso del paciente 2, las puntuaciones
atribuidas a cada narrativa por parte de los evaluadores- confluirían en el cuadrante ansiedad alta y evitación
no-expertos con las atribuidas por el evaluador-exper- alta, correspondiente al apego temeroso, en tanto que
to (grado de concordancia global). Los resultados el paciente se autopercibe como preocupado.
muestran que, en el paciente 1, el promedio de corre-
laciones de los evaluadores-no-expertos con el evalua-
Discusión y conclusiones
dor-experto fue .78 (dt=.07). De las 28 correlaciones
referidas al paciente 1, 6 resultan estadísticamente En el presente estudio se construye un sistema de ca-
significativas a nivel p<.05 y 22 a nivel p<.001. En el tegorías para evaluar, en contextos clínicos, las repre-
paciente 2, el promedio de correlaciones de los evalua- sentaciones cognitivo-emocionales sobre uno mismo
dores-no-expertos con el evaluador-experto fue .88 (self) y los demás que constituyen los modelos opera-
(dt=.09). De las 24 correlaciones referidas al paciente tivos internos (Bowlby, 1988). El Perfil Clínico de Apego-
2, 1 resulta estadísticamente significativas a nivel p<.05 narrativas (PCA-n) se basa en el modelo de apego
y 23 a nivel p<.001. adulto de Bartholomew (Bartholomew, 1990; Bartho-
Dado que el cálculo de la correlación no informa lomew & Horowitz, 1991) y se aplica a las narrativas
sobre la infraestimación o la sobreestimación de un de los pacientes referidas tanto a sí mismos como a los
observador, se calculó el coeficiente intraclase de Berk. demás (padres, iguales, pareja, etc.). Además de la co-
Considerando, en primer lugar, el conjunto de catego- rrelación existente entre apego y psicopatología (Allen
rías del sistema, sin diferenciar por tipo de apego, el et al., 2007; Camps, Castillo & Cifre, 2014; Fonagy et
coeficiente de Berk es p2c=.77 para el paciente 1 y p2c=.88 al., 1996; Keskin & Çam, 2010; McLewin & Muller,
Figura 2. Gráfico de dispersión de las evaluaciones realizadas por el evaluador-experto (rombo claro) y por los evaluadores-no-
expertos (rombos oscuros), del paciente 1 (gráfico de la izquierda) y del paciente 2 (gráfico de la derecha).
64 2015, 33(1) Glòria Lucena, Ignacio Cifre, José A. Castillo-Garayoa & Elena Aragonés
2006; Muller, Lemieux & Sicoli, 2001; Soares & Dias, miso, intimidad, evitación y regulación de las emocio-
2007), evaluar el estilo de apego permite comprender nes (Bartholomew & Horowitz, 1991; Bowlby, 1986;
mejor la dinámica relacional del paciente, los patrones Cassidy & Shaver, 2008; Hazan & Shaver, 1987; Melero
relacionales que tienden a repetirse en sus relaciones, & Cantero, 2008; y Yárnoz, 2008).
sus expectativas y atribuciones de significado, así como En el Estudio 2 se aplica el PCA-n a la narrativa de
su forma de entender y afrontar la intimidad con los dos jóvenes adultos, y se comparan las valoraciones
demás. Todo ello facilita la empatía del profesional realizadas por evaluadores expertos (dos de los autores
hacia el paciente, el establecimiento de una alianza del instrumento) con las de un grupo de evaluadores
terapéutica más sólida y el trabajo terapéutico (Bernec- no expertos, estudiantes del Grado de Psicología. Los
ker, Levy & Ellison, 2014; Beutler, Castonguay & Fo- resultados indican que el PCA-n es un instrumento
llette, 2006; Lossa, Corbella & Botella, 2012). fácil de aplicar, incluso por evaluadores en periodo de
En la primera parte de este trabajo (Estudio 1) se ha formación, sin conocimientos clínicos y teóricos pro-
construido una primera versión del Perfil clínico de fundos. Los evaluadores-no-expertos localizaron ade-
apego (PCAv1). Tres evaluadores aplicaron el instrumen- cuadamente las unidades de análisis, aquellos fragmen-
to a las narrativas de cuatro pacientes, y compararon tos de la narrativa del paciente que son significativos
el tipo de apego resultante de la aplicación del PCAv1 para evaluar el apego, y además categorizaron dichas
con los resultados del Cuestionario de Relación (CR) de unidades de análisis de manera concordante con la
Bartholomew y Horowitz (1991), autoinforme con el evaluación realizada por los expertos. Esta facilidad
que el paciente evalúa su estilo de apego desde su pro- para aprender a utilizar el PCA-n, con una formación
pia perspectiva. clínica limitada y en un tiempo breve, resulta prome-
El análisis psicométrico del PCAv1 ha mostrado una tedora de cara a la diseminación del instrumento en
adecuada fiabilidad en las categorías correspondientes contextos clínicos y de investigación. Se abre, pues,
al apego seguro y al evitativo, si bien no era suficiente una nueva vía de evaluación del apego, compatible con
la fiabilidad alcanzada por los observadores al evaluar los autoinformes y con instrumentos tan sofisticados
las categorías de apego preocupado y temeroso. La como la entrevista de apego adulto (AAI).
