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Efebo de Anticitera, siglo IV a.C.

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NOSTALGIA DEL PRESENTE
Romeo Tello A.

El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;


es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.
J. L. Borges

Durante años, el lema —corporativo y sentimental— de Facebook fue


“Move Fast and Break Things”. Muévete rápido y rompe cosas. En 2014,
en un intento por demostrar madurez institucional o como mero reco-
nocimiento de que ya habían roto suficientes psiques y cosas, Mark
Zuckerberg y sus acólitos hicieron un ajuste a la consigna: “Move Fast
with Stable Infra”. Muévete rápido con una infraestructura estable.
Tras diez años de existencia, y al haber alcanzado una capitalización
de mercado superior a los doscientos mil millones de dólares, podían
darse el lujo de renunciar a los ímpetus demoledores de la juventud.
Pero no a la velocidad.
Facebook es el tercer sitio de internet más visitado en el mundo. Los
dos primeros son Google y YouTube, respectivamente. En cuarto lugar
se encuentra Baidu, un motor de búsqueda de origen chino. El quinto
puesto pertenece a Wikipedia, la obra de consulta más extensa y soco-
rrida en la historia de la humanidad. Lanzada en enero de 2001, debe
su éxito —y quizá su precisión— al hecho de que permite a sus usua-
rios y lectores ser también autores y editores. Es vano y pedante cen-
surar un proyecto de difusión del conocimiento de esta magnitud, re-
chazar la idea de un compendio colaborativo y gratuito del cosmos.

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Umberto Romano, Sr. Pynchon y el asentamiento de Springfield, 1937

Sin embargo, tampoco es prudente dejar de videoconferencias WebEx. El lema de este gi-
advertir el síntoma o la confesión que implica gante de las telecomunicaciones, líder en ám-
el nombre Wikipedia: proviene de la conjunción bitos como el internet de las cosas y la ges-
de wiki, palabra hawaiana que significa “rápi- tión energética, es “Tomorrow Starts Here”.
do”, y paideia, “educación” o “formación” en grie- El mañana empieza aquí. No hoy. Aquí.
go. Consecuencia y superación de las enciclo- Incurro en este árido breviario de estadís-
pedias de papel, Wikipedia se opone a éstas en ticas y eslóganes empresariales porque no se
un aspecto esencial: en su energía cinética. En- me ocurre otra manera para comenzar a des-
ciclopedia también es una palabra compuesta, cribir la cartografía temporal en la que nos
que quiere decir educación general, completa hallamos inmersos, para hablar del clima de
o circular. Enciclopedia es un nombre y movi- aceleración que parece dominar cada aspec-
miento centrípeto, tiende al meollo de las co- to de la vida desde hace más de dos décadas.
sas. Wikipedia es una fuerza centrífuga; in- El hecho de que estos tres gigantes de inter-
vita a salir tan pronto como se entra. Es una net enarbolen la bandera de la rapidez —de
promesa de rapidez e impermanencia. la anulación del feroz y frágil lapso entre el
Cisco Systems es la empresa de servicios de presente y el futuro— es todo menos casual.
red y comunicaciones más grande del mundo. Es una señal rotunda del tiempo en el que
Fundada en 1984 por dos científicos informá- vivimos. La rapidez se ha vuelto un valor ab-
ticos de la Universidad de Stanford —invento- soluto, una victoria alada sin cabeza ni pies.
res también del concepto de red de área local Una victoria virtual, es decir, ubicua. Más que
(LAN, por sus siglas en inglés)—, en 2000 llegó agregar una nueva virtud a la triada platóni-
a ser la compañía más valiosa del planeta. Aho- ca, la hemos reemplazado por completo: una
ra ocupa un lugar menos prominente en la lis- vida veloz es mejor que una vida buena, bella
ta de los superpoderes corporativos, sin em- y verdadera. Dado que no aspiramos ya a nin-
bargo, Cisco hospeda cada día más de 320,000 guna forma de eternidad, nos basta con no
reuniones virtuales a través de su servicio de tener que esperar a que nada ocurra.

