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LA NATURALEZA HUMANA

4.- Naturaleza social e individual del ser humano


El problema de la naturaleza humana, en realidad es un problema de las ciencias, en especial de la biología.
El ser humano es parte constitutiva de la naturaleza en general, y al mismo tiempo es una naturaleza
cualitativamente distinta de las otras formas de existencia de la naturaleza. Los seres humanos, producto del
desconocimiento de la naturaleza y por intereses privados de los grupos de poder, han distorsionado la verdadera
constitución humana.
Hoy sabemos que el ser humano está compuesto por átomos diferentes, con lo que se confirma que el ser humano
es parte de la naturaleza. Esta es la lista de elementos químicos y sus cantidades, si se hiciera la separación en una
persona de 70 kilogramos de peso:
Lo que guardaríamos por Kilogramos:
(peso ordenado de mayor a menor)
Oxígeno: 43 kg
Carbono: 16.00 kg
Hidrógeno: 7.00 kg
Nitrógeno: 1.80 kg
Calcio: 1.00 kg

Lo que guardaríamos por gramos:( peso ordenado de mayor a menor)


Fósforo: 780.00 gr
Potasio: 140.00 gr
Azufre: 140.00 gr
Sodio: 100.00 gr
Cloro: 95.00 gr
Magnesio: 19.00 gr
Hierro: 4.20 gr
Fluor: 2.60 gr
Cinc: 2.30 gr
Silicio: 1.00 gr
Rubidio: 0.68 gr
Estroncio: 0.32 gr
Bromo: 0.26 gr
Plomo: 0.12 gr

Lo que guardaríamos por miligramos:


(peso ordenado de mayor a menor)
Cobre: 72 mg
Aluminio: 60.00 mg
Cadmino: 50.00 mg
Cerio: 40.00 mg
Bario: 22.00 mg
Yodo: 20 mg
Estaño: 20.00 mg
Titanio: 20.00 mg
Boro: 18.00 mg
Niquel: 15.00 mg
Selenio: 15.00 mg
Cromo: 14.00 mg
Manganeso: 12.00 mg
Arsénico: 7.00 mg
Litio: 7.00 mg
Cesio: 6.00 mg
Mercurio: 6.00 mg
Germanio: 5.00 mg
Molibdeno: 5.00 mg
Cobalto: 3.00 mg
Antimonio: 2.00 mg
Plata: 2.00 mg
Niobio: 1.50 mg
Circonio: 1.00 mg
Lantanio: 0.80 mg
Galio: 0.70 mg
Telurio: 0.70 mg
Itrio: 0.60 mg
Bismuto: 0.50 mg
Talio: 0.50 mg
Indio: 0.40 mg
Oro: 0.20 mg
Escandio: 0.20 mg
Tantalio: 0.20 mg
Vanadio: 0.11 mg
Torio: 0.10 mg
Uranio: 0.10 mg
Lo que guardaríamos en microgramos:( peso ordenado de mayor a menor)
Samario: 50.00 μg
Berilio: 36.00 μg
Tungsteno: 20.00 μges

Biológicamente es un animal más. El ser humano es animal más moderno. Su posición taxonómica en la escala
zoológica no ofrece dudas. La resumimos en el cuadro siguiente;
REINO Animalia
GRADO Metazoa
PHYLUM Cordatha
SUBPHYLUM Vertebratha
SUPERCLASE Tetrápoda
CLASE Mamalia
SUBCLASE Theria
INFRACLASE Eutheria
ORDEN Primates
SUBORDEN Haplorhini
SUPERFAMILIA Hominoidea
FAMILIA Hominidae
GÉNERO Homo
ESPECIE Homo sapiens
SUBESPECIE Homo sapiens sapiens

La posición animal del Hombre la determina la Antropología biológica que define una instancia cualitativamente
superior de la antropología física, cuyo inicio data de la segunda mitad del siglo XX.
El ser humano es un ser social que sólo puede realizarse con otros individuos. Esta es la esencia de la naturaleza
humana. El hombre sólo puede ser hombre, dentro de la sociedad. Fuera de ella, es sólo una pobre especie biológica
lista para desaparecer. Así como una abeja sola, sin poder llegar a su colmena, será abeja por muy poco tiempo, los
seres humanos individualmente, aislados, estamos destinados a perecer sin trascender.
La naturaleza individual del ser humano se refiere al desarrollo de su personalidad dentro de la sociedad. La
naturaleza social del ser humano, no niega la individualidad de las personas. El desarrollo de la persona en una
sociedad depende fundamentalmente del modo en cómo ser organiza la sociedad. Si la sociedad es individualista, las
posibilidades de existencia humana son mínimas, pero si la sociedad es colectivista, si se establecen relaciones de
producción de cooperación y ayuda mutua, las posibilidades de desarrollo del individuo son infinitas e ilimitadas.