causa de la falta de fiabilidad se halló en algunas difi- Tanto en el Estudio 1 como en el Estudio 2 se ob-
cultades de definición de las categorías y en la tenden- servan diferencias entre los tipos de apego resultantes
cia a sobreestimar ocurrencias de conducta por parte de la aplicación del PCA-n y los tipos de apego autoin-
de uno de los evaluadores. De los tres evaluadores que formados por los propios pacientes a través del CR. Este
participaron en el estudio, dos habían trabajado en la es uno de los aspectos clave del trabajo, que deberá
construcción del instrumento, y fue el tercero –menos confirmarse en el futuro con más muestras. Por el mo-
familiarizado con el procedimiento de aplicación– mento, no podemos saber qué fuente de información
quien tendía a considerar que en la narrativa de los (el propio paciente o la observación de sus narrativas)
pacientes había más referencias a temas relacionados es más fiable y útil para la práctica clínica. Conviene
con el apego de las que codificaban los otros evaluado- tener presente que los pacientes de la muestra han
res. sufrido maltrato, y que existe suficiente evidencia sobre
Un resultado interesante del Estudio 1, a nuestro el efecto del maltrato en la capacidad de mentalización
juicio, es que aparecen discrepancias entre la evaluación (Fonagy, 2004; Fonagy & Allison, 2014). Parece plausi-
del apego realizada por los pacientes mediante el CR y ble que el paciente tenga dificultades para autoperci-
la evaluación del apego realizada mediante el PCA. El birse de una manera realista y libre de sesgos. El desa-
sentido de trabajar un nuevo instrumento de evalua- rrollo de la función reflexiva o capacidad de
ción del apego radica precisamente en la posibilidad mentalización requiere del predominio de una respues-
de observar esas discrepancias, que –como veremos– se ta sensible por parte de las figuras de apego, de un
confirman en el Estudio 2. A partir de ahí se revisó el ambiente familiar que fomente el pensamiento y la
instrumento, se redujo el número de categorías (de 27 reflexión sobre uno mismo y los demás, y los padres y
a 12) y se clarificó su definición. Las categorías finales madres de los jóvenes de la muestra están ausentes, o
del PCA-n (Anexo 1) se engloban en cuatro grupos: sufren adicciones y trastornos mentales graves, así
disponibilidad-confianza (presencia-ausencia en uno como otros problemas psicosociales (maltrato en la
mismo y en los demás de seguridad, confianza y fiabi- relación de pareja, enfermedades, delincuencia, pros-
lidad), autonomía en la relación (autonomía adecuada, titución) que no son una base segura para el desarrollo
apoyarse en exceso por temor al abandono, no apoyar- psicoemocional y relacional.
se por temor a sufrir, negación de la necesidad de rela- La evaluación psicológica clínica y la intervención
cionarse), regulación de las emociones (regulación ade- con jóvenes que han sufrido maltrato deben tener
cuada, hiperactivación de las emociones, desactivación presentes las aportaciones sobre la relación entre apego
de las emociones) y revelación de las emociones (autorre- y psicoterapia, y contemplar además que la incidencia
velación adecuada, autorrevelación excesiva-indiscri- de apegos inseguros será alta. La inseguridad en el
minada, dificultad para autorrevelarse). Esas categorías apego, la hiperactivación o desactivación de las emo-
recogen las principales variables de la teoría del apego: ciones, las dificultades para la regulación de la distan-
proximidad, seguridad, confianza, autonomía, autoes- cia relacional y para establecer un vínculo de confian-
tima, cuidado y protección, disponibilidad, compro- za afectan directamente a una de las piezas centrales
Perfil Clínico de Apego (PCA): elaboración de un sistema de categorías para la evaluación del apego 2015, 33(1) 65
del trabajo clínico: la solidez de la alianza terapéutica los modelos operativos internos propios y desarrollar
(Bernecker, Levy & Ellison, 2014; Beutler, Castonguay la mentalización serían objetivos de cualquier psicote-
& Follette, 2006; Lossa, Corbella & Botella, 2012). El rapia (Allen & Fonagy, 2006).