DOSSIER 28 NOSTALGIA DEL PRESENTE


No es fácil hablar de la prisa desde el vér- nidos seguidores no tengan más que notar-
tigo. ¿Cómo describir el paisaje de la acelera- las y decir: es bueno. Es inmediatamente bue-
ción en plena caída? Haré mi mejor esfuerzo no. Y a lo que sigue.
—o un esfuerzo, al menos—. Por mucho tiem- Kafka sólo publicó algunos cuentos en vida
po me negué a usar Twitter. Sin haber expe- y ordenó que tras su muerte se destruyera
rimentado en carne propia los efectos y posi- toda su obra. El intervalo que existe entre la
bilidades de esa red social, recelaba de sus escritura de El proceso y su numerosa lectura
supuestas ventajas: la concisión, la conecti- es inmenso y azaroso, y casi fue infinito. Lo
vidad, la horizontalidad y, sobre todo, la inme- que hacemos en Twitter es el reverso exacto
diatez. Por todas partes escuchaba el mismo de esa historia: producimos una escritura pre-
elogio: “a través de Twitter puedo enterarme coz, fantasmal aunque permanente, para lec-
inmediatamente de todo”. Y parecía que no tores instantáneos.
había nada más que agregar. Si era inmedia- Esta anulación del hiato, por supuesto, no
to, era bueno. es exclusiva de Twitter, es el instinto esencial
En abril de 2013, sucumbí finalmente y abrí de internet, e internet parece ser hoy en día el
una cuenta. Mi coartada era que pretendía sistema nervioso o el aparato locomotor del
escribir un ensayo sobre Twitter y que nece- mundo. Cuando menos, parece ser su alma.
sitaba documentar mi pesimismo. Además, A través de internet obtenemos comunica-
cualquier ataque que lanzara contra Twitter ción inmediata, comercio inmediato, entrete-
carecería de validez si lo hacía desde la co- nimiento inmediato, memoria inmediata, in­
modidad de la barrera. Comencé a usarlo y formación inmediata, consumo inmediato. No
pasó lo que tenía que pasar: me enganché, sé cómo sea en otras oficinas, pero en la que
aunque no por la inmediatez informativa, sino yo trabajo, cuando hay una falla en los servi-
por el néctar de la gratificación instantánea. cios de red, actuamos como si el sol hubiera
De repente, ocurrencias que hubieran encon- sido devorado repentinamente por un lobo,
trado un espacio en mi libreta de apuntes o en como si hubiéramos sido expulsados violen-
una charla de café de oficina tenían lectores. tamente de un universo ideal, de arquetipos
Yo tenía lectores y no había tenido que reco- eternos, y de repente, confrontados con la ma-
rrer la vía dolorosa del dictamen, la edición y terialidad de nuestro cuerpo y de los objetos
la publicación; es más, tenía lectores sin casi no supiéramos qué hacer: ¿de qué sirven mis
haber escrito. (Twitter no es escritura, mu- dedos si no puedo presionar las teclas de es-
cho menos literatura; Twitter es bisutería, lo cape o de enter, si no pueden deslizar y ejer-
que ahí hacemos es convertir al lenguaje en cer mi deseo sobre una pantalla?
accesorio de temporada.) Era citado —es decir, Y es que internet está en todas partes, o,
retuiteado— sin haber producido una obra. mejor dicho, hemos metido casi todas las par-
A fin de cuentas todo lo que ponemos en Twit- tes en internet. Hemos construido nuestro
ter es el germen o la esperanza de una cita; propio Aleph: no es absoluto ni simultáneo,
presentamos al mundo nuestras palabras do- como el que vio Borges en el sótano de una
radas preentrecomilladas y presubrayadas, casa de la calle Garay, pero sí vasto y sucesi-
para que nuestros fieles o ávidos o despreve- vo y caprichoso. Y profusa y desigualmente