4.1 ¿Qué son los principios?

Son reglas o normas de conducta que orientan la acción humana. Se trata de normas de carácter general,
máximamente universales, como, por ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. Los principios
morales también se llaman máximas o preceptos.
Máxima, idea o norma social interiorizada por la persona que rige el pensamiento o la acción. Ejemplo: ser fiel a sus
principios.
Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de desarrollo y felicidad, los
principios son universales y se los puede apreciar en la mayoría de las doctrinas y religiones a lo largo de la historia
de la humanidad.
Los principios son normas de conducta propias que la sociedad ha tomado y por las cuales rige los actos de los
individuos sociales.
Algunos de ellos que se deben considerar para poder coexistir:
EL PRIMER VALOR
La Dignidad Humana
LOS PRINCIPIOS DERIVADOS
Principio de Respeto
OTROS PRINCIPIOS
No malevolencia
Benevolencia
Doble efecto
Integridad
Libertad
Trabajo productivo
Justicia
Utilidad
Solidaridad

4.2 Dignidad humana

Significa "calidad de digno". Deriva del adjetivo latino dignus, se traduce por "valioso"; es el sentimiento que nos
hace sentir valiosos, sin importar nuestra vida material o social.
La dignidad es grandeza, excelencia; es una calidad o bondad superior por la que algo o alguien goza de especial
valor o estima.
La dignidad se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedor de respeto, es decir que todos merecemos
respeto sin importar como seamos. Al reconocer y tolerar las diferencias de cada persona, para que esta se sienta
digna y libre, se afirma la virtud y la propia dignidad del individuo, fundamentado en el respeto a cualquier otro ser.
La dignidad es el resultado del buen equilibrio emocional. A su vez, una persona digna puede sentirse orgullosa de
las consecuencias de sus actos y de quienes se han visto afectados por ellos. Un exceso de dignidad puede fomentar
el orgullo propio, pudiendo crear la sensación al individuo de tener derechos inexistentes. La dignidad refuerza la
personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción.
La dignidad propia del ser humano es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en
nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es
algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada:
reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo.
Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y
absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos.
Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana,
ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aún cuando algunos fueran relegados a un trato
indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no cambiaria en nada su
valor inconmensurable en tanto que seres humanos.
Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su particular potencial
genético - que la enfermedad sólo es capaz de esconder pero que resurgirá de nuevo si el individuo recibe la
terapéutica oportuna -, todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de respeto.
Sin embargo las relaciones sociales de producción en la sociedad capitalista, violentan la dignidad de los
trabajadores y especialmente el de la mujer. A pesar de los logros obtenidos en sus derechos, todavía en muchos
lugares se le sigue considerando de rango inferior con respecto al hombre y por lo tanto con menor dignidad.