paciente de apego evitativo tenderá a mostrarse invul- El PCA-n es una primera aportación a la evaluación
nerable, seguro de sí mismo, evitará el estrés y la frus- de las representaciones sobre uno mismo y los demás
tración poniendo barreras al reconocimiento de difi- asociadas al apego. Para ello utiliza un sistema de ca-
cultades, a la expresión de las mismas y a la recepción tegorías que debe continuar desarrollándose en el fu-
de ayuda, incluida la profesional. Una de las pacientes turo. Además de seguir trabajando en su fiabilidad y
de la muestra expresaba así el freno a la autorrevelación consistencia, un aspecto importante a considerar sería
personal, su voluntad de desactivar experiencias dolo- la incorporación al instrumento de características cua-
rosas y de sentirse invulnerable al dolor que pueden litativas del discurso del paciente. Un desarrollo en esta
suscitar algunas relaciones: «me abro poco a los demás», línea puede ser contemplar la calidad y la coherencia
«tengo muchas cosas que echarle en cara, pero me da del discurso, su emocionalidad, la riqueza de las evi-
igual» (refiriéndose a su padre). En el caso de las per- dencias aportadas por el paciente para apoyar sus co-
sonas de apego preocupado, Yárnoz (2008) explica que mentarios sobre sí mismo y/o los demás. Aumentar el
la exageración en la manifestación de sus necesidades número de casos evaluados, así como las tipologías de
de apego aumenta las posibilidades de ser atendidos. pacientes, es también un trabajo imprescindible. El
Los jóvenes con estilo preocupado se muestran vulne- PCA-n puede ser un instrumento que facilite la evalua-
rables y frágiles, y esta actitud les permite muchas veces ción del apego en contextos clínicos, a partir de lo que
acceder a la respuesta esperada: la atención y el cuida- el paciente explica, sin alterar la práctica habitual del
do del otro. profesional.
En este contexto, es imprescindible tener en cuen-
ta la peculiaridad relacional del paciente, como acaba-
Referencias
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de apego del paciente con el del profesional. Un pro- Ainsworth, M.D.S. & Bowlby, J. (1991). An ethological
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percibido como rechazante por un paciente temeroso, & Marsh, P. (2007). The relation of attachment secu-
muy sensible a esa experiencia relacional. Y así debería rity to adolescent’s paternal and peer relationships,
examinarse cada díada, para anticipar dificultades y depression, and externalizing behavior. Child Deve-
ajustar el tipo de relación más adecuado (Lilliengren lopment, 78(4), 1222-1239. doi:10.1111/j.1467-
et al., 2014; Mallinckrodt, 2000; Marmarosh et al., 8624.2004.00817.x
2014). El paciente planteará la relación terapéutica a Balluerka, N., Lacasa, F., Gorostiaga, A., Muela, A. &
partir de sus modelos operativos internos, que le sitúan Pierrehumbert, B. (2011). Versión reducida del cues-
en un escenario relacional previsible y, por tanto, me- tionario CaMir (CaMir-R) para la evaluación del
nos ansiógeno. Uno de los problemas es que el profe- apego. Psicothema, 23(3), 486-494. doi:21774904
sional confirme esos modelos, se ajuste a las expecta- Bartholomew, K. (1990). Avoidance of intimacy: An
tivas del paciente en lugar de cuestionarlas, attachment perspective. Journal of Social and Personal
sobreinterviniendo con pacientes hiperactivadores de Relationships, 7, 147-178. doi:10.1177/
las emociones (preocupados), y guardando más distan- 0265407590072001
cia de la debida con pacientes desactivadores (evitativos Bartholomew, K. & Horowitz, L. (1991). Attachment
y temerosos). styles among young adults: a test of a four-category
El Perfil Clínico de Apego (PCA-n) contempla tanto model. Journal of Personality and Social Psychology,
la perspectiva categorial como dimensional del apego. 61(2), 226-244. doi:10.1037//0022-3514.61.2.226
El sistema permite evaluar la presencia de diferentes Bernecker, S.L., Levy, K.N. & Ellison, W.D. (2014). A
estrategias relacionales, propias de diferentes tipos de meta-analysis of the relation between patient adult
apego, y también clasificar el estilo de apego predomi- attachment style and the working alliance. Psychothe-
nante de un paciente. La perspectiva dimensional pa- rapy Research, 24(1), 12-24. doi:10.1080/10503307.2
rece más útil, si bien esa misma perspectiva admite que 013.809561
un tipo de apego destaca sobremanera sobre el resto. Beutler, L.E., Castonguay, L.G. & Follette, W.C. (2006).