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La rapidez como tal podría parecer
un valor neutro —ideológica y
políticamente neutro—, pero al resistencia eran de lo más reaccionarias, y
Capital sí que le gusta y conviene que lo frívolo, útil o ingenioso que pudiera
que las cosas ocurran de prisa, que ser Twitter dependía del uso que cada quien
le diera. Ésta es una verdad muy a medias,
circulen velozmente. pues lo cierto es que cada forma de tecnolo-
gía de la comunicación —ya sea el telégrafo
accesible, como nuestros corazones. O como o Instagram— determina sus dinámicas muy
la suma de nuestros corazones. particulares de producción y consumo de la
(¿Qué cosas no pueden hallarse en inter- información. Ésta es la tesis central del céle-
net? Muchas, quizá demasiadas. No está en in- bre Comprender los medios de comunicación: las
ternet el olor de la bata que me ponía para la extensiones del ser humano, de 1964, de Mar­
clase de pintura cuando iba al kínder —pero shall McLuhan, y que Nicholas Carr retoma y
mi hijo pronto conocerá el suyo y quizá será actualiza en el libro Superficiales. ¿Qué está
el mismo—; no está el probable Cardenio de haciendo internet con nuestras mentes? de 2010.
Shakespeare; no está el dictamen definitivo No importa que la producción de contenidos
sobre quién besó a quién primero —aunque en internet no siga, por ejemplo, los mismos
bien sabemos que te aprovechaste de mis patrones de la radio, el cine y la televisión del
nervios y de mi anticlimático bostezo—; no siglo XX —centralista y guiada por grandes
están las palabras que María de Magdala su- conglomerados mediáticos—; de todas for-
surraba cuando Jesús se arrodillaba frente a mas, existen corrientes que marcan el rum-
ella; no está el registro de las últimas pala- bo y el comportamiento de los cibernautas.
bras dichas por ninguna de las cuarenta y Y cuando digo “corrientes” estoy utilizando una
cinco personas asesinadas hace más de vein- palabra vaga e imprecisa; debería decir “hábi-
te años en una pequeña iglesia en Acteal. No tos” o “energías” y debería hablar en singular.
están esas cosas, pero hay muchas otras. Sin La fuerza rectora de internet es la velocidad,
embargo, internet seguirá creciendo y qui- la posibilidad de saltar de una microexpe-
zás algún día el mapa será tan grande y mi- riencia a otra sin esfuerzo ni demora: de una
nucioso como el mundo y tendremos miedo.) noticia condensada en un tuit, a la fotografía
Con un artefacto así a nuestra disposi- de la boda de un familiar en Facebook, a un vi-
ción, la vida se ha acelerado salvajemente. Po- deo de Elvis cantando “Something” en Hawái,
demos estar permanentemente conectados a un tutorial para preparar whiskey sour, a ho-
—los unos a los otros, a nuestros centros de jear un libro en Amazon, a comprar joyería o
trabajo— y podemos consumir permanente- vitaminas en eBay, a levantar una denuncia
mente —información, entretenimiento, mer- virtual, y de vuelta a recibir reafirmación en
cancías—. No tiempo para el ocio, para el cualquier red social.
aburrimiento, para la espera. ¿Y qué problema Internet ha ampliado el campo de nuestras
hay con ello? ¿Qué pero le pongo a la abun- opciones —no sé si de nuestras posibilida-
dancia y la disponibilidad y la rapidez? des— y eso podría parecer algo bueno. Pero
Cuando me negaba a participar en Twit- ha minado nuestra paciencia. Además, hay
ter, un amigo me decía que mis razones de otro factor que no podemos soslayar: inter-

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net es una especie de espejo del mundo y este to hay que divertirse, nos recuerda el Capital,
mundo tiene dueños. La rapidez como tal po- no sólo de mandar correos vive el hombre:
dría parecer un valor neutro —ideológica y escucha música, fotografía tu comida, admi-
políticamente neutro—, pero al Capital sí que ra el bronceado de tus amigos en la playa,
le gusta y conviene que las cosas ocurran de anúnciate en el mercado emocional. Muéve-
prisa, que circulen velozmente, que seamos te rápido —nos dice el Capital, hablándonos
eficientes y competitivos, emprendedores y de tú, con cálida confianza—, no rompas co-
proactivos. Y lo que más le gusta al Capital es sas, el futuro es ahora. Todo es ahora.
que produzcamos permanentemente. Por eso Los intervalos, los tiempos muertos han
pone a nuestra disposición relucientes dis- sido abolidos, es decir, despreciados. Hoy en
positivos mediante los cuales podemos estar día, esperar es el verdadero castigo; demo-
permanentemente conectados y revisar nues- rarse, la verdadera culpa. La abundante dis-
tros estados de cuenta y hacer transferencias ponibilidad de internet y la voracidad del sis-
bancarias, cuadricular nuestras agendas, me- tema económico que nos rige han propiciado
dir nuestra presión arterial o nuestros niveles que vivamos en un presente hipertrofiado, ti-
de estrés, responder mensajes del jefe a las ránico, que no deja espacio para nada que no
once de la noche, conocer el estado del tiem- pueda ocurrir ahora mismo, ni siquiera para
po con indumentaria anticipación, vencer al el mañana —éste ya llegó, ya está aquí, ya
tráfico para llegar a tiempo a la junta, anun- vamos tarde—. En un presente así de satu-
ciarnos en el mercado laboral. Y por supues- rado, es inevitable diluirse.