4.3 Libertad

Algunos consideran la libertad como un hecho, otros en cambio, tienen como punto de partida una teoría. La idea de
libertad, en tanto teoría filosófica, sólo puede trazarse en la confrontación dialéctica con otras teorías muy definidas
en torno a la causalidad, a la conciencia. Se concibe la libertad, como «conciencia de la necesidad» (de la necesidad
de la concatenación cósmica de causas y efectos, preestablecida, en la cual la voluntad humana estaría
interrelacionada). En esta clase, la idea de libertad se desarrolla, en torno a la acción práctica (proléptica) de la
persona, en tanto esta acción (su praxis) determina causalmente resultados objetivos de todo tipo.
La libertad, según esto, sólo aparecerá en las cercanías de la potencia del hacer, de la actividad, no de la indiferencia.
Aunque causalmente determinados, los resultados de la libertad no pueden tampoco considerarse vinculados a la
concatenación universal de las causas. Pero esta tesis sólo es posible mantenerla disponiendo de una concepción
adecuada de la causalidad, en la cual la desconexión del orden universal esté asegurada. Es la persona o la sociedad
de personas el contexto en el cual habrá de cerrarse la causalidad propia de la libertad. Podremos hablar de libertad
precisamente cuando tenga lugar la identidad entre la persona (o las personas) con los resultados de su praxis.
Desde esta perspectiva, la libertad no se predicará tanto de una acción personal aislada, cuanto de la cadena de
acciones y, en el límite, de la cadena total, que define una vida personal en tanto compromete a las vidas de otras
personas. La libertad es un proceso, no un acto.
Según esto, la libertad incluye acciones que no son libres, incluso cuando sean queridas o deseadas. Por ejemplo, no
puede decirse propiamente que exista «libertad de pensamiento», en los casos, al menos, en los cuales los
pensamientos sean apodícticos. Nadie tiene libertad para pensar en un decaedro regular. La primera condición para
poder hablar de libertad de pensamiento es que haya pensamiento y, generalmente, a lo que nos referimos al pedir
la libertad de pensamiento, es a la libertad para la «expresión del pensamiento» (por ejemplo, para expresar el
pensamiento de que el proyecto del diseñador de decaedros regulares es absurdo). Soy libre no tanto por ser «causa
de mis actos» cuanto porque mis actos son los que me constituyen como persona capaz de convertirse en causa
adecuada de esos actos.
La persona libre es la causa de los actos que la constituyen como persona; por ello la libertad de la persona sólo
puede alcanzar sentido en aquellas secuencias de acciones susceptibles de constituirse como normas, ya sea en el
plano ético, ya sea en el plano moral (la conducta de un drogadicto agudo no puede considerarse libre, sino
encadenada). Las fracturas de la identidad entre la persona y los actos de su praxis, en la que hacemos consistir el
proceso hacia la libertad, procederán de fuentes diversas, que brotan, bien sea del lado de las acciones, bien sea del
lado de la persona. Del lado de las acciones: cuando las acciones exigidas por la prolepsis práctica encuentran
obstáculos para su ejecución y, en especial, cuando estos obstáculos proceden de las normas según las cuales se
configuran otras personas libres. La libertad, con frecuencia, implica el enfrentamiento con las propias normas
religiosas, políticas o jurídicas vigentes en la sociedad en la que actúa la persona libre. Del lado de la persona:
cuando sus acciones, aun cuando puedan ser ejecutadas sin obstáculos, se manifiesten como no-personales, bien
sea porque las prolepsis correspondientes resulten ser designios de otras personas, cuyos planes o programas están
en conflicto con planes o programas propios (aunque siempre hay que recordar que nuestros planes o programas
proceden en alguna medida de otras personas, de su anamnesis), bien sea porque, aunque ello no ocurra, los
resultados y consecuencias de las acciones que ejecutamos según nuestros planes o programas se desvían de ellos.
La libertad sólo se abre camino a través de la lucha, de la investigación ética y del comportamiento moral; se
desarrolla en el momento en que nuestra actividad ética y moral colabora en la edificación de la libertad de los
demás, en tanto que son realmente distintos de nosotros mismos.

4.4 Responsabilidad
Existen varios significados de la palabra responsabilidad en castellano:
Como la imputabilidad o posibilidad de ser considerado sujeto de una deuda u obligación (por ejemplo: "Los países
industrializados son responsables por los daños causados por contaminar el planeta").
Como cargo, compromiso u obligación (por ejemplo: "Mi responsabilidad en la comisión será llevar a nuestra
universidad a la cúspide").
Como sinónimo de causa (por ejemplo, "el alud fue responsable de empujar al bus al río").
Como la virtud de ser la causa de los propios actos, es decir, de ser libre (por ejemplo: "Devolvió el dinero que se
había encontrado en la calle").
Como deber de asumir las consecuencias de nuestros actos.
Responsable es aquel que conscientemente es la causa directa o indirecta de un hecho y que, por lo tanto, es
imputable por las consecuencias de ese hecho (es decir, una acumulación de significados previos de
responsabilidad), termina por configurarse un significado complejo: el de responsabilidad como virtud por excelencia
de los seres humanos libres. En la tradición kantiana, la responsabilidad es la virtud individual de concebir libre y
conscientemente las máximas universalizables de nuestra conducta. Para nuestra cultura, en cambio, la
responsabilidad es una virtud social que, de modo flexible, ordena: “actúa de tal modo que los efectos de tu acción
sean una contribución para la permanencia de una vida humana plena en la Tierra”. A esto último se conoce como el
"principio de responsabilidad".

4.5 Deber
Necesidad moral de cumplir las obligaciones. A diferencia del idealismo que busca la fuente del deber en la «idea
absoluta» (Hegel), en la «razón práctica» autónoma (Kant), &c., el marxismo considera que las obligaciones tienen
un carácter objetivo. Se hallan determinadas por el lugar del hombre en el sistema de las relaciones sociales, se
derivan del curso de la historia, de las necesidades del progreso social. Esto condiciona las distintas clases de deber:
humano, civil, de partido, militar, [106] trabajador o empleado, familiar, &c. Por el hecho de entrar en determinadas
relaciones, el hombre toma sobre sí obligaciones. La conciencia que de ellas tenga aparece como comprensión y
vivencia (sentimiento) del deber. En la sociedad dividida en clases antagónicas, el deber se encuentra estrechamente
vinculado a los intereses de clases.
La riqueza espiritual del ser humano depende de la riqueza de sus relaciones reales, es decir, depende también de
sus obligaciones. El cumplimiento del deber real (y no ficticio) es el bien. Es característico de muchos sistemas éticos
burgueses de nuestro tiempo el desvincular el deber, de las necesidades del desarrollo social, de los intereses
sociales, del bien.

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