En cualquier caso, debemos evitar posturas reduccio- Therapeutic factors in dysphoric disorders. Journal of
nistas y deterministas. El estilo de apego puede modi- Clinical Psychology, 62(6), 639–647. doi:10.1002/
ficarse a partir de un trabajo personal y/o psicoterapéu- jclp.20260
tico. El estilo de apego puede adaptarse, evolucionar, Bowlby, J. (1986). Vínculos afectivos: formación, desarro-
cambiar, y sobre todo puede pensarse: reflexionar sobre llo y pérdida. Madrid: Morata.
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Perfil Clínico de Apego (PCA): elaboración de un sistema de categorías para la evaluación del apego 2015, 33(1) 67
Evaluación y clínica. Madrid: Psimática. d’observació per avaluar l’aferrament a partir de les narratives
Yárnoz, S., Alonso-Arbiol, I., Plazaola, M. & Sainz dels pacients. En l’estudi 1, es construeix una primera versió
de l’instrument (PCAv1). La consistència interna resulta ade-
de Murieta, L.M. (2001). Apego en adultos y per
quada en l’avaluació de l’afferament segur i evitatiu, però in-
cepción de los otros. Anales de psicología, 17(2), 159- suficient en el cas de l’aferrament preocupat i temorós. A l’estudi
170. 2 s’introdueixen canvis en l’instrument (PCA-n), que finalment
Yárnoz, S. & Comino, P. (2011). Evaluación del apego consta de quatre categories: disponibilitat-confiança, autono-
adulto: Análisis de la convergencia entre diferentes mia en la relació, regulació de les emocions i revelació de les
instrumentos. Acción Psicológica, 8(2), 67-85. emocions. Aplicat a les narratives de dos pacients, s’obté un
nivell d’acord entre avaluadors en la identificació de les narra-
doi:10.5944/ap.8.2.191
tives significatives superior al 75%. També resulta adequada
la fiabilitat del PCA-n, ja que la correlació mitjana en la
identificació de les categories va ser .78 en el cas del pacient 1,
Perfil Clínic d’Afferament (PCA): elaboració d’un i 88 en el pacient 2. Es discuteixen les aplicacions possibles del
sistema de categories per a l’avaluació de PCA-n, les seves avantatges i limitacions, així com línies
l’aferrament d’investigació futures.
Resum. A partir de la teoria de Bowlby i dels estils d’aferrament
Paraules clau: aferrament, avaluació observacional, narra-
proposats per Bartholomew i Horowitz, es desenvolupa el Per-
fil Clínic d’Aferrament-narratives (PCA-n), un sistema tives, psicopatologia, psicoteràpia
1. DISPONIBILIDAD-CONFIANZA
1.1. Está disponible cuando se le requiere. Confía, está seguro. Se considera fiable él
– –
mismo y/o los demás. Reconoce virtudes, capacidades.
2.1. Es autónomo/a. Valora y confía en la capacidad propia para establecer una – –
relación.
2.2. Falta autonomía, se apoya en exceso por temor al abandono. Se deja dominar. + –
2.3. Falta autonomía pero no se apoya en los demás. Le gustaría hacerlo pero teme + –
sufrir.
2.4. Busca autonomía negando su necesidad de los demás. No se apoya en los otros e – +
intenta dominar la relación.
3.2. Hiperactiva las emociones y/o las exterioriza mediante acting out. Alta ansiedad. +
Total
1
En cada recuadro se anota la frecuencia de la categoría, es decir, el número total de veces en que aparece en la narrativa del paciente, así como el valor de probabilidad. 2 El signo (–)
o (+) indica que el valor resta o suma en las dimensiones de ansiedad y evitación.
68 2015, 33(1) Glòria Lucena, Ignacio Cifre, José A. Castillo-Garayoa & Elena Aragonés