Georg Waldmüller, La espera, 1860

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And yet, and yet… La banda Timbiriche se en- claro, con una infraestructura muy estable.
cuentra de gira por la celebración de su tri- Si tuvieran un lema no sería “el mañana em-
gésimo quinto aniversario. Creada en 1982 pieza aquí”, sino “el ayer está aquí”, el medie-
como un grupo infantil, han vivido ya dos valísimo non nova, sed nove: nada nuevo, sino
reencuentros previos a éste, en 1998 y 2007, de nuevo.
rompiendo en cada caso récords de audiencia Timbiriche no es, en absoluto, el único gru-
en foros nacionales e internacionales. Para la po que ha sacado rédito a la industria de la
cultura pop mexicana, Timbiriche es el estí- nostalgia. Es un ejemplo notable, pero sólo
mulo pavloviano por excelencia: a fuerza de uno entre muchos. Lo cierto es que si algo ha
repetición, hemos aprendido a emocionarnos marcado la cultura pop en lo que va del siglo
con sus canciones. Los integrantes originales XXI es el espíritu retro: regresos, reencuen-
de la banda rondan los cincuenta años de edad tros, giras por aniversarios, discos tributo,
y, sin embargo, ante las cámaras, siguen con- colaboraciones y otras formas de reciclaje.
jurando la ilusión de la juventud y la frescu- Y esta tendencia a la resurrección no se ha li-
ra. Incluso se mueven velozmente, aunque, mitado al espectro más comercial y plastifi-

Bansky, mural en Bristol, Inglaterra

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cado de la música. Sí, en México hemos teni- técnica de repetición anulan el intervalo tem-
do las reincidencias de Mercurio, Magneto, poral, que es el responsable del olvido. Hacen
Flans, OV7, Kabah y creo que de todos juntos. que el pasado esté disponible al momento.
En el plano internacional, se dieron los reen- Nada debe impedir el acceso instantáneo”. Y
cuentros de los New Kids on the Block, Take Borges, en una conferencia que dictó el 23 de
That o las Spice Girls. Pero también regresa- junio de 1978, dijo que “nosotros estamos he-
ron Led Zeppelin, The Police, Black Sabbath chos, en buena parte, de nuestra memoria.
y Blur. Incluso David Gilmour y Roger Waters Esa memoria está hecha, en buena parte, de
volvieron a tocar juntos “Comfortably Numb” olvido”.
y “Wish You Were Here”. Uno podrá preferir La inmediatez de la tecnología anula el ol-
a unos o a otros, pero en todos los casos el vido, pero el olvido es parte de nuestra me-
impulso es el mismo: tratar de regresar a un moria y somos nuestra memoria. La veloci-
tiempo pasado que, si bien no fue absoluta- dad y la intensidad del presente nos impiden
mente mejor, al menos parecía más sólido: regresar a Ítaca, nos engañan, nos dicen que
teníamos más cabello, dormíamos mejor, la nunca nos hemos ido. O más aún: nos dicen
gastritis no era nuestra prefecta, el estrés no que no es necesario regresar, porque Ítaca está
nos hacía trizas, tolerábamos el aburrimiento. en todas partes. Pero no lo está y nosotros sí
Sin embargo, no es éste el ánimo que ha nos fuimos, todo el tiempo nos estamos yen-
dominado la cultura pop de los últimos años. do, y a la vez estamos atrapados en una ver-
Más que nostalgia, percibo cansancio, lan- tiginosa permanencia, contestando correos,
guidez. Quizá la exaltación finisecular de los escribiendo cosas en Twitter, viendo series,
noventa nos dejó exhaustos, ávidos no de no- llenando tablas de Excel, viendo videos de gen-
vedad y apocalipsis, sino, al revés, de un re- te que se cae en YouTube, en un presente tan
posado regreso a los orígenes, aunque éstos lleno de sí mismo que alcanza a tener nostal-
fueran falsos o inocuos o demasiado recien- gia de sí mismo.
tes. Eterno retorno, inmediato. Hace un par de semanas me asaltaron unos
Supongo que eso es lo que pasa: tenemos chicos en la calle. Me quitaron la cartera, la
la nostalgia que nos merecemos, deslavada y mochila, el teléfono y los lentes. En la mochi-
cortoplacista. La saturación del presente no la llevaba, entre otras cosas, una libreta con
deja espacio para otro tipo de añoranza, más notas y libros que estaba leyendo y releyendo
honda y verdadera. Más irreparable. Podemos para la escritura de este texto. Jamás podré
darnos el lujo de extrañar nuestra niñez a tra- recuperar esas notas y esos subrayados. En el
vés de Timbiriche no sólo o no tanto porque teléfono celular había fotografías y documen-
estén ahí otra vez, con sus trajes de arlequines tos que aún conservo pues estaban respalda-
intergalácticos sobre el escenario, sino por- dos en la nube. No sé qué me da más horror y
que siempre podremos regresar al momento tristeza: lo que perdí para siempre o lo que
exacto de nuestra canción favorita en nues- ya nunca más podré perder.
tro teléfono celular inteligente. Dice Byung-
Chul Han en El aroma del tiempo: “Las memo-
rias electrónicas o cualquier otra posibilidad

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